Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ramiro A Calle Aprender A Vivir Aprender A Morir
Ramiro A Calle Aprender A Vivir Aprender A Morir
APRENDER A MORIR
RAMIRO A. CALLE
Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de
que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN
SUMARIO:
2
r Relajación para estabilizar la mente.
r Ejercicios de transformación interior.
r Ejercicios básicos durante la relajación.
(VI). La ciencia de apreciar lo que se tiene.
r Mirar las estrellas.
r Aprender a pensar y a dejar de pensar.
r Cómo superar lo negativo.
r Sabiduría, generosidad y amor.
r La incógnita del pensamiento.
r El secreto está en parar.
r Un pasaporte hacia la libertad.
r Abstracción y observación.
r Meditar para vivir plenamente.
r Ya se ha llegado.
(VII). Las cuatro vías de meditación.
r La vía de la quietud.
r Atención a la respiración.
r La sensación táctil.
r Inhalación y exhalación.
r La respiración que tranquiliza.
r Absorto en uno mismo.
r Cortar de raíz los pensamientos.
r La caverna del corazón.
r La meditación del silencio.
r La vía de la percepción.
r La atención al cuerpo.
r Atención a las sensaciones.
r La atención al espacio mental.
r La vía de la visualización.
r La vía de la devoción.
(VIII). La mente, universo secreto.
r Renovar la mente.
r Olvidar miedos y angustias.
r La mente sana.
r Guía para conseguir una buena salud mental.
r El presente, lo más importante.
r Amar no es debilidad.
r Las cuatro emociones.
r No hay mejor bálsamo que el amor.
r Un antídoto contra el egoísmo.
r La alegría compartida.
r La cualidad de las cualidades.
r La historia del hombre ecuánime.
r Desarrollando los estados sublimes.
Apéndices.
r Lo que se debe hacer.
r Lo que no se debe hacer.
r Glosario.
r Bibliografía.
3
APRENDER A VIVIR, APRENDER A MORIR.
I La biología es una fuerza tan poderosa que siempre busca el modo de sobrevivir; ha
instalado tanto en el ser humano como en el animal el terror a la muerte
La aventura de vivir
Excepto por los místicos, santos o personas muy evolucionadas, la muerte siempre ha sido
contemplada en Occidente como un mal terrible. Se la ha revestido de un carácter tenebroso y
lúgubre, al intentar ignorarla incluso se ha ocultado y disimulado. Los asirios y los babilonios ya
estaban obsesionados por la muerte aunque mucho menos que los egipcios a quienes no
preocupaba solamente la muerte física, sino el viaje tras la muerte.
Los griegos tenían una marcada tendencia hedonista y sensorialista que les hacía rechazar la idea
de la muerte, mientras que para los órficos --seguidores del culto iniciático a Orfeo-- la muerte no
era más que un mero trámite: se abandona el cuerpo gastado para emprender otra forma de
existencia más plena. Los romanos, no demasiado aficionados a dedicar el tiempo a la práctica de
la reflexión filosófica, no gustaban del recordatorio de la muerte ni menos aún de la muerte
misma.
A lo largo de la historia de Occidente la muerte a sido considerada como inevitable. La propia
muerte se contempla como una espantosa calamidad y la de los seres queridos como una fuente
de inmenso dolor. Incluso los pueblos más consistentes en sus creencias religiosas la han temido
y han visto en ella una implacable enemiga.
I Según las culturas y las latitudes, la muerte ha sido contemplada de uno u otro modo por
el ser humano, pero siempre ha resultado un misterio insondable.
Al alcance de la mano
En Oriente, el sentido de la muerte ha sido diferente, porque siempre ha estado al alcance de la
mano y de la vista; muerte y vida han convivido codo con codo en los países orientales a lo largo
de los siglos. La muerte no tenía carácter fúnebre sino que se contemplaba como una cosa
natural que formaba parte de la vida. Todavía existen lugares, como Balí (Indonesia), donde se
festeja la muerte. Y en el día de la incineración se celebra una animada fiesta durante la que los
familiares y deudos del muerto ríen, comen y beben con entusiasmo.
Tanto en Oriente como en Occidente se ha indagado sobre la importancia de las realidades
ocultas tras la realidad aparente y se han buscado enseñanzas, métodos, claves místicas, mapas
espirituales y procedimientos para vivir mejor. Así se ha conformado y perpetuado desde la noche
de los tiempos el arte del bien vivir y buen morir; es decir, tratar de poner las condiciones para
una vida más armónica, pacífica y plena. Y también para una muerte sabiamente aceptada y más
apaciblemente experimentada.
La contemplación mística.
Algunas culturas místicas como la del yoga, la de los budistas y los tibetanos, se han tomado
muy en serio el ensayo de métodos para poder adoptar una actitud más sabia ante el proceso de
4
la vida, que no excluye jamás el proceso de la muerte. Infinidad de yoguis, monjes budistas y
lamas tibetanos han muerto en meditación, de la misma forma que muchos santos lo han hecho
en contemplación mística.
Existe en este sentido un legado psicológico, místico y espiritual muy notable que representa una
inextinguible sabiduría perenne, tan aplicable hoy en día como lo fuera antaño y que,
afortunadamente, muchas personas con inquietudes están tratando actualmente de reconducir y
rescatar. Estas enseñanzas tan excepcionalmente valiosas se han perpetuado con desigual
fortuna; sin embargo en Oriente han sido transmitidas ininterrumpidamente de maestros a
discípulos hasta nuestros días.
I Ha habido yoguis con tal poder de manipulación sobre su propia biología que han logrado
suspender su funcionamiento corporal cuando el cuerpo estaba deteriorado; se provocaban
así la muerte lúcida.
El aprendizaje de la vida.
Se puede aprender a vivir más armónicamente, sin tantos desvelos y tribulaciones inútiles, sin
generar fricciones innecesarias y desdichas gratuitas, instrumentalizando la vida para fomentar
belleza, amistad, amor y sabiduría. Se puede aprender a tomar la vida como un guía
5
transformador que ayuda a desarrollar la consciencia y avanzar en el camino de la evolución
interior. Y también es posible conseguir una actitud que permita un vivir más equilibrado y pleno,
con mayor serenidad y firmeza; saber desplazarse del desorden a la virtud, de los feos
automatismos psicológicos a la lucidez del entendimiento.
Es posible aprender a vivir de la misma forma que se puede hacer de la vida un instrumento
valiosísimo de aprendizaje, comenzando por adoptar una actitud más correcta y más equilibrada,
con sosiego. Así, se alejarán las desdichas propias y ajenas y habrá menos sufrimiento y menos
reacciones egocéntricas.
El aprendizaje debe continuar ejercitándose hasta ver los hechos como son, modificándolos
solamente para mejorar desde el equilibrio; es conveniente cambiar los modelos de conducta
mental que engendran angustias y neurosis; hay que desarrollar la consciencia poniendo en
marcha los recursos anímicos internos. Es muy positivo enfrentarse a las circunstancias externas
y a nuestros temores internos, disciplinándose en el arte de vivir desde el pensamiento correcto,
fomentando estados mentales alegres, valorando lo genuino y dejando a un lado la codicia y el
odio.
Compañeros de viaje.
¿Se puede aprender a morir? ¿Es posible enfrentarse a la enfermedad y a la muerte --propia y
ajena-- con mayor serenidad y equilibrio? La respuesta es rotundamente sí, siempre que se
intente comprender el fenómeno de la muerte, lo que exige entender también el fenóme no de la
vida; aceptar el hecho inevitable del morir, saber desprenderse del ego, de los seres queridos, de
las posesiones materiales, del anhelo de supervivencia, del propio cuerpo y, por último utilizar
métodos y técnicas previamente bien aprendidas y desarrolladas, para poder mantener el ánimo
más sereno.
Los ciudadanos del mundo vivimos la descomposición de las instituciones políticas, sociales,
religiosas y hasta humanitarias. Se agrede sin piedad a plantas y animales; el mundo está
dominado por la voluntad obsesiva de poder y manipulación. Estas son algunas de las razones
por las que un tanto por ciento elevado de la población padece depresión y otro porcentaje no
menor pasa su tiempo vencido por una melancolía depresiva.
Contra este loco modo de estar en el mundo existe una forma diferente de vivir. Algunos ya la
han encontrado sin que hayan tenido que renunciar al mundo, simplemente rechazando la
ofuscación de la mente. Para conseguir este estado no es necesario aislarse en la montaña, sino
cambiar de actitud optando por una forma de vivir menos neurótica, más expansiva y menos
obsesiva.
I A veces el ser humano está de tal manera imantado por los objetos que posee que se
abstrae por completo de la realidad de la muerte y pierde la consciencia de su inevitable
finitud.
6
Las ideologías afectan a los hombres de una manera despiadada y se vive bajo unos códigos
narcisistas y una agresividad a flor de piel. La tecnología está al servicio de la destrucción y la
insensatez está acabando con la madre Tierra.
Sin embargo, el común de los mortales se espanta; la propia muerte crea una angustia increíble
y la de los seres queridos un inmenso dolor. Se olvida que se muere a cada instante, que nacer
es comenzar a morir. La energía que anima el cuerpo se retira cuando ya gastada tiene que
desprenderse forzosamente de él. Antes o después se duerme para no volver a despertar.
La muerte en soledad.
¿Por qué en todas las culturas, desde siempre, se ha temido a la muerte?, sencillamente porque
representa el final de lo conocido, la ruptura del vínculo con seres y cosas. No asusta tanto lo que
pueda haber tras la muerte como el dejar lo que se tiene en esta vida. Ademá s, nadie puede
morir por otro. La muerte debe ser afrontada por uno mismo, en soledad; es el acto ante el que
el ser humano se encuentra más solo en toda su vida.
Sobre la muerte se pueden afirmar varias cosas: es segura, irremediable, sucederá hoy y no
mañana de forma imprevisible, se muere en soledad y cada uno será el protagonista de su propio
fin. Así es la muerte. Un día se desaparece porque llega y toma. Al nacer --decía un maestro de la
India-- ya somos cadáver.
