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AÑO II

MÓDULO
IV
TEÓRICO

Sobre Ogham

por

Iolair Faol ©
Sobre el Ogham/Ogam/Ogmon

Este módulo, se presenta no muy extenso, pero no debe llevar a una falsa idea de que el
tema no amerita una exposición mucho más profunda.
En los ámbitos céltico-druídicos tanto académicos como religiosos, mucho y demasiado
se ha escrito ya sobre la cuestión del Ogham. Hay textos, artículos y pasajes en libros
que lo abordan desde distintas perspectivas. Desde un enfoque meramente arqueológico
e histórico hasta el más místico y mágico que elude el análisis histórico.
Por ello, no se va a tratar en estos párrafos el Ogham desde una perspectiva exegética o
interpretativa como método de adivinación con sus diferentes símbolos, signos y
significados, ni como manual de escritura de epítomes o esquemas gráficos funerarios o
como nomenclatura limítrofe de las fronteras entre tierras y tribus celtas.
En el contexto, que nos interesa en estas líneas, es saber si sirvió como medio en la
parte de la pericia mágica de los druidas. Es saber, si fue utilizado por los druidas como
método mágico de adivinación. De constatarlo, quizá entonces se podrá rebatir la
suposición de algunos autores e investigadores que piensan que no existen pruebas, o al
menos conjeturas sólidas, por las que el Ogham o los Oghams, en plural, pudiera haber
sido usado antaño, antes del cristianismo, como un método mágico para la adivinación
druídica.
Como ya sabemos la escritura oghámica consiste en pequeñas y cortas rayas dibujadas
o grabadas horizontal u oblicuamente atravesando una línea base o arista vertical, y a
veces también horizontal, que primeramente fue sobre una base de madera (ramas,
varas, troncos, cortezas, tocones, etc.) y posteriormente ya en épocas post-paganas sobre
rocas, pilones, monolitos y obeliscos.
El Ogham, (pronunciado en español como Ohjum) en su desarrollo se ha ido
constituyendo como un alfabeto que ha sido denominado Beth-Luis-Nion – (entre otros)
que son los nombres gaélicos de sus tres primeras letras, cuya significación se introduce
en las designaciones nominativas gaélicas arbóreas.
En una fase inicial de su evolución, Beth es el abedul, Luis es el serbal, y Nion es el
fresno, pero es básico señalar ya a estas alturas de los conocimientos céltico-druídicos,
que el llamado calendario "celta de los árboles" y su zodiaco arbóreo asociado, son
invenciones o iniciativas imaginativas de Robert Graves y de sus posteriores partidarios.
Por tanto, no pueden ser consideradas tradicionalmente céltico-druídicos, ya que no
provienen de una ancestral herencia druídica, sino de hace algunas décadas. Ello no
prohíbe que no pueda utilizarse desde una perspectiva contemporánea, pero sabiendo
que es un constructo moderno, innovador, si se prefiere, pero no ancestral.
El Ogham, se halla distante del concepto para ser o convertirse en un "alfabeto arbóreo
o abecedario arborescente" aunque algunas de sus 20 letras (a las que otras cinco fueron
añadidas en una época posterior y que muchos druidas actuales prefieren no usar) sean
nominaciones arbóreas. Los significados de otras letras del ogham, son vocablos que no
tienen ningún vínculo con plantas, arbustos o árboles.
Como se ha referido, la escritura (de cualquier clase) entre los celtas era un recurso para
la fijación de ideas, pensamientos, e incluso maldiciones (defixiones de épocas
romanizadas) y no constituía, en aquellos tiempos pretéritos, para la mayoría de los
celtas, un método mayoritario para transmitir enseñanzas, doctrinas o conocimientos.
Que no utilizaran la escritura para estos menesteres, no significa que no la conocieran o
que no supieran leer ni escribir, pues conocían incluso otros idiomas como el griego, el
latín o el íbero (en ámbito de la celtiberia) y los usaban, para necesidades específicas
como el comercio con pueblos o tribus forasteras que hablaban o conocían estos
idiomas.
