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Robert Kurz La Sustancia Del Capital
Robert Kurz La Sustancia Del Capital
Prólogo de:
Clara Navarro Ruíz
Postfacio de:
Anselm Jappe
Enclave de libros
IDM: 97'-'4-1:12182-4-4
~ Legal: 11-20030-2021
0 Ronritha Scho1z
e de la edición CD castellano Enclave ediciones
C de la traducción Guillermo Hcrnándcz Porras
Para la ~urmcióo de c:ubicru, la editorial queda a disposición para comunicar
la autona.
lmprao en GrtfJCaS De Diego, Madrid
Enclave de Libros
C/ Relatores, 16
l8012 Madrid
hrrp://www.enclavcdclibroe.com
tnclavedelibroltthotmail.com
ÍNDICE
PARTE I
PARTE II
Il.2:debate
la demonización de Grossman a la desaparición
mamsta sobre las crisis y el colapso 215
taphysik und die absolute innere Schranke der Ve.rwerrung". Primera parte:
"Die negative historisch-gesellschaftliche Qlialitat der Abstraktion "Arbcit".
En EXIT1 Krise und Kritik der Warengesellschaft, 1 (2004): 44-129. Bad Hon-
nef, Horlemann. Segunda parte: "Das Scheirem der arbeitsontologischen
marxistishen Kriscntheorie und die ideologischen Barrieren gegen die Wei-
tercntwicklung radikaler Kapitalismuskritik". En EXlT! Krise UNÍ Kritil. der
Warengesellschafl, 2 (2005): 162-235, Bad Honnef, Horlemann, 2005.
9
Nota tkl trdlltfor
10
N~ta tk/ tradu<trn
11
,v.,. ir/ r,d.."fVr
• • , 10 Histon"a y sistema en Mar.t11 y
Jndt .-rro.. eap•'tª/,smo '""'"'ª'•
d da el interés de estos textos, todos
,5~ ¡; s·n
1
Poner en u .
MIZT"x Jli '· , • no hav en ellos 01 rastro de Kurz.
. en comun.
~1,..... . L' .
ellos nencn ~~ , . lib de Carlos Femández ma, Marx
·
E~ aertO que el úlnmo ro
,1 ,,. mercando, 13 pero en la segunda línea
KS- ·ra /..,,af 11tienturas ae ,..
1 '· 0 · .. , .i· -6,, ~rMñola del libro de Anselm Jappe
de la /ntro411Ci'1Dn a ,a ea1c1 •·r- . " ,. '
. di l ropósito del libro es: «resumir la en ttca
el autor an C2 que e P ll p
~ [ ] 1• mostrar todo su desarro o. or tanto, este
del valor .. • • V no . .
libro de Jappc co~siste en un resumen con fines divulgativos de
la propia crítica dd \'2.lor iniciada y desarrollada por Kurz des-
de finales del siglo pasado. De forma que e~tendemos que esta
ausencia en d debate autóctono se debe, en cierto modo, a la falta
de un tato que aborde los distintos planteamientos kurzeanos.
Principalmente porque más allá de todas las cuestiones técnicas
rdacionadas con los propios textos de Marx, el pensamiento de
Kurz tiene una espcci.6cidad respecto de las otras nuevas lecturas:
es el único apaz de captar el «instante del peligro» 15 del colapso
sisttmico, d resto de posturas permanecen ciegas analíticamente
frm1r al mismo. La presente edición pretende contribuir a todas
estas cucstiooes con un libro que ojalá ayude a ir comprendiendo
' fuxA.,'DEZ UIL\, Carlos, y ALEGRE, Luis, Marx desde uro, Madrid,
Ala!, 201 8_- - ~ como los propios autores dicen, tiene nuevos aportes,
d libro cm basado en uno anterior publicado en la misma editorial titulado
El urdnz dr El capillll en 2010.
: \'tl..A.. C-Onína_ r,ww,-l· ;__/ Madri
:. Rtiz SA.i,;L'Á."' -;¿::umo ~"":" d, Traficantes de Sueños, 2018 .
.F . 1 .~HuturraysutemamMarx,Madrid Sigloxxi 2019.
- EL'l;AXDU L111A, Carlos M, ' '
tia. u_.J..c.J .a L-• • arx l857. Elproblema del método y la diallc-
••.....una,,_ 2019 Excluimos 1 . . .
IPJC, J«nr.l~~ (Macias Vr vo untanamente El colapso del cap,talts-
que a d único que trata
de esw nous ~ nnc'bl
;ucz,
A, Escolar Y ~ayo, Madrid, 2017 ), puesto
Kurz.hayaunque es posible que desde la redacción
r--1 e que se a publicad0 algún li
~ valor o las dininw lecturas de Marx. bro más sobre la ley
a,
)Arn, Anidm ,,,, <it n . ..L
• -r ., repita¡ uc: calabaz J h-
u
Nota del fradutt?T
ta para el siglo xx1», op. át. En inglés aparece recuperati'l.1e modemisation, que
Maiso y Zamora traducen del alemán por modemiUlcirin rezagada. Lo que
debe quedar claro es que Kun alude a un proceso comprimido de acelera-
ción en la modernización que han tenido que llevar a cabo algunos países
rezagados en dicho proceso.
13
.
,v,u
"',....,,, la ohjetividad del valor de
~ como para /.
0 ,J,;ttitridMi dtl ~ ur, el 'l)(llor objetivado en a mercancía,
'°"' ·
" ~"' .
:ril. ,. también para
.al marcar una
distinción entre estas tres
H
. ha ~do croa tal ara las diferencias con ein-
~~ n parque e!- fundamenl 1P del texto, y en este sentido
nooon . observarse ª 0 argo 1 . l
r·- - l otraS traducci'ones que no son a mg esa.
· h. ~romo ..,.J,..
ne
han sido interCS1nte as -a1ado en las notas correspon-
.acioncs se han sen
El rato de aprea notas del traductor.
dien~ indicando que son ch de los textos citados en el ori-
•adir que mu os 1
f'malmentc, an. . traducción al castellano, por o tanto
~nal aJesnín no °:1.:::'os intentando actualizar algunas expre-
hcmo& optado por dist2ncia temporal resultaban algo «clásicas».
liora que por ~ •o, se ha indicado en la nota que se
Cuando cstD ~ . ~ traductor con el símbolo (*). Sobra
mu de tndua:ióo propsa d ·
decir que nos ha arnrnado la voluntad constante e conseguir un
aaullldo Íld V acma1.
15
"' la /r,tura
,41(11"1' "f"""' /"'
' . d muy diferentes -buena muestra
'b ·ones sien o
Ambas contn uc, •dis utas que llevan a cabo de manera
de ello son las amargas . Pré por el análisis del carácter feti-
rten un mte s M
habirual- compa ._,: ta abordando la obra de arx desde
. d I ociedad capmws ' . 1 fu
chist2 e ª s . . A , sostienen que el 1mpu so nda-
d vist2 cualitattvo. s1, d 1
un punto e Ti~ . stá dirioido al análisis e as con-
tal d l filósofo de n;vens e o-
rnen e . . ocial que se impone en un escenario
di . ' la consntua6n s
aones ' . . 'd tán forzados al intercambio del producto
en que los mdi~1 uos es d
. b . 1 fonna de la mercancía. De este mo o, esta
de su traba,10 ªJº a ,
. . . se aleJa
tradiaon . deI marxismo tradicional, aquel que uso . como
columna --Lral
vcru;u Y rec•ora
<'
de su análisis el punto de VIsta de la
cl2se obrera las cuitas por la redistribución del plusvalor. En su
¡ y comienza a centrarse en e1an áli''dl
d interés ·
sis e a conc1en-
~~ fenómeno que afecta a todos los individuos de una
sociedad sin importar la clase a la que pertenezcan por su posi-
ción en d aparato productivo. 2
r6
A/guMr apuntrr para la lertura
LA NOCIÓN DE FETICHISMO
4Véase Kuaz, Robert, «Geschichte als Aporie. Vorlii.ufige Thesen zur Ausei-
nandersetzung um die Historizitiitvon Fetischvcrhaltnissen. Zweite Folge-.
Texto publicado en la página web de EXIT!, en 2006, todavía disponible. El
conjunto de este texto, en sus tres partes, es especialmente útil para iluminar
el sentido en que Kurz trabaja con el término •metafisica. y .fetiche», no
sin olvidar su Geld ohne Wert. Grundrisse zu einer Transforma/ion dn Kritil:
der politischen Ókonomie, Berlín, Horlemann, 2012. Este último libro, fun-
damental para la comprensión de la teoría kurzeana, no ha sido todavía
traducido al castellano. No obstante, puede encontrarse una traducción al
portugués en Dinheiro sem valor. Linhas gerais para uma transfa"""íªº da
critica da economia política. Lisboa, Antígona, 2014.
19
AlpntJ ,p,mtts paro la ltrfllra
En trabajo
del principio' el traba·~o ªbstracto es un aspecto determinado
que se opone, tal como sabemos por la más básica
•--..,1talozan,
ruucnbcarbtirung .••L •
oer emanz1patorische
. al
Geh r
SllUlWANN
1-. '111 '
Paw, KoPPtNeuacZWJouien An Gesell sehafit und Technik,., en
~:, "u"'Drllt,
"'· &w/,,,l<Alnr,
Mii
E,,,a,,7,¡:··,_. ~e, ScHAUPP, Simon, Kybenutil,
ra..,,11,,,e Per.,tulJ'
lllter, 2017: p. 127 • 16 ,. 1r •wn im technologisthtn
•
Al!(tmor 11p11nf,r para la ltrfura
7 MARX, Karl, El c.a¡,;ltlJ. Crwa de 111 """"""" polflico. Primer lllOIO, ap. ,il., P. 5+
lJ
tri ,_,.. t, lt.tl/NJ
.,flp'U1 .,.... •
. . (' di ·duos empresas, instituciones), la
nos1c16n in Vl ' •
sin impartir 5\1 r-- ( alabra cooptada por el discurso eco-
. csantt de
me_;ora 111c
la otra p
. ·d d
1fi h
rque no otro es e n que a asumido
nómico) -productw1 a •• po
la ~edad. . p<>r tanto es de un cambio de com-
lx lo que se trata aqw, ' . .
. dd vinculo social comumtano, que está
~iento ~ 6siro, material, real: el gasto de energía
maoonado con "'"!,~ di · a1m d'fi
humana. Una mnsfonnación que, a ~ion ente, mo .1 ca no
el resultado de la acción social, smo el proceso mismo de
solo 1:. ., 'al
511 cícctucióo- Estamos ante una trans1ormaaon cruc1 , que no
obstante. imp&ca un análisis minucioso y riguroso que ni siquiera
d ~dela crítica de la economía política, Marx, pudo llevar
1 abo. Sus n:xros se encuentran trufados de aporías e inconsis-
tmcias en tomo al concepto de «trabajo» que no fueron resueltas
por la serie de pensadores que siguieron su estela teórica. Según
K.un. Jos nombres más célebres de la tradición de estudio critica
&:ícidieron. de llD2 u otra manera, una comprensión de la esencia
del trabajo de arictcr positivo, es decir, incapaz de ver que dicha
noción csti Yatd>rada en una matriz de praxis social -un deter-
minado vinculo social de carácter histórico- de carácter fetichista.
En dc6nitiva, pan. el autor de la Wertabspaltungsk.ritik., el trabajo
: ha de ~prender, necesariamente, dentro de una determina-
~ que impone la valorización del valor como el fin
~ 11 mmn_~ de la sociedad. Señal clara de las limitaciones de la
~ marxista tradi · al
atención uc han . C1on entre otras es la nula o escasa
medioam~icntal tenido las cuestiones ligadas a la destrucción
cipio cleJ traba·
ie trata de unl° tar
=a.da
por el desarrollo y extensión del prin-
acto. A pesar de todo, cabe mencionar que
'Jt:ncia en los úl • ea que está siendo llevada a cabo con gran sol-
tunos años.•
' Una rd"~ ,:.,_...__
en /( 1 u 1 • ...IIQIJ!tnta), en este ·do
._ '" ,..,mxi &os«ialu111 - ,._ •• 1 senti , es el trabaio de Kohei Saito
"'',, ,111-: · '-"P••a N. 1 ~
a,c~ :.t4"°'"1• Nueva York, Mo;thl ª ure,. and lht Unfinishtd Critit¡ut o/
~ .
• .l.. t,_q¡, 1'A......, ~ l1-a, M. llana puede encontrara, en nuestra
11111'"' '*"'°'· PimJom,ntos p11ri1 unll
Al~u,M, ,,punt~, para la lectura
.
que dicha exigencia de
otro modo que bajo la forrna
de un de.reo, una a.spir_ación, .1 la_ que apuntan mediante un precio
ideal que las mercanc1as llevan 1mpresn. Si marcamns el carácter
desiderativo de este movimientn e, porque l.1 fr;irrinn de valor
que anhelan las mercancía, nn est,í n1inc1 .1,egur,Hh. E,aa depen-
de, radicalmente, de los mecanismns <le la cnmpetencia. Estos,
dada su lógica interna, hacen que el resultado del prot·eso de
realización (compra-venta de las mercancías) no p11eda ,er una
magnitud de valor individual perfectamente corre,pondienre v
correlativa a cada mercancía; en ciertn modo, eso rnpondría bie~
i) presuponer que es posible cuantificar todos loe; factores con-
comitantes a un proceso de acumulación del capital de manera
exacta, bien ii) suponer que en el sistema capitalista no se produ-
ce más que lo estrictamente necesario. 1: Antes bien. el resultado
que arroja este proceso para cada una de las mercancías es un pre-
cio realizado como quantum o fracción de la masa global de valor,
que necesariamente, es algo diferente de la fracción individual en
el plano del valor. Por tanto, precio realizado y magnitud~ valor
de la mercancía individual no coinciden y, sensu stricto, dado que eJ
efectivo grado de realización de las mercancías es algo que ~Jo
puede analizarse de manera retrospectiva y es dependiente de
multitud de elementos, la cuantificación c:xacta de la magrurud
de valor de cada una de las mercancías es una rarea. en realidad,
imposible.
No esperamos haber aclarado de manera completa todos los
aspectos que implica la cuantificación del valor del capiralismo~
pues no en vano es uno de los asuntos que mayor cantidad de
discusiones sigue causando. Lo que sí creemos que debe renene
presente -y esperarnos haber dejado c.bnr- es que d proceso
de realización de las mercancías es algo difamte a su proceso de
JI
-,a ¡1 /l't·f11rtl
,f/rw9r• "f"'"'" tr'
. una rcsis original de este pensador.
tirmac1ón no es 1.
q¡rnH"!'fCl,cstaa I dedica al asunto de tiempo un capí-
t -- b"d Postone e d
Como e'!- q I o. , Sohn-Rethel, a pesar e sus apo-
d ru obra magna ~ .
rul0 ~~ r · h b~ consagrado bastante espacio a estas
d.1 · )tades ,-:a ª 'ª
n~ ~- h~~ . ·• ·
. :. \o obswitc, res
uJta suVf'rente
o-
el modo en gue Kurz
, 1 .
.uC!-Qones. ·
. • el espaao se. doblega cada vez mas a as exigencias
. .
explica rom_o .al rransfonnándose en un espac10 fabril,
de la dininuca emodpresanelde' tiempo es aquel únicamente divisible
· tJ'2S que d m O •
nuen . de carácter abstracto -segundos, minutos,
nnr mcJid.as c:ncmas d 'd .
r-
horas- que es apaz de convertir todo tiempo e VI a en tiempo
de tralajo.
33
Algunfl apun/tl rara la /rct11r1J
35
,,,,m paro la lectura
;11¡ur1rs 111
16
E.Ir rexro se escribe d
uranre la, últimu
~ semanas de Abril de 2020.
PARTE!
39
p¡rr/t I
43
Esta disolución de la «esencia» sociohistórica en una rclaciona-
lidad fenomenológica de las relaciones de poder y su _co_nstrucción
0 d~-on~trucción asegura así, guste o no, la sustanciahdad nega-
ri\'a de las catcgorias capitalistas reales, que por lo tanto ya no
pueden ser enunciadas. Sin embargo,_ de este ~odo se pierde pre-
cisamentt el potencial crítico contenido en la idea de relatividad.
Porque. en ttnninos sociales este potencial debería ma01ifestarse
en un movimiento de transformación emancipador, rompiendo la
vadadera tensión a la absolutización de la forma fetichista domi-
nante, prccisamcntt en su contenido sustancial.
(h,c. por tjcmplo, las diferentes áreas de existencia y actividad
poseen cada una su propia lógica, reivindicaciones, significado,
etc., que es imposible unirlas bajo la reivindicación de la abso-
lurincíón de un mismo principio totalitario, pero que solo en la
rdatividad de sus ~oncs mutuas componen un todo irreduc-
tible a una forma unitaria y a su sustancia igualmente unitaria, es
una idea que debe afirmarse contra el brutal sustancialismo del
sistmia moderno de producción de mercancías.
Sin el ~ de swtancialidad negativa de la relación de valor
0 ~ ~ no puede haber una crítica radical. Por otra parte, la
45
/>r,rtt I
49
P/lf'ftl
.
En oerto m o,
od tal vez se podría decir que toda . .
constitu . ,
c1on
soaal. fe ne. h'1st a, ·incluso por lo tanto las constituciones ,. 50 .
c1a-
od as rep resenta una suerte de metafisica real en la
les prem cm ' '
medida en que la metafisica de cada épo~a nunca. se reduce a
meras ideas O representaciones mentales, smo qu~ siempre ve al
mismo tiempo la reproducción social real, las relaciones sociales y
el «metabolismo con la naturaleza» (Marx). Tan solo en las socie-
dades prcmodcrnas la metafisica real que regula las relaciones
sociales, las relaciones reproductivas y las estructuras de poder es,
en cierto sentido, una metafisica «determinada desde el más allá»,
mediante la proyección de una sustancia pura, absoluta y trascen-
dental. por excelencia: una esencia divina situada fuera del mundo
y que la mitología o la religión tratarán de personificar. Entre
los representantes terrestres de esta preordinada esencia trascen-
dente estarán, por lo tanto, las verdaderas estructuras sociales de
rq,roducción y dominación, debidamente personalizadas, ya que
forman un sistema de relaciones personales de dependencia y
obligación.