Los animales también temen a la muerte pero no como idea, por tanto no la anticipan. No
mueren veinte años antes de morir pensando en el horror de la muerte; el animal la teme porque
es la respuesta instintiva de su biología por sobrevivir. En el ser humano el miedo al final es
infinitamente mayor porque está potenciado por el pensamiento. De hecho, muchas de las
personas que se obsesionan con la muerte amargan años de su vida, por muchos que les quede
por vivir. Tan irracional es el pensamiento obsesivo de la muerte como el miedo a no pensar en
ella. El recordarla, si no se es hipocondríaco, es de gran beneficio y colabora en el crecimiento
interior.
El aceptarla positivamente hace que se potencie la vida, que se pueda llegar a ser más humilde y
que cada instante se viva intentando que todo tenga un sentido diferente. Pensar en la muerte
con el pensamiento dispuesto a aceptar la vida supone vivir más y mejor el aquí y el ahora, sin
prejuicios y sin autodefensas narcisistas.
Una persona capaz de comprender que todo pasa, que sabe coger pero también soltar, aceptará
la muerte mucho mejor y será capaz de enfrentarse mucho mejor a ella. Este enfrentamiento
requiere un cambio de actitud mental. Si se consigue una nueva manera de pensar y percibir las
cosas, la muerte no tiene que inspirar terror; se convertirá en algo familiar y se vivirá cada
instante como si fuera el último y si no lo es, mucho mejor.
I Aunque vida y muerte forman parte de un mismo proceso de existencia, lo cierto es que
una y otra nunca se encuentran y como declaró Tertuliano, "donde yo estoy no está la muerte
y donde está la muerte no estoy yo".
7
I Los sabios de la India dicen que todas las noches se muere al entrar en el sueño y perder
la consciencia. También enseñan que la muerte definitiva es un día que no se sale del sueño.
Camino de la perfección.
El individuo es capaz de buscar la perfección y mejorar, puede, así, evolucionar en muchos
sentidos. Esto ya lo sabían los yoguis hace más de cinco mil años y hoy lo mantienen los
psicoanalistas humanistas, los psiquiatras transpersonales y los psicólogos de la realización. De la
misma forma que existe una gimnasia para el cuerpo, existe una sutil y sabia gimnasia para la
mente que no es más que un entrenamiento psicomental que permite la transformación de los
condicionamientos y la reeducación psicológica.
Mediante la educación interior se superan carencias emocionales y patrones erróneos de conducta
moral, para obtener una visión más acertada de la vida. La meditación es una pieza clave en el
cultivo interior y la reeducación psicológica: representa una pequeña muerte entendida en el
sentido más positivo ya que durante unos minutos se mata el ansioso ego-simiesco, se
desarrolla la ecuanimidad y se libera la mente de ataduras. Es un arte de vivir, pero que enseña a
aceptar la muerte sin un desproporcionado dolor y sin excesivo miedo.
I En todas las épocas han existido seres humanos con inquietudes filosóficas o metafísicas
que han buscado el sentido de la vida.
La senda de la consciencia.
El bien más preciado es la consciencia, porque si el hombre sabe desarrollarla llega a vislumbrar
una realidad que le trasciende. Para aprender a vivir es conveniente hacer examen de conciencia,
8
reflexionar sobre uno mismo e ir superando los cinco obstáculos básicos que empobrecen la vida
de los hombres. Estos son:
L el deseo incontrolado
L el odio y la ira
L el egocentrismo excesivo o el culto a la propia personalidad
L la ansiedad, que puede llevar a despreciar a los demás, a ignorarlos, herirlos o matarlos
L la ofuscación o desvarío mental, fuente de innumerables males individuales, colectivos y de
todo tipo. Hasta los animales y las plantas son víctimas de la ofuscación humana.
El sentido más grande que se le puede proporcionar a la vida es reconocer la propia naturaleza
original, más allá del ego y la personalidad, y así conectar con lo inmenso. En esa naturaleza
original existe el sosiego, la compasión, la benevolencia y el bien vivir. El que se instala en su
naturaleza deja de temer la vida y, por tanto, no tiene miedo a la muerte.
Muchos yoguis se han despedido apaciblemente de sus compañeros, se han extendido como si
durmieran y así han muerto pacíficamente. Otros han logrado perder la identificación con su
propio cuerpo de tal forma que, con dolores atroces, no han dejado de sonreír; algunos, aun en
estado terminal, han proseguido viviendo la vida sin perder el sentido del humor y meditando
hasta el último momento.
Las técnicas de concentración, meditación y visualización, como las de relajación profunda,
juegan un destacado papel para poder asumir con menos tensión y malestar la enfermedad y la
agonía pero hay que entrenarse en ellas durante un tiempo.
En Occidente hoy día muchísimas personas se están sirviendo de estos métodos de meditación
para soportar más armónicamente la enfermedad, incluso cuando ésta ya se encuentra en estado
muy avanzado, hasta que la consciencia desfallece antes de morir.
Sendero de liberación.
Para Buda, se genera tanta desdicha en esta vida porque la mente la engendra y luego esta
desdicha trasciende a la relación y a la humanidad. Todo tiene su fundamento en la mente y sólo
liberando ésta de ataduras se podrá vivir más felizmente compartiendo la dicha con los demás.
Buda habló de dos tipos de sufrimiento: el inherente a la vida y por tanto inevitable, y el que
gratuitamente, por ignorancia y confusión, provoca estúpidamente el ser humano. Buda
proporcionó un sendero de liberación para el hombre que comprende actitudes éticas, métodos
de meditación y cultivo mental, además de procedimientos para desarrollar la sabiduría que
pueden librarle de la ofuscación y, por tanto, de la desdicha, el odio, el apego y la ira.
9
II). Viviendo paso a paso.
Pasa casi desapercibido, pero el proceso de vivir es mucho más interesante y enriquecedor que la
propia meta. Aunque no se llegue se emprende el camino; cada instante es el logro y cada paso,
la vida. El ser humano se angustia y por eso le pasa desapercibido el viaje hacia la meta. La
obsesión por los resultados es tan fuerte que no se valora el aquí y el ahora. En una palabra, se
busca la llave de la felicidad donde no puede hallarse.
No se vive por la influencia de las circunstancias del exterior y se pierde a cada momento la
consciencia de ser y de existir. Es conveniente vivir la vida paso a paso, porque cada paso tiene
su interés y su mensaje, no es un paso más sino un paso único.
I Heráclito, al declarar que nadie podía bañarse dos veces en el mismo río, entroncaba con
diversas filosofías orientales que aún hoy insisten en la concepción del ser humano como flujo
de procesos a cada momento distintos.
I Psicólogos modernos, como A. Maslow, han investigado a fondo los denominados estados
cumbres de la consciencia. Cuando se producen cambian para bien tanto la vida exterior
como la interior.
Luces y sombras.
Cada ser humano tiene su forma de vivir, su temperamento y su carácter. Hay personas que
tienen tendencia a la actividad y son impulsivas; otras, son indolentes y apáticas pero cada una
es un mundo que pretende llegar a la cima.
Esta cima puede llamarse iluminación, felicidad, integración, etcétera. La palabra es lo de menos,
porque la cima es la cima. Nada tiene que ver con los logros externos; de ello ya se ocupa toda
esa pseudoliteratura que se escribe para lograr el triunfo social y económico. Alcanzar la cima
supone una sensación plena de ser, que es lo más cercano a la felicidad; es una cima que
representa la liberación de la mente de sus innumerables cadenas, códigos negativos y estrechos
puntos de vista.
No se debe ser comparsa en este variado escenario de la vida. Se puede ser uno mismo y hallar
la fuente interior, aunque la mente, con sus impedimentos y falta de claridad, puede llegar a
enloquecer. Ni siquiera ella sabe lo que desea. Es el suyo un juego de luces y sombras repleto de
creaciones disparatadas.
Sólo en la medida en que se trabaja para liberarse de impedimentos mentales y psicológicos se
va apreciando la vida tal cual es; se recupera una perspectiva diferente de los acontecimientos.
Cualquiera que sean las creencias de una persona, el trabajo de autodesarrollo se basa siempre
en la triple disciplina: entrenarse con auténtica moralidad, hacerlo mentalmente para superar los
grilletes de la mente y entrenarse para desarrollar la sabiduría.
10
I La antigua instrucción mística de la India declara: "Aunque muchas son las laderas una
sola es la cima". La última realidad es la misma para todo individuo.
La mutación de la consciencia.
En la medida en que se van superando los viejos esquemas mentales y se cambia la actitud
interna, vida y muerte se aceptan y afrontan de una manera distinta.
Más allá de la mente subconsciente hay otro tipo de mente superior que representa otra
dimensión del ser; es la mente sabia y desarrollada.
La aventura de vivir adquiere su sentido más fecundo si concierne también al desarrollo de
consciencia pero, además, la evolución de la consciencia representa un aporte extra de sabiduría
y paz para vivir mejor. Como esa consciencia se conserva hasta el momento de morir, ayudará a
ser más firmes y ecuánimes durante la enferme dad y la muerte.
Se vive paso a paso pero se muere en uno solo de esos pasos, por eso es importante conocer que
morir es nacer a otra forma de existencia: el proceso cósmico de la vida prosigue.
Si vivir bien es más que una aventura un gran logro, morir bien supone la más heroica de las
proezas. Sólo aquellos que han hecho un formidable trabajo interior para cambiar y liberar la
consciencia contemplan la vida como fenómeno igual a la muerte o, dicho de otro modo, muerte
y vida son un mismo proceso y no temen ni a la vida ni a la muerte porque saben muy bien que
son las dos caras de una misma moneda.
I Resulta evidente que la persona que ha reducido su ego y se halla en un estado de menor
apego y apasionamiento acepta mejor la muerte, como el caso de yoguis, monjes budistas,
lamas, cartujos y trapenses.
