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Traducción de GORDON BROTHERSTON

TERESA ORTEGA G UERRERO


Y M ONlCA UTRILlA

La América indígena
en su literatura:
los libros del Cuarto Mundo
Palabras liminares de
MIGUEL LEÓN-P ORTILLA..

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
Primera edición en inglés, 1992
Primera edición en español, 1997

~d+- ' ¡O'¿


Para
ANA GALLEGOS

Se prohibe la reproducción total o parcial de esta obra


-incluido e! diseño tipográfico y de ponada-,
sea cual fuere e! medio , electrónico o mecánico ,
sin e! consentimiento por escrito de! editor.

Titulo original:
Book 01 the Fourth World: Reading the Native Americas
Through Their üterature
1992 , Cambridge University Press
<1:>
Publicado por Press Syndicate of the University of Cambridge
40 West 20th Street, Nueva York; NY 10011 EUA
ISBN 0-521-30760-0 empastado

D. R. <1:> 1997, FONDO DE CULTURA ECONOMICA


Caqetera Picacho-Ajusco , 227; 14200 México, D. F.

ISBN 968-16-4902-8
Impreso en México
584 íNDICE ANALÍTICO

Zorrilla de San Martín, José: 496 zuñi, Zuñi: 11,46, 47, 48,67,133, 311-312,
zorro: 11,56, 336-337,394,429 349, 415,416-417,418-419,448,479
Zouche, Códice: 145, 159 zupay: 409 , 491
ZUidema, Tom: 71 , 450, 451 , 482 zurdo: 109, 403 , lám. lb
Zumárraga, juan de: 216, 494 zutuhil: 38 ÍNDICE GENERAL
Zumpango . Véase Tzompanco Zuyuathan: 193-194, 402-407 , 426,483

Palabras liminares, por Miguel León-Portilla 9


Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 15

Prólogo:
América como el Cuarto Mundo
[211

Primera Parte
T EXT O

1. Procedencia . . . . 31
Zona circuncaribe. 31
Mesoamérica . . . 36
Gran México e Isla Tortuga . 44
Tahuantinsuyu . . . . . . . 54
Más allá de Tahuantinsuyu . 62
II . El lenguaje y sus modalidades 69
Escritura y texto 69
"Tlacuilolli". . . 81
"Teoamoxtli" . . 93
Jeroglíficos mayas. 109
El caso del "quipu" . 113
lll . Configuraciones del espacio. 119
Mapas . . . . 119
125
El quincunce
132
Cuadrantes .
IV Configuraciones del tiempo . 141
Cuentas de años 141
155
La Era . . . . .
La correlación . 168

585
586 fNDICE GENERAL 587
INDlCE GENERAL

Segunda Parte XI. La epopeya . . . . . . . . . . . . . 335


LA MEMORIA POLfTICA Los héroes y la búsqueda visionaria 335
Quetzalcóatl . . . . . . . . . . . . 340
V Petén . .. . . . . . . 173 El maíz prospera, el viajero avanza . 347
La perspectiva general 173 El viaje norteño en trance . . . . 352
Ciudades de palabras. 176 Cómo empieza el tiempo humano 357
"U kahlay katunob" . 188 XII. El cosmos americano . . . . 366
Una herencia cifrada 194 Convergencia en Quiché 366
VI. Tallan . . . . 204 Escala cronológica . 373
Habilidad tolteca . . 204 El jardín del planeta . . 379
La Tula del Mezquital. 210
Huey Tollan . . . . 214
VII. Isla Tortuga . . . . . . 228 Cuarta Parte
Historia y prehistoria. 228 EN EL LENGUAJE DE AMÉRICA
Apalachia. . . . . . 230
La pipa siouana y sus horizontes. 236 XIII . El proceso de traducción 387
Migraciones norteñas . . . . 244 Fuente y perspectiva . 387
VIII . Tahuantinsuyu . .. . 250 Esopo en azteca . . . . 394
Ubicación del poderío inca. 250 Tawaddud y el ingenio maya . 400
Pasto cercado . . . . . ' . . . 253 Un inca fáustico . . . . . . 407
Pastores y rebaños . . . . . 256 La Cenicienta entre Mapuche y Zuñi . 414
El proscrito de Ollantaytambo 262
Epílogo: el palimpsesto americano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 423

Tercera Parte
GÉNESIS MATERIAL DE REFERENCIA

IX. "Popol vuh". . . . . . . . . . . . . 275 Abreviaturas. 437


Relato y estructura . . . . . . . . 275 439
Glosario.
La gente de lodo y la gente de palo. 281
Siete Loro y familia. 285 Notas . . 443
Hacia Xibalbá. . . . . . . . . . .. 290 Prólogo. 443
La gente de maíz . . . . . . . 300 l. Procedencia. 444
X. Las edades del mundo y la metamorfosis 303 Il. El lenguaje y sus modalidades 451
Los Soles de Mesoamérica 303 IlI. Configuraciones del espacio 460
Sipapuni 311 IV Configuraciones del tiempo 463
El ascenso andino .. 316 V Petén . .. . 468
El diluvio y el árbol del alimento . 323 VI. Tollan . 470
VII . Isla Tortuga . 471
588 INDlCE GENERAL

VIII. Tahuantinsuyu . . . . . . . . . . . . . 474


IX. "Popal vuh". . . . . . . 476
X. Las edades del mundo y la metamorfosis. 478
XI. La epopeya .. .. .. . 482
XII . El cosmos americano .. . . . . . . 485
XIII . El proceso de traducción . . . . . . 487
Epílogo : el palimpsesto americano. 493
Bibliografía . . . . . 499 Este libro se terminó de imprimir y encua-
Textos indígenas 499 dernar en el mes de mayo de 1997 en Im-
Fuentes secundarias 510 presora y Encuadernadora Progreso , s. A.
de C. V. (JEPSA), Calzode San Lorenzo , 244;
Créditos . . . . 559 09830 México , D. F. En su composición,
parada en el Taller de Composición del FCE,
tndice analítico 561 se utilizaron tipos Berkeley Book de 11: 13
Y 9: 11 puntos . La edición , de 2 000 ejem-
plares, estuvo al cuidado de D¡ana Luz
Sánchez Flores.
302
GtNESIS

Por último, al propo~er un modo de vida defendido hoy por los quichés
(por ejemplo, en las lucIdas palabras de Rigoberta Menchú), el Popol vuh
SIrve como carta magna de esa nación y, más en general, de la sociedad h
mana . Más aún, y viniendo muy al punto en esta etapa de la historia plan~~ X. LAS EDADES DEL MUNDO y LA METAMORFOSIS
tana, argumenta esto no por lograr una mezquina ventaia humana SI' no .
d h dI ' : J , Invo-
can o y ,aman o as ,espeCIes. y las fuerzas vitales que han llenado su
cosmogo ma : Atando el ultImo hIlo al participar en la búsqueda del maíz en Los SOLES DE MESO AMÉRICA
PaxIl , los ammales modIfICan su defensa unilateral de la selva, reservándose
un lugar para sí mIsmos en un mundo cultivado .14 Al plantear el esquema de las edades del mundo y al narrar la intrincada
historia de cataclismos, metamorfosis y búsqueda épica, el Popol vuh no tie-
ne rival como punto de referencia para las cosmogonías por todo el Cuarto
Mundo. Para empezar, en Mesoamérica corrobora la historia de los "Soles"
cósmicos, o edades del mundo, característica de esa zona, y conserva episo-
dios que están ausentes u oscuros en textos alfabéticos comparables del si-
glo XVI en las lenguas maya y náhuatl. Como éstos, se basa en la rica icono-
grafía de inscripciones antiguas y códices, anticipándose a las creencias que
hoy defienden los sobrevivientes de tiempos precortesianos.
En primer lugar, el Popol vuh corre paralelo a los textos que brotan de la
misma fuente de las tierras altas mayas -muy de cerca en el caso de otros
titulos quichés, como el de Totonicapán, y textos de los vecinos kekchi y
cakchiqueles-. Las r erencias hechas por Las Casas a las catástrofes de los
muñecos de palo y a la epopeya de los Gemelos se anticipan a versiones más
completas de la cosmogonía kekchi escritas en este siglo , que siguen e ilu-
minan la historia del Popol vuh.I Aunque en forma muy abreviada, los Anales
de los cakchiqueles aluden a la misma narración fundadora, empezando por
la fracasada creación de los primeros hombres "a partir del lodo"; y al hacer-
lo, confirman cómo el precedente cósmico convalida las reclamaciones terri-
toriales, de acuerdo con el argumento que en el Popol vuh presenta a los vol-
canes levantados por Cipacná como guardianes de los quichés. Las aguas
primordiales en que habita Serpiente Quetzal al principio mismo de la his-
toria son defirlidas más estrechamente como el lago Atitlan; al mismo tiem-
po , como fuerza vital primigenia, Serpiente Quetzal adquiere el aspecto más
amenazador de los monstruosos reptiles que, en otra parte, se dice que ha-
bitan en ciertos lagos de las tierras altas, como Guatavita y Lacar. De manera
similar, el infierno de Xibalbá, cuyas muestras son aquí los metales pre-
ciosos, las piedras y la obsidiana del inframundo, es situado por los cakchi-
queles en un esquema direccional de cuatro partes, que lo coloca no sólo
debajo , sino también en la vertiente del Pacífico, donde en realidad abun-
dan los testimonios arqueológicos, en sitios como Cozumalhuapa2 e Izapa,
303
304
GÉNESIS
lAS EDADES DEL MUNDO y lA METAMORFOSIS 30S

