La secuencia que describe el paso de un medicamento por la
comunidad, en una serie de eslabones relacionados que parten desde el desarrollo experimental y clínico del medicamento, continuando por su registro, comercialización, promoción, distribución, prescripción y dispensación, hasta que es administrado (o consumido por una persona), se denomina “cadena del medicamento”.
Los actores que participan son distintos: la industria
farmacéutica es responsable de la investigación y desarrollo; pero luego de obtener el permiso de comercialización, destina grandes esfuerzos a la promoción de sus productos. La autoridad sanitaria (ej. FDA en EE.UU., EMA en Europa, ARCSA en Ecuador [https://www.controlsanitario.gob.ec/]) es quien realiza el registro y regulación de los medicamentos, autorizando su comercialización; pero también debe ser responsable de emitir las directrices e información para promover el uso adecuado, así como evaluar los efectos y consecuencias sobre la población. Los médicos cumplen con la tarea de efectuar las prescripciones, luego de haber seleccionado de forma correcta el medicamento más adecuado para el paciente. Los farmacéuticos tienen papel principalmente en la dispensación a nivel de farmacias, pero a veces también forman parte de los equipos de distribución. A nivel hospitalario, enfermería se encuentra a cargo de la administración del medicamento al paciente; mientras que, de forma ambulatoria, es el propio individuo el responsable de efectuar el consumo. Luego de esa cadena tendrán lugar los efectos derivados del empleo de los distintos medicamentos en la sociedad. Estos resultados pueden ser beneficiosos al mejorar la salud de las personas, prevenir y disminuir la severidad de las enfermedades, incrementar la calidad de vida, etc.; pero igualmente pueden ocurrir efectos desfavorables (reacciones adversas); además, existen efectos económicos (en el gasto sanitario social y del propio individuo) y por último, efectos psico-socio-culturales, ya que el medicamento repercute en la forma con la cual una persona percibe su salud y en la población se generan creencias en torno a estos productos, muchas veces maximizando sus beneficios y minimizando los riesgos asociados.