11
Mejorar consiste en ir superando obstáculos para intentar ser más libres, hasta llegar a dominar
el ego desmedido. Es necesario desprenderse de la presunción, la autosuficiencia y el falso amor
propio, que no tiene que ver con el amor verdadero. Nada hace a la persona más frágil que el
narcisismo y nada le podrá doler tanto como las heridas que deja. En definitiva, se debe vivir
combatiendo el ego para conseguir el auténtico desarrollo interior.
I Los códigos evolutivos, propios de la especie, y los códigos psicológicos, que conforman la
historia personal, determinan el sentir y el vivir de la persona.
I La neurosis ha sido definida como una reacción vivencial anómala. Es raro el ser humano
que no tiene rasgos o sentimientos neuróticos. Solamente la persona muy integrada está más
allá de la neurosis.
Crecer interiormente.
Es primordial seguir con orden y precisión la senda de la vida sin generar fricciones innecesarias:
no hacerse daño a uno mismo ni a los demás. Con sabiduría no hay reacción y sí acción correcta
desde la paz interior y no desde la agitación o el desgarramiento: cuando no hay sabiduría, la
mente se pierde en sus propias creaciones y proyecciones, distorsionando lo que percibe y
elaborando pensamientos, palabras y actos que, a menudo, están dictados por la ofuscación.
Para conseguir superar esa obcecación el ser humano dispone del trabajo interior; trabajo
personal que representa un duro esfuerzo que aporta al final una espléndida recompensa. Este
trabajar desde dentro de uno mismo lo emprenden las personas que aspiran a evolucionar y que
ponen los medios para desarrollarse y crecer interiormente; avanzan así en la evolución de la
consciencia y aprenden a vivir con otra actitud y, desde ese plano, aprenden también a
contemplar la muerte con un nuevo enfoque.
Este trabajo se orienta bajo las sabias directrices de aquellos que recorrieron la vía de la
inteligencia primordial, de los que trabajaron pacientemente desde dentro de ello mismos para
desarrollar la comprensión y ver las cosas tal y como son hasta donde sea posible; se busca la
huella de los que creyeron en la evolución de la consciencia, acrecentándola de manera gradual,
para despertar a realidades que pasan normalmente desapercibidas, superar las estructuras
mentales habituales y reorganizar la vida psíquica en un estadio superior, más armónico y
saludable. En definitiva, dar claves con el fin de mejorar el comportamiento cultivando actitudes
internas provechosas.
De esta forma, y partiendo de la comprensión intelectual, sigue un adiestramiento interno para
desarrollar una comprensión de orden superior, haciendo posible el autoconocimiento mediante
prácticas y técnicas de autodesarrollo e integración, tales como la meditación.
El cultivo de la atención.
El trabajo interior es un aprendizaje para la vida y para la muerte porque se van poniendo las
condiciones para que se produzca una mutación psicológica positiva. Es un sendero de
autorrealización y no de potenciación del ego.
Se trata de cultivar metódicamente la atención. Esta dispone de una gran energía liberadora.
Consiste en salvar a la mente de negatividad, de entrenarse en el verdadero amor consciente --
en las antípodas del amor egocéntrico-- e instrumentar todas las circunstancias vitales.
La avidez, en todas sus formas, ha creado perturbaciones sociales. Una mente codiciosa no tiene
reparos para conseguir lo que desea: es una mente compulsiva y voraz que no sabe cooperar ni
es capaz de entender que todas las criaturas son interdependientes. Poco se puede esperar de
una mente que funciona con esos esquemas porque está abocada al afán de posesión, vive de
espaldas a lo más hermoso de la existencia y ni siquiera es consciente de las prioridades
esenciales de la vida.
Una mente con estas características es incapaz de entender que es vital conseguir la paz interior
--sin paz no hay posibilidad de disfrute--, gozar de buena salud física --el cuerpo es un
12
instrumento necesario para la vida cotidiana-- y mantener unas óptimas relaciones con los seres
queridos.
Por un fenómeno que los maestros orientales denominan maya, ilusión existencial, se tiende a
magnificar lo trivial y a trivializar lo esencial, sin valorar las prioridades anteriormente expuestas.
Es muy importante el tenerlas muy presentes en el aprendizaje de la vida porque después serán
muy útiles en la verdad de la muerte. Hay que aprender a desprenderse de casi todo porque si
no, ¿cómo se las va a arreglar una mente ávida cuando llegue el momento de la muerte y no
sepa abandonarlo todo porque en su vida no ha hecho otra cosa más que asirse compulsivamente
a las cosas?
Envejecer madurando.
Al amanecer sigue el ocaso como a la vida sigue la muerte; se envejece y raras veces se aprende
a madurar. La experiencia de la vida por sí misma no ayuda a crecer interiormente, salvo que se
elabore a la luz de la consciencia y se instrumentalice para desarrollarse y evolucionar. Existe
una fuerte resistencia a asumir responsabilidades; a menudo parece que no se está en el
ambiente más adecuado para conseguir el crecimiento interior, pero se debe trabajar con
realidades y no con supuestos: hay que intentarlo en cualquier circunstancia por la que se pase.
Nadie afirma que la vida sea sencilla y no entrañe sus dosis de dolor, pero se puede estimular
una actitud adecuada para enfrentarse a las circunstancias adversas sin dejar ni un resquicio al
desánimo e incluso aprovecharlas para desarrollar una comprensión vital profunda.
Hay que madurar para salir del estancamiento interior, resolver los conflictos internos, conciliar
contradicciones y hallar la fuente interna del bienestar. Aunque las experiencias de la vida lleguen
a ser negativas se puede mantener interiormente un espacio reservado para la paz y el equilibrio;
así cuando los acontecimientos externos sean dolorosos o difíciles, todavía se puede ejercer poder
y control sobre el yo interno.
Si se envejece sin crecer interiormente, el bienestar no llegará con el paso de los años, sino al
contrario. Al envejecer se van instalando en el ser humano los miedos, apegos y paranoias:
sentirá más soledad y surgirá un estado de angustia al comprobar el debilitamiento de las
energías naturales; aumentará así el desencanto y la insatisfacción.
I Todos los seres humanos forman una red. La cooperación es un elemento primordial y
será tanto más genuina cuanto mejor psicológicamente se encuentre la persona.
I El antiguo adagio geriátrico reza: "Hoy es el primer día del resto de mi existencia". Cada
día cuenta para autoconocerse y autodesarrollarse.
I No se trata de lo que la experiencia haga del ser humano, sino de lo que el ser humano
logre hacer con la experiencia que la vida le reporta. Dependiendo de ello, se crece o no
interiormente.
Aprender a conocerse.
La vida, llena de problemas y pesadumbre, es un instrumento de desarrollo. La energía de la vida
puede utilizarse para el bienestar o para el malestar; aunque a menudo no se pueda controlar la
vida exterior y sus situaciones, sí es posible ser los propios artífices de la vida interior.
No hay mayor sentido para la vida que poner los medios para mejorar y completar la evolución
interior; recordar que no sólo se pueden encontrar las respuestas a través de la mente sino que
también están implícitas en el autodesarrollo. Si se da a la vida este sentido, es fácil aprender a
vivir en la medida en que se hace de ésta un laboratorio de crecimiento.
Buda decía que si cuando clavan a un hombre una flecha emponzoñada, éste empieza a
preguntarse de dónde viene la flecha sin dejar que se la quiten, quién la disparó y por qué,
morirá antes de responder a todas las preguntas.
Como la mente es el fundamento de todo y como a diario antes de encontrarse con nadie cada
cual se encuentra consigo mismo, es muy importante mirarse hacia dentro, para después ser
capaces de mejorar el entorno.
14
La vida no es técnica pero sí hay técnicas para conseguir vivir mejor. La existencia no se equipara
a un frontón con el que es inevitable bregar, aunque a veces sea necesario: saber fluir supone un
gesto de sabiduría. Existen normas que pueden ser una guía orientativa. Lo ideal es que cada
persona tome de ellas las que mejor se ajusten a su mentalidad.
En cualquier caso siempre es provechoso:
J meditar
J pensar positivamente
J cultivar emociones bellas
J estar atentos
J no caer en los viejos hábitos y patrones negativos de pensamiento
J evitar las reacciones anómalas y neuróticas que alimentan tensiones y conflictos internos
J expresarse sin herir a los demás, sin mentir o criticar injustificadamente
J actuar con lucidez y responsabilidad
J desdramatizar como distintivo de salud mental; la vida también tiene mucho de juego
J apreciar cada momento y cada acto, cada situación y cada circunstancia
J hacer las cosas, incluso las más pequeñas y rutinarias, con atención y precisión, con cariño.
Prestar toda nuestra atención e incondicionalidad a una caricia, al aroma de una flor, a la
persona que está a nuestro lado, a un paseo por el parque, al simple hecho de colgar la ropa
en una percha, a contemplar un árbol o a disfrutar de un amanecer
J no agregar sufrimiento al sufrimiento. Sufrir en la justa medida, pero sin añadir dolor con
reacciones anómalas, inútiles desgarramientos, falta de aceptación de lo inevitable, complejos
de culpa, autocompasión o conflictos
J instrumentalizar la vida para crecer aceptando lo agradable y lo desagradable, las
circunstancias buenas y malas. De todo se puede extraer una enseñanza para desarrollar la
paciencia, la ecuanimidad, la visión clara, la madurez, el autocontrol y la compasión
J observarse para conocerse. Sin aprobar ni desaprobar, sin juzgar ni valorar; observarse
asépticamente en cualquier momento y situación para llegar a conocerse plenamente
J comprender que una disciplina para la educación mental e interior es aconsejable e inevitable.