del juego de pelota que obsesionó a los Señores Uno y Siete Muerte. (A lo creación e incluyen las primeras razas de piedra y de madera, el gran ltzam-ná
lar?o ~e la historia, los cakchiqueles siempre han intervenido más que los y otros saurios de huesos gigantescos, los portadores de hachas (batab) y las
qUlches en esta parte meridional de Guatemala.) Paxil, en los Cuchumata- Pléyades, guacamaya, el pájaro de fuego, y Chuen e! mono. 4 Co~o el relato
nes, aparece una y otra vez como el lugar de donde se acarrea el maíz.
del Popal vuh sobre el sueño de la niñez de los Gemelos y e! Mu Ikala de los
Los mayas de las tierras altas que viven en Chiapas al otro lado de la mo- cuna, e! Ritual de los bacabes construye una realidad interna y externa, un
derna frontera con México, los tzotziles y los tzeltales, conservan una cos- proceso cósmico concentrado en e! mero cuerpo del paciente: sus vértebras,
mogonía que recientemente se ha vuelto centro de gran interés político Y entrañas y sentidos .
cultural, y que ofrece otro ángulo al esquema de las edades del mundo y de
En el aspecto estructural , el Popal vuh encuentra su equivalente más signi-
los cataclIsmos concomItantes en el Popal vuh. Muy sensibles a las cambian- ficativo no tanto en la Mesoamérica de habla maya, sino en inscripciones,
tes condiciones a lo largo de los cuatro siglos que hoy nos separan de! Popal códices y textos alfabéticos de México, hacia el oeste. Puede encontrarse
vuh, los textos de ambos grupos reconocen el impacto de la invasión euro- una importante analogía en la Piedra de! Sol de Tenochtitlan, enorme disco
pea y de la ~evolución mexicana de 1910. Al mismo tiempo, insisten en de piedra cuyo quincunce conmemora los cuatro Soles o edades de! mundo,
DiluVIO y EclIpse como la pareja primigenia de desastres, afirmando la dis- inherentes a la actual quinta edad (figura X.2). Este texto, aunque producto
tinción del Popal vuh entre la gente de lodo y la de palo. y se adhieren con
de una comunidad náhuatl y no quiché, observa las mismas convenciones del
notable tenacidad a la lección moral sacada por el Popal vuh del desastre del tonalámatl que e! Popal vuh, y construye una cosmogonía con los mismos
Echpse: aquí, en la revuelta interna que marca e! fin de los muñecos de
medios. Los paralelos entre estos dos textos, rara vez notados, nos permiten
palo, los utensilios caseros, aburridos de ser explotados, contraatacan, mor-
establecer un firme término de referencia para Mesoamérica, contra e! cual
diendo con sus propios dientes 3 De manera similar, confirman el nexo que
pueda evaluarse más sutilmente la variación local.
hay entre los Cuatrocientos constructores de casas y los Geme!os como des-
La gran Piedra de! Sol, que en un tiempo fuera objeto de culto en el tem-
montadores de la milpa , poniendo de relieve el instrumento que usan en
plo principal de Tenochtitlan, une en una sola declaración varios conjuntos
común : el hacha que destruye la selva y sus moradores . Asimismo, hacien-
bien definidos de datos descubiertos por separado en relieves aztecas meno-
do que estos árboles derribados vuelvan a levantarse por la noche, esas cria-
res; su riqueza de signos, compleja numeración e ingeniosa estructura de
turas ruegan que se salven los bosques: mensaje de pertinencia inmediata círculos concéntricos y de niveles sobrepuestos hacen que sea difícil descri-
en el Chiapas de hoy. Desde el oeste, esos textos de Chiapas también seña-
lan a Paxil como fuente del maíz. birla en prosa y, en todo caso, varios elementos siguen siendo enigmátic~s .
Es evidente que esa cosmogonía aporta su enfoque literal. Del centro mIS-
En cuanto a los mayas de las tierras bajas de Yucatán , su tradición a pesar
mo del disco surge la faz de la tierra, e! dios Tlaltecutli, cuyas manos con ojos
de dIferencIas calendáricas entre tun y año solar, ofrece una nueva contra-
y garras a cada lado recuerdan el implacable poderío telúricoS tam~ién mos-
parte al Popal vuh en otra historia de cuatro edades que terminan en cataclis-
trado en la obsesionante estatua de su equivalente hembra, Coathcue, con
mos y que siguen siendo inherentes a la actualidad, dándole forma y sentido. su cabeza de reptiles gemelos. Físicamente , esta tierra que surge está enmar-
El epIsodIO de Ah Muzen Cab, en los Libros de Chilam Balam ofrece una
cada por el quincunce que representa e! nombre de la actual ~ra, ~uatro
fiel correspondencia numérica con la historia de Siete Loro , y la'epopeya de
Ollin, enmarcada a su vez por un anillo que comprende los VeInte SIgnos;
la cammata solar y el descenso a Xibalbá (Metnal), narrada en el códice ce-
su primer año, 13 Caña, aparece directamente arriba, en el borde externo
~á~ico del periodo Clásico y rehecho en e! Chumayel (véase capítulo XI : que consiste en dos serpientes-nubes, de las cuales surgen las cabezas ~e
Como empieza el tIempo humano"), aún media entre el cosmos y la histo-
Xiuhtecutli y de Tonatiuh, e! Fuego y el Sol, la misma pareja que en e! .mls-
na . Profundizando más en el tiempo, el Ritual de los bacabes relaciona la cos-
mo contexto cósmico se enfrenta entre sí en la pintura huichola La matnz del
mogonía del Popal vuh con la formación y la salud del cuerpo humano, fun-
mundo. Situados dentro del Signo Ollin, de modo que en realidad constitu-
damentando la retórica del médico brujo en la lucha contra, por ejemplo, el
yen sus cuatro br~zos, están otros cuatro Signos: Agua (IX) Jaguar (XIV),
contagIO del mframundo, o el deseo sexual afásico. Las fuerzas que hay que
Lluvia (XIX) y Viento (ll) . Cada uno de ellos, también califica,dos por e!
aplacar o InVocar pidiéndoles ayuda se remontan a la primera edad de' la
número 4, tienen 'símbolos acompañantes, los más notables de los cuales
306
GtNESIS
LAS EDADES DEL MUNDO Y LA METAMORFOSIS 307

parcieron las piedrezuelas que vemos; que hirvió el te~ontli (piedra liviana,

I llena de agujeritos); y que entonces se enroscaron los peñascos que están enro-
jecidos.
El cuarto sol, signo del 4 ecatl, es Ecatonatiuh (sol del viento) . En éste todo se
lo llevó el viento; todos se volvieron monos; y fue a esparcir por los bosques a
a b los moradores monos.
c El quinto sol, signo del 4 ollin (movimiento) , se dice Olintonatiuh (sol del
movimiento), porque se movió, caminando. Según dejaron dicho los viejos, en
~'G;~ éste habrá terremotos y hambre general, con que hemos de perecer.

d Al transcribir la Piedra del Sol este pasaje náhuatl, aunque sea breve, se-
FIGU~ :,1.
Coixtlahuaca (coa-serpiente, ix-estrella, -tlahuaca- llano): a) Mapa de C '
t a uaca; b) Lienzo de Coixtlahuaca 1; c) Lienzo de Ihuitlan; d) Mendoza,f 43, OLX-
ñala el significado y la interconexión de los cuatro Signos inherentes al ac-
tual quinto Sol, transcribiendo así los símbolos acompañantes del eclipse
y del viento . Por ello, en los Soles primero y tercero, con su corriente (agua) y
~on el cuchillo
de Pedernal, con Cuatro Jaguar, y el ventarrón que brota de sus erupciones volcánicas (lluvia de fuego) , puede leerse un mensaje geoló-
a coro~a Impenal al lado de Cuatro Viento (los otros dos Si nos están gico que conduce al terremoto de aUin . Entrelazada con esto se encuentra
acampanados por los días de tanalámatl 7 Mono y 1 lluvia), g la preocupación biológica por las especies y la metamorfosis en peces y mo-
Incr~~ado , como está, en el tiempo actual y en el preciso Signo allin nos en los Soles primero y cuarto; y el Jaguar del segundo Sol, con su cuchi-
este cua :uple conjunto de Números y Signos traza una historia cósmica ' llo de pedernal al lado, evoca el bestial descuartizamiento de personas (te-
q~e tambIén puede leerse en prosa en los Anales de Cuauhtitlan, la fuent~ cualaya) ocurrido durante el eclipse solar y el reino de las tinieblas.
nahuatl, antes ~Itada para establecer el nombre de la Era como Cuatro alIin Sobre esta base, toda la doctrina mexicana de los Soles se puede compa-
y su pnmer ano como 13 Caña , Motivado por la fundación de la Tula deÍ rar en forma sistemática con la presentada en el Papol vuh. Ante todo, en-
Me~q~Ital en el sIglo VIII d ,c., el relato de Cuauhtitlan se remonta al comien contramos la pauta de cuatro Soles o edades, como tales, que intrincada-
zof' ~da propia ~ra, ColOCándolo en la historia más general de cuatro Sole~ mente forma parte de la época actual y cuyos extremos coinciden con las
d e lOI os respectIvamente por su . humillaciones recordadas por los antepasados de maíz quichés. Las destruc-
a los de la p ' d d 1 S 1 s SIgnos, que punto por punto corresponden
d M" le ra e o con sus catástrofes finales. Procedente de la cuenca ciones, celestialmente causadas, de la gente de lodo y la de palo quedan co-
.e eXlco como la Piedra del Sol , este texto revela el mismo a udo sen- dificadas de manera sucinta como Diluvio y Eclipse . La metamorfosis de la
tIdo del pasado de esta tierra y de su precariedad (f. 2): g primera en peces, bajo el signo Agua, es aquí muy explícita; en la segunda
encontramos idénticos detalles en los jaguares destrozadores de carne, que
~Io¡~mer s~1 que ,al principio hubo, signo del 4 all (agua), se llama Atonatiuh descienden del cielo ennegrecido. Y la rigidez de los muñecos de palo es si-
l e agua . En este sucedió que todo se lo llevó el agua , todo desapareció' y milar a aquella que impide a los "gigantes" de esta época volver a levantarse
as gentes se volVIeron peces. ' una vez caídos.
nat~~e(gu?~ol sol que hub~ y era signo del 4 ocelcil (jaguar), se llama Oceloto- Bajo el Signo de Lluvia, la lluvia de fuego que cayó sobre la tierra es, sin
caminab:ode ~j~~~ar). E~el;,ucedló que se hundió el cielo; entonces el sol no duda, de origen volcánico y terrestre y, por tanto, apela a la misma lógica
. es me !O la y luego se oscurecía; y cuando se oscureció las sísmica que imbuye todo el episodio de Siete Lorq en el Popal vuh, en las
es
::Inutt e,ran co~mdas. En este sol vivían gigantes: dejaron dicho los viejos qu~ su personas de sus dos hijos Cipacná y Dos Pierna que, de la noche a la ma-
aClOn era no se caIga usted" p I
' arque e que se caía, se caía para siempre
El tercer so l que hubo signo del ñana, crean montañas y las derriban de nuevo . Por último, en el cuarto Sol
4 . h' 1(ll ) .
(sol de II ' ) E I 1 ., qUlya Ult uvia, se dice Quiyauhtonatiuh que termina por medio del poder del Viento, encontramos la analogía de los
eso ardie~:. 'y ~i~e~u~u:u:~d:~ 1~:i~~~~óp~~~~~z~Oe~:~, I~S q:~r:~~~~~e;~: ~~~ Gemelos, que triunfaron 'sobre el inframundo, cuyo equivalente náhuatl es
el Quetzalcóatl llamado Nueve Viento y cuya persona o máscara es el Signo
308 GÉNESIS LAS EDADES DEL MUNDO Y LA METAMORFOSIS 309