De hecho se conoce, por ejemplo y según Julio César, que los celtas helvecios tenían
unas tablillas censales escritas en caracteres griegos para contabilizar ―de entre las
personas que abandonaban su patria original en el éxodo helvecio― cuántas podían
combatir, cuántos eran niños o ancianos y cuántas mujeres.
Reseña de Julio César en el libro Comentario de las Guerras de las Galias;
XXIX. “Halláronse en los reales Helvecios unas memorias escritas en caracteres
griegos que presentadas a César, se vio contenían por menor la cuenta de los que
salieron de la patria en edad de tomar armas, y en lista a parte los niños, viejos y
mujeres”.
Otro ejemplo lo podemos hallar entre algunas monedas celtas del este de Europa,
descubiertas entre el rio Danubio y en el rio Don, las cuales contienen grafias en
caracteres latinos, helenos, algunas ilegibles, pero grafías al fin y al cabo, que están
datadas en el siglo IV antes de la EC.
Por otra parte, según Diodoro Sículo, éste mencionaba que los celtas adjuntaban junto al
cadáver del ser querido que iba a ser quemado, cartas escritas para entregar en el Más
Allá, a parientes ya difuntos;
Biblioteca Histórica Liber V, 28,6:“Por ello, en los funerales de sus muertos, algunos
lanzan a la pira las cartas que han escrito a sus parientes muertos, en la creencia de que
los difuntos podrán leerlas”.
Incluso en el Táin Bó, se nos dice que el héroe legendario Cuchulainn escribió desafíos
y advertencias en Ogham contra sus enemigos, con el propósito de detener la marcha
del ejército rival.
En definitiva, se podrían aportar unos cuantos ejemplos más del uso de la escritura por
parte de los celtas, pero el propósito de estas líneas, no es ese, sino de reforzar las
siguientes nociones fundamentales;
-Primero; que los celtas en conjunto, y sus druidas conocían la escritura aunque no
tuvieron un alfabeto propio, absorbieron los de los pueblos vecinos, tales como griegos,
latinos, iberos o etruscos.
-Segundo; que la escritura tenía una dimensión mágica, de la cual se desprenden las
inscripciones en las “defixiones” (algo ya tardías) y el uso del ogham. Ambas grafías
hacían perdurables las repercusiones de cualquier prescripción mágica.
La mejor referencia existente en relación al Ogham como método de adivinación, se
halla en una leyenda irlandesa denominada Tochmarc Etaine, (el cortejo de Etain) en la
versión “D” del Egerton 1782, (MS Egerton 1782 es el título de un índice irlandés del
siglo XVI de una serie de antiguos manuscritos compilados y alojados en la Colección
Egerton de la Biblioteca Británica de Londres) en la que se narra como un druida
llamado Dalan o Dallan, utilizó como método de adivinación el Ogham para encontrar
el lugar donde el Dios Midir había llevado y ocultado a Étain.
“El druida cortó cuatro varas de tejo en las que inscribió tres Oghams, y los usó para
encontrar el "eochra ecsi” (llaves del conocimiento o de la adivinación), lo que le
permitió descubrir el lugar en el que había sido escondida Étain; un montículo del Sidhe
de Breg Leith, donde residía Midir”.
“Eochaid pidió la ayuda del druida Dalan. Este probó durante un año, por todos los
medios que había en su poder, de encontrar el lugar donde estaba ella. Finalmente,
recurrió a lo que parece un sortilegio de una intensidad muy particular. Hizo tres
varitas de tejo sobre las cuales inscribió un ogham; gracias a las llaves de sabiduría
que él tenía y gracias al ogham, le fue revelado que Étain estaba en el montículo
sibilino de Bri-Leith, y que Midir la guardaba en ese lugar”.
Tochmarc Etaine (Cortejo de Etaine)
Este procedimiento del druida Dallan, parece implicar una forma de adivinación por
cleromancia1. Todo indica que la adivinación se practicaba sobre una tabla de madera
con inscripciones del ogham que se denominaba “fiodh-lann”, u “ogham fiodh”.
Es interesante notar que el término irlandés general para la elección de los montones de
madera es “crann-chur”, literalmente "la elección de la madera"; Probablemente
originado por el uso de palos, varas o trozos de madera.