Así se aprenderá a evitar tanto el apego como el resentimiento, la tensión excesiva y nociva,
los autoengaños que impiden llegar a conocerse y apuntalan el neurótico egocentrismo
J cultivar hábitos positivos (internos y externos) y luchar contra el mimetismo
J no sentirse inferior ni superior; ni más importante ni menos que los demás. No caer en la
autoimportancia que nos hace tan vulnerables. Asumirse a sí mismo como un ser en
evolución, sabiendo que no hay ley más importante que la del amor, que la voluntad de ser es
superior a la de tener o poder. Reconocer las propias miserias, pero ir tratando de superar el
pensamiento y las emociones de ofuscación, malevolencia y odio
J cultivar el desapego y la generosidad, no demandar una consideración neurótica y no caer en
dependencias limitadoras
J no apegarse a juicios, prejuicios y opiniones; evitar estrechos puntos de vista y dogmatismos,
aprender de todos, aprender incluso de uno mismo
J valorar por encima de todo la par interior y la tranquilidad de la mente, para que el sosiego
conquistado se pueda compartir con los demás.
I No tiene por qué producirse un envejecimiento prematuro del cerebro con los ejercicios
adecuados. El cerebro puede mantenerse joven y lúcido mucho más tiempo que el cuerpo.
I Cada día es mayor el número de adolescentes que padecen depresión, a veces provocada
por el estrés escolar o porque no hallan la suficiente armonía ni aliciente en su entorno.
15
El arte de la observación.
El viajero se embelesa con las pirámides en Egipto o el Taj Malal en la India, pero no quiere
llevárselos y colgarlos en la pared de su cuarto. Los aprecia y los disfruta pero no se aferra a
ellos; incluso deja su mente libre para poder seguir contemplando y gozando de otras maravillas.
El viajero mantiene el ánimo presto, los sentidos abiertos receptivos; el entusiasmo a flor de piel.
Se arriesga, descubre, disfruta y vive. Cada momento del viaje tiene su encanto. El viajero no
está obsesionado por lo que verá dentro de dos o tres días, porque eso le impediría contemplar lo
que está viendo en cada momento. No acarrea los recuerdos de lo ya visto, porque esas
imágenes se superpondrían a lo que está viendo y las distorsionaría. El verdadero viajero tiene
una actitud adecuada. Acude y mira; con ello disfruta; se renueva entona el ánimo, saca fuerzas
de flaqueza y no pierde ni la alegría ni la vitalidad. Así es el viajero.
I Ramón y Cajal decía, como los sabios de la India milenios antes, que uno puede ser y
debe ser arquitecto de su propia mente. La mente no está cerrada y se fabrica día a día.
Mirando al sol.
Respecto a la importancia de la observación hay una historia muy interesante de un discípulo que
acude a su maestro para pedirle enseñanzas. El maestro le explica: "El gran secreto está en la
observación. Nada escapa a una mente observadora y perceptiva. Ella misma se convierte en la
enseñanza. Observa, siéntate en la playa y mira cómo el sol se refleja en sus aguas. Permanece
observando tanto tiempo como te sea necesario; lo que te exija la apertura de tu corazón y de tu
comprensión".
Durante varios días el discípulo se mantuvo en atenta observación sentado a la orilla del mar. Vio
el sol reflejándose sobre las aguas del océano, unas veces tranquilas y otras encrespadas. Miró
las leves ondulaciones de las aguas cuando el mar estaba en calma y las olas gigantescas cuando
llegaba la tempestad. Observó atento y ecuánime, meditativo y alerta. Paulatinamente fue
desarrollando la comprensión y abriendo su corazón. Su mente comenzó a cambiar y su
consciencia encontró otro modo mucho más rico de percepción.
El discípulo, muy agradecido, regresó junto al maestro quien le preguntó:
--¿Has aprendido a través de la observación?
--Sí --repuso satisfecho el discípulo--. Llevaba años efectuando los ritos, asistiendo a las
ceremonias más sagradas, leyendo las escrituras, pero no había comprendido. Unos días de
observación me han hecho comprender. El sol es nuestro ser interior, siempre brillante, sin
afectación alguna. Las aguas no le mojan y las olas no le alcanzan, está ajeno a la calma y a la
tempestad aparentes. Siempre permanece, inalterable: es siempre él mismo.
Y el maestro dijo:
--Es una enseñanza sublime. Es la enseñanza que se desprende del arte de la observación.
Muchas técnicas orientales de autorrealización, especialmente el yoga, confirman que la mayoría
de los problemas que afectan a la humanidad derivan de la falta de atención.
I El discurso más claro y breve que dio Buda se resume en: "Ven y mira". Mirar sin
prejuicios, interpretaciones o imaginaciones. Para aprender a mirar así, se requiere un
minucioso desaprendizaje.
16
I Como sabiamente explica Platón en su mito de la caverna, la visión del ser humano está
muy falseada. Esa visión distorsionada somete a la esclavitud e incluso al que es esclavo le
hace soñar con la libertad.
I Cuando las aguas del estanque están revueltas, no se ve el fondo, si se aprecia cuando
se pacifican. Lo mismo ocurre con la mente.
La energía de la mente.
El hecho mismo de empeñarse en el ejercicio metódico de la atención, ya representa una
saludable psicohigiene: se drena el subconsciente, purificando la consciencia y se superan
muchos mecanismos reactivos que emergen del estrecho surco de la percepción. Se logra estar
más en el hecho que en la vida y la vida adquiere otro significado: si hay que pensar se piensa,
pero cuando no es necesario pensar, se percibe.
La percepción clara y desnuda es una experiencia muy hermosa, casi gloriosa, porque percibir sin
necesidad de sumergirse en la maraña de los pensamientos hace que la idea no usurpe el puesto
a la vivencia, a la experiencia o a la percepción. Es importante el recurrir con frecuencia a la
sabiduría del espejo que refleja sin acumular ni juzgar, sin retener ni perseguir; simplemente,
refleja, adquiriendo en cada momento su propio peso específico, viviendo tal cual es y no a la
sombra del pasado. Así se renueva la energía de la mente y ésta deja de ser tan neurótica y
víctima de sus propias acumulaciones, reacciones desmesuradas y viejos condicionamientos.
¿Acaso se reflexiona sobre lo que es la mente, la denominada mente antigua, interminable
colección de cachivaches que atolondra la consciencia y le roba vitalidad al momento presente?
Cuando no hay plena atención y se mira a través de los propios condicionamientos, con tendencia
a aprobar o desaprobar, el ser humano se extravía en la superficie de las situaciones creando
17
conflicto y confusión. Pero se puede vivir con más frescura, renovándose a cada instante,
fluyendo con la circunstancia sin generar fricción. Ese es el momento en que la mente se va
purific ando y comienza a asomar una mejoría en la vida psíquica y en la relación con otros seres.
I Del mismo modo que se drena un pozo sucio, se hace necesario drenar la suciedad del
subconsciente para, resolviendo sus impulsos nocivos, poder liberar la mente.
18
I La solución de los problemas no está sólo fuera, sino también dentro de uno y del
problema mismo. El desorden mental genera problemas sin límites. Las poluciones mentales
magnifican el problema.
Entender y comprender.
No sólo es necesario entender sino también comprender; se necesita percibir, pero se debe
percibir con lucidez para así proceder en consecuencia y en cada circunstancia. Es bueno
permanecer alerta y dejarse alucinar por los espejos distorsionados de la barraca de feria de la
mente. Como la mente hace el mundo y la mente está regida por el signo de la insatisfacción, el
mundo es insatisfecho e insensato. Se siguen repitiendo los viejos patrones de conducta y no se
pone orden en la mente y a pesar de personas como Buda, Jesús, Lao-Tsé o Muahavir --grandes
gigantes del espíritu y grandes iniciados--, la mente sigue engendrando desdicha y, por
consiguiente, creando un mundo insatisfecho. Se vive sin saber vivir, ni amar, ni comunicar con
las otras criaturas más allá del ego.
Con más atención se puede ir poniendo orden en la mente y ganar terreno al inconsciente, del
mismo modo que la luz disipa la oscuridad la consciencia va recobrando terreno y arrojando luz
sobre la oscuridad del subconsciente.
Olvidar.
Se van acumulando constantemente conocimientos, informaciones y saberes pero no se
desarrolla la sabiduría. Aunque se aprende a diario, se acaba la existencia sin haber sabido vivir.
El saber que se aprende en los libros tiene su importancia, pero es de corto alcance y resulta
insuficiente para desencadenar una comprensión profunda de la vida; al final no se ha aprendido
que también es necesario olvidar.
"Todos los días debemos olvidar y aprender algo" --reza un antiguo proverbio. Sólo así hay
renovación. No obstante el ser humano sigue asiendo todo lo que puede sin desprenderse de
nada: no ha aprendido a soltar. Sigue ocupando sin desocupar.
En la mayoría de las personas la atención está embotada, sólo brota mecánicamente cuando algo,
para bien o para mal, es capaz de causar fascinación. Es ésta una atención automática que tiene
también una fuerte carga de falta de atención, es decir, no es una atención plena, surge por unos
instantes y enseguida se pierde en interpretaciones y juicios. No penetra, no esclarece, no es
verdaderamente vital porque no revela ni modifica la percepción. No es la atención despierta y
consciente; es la atención de una mente atiborrada y confusa.
La mente está llena de hábitos y la fuerza que crea el hábito es enorme y, sobre todo, muy
condicionante; hay que aprender a olvidar muchos hábitos, patrones y compartimentos mentales
para recuperar la frescura y sabiduría de la mente. Todo esto requiere un método, porque no
basta sólo con desearlo ya que los viejos hábitos se imponen a pesar del propio deseo.
Un hábil ilusionista.
Las películas superpuestas de la mente se suceden sin cesar y cada fotograma se superpone al
otro distorsionándolo. Las memorias corrompen la percepción del presente y la empastan; se
termina por creer las propias fantasmagorías mentales. Los pensamientos, como el más hábil de
los ilusionistas, escamotean la realidad tal cual es y consiguen engañar a las personas. ¿Cómo
salir de esa prisión particular?, solamente utilizando la primera herramienta: la atención. Esta es
como la lámpara para un caminante en la oscuridad de la noche.