Viento. La función política de esta deidad Viento como patrón y hacedor la segunda época, la lluvia de fuego de la tercera, y la epopeya de la cuarta,
de reyes, de la que hay testimonio en los Anales de Tepexic y en la Relación de en que participa Quetzalcóatl, equivalente náhuatl de los Gemelos.
Cholula, es aludida en el símbolo que acompaña al Sol Viento en la Piedra En el aspecto visual, esta congruencia se refleja en el propio diseño del
del Sol, a saber, la corona imperial de la que surge una ráfaga de viento. Quie- quincunce, compartido por mapas clásicos como el Mapa de Coixtlahuaca,
nes se metamorfosearon en monos durante este Sol recuerdan desde luego , cuyos topónimos, posición por posición pueden interpretarse al nivel más
directamente, a los hermanos mayores de los Gemelos, quienes a su vez fue- profundo como imágenes de las edades del mundo: Mictlantongo, con su di-
ron a los bosques a unirse con los muñecos supervivientes. luvio y su pez-corazón, Teotlillan con su eclipse y navajas tzitzimine, Nexapa
Establecer estos paralelos entre la Piedra del Sol y el Popal vuh, es corro- con su lluvia volcánica y su saurio vencido , Tepexic y su viento aullador, y
borar la interpretación hecha de este último en la cuestión de las cuatro crea- la tierra central de Coixtlahuaca (figura X.l ,2) . Sobre esta base se puede ha-
ciones recordadas por la gente de maíz al comienzo de esta Era . Transcrita cer una interpretación similar de los mismos topónimos y semejantes de los
en los Anales de Cuauhtitlan , esta versión mexicana de los cuatro Soles equi- otros teoamoxtli de Papaloapan, Cuicatlan y Laud, especialmente las dos pági-
vale a un resumen esquemátic0 6 de la extensa historia narrada en el Popal nas finales de este último, que muestran un icono de Tláloc uniendo las aguas
vuh de cómo, a instancias de las deidades, los Gemelos allanaron el camino de arriba y de abajo, y las divinas tinieblas de Teotlillan apareciendo en la
a la humanidad moderna. Subrayando las catástrofes que identifican a los lucha entre el Sol y la Muerte, que corresponde eminentemente al par de ca-
Soles, el relato náhuatl no dedica mucho espacio para seguir el relato del tástrofes, efectuadas por el cielo, de Diluvio y Eclipse (véase lámina 4a, cua-
Popal vuh sobre el ingenio y la inteligencia humanos, ni para plantear, como dro 1ll.3g). Estos ejemplos de topónimos de los teoamoxtli que pueden leerse
un logro, el surgimiento de la humanidad . Tampoco encontramos la intrin- en los niveles cósmico y político siguen la lógica establecida en el Popal vuh
cada estructuración del Popal vuh, más allá del principio básico de plantear cuando Cipacná eleva las mojoneras del Quiché .
esta quinta edad como la consumación de las otras cuatro . Sin embargo, que- Dentro de la misma tradición icónica, otras páginas y capítulos exigen
da implícita una perspectiva evolucionaria similar, aunque sólo sea por la comparación con el esquema Piedra del Sol-Popal vuh, el más accesible de
mención de la geología y la metamorfosis de las especies. los cuales es el capítulo primero del Ríos, con sus prolijas glosas italianas.
Como sucinta declaración visual glosada por el texto de Cuauhtitlan, la El capítulo del Ríos, copia ulterior hecha en papel europeo, ha sufrido una
Piedra del Sol ofrece resolver las discrepancias que existen entre ella y otras cierta dislocación formal ; por ejemplo, es evidente que el orden de lectura
transcripciones nahuas y españolas del siglo XVI, donde varía la secuencia de de izquierda a derecha exigido por las glosas alfabéticas va en contra del
los Soles, aun cuando sus identidades particulares sigan siendo reconocible- texto original en escritura icónica. Además, su relato de los Soles está inserto
mente las mismas. Fuentes como la Leyenda de los Soles, el Manuscrito de las en una discusión cuyo tema básico es el desarrollo de los cereales que cul-
Pinturas y la Histoyre du Mechique pueden verse como interpretaciones va- minó en el maíz, por lo cual el problema del orden de lectura se complica al
riadas de un mapa cósmico o de un diseño similar a la Piedra del Sol (por haber más de un nivel de lectura, como en los teoamoxtli. No obstante, aún
ejemplo, la Leyenda puede leerse en sentido contrario a las manecillas del podemos ver imágenes sucesivas del Diluvio y de quienes se transformaron
reloj partiendo de la derecha : Cuatro Jaguar, Cuatro Viento , Cuatro Lluvia , en peces (tlacamichin), los gigantes caídos Qunto con una nota muy sugesti-
Cuatro Agua y Cuatro allin, y confirma en Cuatro Lluvia el nexo existente va del interés indígena en el testimonio fósil de tales criaturas)7 (lámina
entre el volcán y las aves) . Sea como fuere, como lo hemos visto en el Popal 17a), la lluvia volcánica de fuego que cae sobre cuerpos de reptiles entre los
vuh, las cuatro edades no se siguen simplemente unas a otras en sucesión cuales vuelan aves, brillantes como Siete Loro, y quienes se convirtieron en
lineal. Sobre la base de la información dada, por ejemplo, acerca de la vida monos, impulsados por las ráfagas de Sol Viento (se ha invertido el orden
de los Gemelos, sería muy posible redisponer la secuencia si se deseara ha- de estos dos últimos) . Finalmente, esta concordancia nos alienta a observar
cer un énfasis temático diferente. Por tanto, la recurrencia de la pauta de la secuencia comparable de cuatro o cinco Soles, inserta en el capítulo inicial
cuatro Soles mostrada en la Piedra del Sol apoya con claridad la idea de ella de los teoamoxtli del grupo Borgia, especialmente porque el propio Borgia
como paradigma; el detalle propio de cada época sigue siendo muy cohe- incluye la imagen de Loro llevando un brazo humano, arrancado como el de
rente. La Histoyre enfoca los muñecos gigantescos y los jaguares asesinos de Jaguar Venado en el tercer Sol (figura IX.3).
310
GIONESIS
LAS EDADES DEL MUNDO Y LA METAMORFOSIS 311

SIPAPUNI

.ID'éllJ'I.,uU·, "lugar de nacimiento" en hopi , ofrece un punto focal para los he-
........'... rr'" de Anasazi; es decir, los propios hopi, los zuñi Y los otros indios
así como los navajo y apaches atapascos 9 Antes de sus actas de
IUlIU"'-"'''·' los antepasados de estos pueblos treparon por Sipapuni (o su

lingüístico), dejando atrás un conjunto de inframundos. Carac-


terfsticamente , estos mundos corresponden a conjuntos de estratos y de mi-
nerales, pisos de un edificio, numerados de arriba abajo (rasgo de la arqui-
tectura doméstica de Anasazi), árboles, aves y colores. También se les asigna
a diferentes razas que luchan contra formas de vida rivales y que son abru-
madas por cataclismos de agua , fuego y viento . Una vez más encontramos el
terremoto como factor geológico en la lucha particular con monstruos gi-
gantescos que, una vez muertos, dejan su sangre como lava y sus miembros
como formaciones de roca volcánica.10 Los dioses que presencian y los héroes
que participan en esta historia incluyen el sol, los pájaros del trueno, el
rayo, que deja el aire cortante con ozono , la abuela y los astutos Gemelos.
Las diversas versiones locales de esta historia se hacen eco una a otra cons-
FIGURA X 2 Las dad d tantemente, y sin embargo no puede elaborarse un solo esquema en que
. e es el mundo: Cuatro A d'l '
tlan); Cuatro jaguar eclipse co l gua, 1 UVIO, con peces-corazón (rlo de Mic- quepan los detalles más finos de todas ellas, ni siquiera en la cuestión arit-
(r,eot1'11 " n so en campo ro ' d
1 an); Cuatro Lluvia lluvia d ji ?O e sangre y cuchillos de pedernal mética de cuántos mundos preceden o son inherentes a la actualidad . El
Viento, huracán, con vOlu;as de vieentouefo, cton~emza volcánica (rlo de Nexapa); Cuatro Utulo mismo del relato de Courlander es The Fourth World of the Hopis; y el
Juer e \1 epeXlC) Pied d l S l Book of the Hopi, de Waters, también habla del mundo actual como el cuarto,
momentos correspondientes d 1M d .. ra e o (centro), con los
e apa e COlxtlahuaca (alrededor). aprovechando su resonancia con el concepto geográfico cuartomundista;
En todo esto, la Piedra del Sol de Ji . en los murales pintados en las kivas hopi, Sipapuni, adornado con terrazas
chés se complementan mutuament ~n~~htltlan y el Popol vuh de los qui- de nubes, tiene cuatro lados. Por otra parte, en la minuciosa transcripción
mesoamericana, la cual tiene su e, a al.lrma~ la forma de la coSmogonía hecha por Tedlock del "Comienzo" zuñi, que en todos aspectos se adhiere
s ralces Iteranas 1 I'b
nos, a barca las principales lengu di ', en os I ros precortesia- absolutamente a la génesis de sus cercanos vecinos y aliados los hopis, lee-
8 as e a regIOn 'h I
guano- y sigue siendo elemento ' . . -na uat, maya, otoman- mos que tras el gran surgimiento "algunas de las gentes aún vivían en la
pueblos indígenas de hoy A hPOlrtICO Importante en las vidas de los cuarta habitación de abajo", 11 es decir, eran aritméticamente anteriores
. . provec ando los re d
pro d UClr una ingeniosa declaración visu Id ' cursos e su escritura para al actual -y quinto- mundo. y cinco es también el total de los mundos
del Sol en realidad muestra cóm . 1 a ,e cmco Soles en uno, la Piedra navajo .
. h o llIve es mas profu d d .
ser m erentes a la actualidad (las cu . .n os e tIempo pueden Dado que el surgimiento es una analogía explícita con el nacimiento
gente de maíz) y emplea n ' a.tro humIllacIOnes recordadas por la humano, que invierte el descenso a partir de la matriz, Sipapuni recuerda
sólo su historia sino tamb¡·éunmeros . y SIgnos del tonalámatl para sugerir no fácilmente la epopeya femenina del Popol vuh y la llegada de Mujer Sangre
, sus rItmos y [; 1 .
como el Popol vuh. ases en e tIempo: una vez más, ascendiendo de Xibalbá, "allá abajo". A su vez, sus retoños, los Gemelos,
tienen unos equivalentes exactos quienes, siendo también jugadores com-
pulsivos, abren un sendero hacia el mundo superior, proveyendo una esca-
EL COSMOS AMERICANO 367