~ concepto de «dependencia personal», sin embargo, suele ser
:eto ~ un p~fundo m~entendido (incluso por Marx, quien
prestó suficiente atencion a las relaciones premodernas): en
cstr contato de constituciones sociales fetichistas premodemas,
se crtt que detrás del ªd"~etivo · •personal» se encuentra la noo"6n
.moderna de r-uOna lCait o .incluso de sujeto según los propios
4l1lPR fis' ·
~~- La estructura de «dependencia personal» da entonces la
unprcsl.Oll de ser una fo d d . di J.
en rma e onunación directa y no me al.lll!
contraste con la dom:n · , di da
En realidad, las re . .....,acion moderna, indirecta y me a ·
pero de otr laciones premodernas están igual de mediadas•
a manera, puestO ·et·
ten en 611 pcrfi · de que 1as personas mismas se conVI
ocs proycec·, teS
de la trasccnden..: r . his ion Y, por lo tanto, en representan
....,a 1et1.c • t e . sy
las rcbcioncs d dcpc a. onceb1r los seres trascendente
.
di stmguirlos e ndencia pe al d .-.ite
clararn d rson e esta manera pe1 ....
.J:_ ente e las 1 . nes
wrcctas. Llegando • 1 personas físicas y sus re ac1o
_.J, me uso dich0 d on·
tr4Wccioncs entre la ' . sea e paso, a crear bizarras e d
personalidad trascendental y la person allda
so
la sustancia del capital
51
. nominal O una proyección puramente ideológica (
abstraca6n . lóoica etc en el sent1'do premod erno ) . o
religiosa, mito 0 - , ., •
53
Prfr/
SS
. soo"al real El medio cultural y el mundo vivo a
al,smca 6n · ctua)
de·nuestra sociedad capitalista están. cada .
vez más estandariz d
h ao
globalmente.se mueven de manera mqm~tante acia la construc-
. . _,..,,.ru·ana de un universo mecánico homogéneo· lo
aon no;;;nw . . . . ' que
significa una progresiva aruquilac1ón tanto para la b1osfera plane-
tari como para la cultura humana en sentido amplio.
; concepto filosófico clásico de sustancia se diferencia clara-
mente en la forma (forma ideal inmanente-trascendente o «tras-
ccndcntll•, forma valor) y el contenido (el mundo reducido de la
fisia moderna, rcmodelado según la lógica mecanicista) solo con
el advenimiento de la metafisica real del capital en la era moder-
na. Pero mesta rdación mtre la forma y el contenido de la sustancia
1lldlfiria q,¡e llálÍll en la realidad todavía falta el agente social de
ltJIÚ Úl orgtmizlzción metafisico-real, el momento mediador dentro de
este mwimimt,;. La relación entre la forma valor y la sustancia
mtunl reducida a su dimensión mecanicista no puede ser es~áti-
a: ~ siempre un proceso dinámico en el que solo a través
de la mediación social, a través de una fuerza social que interviene
en el cmet3bolismo con la naturaleza» específicamente capita-
list2. la naturaleza, no reducida en sí misma, queda sin embargo
realmentt reducida a la abstracción del valor.
Est11 fanu es en sí misma una sustancia material, pero social Y
no '11111mÚ.La sustancia natural de la abstracción real moderna
~o ab&tracción formal del principio esencial «valor» es la mate-
na abstracta reducida por la lógica mecanicista de los físicos; en
cuanto a la &UStancia social de este principio formal metafi s1co
· -
~ n o ¡ = «trabajo ~stracto» (Marx). Simultáne~ente
la'-·-- . Y~ustancia del capital, el «trabajo» constituye
mal
iuau__ &000-matcrial
e, • Y el proceso por el cual el princ1p1o
· · for·
m~sJCO-rcal, con . 'ó de
totalidad uedc . su negativa y destructiva pretens1 n
terrenal Epi ~ prunera vez ejercer sus efectos en el mu 0dº
· mOVUlúcnto cdiado ·ste
en una auto-med' .6 dm r del trabajo abstracto consi
iaci n cla su5t · · de un
fin en sí mismo anc1a y, en consecuencia,
&e manifi..... ta
, una auto-agr
r
.6 al
cgaci n tanto en forma de v or
(que
...,. en 1orma de di )
nero como en forma de «alienaci
·ón'
56
La sustancia del capital
S7
• l .Ls ...acri6n real del trabajo adopta, y viceversa· y
.J
Praxu. at a ao • resto que el trabaJO abstracto constituye el rnodes
11 • • ,
preosamentt po . o
l ·no·pi'o esencial social no material se apodera aterra
en que e pn . ·
doramentc del mundo matcnal. . . .
El «idealismo objetivo• defendido por Hegel sigue siendo, en
cierto sentido, incluso más relevante que el «materialismo obje-
tivo• dd pensamiento marxista_; ~cepto que l;~gel concibe el
idealismo rea} capitalista en tcrmmos apologeticos, como un
movimiento positivo de automediación de la esencia de la abs-
tncción real. cuya negatividad, crueldad, destructividad es por lo
tanto completamente dejada de lado. En cuanto al materialismo
mamsu, si logra abrirse camino hacia la crítica -pero una crítica
en gnn parte truncada, aferrándose tercamente a la inmanencia-
es pmquc dtja de lado el carácter propio de la abstracción social
real. Como abstracción, el valor (o el trabajo abstracto) sigue con-
siderindosc como un tipo de pensamiento, es decir, como una
idealidad (negativa), pero en este caso esta idealidad no es sub-
jetiva o meramente reflexiva; no es una idealidad hecha de abs-
tracciooes puramente nominales (de lenguaje o de pensamiento),
sino más bien una idealidad objetivada por procesos históricos Y
cmattrializada. por la praxis coercitiva.
Si uno quiere criticar completamente la sustancialidad negativa
de la rclaci~ fctic_bista capitalista, no hay necesidad de volver
ª poner en pie el idealismo objetivo hegeliano: hay que cortar
~ ~ d e la abstracción real. Solo esto constituiría una pra·
~ ~ q~ trascendería verdaderamente lo existente y, en
;;:ar pcr&cguir la rcmodelación compulsiva del mundo de los
~~7alcza, destruiría el principio esencial de eS tª
58
[3]
EL TRABAJO ABSTRACTO EN LA CRÍTICA
MARXIANA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA: UN
CONCEPTO DE SUSTANCIA NEGATIVA
59
_,;_ d entre las manos. Si hacemos abstracción de su va]
ha tnrmonn• o or
s también los componentes y formas corpórea
dcu~ abstraemo s
e hacen de él un valor de uso. Ese producto ya ~o es una mesa 0
:sa O hilo O cualquier otra cosa útil. Todas sus prop1e~ades sensibles
se han csfunwlo. Ya tampoco es produc_to del trabaJ~ del ebanista
0 del albañil O del hilandero o de cualquier otro trabaJo productivo
~ o . Con el caricter útil de los productos del trabajo se
dcswncct el carácter útil de los trabajos representados en ellos y, por
ende, se desvanecen también las diversas formas concretas de esos
trabajos; éstos dejan de distinguirse, reduciéndose en su totalidad a
mbajo bU1D2Do indiferenciado, a trabajo abstractamente humano.
EurniDCTMS ahon el residuo de los productos del trabajo. Nada ha
quedado de dios salvo una misma objetividad espectral, una mera
gdatina de tnbajo humano indiferenciado, esto es, de gasto de fuer-
za de mbajo humana sin consideración a la forma en que se gastó la
misma. Esas cosas tan solo nos hacen presente que en su producción
liC empleó fuerza humana de trabajo, se acumuló trabajo humano.
En cuanto criswizaciones de esa sustancia social común a ellas, son
valores.:
61
. alidad abstracta de la actividad creadora de riqueza
Con la unJVCrs . d d 1 b' d . , se
. po la universahda e o Jeto eternunado co"'
da al mismo nem . "'º
. roducto en general, o, una vez mas como trabaio e
nquna.comop , . . d [ ]L . . . , n
_ 1 mo traba,·o pasado, obJetlva o. . . . a md1terenc'i
gcnenu. pero co • . . . a
,:__ •n•ro
m:ntt a un gt ~ detemtinado de trabaJO
.
supone
.
una totalidad muy
desarrollada de géneros reales de trabaJOS'. nmgun~ de los cuales pre-
domina sobrc los demás. Así, las abstracciones mas generales surgen
únicamente allí donde existe el desarrollo concreto más rico, donde
un demento aparece como común a muchos, común a todos los ele-
mentos. Entonces, deja de poder ser pensado solamente bajo una
forma particular. Por otra parte, esta abstracción del trabajo en gene-
ral no es solamente d resultado intelectual de una totalidad concreta
dt trabajos. La indiferencia por un trabajo particular corresponde
a una forma de sociedad en la cual los individuos pueden pasar fá-
cilmente dt un trabajo a otro y en la que el género determinado de
trabajo es para ellos fortuito y, por lo tanto, indiferente. El trabajo se
ha =tido entonces, no solo en cuanto categoría, sino también
en la realidad, en el medio para crear la riqueza en general y, como
detcrminaáón, ha dejado de adherirse al individuo como una parti-
cnlaridad ~'ll. Este estado de cosas alcanza su máximo desarrollo en
la fonna más moderna de sociedad burguesa, en los Estados U nidos.
Aquí, pues, la abstracción de la categoría «trabajo», el «trabajo en
gmaal», d trabajo sans phrase, que es el punto de partida de la eco-
DOIDÍa moderna, resulta por primera vez prácticamente cierta. [ ... ]
. Este ejemplo del trabajo muestra de una manera muy clara cómo
incluso las _categorías más abstractas, a pesar de su validez, precisa-
mente dcbuh a su naturaleza abstracta- para todas las épocas, son
00 obst2Dte, en lo que hay de determinado en esta abstracción, el
Estas
, considcr
. ·
aoones sobre el concepto de trabajo como cate·
g_oru social son en muchos sentidos aporéticas Tanto la abstrae·
aón como su dime · , . · .c. a
.. nsion social aparecen, por un lado, de iorrn
pos1twa, como •progreso . . . -a,
", como •actividad creadora de riqu.,.,
'MA RX, Kar1, Grundri11t, Eltm t fi . J l eco·
11om"1 ¡>olftiu, (traducción de ;' º' undamtntales para una critua ul! a 81
tomo,, Introdnrr,A.. Mn edro Scarón, México D.F., Siglo XXI, ,9 9
~ , . , 1"'&• 24-26.
la sustancia del capital
:=:
donde hay una abstracción social real), el «trabajo» en sí mismo
CCOOCrcto,. en el sentido de un determinado modo
7
PosTONE Moish z.e·1 A b . • e/Jtin-
. ' .''. ' • r ti/ und gesellschaftlíche Herrschaft. Eme n . ,M,
trr,rnatll)r, dn ltr,11schm 1hlQ1'. d t t,ernr
... • L • L . . "vcm Marx, Friburgo, 2003; e •cas ·
""°"lº y UQ"'"'"'l6n IIJtia/, M~-'-U
MUJO,
M .
arcial Pon,, 2006, p. 208.
66
La sustancia del capital
68
La sustancia del capital
69
mercanc1'a considerada aisladamente,. sino en relación con el pro-
_.J!
mcwos oo'al de las mercancías). Sm embargo,
. debido a su natu ra-
leza abstracta este contenido es u~ c?~temdo «espectral», no solo
en d resultado que establece la obJ~t1~dad de_l v~or, sino ya en el
proceso de gasto en sí, esto es~ en te~mmos pract1cos, como deter-
minación dd «gasto de nemos, musculos, y cerebro humanoS•,
separado de su forma material. Puesto que hay una transforma-
ción de la materia natural bajo la determinación a priori esencial
de que aquí se gastan los cuantos de energía humana abstracta sin
tener en cuenta la forma concreta de su gasto, esta determinación
es en efecto sustancial en el sentido de una sustancia material·1
solo que esta sustancia demuestra no ser natural sino social, no
tnnshistórica sino históricamente específica de la constitución
fetichista moderna.
70
[4]
EL CONCEPTO POSITIVO DE TRABAJO
ABSTRACTO EN LA ONTOLOGÍA MARXISTA
DEL TRABAJO
1
RuBIN, Isaak Illich ,Studim zur Marxschm Wertheorie, Frankfurt/Main,
~973 (original de 1924); ed. cast. Ensayos sobre la ttorla marxista tkl valor,
uenos Aires, Ediciones Pasado y Presente, 197 4, p. 18 5.
71
Parlt I
. el trabain
Aunque ,- ªbstncto es una propiedad específica de una eco-
norrua mercantil, el traba' . e
• ~o socialmente igualado puede encontrar5 '
: n-l';:1o,~~ una ~muna socialista.[ ... ]. Todo trabajo abstr~cto
mente ~ Ysocialmente igualado, pero no todo trabajo sooal·
puede considerarse como trabajo abstracto. 3
¡ [b{(k,,,, p. 192.
I Jb(lk,,,, p. 193.
La sustancia del capital
--------
p.
'lhfdtm, 148 _
73
~~/
74
La sustancia del capital
75
principio: «De cada uno según su capacidad, a cada uno se .
su necesidad». Sin embargo, tal esquema no responde a nin:n
necesidad. En efecto, si Marx consideraba que el desarroll ~a
las fuerzas productivas en el siglo XIX bajo las modalidades ; le
. fi• h ca
fonna capitalista no era to dª:1ª su ciente ~ara ~c ~ por la horda
d principio burgués de trabajo, ~sto se ~eb1a pnncipalmente a su
apego a ciertos dementos de la 1deologia protestante del trabajo
v el esfuerzo. Sin mencionar el hecho de que este concepto abs-
tracto de trabajo es un concepto específicamente moderno, que
por lo tanto no guarda relación con la situación premodema de
un desarrollo relativamente modesto de las fuerzas productivas,
sino que, paradójicamente, nace solo junto con el ciego desarro-
llo capitalista de las fuerzas productivas en cuanto desarrollo de
fuerzas destructivas.
La aporía del concepto de trabajo de Marx fue así resuelta uni-
lattnlmcntc por el marxismo en la ontología positiva del trabajo;
y por esta misma razón, fue necesario dejar de lado la dimensión
crítica del concepto de trabajo abstracto y devolverlo a una defi-
niáón positivista plana. Según los teóricos más exigentes, Rubin
había trazado una línea de razonamiento que se ha mantenido
hasta la actu.alidad, al dividir este concepto en, por un lado, una
categoría puramente capitalista (y todavía idéntica para él ~ _la
~ ó n de mercado en general), y por otro, una ccigualaci~n
soew» abstracta Yuniversal válida para todas las formas de so~e-
dad. Pero, lejos de resolver la aporía, se limitó a elevarla a un n.tvel
de rdbion · mas · alto, demasiado alto para los ojos del estaliJU·srno'
en, todo
. caso·, en 1 931, como tantos otros intelectu ales «proble·Je
matl~•: Rubín fue condenado al gulag y desde entonces se
considero desaparecido.
El. destino de Rub'10 10 · d'1ca hasta qué punto e l «soci·alistn°'•
nacdad1do
tili de la Revolución
ante la más m, ·
de
d'
Octubre
.
se vio obligado,
. .
en su
d refleXl
\11
05
~
raducimos •mod . .
y Mai d l erruzac1ón rezagada» siguiendo la traducción de Zamora
dade artículo d e Kurz, Ro bert, "M arx 2000. La importancia de una
tcona so
Cr(tica 0 ~ por muerta para el siglo XXI», Constelaciones. R.e<vista de Teoría
, n -9, 20I6-20I 7, pp. 28-45. (n. del t.)
77
""' . os de una abstracción real negativa, para interpret 1
en lcmun .. tual b. ar o
solo como una mera abstrac_cron concep ' o ten, cuando lo
o una abstraccrón real, (y en todo caso exclus·
entendió COm . • 1va-
marxistas occidentales mas destacados) ¡0
mente en tre los . . . con-
virtió no tn una ahstracci6n real a prt~rt, sino en una abstracción rea/
a postniori, esto es, referida pura y simplemen~e a los productos dti
trabtyo en C1'Qn/O mercancías en el mercado. Dicho de otro modo,
la teoría marxista entendía este conce~to como la forma en que
el trabajo realizado, aparentemente siempre concreto y «útil,,
solo se percibe como forma abstracta a posteriori, al nivel de los
productos acabados puestos en el mercado; en definitiva, como
una especie de propiedad socialmente constituida del producto.
Esto se realizó de manera positiva en la ideología socialista de los
países del Este, de manera negativa en el marxismo occidental;
sin embargo, en ambos casos la definición de trabajo abstracto se
mlujo de manera similar a una abstracción que se suponía que
intcrvmía solo en el mercado, en el proceso de intercambio. Y así
lo dejó la literatura marxista.
En otras palabras, d famoso «anclaje en la producción» que los
maaist2s reclaman representa la celebración de una «dignidad del
trabajo ontológica», mientras q~e su crítica del capitalismo se basa
~ realidad enteramente en la circulación y por lo tanto queda
mcompleta. Porque entender el proceso de abstracción real como
algo ~e se lleva a cabo solo a posteriori sobre el producto del
traba.JO, en cuanto mercancía en el mercado no significa otra cosa
que limitar la critica de la abstracción real y:' por tanto del sistema
productor de~canoas · ---51· es que realmente ' se lleva a' cabo- u· ni·
camentc a la esfera de la · cu1ac· , •vidad
'tali , . ion. El problema de la negatt od
Z1
CU'
~ ~~ circunscrito a la esfera de la circulación y al rn °
IV'r1'i uc10n que la acompaña, solo se percibe desde esta pers·
,--~va truncada,com0 M . h
0 1s e Postone fue el primero en se
ñalar:
79
Pr,rtt I
80
La sustancia del capital
81
Parir I
~=
inconcebible y de un positivismo cogido por los pelos y de m~cho
más bajo perfil que la conciencia de la problemática que el mismo
Robin podía tener del problema. Para tomar un ejemplo ~
podemos leer un folleto titulado The Political Economy oJSocta o-
_J . ,, ,. . . • R b/"c [La econ
11.nu its .rij>p,uahm tnthe German Democraltc epu t 'fÍCP
mÍII política del socialismo y su aplicación en la República Democr:ª del
de Alnnania], la obra de un colectivo de autores de AlernaJUª
Este bajo la dirección de Günter Mittag:
, .alistas es,
El trabajo productor de mercancías de los trabajadores soci fi rt11ª
J>Of' un lado, la inversión planüicada de mano de obra en su O 011 -
útil b"d a Jase
• concreta Y creadora de valor. Por otra parte, de 1 0 •fiesta
di . . . rnani
Clone& general" del modo de producción soc1ahsta, se d sos
al · · b trae e
mamo tiempo en una forma generalizada que se a 5 d vaJof,
..,._;,..,¡ . _. __._ dor e
y- ~-anu.wc:s concreta,: como trabajo abstracto crea
La sustancia del capital
Las ideas más recientes sobre el ser han destruido la concepción es-
tática e inmutable de la sustancia; sin embargo, esto no significa que
se pueda prescindir de ella en la ontología, sino simplemente que se
debe reconocer su carácter esencialmente dinámico. La sustancia es
aquello que en el cambio perpetuo, mutándose ella misma, se pre-
serva en su continuidad.[ ... ] El ser del ser social se mantiene como
sustancia en el proceso de reproducción [ ... ].17
16 lb(dem. (•)
17 lbfdem. (•)
11 lbfdem. (•)
85
P,,rtr I
'ficid•d de 1ª ·
abstracción «trabajo», la de. ser.una ab s-
La cspco ed nsombrccida por esta ontolog1zac1ón y sol
'ón ~al qu a e • o
traca ' abstracción de la razón en el sentido uti'll
nH'Pí'C romo auna • .