El hombre es la única criatura que puede ejercitar conscientemente su atención, pero no es la
atención mecánica la que interesa trabajar, sino la atención consciente, plenamente ejercitada,
capaz de percibir lo agradable y lo desagradable sin reaccionar neuróticamente, aprendiendo de
lo grato y de lo ingrato por igual. Es la atención que percibe al desnudo, directa e
inmediatamente, y que al hacerlo, como se abre al momento presente, olvida mucho de lo
pasado. Es un olvido reconfortante que hace que la persona sienta haber abandonado un pesado
fardo. Es la atención que está más allá de prejuicios porque se convierte en maestra de vida;
aparece como hermosa y plena pero al mismo tiempo requiere un cultivo tenaz. No puede ser de
otro modo porque solamente estando atento se aprende a estar atento.
19
I A menudo es más importante desaprender que aprender; liberar que seguir acumulando.
Sólo cuando los nubarrones se disipan, se presenta el sol en todo su esplendor.
I El hábito proviene de una acción o reacción repetitiva que termina dejando un curso e
imponiendo su presión. El hábito roba frescura y automatiza. La meditación es un método de
desautomatización.
La respuesta de la vida.
La vía de la atención consciente es la más segura y está avalada por los grandes maestros de
todas las épocas y todas las latitudes, porque es la única que asegura el camino hacia una mente
más calma e iluminada. Aunque la mente está estancada es posible sacarla del embotamiento,
puede aspirar a dimensiones más creativas, donde se halla la respuesta viva del momento y no la
fea reacción del pasado.
Hay que ir poco a poco construyendo y apuntalando la atención lúcida con ecuanimidad; es decir,
con firmeza y serenidad ante todo lo inestable y movedizo. La ecuanimidad es el equilibrio, el
poder nuclear de la visión clara y al ser ecuánime se reacciona con moderación y se resuelven
muchos condicionamientos y heridas del pasado; se superan frustraciones y traumas y emerge
una consciencia sin huellas del pasado, sin represiones ni viejos modelos de conducta mental.
La atención, junto a la ecuanimidad, restaña las heridas pasadas y deja la mente en disposición
de enriquecerse con la respuesta de la vida. Es posible el entrenamiento para conseguir estar
más atentos a los pensamientos, las palabras y los actos. La mente se renueva a cada golpe de
atención y puede ejercitarse para que descubra la realidad inmediata; es como una flor que se
abre momento a momento, creando su propio aroma, sin resistencias innecesarias ni
negatividades frustrantes.
Nada es una bendición pero tampoco una maldición porque todo es importante para la evolución
interna. Cada situación es un maestro; cada experiencia, un guía; cada acontecimiento, un reto
positivo. A través de la atención también se aprende mucho sobre uno mismo, porque se deja de
estar en la superficie de la mente para aprender también a explorar sus profundidades.
I Mantenerse en vela representa una saludable e intensa vigilia que ayuda a liberar la
mente de sus engaños y obstáculos. Es siempre provechoso y ayuda a sondear la propia
mente.
20
I La mente mide, compara, interpreta, evalúa, toma, rechaza, conceptúa, etiqueta, rotula,
pero... ¿vive?
La estrategia.
Para cultivar y desarrollar la atención armónica y metódica e ir cambiando las actitudes de la
mente y superando los viejos modelos de conducta mental, se requiere:
J la meditación sentada, como práctica asidua
J la actitud meditativa en la vida diaria; es decir, estar más atentos
J la genuina ética en el pensamiento, palabra y obra, que consiste básicamente en evitar hacer
daño a los demás y en poner los medios para que sean felices, evitando la maledicencia, el
odio y la ira
J la autobservación que permite el descubrimiento de uno mismo y la posterior transformación
J el desarrollo de la sabiduría; o sea, el cultivo de un estado de intrepidez para poder ver los
hechos como son, sin autoengaños, enmascaramientos o justificaciones falaces.
Aunque la meditación sentada implica el banco de pruebas y ejercita la atención, es necesario
también estar atentos en la vida diaria. Se puede poner atención al hacer una caricia, preparar un
ramo de flores, al fundirse en un abrazo e incluso cuando se recibe la agradable sensación de la
brisa. Hay que sentir la profundidad de la caricia, el esplendor del ramo de flores y el calor de un
abrazo.
I Nadie puede crecer ni hallar, por otro, la liberación. Es célebre la frase de Buda en este
sentido: "Los grandes señalan la ruta, pero uno mismo tiene que recorrerla".
22
I Un conflicto interno básico es generador de neurosis, como señalaba la notable
psicoanalista Karen Horney.
I El narcisismo frena todo ulterior desarrollo, pero además la persona sólo vive en función
de sí misma y va creando una atmósfera enrarecida de suspicacias y paranoias.
I La meditación relaja y calma. El doctor Benson comprobó cómo los estados anímicos
conseguidos con la meditación tienen repercusión en el sistema circulatorio y en otras
funciones orgánicas.
El ángulo de la paz.
Todo ser humano, aun el más atormentado o confuso, dispone de un ángulo de paz y serenidad
donde reina la calma perfecta. Es el lado más silencioso y fecundo de la mente. A él raramente se
accede porque se está muy ocupado y nervioso. Más allá de los pensamientos alborotados y de
las emociones descontroladas; lejano al núcleo de caos y confusión enquistado en el
subconsciente, es posible reconectar con el ángulo de quietud que reside en lo profundo de todo
ser humano y que los yoguis indios han denominado no-mente.
Este ángulo de serenidad, que está más allá de todo lo fantástico y al que se accede
precisamente cuando la mente se va tranquilizando, dispone de su propia energía integradora,
capaz de ordenar el subconsciente. Ese lado silencioso de la mente aporta una vivencia de calma
profunda, de renovación plena, de unidad e inconmensurable equilibrio. Renueva el espíritu y es
como darse un baño de serenidad infinita. Aunque solamente fuera por una finalidad
psicohigiénica toda persona debería conectar diariamente unos minutos con su realidad más
íntima de quietud, porque transforma la conciencia, desautomatiza y prepara mejor para
mantener el equilibrio en la vida diaria.
24
I Justo en el centro del tornado hay un espacio de quietud inmaculada. A pesar de que la
sociedad ha entrado en una espiral de ansiedad retroalimentada, la persona puede reeducarse
para estar más quieta y sosegada.
I Uno de los textos más notables sobre el arte de vivir como actitud que jamás se haya
escrito es de Tao Teh King. Su lectura debe ser obligada a los que busquen claves para el vivir
más allá del conflicto.
I Hay dos tipos de alegría: la que procede de los acontecimientos favorables del exterior y
la que brota dentro de uno mismo. La segunda es mucho más auténtica.
26
gloria, aunque a veces sea un infierno. No hay otra cosa; o se toma o se deja, pero si se deja no
se vive.
I La relajación consciente es una práctica tan útil, lenitiva y fácil de aprender, que debería
ser enseñada en todas las escuelas.
Técnicas de relajación.
¿Por qué no intentar seguir unas cuantas normas de relajación si con ello se puede conseguir
mantener el alma y el cuerpo más atentos? Se deberá comenzar por elegir una habitación lo más
tranquila posible y mantenerla en semipenumbra. Una vez bien situado:
J elegir una superficie que no sea ni demasiado blanda ni demasiado dura como, por ejemplo,
una manta doblada, una alfombra o una moqueta
J adoptar la postura de cúbito supino, es decir, descansando sobre la espalda, colocando la
cabeza en el punto de mayor comodidad, las piernas ligeramente separadas y los brazos
extendidos a ambos lados del cuerpo
J cerrar los ojos, pero sin presionar los párpados
J regular la respiración, haciéndola pausada y preferiblemente abdominal
J dirigir la atención mental a los pies y a las piernas y aflojar tanto como sea posible los
músculos de esas zonas. Todos los músculos de los pies y de las piernas se van aflojando,
sueltos y relajados, más y más relajados
J dirigir después, la atención al estómago y al pecho; se van aflojando, lo más posible, todos
los músculos de esas zonas, se van sintiendo, relajando y sumiéndose en un estado de laxitud
y abandono
J desplazar la atención mental a la espalda, los brazos y los hombros; se relajan los músculos
de esas zonas. Se sueltan más y más, tan profundamente como sea posible
J concentrar la atención en la cara. Se suelta la mandíbula, se aflojan las mejillas, los párpados
y la frente. Todos los músculos del cuerpo tienen que irse soltando más y más, muy
profundamente
J se insiste en aflojar cada vez más los músculos del cuerpo, músculos que deben ir siendo
invadidos por una sensación de profunda relajación
27
J evitarse cualquier distracción
J dirigir la mente a la respiración y uniformar con lentitud. Cada vez que se exhala el aire, se
afloja más
J no hay que alarmarse por ningún síntoma que pueda presentarse durante la relajación
profunda, como pérdida de la noción del tiempo, del espacio, de una parte del cuerpo; calor,
sensación de caída en la oscuridad, etcétera
J una vez relajado a fondo todo el cuerpo es más fácil ir relajando la mente y tranquilizar las
emociones.
Para realizar la relajación consciente es necesario practicarla en sesiones de quince a veinte
minutos. Tras la relajación, antes de abandonarla definitivamente, se deben hacer varias
respiraciones muy profundas para luego comenzar a mover lentamente las distintas partes del
cuerpo. Nunca debe suspenderse la relajación de una forma violenta.
Es importante practicar la relajación con el estómago vacío u utilizar prendas cómodas, estar bien
atento y evitar el sueño, arroparse adecuadamente y evitar, si es posible, el ser molestado. Hay
que tener paciencia y perseverar en la práctica y así, en pocas semanas, se conseguirá una
relajación muy profunda, reparadora y beneficiosa.
I El arte de vivir no es tanto valorar lo que no se tiene como lo que se tiene. Por rutina y
ausencia de consciencia plena, no se aprecia lo que está habitualmente a nuestro lado.
I Como muy acertadamente considera el fisiólogo indio doctor Bhole, así como el español
especialista en neurocibernética, doctor Alvaro Calle Guglieri, el control de la respiración
colabora muy eficazmente en el control de las emociones.
29
I Muchos pensamientos caóticos son el reflejo del desorden que reina en la profundidad de
la mente.
