Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Criminologia Feminista
Criminologia Feminista
Este es una lectura en la cual se basa en las diferentes teorías; en las cuales tendremos las
siguientes:
La teoría biologicista.
Teoría psicoanalítica.
Teoría sociológica.
Por otro lado, tendremos los siguientes actores, los cuales son:
En las primeras estadísticas que fueron publicadas por la Administacion de Justicia en 1861 las
infracciones más comunes eran los delitos contra la honestidad y la familia y los delitos contra
las personas, en referencia al parricidio, infanticidio y el aborto. Estos delitos se vinculan con la
sexualidad o con los roles o el entorno doméstico de la mujer que fueron llamados después
“delitos de estatus”.
El estudio de Tarnowsky, dice que existe cuatro tipos esenciales, que son: obtusas, ligeras,
perversas e impúdicas. Las más raras son las últimas. Las perversas son más frecuentes que las
simples ninfómanas invencibles. Los dos primeros grupos son los que más se encuentran,
aunque predominan las “ligeras”. Las “obtusas” padecen un embotamiento general de la vida y
de la actividad psíquica que les impide darse cuenta de su estado. En cambio, las “ligeras”
tienen una conciencia momentánea del mismo, pero con una inestabilidad mental.
LOMBROSO Y FERRERO: en “la mujer criminal y la prostituta”; pretende dar una respuesta a
todas las manifestaciones criminales que se le atribuyen a las mujeres. Sus sentimientos
innatos de venganza, avaricia, envidia, celos o maldad; son los causantes de tus delitos.
La confusión que reprocha Smart entre el sexo y género, esta presente en los tantos teóricos
de la criminología que han querido encontrar la ratio de la criminalizad de las mujeres o su
ausencia; en las cualidades propias de su sexo, fueran innatas o resultado de un proceso de
socialización que las hacía “natural” y no “culturalmente” distintas de las de un hombre.
En la adopción del método científico-natural ha llevado a afirmar; dice SMART, esta supuesta
neutralidad de los científicos y de su trabajo, son libres de influencias culturales, prejuicios e
implicaciones personales. Aunque esta creencia es falaz y sus elaboraciones están firmemente
localizadas en el contexto cultural sin superar las percepciones de sentido común, mitos e
ideologías.
Una serie de cualidades que se han repetido desde los inicios de la criminología, para
identificar a las mujeres que se distancian de sus roles primarios. Este pensamiento es de
origen del ejercicio de la prostitución en factores psicológicos tales como la necesidad de
humillar al hombre, padre o bien que representaba a la prostituta como una figura materna en
relación con su cliente. (P. 34)
FERRI: afirma que las mujeres que abandonan a sus hijos eran víctimas de histerismo y
epilepsia.
Números estudios que se han prolongado con el tiempo han denunciado aspectos
psicopatológicos en las mujeres delincuentes, estrechando la relación entre enfermedad
mental y crimen femenino. (P. 34)
Años más tarde, estos impulsos de estas mujeres “atípicas”; desaparecen los frenos que
contienen socialmente a la mujer y se liberan las inhibiciones fregatrices de las impulsiones
instintivas, se despierta en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las
posibilidades imaginadas por faltarles las inhibiciones inteligentes y lógicas, aparte de las
revueltas políticas que tengan por satisfacer sus apetencias sexuales latentes. (p. 35)
Este último delito se llama “delito de las mujeres” en la cual reconocidos como Jiménez de
Asúa y Antón Oneca decían, que es un crimen de la debilidad física: por eso es un crimen en
que las mujeres no tienen la fuerza para manejar un cuchillo, manejo de armas o temen ver a
la víctima en el momento de sufrir el golpe.