1 t____ ,
1 '" Lukács conserva incluso aquí la idea, a veces
zado ror ,, ao...... al
. . te ·ómica de Engcls que otorga trabaJ'o un
10,ioluntanamen l • . .
...1 tral en El M,,,¡ del trabajo m la transfarmaetón del mono
pa..,- ccn r-r · rdial l b · dr'
nr IJo,,,/,rr,xi «fenómeno pnmo », e tra ªJº ven ta, ontoló-
. te hablando.justo después de las «formas pasadas de ser
=ro~- orgániro»,2 1 constituiría el lenguaje, etc., de modo
que además de «estar erectos•, «los seres humanos en formación,
participarían también en la «aptitud para el trabajo». 22 La reali-
Dción de esta aptirud para el trabajo es el punto de partida «para
el desarrollo de aquellas capacidades por medio de las cuales el
hombre no debe olvidar nunca más el dominio que ejerce sobre
sí mismo (!)».n Esto suena mucho más protestante que cualquier
cÍmómcno primordial» y uno no puede evitar pensar en la histo·
ria ¡ngonada con candor burgués por Locke y Kant, de que los
onngutncs se negaron obstinadamente a hablar simplemente
~ no querían trabajar.
. So~ de atrañar que Lukács, al ontologizar el trabajo no con·
: ~ diferencia de Rubin en particular) ontologizar tam·
amplía . 'al~ Yal cabo, 1~ uno lleva a lo otro. Como resultado,
la y ~ la catcgona dei valor de la misma manera que
d e ~ de trabajo, amalgamando la definición del concepto
cutilidad.~~«escalas de valon. ético-morales y la noción de
~ i l u ~ - el ejemplo de Adam Smith y otros pensa-
- del siglo XVIII. Así, la abstracción social del valor
,. lbldn,,_ (") -
,., ENctu fri,,A..:...1..
( r8 6)
7 • en
' i.:71Ul,
nu1
•Anteil
.Marx/f "..1. · an dcr Mcnschwcrdung des /\1''1te11•
. .dcr cuocit A
Berlín, 962 (n. del t.}. edricdrich Engcls, W"ke Bd. 20. Dia/elt.tilt. der JI/al~';
1
""°"º
i:llrldn,¡~Wtk ' · tan
~ 'Y atr,;s ú,cto,
rri
B · El¡,ap~¡ tÚ/ trabajo en la transJormaCI'órt d"
.. L · P· 20 - (n. del t) ' uenos Aires, Ediciones Godot 2014·
UlAc1, Gyor . '
n ]bftk gy,Mar1e.•01UJJJ-,_
"'· (") ---,.,, tk/ '" l()(ial, op. cit. e·)
86
la 1u1/a,rria d~I capital
Todas las demás leyes que se sitúan dentro del Ser social son, por
lo tanto, de carácter histórico. Marx demostro la génesis de la más
general de ellas, la ley del valor, en el capítulo introductorio de su
obra seminal. Esta es, en efecto, inmanente al trabajo mismo, en d
sentido de que, a través del tiempo de trabajo, está insepanblemenrc
vinculada al trabajo en sí mismo, concebido como el despliegue de
las capacidades humanas; pero ya estaba implícitamente p~nrc en
la época en que los seres humanos realizaban solo trabajos útiles "!
cuando sus productos aún no se habían convertido en mercancías;
Y de igual manera conservará su validez incluso después de que se
haya suprimido la venta y la compra de mercancías.~
La P"0imidad dd . . ., -
cial ~ capitalismo es que engendra una producc1on so
1110 traoar,-... en el verdadero sentido de este término; el socialis-
- - Clti Clpc>ntancidad
fomadai con pleno . . . s
en un conjunto de disposioone
C'.Onocimicnto de causa. 21
La diii
Cl'Cncia cualitati ·fe·
ltDcia, 1e liinita al biva, que en tentido estricto no es una di d
la ~ 0a.. ~ paso de la «espontaneidad,. d:
aaarq del mercado») a «un conjunto
~-;;¡--
•1h6,,,, (º)
88
La sustancia dtl capital
Al mismo tiempo, Lukács sabe muy bien que esta historia como
ontología «dinamizada» es la historia de un sacrificio:
dr
u;iro
·· u __
~ _,.13ll ~ de Hegel resulta, pues, bastante distinta
S . ~ materialista de Lukács puesto que no identifica un
a r ~ ~ consciente (por ejemplo, el prole~aria1o), que
"' dr 1111 ~~ ~~do plena autoconaenc1~ a ~-
;,,,.,i.;...;,.._~ de obJetwación autorreflexiva. Hacer esto s1tuanª
-IAUICD?t el •,._,1,..,;_, .
al qur w~-~ ~mo s~tan~ constitutiva de un Su1eto
in-1,...;.._ . apttalistas le impiden realizarse. Como estaba
-,-.,.u en ini diiCUSión el , hl ,
rico icría, en
sí:. con maixismo ricardiano', el sujeto sto·
~ 1 ato, una versión colectiva del sujeto burgués, que se
dr '!rabajo• y de ~ ~ mundo a ~vés del 'trabajo'. Los con~~pto5
0 como una da.() Cit2n in~ (ya sea interpretado como el individuo
~ I •· ddva!OP(dcla
re a Wert,nti,, es decir, la corriente de la •cnnca .:i-,. d
que
An Rob en un: es uno de los principales tun ores, wasc el ep~- e
K • dad
•elmJappe (n. del t.).
,,.,,, 1
Maano ·
de Jaa , - : ~ un punto de vista independiente en la historia
Como - dcm- que podr'13 1llvalidar
. . las teorías de sus antecesores.
co, 1e trata~una¡uada ª la génesis dd socialismo científi·
Man, con&on~ un movimiento sociohistórico en el que
CCOnómica y SOcial con las teorías anteriores y la situación
IMci. d ITe.jo l«~n desarrollo, avanza a través de estas teorías
~• CIJtno funda,,, ento tan común como ,nconse1e
. · n-
.
~--- ··-
Wou, Dietu
• -uuurgo, v....._
w
H._..._ ___ . ' ""'' 11,rd /':!._u
~ D,, di' ,,.,., ,
,.1
, Va1Ji//ll1
• /1,t,J, --,, ªOOi. lllw,u,sche Widerspru,h ,,,, ~• 'I'
"'· P- 19, en Cllniva.
ta d Origina1, (->
la 1u1ta11ria dtl capital
93
l',rrlt 1
94
La sustancia dtl capital
95
•or con el otro plano de abstracción del conc
No es mu cho meJ 1 . 1 cp-
. Wolf utiliza para onto ogizar e trabajo abstr
to de trabªJº que . . d ac-
Es lano va no solo debe contener, s1gu1en o el modelo de la
to. te P
silla, • genérico «rac1on
ténnino · al», sino
· que t am b'é 1 n pretende
0 ~ ; un conctpto rtlativo a la praxis social. Wol_f vuelve a la linea
de razonamiento ontológico hallada en el propio Marx, a la que
Lukács v toda la ontología marxista del trabaJO se habían adhe-
rido rápidamente. Esta vez ya no se trata de un mero concepto
genérico, de «trabajo humano abstracto como cualidad universal
del trabajo útil-concrcto•, 39 sino de la relación, en la praxis social,
entre los divmos campos de actividad y las «alienaciones11 de los
individuos. Bajo este epígrafe de regulación social y «reconoci-
miento- mutuo, se introduce ahora un segundo concepto, el de
ctrabajo humano abstracto» en un sentido social. Ya no se trata de
un mero cooccpto genérico, de «trabajo humano abstracto como
popicdad general del trabajo concreto útil», sino de la relación,
en la pruis social, entre los distintos ámbitos de actividad y las
«alienaciones» individuales y particulares.
En este sentido de regulación social y de «reconocimiento
llllltUo- . trod
se m ucc ahora un segundo concepto de «trabajo
immaoo abstracto. en un sentido social:
;Úi"',cu el rootato ·a1
~ soa en el que los seres humanos realizan su
vt2 abstnídoCO!ia?tos-~tiles, un proceso por el que estos trabajos, una
aimo traba· ~ aracter concreto, se relacionarían entre sí también
Sí, este !JOS ~os, es decir, como trabajo abstracto-universal?
. aiste· Consiste
de) trabajoPIOttso · en la ya mencionada distn·buoo · 'n
hemos~ en las proporciones determinadas de las que ya
partir de C i t a ~ ~ común a todas las formaciones sociales. Si ª
útila COnattoi . ción es posible determinar por qué los trabajos
h CStán conectado b .os
Wllaooi ab.tnctos s entre sí también como tra ªJ
•"'-'-- , entonces
""11.0, cornún a toda. las
en h
este caso se trata de un hec o ahis·
comunidades.'°
96
la sustancia del capital
97
pgrtt I
98
La sustancia dtl capital
;;;;;¡----
//J
4] p, 47.
111• (*)
fdtm, p, 4 l · (*)
99
'dad no capitalista el trabajo concreto útil también
Así. en 11111 comlllll
. __ ,_,1 sí como trabajo humano abstracto en el marco de
está Vlllluaio entre . d1 b. . .
'b .
la dism uo6n P
ro¡,oro·onal de la totalidad e tra ªJº, sm embargo'
su caricter de Ulll
·vcrsalidad social no estriba en el trabajo humano
abstracto, sino mis bien, de una manera que depende_ de la naturaleza
del contc).to social, en el trabajo útil concreto. Al igual que en las
comwiidadcs no capitalistaS, el trabajo concreto-útil en un colectivo
apalisu se vinrula como trabajo humano abstracto a través de la
cistrihución proporcional del trabajo global [... ]. Solo en este caso,
se tnt1 de un papel social excepcional que el trabajo humano abstracto
dt.empdia solo en un único estado concreto de sociedad. 44
igual que Lukács antes que él, solo es un bizantinismo. Los mar-
xistas occidentales del movimiento obrero pueden permitirse una
tal argucia como puro malabarismo intelectual, siempre que no
estén obligados a defender un proceso real de reproducción social
basado en el trabajo abstracto y la forma valor. Los pensadores
del «socialismo real», operando dentro del sistema de referencia
de la «producción planificada de mercandas» y bajo la presión de
las contradicciones que ello implica, no tuvieron más remedio que
afirmar la categoría de trabajo abstracto de la manera más abier-
ta y brutal. Estos ideólogos del «socialismo real., con su modo
de pensar afirmativo, no eran más estúpidos que los marxistas
occidentales como Wolf; en cierto modo eran incluso más sabios
cuando, partiendo de la ontologización del trabajo abstracto,con-
cluían con una ontologización similar de la forma de valor y la
mediación («planificada») del mercado.
Porque ambas cosas van de la mano: el mercado no es otra cosa
que la «esfera de realización» del proceso de valorización global
que ciertamente encapsula el conjunto, pero no puede prescindir
de esta esfera como tal. La afirmación de Wolf de que el «papel»
específicamente capitalista del «trabajo humano abstracto• con-
siste únicamente en la mediación del mercado, y su ontologiza-
ción de la relación fundamental del trabajo abstracto, por otra
Parte, arroja una dura luz sobre su comprensión de una sociedad
P0stcapitalista y presuntamente emancipada. Cualquier sistema
laboral abstracto sin la concomitante mediación del mercado
solo podía dar lugar a una dictadura monstrUosamentc represiva
~asada en procedimientos de reconocimiento/no reconocimiento,
1Inputac1·0,n Y as1gnac1on,
. . , mcautac1on
. ., y admiru"straci"ón de .seres
hurnanos a la manera de Stalin e incluso de Poi Pot -lo mi:smo.
en otras Palabras que los marxistas tradioon · ales han conjura-
do co 1 • ¡nuica de la
ri, nstantemente como la llamada consecuencia - 0 - 1
"trtkritik
S
s· b,.roo.. solo a
, para denunciarla y desacreditarla, 10 cm - 0 -·. el .
upcra •, · ro,m w-
d I cion del sistema de trabajo abstracto en su conJUD cdi _
a a rncdi , , • d ra· no la m ª
ció . acion del mercado sería emanopa O • •
n c1cg d 1
ª e mercado por sí, sola (que, en este caso. no es ru
IOI
f'wr/r 1
102
[5]
ELEMENTOS PARA UNA CRfTICA DEL
CONCEPTO DE TRABAJO DE MOISHE
POSTONE
103
Según Postonc:
Traba· .
~
punto de YISta
~.,_.___ de la cnttca
, • u o b'1eto de la cnnca. , • . esto
r-•""-'QJJlentc la anti • S trata
aqUÍ del traba· tesis que esbozamos arriba. e .
Y no de una crí.. de
:JO COmo catcg0 ' d . •,
na, como etermmac1on es .
enc1al,
de 5Cr catcgor:~1- uca 1 traba.Jo · puramente accidental (sin · deJ1ar
J)roponer entre otras
&4Ulllentc afirrn · )
ativa , como el obrerismo a sa de
h bidº
dependencia externa dceosl as, Y donde solo interesa el carácter
------
traba·~o asalariado, las malas cond'1c1·ºnc:s
· Po.ToNt, Mo· L
) IJrldn,, llqc, T;,,,,/a, Iré . .
· p. 46. ~,o Y dom1nmidn soda/, op. cit., P· 45 ·
La susta11da del capital
IOS
Partt 1
Úta cualidad . .
jo en el ~-~ que es históricamente única distingue al traba·
_,,......IDO del tr~i-..: ,
-"Jo en otras sociedades [ ... J. 6
·1~;¡;-
'JI,,(¿,,,,, p. 70
: JI,{¿,,,,, p.71:
IHi/r,,,, P· 97-
106
la s11sta11cia del capit,
107
todos los tiPos de trabajo tienen en común que
Después de todo, . d .
b . p una interpretación tan m eternunada no puede
son tra ªJº· ero .. d
conm.bU1r,. , . de hecho no lo hace, a una comprens10n . el capitalis-
. · nte porque rrabaJ·o abstracto y valor, segun
mo, prcosame . Mane• son
específicos de esa formación social. Lo q~e generaliza al tra~ajo en
el capitalismo no es simplem~nte la ob~edad de ~ue constituye el
denominador común de los diferentes tipos espeaficos de trabajo,
sino la f¡mci6n srxi41 qut dtstmpma. Como actividad de mediación
social,~ trabajo se abstrae de la especificidad de su producto y, por
tulto, de la especificidad de su forma concreta núsma. En el análisis
de Marx, la categoría de trabajo abstracto expresa este proceso real
de abstracción., cstu1do basado simplemente en un proceso concep-
nw de abstncción.9
Postone bien puede señalar aquí el carácter específico de universa-
lidad. dd trabajo en el capitalismo, el carácter que por sí solo da un
\'Crdadcro significado a tal concepto de universalidad, sin embargo
admite que la abstracción puramente conceptual «trabajo», en d
~tido de un término genérico aparentemente simple (el primer
DMl de abstracción afirmativa en Wolf, como vimos en el capítu-
lo anterior) es una abstracción racional en sí, sin importar lo que
coru:iba., (aquí en contraste con Wolf) como «una obviedad» que
DO cadelant:a el aná}i" • . .al
sis», y prefiere plantear como síntesis sOCI
la abstracci , trab . . .
con . . on ªJº capitalista que es incompatible con esta
el ccpaon_ Lo que Postone pasa por alto sin embargo, es que
mero conn-nto
- r o-ner
17P al de «trabajo» es «analíticamente
' · ·til•
1nu
porque
Este lo l'Cprcscnta tamb· · otra cosa que no es una «pero grullada•·
. icn
50 puede suroir al 1 rela·
áoncs ca italistas 0 - como t Y manifestarse dentro de as
mcramc ~ ' porque la abstracción entendida como fortnª
n conceptual
~'--- - • • ...., 1
. mental de la
no es otra cosa que un refle,o
aualQCCJon ......, que J tal
no tiene ningu• pe~nece solo a la Modernidad y co1110 d
n paralelism L, • ·· da
acerca del conCl'nt d O iu stórico. Esta extrema amb1gue
la referencia de n -r O e trab ªJº stracto se ilustra aún mas· con
· ab
rostonc a las d lar . b una
supuesta «econom· ..1_, ce aciones de Marx so re ,
~
ta UCI tic
rnpo» transhistórica que contendriª
• lbftk,,,, P 216.
108
La lUJ/1111cia del capital
109
Parttl
"º
la sustancia del "'fital
111
P11rtr I
112
la 1u11a11tia dt! rapita/
113
[6]
EL TRABAJO ABSTRACTO y
EL VALOR COMO.A PR/ORJSOCIAL
Lo que surge de los debates de la critica del valor (Wtrthitil}
sobre la abstracción del valor, y que Postone incluso tematizó
explícitamente, es la cuestión del verdadero" priori en la cons-
titución social. Para decirlo sin rodeos: ¿es el trabajo abstracto
un concepto relacionado con la producción o simplemente con
la circulación? ¿Es el punto de partida o simplemente un punto
de tránsito? Este problema, ya esbozado anteriormente cuando
mencionamos la reducción circulatoria del concepto de traba-
jo abstracto en el marxismo tradicional, lo rctoman:mos ahora
con más detalle para arrojar algo de luz sobre sus implicaciones.
Curiosamente, ninguno de los teóricos del movimiento obrero
marxista tradicional se ha interesado nunca por él, lo que sin duda
debemos atribuir esencialmente a la función de este marxismo
en la ideología de la modernización, donde el trabajo abs~
se convierte por un lado en una definición positivista incB~
(que los partidarios del «socialismo real» como Günthcr Mittag
no dudan en recuperar positivamente para encontrarle ~ •USO
doméstico»), y donde, por otra parte, se sostiene implí~tamen-
te _que es un concepto de la circulación -una idea erron~ _qu~
rnas tarde, como hemos visto se hace explíota • entre los reoncos
Occide al , '
nt es mas sofisticados como Sohn- e
R thel'Y conduce a. ,1a
COncep · , d , . d a «abstracoon
d . cion el trabajo abstracto en tenrunos e un _
e lllttn: b' d l sfera de la pro
d • am 10» que solo se produce fuera e ª e ,., ,.c.