biología se conjuntan perfectamente en las figuras de Cipacná y de Dos


Pierna, al mismo tiempo saurios gigantescos y la roca que da testimonio de
XII. EL COSMOS AMERICANO ellos, Esta misma conexión se establece en el primer capítulo del Ríos, que
de manera explícita menciona los huesos fosilizados de gigantes desapare-
cidos, debidamente llevados y mostrados en el siglo XVI, a españoles que no
CONVERGENCIA EN QUICHf
los comprendieron, como prueba de la cosmogonía allí descrita, Este mismo
relato puede oírse en los Andes sudamericanos, entre los chibchas, los que-
A través de los episodios y las etapas de su cosm ' ' chuas y los mapuches: compartiendo una curiosidad general por esas con-
Je vanos hilos epistemológicos ide t'f' bl dogoma, el Popol vuh entrete- chas de mar descubiertas a 4500 metros de altura, estos últimos también
" l' , n l!Ca e ca a uno en m t ' d
ClOn Iteraria y hasta de geografía bios~ , a ena e tradi- enfocan en su idioma los Jora lil o "rocas de hueso", cuyos ojos miran fija-
demostraciones del texto quiché y d erad Tras los sucesIvos argumentos o mente a través del tiempo, prefigurando los de vertebrados ulteriores y de
o
Lle pensamiento que se distin ue: emos etectar convenciones y escuelas los propios seres humanos,
fenómenos observables , g por gamas particulares de evidencia y de Cifrada en piedra, esta dimensión de la cosmogonía americana parece ser
d as, En esta perspectiva' aSI como por una cultura
com b'bl ' ,
d' "
y una eru IClOn hereda- requisito para el esquema de las edades del mundo tipificado por el conjun-
, d ' o I la amencana transc 't d
m ígena, el Popol vuh puede int n a e una escritura to mesoamericano e inca de los Soles, el quincunce que lleva en sí mismo
d f erpretarse como producto d ' '1
a geogra ía de múltiples estratos sínt ' d ' e una prlVI egia- el recuerdo de los cuatro cataclismos de la tierra, Dicha dimensión cosmo-
americano, ' eSlS e vanos modos de conocimiento gónica constituye el grande y único marco de las que, sin él, quedarían como
Literalmente, el más fundamental de éstos el , historias separadas de estratos geológicos, como las cajas encajadas del
vuh, afirmar la superficie de la t' s a geologla , Según el Popol mundo tsimshiano o las múltiples inundaciones y petrificaciones de plantas
, nes de cataclismo en la escala Ierra y arrancar orden del caos son cuestio- en el ejemplo de la selva tropical. Unido así a una geología específicamente
, gran d lOsa tan d ' ,
el relato azteca de los Soles y d 'bl ' ramatlcamente celebrada en andina , el esquema de los cataclismos enmarca, a su vez, de manera más
, 1 e sus tern es fmes Des ' d l
Cla de desastres, impuestos por los cielo ' ' , pues e a pareja ini- estrecha la doctrina del contrato doméstico, identificada con el Eclipse del
se vuelven físicamente notables or l s, ,c,Iertos ~ItOS de las tierras quichés segundo Sol, que lleva en sí mismo las huellas de una procedencia urbana y
borde occidental de todo el c tP a aclclOn tectomca que ha levantado el económicamente compleja, y que recibe tan poderoso énfasis onomatopo-
on mente as vértebras d'
en textos desde Ftah Mapu h t A " an mas que aparecen yético en el Popol vuh, Lo que los textos mapuches, amazónicos y anasazi
Popol vuh no sólo nació a tra ,asda l nasazI, pues el hogar montañoso del presentan en esta situación como una pugna entre los sexos y dentro del
, ves e as capas sedimenta ' d
clón, sino también por violentas sacudida nas e una inunda- matrimonio, un asunto de familia del cónyuge olvidado, lo convierten azte-
nes volcánicas, Este factor geológico es t s de la corteza terrestre y erupcio- cas, incas y mayas en relaciones de uso y de trabajo, y en el léxico de los
,enmarca la cara de la tierra m ' l an poderoso que la PIedra del Sol utensilios, En el caso inca, la noción contractual se extiende para incluir la
l1'd ad radical, que tan bien fue Isma en e SIgno Ollin el' d l
En esta geología, los cambios r
ca tada , , ' SIgno e a inestabi-
for~~ ~~Itermmo quechua pachacuti.
y espectaculares como los causados or e pals~e pueden ser tan rápidos
explotación en masa representada por el pastoralismo; aquí, la revolución es
encabezada por rebaños enteros de llamas que ya no están dispuestas a
aceptar el sistema de control que les han impuesto ,
Popol vuh cuando J'uegan a l p Ipacna y por Dos PIerna en el Al elaborar esta narración de las edades del mundo, en que se ha interca-
evantar montañas y volve d 'b l
resultado surgen en relieve t r a ern ar as, Como lado con ingenio la catástrofe social del Eclipse, el Popol vuh no sólo recurre
'
d e antiguos mares a las más alt es ratos enteros enterrados l d l
b ' anzan o os peces a la geología andina del límite occidental del continente; sino que también
truos antiguos y especies ext:t~~m rse~, ,e~poniendo los huesos de mons-
blancos y rocas fósiles, y lue o entr' r ,gmendo fronteras entre espacios
el Popol vuh, estos dos disc:rsos d e la VIda prevertebrada y vertebrada , En
se basa, y mucho, en las enseñanzas zoológicas del cosmos amazónico , en
cuya frontera septentrional se encuentra el territorio quiché , Por los testi-
monios literarios de que disponemos, este continuum con el habitat de la sel-
e o que reconocemos como geología y
va tropical parece haber sido decisivo para el mensaje evolutivo más gene-
366
368
GÉNESIS
EL COSMOS AMERICANO 369
ral del texto quiché, Es cierto que el ambiente de la selva tropical se intro-
duce en la literatura producida fuera de su extensión geográfica, como lo , enseñando los lenguajes de! bosque, En los tex-
despejando oídos y oJos y d la selva tropical sudamericana, este SIstema
hemos visto en el caso del Runa yndio con su Sustrato amazónico, la aSom_
tos indígenas que emanan e r[osis renovable, deslumbrante y
brosa referencia del iroqUés Cusick al mono como predecesor de la humani_ , t como una metamo b' e "
ambiental se mterpre a ' d 1 " ran circuito procreador de la IOSlera,
real. Encarna la exuberancIa ~f g su Amazonian Cosmos,l y sugiere una
dad (823), y ciertas tradiciones nahuas que hoy sobreviven en el occidente
de México, En realidad, varios de los Veinte Signos de Mesoamérica deben
como lo dice Reichel-Dolmato en ' terml' nablemente al hombre y el
identificarse precisamente con esta fuente, como Caimán CO, Mono (XI) y ' 1 f rma que une m 1
teoría de la energla y a o E 1 P al vuh esta filosofía de la se va
animal, la sociedad y la natur~leza, te oPla anti~uísima historia evoluti-
Jaguar (XIV) , Sin embargo , el Popal vuh exuda una intimidad palpablemen_
te mayor con este mundo tropical de las tierras bajas, siendo en este sentido ' 1 da l' nmediatez de caracter y arma a
troplca
Watunna,más inteligible en los términos propuestos por el clásico caribe
mucho
va de los Solesd, do en tra d lClOne
" s andl'nas y de la selva tropical del
La selva tropical, dominio de una gama incomparable de biota -flora y Basándose e este mo ' el multivalente Popal vuh narra su secuen-
sur al establecer su cosmogoma, , 'f bIes más bien con los de Isla Tor-
fauna-, ni siquiera hoy ha sido plenamente reducida a la taxonomía latina, cia épica de Xibalbá en térmmos ldenu lca s al asignar una entidad lunar-
Es el territorio cálido y húmedo de las interminables serpientes, cuyos cuer- 'd ' del contmente, pue ' d 1
tuga y la mIta supenor , do al cielo en el honzonte e
pos desembocan en agua y en río y cuyas escamas aspiran a la condición de 1 f me suben camman
solar a los Geme os con or , d por los Cuatrocientos, el texto
plumas; anguilas que captan la electricidad del cielo; caimanes que pueden 1 ' del ZodIaco marca o ,
este y siguen de cammo 'd 1 alar desarrollado repetIdas ve-
arrancar una pierna; el más variado parlamento de aves; el gran cazador y , ómlCO e paseo s , 1
apela al para 19ma astron 1 " con e! oetaeteris que corre a-
aristócrata felino cuyo nombre guaraní es jaguar; Y nuestros medioherma_ " d 1 Norte en re aClOn
ces en textos de Amenca e El viaJ'e de los Padres y los Geme-
nos simios, especialmente los monos aulladores de cara roja, con su pelo ' 1 d 1 Sol la Luna y Venus,
ciona los CIC os e , d é d la muerte particularmente en
los sigue al del chamán y del alma ~sp~ sél,e este hecho nos anima a con-
despeinado y su expresión de perpetuo descontento, que pierden el rabo
para volverse humanos,
el paso hacia el inframundo y a traves e , y,
Sólo en la selva tropical se relacionan estas criaturas, y sólo ahí es posible , 'd d 1 ode!o de oetaetens, ,
siderar su intlml a con e m I l ' tI a los Gemelos y a sus mter-
observar las curiosas intimidades que hay entre sus formas de vida: Por b ue da e tona ama ,
Tomando los nom res q 1 'd des de días varios estudIOSOS
ejemplo, el ave hoatzin, cuyas crías con sus minúsculas garras se asemejan d' calcular as um a , ,,
locutores como me 10 para , 't éticas sobre todo en relaclOn
macabramente a las de los reptiles de sangre fría, ponedores de huevos, De p
han ofrecido complejas inter retac10(nes an mración q' ue sin duda respeta e!
hecho, en Watunna esta potencial miríada de vida está Contenida en el gran " d' de Venus 2 campa 1
con el' periodo
, smo ,) lcO Sin embargo, esto no debe hacernos pasar por a to
huevo huehanna, motivo amazónico y sudamericano, como 10 observó Kricke- PrincipIO de! oetaetens . 1 t ' orrelaciona el Sol y la Luna,
berg, que lógicamente subyace en la construcción de la familia de reptiles- ' 1 gar e oetae ens c , '
aves de Siete Loro en el Popal vuh, el hecho de que, en pnmer u "h ' ue tiene unas mitades caractensu-
realmente citados en e! texto qUdlC e, Yl q spectivos viaJ'es de los Padres y
En cuanto a la selva misma, su riqueza vegetativa excede los axiomas d I ' aludl o en os re , 1
cas precisamente e tipO 1 ' a en un fracaso en Xibalba, y e
recibidos de un solo crecimiento hacia arriba, En Watunna, el caso básico es ' d 1 s cua es termm
los Gemelos, e! pnmero e o , d 1 este De hecho la Mujer Sangre,
segundo en e asce~so po
presentado por el gran árbol Marahuaka; a través de él, tierra y cielo vuelan I r e! honzonte e , , d '
uno dentro del otro, y frutos de todas clases crecen de sus ramas como en " ir" ella desde muy abajo después ,e seis
al vincular estas mItades y al sub 1 n-o solar desde el equmoc-
una comunidad de savia injertada, Siendo un ae rófit o , sus raíces se extien- I d u embarazo en e a , d
meses intercala las unas e s "d no Esta interpretación pue e
den tanto hacia arriba como hacia abajo, y su multifacética capacidad de ' 1" lSUCIO e vera ,
cio de otoño hasta e SIgUiente so d uier en la epopeya mesoame-
encontrar claros paralelos estru~~u~:~e:s~o~e! :os con sus respectivos azares
Sostener vidas y ramas se anticipa al modo de trasplante por el cual se inter-
cambian miembros humanos y resucitan cuerpos enteros, tanto en Watu-
ricana, sobre todo en los :- + 4 P J correspondiente conjunto de 4 + 4
sombríos o menos sombnos, y ~on 1
nna como en el Popal vuh , Mas aún , en este medio, ciertas plantas abren por su
uales corresponden formalmente a
reflejo los sentidos y la conciencia humanos a su funcionamiento interno , dioses esqueléticos del mframun o, os c X'balbá
las experiencias de los Padres y los Geme los en 1 ,
370
GÉNESIS
EL COSMOS AMERICANO 371
Correlacionando los días humanos con los años de espíritu, el octaetens
cos~ogo ~aíz
media de manera típica entre las dimensiones de tiempo; y esta posibilidad nía 3 La realización suprema de la inteligencia botánica de!
toda su 1 coloca de esta manera otro isomorfo en la culmina-
queda sugerida aquí: un cambio al tiempo cósmico de "Grandes Años", de- Cuarto
tallado más adelante, por medio de alusiones a las Fiestas anuales, legibles . .Mun o, la
a de e cosmogoma
, , qmc . he' . El propio texto establece este .punto
Clón
b mlsm l '
do que e malZ y so o ' 1 el maíz se convirtió en carne de los. pnmeros,
en los peligros a los que se enfrentaron los Padres y los Gemelos en su viaje
su rayan "
seres humanos, dlstmgm n ose 'é d de doctrinas
. que apelan a ingredIentes mas
(caminos de cuatro colores) y en sus lugares de reposo (casas para los invi-
tados de Xibalbá) y en el pop de! título mismo, identificado por Landa con ( , 1 s versiones cakchlque! y nahua).
el comienzo del año maya. En simples términos narrativos, este cambio de
mezclados
S' . doveanse a
este argumento gene't'lcO, que en e! Popal vuh acerca. tanto, .los
Igmen l ' podemos incluso interpretarlo como smtomatlco
tiempo corresponde formalmente a la transición épica de gran cosmogonía es humanos a maIZ, " (f' XII 2)
ser " neral de la mutación o la transformaclOn Igura "
a historia propiamente dicha, de acuerdo con el modelo fijado en el Ríos y de una teona mas ge 1 lo dan las páginas y las pinturas de los amoxtli
en otros textos icónicos. No percibido generalmente como factor en los tex- Aquí, el testimomo c ave nos a del nacimiento de los seres humanos. Los
tos sudamericanos, y sin embargo fundamental en los del norte, el paradig- correspondIentes a la epopey 'unto de cuatro emblemas de creci-
ma astronómico al que se recurre en la epopeya de Xibalbá del Popal vuh cuadrantes del Féjérvár~e~~t:~l:~t~nu~~n~eclaración notablemente refinada