Las primeras elaboraciones “científicas” encontraron una continuidad con otros enfoques que
apuntan a las diferencias hormonales en la mujer como factores determinantes de su
delincuencia. Su periodo pre menstrual, postparto y la menopausia fueron estudios con fases
al desarrollo sexual patológicas en la mujer que podían cometer delitos más o menos graves:
desde la cleptomanía hasta homicidio. Son cambios hormonales que acompañan a los
desarreglos psicológicos, como menciona Pollak, que es alterar el equilibrio entre las
necesidades y la satisfacción personal y debilitar sus inhibiciones internas que son causales del
crimen femenino. Bugallo afirma que, el deterioro de la integridad psíquica de la mujer
durante la menstruación. (p. 36-37)
DONIS: en países como Alemania o EE..UU, se habían librado de la cárcel por padecer psicosis
premenstrual y se llega a proponer la aplicación de la atenuante de arrebato y obcecación por
entender que esas alteraciones “van a disminuir el conocimiento de la realidad o alterar
parcialmente la libertad volitiva, sin anularla por completo. (p. 37)
CELEYA: “en la menopausia es frecuente que la caída del cabello, el tono de voz más grave o
una mayor corpulencia venga acompañada del aumento de la capacidad de la mujer para la
actuación social fuera del hogar; para las actividades de sello viril”; es una especie de “lesbiana
psicópata”, que se considera de peligrosa social. (p. 38)
- La historia legal del delito de infanticidio fue una propuesta que se realizó en el
Proyecto de Código penal de 1980 y después en el Código penal de 1995, por el hecho
de crear una pena significativamente menos para “la madre que matare al hijo recién
nacido bajo la influencia del estado puerperal o de las tensiones emocionales
provocados por las circunstancias del alumbramiento”. Su argumento se daba en el
honoris causa a “circunstancias más acordes con la sociedad actual”. En países como
Italia, rechazaron desde el Senado por considerar “inadmisible una concepción
machista de una inferioridad psico-física normal de la mujer”
- Aunque es imposible competir con los estereotipos positivistas que dibujan a la mujer
infanticida como moral y psíquicamente enferma. Como lo describe VIRTO, es una
locura y una enfermedad mental a causa de las transformaciones que se producen en
su débil organismo, que se acentúa por el estado de parto, gravidez y alumbramiento
por falta de conciencia de su papel de mujer y madre.
- La desviación femenina a partir de la construcción de mitos y estereotipos de sentido
común que imponen a las mujeres un estatus anormal natural, moral, física y psíquica
que las separa de los hombres. (p. 38-39)
BROWN: las mujeres se habían localizado en la esfera de la naturaleza mientras que los
hombres se han situado al otro lado de la naturaleza de la cultura, al determinar la libertad de
voluntad y a la emoción de la razón. Es ahí que las criticas feministas al biologismo como
ideología legitimadora de “un orden social sexista”. (p. 39)
Sus representaciones de las mujeres son extraídas de la sociedad, esos orígenes sociales son
negados por la representación de las mujeres. Esta ideología refleja las consecuencias del
proceso social-la pasividad de las mujeres o su domesticidad, aunque el biologismo, son
atributos natural e inherente, parte de la naturaleza femenina.
La sociología criminal en sus inicios concebía el delito como “un fenómeno natural y social”.
Ferri es un ejemplo y con Tarde sobre la mujer criminal que es representativa de los
estereotipos propios del positivismo más naturalista.
Las mujeres presentan semejanzas con el criminal nato, Tarde señala que “ellas muestran
imprevisión y vanidad dominantes entre los criminales; igual esterilidad de invención,
imitación, tenacidad dulce y limitada de la voluntad. Aunque la mujer, es eminentemente
buena y afectuosa, se muestra muy unida a sus tradiciones de familia, religión, costumbres
nacionales y respetuosa de la opinión; a diferencia profundamente del criminal”.
Para Ferri es que “debemos repetir todavía aquí, como siempre, que el delito no es sólo el
efecto de los caracteres biológicos, puesto que es el resultado de estas cooperaciones como
los factores físicos y sociales.
La mujer neutraliza los factores biológicos, tal que no contradice con la inducción de la
antropología criminal sobre la génesis natural del delito.