UCCión " Di ter nou;
· ', por supuesto, lo mismo ocurre con e
Partt 1
u7
1',rlt 1
ll8
La IUI/ancia del capital
119
fgrtt I
121
Parir I
122
La JUJta,uia del capital
Precisamente
· esto, considerar la «forma valor» 10 · dependien-•
ternente de su «forma fenoménica de valor de cambio» es, sm
crnbarg
LJ •
.
0 , precisamente .
lo que es 1mpos1"ble tan to para .Michael
. al
QC1nri h · taS rradioon es
c , como para el conjunto de los maoos
Ylos ec000 . •d ran el valor so1o
m1stas burgueses. Todos ellos cons1 e
~
lhfdt,,,' p. 4S.
11
1i ]/, 'p. 47,
fde,,,, p. 47_
123
. de valor de cambio, de lo que aparece en el mo"'c
en ténmnos . "' nto
en que 1as difere ntes mercancías entran. en relación. Marx , po r su
parte, señala expresamente que tal ópttca es superficial y absolu-
tamente falsa:
de=
La aDtitcsis .
se . mtema entre valor de uso y valor, oculta en la mercancía,
pues ª través de una antítesis externa, es decir a rravés
entre dos mercanáas [ ... ].1◄
- ~
/b(d,,,,, p. 58.
,, Hr.JHIJCH, MichacJ, e .
rl/k¡z de 111 «cnq,n{a política, op. cit., P· 7 1, nota 7'
126
la 1u11a11áa tÚ/ capital
Lejos de situar la objetividad del valor solo más allá del proceso
de producción en la forma fenoménica que asumió dentro de la
esfera de la circulación, Marx aprehende el proceso de producáón
en sí mismo como proceso de creación de valor. Una vez más
esto se deja bastante claro y explícito en otro pasaje un poco más
adelante:
Si la fo rmac1on
• , de valor tiene lugar en la ore
• ulaoon,
· , es solo en d
sentido d edi
e que desempeña un papel «de m aoon• ª
· , través de la
compra de la mercancía fuerza de trabajo en el mereado laboral
~
/6(,Je-:; Karl, El capital, op. cit., Tomo 1, Vol. 1, P· 21 5 Yss.
1'
191.1 • p. 315,
ofde,n
'1ll ]/Jr. • p. 226.
'dt,n, p. 2 J 6.
. entre la producción y la circulación es, por supuc
Larclac16n d ., , di sto,
l .6n uu ,.... ,zada·1 toda pro ucc1on sera prece da por a t
una rcaCl • Cos
de intercambio y toda circulac1ó~ por actos de producción. Sin
embargo, es evidente que la creación de valor como tal no tiene
lugar en la circulación, sino en la esfera de l~ producción. El pro-
ceso de producción es un proceso de creac1on de valor, y como
proceso capitalista, es esencialmente un proceso de creación de
valor. El hecho de que la «validación,. cuantitativa de este proceso
solo tenga lugar a través de un promedio y a nivel del proceso
social global de producción y circulación (la realización), no cam-
bia en nada esto.
Con esta definición de mercancía concreta como objetividad
del valor, y del proceso de producción como proceso de creación
del valor, no recurrimos a una «teoría premonetaria del valort
(concepto forjado por Hans-Georg Backhaus en el curso del
dcbatt sobre el contenido conceptual del análisis marxiano de
la forma valor), es decir, a la hipótesis de una relación de valor
antr:rior a la relación monetaria e históricamente independiente
de ella.. M2IX,como es bien sabido, abre su obra maestra con un con·
~ de mercanáa explícitamen~e designado como la forma de la
nqucza _en las sociedades capitalistas modernas; las deducciones
~ obtiene son esencialmente lógicas y no históricas. Por ello, el
dinero
. se praupone s1·empre no solo como equivalente univers · al'
&lDO también como e d l .
rorma e capital como un fin en si mi·sino,
«en proceso,. y co
trata, mo la 10e
rma eni que' se realiza
•
el plusvalor. Se
~de ~pllcar esta presuposición por medio de sucesivas
partir de algulógicas, no de sacar la génesis histórica del dinero ª
Es prccisamna relación de valor premonetana. .
1
forma díner ente e5ta presuposición del capital es decir, de ª
. o como forma d al . . , ' troac·
t1vamentc sob , . e v onzac1on que se enrosca re
. re s1 misma . , en un
circuito de retroali en un proceso de valorizac1on, d
producción en u mentac·16n, 1a que convierte el proceso dee
n proecso d . suce
en ahsoluto fuera de la fi e creación de valor; esto ~o or
lo tanto, fuera de 1 e orrna de reproducción capitalista y, pd•
a rorrna d. olla •·
mero ya plenamente desarr
U8
La s111ta1uia del capital
129
Partr 1
131
[7]
¿QUÉ HAY DE ABSTRACTO-REAL EN EL
TRABAJO ABSTRACTO?
133
Partt 1
I bfdr,,,, p 1 6. (º)
134
la sustancia del capital
135
f'm1tl
=~:~ al
1111ncdi
atamente «captable» por los sentidos, menos no a pn-
stª Y para un individuo socializado denao de esta forma
Parece l tranSfonnación
sen .b1 que no hay más que trabajo concreto, ª con-
s1 ic y t 'b -~in conacto,
trari.arn angi le de la materia. Pero este U-dlT•r 'ón (la
fo.._a e.ente a las apariencias, es en realidad solo la cxpltSlde hacer
•• 11 1en0 • • ) • se trata
l'llueb} meruca de otra cosa. En esenoa, no trata de
Cftar es con el fin de mejorar d confort del hogar. se
\>alar con el fin de la valorización.
137
,.,.,, 1
Todo trabajo
et, por un lado °"'" de
un r.c nr,·do ~
'-to fuerza humana de trabaJ·0 ell
' y ca en ci ta condición de trabajo hurnano
IJI
la rurta,uia del capitG
Pero antes que nada, «todo trabajo,. significa aquí solo el traba-
jo moderno determinado por el capitalismo, y no «todo traba-
jo,. en un sentido transhistórico (en Marx, e1 contexto no deja
ninguna ambigüedad al respecto). Y en segundo lugar, este «por
un lado [,,.] por otra parte,. no debe entenderse como un equi-
librio. El lado concreto no solo es inseparable del lado abstracto,
sino que está subordinado a él. En otras palabras, el valor de uso
es solo una forma fenoménica del valor, una forma en la que se
presenta, y el trabajo concreto es solo una forma fenoménica del
trabajo abstracto. El elemento transversal de ambos es la abstrac-
ción «trabajo,. como abstracción real (y es solo en d contexto de
una relación tan real, subrayémoslo de nuevo, que la abstracción
nominal «trabajo» tiene realmente sentido como concepto de uni-
versalidad social). El trabajo concreto, por su esenáa soáal, «es»
por lo tanto realmente trabajo abstracto -aunque no sea inme-
diatamente «aprehensible» como tal- así como la forma sensible
adoptada por la mercancía es realmente la objetividad del valor,
a~nque tampoco sea inmediatamente «comprensible- como~
Sm embargo, esta noción de «intangibilidad» no se refiere_ mas
que al fenómeno como tal· es obviamente importante, mediante
un esfuerzo de análisis y d:sciframiento, «aprehenderlo,., «caprar»
sus fundamentos ocultos a pesar de su carácter media~~- y
:1
e_sto no solo es válido en sentido de una reconstrucáón reonca.
sino al . . b un estado de cosas
que nusmo tiempo consiste en nom rar
que . enramos cons-
entra en juego prácticamente y que expenm
;:tc~entc en la realidad, aunque su narural~a : : ~ ~
lllcd1atamcnte. La crítica como consecuencia d en
es rná 8 , . d al que se conoce
que la determinación consoente e go
~
RJc, Kart, El ,apita/, op. cit., Tomo 1, Vol. 1, P· 57·
IJ9
larealiday d Prácticamente desde hace. mucho tiempo' pero que
ahora está bañado por una luz lo sufi.c1ente?1ente brillante como
para revelar sus mediaciones. E?tonces, ¿cu~es son las mediacio-
nes prácticas que permiten descifrar el trabaJo concreto como una
simple forma fenoménica del trabajo abstracto? Esto concierne
en primer lugar al espacio donde se lleva a cabo el proceso de pro-
ducción. Así como la producción nos aparece como una serie de
procesos completamente inocentes de transformación concreta
de la materia, este espacio, la planta de producción de la fábrica
por ejemplo, se nos aparece como un edificio utilitario completa-
mente inocente. Pero el espacio de producción no es solo un sim-
ple espacio material a modo de este edificio funcional: es también
un espacio social, cuyo carácter es apenas inmediatamente «apre-
hensible• como el de la objetividad del valor. El espacio social de
la producción capitalista es el espacio foncional de la gestión empre-
sarial, un lugar social aparte, que en esencia está determinado no
por su forma material, sino por su función social como espacio de
valorización del valor (de esta función deriva su forma material,
Yno al revés). La determinación funcional de este espacio «da la
espalda. (hace abstracción de) a todos los regímenes de la vida Y
todas las necesidades, para ver solo la determinación económica
que lo convierte en el lugar del proceso de formación del valor; Y
en~ medida este espacio constituye un componente de la abs-
trac.cion real·.Es un espacio
cial, · separado de todo el proceso exis · ten·.
Y ~lizespacio que es «escindido,. en el sentido de Karl PolanY1
su ie expresión d J d una
connotación algo d' e «economía escindidai. (aunque él e ª al
problema del ah _iferente Yno lo conecta de ninguna manera
E tr ªJº abstracto)
sta «escisión» fu . · en·
te vinculad e también un proceso histórico estrechaJll
o con la revol .ó . . ' oder·
na, es decir con la . uci n militar de la primera época rn ·or
Partición de' la , 1nnov. aci·6n de las armas de fuego y la pos ter1 _
maquina mili fu . s per
manentes, abso! t' tar era de la sociedad (ejército ) lo
u ismo buroc . . , etc, ,
que a su vez provOCó ~ rac1a estatal en expans1on, ili·
tares basados en, __ , ntro de estos primeros despotismos J1l la
iu armas de fue d dinero,
go, la sed insaciable e
La sustanria del capital
~"ita/,op.cit.,Tomo1,Vol.1,p.57. . p 1nn.
n'"'JUc K l Madrid Alianza 19 80' . -7
r
Nos ' ai: ,Manuscritos economía yfilosofía,
es ~arece interesante citar la continuación de ese P
.su
'árrafo· mbajo no
· 1 n'sfu:ción
,1s11rol . J n 000 es asa
de u ' untarlo, sino forzado, trahajofarzauo. cor e~ las necesidades
fueranda 10 cccsidad, sino solamente un medio para sansfaccr en el hecho de
que ta e trab a.Jo.
· Su carácter extraño se eVl"denoa · claramente
d alqw·er otrO tipa
se h n pro nto como no existe una coaco n 51.ca o e cu
'ó 6
U}'c del trab ªJº
. como de la peste». (n. del c. )
nta como un hecho, no es en absoluto porque s
etc. ) se preSc .. . . e trate
de una producción ~mgida a las necesidades de ~os demás en lugar
de las propias necesidades del productor, e~ decir, una producción
social. La desaparición de un contexto de vida en el que se incluía
la producción no se debe al_ca~bio a la producción social como
tal, sino al cambio a la valonzac1ón. Es solo a la usurpación de lo
social a través de la abstracción real del valor y el trabajo abstracto
que le debemos la creación del espacio funcional escindido de la
empresa, un espacio social espectral situado completamente fuera
de cualquier forma social. Puesto que se ha constituido como un
espacio funcional y escindido, el trabajo abstracto tiene asimismo
una connotación de género. La escisión [Abspaltung] de todas las
demás áreas de la vida y de las relaciones (afecto personal, senti-
mientos, etc.) de la producción en cuan to proceso de creación del
valor y la valorización connota como «femenino» cada momento
escindido de la naturaleza que debe ser formalizada [Zurichtung]
por la economía de empresa, lo cual ha llevado a definir las atri-
~~ Y las «competencias» correspondientes de las mujeres,
atribuciones de las que serían naturalmente responsables. 9 •
i,u
lq rUJtq,uiq dt! cqpiM
145
Partt 1
147
P.,ttl
=
0
Si hemos .....,,;,1_
por
elido - 6 .._, nuestra discusión hasta ahora, habremos e
149
P,,ttl
-----
L __ . un •..,.,._ de dº
1DC1a sus fines innombr~r
u Ibttkrn. (") .
. .
upos1c16n• 1eg
al y e,cteCll
•so
La sustancia dd capital
Al
espacio funcional de la empresa este esp •
. '
. .
aao «escmd1do»
almente abstract1zado (separado de las ne 'd d .
y re . ces1 a es vita-
les y del mundo de la vtda), corresponde
.
un tiempo . alm
1gu ente
escindido» y abstracto, que es en cierto modo el 1,·em,-hnju . 1
4( • 7w ~~
específico del trabaJO abstracto. Se trata de una forma (o determi-
nación) históricamente específi~~ del tiempo que solo pertenece
al sistema moderno de producc1on de mercancías. Esta forma 0
determinación temporal es el flujo temporal [Fliesszeit] astronó-
mico abstracto del universo mecánico newtoniano, el equivalente
temporal de los muy similares ladrillos atómicos de los que el
reduccionismo de la física moderna compone este universo.
Socialmente hablando, esta es la forma temporal del excesu: un
tiempo ilimitado, indeterminado, apegado a la nada (la dimen-
sión astronómica solo sirve como medida externa y arbitraria);
un tiempo que fluye sin cesar, al servicio únicamente del «sujeto
automático» y de su exigencia desproporcionada de incorporar
infinitamente la energía humana abstracta, gastada y medida por
unidades de tiempo igualmente abstractas (segundos, minutos,
horas de «trabajo» desvinculadas de todo contenido), es decir, de
transformar todo el tiempo de vida en tiempo de trabajo. A este
respecto, el flujo-tiempo astronómico es en efecto la medida para-
d?jica del exceso, un tiempo insaciable que ya no está vinculado_a
ninguna necesidad (las necesidades son siempre limitadas, co ndi-
cionadas); es la cadencia dada por un fin irracional en sí mismo,
que ya no mide un movimiento limitado en d tiempo por un
ob·~etivo o un plazo determinado, sino que se repite · infiru·ramenre
• d 1 . .
como una erorma temporal propia e movuruenro sin fin de la.
v~oriz
. · · d el valor que se reitera y envue1ve en bucle sobre. 51
acion
tn1sm 0 El . d rod cción cap1ta-
liSta no· 1«trabajo
•
concreto» del proceso e P u
•
. did
°•
d la so O tiene lugar dentro del espaoo fu noo · nal «eson
.
e crn ll al riono insoste-
nibl presa, sino que en realidad se desarro ª . de
e del fl. · . did y no al nono
un UJo temporal abstracto y «eson °•, ra1m te (e
inhc
ª transf;ormac1on
•, · d rernp<>
de la materia determina ª . en
menos
Por ;ntc~entc limitada). Moishe Postone se preocu~ arácter
caracter específico del espacio escindido que par e
específico de la forma temporal capitalista, sobre la que incluso
se puede decir que ha provo~ado una verdadera re~lución, La
inquietante extrañeza del «nempo _abst~acto» ha sido estudia-
da muchas veces a lo largo de la h1stona de la modernización
tanto explicita como implícitamente, pero nunca antes se habí;
rdacionado con el trabajo abstracto y con las formas categoriales
de mediación propias de la socialización del valor. Basándose en
historiadores sociales como E. P. Thompson, Aaron Gourevitch
Joseph Nccdham, etc., Postone comienza distinguiendo entre el'
«tiempo concreto», en su definición de cualidad del tiempo en las
sociedades prcmodemas (y como, de otro modo, debe ser esencial
para una sociedad postcapitalista), y el «tiempo abstracto» de la
moderna producción de mercanáas:
~ 6fdt,,. l
i, 16fdt • p. a90,
"'· p. ª7s
153
La cann'dad de tiempo que determina la. magnitud. del valor de una
. mereano'a es una variable dependiente.
úruca . . El tiempo mismo, no
b te, se vuelve independiente de la act1v1dad -ya sea individual
0 stan . ble .1~dependi·ente medi-'
social O narunu-. Se convierte en una vana
da en unidades convencionales, constantes, continuas, conmensura-
bles e intercambiables (horas, minutos, segundos), lo que sirve como
medida absoluta de\ movimiento y de\ trabajo en tanto que gasto.
Acontecimiento y acción, en general, trabajo y producción, en parti-
cular, ahon. tiene \ugar dentro de, y están determinados por, el tiem-
po; un tiempo que se ha vuelto abstracto, absoluto y homogéneo.17
155
ación institucional: burocracia estatal, dictadu d
otra configur . L ra ,
partido, consejos obreros, coopera~vas, etc. a propiedad privada
de los medios de producción (as1 como de la_ mercancía fuerza
de trabajo) no es en ~bsolut~ un «poder d~ d1s~o~eri. subjetivo,
menos aún arbitrano, destinado al «ennquec1m1ent0 ,. puro
y 1 .e • 'd'
simple; no es otra cosa que a 1or~a ~un 1ca propia del siste•
· y
ma de trabajo abstracto y su espac10-t1empo abstracto específi.
co. Para ser más precisos, se trata de la forma jurídica necesaria
de los sujetas funcionales de este espacio-tiempo, y no de la causa
social de toda la organización¡ en el espacio-tiempo abstracto de
la empresa tiene lugar paradójicamente un triple proceso de abs-
tracción real y práctica. En primer lugar, aunque son ellos quienes
«trabajan», los sujetos funcionales deben abstraerse de su propia
persona, borrándose en cierta medida como seres humanos, para
obedecer a los imperativos del trabajo abstracto. Esto no se debe
al C2ri.ctcr objetivo del propio movimiento capitalista per se -en
particular debido a la producción (social) para otros en lugar de
pan las necesidades propias- sino a su objetivo fundamental·
mente «ajeno»: la valorización del valor.