I La mente es muy hábil en trucos. Uno de los más comunes es el denominado mecanismo
de proyección. La persona proyecta sobre lo visto sus propios deseos, expectativas, temores o
anhelos.
30
Sabiduría, generosidad y amor.
Los ejercicios de meditación ayudan a desarrollar y perfeccionar estar estrategias. Hay que ir
consiguiendo liberar los pensamientos de las tres raíces insanas: ofuscación, avidez y odio. Estas
condicionan el pensamiento, lo corrompen y lo ponen al servicio de lo pernicioso. En cambio, el
pensamiento que surge al amparo de las tres raíces del bien, sabiduría, generosidad y amor,
siempre será constructivo y beneficioso.
Si importante es pensar, no lo es menos aprender a dejar de pensar. Cuando hay que pensar, se
piensa, pero cuando no hay que pensar, ¿por qué estar moviendo la manivela del pensamiento? A
menudo lo importante es percibir y no pensar, solamente sentir. El pensamiento mal controlado
puede convertirse en el gran ladrón de la felicidad, porque trae a la mente memorias negativas y
anticipa supuestas calamidades de futuro.
Si pensar correctamente es difícil, dejar de pensar lo es aún más. Existe una gran adición al
pensamiento y solamente desarrollando la atención y la perceptividad se puede aprender a dejar
el pensamiento en su justo lugar. El pensamiento descontrolado es a menudo la reacción al
desorden propio del subconsciente y los condicionamientos de la trastienda mental afloran a la
superficie desordenadamente.
Aunque el pensamiento es útil y una herramienta imprescindible para la vida cotidiana, es aún
más importante aprender a tener la mente muy alerta y libre de ensoñaciones. No conviene
olvidar que la palabra no es la cosa, ni la descripción es el hecho, ni el pensamiento es la vida.
Los pensamientos pueden ir por un lado y la vida por otro, pues el pensamiento es tiempo y
espacio, además de información y acumulación de datos y conocimientos. Cuando se percibe un
amanecer, no se trata de pensarlo, que sería prácticamente asesinarlo, sino de captarlo en toda
su grandeza. Cuando se vive la profundidad de una caricia, no se trata de elaborarla
idealizándola, sino de sentirla. La diferencia es enorme.
I El pensamiento sólo puede ser claro y constructivo cuando está libre de ofuscación, codicia
y malevolencia.
I La ciencia ha avanzado mucho en las últimas décadas, pero no tiene respuesta para todo.
Aunque llegue a descubrir el origen de la vida, por ejemplo, eso no responderá al para qué de
la existencia.
Abstracción y observación.
Existen numerosísimas técnicas de meditación, la mayoría de ellas inspiradas en el yoga, que es
el más antiguo sistema de autodesarrollo y perfeccionamiento del mundo. Hay ejercicios de
meditación, de ensimismamiento y abstracción, tranquilización profunda, observación y
perceptividad, recitación de palabras espirituales, fortalecimiento de la concentración y unificación
mental, visualización, etcétera.
El arte de parar que es la meditación, desaliena, desautomatiza, previene contra la neurosis y el
desequilibrio emocional, favorece el cuerpo, afirma el carácter y armoniza la mente. La
meditación hace que la persona se sienta mejor y pueda después compartir ese bienestar con los
demás.
Aunque sólo sea durante quince minutos diarios, es conveniente practicarla y detenerse. Después
de elegir un lugar tranquilo y silencioso, se estabiliza la postura, se desconecta mente del exterior
y se lleva a cabo el ejercicio seleccionado. Cada persona irá encontrando qué ejercicios le
resultan más favorables porque se avienen mejor con su naturaleza mental.
La meditación es una práctica y una experiencia, mediante las cuales se logra un estado más
equilibrado y firme de la mente, se desarrolla la ecuanimidad, se estimula la inteligencia y se
eliminan los venenos enraizados en la mente.
I Ya en un sello de cerámica con una antigüedad de cuatro mil años aparece una figura
sentada en meditación. Su hallazgo evidencia que la práctica del yoga y la meditación cuentan
con milenios.
I Aunque sólo sea para higienizar la polución psíquica es de desear la práctica meditativa.
Ya se ha llegado.
Se actúa como si se fuera un equilibrista insensato que se golpea una y otra vez contra el suelo
por falta de equilibrio. Se corre, pero ni siquiera se sabe hacia dónde se va. Se huye, pero en
verdad ni siquiera se sabe de qué se huye. Se juega al escondite con uno mismo y se niega la
caridad a los demás. Se hace mucho daño porque se castiga innecesariamente.
No se sabe jugar, pero sí mortificar. Ni siquiera se sabe amar, porque lo que se ama es el placer
que la otra persona aporta. El hombre se comunica desde el ego y así nunca puede existir una
verdadera comunicación. Se refugia en la máscara de la imagen y de la personalidad, pero ahí no
hay refugio real. Se está construyendo toda suerte de autodefensas, pero al final el hombre es
cautivo de sí mismo. Va del aferramiento al resentimiento y no encuentra la fuerza conciliadora
que le libere. Pero existe una forma diferente de sentir, vivir y percibir. Lo que tiene que cambiar
es la actitud, porque en su modificación está el secreto.
Viene a cuento el relato de tres amigos que iban paseando. A lo lejos, en la cima de una colina,
divisaron a un hombre solo y sentado. Se preguntaron qué hacía allí el individuo. Uno de los
amigos dijo:
--Seguro que se ha perdido y no sabe que hacer.
Otro supuso:
--Debe de estar enfermo.
El tercero comentó:
--Está esperando a alguien.
Se despertó la curiosidad de los tres amigos y decidieron preguntar directamente al hombre de la
colina.
--¿Te has perdido?
--No.
--¿Estás enfermo?
--No.
--¿Esperas a alguien?
--No.
Extrañados, los tres amigos indagaron:
--¿Qué haces entonces?
Y el individuo respondió:
--Simplemente estoy.
33
I Se habla de dos tipos de mente: la codiciada y, por tanto, carente de genuina libertad y la
nacida de la meditación, a la luz de la atención y la ecuanimidad, libre y capaz de
desencadenar la visión pura.
I Antes de morir, Buda dijo a sus discípulos: "Tú eres tu propio refugio, ¿qué otro refugio
puede haber? La meditación es un refugio, nunca un subterfugio: los frutos de la meditación
se llevan a la vida cotidiana".
La vía de la quietud.
Este grupo de técnicas psicomentales son de excepcional eficacia para dominar el pensamiento,
silenciar la mente, equilibrar el sistema nervioso y fomentar un estado de profunda calma.
Cualquiera de las técnicas aquí incluidas puede practicarse durante diez o quince minutos.
El practicante irá tanteando y hallando en poco tiempo qué técnicas se ajustan mejor a su
carácter y naturaleza mental. Siendo éstas las que practicará con más asiduidad. Dichas técnicas
proporcionan un estado de suma tranquilidad y aportan una gran ayuda para la vida diaria.
También previenen los estados de ansiedad, estrés y angustia y, esto es muy importante, son
muy útiles cuando se está enfermo.
I Las técnicas de entrenamiento, cultivo y desarrollo mental son innumerables y han surgido
en todas las épocas y latitudes como medio práctico para desarrollar la sabiduría.
Atención a la respiración.
Como la respiración está siempre presente y es un proceso que aunque automático también se
puede hacer consciente y lúcido, resulta un medio excelente como soporte para canalizar la
mente e ir cultivando metódicamente la atención, tranquilizando y hallando un centro de reposo y
equilibrio.
Aquí se utilizará un método válido para cualquier persona, solamente conviene decir que el que lo
practica tiene que estar lo más atento posible --pero sin tensión-- y cada vez que la mente se
diluya, en cuanto lo descubra, debe reconducirla lo antes posible a la meditación o sea, la
respiración. Existen numerosos ejercicios de atención a la respiración, pero todos ellos requieren
dejar que la respiración fluya con toda naturalidad puesto que no son ejercicios respiratorios que
requieran ningún tipo de restricción.
La sensación táctil.
Se inhala y exhala con naturalidad y se fija toda la atención mental en la entrada de los orificios
nasales; es decir, en las aletas de la nariz. Al entrar y salir el aire, produce un toque que origina
una leve sensación táctil en algún lado de la nariz o en las aletas. Tras localizar esa sensación
producida por el roce del aire, hay que irse concentrando más y más en la misma evitando
divagaciones mentales. Si al principio no es posible sentir la sensación, basta con tener la mente
muy atenta a la entrada y salida del aire, pero siempre fija en las aletas de la nariz.
34
Inhalación y exhalación.
Permitiendo que la respiración fluya espontáneamente, se sigue con mucha atención el curso de
la inhalación y la exhalación, pero se pone aún más atención para captar ese preciso momento en
que la inhalación confluye y se funde con la exhalación y viceversa. Así, se observa con suma
atención el curso de la inhalación y de la exhalación y el punto de encuentro entre uno y otro
proceso.
Del mismo modo que una persona sentada en la playa puede observar cómo una ola viene y se
va, así en este ejercicio se observa muy atenta y serenamente cómo la respiración viene y parte;
es decir, se está muy atento al flujo y reflujo de la respiración, evitando cualquier distracción. Se
convierte así el practicante en el espectador vigilante y sereno del movimiento de ida y vuelta de
la propia respiración.
El practicante se desconecta de todo para fusionarse muy estrechamente con su proceso
respiratorio. Libre de ideas, ensoñaciones o preocupaciones, se funde con la respiración y se deja
mecer en ella, totalmente identificado con su movimiento y aprovechándolo para ir calmando
todos los procesos del cuerpo y de la mente.
Se conecta con la respiración, que debe fluir con toda naturalidad. Se vacía la mente de todo lo
que no sea el flujo de la respiración, aunque la importancia real del ejercicio está en la
exhalación. Cada vez que se suelta el aire, se aprovecha para abandonarse y desbloquearse. Así
la exhalación se utiliza para propiciar una sensación de dejarse ir, de relajarse más y más; de
sentirse sereno.