:~~:t~rr:7a:i~~:~al;~;:rsi~tenlciamla~sS cf~:pal:J.~e ~~sP~~~t;~Trn~~:: !:~:~~~


tiene consecuencias importantes cuando se trata de descifrar la escala de
tiempo implícita en el relato en conjunto.
Por último, al celebrar el maíz como la sustancia de que fue formada la 'd ndo de o menos a o . , 11
VI a, pasa . . l ' 1 e! tercero, el capu o,
gente de esta Era, el texto quiché anuncia su compromiso con un diagnósti- contrastan el crecimiento. ,bma;lO con e d:sr~~~~s~ctos, haciendo aquí eco
co doctrinal precisamente de aquellas partes del Cuarto Mundo en que este ejemplifica la transformaclOn a a manera tamorfosis en textos y mapas
cereal tuvo mayor importancia económica y alimentaria . Como hemos visto
antes, la equiparación de la carne vegetal y la humana como tal acompaña la
dir~~tgOo: ~~s I~l:P~~~~g;u: ~e~~~~~o uer:b~~a representa losl ca~inos ~e!
ana . . de! movimiento animal trazados en e conjunto e
domesticación de las plantas en América , la cual presenta numerosos ejem- creCImIento vegetal y ros de! Sur imiento , e integra el maíz flore-
plos de mandioca y de los tubérculos de la selva tropical (figura XII.l) . En pinturas navajo sobre los ~e~d~ 1 mamífe! (figura XI.2a,c) . Se interpreten
esa perspectiva , la creación del maíz establece otro momento culminante, ciente con la cadera artlcu a a 1 ~ cabe duda acerca de la doctrina del

~~;~ :~h:~~:::~ef~r~~Ol~!ill~;~a:~~~~:a, :~:::~~~ ~ei:;~~~~c~au:a~:


una suplantación y cambio de la dieta reconocidos de manera explícita en
otras versiones mayas de las tierras altas. Además , apela al idioma claramen-
te genético ejemplificado en la imagen kekchi de la mujer preñada que da como genetlCamente ana og
nacimiento al maíz dentro de la montaña de alimentos. Ahora , el modo de doctrina en la filosofía del Cuarto .Mun~o . era magistral su posición de
producción no es el injerto ni el trasplante vegetal , sino la semilla y la fertili-
zación cruzada. Por la misma razón, las etapas del crecimiento humano des- bi~:. rae~~~~~~aela~~~~~;;~r~:~::~7~on:sml i~~electuaie~s~~e;~::~:~I;A:~:
la cadena andma, la se va troplca , .
de el embrión corresponden a las de la planta del maíz, como ambas a las de pectlvamente , con . di ' en Mesoamérica y el Canbe,
la luna (en realidad, el maíz crece por la noche). De ahí el papel de Oxomo- rica del Norte , así como las tIerras e, maIZ n nin ún otro lugar. En vir-
ca, a la vez partera y supervisora del crecimiento del maíz, la que adivina todas las cuales convergen en el QUIlChe como ~ comog por su ingeniosidad
.
tud de su ongen en e1 t'le mpo y e espacIO, aSI
. , america-
con nueve granos y deja caer nueve libaciones sobre la carne recién formada
del maíz. como tex t o, e1 Popal vuh nos ofrece una síntesIS de la cosmogoma
na sin rival.
Esta doctrina del maíz, que ocupa lugar central en el rito mesoamericano ,
como 10 vimos , por ejemplo, al analizar el tablero de la Cruz Foliada de Pa-
lenque, sigue imbuyendo la vida de los chibchas del Caribe occidental , pa-
rientes de los talamanqueños de Costa Rica y los kogi de Colombia, quienes
llegan a convertir las nueve etapas de la gestación humana en el modelo de
EL COSMOS AMERICANO 373