No se trata de producir objetos útiles, ya sea para uno mismo o
pan los demás, sino de producir valor y plusvalor, es decir, de con-
sumir al máximo la propia energía humana-abstracta dentro del
espacio funcional del espacio-tiempo empresarial, para transfor-
marse uno mismo corno ser humano en un motor de combl2stión
~ Po~ eso los sujetos del trabajo abstracto, que no son más que
funcionarios al servicio del «sujeto automático» (incluso cuando
ocupan cargos directivos), no pueden influir en el contenido con·
de la de la .prod. ~ion,
atto · , predefinido por el propósito autosu fi cien · te
valOflZaci.on
1 •
y cuya · · • ·d
converuenc1a o smsentl o esta ' fuera de
su contro., ru puede ada l eso
de Producc1on., n
a sus deseo5
ptar el curso o el ambiente de proc
'd d . . abs·
tracto de la . Yneces1 a es. El espac10-t1emp0 1
gestión cm •al dab e•
su actividad le' presari no les permite hacer «agra .
y dentro de{ J; del tiempo Y el espacio vital que ~es son P~0 P105
ajeno, no «aj;~0 ,. :/~n.relajar, representa un espacio~ne~:
ecntido de la propiedad privada aJen '
1s6
La sustanria del ,apita/
suieto de voluntad (del capitalista) . .
otro 'J • ' sino «a_¡eno 1
de: l a lógt' ca funcional del trabajo abstr.,,,... ,. en e sentido
-.,o como taJ El ff •
. rnpo abstracto debe ser interrumpido 1 · UJO de
ne o menos po "bl
nta precisamente a un gasto máximo d , si e, ya que
apU e energ¡a hum
nidad de tiempo, y no a la fabricación de ob"et d
u satisfacción . d e 1as neces1ºd ades de los p~od1 os e necesidad 0
ª?ª por
a la . . uctores; 1os tiem
de: pausa, por e1emplo, no se deJan en absoluto a la d' . , pos
. d d . 1scrcc1on de
los P roductores y tten en a re aJ mínimo (h
asta e1punto de
UCIISC
. , .
que uno se pregunta si .todavia tiene derecho a ir aJ ba- )
d no.
En cuanto a 1os med10s e producción, herramientas de traba-
jo, etc., tampoco pueden ser utilizados por los productores fuera
del trabajo o para fines personales: una reglamentación estricta
los reserva para el propósito de la valorización. Incluso en este
caso, la referencia a la noción jurídica de propiedad privada no
nos ayuda, porque la falta de «poder de disposición.- entre los
productores tampoco se deriva, en este sentido, de una rdación
de voluntad externa entre las personas, sino de la propia lógica
interna del espacioQtiempo de la empresa. Siempre que se viola
esta lógica, como fue el caso, por ejemplo, con la defectuosa y
«negligente» gestión corporativa de las burocracias socialistas de
Estado, se paga invariablemente con una pérdida de la funcio-
nalidad de! sistema. Mientras no se suprima conscientemente la
misma lógica del trabajo abstracto y su espacio-tiempo específico,
solo se pueden esperar disfunciones y rupturas brutales en cuanto
los productores planteen, en el propio proceso de producción, su
naturaleza de seres con necesidades. En segundo lugar, los temas
funcionales del trabajo abstracto también deben absttaerse los
unos de los otros en la práctica, aunque al mismo tiem~ se les pide
que eooperen en el proceso concreto de producoon. · , Sm cm...., .,..__
5 "'
esta
. coo . ,
perac1on como Marx ha señala o repen d 'damcntc ' no es en
81 lllisrna 1 d ' . , . l ntc baio d man-
d a e 1os productores, ru esta simp eme 1 •
0 CJctern d . . . . · dos como suJetoS
d O 1
e os cap1talistas/prop1etanos pnva . .
e 'loluntad , 1 espaao-nempo
~ : esta estructurada de hecho Por e roduc-
t...- cto del propio proceso de valorización. Lo que los p. el
~ corn0 . di . decir detcrmJ.Oar
1n VJ.duos no pueden hacer, es '
157
.d el curso del proceso de producción, tampoco pued
contero o v . A vé d ll en
hacerlo m~antc su cooperación: htra s e eb a, permanecen
como unidades de gasto energético. umano-~ stracto aisladas
-~· porque si la cooperación
unas dC Ou..,, •,
se denva efectivamentC
de las necesidades de transformacion concreta de los materiales
natunlcs, esta transformación es, sin embargo, solo la «expresión»
de otra cosa, a saber, el proceso de valorización. Y el proceso de
producción capitalista, precisamente, es en esencia un proceso de
valorización, al que el «trabajo concreto» permanece subordinado.
Por lo t2nto, d aspecto cooperativo a nivel del trabajo concreto
no es lo esencial; lo esencial es el aspecto no cooperativo del gas-
to casi autista de la energía humana abstracta a nivel del trabajo
absmcto.
En este sentido, los productores se plantean como mónadas en
compctcncia basta en el proceso de producción -y no solo en la
c:irculación. donde compiten en el mercado de trabajo como ven-
dcdon:s de la mcrcanáa fuerza de trabajo. El espacio-tiempo ahs-
trQC/rJ dt Úl gestión empresarial reduce estrictamente el momento de la
~ ó n al carácter instrumental de los procesos técnicos, mientras
'1W toda ~ación propiamente humana representa una disfunción
Y 1111 •peligro» para el sistema. La lógica fundamental del trabajo
~~ªeliminar cualquier momento de cooperación
~ incluso los nichos _representados por el café Yl~~
minad05 regularmente denunciados como «distrayentes» Yeli
• .con el pretexto de que perturban el trabajo. Y afecta, al
ausmo tiempo al «traba' .a
relacional,. ' JO en equipo» y la infame «competenCI
:lo a menudo invoc
cionalista tan · · , fun·
ados, que en su reduccion
cio-ticmpo: ~ n conducir a absurdos. Es el propio espa·
separados unos dee::sa, en el que los productores permane~:
todo tipo de comu . ~ por paredes de cristal, el que parall
.L
uc mando verticalc
lllCación hor·•zontal y hace que las estruccuras
1
referencia a la f: .~.~_, r~roduzcan una y otra vez. De nuevo, a
di1 ac\lAl.aO Jurfd• de . d s de
poncr de la& pcrso aca los propietarios priva O d
la verdadera natur.::' mue5tca sus límites, ya que deja de )ll 0
real del problema.
•se
La IU1tancia del capital
•6o
la sustancia del capital
~
KarJ, El (apita/, op. cit., Tomo
19 lhtd¡' 1, Vol. 1 • P· 203 ·
"'· p. 234,
/wrtt I
=•
. . 0
<>pbmizar la logica de la valorización el espac10-nemp
ab&trac:to de la empresa requiere un aline~iento del «trabajo
~ ~l espacio Y el tiempo abstractos de una cadena
,:-:-~ sm fin: •El tiempo es dinero». Esto implica negar
v e....U!UiU, en el d las
~ del . pr~so e trabajo concreto, de acuerdo con
u otra - ~~O-bempo empresarial, todo lo que de una rnane~
unpJ.UC este ff . de "'713
hum UJO combustión optimizada de ene•ti· 1
ana causando pérdida, d00de e
proceso se desarrolla por fricción. Sin embargo, aa
obin d . con mayor fluidez es cuando da forro
r·05 e material tu· Jásica»
de la industria au ~ m~rto (la línea de montaje «c. 0 de
ello). El espacio- _tomovilút,ca es un ejemplo embkmátic 11
tiempo de la empresa implica por lo tanto u
La 1u1ta1uia dtl capital
167
Parft I
168
[8]
EL TIEMPO HISTÓRICO-CONCRETO DEL
CAPITALISMO
J 16ftkm, p. 380.
La IUJfancia del capital
[ •· •] implica camb"1 · la
od . º5 permanentes en la naruraleza del trabªJº•
pr u~ci?n, la tecnología, Yla acumulación de modalidades afines de
conocmucnto De mod0 ás • d la
totalidad -~. m general, el movinúento histórico e
1 odo dso~ implica transformaciones masivas y permanentes en
em e vida social d ¡ . ocs
e a mayona de la población -en los patrO
: lhftkm, p. 380 _38 1.
lhftkm, p. 382 .
172
La sustancia dtl capital
~
er,i, p. 38 3.
173
Partt 1
de es ta manera
. , . determinen, de nuevo por primera vez, su propio .
. ..-npo histonco-concreto, en el que el desarrollo ·a1 d . d
~· ~ ~e
r un proceso ciego y una fatalidad.
se El marxismo tradicional ni siquiera está en condición de pensar
en esta tarea, y mucho menos de trabajar activamente para llevar-
la a cabo. Si en el pasado aún se presentaba el tiempo histórico-
concreto del capitalismo en la mente de los teóricos marxistas
del movimiento obrero -no, por supuesto, como concepto, sino al
menos indirectamente, en discusiones más o menos positivistas
sobre las «etapas de desarrollo» del capitalism<r hov los últimos
representantes de este pensamiento han desterrado completa-
mente de su reflexión el problema del tiempo histórico-concreto
y, por tanto, el problema de la historicidad del capitalismo. E.sto
se debe a que esta historia interna del capitalismo, la historia de
su desarrollo y sus crisis, se encuentra ahora delante de sus limi-
tes. En consecuencia, el tiempo histórico-concreto como resul-
tado del espacio-tiempo abstracto de la gestión empresarial ya ni
siquiera es recuperable a un nivel inmanente a las categorías, es
decir, en el sentido de una interpretación «critica. del próximo
salto adelante. El tiempo histórico concreto solo puede pensarse
ahora críticamente en términos de un cuestionamiento categó-
rico del espacio-tiempo incorpóreo del trabajo abstracto en sí.
Totalmente incapaz de una critica de este tipa, el último reducto
del marxismo tradicional se repliega así, con respecto al concep_ro
de capital, sobre la idea del e<etemo retomo de lo mismo•, convu-
tiéndose en una especie de e<marxismo budista•. Cara~ción
que no es ni siquiera exageradamente polémica. Para limitarnos_ª
un ejemplo significativo he aquí lo que se dice en un tratado sm
duda .de alto ruvel,
. pero' que no logra ocultar sus oreJ·as de asno
... _
~atxistª tradicional con concepciones ya obsolew: «Se~ lo difi
til que es descubrir en la realidad capitalista algo SUStaDoalmdente
nuc,.,0 · 1 lo que ese emo-
• , 1nc uso original que se parece un poco ª d
nio d M ' . r 1No se trata e
.e arx ya preveía no hace tanto tiempo l ·" · 1el ca ital
rcndir homenaje a Marx, sino de comprobar que ( ·.. p
175
Parrr r
conduce a una
. '.«etapa de desarrollo»
.. que ,va no. lo es ,,va quereveal
un 1{rnite histonco absol~t~. Cnt1ca categorial y crisis categorial
0nociones que se cond1c1onan mutuamente. Dar cuenta de esta
90 nexión en términos de tiempo histórico-concreto requiere un
co
análisis del trabªJº
· abstracto en termmos
' · de sus relaciones cuan-
titativas. La desustancialización histórica del valor (es decir, la
desvalorización del valor) se presenta como un problema cuanti-
tativo del trabajo abstracto, problema que constituye el núcleo de
la te0ría marxista de las crisis. En la segunda parte, estudiaremos
esta relación cuantitativa del trabajo abstracto en el sentido de su
equivalencia a un límite interno del espacio-tiempo escindido de
la gestión empresarial.
177
PARTE 11
Si hay algo que puede poner los pelos de punta a los marxis-
tas tradicionales más que la crítica del «trabajo•, es sin ninguna
duda la teoría del colapso. Ambas tienen una conexión directa
entre sí. Una crítica radical del trabajo abstracto determina una
teoría radical de las crisis y viceversa. Porque si el trabajo abs-
tracto forma la sustancia del capital y si, por lo tanto, se e.i:cluyc
cualquier ontología del trabajo, ya que la abstracción del trabajo
como «universal social» solo es válida para una y solamente una
form~ ~stóricamente específica de sociedad, entonces la :nsis
Y el límite histórico absoluto del capital solo puede provcrur de
un mecanismo de contradicciones internas del proceso de valo-
rización capitalista, por el cual este último hace del trabajo algo
•superfluo» y lo expulsa fuera de sí .
. En resumen, el capital se «desustancializa», el valor se d~o-
~za, y esto establece un límite interno absoluto que no solo mter-
vtene · 11 , .
ª nive ogico sino que debe aparecer necesanamente en d
plano histonco-empmco.
,. , . Sin. cmbargo, antes de poder dcsarro-
uar el p bl . . como tal' es necesano
.
ro ema de la desustanciali zac1on .
corne d 1• . que el marxismo
.J! nzar por derribar las barreras i eo ogicas di • al
orl.ll!n . ( ·smo aa c1on
ano todas las tendencias: desde e1 mar.o · da
o el rn . h sta la Nueva 1zqwer
del movimiento obrero ª
que surarxismo
., .· .· _
desde las ros100
nes gio en Occidente en los años sesenta.y U madas .no
ortod 0 xas hasta las pos1C1oncs
.. Po5nnodernas ª
181
Parte l1
182
la IIII/anáa dd capital
~ lo •uJirundnur u•ir-.
•, THER, Rudolf,
<-Usam ,L
«[ ... ] nl,er narlJ1ier Siindjlul "'"'m. . ,
lk¡;,.;,
,. ' .L
snn JS90-
,n "" rv,
1914 F '11eruruchstheorie- , Marxismus undr,,,,,,/IJcrx'J (•)
'1-
• rankfurt-Main, Berlín_y Viena 1981,p. 28 ss.
183
l',,rtt 11
de una «-ntación»
,..
indistinta, resultante de las contradice•
., d 1 . iones
. h -s a la historia de la recepoon
in eren.-. . e a teona marxiana·, en
Heinrich enunoa con tanta confianza el d
cuanto a lo que • esa-
rrollo real de tal tearía no tuvo lugar. La expresión «teoría del
colapso• nunca tuvo buena prensa;_su esta~s fue incluso negativo
desde el principio; de hecho, fue mtroduc1da con fines polémi-
cos por Eduard Bemstein, _el promot~r de la lla~~da corriente
crcvisionista•, que pretendía desacreditar las pos1c1ones de sus
oponentes «ortodoxos». En la serie de artículos dedicados a los
«Problemas del socialismo» que publicó en la revista Die Neut
Ztitdcsde 1896 a 1898, encontramos incluso un ensayo subtitu-
lado«Teoría del colapso y política colonial».3
Bcrnstcin, sin embargo, no se refiere en modo alguno, ni siquie-
ra alusivunente, a una «teoría» que se habría «extraído» de la obra
de Marx, sino más bien a una resolución del Congreso Socialista
lntcrnaci.onal de Londres (1896) que dice:
Bi-,ctcin,
:a-
sin embargo, renegó del concepto mismo d 1
d ,d .
,
e a «teona
del colapso,. cuan o trato e m~J?rarlo y distinguirlo del conce -
toCO
rnu, nrnente aceptado de cns1s: P
185
Partt TI
~==~:--------------
WWW.marxists org/
kaut 1,., df. ·
s~,.p , p. 36.
.
espano1llcautsky/rs9 91rs 99 -bernstein-pro
grama·
'1/JfdLm, p. 37 .
186
La JUJ/anoa tld.-apital
1
LUXEMBURC R L vertido
L ', osa,
los rl>ffTortos a acumulací6n del capital. O ro t¡ul se han cort'b)e en
-r 6 ~ ,a teor(a tk M. C , . 6 (dispolll
http://grupgcrminal O ~ arx. rfltca de las crfttcas, p. 1 ? ernbul'g·
pdf. · rg/. q•systcm/fücs/AcumulacionCap1raJ.LUX
1 l/Jfdem, p. 16 5.
190
La fUI/anria del capital
-;¡-:-_
bfde,n, p. r 6 8.
191
Parte II
La De
u. acumulación
, es imposi"ble en un medio exclusivamente cap1'ralis·
aqui nace desde ¡ ·
lista, eJ impuJ h. e pnmer momento de la evolución capi 1
·ra-
ruina d so ac1a la expansión a capas y países no capital is tas, a
e artesanos y ca • ,ne·
mpesinos, la proletarización de las cla ses
la s11rtancia dd ca/>ila/
~ .,_, ·rp6o
BURG, Rosa, La a(umuladón del ca¡,11111. op. ª ·• · ·
1
193 J
P11rttn
;¡-----
p. CksTEJN, Gustav, revisión de Rosa Lu:mnh11rg, D,t
.Ai111mulalion Jo Ka-
lfa/s E· 86 (•)
, lb(d, me Besprechung. De: Vorwors, 1913, P· ·
91( tm, p. 86. (•) . ,,.0¡ ?·L,uJiJJ
d. ºLA 1eowsk1, Leszek, Lasprincipales rumnitts
· dt / ,,,a,xumo. " · -·
toro O ,
' p Cit., p. 78.
195
l'trrtr D
-;;-¡;;¡-- . dI
be znamenem mark.sizma organe théonque e ª 11
I' lntcmationale. Ro-
d ¡
rt K ' _.J: · • alemana e ª re-
. un cita Unter dem Banner des ar,cismus, la CUJ□on
'ViSfa (n. del t ) . _,.
uB · , · dn K11tnt=-
UJAR.tN N'k 1-- D 1 . ¡· und die A,Uumu,ahOn -r-
,, , l o aJ., er mper,a ,smus . Erlangen
v11ter d. B reimpreso en '
em annerdesMarxismus,Jahrgangt,I9l5, . B s :\ircs.
i-7o; ed. cast. El imperialismo y la an,mulación del ,ap,tal. ueno .
lCfl'lpo
contemporáneo, 1974.(•)
197
Partt n
~ bfdm,. (•)
l
19pANN •-1:~-
. d Kapu,w~u,US•,
en R. ..t EkOEk, Anton, «Die Zusammenbruchsthcone ~ dd dfflwnbc
a tltorrespondmz, nº I, junio, 1934; trad. cast. la tton2
199
Pirrtt n
200
La 1u1ta11cia del capital
201
[11]
UNA TEORÍA RE_DUCCIONISTA DEL COLAPSO
COMO POSICION MARXISTA J\HNORITARIA
EN LA ÉPOCA DE LA PRIMERA GUERRA
MUNDIAL: HENRYK GROSSI\,IAN
203
Paru u
~
k ~05_5MAN, Henryk, Das Akkumulation - und Zus_am_mm
mKM.
. !: rr,Jn
reso
,:;aluchen System (Zugleich eine Krisenthiorit), LeipZig, 1 ;;::mwnt del
· l'llnkfurt/Main
siste,,,a . '
1967· ed cast. Lev de la acumulaoon y
• · ,
capua/ista, Madrid, Siglo XXI, 2004.