I Algunos yoguis han conseguido ralentizar tanto su respiración y hacer descender de tal
modo la actividad metabólica, que han podido permanecer durante horas en urnas con una
capacidad de aire de minutos para una persona común.
I El pensamiento sólo puede ser claro y constructivo cuando está libre de ofuscación, codicia
y maldad.
I Uno de los más grandes sabios y místicos de la India, Ramana Maharshi, indicaba que al
lado del corazón como órgano físico se halla el corazón espiritual, que es la sede de la genuina
identidad.
La vía de la percepción.
Las técnicas propias de la vía de la percepción se basan en captar o percibir mediante la atención
pura, sin reflexiones, con la máxima ecuanimidad; es decir, sin interpretar, aprobar o desaprobar,
aceptar o rechazar, ni demostrar gusto o disgusto.
Estas importantísimas técnicas utilizan procesos del cuerpo o de la mente para ponerlos bajo la
captación de la atención directa, es decir; sin prejuicios o interpretaciones. La persona se limita a
percibir el proceso tal cual es, surgiendo y desvaneciéndose, lo más despersonalizadamente
posible. Son todas técnicas de excepcional alcance psicosomático que erradican
condicionamientos negativos, modifican la percepción, ayudan a superar los viejos modelos de la
mente, purifican el subconsciente y desarrollan una visión cabal y una comprensión clara.
Para enfocar la atención se utiliza el cuerpo, las sensaciones o los procesos de la mente. Con
suma atención y no reaccionando, se va consiguiendo superar el hábito de reacciones negativas
de la mente, lo que esclarece la visión y supera las viejas estructuras y esquemas mentales.
Estos ejercicios ayudan a vivir mucho más armónicamente y a morir con mayor paz.
I El cuerpo es la energía condensada o materia y puede ser muy útil servirse de él como
soporte de la atención, lo que beneficia no sólo a la atención, sino también al cuerpo.
36
La atención al cuerpo.
Se dirige toda la atención sobre el cuerpo. Durante los primeros minutos se toma consciencia de
la posición corporal y se siente la consciencia misma como tal. Después de va depositando la
mente en una zona del cuerpo y se va sintiendo esa zona en profundidad. Se trabaja con algunas
zonas del cuerpo y también se toma de vez en cuando consciencia de todo el esquema corporal,
aunque no se consiga experimentar todas las zonas a un mismo tiempo. Se trata de sentir, pero
no de pensar.
I El arte de vivir no es tanto valorar lo que no se tiene como lo que se posee. Por eso es tan
importante reconocer las sensaciones.
I Las sensaciones son el vínculo entre el cuerpo y la mente. La sensación está relacionada
con el órgano sensorial; para que se produzca debe haber consciencia del contacto sensorial, o
sea, la sensación es física y mental.
La vía de la visualización.
Lo que distingue a las vías de visualización es que el practicante conforma una imagen mental o
visualización, como soporte para desarrollar un sentimiento positivo y dejar huellas positivas en
la sustancia del subconsciente, siendo así que no sólo son métodos para el cultivo de emociones
positivas, sino también para dejar impresiones positivas en el subconsciente.
En este tipo de ejercicios el factor emocional juega un destacado papel, puesto que la
visualización solamente pretende desencadenar el estado emocional positivo. Aun existiendo
muchas técnicas, aquí se recogen la más importantes y alcance de cualquier persona. Eso sí,
requieren una práctica asidua:
1. Visualización de lo infinito. Se visualiza la bóveda celeste inmensa y despejada. Se deja que
toda la mente se funda con esta imagen, como si uno se diluyera en el firmamento y se
despliega un sentimiento de totalidad, unidad, infinito y cosmicidad. Si surgen pensamientos
ajenos, no se les presta atención y se prosigue con el ejercicio.
2. Visualización de la energía. El practicante se imagina estar inmerso en un océano de luz
blanca y refulgente. Se visualiza que el aire se inhala y se exhala; es un flujo luminoso, pura
energía resplandeciente. Se visualiza que por todos los poros del cuerpo penetran haces de
luz blanca, pura, que le hacen sentirse a uno en identificación con el océano luminoso y sin
límites de energía cósmica. Uno se funde con dicha energía, cultivando un sentimiento de
infinito y cosmicidad.
3. Visualización de la luz verde. Se visualiza que del propio corazón brota un punto de apacible
luz verde. Este punto de luz se va desplegando y satura a toda la persona de una luz apacible
y relajante; sigue extendiéndose y se propaga por la habitación, la ciudad, los campos, la
tierra, los vastos universos. Se extiende en todas las direcciones, sin límite. Es necesario
fundirse con ese océano de energía verde y potenciar un sentimiento de plenitud y quietud,
calma profunda y bienestar.
4. Visualización de la luz dorada. El practicante visualiza que detrás del entrecejo, del centro de
la cabeza, surge un punto de apacible y entrañable luz dorada, que se va desplazando
lentamente hasta saturar todo el universo. Uno se funde con esa maravillosa luz, perdiendo el
sentimiento de individualidad y cultivando una emoción de plenitud y totalidad.
5. Visualización de la energía de paz. Se enfoca la mente sobre la respiración y se visualiza que,
al inhalar, penetra en el practicante un haz de luz blanca y pura que aporta una paz
maravillosa. Por el contrario, al exhalar, se visualiza que se expulsa una luz oscura, como
humo, liberándose de todo sentimiento de agitación, ansiedad y malestar.
6. Visualización de expansión. Se asocia la inhalación con la visualización de que la energía del
universo entra en uno mismo invadiéndole, a la par que se cultiva un sentimiento de plenitud.
Se asocia la exhalación con la visualización de que uno se proyecta sobre el universo y se
diluye en el mismo, cultivando en sentimiento de expansión sin límites, infinito.
I Depende de la persona conectar con longitudes de onda expansivas e lentas según cultive
contento o descontento, alegría o pesadumbre, amistad o enemistad, odio o amor.
La vía de la devoción.
Las personas con una naturaleza inclinada a la devoción, hallarán consuelo y paz en la práctica de
los métodos que son aplicables para vivir y para morir. Son métodos válidos para cualquier
persona con temperamento devoto, aunque no pertenezca a ninguna religión ni tenga creencias
religiosas definidas; basta con que intuya una trascendencia. Son métodos que ayudan en la
38
enfermedad o ante la muerte y que van desde el recitado de plegarias y jaculatorias, a la
repetición de un mantra o palabra sagrada y el cultivo de estados de inmersión en el Absoluto.
Son todos métodos mentales y emocionales para canalizar la mente hacia el Supremo e
identificarse con Él. La oración o el mantra son instrumentos verbales para desencadenar un
especial estado anímico de apertura mística.
Se vacía uno de todo para sentir el Principio Supremo interiormente. La jaculatoria, la plegaria o
el mantra ayudan a conectar con esa realidad trascendente. El ego se rinde y se pone al servicio
de lo incondicionado.
El mantra es una palabra con marcado carácter místico que designa a realidades de orden
superior: la energía cósmica, Dios o la Diosa, lo Absoluto o Incondicional. Es como un puente
para disponer la mente hacia lo Otro. En todas las religiones ha habido mantras o palabras
sagradas para dirigir la mente hacia el Supremo.
El mantra siempre debe repetirse invocando, convocando y evocando aquello que el mantra
designa, para llenar la mente y el corazón de la energía de lo designado. Cada persona puede
utilizar el mantra en su propia lengua, o en otra si lo desea. El mantra nuclear de los hindúes e
Om, que designa el principio universal. Es la vibración inaudible de todo el universo en
expansión, la energía que todo lo anima.
El mantra que los hindúes utilizan para identificarse con el Supremo es Aham Brahmasmi, que
quiere decir "yo soy Él". Los tibetanos disponen de enorme cantidad de mantras, pero el que
utilizan para invocar a la Diosa es On Tare Tutare Ture Soha. La oración breve de los ortodoxos
cristianos para invocar a Dios e instalar paz en el propio corazón es "Señor mío Jesucristo,
apiádate de mí".
Las técnicas de inmersión en lo Absoluto consisten en irse vaciando de todo (afanes, tendencias,
pensamientos, anhelos, ego) para fundirse con el principio divino. Se hace caso omiso al cuerpo,
los sentidos y la mente, para ser tomado por la energía del Supremo.
I Lo Absoluto no tiene sexo. Es curioso comprobar cómo en culturas muy machistas como la
judeocristiana se habla de Dios como masculino y en otras culturas místicas se hace referencia
a la Diosa.
Renovar la mente.
La mente puede ser amiga o enemiga, aliada u hostil, porque la misma mente que esclaviza es la
que libera y la misma que ata es la que emancipa. Dispone de una gran energía, pero los
condicionamientos que han ido impregnándola y dejando en ella su profunda huella, la gobiernan
y sus inclinaciones merman su poder, fragmentándola y distorsionando el discernimiento,
robándole su vitalidad y su frescura.
Sin embargo, el hecho de que la vida sea dinámica y no estática hace que sea posible influir
armónicamente en ella. Por ello hay que renovar la mente, purificarla, y aunque no sea una labor
fácil, sí es el modo de seguir madurando y aprendiendo en cada momento de la vida. De otra
forma se permanece atrapado en la red del pasado y las memorias: el pasado se proyecta sobre
el presente y diseña el futuro.
La mente puede ser reeducada desde el momento que es posible cambiar los antiguos modelos
de conducta moral y modificar con ello su actitud. Si tenemos en cuenta que todo se aprecia, se
vive y se percibe a través de la mente, es fácil comprender lo importante que es ordenarla,
liberarla de impedimentos, obstáculos y engaños; purificarla y esclarecerla, hacerla dócil y
39
erradicar sus condicionamientos negativos, que son los que provocan las inclinaciones
perniciosas.
La mente sana.
El psiquiatra francés Hubert Benoit afirmaba que la mente, en tanto no libera o ilumina, está
enferma. De igual opinión era el sacerdote, escritor y especialista en budismo T. Merton, para el
que la mente colectiva cuando está enferma genera sociedades enfermas.