ESCALA CRONOLOGICA

La cosmogonía del Cuarto Mundo narrada en el Popol vuh se divide en fases


reconocibles que, abarcando eones de geología y de evolución, empiezan
con el primer tiempo de este mundo. Por su parte, otras fuentes indígenas
se ofrecen a medir las fases de esta cosmogonía cuantificando su duración
(durée). Por ello, el "milenio" que se atribuyen los mapuches como pueblo
encuentra un eco en las altas cumbres del Pire Mahuida y el ciclo glacial de
60000 años detallado en el Relato de Shaihueke; observando el mismo tes-
timonio térmico en el extremo septentrional de los Andes, los kogi perciben
a través de él la muerte del mundo como lo conocemos. Se dice que han trans-
currido "millones de años" desde el Diluvio en el Relato de Canimani de los
witoto; aproximando los 73 000 años de la Séptima Relación de Chimalpahin,
los tzotziles aún cuentan periodos de 80000 años en su aritmética vigesimal
FIGURA XI!.l. Dones del caimán. Plan- maya, y los comparan con la sucesión de las cuatro edades del mund0 5 Des-
tas cultivadas que crecen a partir del de el periodo Clásico, las inscripciones jeroglíficas cuentan periodos de cen-
cuerpo del caimán, incluyendo la man- tenares de millones de años (tunes). En otros casos, se logra la profundidad
dIOca y la calabaza (centro), el chile cronológica por medio de cifras chamánicas, sobre todo el 4 + 4 del octae-
(abaJo, Izquierda) y el cacahuate (aba- teris, que permite hacer cambios entre dimensiones de tiempo.
JO, derecha). (Estela Caima-n, Ch aVln;
- En todo esto, un concepto indispensable es el de la unidad del Gran Año
según Willey, 1974:figura 60.) de 26000 años solares. Este Gran Año, desdeñado por los europeos que pri-
mero hablaron de la cosmogonía del Cuarto Mundo, corresponde a la pre-
cesión de los equinoccios, la cual, detectable sólo a lo largo de los siglos,
confunde el tropo renacentista de una estrella polar fija y tiene el efecto de
hacer que el sol equinoccial "regrese" gradualmente a través del Zodiaco. La
idea de que astrónomos del Cuarto Mundo hubiesen calculado y utilizado
este ciclo es rechazada casi siempre sin ningún análisis. En principio, pare-
cería sorprendente, antes bien, que no lo hubiesen reconocido dada la lar-
guísima historia urbana y agrícola del continente, el hecho de que exista un
ininterrumpido registro calendárico que empieza al menos dos milenios y
FIGURA XII .2 . Símbolos de crecImIento
.. medio antes de Colón.
y transformación: a) cuatro raíces y ta- El principal testimonio del conocimiento de la precesión en el Cuarto
llos .del cuerpo (Féiérváry
1- "J,
p• 1.,vease
- Mundo procede de Mesoamérica, donde fechas de años están inscritas en
amlna 13a); b) ser humano surgiendo piedra desde 600 a.e. o antes, y donde el año estandarizado, de 365 días, fue
como manposa (dibujo en un escudo sutilmente medido contra el año sinódico de las estaciones (365 .24 días) y
Códice Tepetlaoztoc); e) segundo, terce; el año sideral de las estrellas (365.56 días). Con el año de las estaciones, la
e y c~arto senderos del Surgimiento, este diferencia de 0.24 días crece hasta ser un año al cabo de precisamente 1508
ultImo de maíz (Hajinei Hataal).
años, o 29 Ruedas descritas en el Códice Mexicanus (véase figura IV6); con
375
EL COSMO S AMERICANO
374 Gé NESIS

el año sideral, la diferencia de 0,56 días hace lo mismo a lo largo de 1 427


años, periodo marcado en los Anales de Tepexic por una fecha específica (2
Caña, 1681 a,C.), identificado con el motivo de la estrella (figura XII,3) , La
diferencia de 0,14 días entre ambos, que fenomenológicamente corresponde
a la precesión crece hasta ser un año en poco menos de 26000 años , el Gran
Año, y este periodo a su vez queda registrado como tal en varios textos , en-
tre ellos la Piedra del Sol y el Códice Ríos en Tenochtitlan , En los textos je-
, strella (Anales de Tepexic, p, 10 [acompaña a la fecha 2 Caña
roglíficos mayas, los estudiosos han descubierto testimonios similares, como FIGURA XI1.3 , TopÓnimo e '1 R d 27 Y luego a intervalos de 9 Ruedas] .)
fechas básicas que se relacionan con la Era en términos de Grandes Años , así 2 Caña que aparece en a ue a
como cálculos de orden más astronómico en el Códice París (pp , 23-24) ,6
La forma en que funcionaba este Gran Año en la cosmogonía queda bien , o es quema que aparece en los Anales de
sm
ilustrada por una pareja de textos icónicos: la Piedra del Sol ("el reloj de En la transcripción de est~ ml 1G Año están anotados como "CCCC
' 1 1 uatro qumtos d eran
Moctezuma", como se le ha llamado popularmente) y el Ríos , que con la Cuauh tlt an, os c d d 'f' d s como serpiente-nubes,
" d ' 400 Rue as ca 1 lCa a d 1 R d
mayor claridad define esta Era, la quinta en el relato de las edades del mun- mixcoa ,es eCIr, , " 1 t ontli de 400 años en lugar e a ue a
do, como la quinta del Gran Año ; es decir, 5200 años, 100 Ruedas (100 x Tomando como UnIdad baslca e ,z f d los Soles e! capítulo del Ríos
, ndo las catastro es e , , ' 1
52) , o 13 tzontli (13 x 400) , En ninguno de los dos textos puede haber la de 52 añoS e mcorpora "cuatro momentos pnnclpa es ,
sobre los cereales subdivi.de la narraClOn edn a dos veces 10 tzontli (4000 +
menor duda de que la cosmogonía es el tema y el marco en que encaja la Era: ' La pnmera pareja ur '1'
la Piedra del Sol narra cómo el tiempo llamado Cuatro Ollin surgió de las que forman d os pareps, ontli (4800 + 5200 años), siendo esta u tI-
catástrofes en que terminaron las edades de diluvio, eclipse , lluvia volcánica 4000 años) ; la segunda, 12 Y 13 tz , l h ' storia de Tula, Toda esta se-
, on e! maIZ y con a 1
y huracán; el Ríos evoca estas catástrofes como subtemas del relato de los ma la Era que comIenza c l' ' del que los seres humanos
, el árbol a lmentano 'b
cereales que culmina en el maíz, cuencia se maugura con , d dores de la agricultura) reCI en
d dar y todaVla esconoce
En la Piedra del Sol , así como en el centro del disco el signo Cuatro Ollin (sentados a su aI re e d 1 t raleza Éstas se muestran como
tas de! seno e a na u ' .
enmarca visualmente las cuatro anteriores edades del mundo así su dura- sus alimentos como go 1 b zo y les caen en la boca; su vue-
'd reúnen en un ca a a 1
ción está registrada en los bordes, como lo hemos visto, en 10 conjuntos de círculos líqUl os que se l' pelos Teniendo en cuenta e
, d cado por meas como , 1
10 Ruedas, presentadas como serpientes-nubes (míxcoa) que brotan de las lo hacia abajO que a mar d ' bol pueden tener va or
l' d de las frutas e un ar d 1
escamas cuadradas de los dragones del cielo a la derecha y a la izquierda, eJ' emplo de los amoxt 1, on d tI 'lollí) vemos que esta imagen e
' las SUtllezas e acuI , 1 '1
Ahora, como lo hemos observado antes, las cabezas que asoman entre las cronológico ( graCIaS a 1 prefigura exactamente e mu-
Ríos -un círculo coronado por unos, pe ~s~; uientes (figuras ll ,2, Xll.4a) ,
fauces de los dos dragones, abajo , pertenecen respectivamente al Señor del
tiplo de 400 años utilizado en los c,alcu os '~ elo o luma", de modo que
En realidad el término mIsmo tzontll sIgm,ftlCa ~obre l~s alimentos , el árbol
Fuego (izquierda) y al Sol (derecha) , que son Uno y Cuatro en el conjunto de
los Trece Héroes, Por tanto, cada uno dota a su dragón y a las Ruedas que , iento de este capl u lo
como primer aconteclm , 1 de añoS Numéricamente,
lleva en el dorso de un valor numérico, una capacidad que ellos y otros entre 'ncipIente un pazo ' ,
d
alimentario ofrece e manera I . , 'cial se anticipa a la primera pareja
ellos muestran, por ejemplo, en la transcripción que ofrece e! Mqnuscrito de
cayendo a cada lado del árbol , este Pl:go mi na medición completa (algu-
las Pinturas de las edades del mundo,7 Siendo Uno , el Señor del Fuego sim-
de 4000 + 4000 años, aunque no ega a ser u aban de consumir): buena
plemente confirma el total de 5200 años, de nuestra Era; siendo Cuatro , el , formando ' a otras las ac d
nas gotas todavía se estan " , menos de 26000 añoS y e
Sollo multiplica hasta ser 20800, los cuatro quintos restantes del Gran Año, '";¡ de que e! CIclo tIene poco - los
Por tanto: indicación, a ,!a vez, , d (Aun en los últimos 100 anoS,
que es muy difícil calcularlo con exactItu , , us cálculos,) La declara-
lxl0xlOx52= 5200 astrónomos occidentales ha,n tem~o que re~~s~r s
4 x 10 x 10 x 52 = 20800 ción general es entonces (CodIce RIOS, pp , 4 ) ,
26000
a