P11rtr 11
El 1i1tema 1e derru b 1 • . . f1 · 1
col d m a, a cn11s sistémica que se produce re CJ 3 e
apao e 1u valor'izaci'6 n. A partir del 35º año, desde el punto de
°01J1dr;(;¡--
I //,(Jr,,,. (•)
206
la rurta,rcia del capital
;-::--_1
hfdtm. (º) _
1 B hs1Jxari en·
D· llAlJNTHAL, Alfrcd, Der Zu.sammmbruch dn lMSam1t1tn~ .:· o.:~
lt GtstllrhaJt. lnternationalt Revut far Sozia/i.rmMS und Po/,r,l, Bcrli ,
tubrc 1
929, p. 294.
207
Parlt 11
208
La rurta11cia dtl capital
Solo más tarde, una vez que los capitalistas, por falta de consumo
propio, han perdido el gusto por la vida, la tendencia comienza a
invertirse:
209
Partrn
210
La 1u,ta11cia del capital
;:-:---__l
11
bfdem " (•)
lbtdem. (•)
211
Parten
u lllfdtm. (º)
13 /hídtm. (º)
14 lhídtm. (º)
15 lhídtm. (º)
16 lhídtm. (º)
2r2
La rurtanáa d,/ capital
[. · ,] por supuesto, como dijo Lenín con razón, no hay ninguna si-
tuaCJºó n que sea absolutamente desesperada. Ine¡u50 en nuestro caso,
1 . , al al final. Es muy
ª tendenaa al colapso no tiene por que prev ecer d •
'bl · lo largo e1cami-
p0SJ e que se produzcan tendencias contrarias ª .. ral
no· El colapso absoluto se conV1erte
. entonces en una cns1s 1tem¡,o
,
tras la cual el proceso de acumulaoon
. , conu·enza de nuevo.
~ · __L~_¡..-....-n-,n/¡9Jg/
RossMAN, Henryk, disponible en: www.rnaocistS-org/a1crun, g'"""''-
~ c h o 2 .htm.
213
Prlrltll
215
acumu1aa.6n a mavor . escala, la enorme
, ,crisis
. mundial
. . , que estalló en
, a primer.1 vista la mas m1mma tunc10n para el capital
1cp9 no nt\O _' ., • . ,
.
"aert'.unen re n'), una tun,1on correctora
. (como la llama
. la crnnomi·a
burguesa l. ~Lis bien, su resu_lrn~o tue u~a clara reca1da en la barbarie
par.i uno Je los países c1pttalt~tas ma~ a~anzados, un prolongado
estan,-amiento en los demás paises cap1tal1stas y, finalmente, la Se-
gunda Guerra ~[undial eclipsando :n gran_ med~da la pr'.n:iera en
términos de atrocidades. Solo despues de veinte anos de cns1s, gue-
rra v nuevamente crisis en la inmediata posguerra, el capital pudo
roniciar su proceso de acumulación en el mercado mundial. 1
Esta visión debería servir como recordatorio de lo frívolo que
es subsumir la dinámica destructiva del capitalismo bajo el con-
cepto burgués de «función correctora». La Gran Depresión de
1929-1933 puede haber sido el síntoma de un desastre histórico
aún mayor puesto en marcha por la tercera revolución industrial,
mientras que la fase de prosperidad posterior a la Segunda Gue-
rra Mundial hoy aparecería apenas como un intermezzo e6me-
ro. Sin embargo, al mismo tiempo, el análisis de NeusüB tiene
d carácter de un cuento con moraleja, en el que se inscribe todo
el destino de la teoría de Grossman. La lacónica carta en la que
Martín Trottmann, por ejemplo, en los años cincuenta, formula
~e destino en su tesis doctoral sobre Grossman (bajo la direc-
oon de Edgar Salin) es bastante reveladora:
216
la 1u1ta11cia dd capital
217
Partt ll
.
antenom1e nte con L1Lxemburg, 'v con, . argumentos
, igual de inc on-
.
s1stentes en cuanto a crítica econom!Ca y teona de las crisis • As1.
reprochó a Grossman, por un lado, su modelo pl~tónico: basán-
dose en los cálculos de Otto Bauer, Grossman hab1a asumido «de
manera totalmente arbitraria un aumento de la población del 5%.
e hizo la suposición «igualmente irrealista, de un aumento del
IO% anual del capital constante para el conjunto de la sociedad
capitalista, como admite el esquema Bauer-Grossman. Entonces
llegamos al fantasioso desenlace de que ¡el capital constante se
multiplica por veinticinco en el espacio de 35 años! Basta recor-
dar las cifras de los censos de empresas de los distintos países
para ver que tal aumento del capital constante está en flagrante
contradicáón con la realidad» ..1
¡Ya hay algo un tanto arrogante en querer responder directa-
mente a un modelo teórico con datos empíricos del «censo de
empresas»! En lugar de sucumbir a una falsa inmediatez buscan-
do la crealidad» en este tipo de datos, Varga habría hecho mejor
en criticar el esquema en cuestión en el correspondiente nivel
teórico; así podría haber revelado la reducción a simples cambios
internos en la producción de plusvalor operada por Grossman,
rcducáón que por sí sola explica el grosero modelo platónico.
Pero aquí está: en lo que respecta a la ontología del trabajo, Var-
ga compartía con Grossman y todos los marxistas de la época
una estrechez de miras, una especie de bloqueo que le impide
de entrada toda definición teórica adecuada del problema de la
desu 5taacialización subyacente tanto a las crisis transitorias del
establccmuento
· · del capital como al límite interno absoluto inhe-
rente a su valorización.
fa1A Varga,
d
en camb·10 1 .
, no e va me1or cuando señala el argume
nto
.; az edGrossman de que la liberación del trabajo asalariado 00
uene na a que ve Id d t'vas
r con e esarrollo de las fuerzas pro uc 1 '
que se suponen meramente té .
« crucas»:
'/bftkm, p. 75 _(º)
218
la rurtan.-ia d~I ,apita/
219
P.rrttn
Veamos más d ¡
. e cerca as razones del colapso. ·Cuál es la base para
1
e ncccsano aumento del capital constante del10% cada año? (... ]
220
la nlftarráa d~I rapital
;-::---_l
bfdtn,,
121
Parft 11
La cv~uación de la gran crisis que tuvo lugar entre las dos guerras
mundiales respecto a la posible crisis final del capital significó poner
los_ de_seos por encima de las ideas. Pero esto solo pudo saberse ª pas-
tenon · En pnncipio,
· · · en el capitalismo desarrollado toda gran cns• · ·s
puede ser una cris'15 fi nal . s·1 no lo es, se queda en premisa
• Para la
' MoszKowsKA Natal' z .. . p Ncuen1
W I b .. h ' ie, ur Krztik moderner Krisentheoru, raga,
et u ne,193red e t C .
l • . M . ' · as · ontrihución a la crítica de las teorías mo
JernaJ"t
a mm, éXJco, Siglo XXI, 1978.
222
la rurta11cia del capital
213
. mo un mero error, un error teórico perdonable. Grossrn
,,!-ta •"'-' , . .. . . · an,
ror otra parte, una fiF:l1ra mud~o mas d1hc1I d~ tr~nsl<~rrnar en un
icon,1, fue trancamcntc demo111zado, y su teona fue vista corno el
ejemplo perfecto de un enfoque equivocado en todos los aspectos.
A,alxi p,:x-o a ptx-o reducido ;ti papel de espantapájaros teórico,
que ~ fustigaba ror costumbre, sin que nadie nunca esforzara
una rctkxión más profunda: una especie de gimnasia intelectual
buena unto para principiantes como para sesudos marxistas afi-
cionados al razonamiento impecable.
~o fue hasta finales de los años sesenta y la llegada de un nuevo
ciclo de crisis -un ciclo que al principio era todavía incierto, de
naturaleza radicalmente diferente a las crisis anteriores, y que en
los años ochenta conduciría a la crisis mundial sin precedentes
de la tercera revolución industrial- cuando en el seno de la Nue-
va Izquierda surgida del movimiento de 1968, la teoría marxista
de la crisis también volvió a estar de actualidad. Sin embargo,
el dimero marxismo de los años 70, cuyos corifeos académicos
se cstin retirando ahora, fue todavía incapaz de la más mínima
innovación decisiva. El difunto debate teórico marxista del movi-
miento obrero sobre la crisis y el colapso no fue ni reformulado
ni pasado de moda, simplemente se replanteó de manera idéntica,
al igual que los debates sobre las reformas, la revolución y demás.
Era esta la época de las reediciones y exhumaciones, de los reajus-
tes Yrescates históricos, la época en que las producciones teóricas
pcnonalcs eran más densas que profundas y consistían sobre todo
en una pura Y simple recopilación, al menos en lo que se refiere
ª. la muy pictórica literatura político-económica. Esta mercan-
~ vendida por metros, está siendo triturada en las bibliotecas,
rruenrru
. . que los acad em1cos
· · que la confeccionaron estan • s1·endo
rentJtidog uno por 1 . y
todo la . . . uno ª as residencias de ancianos. a pesa r de
• tntu1C16n de la desustanc1a · 1·1zac1ón
• ha resurgt'd o eonstan·
tnnente, lo que pod í h b I a
~ . r ª a er arrojado nueva luz sobre e tem ·
h ~-eJemhplo, uf es como lo plantea el sociólogo alemán Chri sto"
p ucut¡c mann:
la iu itarráa dtl ,ap,ta/
226
LA 1u1/anria d,I capital
229
Parlt ti
230
la sustancia del capital
1a clase obrera,
. . .
una clase cuyo número aumenta de m
. anera constante
Y q ue es d1sc1plmada, educada, unida y organizada po 1
. .
.
r e mecanismo
mismo del proceso cap1tal1sta de producción•.:
~ ._ 1 ·t entre comillas
. AUER, Ütto, «Die Akkumulation des Kapmus», op.o .,
Citade ivianc
l\,< • /
del Tomo I de El Cap1t" ·
e·)
231
P(lrtt 11
i LUXEMBURG Rosa, l
' OQCUm
uJ.0 ct6n
' del capital, op. cit., p. 60-6 1 ·
232
la surtaruia del capital
•t
lJl' prechung », Berlín, Buchhandlung VorwartS.
Zürich, Nachdruck Limmar-Verlag, 1966 ). ().
IJ}(EM&uRc, Rosa, La acumulación de capital, op.ot.
2 33
P(lf'lt TI
.
de mesta b"lidades recurrentes v crisis periódicas: ,,Su número
1 - • e
intensidad crecientes conducen inevitablemente al colapso de la
. ali
dominación cap1t sta».
5
'BuJARIN, Nilcolti El . . .
'· lbftbm, p. 1 J6. ' '"'/'malumo Y la economía mundial, op. ál., P- 1 35·
2 34
La 1u1ta1uia del capital
f"I. ·
xuien en 1929 tuvo la audacia de pu bli car un libro de .sciscienas
• • •-1: · d ar una sola
paginas sobre la «ley del colapso• dd capmwsmo 5111 e
PaJªb ra so b re el colapso del cap1•ra1·1smo que_.~
,~ ha tenido Juu-.u
,,.. en
Ru sia,
· este,
• d · . d
por muy sabio v Ueno e citJ> e • · ' \lan por mm·
. ·
eru-
di • ¡ - od0 del mar.osmo, ;no
tas que sean sus explicaciones sobre e met. . _ · . , [ J
ha entendido nada del alfabeto de la inmngaoon maroSra: ...
235
Partt n
8 lbítk111 ( ·
• , cursivas en el original·. ) (•)
/bftk111. (º) ·
236
la sustancia dtl capital
~ 1,,-uchsthtorit, op.
ci R.AUNTHAL, Alfred, Dtr Zusammmbr"'h dtr Zusammm
t., p. 304. (·)
237
Partt u
Este es un cstribil!0 ue
se . que no puede dejar de recordamos algo, q
Í7.nrcyi~_ rcadigularmente, incluso hoy en día en los debates de la
-,weruar 'cal p k k' ' (ial
· annc oc ignora completamente lafa""ª so
=-----
11 A
PANNEKOE •
K, ., disponibl di ron-
pannekoek-la-teoria-del- e en: https://nanopdf.com/downloa an
colapso-del-capi talismo_pdf.
238
la iuua,,ria del ca¡,ita/
~
139
_ 1:
al e ·gn!!fflO a • d•mtmbarse•,
.. · J'ºr otro lado el rapital,·•rn
, o lf
apt b ,1 mi',i;mo ,. obliua ohjctivamrntr a la da~c ohrc
demJm I J'Of !i • , r, · rd ~
a('Ol'l!ltruiruna nue,11 o'l{llni~ación•~_.'· Pannckork no ~e da nicnr~
dr que n bi.qcamentc lo nu~mo. Sm quererlo, de:~t~ra_ l.i inter-
cambiabilidaJ de sujeto ~- ob_1eto en la estructura tet1ch1sta de Id
rq,roducción• e indu..~ la eleva a los honores de la metaílsica de
Jalmtoria:
Pin Man. roda ~""CSidad social se realiza a través de los hom-
bm [I); esto siplitica que el pensamiento, la voluntad y la acción
humana.• -aunque aparrzcan como libre albedrío en la rnncicncia
dd Rlietr>- c-<rin r<1ralmcntc [!] determinadas por las inAuencias del
mundo ar,'"Und.a.nre; ~- ,olo a tr.1vés de la totalidad de estas acciones
hmtwu., dc~inadas principalmente por las fuerzas sociales, se
anponcn w (~~ en el desarrollo de la sociedad.( ... ] La acumula-
oón de apia.l. las crisis, el empobrecimiento, la revolución proleta-
n&. la toma del poder por la clase obrera, todo ello forma una unidad
indn-isible que acM a la manera de las leyes naru.rales [!].Yes esta
unidad la que Deva al colapso del capitalismo. 13
~
~ : 0 ~••1A.N, Henryk. Dw ~ - - ' ~ -8 -
• · - - - - - · .....,tz.JII
. . ), el propio suieto
ob1envas» ~
es ahora solo un «factor» y la confus·ion
,
es total. Obviamente Grossman nunca se había aventurado en este
meta-nivcl,en el que se deslizó con cierto desfase temporal, mucho
después de que quedara claro que su esfuerzo de análisis de las
categorías del valor y la teoría de las crisis relacionada con ellas no
podía producir nada. Solo hacía falta un pequeño paso para disol-
ver completamente este dilema en la pura subjetividad de las rela-
ciones de voluntad, y declarar como prácticamente irrelevantes las
categorias marxistas de la crítica de la economía política. La rela-
ción de capital como relación externa de la voluntad no es entonces
más que una confrontación de «voluntad contra voluntad» (pero
no obstante expresada de manera objetiva, en términos de «clase
contra clase», ya que es bien sabido que la categoría de clase es en
sí misma una categoría constituida sistémicamente y, por lo tanto,
principalmente, una cuestión de objetividad). Más precisamente: la
objetivación no conceptualizada de la categoría de clase se reduce
a una pura cuestión de voluntad, de modo que la objetividad del
fetichismo capitalista parece disolverse en un absurdo «equilibrio
de poder» entre determinaciones de voluntades antagónicas .
. Fue Karl Korsch quien ayudó a preparar el terreno para este
~ final,_ en la disputa sobre la meta-problemática de la relación
SU)CtO-obJeto en el marco del debate sobre las crisis y el colapso.
En .su apuuon,
· · , cu alqwer
· teona , del colapso representa una «dis-
tomón objctivista».
---
lúnitc objetivo:
•_.J I
Toua a cues n'ón de la necesidad o de la ineluctabilidad objetiva
. de
.. 'talistas constituye, en el marco de una teona práctica
las cns1s cap1 . . .
de la re,'Olución proletaria, una c~estión q~e no t1en~ s~nt1do en esta
~I [ ... J Por el contrano, la
fiormagen,,N. . opción
. .matenahsta
• • . considera
que es posible hacer, mediante una 1~vest1ga_c10~ empmca cada vez
más profunda del modo de producción cap1tal1sta c~ntempo~áneo
,. de las tendencias que su desarrollo pone de mamfiesto, ciertas
predicciones de un alcance ciertamente siempre muy limitado, pero
suficiente para permitir una acción práctica. 18
Pann ekoek y que. de. hecho tiene sus raíces en la com prens1on .,
limitada d~l ~ov1m1ento obre:º marxis~a: cuanto más subjetivo
c:s, más obJet1vo es; cuanto mas se concibe la relación fetichista
como una pura c~nfrontación d~ voluntades entre sujetos (las
«clases») que se piensan desprovistos de un a priori pero cuyos
presupuestos, s~n ~~bargo, e~st:n_ y permanecen en las sombras,
más la falsa obJetiv1dad, la obJet1V1dad negativa, vuelve a colarse
por la ventana, de modo que los teóricos de la inmediatez, ahora
ciegos a sus propios presupuestos, se ven obligados a cosificar
completamente la estructura y la conciencia de su espléndido
«sujeto volitivo proletario» y a «investigarlo» como una cosa
natural objetiva -negando, por supuesto, su enfática insistencia
en «la acción responsable y solidaria de la clase proletaria que
lucha por sus propias metas».
Así como la historia secreta del debate marxista rradicional
sobre las crisis y el colapso, cuando superó el plano reduccionista
de la economía política, es la historia de la laboriosa tematiza-
ción de esa estructura sujeto-objeto mal aclarada propia de la
socialización moderna del valor, así también el programa secreto
para resolverlo fue la reducción de las categorías objetivadas del
capital a puras relaciones de fuerza que se hizo posible examinar
Yestudiar en varios aspectos. La Nueva Izquierda estuvo profun-
damente imbuida de este paradigma. Esta solución del debate
~obre el colapso simplemente fue adoptada, de m~_º. del-~~
lI?eflexivo, y sin ser supeditada al más mínimo análisis cnnco,
y fue precisamente por esto que no solo el concepto de colapso,
como pal b . ., na palabra tabú, en un
a ra non grata se convtrtJo en u
mero f: ' , 1 .no hacia un mavor
desarr antasma,
,~
sino que se bloqueo e camt
, d 1_ L · y los conceptos
·
Ou:o de la crítica de la ontologta e nwaJO,
1 d
d
c.
e reifi ·, . . . fu
cac1on y alienación, s1 bien eron
abordados a fon
.
°,
•fi El
no
,uero ul . , sooo-filoso ca.
ni\l 1n más allá de una superficial forro aoon el roblema de
la e de la constitución social -en otras palabras, , p perma-
rela · , , · - terua que
n cion fetichista y el «sujeto automanco d carrado.
ccer b d b resamente es
In l en arbecho, cuando no que a a ext_ 1: althusseriano
e Uso l as di scusiones en tomo al es trUCtw ¡u.Jsmo
245
Partt n
247
solo p<>día librarse de forma política, ya que la política no era más
que la esfera secundaria dedicada a «tratar» los problemas sociales
que la relación capitalista engendraba constan_t~mente.
