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BALLENAS

Dentro del orden de los cetáceos y concretamente del de los cetáceos misticetos

se encuentran las ballenas, las cuales conforman la familia de los balaenidos o de


las ballenas barbadas. Estas están clasificados en tan solo cuatro especies

divididas en dos géneros, Balaena y Eubalaena. Estos animales pueden llegar a


medir entre 25 y 32 metros y los ejemplares más grandes pueden llegar a pesar

hasta 180 toneladas. De hecho, una de estas especies de balaenidos, la ballena


azul, es el animal más grande del mundo en la actualidad.

Estos mamíferos, a diferencia de los peces, tienen la cola dispuesta en horizontal,

lo que les facilita la ascensión a la superficie, donde deben subir para respirar.
Pueden permanecer bajo el agua aproximadamente una hora. Con grandes

requerimientos energéticos, las ballenas se alimentan generalmente de pequeños


crustáceos y de krill, que obtienen por la filtración del agua del mar a través de

sus barbas. Habitan en todos los océanos en los que se desplazan en largos viajes
migraciones desde los mares fríos, donde se alimentan, a los más cálidos, donde
se aparean y reproducen. Después de una gestación de casi doce meses, dan a

luz a una sola cría, cuya esperanza de vida está en torno a los 30 años.

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Las ballenas son los animales más grandes que jamás hayan existido. Pertenecen

a un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. No son peces


porque tienen sangre caliente, respiran aire a través de pulmones y dan a luz a

crías vivas que se alimentan de leche materna.

Tienen un oído excelente y son dos o tres veces más eficientes que los mamíferos

terrestres para utilizar el oxígeno del aire que respiran. Las ballenas tienen cajas
torácicas colapsables que las ayudan cuando se sumergen a profundidad.

Además, poseen una capa de grasa muy gruesa que las aísla para protegerlas del
frío.

Los científicos creen que las ballenas evolucionaron de mamíferos terrestres de


cuatro patas. Ahora, están perfectamente adaptadas a una vida submarina. Tienen

un cuerpo aerodinámico y han perdido casi todo el pelo externo para evitar la
fricción y mejorar el deslizamiento por el agua. Sus extremidades se

transformaron en aletas.

Existen dos tipos principales de ballenas: las dentadas (como el cachalote y la


orca) y las barbadas (como la ballena jorobada y la azul). Las barbadas tienen

placas en forma de peines que están formadas por estructuras compuestas de

pelos rígidos. Estos forman una red que filtra la comida del agua del mar. La gran
mayoría de las grandes ballenas son barbadas y se alimentan fundamentalmente
de minúsculas criaturas llamadas krill, parecidas a los camarones.
Las ballenas tienen unos orificios en la parte superior de la cabeza llamados
“aventadores”, los cuales actúan como nuestros orificios de la nariz. Las ballenas

barbadas tienen dos aventadores y las dentadas solo uno.

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EL ORIGEN DE LA CAZA DE BALLENAS

La utilización de los océanos como fuente de alimentación data de los orígenes

de la humanidad.

Antiguamente, cazar una ballena garantizaba la subsistencia de una comunidad.


Los métodos de cacería iniciales eran muy sencillos y casi no cambiaron durante

300 años. Este tipo de cacería no amenazaba a las especies, la cacería masiva
comenzó en el siglo XVII.

Los modernos métodos de captura pusieron a varias especies de ballenas en


peligro de extinción en los siglos XIX y XX.

Desde fines del siglo XIX los avances alcanzados en la navegación,

particularmente en la propulsión y autonomía de las embarcaciones, provocaron


que la industrialización ballenera llegara a altamar. De esta manera, la antigua

cacería costera de diversos países se dirigía a los lugares más remotos del planeta
en busca de los grandes cetáceos.

En el siglo XX, el uso de la tecnología y el aumento de la demanda superaron el

límite sostenible por las ballenas, poniendo en riesgo a sus poblaciones.

Hoy, la cacería sostiene el casi inexistente comercio de carne de ballena, y otros

productos como el aceite, siempre a una escala menor.

¨La historia de la caza de ballenas es testigo del agotamiento de una zona tras
otra y de una especie tras otra, hasta tal punto que resulta esencial la protección
de todas las especies de ballenas para evitar su extinción¨. Comisión Ballenera

Internacional [CBI], 1946.

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