376 GÉNESIS

FIGURA XIl.4. Detalles del capítulo del


Ríos sobre la edad del mundo: a) árbol
a
alimentario (p. 4); b) los 5200 años de
esta Era (es decir, 13 x 400; p. 8).
L\MINA 18. Antecedentes
a) artefactos tempranos (Halcón
Cuenta de inviernos); b) Boraro,
<20 x 400 = <S 000 espíritus selváticos (dibujo barasana
10 x 400 = 4000 cho por Paulina).
10 x 400 = 4000
12 x 400 = 4 SOO
13 x400 = 5200
<26000
La claridad de estos dos ejemplos, la Piedra del Sol y el primer capítulo
del Ríos, alienta a dar interpretaciones similares a otros, incrustados en el
corpus de los textos icónicos; por ejemplo, la imagen del corazón flechado que
aparece en el primer capítulo del Borgia, el cual también incluye un con-
junto de cuatro Soles más una imagen del brazo humano arrancado, al que
sostiene un gigantesco loro. Junto con el testimonio jeroglífico descifrado
por otros, esta afirmación mesoamericana del Gran Año ofrece, a su vez, un
punto de referencia cuando se trata de textos cosmológicos de otras áreas
que mencionan periodos de tiempo que de otra manera parecerían opacos o
fortuitos, como el modelo de cinco edades de 5000 años de Tahuantinsuyu ,
o la historia oglala de Halcón Alto (lámina lSa) .8 Detallando la visión sioua-
na en que el cuerpo de la Mujer Búfalo incorpora cuatro anteriores edades
EL COSMOS AMERICANO 377

del mundo como piernas cuyos vellos son sus años, Halcón Alto enumera
una secuencia inicial de años en números arábigos. Fiel a una base duodeci-
mal, esto produce poco menos de 24000 años:
6000
11900
3000
1 100
1900
23900
Identificados como unidades de búfalo, estos periodos corresponden a los
principios mismos de la cultura humana -trineos tirados por perros, ollas
de piel, taladros de fuego- como el capítulo equivalente en el Ríos; y, tam-
bién como en este último, el texto allana el camino a los anales de la historia
propiamente dicha.
El Gran Año, siendo marco de la Era, nos envuelve por esa misma razón
en el relato de los Soles y en periodos de tiempo que llegan a cientos de mi-
llones de años en las estelas de Quiriguá y en otros textos jeroglíficos. Entre
ellos sobresale el capítulo inicial del Códice Madrid,9 en el que, antes del
mapa de cuadrantes aparece una serie de fechas, declaradas con toda pre-
cisión en números de barras y puntos que tienen el valor del lugar vigesimal
del calendario tun (figura XII.5). Incrustadas como estratos en las montañas,
las dos primeras fechas apelan al discurso geológico de los primeros Soles, y
se remontan muchos millones de años atrás. La tercera está inscrita en un
rollo que brota de la boca de un hombre, morador de una caverna cuyas
paredes está a punto de pintar (las pinturas rupestres abundan en las tierras
bajas mayas) . Equivale a 78 066 983 días, poco más de los 208 000 años de
ocho Grandes Años; este total de ocho aparece en realidad como discos en
las paredes de las cavernas, en forma de la cifra 4 + 4. El hecho de que este
orden de tiempo corresponda a la epopeya del surgimiento de la especie
humana, mediando entre eones geológicos y la historia de la Era, queda
indicado tanto aquí como en el Ríos donde, precisamente en este contexto,
la aparición de seres humanos se enumera en los ocho "pasajes", cuatro
sombríos y oscuros, y cuatr,Rque no lo son tanto. De acuerdo con el cambio
chamánico cifrado entre dimensiones del tiempo,lO cada pasaje correspon-
dería al del Gran Año, definido de manera explícita en la ulterior secuencia
agrícola (pp . 4-8) . Una afirmación similar parece hallarse en la Piedra del
Sol donde 4 + 4 marcadores sumamente alargados de años solares median
entre el quincunce de las edades en el centro y el Gran Año y la Era en el
borde; y bien podría aportar la clave cronológica a la epopeya del Popol vuh,
378
GtNESIS
EL COSMOS AMERICANO 379

antigua), las barras y los puntos que expresan los periodos de tiempo nume-
rados se inclinan sobre un estrato en una antigua montaña equivalente a la
imagen de Colhuacan (figura XIl.5a; lámina 14a). Sobre su fila, otras fechas
jeroglíficas respetan estos órdenes de millones y cientos de millones de años,
así como las decenas de millones representadas por el Ritual de los bacabes (64
millones) y la Estela A de Quiriguá (90 millones) . Al hacerlo, sugieren un
posible modelo de tres niveles, congruente con las tres edades del mundo
anteriores a la epopeya de la cuarta edad y el octaeteris de los Grandes Años .
Estas medidas cronológicas de la cosmogonía cuartomundista, incontro-
vertibles en los casos de los estratos de roca y la locución del hombre de las
cavernas que aparece en el Madrid, y la periodización de los cereales y el
maíz en e! Ríos, exigen urgentemente ser estudiadas. Cualesquiera que ha-
yan sido sus bases epistemológicas, en su simple alcance imaginativo nos
muestran nuestro lugar. Contando el momento de nuestra especie como mi-
a nutos de! reloj planetario, engendran una conciencia de los eones que des-
embocan en el cuerpo y en la sociedad de la especie humana .