McCulloch, en su libro “The religión of the ancient celts” menciona en una referencia el
“fidlanna” como el método de adivinación mediante los trozos de madera;
“Los primeros santos celtas ocasionalmente describen lapsos en el paganismo en
Irlanda, no caracterizados por la "idolatría", sino por la magia, tratando encantamientos,
y “fidlanna”, tal vez una especie de adivinación con trozos de madera”
Esta “Fidlanna” y el “Fidlann”, también son mencionados en el texto llamado la
“Segunda Visión de Adomnán” (Fís Adamnáin), indicando un método de adivinación
usando la madera.
Por otra parte, sobre el conocido Coel-brenn (Coelbrenn y Beirdd) galés, que es una
especie de alfabeto rúnico utilizado para la adivinación por los grupos druídicos
contemporáneos revivalistas afines a la línea de Iolo Morganwg, siendo ideado por este
personaje en el siglo XVIII. Se conjetura, que se basó para su invención en el método
adivinatorio irlandés denominado “Crann-Chur”, (lanzamiento de varitas) el cual se
fundamentaba en las figuras formadas por las varitas de madera al lanzarlas al suelo o
sobre cualquier superficie y estarían enmarcadas entre las técnicas adivinatorias, pero
solo guardaría una efímera relación con el ogham.

1
El término “cleromancia”, antaño designaba las prácticas adivinatorias que eran realizadas con
huesecillos, piedras o trocitos de madera, por lo general de cuatro caras.. Hoy en día suelen utilizarse
dados, sin embargo, los antecesores de los dados, utilizados en un principio con fines adivinatorios,
fueron los astrágalos, palabra que designaba las vértebras y huesos del tarso, preferentemente de los
corderos. Los huesecillos echados sobre el suelo o sobre algún lienzo o tabla, una vez reunidos, tenían un
significado y permitían al adivino obtener un mensaje.
También tenemos un geis impositivo escrito en ogham, que incluso es un decreto y un
precepto que debe hacer cumplir el descifrador del mensaje del Ogham, en la leyenda
del “Exilio de Conall Corc”, en cuya gesta se cuenta que el Ogham grabado sobre el
escudo de Conall Corc, una vez descifrado por el druida Gruibhne, significaba de una
manera taxativa, una sentencia de muerte para Conall, ya que el ogham requería que el
rey Fearadach, ordenara tácitamente que le cortaran la cabeza a Conall.
Otro ejemplo del Ogham como método de revelación, lo encontramos en una historia de
Finn Mac Cumaill, cuando un picaresco juglar del cortejo de Finn, llamado Lomma,
desvela la infidelidad de la esposa de Finn, inscribiendo en una vara de cuatro lados el
ogham siguiente; Y Finn que conocía ese tipo de lenguaje, entendió el mensaje.
"Vara de madera en una barrera de plata, de eléboro en el berro, el marido de la mujer
loca, loca por los instruidos Fianna, es el brezo sobre la altura desnuda de Luaigne”.

-Tercero; Que el ogham, circunscrito al ámbito mágico druídico, era utilizado (leído y
grabado) por los filid (druidas) y entre éstos, preferentemente por los “ollams” ( druidas
bardos superiores) tal y como lo indica el “Auraicept na N’Eces” (Rudimentos del
poeta) que es un antiguo tratado medieval gramatical irlandés de uso para los poetas
principiantes.
Gran parte de los conocimientos de los significados atribuidos al alfabeto Ogham
provienen de las recopilaciones de este tratado. Versiones de este texto se encuentran
también en el Libro de Leinster (Lebor na Nuachongbála) recopilado en 1160 de la EC,
el Libro Amarillo de Lecan ( Leabhar Buidhe Lecain) recopilado en el siglo XV y en el
Libro de Ballymote recopilado en el siglo XIV.
El Ogham, era pues considerado sagrado y secreto solo apto para ser utilizado y leído
por druidas y gente instruida. En el Libro de Ballymote queda puntualizado dicho
secretismo y sacralidad.