Pero del mismo modo que se cura el cuerpo se puede curar la mente, proporcionando además un
bello y consciente sentido a la existencia. No existen modelos de salud mental, son artificiales.
¿De qué le sirve al ser humano encajar en los modelos de salud mental si se siente mal e
insatisfecho?
La salud mental es equilibrio, ecuanimidad, sentido del humor y, sobre todo bienestar. Por
paradójico que resulte, la salud mental se gana. De esta forma, y esto se sabe desde siempre,
cuanto más sana esté la mente, más sano estará el cuerpo y viceversa.
40
El presente, lo más importante.
J El presente es lo que cuenta y por eso es tan importante instalarse en él. Se debe sacar lo
mejor del pasado y cuidar sin tensión del futuro. Hay que dar siempre la bienvenida al
presente es el instante que vivimos.
J Trabajar para conseguir el autoconocimiento es distintivo de salud mental y equilibrio
psíquico, es conveniente evitar el engaño de fomentar un ego idealizado. Debe permanecer
vigilante para no arrojarse cualidades de las que se carece. Se deben descubrir las propias
limitaciones y asumirlas con ecuanimidad, sin sentimientos de inferioridad.
J Nada positivo puede emanar de la autoestima narcisista que, por otra parte, no es tal
autoestima. Se debe mantener la propia identidad incluso en la acción más alienante.
Atribuirse demasiada importancia no es fuerza, sino debilidad y neurosis. El egocentrismo es
muy mal compañero y peor guía.
Amar no es debilidad.
J Nadie vale más que otro, todo ser humano tiene el mismo valor que los demás y merece
respeto. El más valioso es el que más capacidad de amor tiene, el más leal, el más
fundamentalmente bondadoso. Se debe aprender a ponerse en lugar de los demás y
comprender, aunque ellos no comprendan. Amar nunca es debilidad, sino poder.
J Se tiene que enfocar la vida como es y proceder en consecuencia. No es un reino de felicidad,
se dan problemas y circunstancias adversas, surgen acontecimientos felices y desgraciados.
Hay que aprender a vivir la vida tal como es.
J La vida adquiere un significado especial cuando se la dispone para hacer más consciente al
hombre. Los venenos de la mente fomentan una atmósfera interior enrarecida y engendran
desdichas y miedos. Hay que luchar contra ellos.
J Es aconsejable hacer todo lo posible por sentirse bien, sin dejar de respetar el bienestar de los
otros. Si uno se siente bien, compartirá ese bienestar con los demás. Pero, ¿qué se va a
compartir si se está lleno de pesadumbre, odio, agresividad y malhumor? El tedio, la
confusión, la ansiedad y la depresión son estados contagiosos. Nadie los desea, a nadie le
apetece padecerlos pero, ¿qué se va a compartir si se está lleno de odio y malhumor? Un
buen antídoto contra estas situaciones es pensar en los demás.
I La autovaloración genera muchas heridas y hace que las personas se sientan ofendidas,
desconsideradas o humilladas. Se paga un precio demasiado alto.
I Todo ser humano puede poner su energía al servicio del egoísmo o al bienestar propio y
ajeno. La vida adquiere un toque sublime cuando se utiliza para sembrar amor.
41
beneficia de él es el que ama, porque el amor exhala una soberbia energía de integración y
plenitud.
El que ama acepta a las personas como son, sabe descubrir las necesidades ajenas y atenderlas;
lo mismo sabe retener que soltar, pone alas a la libertad, colabora en el crecimiento del ser
amado aún a riesgo de perderlo y coopera en sus afanes.
Ese amor es la recompensa en sí mismo. Ayuda a superar adversidades, se deleita en compartir,
disfruta identificándose con los problemas ajenos y encuentra en sí mismo armonía y equilibrio.
No es un intento por poseer o dominar, ni por reafirmar el ego ni hallar un beneficio egoísta. Es
un amor fraterno, sin exigencias mediante el que se desea lo mejor para el amado, haciendo lo
posible por no hacerle daño. Es el amor desde la independencia, sin contaminaciones psicológicas
ni egocéntricas, y con un gran poder de integración.
La alegría compartida.
La alegría compartida es el mejor remedio contra la envidia. Representa el contento por la
felicidad y éxitos de los demás. El júbilo es una energía muy revitalizante y poderosa. Se
transmite y como la llama de una vela enciende las demás, se traspasa de un corazón a otro
creando una atmósfera de alegría y plenitud.
Mediante la compasión nos identificamos con el sufrimiento de los otros; mediante la alegría
altruista celebramos sus éxitos y su felicidad. La alegría compartida ayuda a superar los celos, la
envidia y la aversión. Amor, compasión y alegría altruista nos acercan a los demás.
I Después de la relajación, la persona se motiva pensando que, al igual que uno mismo,
todos los seres anhelan la felicidad y detestan el sufrimiento.
I Después de la relajación, la persona se motiva pensando que, al igual que uno mismo,
todos los seres anhelan la felicidad y detestan el sufrimiento.
I El amor siempre fortalece y hace la vida más fácil, mientras que el odio engendra odio y
división para acabar llenando el planeta de resentimientos.
43
Apéndices.
J Desarrollar una actitud vital positiva, asociada con la atención en el presente y con
ecuanimidad.
J Poner los medios, condiciones y ejercicios para liberar la mente de sus trabas y engaños; así
poder disipar los estados de ofuscación, codicia y odio. Alcanzar estados de lucidez que
provocan la felicidad.
J Comprender que el cuerpo y la mente pueden cultivarse para disponer de más armonía y
bienestar y que hay métodos para hacer posible una fecunda y feliz integración psicosomática.
J Estar preparados para la respuesta viva y fresca y no para la reacción neurótica, desmesurada
y nociva.
J Obrar por amor a lo que se hace, sin obsesionarse por los resultados, haciendo lo mejor que
se pueda en cada circunstancia, actuando sin egoísmo.
J Saber parar y sentirse uno mismo, con calma; relacionarse con el silencio interior, no
precipitarse compulsivamente; apreciar lo sencillo y cotidiano.
J Mirar no solamente hacia fuera sino también hacia adentro, poner las condiciones para
mejorar la calidad de vida externa, pero también la interna.
J Estar más atentos a los pensamientos, palabras y actos; saber pensar y dejar de pensar;
aprender a fluir más en armonía con los acontecimientos vitales, sin generar fricciones
innecesarias.
J Vivir cada momento con la mayor lucidez, plenitud y apertura, como si fuera siempre el
primero y el último, potenciando la vida con el recordatorio de la muerte, para aprender a
vivir y a morir, a coger y a soltar.
44
Lo que no se debe hacer.
L Desatender las cinco fuentes de energía básica: alimentación, respiración, descanso, sueño e
impresiones mentales, porque de ese modo se dispondrá de menos vitalidad y se perjudicará
al cuerpo y a la mente.
L No proporcionar a cuerpo y mente el ejercicio y cuidado que se merecen y que son muy
necesarios para mantener el equilibrio a lo largo de la vida, ya que son nuestros compañeros
inseparables.
L Olvidar la práctica de los medios y métodos para sentirse mejor, no modificar armónicamente
la psiquis y el comportamiento e ignorar un significado más pleno a la vida.
L Instalarse en la ofuscación, la avidez y el odio en lugar de trabajar sobre uno mismo para
generar lucidez, generosidad y amor, en beneficio propio y de los demás.
L Dejarse alienar por la actividad agitada en lugar de estar en uno mismo y disfrutar también de
las cosas sencillas y cotidianas. Quitar valor a la amistad y a la alegría de vivir.
45
Glosario.
v Atención pura. La atención que capta el objeto tal cual es, sin interpretaciones, prejuicios,
valoraciones o elaboraciones.
v Hiperconsciente. Consciencia muy desarrollada; el que está muy vigilante y atento y logra
ser más consciente de lo común.
v Mantra. Palabra con un sentido sagrado o místico que se utiliza para la plegaria o la
meditación, a fin de conectar la mente con lo sublime.
v Maya. Según la filosofía de la India, la ilusión cósmica, el engaño de los sentidos y de las
apariencias.
v Mente supramundana. La mente especialmente entrenada y lúcida que está por encima de
lo mundano; puede captar y experimentar vivencias que escapan a la mente común.
v Om. Palabra sagrada que los hindúes utilizan para designar al Supremo y que es instrumento
para concentrar y purificar la mente.
v Psiquis. La organización psicológica del individuo con todas sus reacciones subconscientes y
condicionamientos psíquicos.
46
v Resistencias. Mecanismo sutil y generalmente inconsciente de la psiquis, para no ver las
cosas o a uno mismo como autoengaños o enmascaramientos.
v Sabiduría. Ver las cosas como son desde la pureza de la mente. Apreciación justa y cabal de
los procesos y fenómenos vitales.
v Subconsciente. Plano de la mente que sitúa por debajo de la consciencia y que contiene
infinidad de impresiones.
v Wu-Wei. Término de la filosofía china que quiere decir pasividad, no-hacer interiormente,
contemplación en la acción.
v Zen. Rama del budismo; escuela budista nacida de la asociación del budismo y la filosofía
china denominada taoísmo. Se originó en China con el nombre de Chan y floreció en Japón
con la denominación de Zen.
Bibliografía.
47
SIMONTON, CARL: Sanar es un viaje, Urano, Barcelona, 1995.
SOLE-LERIS, AMADEO: La meditación budista, Martínez Roca, 1986.
SOGYAL, RIMPOCHE: El libro tibetano de la vida y la muerte, Urano, Barcelona, 1995.
WATTS, ALAN: La vida como juego, Kairós, Barcelona, 1982.
WHAT HANH, THICH: Cómo lograr el milagro de vivir despierto, Cedel, Barcelona, 1995.
WIBER, KEM: La conciencia sin fronteras, Kairós, Barcelona, 1984.
FIN
* * *
Este libro fue digitalizado para distribución libre y gratuita a través de la red
Digitalización: Eduardo A. - Revisión y Edición Electrónica de Hernán.
Rosario - Argentina
22 de Agosto 2003 – 12:32
48