EL jARDIN DEL PLANETA

Ya se ha notado, al menos desde los tiempos de Colón, que la cosmogonía


del Nuevo Mundo tiene claros ecos en la del Viejo . La formación del hom-
bre a partir de barro ; la mujer que toma y come e! fruto del árbol prohibido;
el diluvio; los héroes que aparecen saliendo de un horno llameante: éstos y
muchos otros motivos fueron interpretados por los primeros misioneros
cristianos como tenues o deformados recuerdos del único relato de la crea-
ción que reconocían como válido, el de los libros semíticos, donde tienen
una configuración muy distinta. Sin embargo , sobre esta base, por lo menos
se pudo creer que los indígenas americanos pertenecían a la humanidad
e creada por Jehová, y a los irrisorios cinco milenios, poco más o menos, de la
historia universal bíblica.
FIGURA XII.5. Fechas en roca
. . . y en papel. (Códice Madrid, pp. 57, 69, 72) Con el tiempo, se llegó a desafiar esta ortodoxia de la Escritura, que llegó
a ser inexorablemente modifirnda, hasta el punto en que la posición con-
dIVIdIda como está en mitades una más _ .
una de ellas Con los nombres de
las F som blna_ que la otra, pUntuada cada
traria se ha convertido en la ortodoxia científica de hoy: consecuente con
esto último, el Vaticano se disculpó hace poco, tres siglos y medio después
En las edades de met f. Iestas d e ano.
l- . amorlOSIS que p d del hecho, por haber quemado al "hereje" Galileo l l Este cambio , que incluía
no ogIca baja a las fases de formación d r~ce en a la epopeya, la escala cro-
el redescubrimiento de la cultura semítica (por medio de los musulmanes
como 7800000 años, y cerca de 30 vec e as rocas, planteadas en el Madrid
es ese penado. En esta fecha (la más de España) y de los clásicos de Grecia y Roma , fue indiscutiblemente pro-
movido por América. En las tabernas de Deptford, charlando con marinos
381
EL COSMOS AMERICANO
380 aNE515
.' ás o menos, del octaeteris del Gran Año embonan en el
que habían visitado la costa algonquina, Christopher Marlowe proclamó su 200 mllemos, poco mi h manos necesitaron para surgir, dehmendo
. mpo que os seres u . 1
gran herejía de que la "sagrada comunión habría sido mucho mejor admi- ord en d e ne ,. 1 ' kmo Gran Año e iniciando su agncu -
nistrada en una pipa de tabaco", y que los indígenas americanos eran más 1 ra en el paleohnco Y en e u 1 ,
su cu tu. f h 3000 a C de la era neolítica .
sabios que nadie al afirmar que la tierra era mucho más antigua de lo que tura a partu de la ec a f ' l 'd . la humanidad se revisó sucesivamente en
decía la Biblia. Inspirada inicialmente su visión de América por los indios Conforme la hlstona o loa . e do ser sancionada por la ciencia
· tra espeCle ya no pu
tupí llevados a la corte de Carlos IX en Ruán, Michel de Montaigne repro- estos térmmos, nues l ' la j'erarquía sobre la vida animal y de
d . te en e nempo o en
dujo todo el esquema de las edades del mundo en un pasaje basado, en últi- como pre omman , vivido mucho mayor tiempo en la tierra: esta lec-
ma instancia, en los Soles y las catástrofes de los textos mesoamericanos, los otras espeCles que hablan b' H cho a la imagen de Dios en el sexto
cuales sugerían la "unidad cosmológica" del Nuevo Mundo y, por tanto , " ue apren derse len. e . 1
ción aun nene q .' b 1 'males y se le dijo que dIera e uso
. contravenían de manera implícita el único y magistral acto de Jehová y el día, Adán recibió dommlO s~ re lOS :,n~or contraste, los muñecos del Popol
desastre subsidiario del diluvio. 12 Las visiones de Marlowe y de Montaigne que quisiese a estas cnaturas sm a l:taban a los animales y hasta porque se
acabarían sumándose a la ciencia de la Ilustración secular: la recién nacida vuh fueron casngados porque exp '1' de cocina y piedras de moler.
· 'bl te con sus utenSI lOS
geología que llegó a detectar una actividad volcánica en las rocas puramente portaban msenSl emen . f t da por Las Casas (en su versión
sedimentarias de la Biblia, y la historia de Vico, maestro de Boturini, quien La fuerza de la lección amencana ue cap ~ . del dios" donde le-
. en el relato de Borges La escntura ' .' "
empezó a construir las "edades" de la experiencia humana. kekch¡) , Yreaparece . I dI' los "designios íntimos del umverso ,
Provocando más debates sobre los orígenes del hombre en los primates, yendo en los glifos de la pIe e jaguar l ' recuerda el destino de los muñe-
i ue Alvarad o encarce o
América continuó su subversión en el siglo XIX . Darwin y Wallace , basán- el sacerd ate maya a q 11 s vi a los perros destruir su ros-
dose en su experiencia de los Andes y las selvas tropicales, formaron sus cos ("Vi a los utensilios volverse contlra e o , 'bles explotadores españoles.
, . . do para os msenSI
teorías a partir de la "observación fáctica"; sin embargo, según lo reconocie- tro") como el umco apropIa 1 . dependencia humana de la
· 1 h l ' nado con a Clega .
ron, habían escuchado también el testimonio de unos "afables salvajes" y de En este SIglo se e a re aclO . Iba' el Popol vuh como evidenCIa
Al ' Carpentler ce e r
otros viejos habitantes de aquel medio . Rescribiendo el génesis, acabaron tecnología . E1 cu b ano ejo .d la amenaza de la máquina y la
por crear la historia evolutiva de la especie humana que respeta la secuencia de "la única cosmogonía que haya presenn o
vertebrada de pez, saurio, ave y mono; es decir, la que ya estaba escrita, tres tragedia del Aprendiz de Brujo". 15 f de vida garantizada doctrinal-
. 'd d . ana con otras a r m a s , , .
siglos antes, en maya quiché. De este modo, por fin el término "dinosaurio" La sohdan a amenc . 'd d t dos los grandes textos cosmogom -
notable vwaCl a en o ._
entró en las lenguas europeas a mediados del siglo XIX . mente , surge con d' b todo de las luminosas vmetas que
En fecha más reciente, gracias a las técnicas de la estratigrafía y a la apa- cos de América. Esto puede eClrse so re tre e'stas' imbuidos con un humo-
. es con amma les o e n , d'
rente verdad de radio carbono 14, los periodos en que todo esto supuesta- registran conversaclOn , . s momentos del texto pre lcan
mente ocurrió han adquirido vastas dimensiones, de lo cual no hay preceden- rismo y una penetración caractenS~lco;, esto manera opuesta a la didáctica.
o
te registrado en la tradición occidenta[13 No obstante, de manera notable , tal la doctrina de las edades del m;; la ha~~~;ad para tratar con los jaguares,
precedente sí existe , como ya lo hemos visto , en las cosmogonías y los ca- En Watunna, mucho depende . e no siempre piensan con ra-
lendarios del Cuarto Mundo . Los estratos de roca en el Códice Madrid y las los grandes carnívoros que aterronzan pe: ¿u el j'aguar Mado dice a su hija
fechas que los acompañan caen, en conjunto , en la gama de tiempo hoy pro- 'd Cuando a Kuamachlle presentan a a o, '
PI ez. ~ ( h 1h ar-
puesta por la geología y la evolución después que las formas básicas de los que había llevado consigo a Kuamac 1 a og .
animales modernos aparecieron hace unos 600 millones de años; hasta hay
insinuaciones (matemáticas en el caso de las dos fechas de estratos jeroglífi- -Muy bien, ya me trajiste mi cena. . .
d
-No es tu cena -respon e e lla - es mI mando.
cos) de la pauta de 26 millones de años de unos cataclismos hoy notados
por algunos investigadores , más el detalle asombroso de que la desaparición . d f so con las patas al aire , la tortuga
de Cipacná y de los dinosaurios en realidad pudo estar relacionada con la Antes, tendido de espaldas, m e en ' 1 tro jaguar devora la danta que
actividad volcánica.14 Una vez más, de acuerdo con cálculos actuales, los Waiamo es obligado a ver cómo Manuwa, e o ,
382
GÉNESIS
EL COSMOS AMERICANO 383
éC Waiamo, había cazado; logra distraer a
alImentos, y consigue hacerle un _ Manuwa prometiéndole mejores "no querían trabajar" y "no querían compartir": el jaguar y la danta , Según
a sena vaga Con una de las patas:
esta misma lógica, en Mesoamérica los animales ayudan a llevar los alimen-
-Sabrosa la danta -d " M '
Waiamo ensa IJO anuwa, y SIguió comiendo tos desde la montaña de alimentos: el coatí, quien en el Popol vuh había sido
-Con ajfyo c:~e~í:nsa~~ocallado, patas arriba, Lueg~ habló, el primero en hacerse amigo de los Gemelos, y que los protegió de Siete Loro,
-¿Qué dices? ayuda a preparar la primera milpa en el relato kekchi , y encarna una solida-
ridad que a los humanos se les dice que nunca olviden, Desafiando la odio-
-Lástima comer así. Con ají se come sabr ' ,
-Cállate, no tengo aJ'í -d" M ' oso, Carne sm a,¡í no sirve, sa binariedad hegeliana que separa hasta a los seres humanos en Natur- y
-B ' , IJO anuwa; sIguió comiendo Kulturvólner; esta disposición no excluye a los animales de la cultura terres-
anIto conuco de ají tengo yo d" I '
-'D . - IJO e otro, tre ni del concepto de comunidad,
( e verdad? ¿Donde está?
-Por allá -contestó ' mOV1'end o Ias patas Según esta tradición, la comunicación entre especies llega a incluir no sólo
-Vete a buscarlo -d" ] ". ' aves, osos, jaguares y otros vertebrados semejantes, sino insectos, como las
N d IJO aguar, SlgUlO comiendo
- o pue o, estoy al revés, ' hormigas que ayudaron a Quetzalcóatl, y hasta plantas; pues así como el
Manuwa no comió más, maíz plantado y observado por Xmucane se las arregla para informar acerca
-Danta sin aií
~
no sirve - d"IJO ahora del bienestar de sus nietos distantes, también otras plantas mantienen trato
Ahora dio su patada a Waiamo, ahora'lo puso derecho, y conversación con los curanderos en casi todas las tradiciones indígenas,
Como la planta del maíz, reciben forma humana de varón y de mujer, y hay
En el Popol vuh, la familia de aves-re tiles inte ' que dirigirse a ellas como a personas que poseen poderes y vidas propias,
sobre todo en el intercambl'o d _, p menen en esta conversación
omestlco en elle 'd 1 ' por ejemplo en los libros de medicina (de papel amate) de los otomíes, las
cuando Siete Loro vuelve a ca 1' b nguaJe e as aves, que ocurre
el pico; su esposa, que nunca ~~~v~: raza arrancado de Uno Cazador en
curas escritas en el silabario cherokee y en los cantos del Nguillatun mapuche
(donde se consideran sagrados el benéfico canelo y el maqui), El capsicum
de sacaste eso?" siendo éste el ' abdnr el suyo, le pregunta: "¿De dón-
, ProtOtIpO e br h aparece como jefe en el Serkan Ikala de los cuna, el peyote es la "mujer ver-
se puede arrancar y luego volver U azo umano que en realidad
h a b len
' d o pasado sus apasl'o d a coser' na vez m as, - en e1 Dine bahane de" en las fórmulas curativas nahuas, y el senna, el vetch, el ginseng (atali
d e vuelta a la selva por su h na os amores con C 1 ' nulO y los otros agentes curativos de los cherokee sugieren ellos mismos
h ayate, a osa es expulsada
ermano umano' pe h ' d curas al médico que no sabe cuál escoger,
vue 1ve con una súbita dud a,' ' ro, aCle n o una pausa , se
Dado que es inextricable de los hechos históricos de la agricultura ameri-
cana, toda esta cosmovisión puede remontarse a la Eva del Popol vuh: la mu-
De pronto, aquella criatura se puso en '
dar varios pasos se detuvo h' , pIe y empezó a caminar, Pero después de jer que corta el fruto prohibido del árbol del conocimiento, que concibe y
I" ' IZO V1sera a sus oJos que es arrojada al exilio, Y justamente porque el relato de la Mujer Sangre se
a Joven e hIZO esta pregunta: con una pata, se volvió a mirar
~Pero, ¿qué pasará si alguien me ataca antes? _ . asemeja tanto al de Eva y del edén bíblico , resulta más instructiva la dife-
algUien me amenazara? ' pregunto-, ¿Qué pasaría si rencia, En el edén el fruto es propiedad de Dios, quien prohíbe probarlo; la
-Entonces te defenderás de cual quier m desobediencia de Eva y su embarazo producen la miseria humana en el
mano menor-, y también pod - d r d oda que puedas -replicó el her- mundo exterior. en el Popol vuh, el árbol se encuentra en el inframundo, su
, ras elen er a tu f: '1' D
empIeces una querella o una lucha I 6 ami la, e otro modo no fruto es inteligencia del mundo superior, y es prohibido por el Señor del
Infierno; la desobediencia y el embarazo de la Mujer Sangre conducen, con
En los textos de la selva tropical este d '- el tiempo, por medio de los Gemelos, al gran logro de la agricultura y a la
primera fiesta de la cosecha Al ' ¡alago enfoca principalmente la creación de la milpa, el santuario viviente, Y es esta capacidad humana de
'
1es tIenen ' ser cortado Mar h k 1
Oportunidad de " a ua a, as aves y los anima- cosechar alimentos la que resulta más vilipendiada en la historia de Caín,
l , partICIpar en la gr
a Imento y en realidad de m 1 an empresa cultural de cultivar hijo de Eva, el agricultor cuyas ofrendas son desdeñadas por el Dios del
ostrar a a gente cómo hacerlo, salvo los dos que
Antiguo Testamento, quien, al mismo tiempo, favorece y bendice los rebaños
384 GÉNESIS

de su hermano Abel. Esta preferencia divina ejemplifica estupendamente


la ideología pastoralista, la cual, omnipresente en Occidente, ciega hasta a
Rousseau y Marx, y que en el Cuarto Mundo sólo se insinúa en el discurso CUARTA PARTE
de la llama de Tahuantinsuyu.
Inscritas en la cosmogonía, la habilidad y dedicación del Caín americano, EN EL LENGUAJE DE AMÉRICA
su comprensión de la naturaleza que le dio vida a él y de sus lenguajes, hi-
cieron de su continente el jardín del planeta 1 7 Desde el otro lado del Pacífi-
co, su brillo se atisbaba históricamente, una luz del Oriente.

(
384 G~NES1S

de su hermano Abel. Esta preferencia divina ejemplifica estupendament


la ideología pastoralista, la cual, omnipresente en Occidente, ciega hasta e
Rousseau y Marx, y que en el Cuarto Mundo sólo se insinúa en el discursa CUARTA PARTE
de la llama de Tahuantinsuyu . o
Inscritas en la cosmogonía, la habilidad y dedicación del Caín americano EN EL LENGUAJE DE AMÉRICA
su comprensión de la naturaleza que le dio vida a él y de sus lenguajes, hi~
cieron de su continente el jardín del planeta.l7 Desde el otro lado del Pacífi-
co, su brillo se atisbaba históricamente, una luz del Oriente .

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