Por definición, esta esfera presupone positivamente la valo-
rización del valor; es inmanente al valor como forma social.
Cualquier confrontación entre la economía y la política que se
mantenga dentro de esta distinción y que plantee las dos esfe-
ras como externas la una a la otra, sin lograr captar la conexión
[ülxrgrrifmdm Zusammenhang] que engloba a ambas tanto en la
relación del valor como en la sustancia del trabajo, sigue siendo
irremediablemente reduccionista y conduce a una u otra de las
di~as variantes de ilusión política. La política está en esencia
vinculada al Estado, y el Estado, como categoría y como disposi-
tivo concreto, representa el mecanismo de procesamiento político del
capitalismo, un mecanismo que no puede llevarnos más allá del
auto-movimiento de la valorización, ya que él mismo no es más
que una simple función de este sistema compulsivo (el hecho de
que las fricciones en los procesos de tratamiento político pue-
dan liberar involuntariamente potenciales de crítica no cambia
en nada las condiciones estructurales de las cosas). Reconocer el
Estado y la política como vinculados al sistema presupone, por
supuesto, la conciencia tanto de la falsa objetivación de las cate-
gorías capitalistas en general como del carácter autorreferencial
del «sujeto automático».
El resultado es una crítica del Estado muy diferente a la pro-
pu~ta ~~ el m~smo tradicional. Lejos de ser la adecuada, la
designacion comente del Estado como «comité ejecutivo para
la gestión de los intereses de la burguesía» designación que se
~ncuentra incluso aquí y allá en la obra de' Marx y que con el
tiempo se soli.J,.c , ulta
ser . _wncara en un concepto de «Estado de clase», res _
~ expres,on de una subjetivación sociológica. Las dases, cate
gor:as que en realidad derivan de la relación fetichista, se toman
erroneamente com0 . d . arecen
SUJetos esprovistos de aprionsmos YP ,_1
entonces subsum· od 1 d J ap1t11.1
b . J ir t as as categorías reproductivas e e ahí
ªJº a razón subyace d · De
nte e esta subjetivación sociológica.
La IUI/aruia del capital
segu, bvugac1on. d
1 ia siendo el vehículo de esta su ; - dd auge e1 mo-
a intervención estatal había ido de la mano
• •ento
VlJlll obrero y su éxito en .la lucha por el reconocima· ento,
(éxito que se pagó caro en_ l_a Primera Guer_ra Mundial, donde el
pleno reconocimiento poütico ~~ acompanado de un sangrien-
to sacrificio en el altar de la nacion burguesa). Por lo tanto ·n
era lógico completar la subjetivación de las categorías, tergi~:s;
la política definitivamente co~o una forma d~ e'.11ancipación y
justificarla invocando d propio desarrollo capitalista? La teoría
dd «capitalismo organizado», con su supuesta «superación de la
ley del valori. y su supuesto «control político» sobre las categorías
reales de trabajo abstracto y valor, era en cierto sentido una mera
extensión de la clásica tendencia socialdemócrata al «desarrollo
interno» sin problemas de un «socialismo» en forma de autoin-
molación autodeterminada dentro de una «sociedad-fábrica to-
a.J.,. y perfectamente organizada; pero, por otro lado, llevó hasta
el final la subjetivación y por lo tanto se hizo susceptible de las
interpretaciones de la izquierda radical, que, sin embargo, se man-
taúan arraigadas en la misma lógica. Esto se aplica a la teoría,
sostenida por Horkheimer y Adorno, de un «Estado autoritario•
que supuestamente opera más allá de la ley del valor, pero tam·
bién. y más recientemente, a las posteriores posiciones obreris-
tas. Ya sea que d supuesto control político sobre la forma valor/
trabajo abstracto aparezca como algo positivo (socialdemocracia),
ya sea que (bajo el impacto del nacionalsocialismo en particular)
se entienda como «fatalidad» (Horkheimer/Adorno), ya sea que
aparezca como la pura y simple «determinación de la voluntad»
del enemigo de clase, que se suponía debía desafiar y movilizar
pcnnanentemente el «contrapoder» del proletariado (Negri. Yel
Obrerismo), en el fondo no importa: en un contexto como e5te,
cuando todo se resuelve en «política» un límite interno objetivo
ya. , no es conceb"bl '
i e. Pero al mismo tiempo, nera·
la aparente «sur
~º~: de la teoría del colapso se confundió con la más completa
ilusion politica, con el repliegue del pensamiento emancipa · dor
la . a_
li esfera. p0 lítica de la función propia de la modernidad ca·pita al
stafu·Giacomo Marramao en los años 70 tenía razón al se~ ~
que eron prccis . qUJene
amente 1os teóricos del austromarxismo
la IUI/antia iLI <apita/
---- . • roblemarik-,
i MA- - . d Konsnrunonsp
R.RAMAo Giacomo «Krisentheone un
ºP 'CJt,,
. p. 26. (•)
, '
i lh ti. ) (º)
1l I em, p. 2 6 (cursivas en el original ·
hffien,, p. a6 (cursivas en d original). (º)
251
Parir ll
252
La suuanria dtl capital
2 54
La 1u1/011do dt! copita/
255
P,rrtt o
258
la rurta11cia del rapita/
260
La JUifancia tk/ rapita!
JÓI
tanto más activan d mecanismo del «colapso automático ... No lo
irren y 110 lo sal>en, pero sin embargo lo hacen, simplemente no
ff"
deteniendo la máquina soc1ºal del «su_1eto . ,·
automat1co» que ha
ncrado una larga cadena de acciones históricas y que no cesa de
ti,1cgar su dinámica de contradicciones. Cuanto más subjetivo
cs. tanto más objetivo resulta: este rompecabezas de la estructura
moderna sujeto-objeto, tal como lo vemos, se disipa completa-
mente tan pronto se aborda mediante los conceptos de constitu-
ción fetichista, campo histórico y matriz de acción y decisión. El
reconocimiento de la tendencia automática al colapso lleva por lo
tanto a lo contrario dd fatalismo, a saber, a unaforma cualitativa-
mmk y annpktammk nueva de crítica radical. La falsa subjetiva-
ción catcgori.al,la insistencia en la facultad, supuestamente libre y
generalmente contingente, de actuar de los sujetos con desprecio
de las categorías, contribuye con mayor seguridad al automatismo
objetivo del colapso, puesto que la matriz de la actuación misma
es ignorada y permanece sin ser criticada. Por el contrario, tomar
consciencia del carácter automático del colapso lleva a la crítica
de las propias categorías y de su matriz subyacente y, por lo tanto,
ª un r~mo más profundo, indispensable para dinamitar el
campo histonco del capitalismo.
Ala . matnz, · sm · embargo, pertenecen no solo la forma y la sus-
t2Jlcia del trabajo abstracto, sino también el actor al servicio de
todo este, . sistema oego,· e1agente que pone en marcha el «sUJC · t0
automabco» a tra\'i' d . . , trlJC-
. . es e su propio esquema de acc1on prees
turado. el su,eto
;¡ •
Este SUJeto
· tendra, que ser defim'do de manera
~ tran&histórica Y ontológica al igual que el propio trabajo.
n ...p,esenta el agente od fun-
ci d . m erno del trabaio abstracto y sus
ones envadas• n 'J pia
actividad de 1 : ~ es otra cosa que la forma social de la pro
samiento fc os indcdividuos: forma de percepción, forma de pen-
, orrna relación, forma de actividad. 6 Por lo tanto,
Dicho esto, también queda claro que la crítica categorial está aún
en pañales, ya que es incompleta:
s Wildcat-Zirkular. nº 6 M h d. kapi-
talistischt v . h' _5 -57, ayo 2000: Vom schweitrigtn Vtrsuc , 1~d t·
l\.rtu t tOTtltsch z h . // wil ca
wwwde/ irkular/ u tmmtem. Disponible en: http: WWW•
9 lhúiem. (•) 56/z56kris2.htm. (•)
10 /ófdtm. (•)
166
la iurtancia del capital
268
[15]
EL CONCEPTO CUANTITATIVO DE
TRABAJO ABSTRACTO YLA CRÍTICA DE
«NATURALISMO»
1
RuarN, Isaac Illich E . (•)
MA v __ ' . nsayos sobre la leorfa marxista del valor, op. CJt.
ax, ~1., El 'ª"•tal oP .
1
1
i /bfdem. T ' • cit., vo . r, tomo r' p. 57 ·
la 1111ta11cia dtl capital
Aq 1, o
actuamos como si la existencia fisica de los hombres ~
~
tuviera absolutam t ad ., ·ohisto·
. en e n a que ver con su dimens1on soci
nea, como si no fu . , a la que
era esta misma existencia,ffsica y corpore '
1• Ru11N, Isaac Illi h E • p 189·
c ' nsayos sobre la teoría marxista del valor, 0 P· cit. ·
2 74
la ruuancia tkl capital
18 Ibítkm, p. 21 6. {º)
la JUrta11cia tkl capital
280
La suuancia dtl capital
lhfdern.
Parte II
. . sOCJºal, Y par lo
Es, sin embargo el a pnon tanto también
trab •
da
. . ' ., .
priori de la producc1on rrusma, 0 que
l requiere que este
. na cua-
ªJº
. . . al nabaJ· o humano sin o
sea «reducido desde el pnnc1pio d acuerdo
lidad que esa». Por supuesto, necesana · mente se gasta e
O se tienen
ºal cretas pero estaS n
con las disposiciones maten es con ' del gasto, es
. . . en el momento
en cuenta socialmente, ru siqwera ºd el nabajo abs-
.
decu-, rod . , En este seno o, -
en el proceso de p uccion. . . social», preosamcnre
tracto es efectivamente «-..-Ao»;
IS""'...., es una
.. ..relacióEl
«CU
ºan· to»• la dUJ'llción,
en tanto que relación de produccion:. •ve] práctico, en los
se refiere desde el prinop1o
. . (y ramb1en a 01
;;---
lh{dem, p. 5 6.
cálculos de las empresas) no a una duración que dependa de la
determinación objetiva concreta (qué productos se están produ-
ciendo y qué cualidad material q~eremos obtener), sino solo al
gasto de «cerebro, músculos, nemos» en general, a1 trabajo abs-
tracto-va su optimización. Esta reducción de la cantidad a una
cantidad de trabajo abstracto tampoco tiene nada que ver con la
noción de «trabajo simple y poco cualificado», mal que le pese
a Hcinrich; es válida independientemente de la cualificación, ya
que precisamente no le interesa el contenido.
Esta reducción de la cantidad a una cantidad de trabajo abs-
tracto, no tiene absolutamente nada que ver con la idea de «sim-
ple trabajo no cualificado», ya que cuenta para cada cualificación,
precisamente porque no tiene en cuenta el contenido.
En vinud de la propia relación social de producción, lo que
se gasta solo puede ser trabajo abstracto; en cuanto al objeto de
una evaluación cuantitativa, esta es efectivamente el tiempo de
trabajo, pero únicamente como trabajo abstracto. Incapaz de
captar conceptualmente este conjunto de relaciones, Heinrich
hace trampa tratando de oponerse de manera superficial a la cosa
misma, es decir al «gasto» real, las modalidades de mediación por
las que, gracias a la circulación, este quantum de trabajo abstracto
realmente gastado encuentra o no su validez. Heinrich justifica
este razonamiento argumentando como hemos visto, que sería
«imposible hacer sin dificultad d~ la duración del gasto de la
fuerza de trabajo la medida de la cantidad de trabajo abstracto».
Pero el_ •sin dificultad» que se deslizó aquí no le salva. Por el
cono:ano, solo indica que la duración del gasto de la fuerza de
trabaJO es, en efecto, la medida de la cantidad de trabajo ab strae-
r~, tal Y como Marx había determinado no «sin dificultad» pr~-
c1samente. Hemnc · · h, en cambio, se ha opuesto
' · · 10
desde el princip
a lo que él consiuc:ra
·..i_ una «dificultad» es decir: la cuesnon., de
la medíao'ón,• rechaza categóricamente' la idea de ' que se pueda
gastar el_trabajo abstracto y que la duración del gasto de la fuerza
de traba,o
• 1
pueda ser 1a vara con la que se mida la cantI·dad de
trabajo abstracto.
La JUfltJntÍIJ rkl rapittJ/
Ahora que hemos planteado correct
amente el probl
más de cerca esta f:amosa «dificultad d J . . ema, veamos
b . " e a mediación Si 'a/;
bablando, el tra a_10 concreto no es má J r · ()(t mente
s que a rorma fe , .
del trabajo abstracto; socialmente hablando 1 d nomeruca
. , e gasro e la fuerza de
uabaJO no es otra cosa que un r¡uantum de tr b . b .
, . ª ªJº a stracro. Sin
embargo, este caracter social del trabaio comO tr ba' b
. i a ~o a stracro-
real no ~uede tomar una forma inmediata, ya que la relación de
Producción no es . una relación directarnenre soci'al, si·no que roma
1a forma de urud~de_s de producción («empresas», «compañías»)
separadas entre s1. Sm embargo, esto no signítica que d «modo
específico de socialización» en el capitalismo sea meramente cir-
culatorio, nada más que «dinero e intercambio», corno sostiene
Heinrich; por el contrario, la circulación simplemente mediad
tarátter social espet(/ito de la producción. La producción capitalista
no se abandona de ninguna manera al azar o a la arbitrariedad;
así como materialmente ya representa un sistema de distribución
de funciones, formal v sustancialmente ya cqm:senti an sistm1a de
gasto de trabajo abs~acto, pero un sistema que puede en~ en
mediación consigo mismo solo gracias a la cin:ulación. «El_dinero
Y el intercambio» no son la relación social y no la consaroycn.
, . l ,nomenm de esta rda-
~o que solo 1a median y por o tanto son , social dd
Clón, lo cual es muy distinto. Concretamente, d caracter .
. te en d tr2tlllllenro
trabajo abstracto aparece solo negaovamen ·ov:a-
destructivo infligido al hombre Y ª la natural('·leza,)y¿:!';,nde
. d . absrracta• 1v arx .
mente bªJº 1a forma e «nqueza rel . . de producción,
· ·
a la c1rculación, elemento inteo·-- te de la , aaonsocial dd traba-
ar.in
.., edi ar y al mismo
... . .
tiempo «realizar» el caracrer ¡ engendra. ru. l0
. b . ul ción la que o .
Jo a stracto -pero no es la ore ª ue media v realiza
. amente 1o q .
encarna por sí sola. Porque preos
ue ruvo
lugar en d proceso
es el gasto real de trabajo abstracto q
de producción. ·dad de tnba_jo ~-
·C ,
e omo es que ahora e pro e 1 bl .rna de la cann
dificultad• de m
la e&aoon
d
tracto gastado surge a la Juz de esdta ". ra social, cada procesod e
de la circulación? Desde el punto evis 1rt1ccióndd gas to euna
·s que unar-
Producción individual no es ma
285
Parltll
286
la IUI/ancia d,/ <af>ita/
trabajo realizado más allá de los costes de reprod . , d
canda fuerza de trabajo. El valor de d uccion e lamer-
uso e esta m , fu
de trabajo no tiene absolutamente n d ercanc1a erza
. a a que ver con el al d
uso de los b1enes producidos, y por lo tant I v or e
• • l ., 0 e gasto de esta fuerza
de trabªJº no tiene re ac1on con la determ· ..
. 'd maCion concreta (abso-
lutamente mc1 ental y externa para el capital) d 1 od . ,
· d . . e a pr ucc1on;
a partir
. e este punto, Hemnch ya omite el problema. para e1
. el valor
capital, . de uso de la mercancía fue .,,
... a de trabªJº
· ysu gasto
reside exclusivamente en su poder de crear valor abstracto por
encima de sus costes de reproducción.
El trabajo abstracto y el valor como relaci6n s«ia/ solo son básica-
mente posibles en forma de plustrabajo y plusvalor. Este es el punto
que hay que señalar de una vez por todas contra una «pseudo-cri-
tica del valor» reduccionista que simplemente declara irrclcwnte
el concepto de plusvalor y, como resultado, la postura de Hcinrich
es muy clara, termina retrocediendo, sorprendiéndose a sí misma
y un poco avergonzada, hacia una interpretación de la sociali-
zación del valor limitada a la circulación. Sin embargo, d punto
decisivo es que la mercancía representa el quantum s~ente
válido de gasto de plustrabajo abstracto, no ~e puro YSllDple ::
bajo abstracto. Una mercancía puede muy bien-~ produ
do según el grado de productividad social media Y, SUl ~mbargo,
d rotal o parcialmente
como masa de trabajo abstracto gasta o, ser L bav
· . 1 svalor suficiente. 0 que •
«invalida» porque no supone un Pu . . con su reducción
que captar aquí de entrada es que H~~ circUlación, obvia
del valor y el trabajo abstracto a la esfe~ ~ de la propia cir-
también el carácter específicamen~ cap•f ~jo socialmente
culación. Pues aunque dice que el nempa e refiere únicamente
n el, • bnrauCSCS, se . 23
ecesario (que como los asicos ... r,- d la rccnologia-,
al , , ·camcntc e la
trabajo concreto) «no depende uni Yo comprender
esto no le impide, citando a Marx como a¡,orte;CCC también el
re} · 'al a la que pe
ación específicamente soo ' • exclusivaJllente en
ti ecesano.
ernpo de trabajo socialmente n
• p. u8, (")
~
2J b .1~ t/01'1
"'-t
,rcr •
op-at.,
QEJNRICH, Michael, Die WwenJl.7Jf'J'
Ptrrtt n
288
La iuuaruia tkf (apita/
II /Óftúm, p. 62-78.(º)
La ru1ta11cia del capital
en su conjunto)? Este es el argument
o en e1que se b'" N
Trenkle, partidario de una crítica del al d . co 1Jª orbert
. v or re ucaonist
tiene estar «abierta» a todas las tenden CJas.
. ªquesos-
Explica Trenk.Ie:
11
'PosTONE, Moí,hc T~,,, .
1: l.._,L
UUM'11, p. 2.() 8
' 1/>0, lrahflJo y dominación social.' op • cit., p. zo7.
,i lhitúm, p. 20 9
)J lhitúm, p. 208.
La rurta11ria dt! capital
--------
: ]/Jfdem, p. 209.
1/Jfdem, p. 209 .
J95
Prrrtr u
302
Postfari,
Scholz y Ortlieb fundaron la r,....: E .