En ocasiones, el Ogham también podía ser usado por los héroes con propósitos bélicos,
como hemos referido en los desafíos y advertencias de Cuchulainn, que se plasman en
el Táin o en las aventuras del Immrama de Bran (Viaje de Bran), cuya historia tiene sus
raíces originales en el periodo pre-cristiano.
66.“Y Bran le contó a la gente de la asamblea sus andanzas, y desde el comienzo hasta
esos momentos. Y escribió esos cuartetos en Ogham y luego se despidió de ellos”.
Fuente: Kuno Meyer - The Voyage of Bran, (translation), London David Nutt,1895.
Otros prácticas mágicas del Ogham, contienen encantamientos para curar a un hombre
de impotencia sexual, escribiendo su nombre en ogham sobre una varita de olmo y
golpeándolo con ella, como según comenta (Charles Graves, 1879, abuelo del conocido
Robert Graves). Así como la mención en el “Tratado del Ogam”, del uso adivinatorio
con este método para determinar el sexo de un feto.
Tract of Ogham (del Auraicept na N-Éces)
BOY OGHAM
“Pregnant women Ogham, that is, the name of the woman is divided there unless she
bear a child previously. If, however, she bear a child, it is the child’s name that is
divided there; and if there be a letter over, it is a boy. If it be an even number, it would
be a daughter that will be born of that pregnancy”.
Traducción;
"El Ogham de las mujeres embarazadas, es decir, el nombre de la mujer se divide allí a
menos que tenga un hijo anteriormente. Sin embargo, si ella tiene un hijo, es el nombre
del niño que se divide allí; Y si hay una letra encima, es un muchacho. Si se trata de un
número par, será una hija que nacerá de ese embarazo".
-Cuarto; Primigeniamente, según algunos investigadores, el Ogham se tallaba sobre la
corteza o varas de avellano, abedul, encina, roble, tejo o álamo, según narran las
leyendas. Posiblemente también sobre otras maderas, pero con la cristianización la
escritura oghámica fue usurpada y empezó a decaer, perdiendo su carácter mágico,
pasando a ser dicha escritura, utilizada como instrumento gráfico de homenaje y
dedicatoria en los epitafios pétreos de reyes, guerreros memorables o como delimitador
tribal de las tierras célticas, especialmente en Irlanda, Escocia y Gales.
Se datan en la época de la cristianización de Irlanda, debido al entusiasmo
evangelizador de los clérigos cristianos, las tentativas exitosas de adaptar el ogham al
alfabeto latino. La presencia en el Ogham de letras como la H, la Z, la P o la letra doble
Ng, son inexistentes en la fonética del gaélico más antiguo.
Así lo aseguran y confirman también los historiadores, lingüistas y filólogos; como el
profesor del Trinity College de Dublin, Damian Mac Manus, en su libro “A guide to
Ogam”:
“Queda claro en los nombres extraños asignados a algunas de las letras que
claramente no son sonidos del irlandés sino usados como guías para diferenciar un
sonido de otro; por ejemplo hÚath (la h no es una letra del Irlandés y solo sirve para
marcar la pérdida de un sonido del lenguaje y distinguir entre la ú en úath y la ú de la
letra llamada úr; similarmente nG no es una letra del Irlandés la n sirve para marcar
que alguna forma del sonido de “G” en la palabra (n)Gétal es diferente al sonido de la
G en Gort. Los escribas medievales malinterpretaron el cambio en los sonidos y la
pérdida de algunas palabras antiguas en el tiempo que escribieron sus obras, así que
incluyeron esas letras para diferenciar los sonidos arcaicos y perdidos. El hecho de que
haya un grupo de oghams con nombres de árboles, o cosas relacionadas (rama, vara,
etc) los influenció a transcribir todo el alfabeto como nombres de árboles, pero cuando
se miran textos de 700 años antes, está claro que no todos los nombres son árboles”.
-Quinto: Que la escritura ogámica fue a nivel mítico, una creación de la divinidad
conocida como Oghma/Oghmé/Occma/Ogmia/Ogmios/Occnioroco (este último epíteto
se conjetura entre los celtas de Iberia) divinidad tutelar de la elocuencia, ligadora y
liadora, dios también de la batalla, asistente y testimonio en las maldiciones y avalador
de las venganzas o resarcimientos personales como acto compensatorio y de desagravio.