Según su concepción del comportamiento social, estos instintos como ira, miedo, amor o
voluntad derivarían en las aspiraciones y deseos y resultarían orientados a través de la
sociabilización hacia los objetivos y los medios apropiados para satisfacerlos. Su sistema
nervioso prevé más de una variedad de amor y su deseo de correspondencia resulta ser un
motivo más fuerte que el del hombre. (p. 41)
DURKHEIM: las mujeres experimentan escaso estrés social y tienen menos a dejares afectar
por condiciones económicas y sociales desfavorables a causa de su carácter instintivo y de su
menor implicación colectiva. Estas son consideradas asociales, seres biológicos consignados en
lo privado, en lo doméstico, en la esfera familiar, con menos necesidad de regulación social y
relativamente inmunes a los hechos sociales. A diferencia de los hombres que son más
complejo y cuyo equilibrio moral depende de múltiples factores del entorno que conducen al
desequilibrio y al delito, el estrés de las mujeres seria básicamente biopsicológico no
dependiente de trastornos sociales o circunstancias económicas adversas. (p. 41-42)
TEORÍA TRADICIONAL DE LA ANOMIA: sugería que las mujeres por su situación estructural
separada de lo social, no se veían sometidas a los tipos de presión de status-económico,
ocupacional y al estrés que experimentan los hombres cuando sus metas culturales, era el
poder económico y el éxito profesional, se veían frustradas, se tenía que desarrollar las fuerzas
negativas del entorno y frente a la delincuencia. Socializadas en las relaciones, aspiraciones
accesibles como matrimonio, maternidad o contactos emocionales con la familia o amigos que,
potenciaban su conformidad y las distanciaban del delito o bien exponían un tipo de
criminalidad menor relacionado con los obstáculos para mantener relaciones afectivas
positivas como lo propone Ruth Morris en las primeras formulaciones del estrés
explícitamente relacionadas con la delincuencia femenina. (p. 43-44)
Las mujeres en los márgenes de la sociedad industrial urbana, ajenas a los valores culturales
productivos de la clase media, se relacionan con los miembros del sexo opuesto para obtener
un status apropiado a sus necesidades.
COHEN: considera que no se adecúan a las expectativas sociales del rol de la feminidad. Las
subculturas delincuentes son irrelevantes para la vindicación de estatus de las chicas como
chicas y, en los peores casos como una amenaza a consecuencia de su función simbólica
fuertemente masculina. (p.44)
THRASHER: había justificado la baja representación de las chicas en las bandas de barrio por las
mismas razones; su incompatibilidad con los patrones sociales femeninos respaldados por el
peso de la tradición y la costumbre. (p. 45)
NAFFINE: este ideal de feminidad iba a definir la criminalidad como inapropiada para las
mujeres y se constituía un elemento clave para su auto-control. (p. 45)
Las teorías abordan un estudio sobre las causas de la criminalidad femenina, en tanto las
“teorías sobre la criminalidad” se limitaron a la realidad y a reflejar la mirada estereotipada de
los criminólogos hacia las mujeres.
El ideal femenino elabora un conjunto de estrategias que orientan a fijar las actitudes
apropiadas de género y el lugar de las mujeres.
Mediante roles convencionales que corresponden a estas definiciones de género típicas que
tienen pensamiento criminológico.
DALY Y CHESNEY-LIND: fijan el lugar de las mujeres en su espacio doméstico, como madres y
esposas y guardianas morales de la casa y la cultura y a hombres en la vida social como padres
y esposos y trabajadores asalariados y creadores y árbitros formales de la moralidad y la
cultura. (p. 47)
Es llamada como las “teorías del rol” la baja representación de las mujeres en las cifras de la
criminalidad, básicamente a partir de un modelo de socialización diferenciado que prima en
ella el control informal, la falta de acceso a las oportunidades y la amenaza de una reacción
social que sancione formalmente sus desviaciones “femeninas”.
TOGNI: describe estos patrones de socialización con cuatro ideas guía: menor libertad más
control: expectativas diversas; docilidad, sumisión, no violencia y reserva contra la
independencia y el riesgo; la falta de habilidad técnica en la desviación de tipo violento debido
a las expectativas sociales y especificidad femenina en la dinámica de los delitos que cometen
o su participación.
Las chicas serían enseñadas a ser más pasivas y vinculadas al espacio doméstico, más
supervisadas, con vínculos emocionales más fuertes con la familia y con una disciplina más
rígida y sancionadora de comportamientos que serían normalmente aceptados en el caso de
los chicos, educados con mayor libertad personal y sexual y animados a ser más agresivos,
ambiciosos y con deseos de triunfar.
(p. 48)