IN .....sta xu'en 2 00 (
llegado a l O q) y se separaron de h 4, que ahora ha
históricos de Krisis. A continua . , muKc os de los colaboradores
c1on, urz hace h. .,
aspecto d e Ia «escisión-valor» de , incap1e en el
su teona es d · 1 d
de la dimensión patriarcal de la soc· d d d' ecir, a enuncia
ie ª e mercado y 1 1
fim d amental de la dicotomía de géne~ e pape
de una soc1e. d d . o, para e1establecimiento
a «escindida» en una esfe d al
. ra e v or y una esfe-
ra d e no val or. Suces1vamente se dedicó a 1 .
. ,. ' po em1zar con otras
cornentes de cnttca radical que no le daban Ja JDJsma · importan-
·
cia -descansar en los laureJes, elaborar en detalle una teoría que
ya estaba esencialmente conformada, fundar una «escuela» de
pensamiento no era su estilo. Tampoco tenía miedo de hacerse
enemigos incluso entre sus lectores habituales: así, su defensa de
Israel y su denuncia del antisemitismo, incluso de «izquierdas.., le
trajeron bastantes conflictos. Pero Kurz nunca esconde sus opi-
niones por razones tácticas, y continúa llamando a las cosas por
su nombre. Mientras que normalmente toda teoría busca recla-
marse proceder de nobles ancestros y presentarse como heredera
de una importante linea de pensamiento, Kurz acentuó su ico-
nodastia: excepto por una parte del pensamiento de Mar.e, poc~s ,
hechos e ideas en la historia occidental encuentran benevolenoa ~
en sus críticas. Su despiadada condena de Ja llu 5tn1ción, Y dd
. , ul n su opinión reforzaba
pensarmento de Kant en parnc ar, que e . .
las estructuras de dominación, especialmente patnarcdal, .raoJstl
'b'd r algunos e sus ce-
y antisemita también fue mal rea 1 ª po _,,~nn
' 1 · · rd lo acusaban '"5 ___ente
tores. Sus críticos desde a izqwe ª . él Ja
de «no ofrecer una perspecnva . , tica» Es aerto que para
prac . · traS cualquier
, 1 de la pr3Xls o coner
tcona no debe ser «ese ava» , d pennanecer ver-
. 1 tonomia pue e
Dl0VImiento social; so o en su au a11 el camino para una
daderamente radie . al ruaimente anar .
y even H no sU1J·a tal pr3X15, es
, . dical asta que . . J
practica verdaderamente ra · . . virtudes imaginanas a as
peligroso y contraproduce~te atrtbUJ~ tos sobre la distribuci~n
luchas sociales que siguen s1endº con e tela de juicio su aJJ-
de las categorías cap1t . ali sin poner en
staS
ltnda.
JOJ
Portfado
n
i-or eso Kurz se mantuvo escéptico ante movimientos
, . como
OcíUpy O la .Primavera Árabe». 1 Uno de sus ult1mos textos, casi
un testamento, se llamaba «No hay revolución en ninguna parte ...
Este rigor y fidelidad a sí mismo no t:ndría valor, sin embar?º' si
no se correspondiera con un pensamiento de gran profundidad.
Intentemos resumir, de manera necesariamente esquemática, en
unas pocas páginas, la crítica del valor tal como Kurz la elaboró
con los otros autores de Krisis y Exit/2
Kurz no se sinía en ninguna de las corrientes del marxismo, ni
siquiera en las «heterodoxas» (aunque manifestara abiertamente
ciertll afinidad con el pensamiento de Adorno, especialmente en
los últimos años de su producción, a través de la crítica del suje-
to). Más bien propone retomar las ideas de Marx donde Marx las
había dejado. Sin embargo, no se trata de restaurar al «verdadero»
Marx contra los malentendidos y las falsificaciones perpetradas
por sus seguidores de todos los bandos, sino de distinguir entre
un «Marx exotérico» y un «Marx esotérico». El Marx exotérico
es el que todos conocen: el teórico de la lucha de clases, cuyo
fundamento es la denuncia del robo del plusvalor por parte de
los propietarios de los medios de producción. El Marx esotéri-
co se. encuentra en una parte mucho más pequeña de su obra,
~-ente en el primer capítulo de El capital: es el teórico
del ~~chismo de la mercancía y la lógica del valor. En su parte
e:xotenca.Marx fue esencialmente un «disidente del liberalismo,.,
como dice Kurz. influenciado por la economía política inglesa,
el pensamiento
. . de la Ilustración
. y la cie · d .
nc1a e su tiempo
to al serv1c10 de las reivindicaciones de 'pues-
. a1· una nueva clase social
creada por e' cap1t 1smo: el proletariado. En s áli' . ,.
., us an sis esoten-
cos, Marx d escu bno un terreno completamente nuevo y difi · cil de
entender,
. , parece «esotérico,. · El Marx esoenconocse
por eso t, • 1
que ttene «razon». contra el
.. Marx exotérico que est , ·
aria «eqwvo-
cado». El mafXlsmo trad1c1onal no se equivocó completamente al
reivindicar para sí a Mane -pero dio una lccrura parcial y ahora
anticuada de Marx.
En su crítica del valor y la mercancía, del trabajo abstracto
y el dinero, Marx no trata estas categorías como datos natu-
rales, obvios y positivos, como habían hecho los economistas
clásicos y como la mayoría de los marxistas harían más tarde,
para quienes lo único que podía cambiarse era la distribución
de estas categorías, pero no su existencia per se. El movimiento
obrero se centró en el reparto del plusvalor entre los capitalistas
y los trabajadores, sin ver ningún problema en el hecho mis-
mo de que la actividad social toma la forma fantas~~ri_c~ de
un «valor». Con su análisis del valor como categona histonca-
mente determinada y al mismo tiempo negativa YdeStructiva,
Marx, por así decirlo, puso al descubierto el «núcleo secreto•
. .
del capitalismo , leo que esta, tan presente hoy como..lo,
-un nuc
, · Marx descnb10
estaba en el siglo x1x. En su parte «exotenca•, . .
lóuica dio Vtda en su
el aspecto empírico, visible, al que estª t>- ___ 1 din'_
é h . Pero la narur.ueza a
poca, y que iba a durar mue O ttempo. h de estos
. . ali hace que mue os
rn1ca y direccional del cap1t smo h salido
áli bl S.10 embargo no emos
an, ·sis ya no sean aplica es. : b gués. De
dl l el pensamiento ur
e capitalismo, como proc ama . Marx todavía esta-
hecho, las formas empíricas descntas Por pre-capitalistas,
b did n elementos
an mezcladas en gran me ª ~o de los derechos civiles
como la exclusión de los trabajadores . ali mo se ha liberado
('Voto, huelga, etc.). Hoy en dí.a, el cap1t arte s
gracias a la prc-
C'8i por completo de estos res1du_o~ -e; i valor carente de sen-
lión del movimiento obrero. La logica _; ahora de manera
tido, destructiva y autode5tn1ctiva se =nna
Postfocio
1
Para la lectura kw-zcana de M /i
j,nw, ., L v __ anc:, ver en francés Lire Marx. Les textes les PUS
r-r,an1s uc ruu.1Marx ,,,. J. • d r
Robert Kurz, L B rur t XXI s1ic/e. Seleccionados y comenta os Pº
F ~-1..c.- b ª alustrade, 2002 (reedición 2013). En alemán Marx /esnr,
r..,uuun so re el Meno E· hb ll o
para el Jornal Crítica = ic om, 2001 (prólogo traducido al caste an
Radical Karl Marx y ti siglo XXI).
306
Portfocio
308
Portfa<io
indica claramente en la doble n tu al
a r eza del trab . b
y concreto- un rasgo distintivo y ·a1 ªJº -a stracto
. d b' esenc1 del capitali .
sien o am 1guo, o vacilante (y est 1 1 smo, sigue
la cuestión de si el trabajo como ~ª argo de su obra) sobre
0
es una categoría •natural
y por 1o tanto pertenece a todas las tiormas de 1a sociedad . •,
Kurz subraya en primer lugar aJ romper , . ' 0 no.
. . ' con practtcamente rodas
l~s vana~tes del marxismo'. que no se trata de liberar el trabajo,
smo de liberarse del trabaJo. La superación de1captt· alis mono
puede hacerse en nombre del trabaio i
o del traba·ad~
·
or,smosoo ¡
en nombre de una actividad libre que se lleva a cabo con ob'etivos
concretos, y no la acumulación tautológica de un valor abs!.acro.
Yendo aún más lejos, Kurz recuerda que la distinción entre tra-
bajo y no trabajo es moderna y que las sociedades prcmodcrnas
no consideraban el gasto energético como algo positivo en sí mis-
mo. La separación en el espacio y el tiempo entre el trabajo y el
resto, visible en la fábrica con sus horarios, fue uno de los fuctorcs
fundadores del capitalismo, nos recuerda Karz en su monumen-
tal historia del capitalismo titulada Schwarzbuchluzpitalismw [El
Libro Negro del Capitalismo] (1999): Entonces, la ~os~ ética
protestante del trabajo transformó el trabajo de la epidemia. que
debía ser evitada en una noble actividad a rcaliw como valor
' rod · · la glorificación de
moral. Esta ética, junto con el p uctMSm0 Y . .
___ ,_.a
1a conquista de la nacunueza, IJWuyo en
1 , Marx. v el movumcnto
· . el
O
obrero superó a menudo a la burguesía ,. en su__~nisiasmfu
(lo cwu e una pu~.... Po~ ....
trabajo y su desprecio por los «para.si~ del movi-
de entrada para el antisemitismo Yel raa~o en dpartebcJimi't2rSC a
1 , · a al trabajo no e
miento obrero). Para Kurz, ª cnnc di . de trabaio conoc-
1 . -- _L ar las con aoncs ~ .
«e ogiar la pereza» o a rcuiaz rdin •,n de ta vida soaal a
· la subo aao
tas, sino que debe cuesnonar d bcmos dejar de reclamar
las exigencias del trabajo. Por lo ~~ ~ derecho de todos a una
el «pleno empleo» y en su lugar exigir el 111crcado de esclavos
buena vida, aunque no nos vendamos en
. ( brc Sadc) fue aaducido
------ d I hombre• so
4 El capítulo «La mujer como perra e
310
Po1tfacio
6
Las enormes masas de trabajadores hiperexplotados en los países «emer-
gentes», en particular en Asia, no demuestran lo contrario: al estar insu-
ficicntei_nente equipados tecnológicamente, esos trabajadores son poco
producttvos según las normas mundiales y producen individualmente muy
poco valor y, por lo tanto, muy poco plusvalor.
7
La sim~ón también caracterizó, según Kurz, el auge del posmodernis-
mo Y lo «virtual», sobre todo en los años noventa, a los que dedicó el libro
1-: ~011tÚ comme volonti et comme tÚsign (El mundo como voluntad y como
diseno) (1 999), que trata de la «estetización de la crisis•. Véase también
e? francés «L'industrie culturelle au XXI' siecle». De l'actualité du concept
d Adorno et Horkhe1·mer»,en Illus10,n12/r3,201
· • 4.
312
Po1tfacio
con la sociedad mercantil centenaria: los dí
están contados, y en muchas parte d 1 as de esta sociedad
s e mundo ya no fu -
abso1uto. I ne1uso en los centros del ca italis nc1ona en
dificil acceder al trabajo y al dinero p hmbol es cada vez más
. ' por no a ar de 1
psicosoc1ales y los desastres ecolóiñcos od 'd os estragos
.• d . o· pi uc1 os en una rcac-
aon en ca ena por este sistema que co •
·
abismo. Kurz ha s1'do descnto . a menudo rrc ciegamente alí .
hacia el
. . T~ como •apoc pnco .. en
sus an álisis. éU vez la cns1s mundial no ha pro ad
1 • •
•.
K · • . gres o tan rap1do
como urz 1magmo, pero en términos generales el ad
• dib . , cu ro que
comenzo a UJar en 1990 ha sido confinnado por los hechos.
Kurz es bastante severo con las oposiciones que se suelen rc-
sar. Según él, las críticas habituales, incluso las «radical= no
apuntan realmente al capitalismo, sino solo al neoliberalismo, v
son la expresión del sueño de un retomo al estado de bienestar~
la fase fordista-keynesiana. Peor aún, d enfoque unilateral de las
fechorías de las finanzas invierte la causa y el efecto, enfrentando
al «trabajador honesto• con los «parásitos• corruptos, y por lo
tanto corre el riesgo de deslizarse hacia el populismo y d antise-
mitismo, que defienden el «buen capitalismo• buscando chivos
expiatorios.
Otra ilusión, muy extendida en la izquierda, que Kun comba-
tió duramente es el uso de la política y d Estado para oponer-
los al mercado' especialmente en nombre de la «demomcia-. De
hecho procl~ó «el fin de la política-:' en una soci~ basada
en el fetichismo de la meocanóa, d polo político 00. nene ª1uto-
. . El Estado funaona so o en
nomía respecto del polo econonuco. . ( •almentc a
la medida en que puede financiar sus acaoohcs cspcatodo lo ...-;hle
• . ) lo tanto, debe acer l"'~~
traves de los impuestos Y, por . d la nooúa canitalis-
· namiento e eco r-
para garantizar el buen funao . ntado esto. La polí-
ta. Los gobiernos de izquierda han ~nm~ta a encontrar las
.
tica, cualquiera que sea su rod .. de valot po~ue tod0
orientaoon, se
meiores formas de asegurar la P ucotoonlos propi~ imperativos
J d · · ·o excep
puede ser puesto en tela e JWCI '
Cités nº64, zo15.
1 Ver «La fin de la politique•, en
313
Postftuio
10
Hacia el final del artículo K .
ustanáaJ1·.. ~r·, d I al ' urz anunaa una «tercera parte,. sobre la des-
.._1on e v or Nu bl' rzl
{Dinero sin valor], ublic~o ~ca se_ pu 1có, pero el libro Geld ohne yy'erf
desarrollo de este t p siete anos después, puede ser visto como un
ema.
ii No se desanime por el c . . , .
amino. el últuno capítulo es quizás el más rico.
316
PostfoCÜJ
V se conV1e
· rta e n la base de los intercambios entre los miembros
de la sociedad.
¿Por qué es tan importante este tema? Porque_ ayuda ª. d~termi-
nar dónde nace el v-.ilor. Segün Kurz, los manostas casi siempre
afirman, explícita o implícitamente, que solo ~l intercambio de
bienes transfunna el trabajo concreto en trabaJO abstracto y, por
tanto, en valor. Esto significa, de nuevo según Kurz, identificar la
producción solo con su aspecto técnico, que quedaría así fuera de la
esfera social y seria efectivamente «natural» y «ontológica». 14 Solo
la circulación seria social y un objeto potencial de crítica social.
Esta discusión puede parecer híper-teórica, por no decir esco-
lástica. Sin cmbargo,de repente muestra su importancia «práctica»
cuando pasamos a la teoría de las crisis, que para Kurz constituye
la vmiadcra piedra de toque de cualquier comprensión de Marx.
Si el va1or de una mercancía ya se crea en la producción mediante
el gasto de energía fisica y mental, también se determina cuanti-
tlltivamente. Su magnitud existe antes de entrar en el intercambio,
en la mercancía específica, aunque sea solo el intercambio lo que
revela esa magnitud. El intercambio no atribuye, como relación
puramente intersubjetiva, el valor de mercado a objetos que antes
solo eran productos técnicos, pre-sociales. Por lo tanto, la reduc-
~~ de la fuerza de trabajo viva creadora de valor en la produc-
oon es un &ctor muy «objetivo» que provoca una caída a largo
plazo de la masa de valor (y no solo de la tasa de beneficio, en la
que se ha centrado el debate marxista durante mucho tiempo).
K~ acusaª Rubin, Heinrich e incluso a Postone de deslizarse
hacia una visión «subjetivista» y «relativista» del valor basada úni-
camente en las relaci . . ' , .
. . ones entre 1os mtercambiadores, y en ultima
mstanoa compatible 1__ , • 1
val 1 . con .uu; teonas económicas burguesas. Si e
or so o naciera en la c· lac"ó , . . .
1rcu 1 n, sena en último análisis una
J• Co
n esta palabra recurrente Ku . di . . . .
que se aplica a roda forma d : rz in ca una d1mens1ón transhistórica
tologizaciones . 1 e vtda humana. La refutación de las falsas «on-
suieto-obiero e•,• por eJemf .º del trabajo, el dinero, la política o la dicotomía
, , , una tem,.i:ica q
ue recorre toda la obra de Kurz.
318
Portfaá,
319
OBRAS CITADAS
AuTORENKOLLECKTIV,
. . Politische Ókonom,·e aes
J sozta,tsmus
· ,. und
ihre Anwendung m der DDR, Berlín, 1969.
e·
BAUER, Otto,.Die Akkumulation des Kf11tttals u_,. z·, ..
-r· ' Die l'lt... .., 1912.
1t. en M~ttick, P., Ec~nomic Crisis and Crisis 1heory, 1974. Ver:
www.manusts.org/archive/mattick-pauV197,vcrisis/; ed. cast.
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nialpolitik, Die Gesellschaft Internationale &rme far Sozialismus
und Politik, https://www.marxists.org/deutseh/referenz/berns-
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BuJARIN Nikolái Der JmNT'ialismus und die AHumulation des
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. d t El ,mpma rsmo y
•,a a,u-
reunpreso en Erlangen, 197o; e · cas · ran·eo 1974.
A:- T" mpocontemPo •
mu/ación del capital, Buenos rw" 5• ie
· Uniwsums (~ooi), Berlín,
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Aufbau, ·2004;
., . , H, t in the n,t,,m•: n,
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Peered over the Edge of EmptintSS
Mariner Books, 2001.
311
Obras citadas
º. . .
-, D~ Wissencha't
'J'
w t D' M
vom ,,er · u arxsche Kritik der poMisc .. hen
ionom~ zwzschen wis h ,r.¡·
d' . M.. mue a.,t rcher&volution und klassicher 71ra-
1tton, unstcr, Wcstfálisches D tb
amp oot, 2001.
322
Obra, citada,
TRE~n.E, Sorbcrt, •Was ist der Wert, was soll die Krise», Confe-
~aa en la UDMrSidad de Yiena,junio, 1998. Ver: https://www.
gJgLor.at/otbaslkrisisln-trcnkle_was-ist-der-wer-html; trad.
~~ttpsJ/lapcnc.org/ 2018/oq/que-es-el-valor-que-significa-
TaOTTMAN Martín Z l .
' . • ur ntnpretat,on und Kritik. der Zusam-
~s-lhtone wn Henrylt. Grossman, Zúrich Poligraphisher
ver-e;, 1956. '
326
Obra, rilada,