Sin embargo, históricamente, se conjetura que pudo haberse inventado sobre el siglo V
antes de la EC, pero no todos los historiadores están de acuerdo con dicha datación,
siendo la más tardía la que sitúa su creación sobre el siglo I o II antes de las EC, aunque
detractores de estas fechas, ubican su invención ya en época cristiana.
Tampoco es indudable, pero parece aceptable que el Ogham tuvo su raíz en las tierras
célticas de Eire y de allí y se extendió a las Islas hoy denominadas Británicas.
De ser plausible la hipótesis por la que el Ogham fue originado debido al contacto con
Britanos romanizados de Gales, que ya conocían la escritura y la lectura, ello nos
situaría sobre el siglo I o II de la EC, ya que la romanización de Gales, empezó en el
siglo I (años 50-80) de la EC.
Lo que se conoce a ciencia cierta, es que el Ogham fue modificado debido a la
cristianización de los celtas, y ya alterado subsistió hasta el siglo V o VI de la EC.
Hoy en día muchos druidas contemporáneos tratan de recuperar su uso y teóricamente
restablecer sus significados o renovarlos, aunque sus hipótesis y deducciones
reconstruccionistas o revivalistas, se basan en sus propias intuiciones, invenciones o
experiencias, (UPG) muchas de ellas, sin base histórica concluyente que las apoye, al
menos de momento, y con la expectación puesta en nuevos hallazgos de cualquier
índole, que reemplacen a los ahora existentes y corroboren sus impresiones subjetivas.
Otros druidas menos interesados en la herencia o rigurosidad histórica, lo han usado
como alfabeto Beth-Luis-Nion, o Beth-Luis-Fearn, u otras variantes existentes, y como
método de adivinación, basándose en los criterios y desarrollos que nos llegan desde las
épocas más recientes, ya mayormente bajo las influencias de las composturas cristianas
o cristianizadas o incluso desde las innovaciones de Robert Graves y de los arreglos en
los repertorios secuenciales de otros autores anteriores como Roderik O’Flaherty
expuestas en el libro “Ogygia” (Ruaidhrí Ó Flaithbheartaigh 1629-1718), como Duald
Mac Firbis, (siglo XVII), como Thomas Francis O'Rahilly (1883-1953) o
composiciones posteriores a R. Graves, como los arreglos de Friedrich Hageneder, lo
que ha dado lugar a derivaciones y deficientes interpretaciones personales, sobre todo lo
que circunda al Ogham contemporáneo, creando incluso, como podemos ver en decenas
de libros druídicos de estilo “new age” y páginas de internet, un calendario arbóreo de
13 meses, basado en el Ogham y un zodiaco arbóreo coligado, cuyo defensores
principales, cada cual con su patrones, son: Carol Carnac, Edgard Bliss, Helen Paterson,
Colin Murray y John Mattews, entre otros menos conocidos.
Ya el investigador y referente en el tema celta, Peter Berresford Ellis, en su artículo
“The Fabrication of Celtic Astrology” mencionó que el alfabeto Ogham se difundió con
25 letras, (feda, singular = fid) de las cuales 20 eran consonantes y 5 eran vocales. Y
este hecho histórico, está alejado de las 13 consonantes y 5 vocales que estableció R.
O’Flaherty y que fue fuente de inspiración para R. Graves.
Incluso a este respecto sabemos, ―desde su propagación inicial hasta varios siglos
después― de las letras o signos inventados y añadidos a los 20 signos o letras (feánna)
preliminares, que fueron denominados “forfedas”, los cuales fueron cinco y son sonidos
que estaban ausentes en el Ogham primitivo, y que fueron creados por los monjes y
exegetas cristianos de Irlanda.
Así pues, con el transcurrir del tiempo, los 20 “feanna” (símbolos o letras del ogham)
fueron organizados en cuatro o cinco grupos. Cada grupo recibió el nombre irlandés de
“aicme”, estando los tres primeros grupos o “aicmes” compuestos por las consonantes y
el cuarto por las vocales. El quinto “aicme” o grupo, es el que quedó compuesto por los
“forfeda” que son las letras o símbolos extras, creados posteriormente por los monjes y
otros redactores cristianos medievales, que pretendieron obtener sonidos, acordes y en
línea con el alfabeto latino.
En la literatura irlandesa temprana un Bríatharogam ("palabra ogham", el plural=
Bríatharogaim) es un “kenning”.
Hagamos un breve inciso para saber a qué se denomina “kenning”:
“Kenning” es un término del viejo nórdico (noruego e islandés) que se emplea para
señalar una circunlocución del lenguaje. Es una perífrasis que se forma con un nombre
compuesto de dos palabras figurativas en lugar de un sustantivo concreto. Los
“Kennings” se asocian fuertemente con la poesía noruega y más tarde islandesa y
anglosajona. Se emplea con los ogham para señalar la perífrasis en el lenguaje poético y
eufemístico de dos palabras unidas que explican los significados de los nombres de las
letras del alfabeto del Ogham).
Existen tres variantes de los “bríatharogaim”;
1. Bríatharogam Morainn mac Moín
2. Bríatharogam Maic ind Óc
3. Bríatharogam Con Culainn
Los dos primeros están plasmados en las tres copias supervivientes de la compilación
“Tratado del Ogam”, mientras que la versión de "Con Culainn" no se halla en el Libro
de Ballymote, y sólo se conoce por manuscritos del siglo XVI y XVII. El Auraicept na
n-Éces informa e interpreta el “Bríatharogam Morainn mac Moín”.
Los copistas y transcriptores medievales pensaron que todos los nombres de las letras
eran de árboles, e intentaron explicar los “Bríatharogaim” desde esa óptica. Sin
embargo, las investigaciones de nuestros tiempos han demostrado que sólo ocho de esos
nombres pertenecían originalmente a árboles.
Concluyendo…..
En la actualidad diversos druidas y druidesas de heterogéneas órdenes druídicas así
como personas de grupos reconstruccionistas célticos, se han lanzado a la compleja
tarea de desarrollar el Ogham, según sus intuiciones y conocimientos adquiridos, pero
cabe decir que los interpretan y expresan según sus prismas druídicos, que no siempre
son del agrado o convencimiento de los demás druídicos.
Todo y con eso, hay trabajos meticulosos a pesar de que han perdido parte del encanto
original con el que fueron ideados al sincretizarse con otros arquetipos.
A este respecto, merece hacerse mención del trabajo, en inglés, de Erynn Rowan Laurie,
autora del libro “Ogam: Weaving Word Wisdom”.
Esta escritora del reconstruccionismo celta, es una dirigente y activista entusiasta, cuyo
trabajo sobre el Ogham se inscribe también dentro de un druidismo con un fuerte matiz
evolucionista, el cual aporta y concilia diversas innovaciones personales afines con las
esencias básicas del druidismo.
Una de las más significativas contribuciones contemporáneas de esta autora al tema del
Ogham, ha sido sobre los “fedas”, que siguiendo sus propias intuiciones ha clasificado
los significados de éstos y sus influencias energéticas de cada “fid” (signo o letra) en
tres niveles naturales; ctonico o telúrico, vinculado al Reino de la Tierra, acuífero o
marítimo vinculado al Reino del Mar y celestial o etéreo, vinculado al Reino del Cielo.
Esto tres niveles, la autora los vincula de igual manera a los Tres Calderos sutiles, del
Evolucionismo druídico o (“Ecoirí filíochta). Esto es; Coire Goiriath (El caldero de la
Calidez), Coire Érmai (El caldero de la Vocación o movimiento) y Coire Sophis o Fhís
(El caldero de la sabiduría o del Conocimiento).
Esta división en estos tres niveles determina las influencias que las letras oghams
pueden señalar como método de pronóstico en los planos físico, emocional y espiritual.
Desde luego, todo lo escrito solo es la punta del témpano de hielo, del iceberg del
conocimiento y sabiduría que envuelve todo la temática del Ogham, en la que aun se
puede profundizar muchísimo más.

Coordinación Alba Matir

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