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LA ESTRELLA.
Y

EL CAÑONDE LA L IB E R T A D .
m u i i ' M w ii » r n M i i n m M i » w i w m m < i i r t i « » w r m m — un i ■ >— i p w —

N. 0 7 -M ontevideo , S abado 23 do N oviembre de lS39.-Prccio 0 vs.

y á dar en tierra con el hombre que les causa­


L a Estrella. ba envidio y celos.—Degradándose hasta el punto
de ponerse á las órdenes de un caudillo estran-
El Jcncral Rivera és una roca jero, pasaron con él ¿i alterar la tranquilidad
(¿tic no pueden destruir sus enemigos. publica, renovar las escenas de sangre, y acabar
El Jcncral Rivera emigró al Brasil: y aun en con las leyes y la libertad de su P atria.—Sabían
medio de sus desgracias, se ostentó grande, y se que solos de nada eran capaces, quenada podrían,
hizo admirable, por la habilidad con que supo que el pais los rechazaba, y no se anuaria cu
captarse la amistad de los partidos allí bclije- favor de la causa de la ambición y de la anar­
rantcs. De la nada solevantó: el pais no habia quía; y por eso apelaron á la protección cstran-
renunciado ál interes de desmoronar el asiento jera. Pero si grande habia sido el desengaño
de un despota interno, y empezó á emprender que recibieron cuando lo hostilizaron los de un
de nuevo su cuestión. El valiente Luna hizo la partido poli tico sin suceso, mayor lo és hoy,
iniciativa en el Departamento de Paisandii: al que ni aun viniendo con un Ejercito eslranjero
nombre de Rivera y de libertad le siguieron 500 conquistador han podido ser mas felices que lo
hombres, y la victoria coronó sus esfuerzos. Un que lo fueron antes, llace cuatro meses que pa-
sin numero de Jefes, desoldados abandonaron el s;fron ¡y que han podido? nada absolutamente.
suelo Patrio para concurrir al organizamienlo ¿Habran debilitado acaso la Opinión ni el poder
de la columna que debia pasar el Cuarcim. del Jcncral Rivera? No: por el contrario, han
Oribe tenia elementos, un Ejercito fuerte de Ori­ hecho que tubíese mas incremento: que se hicie­
entales, unos voluntarios, otros á la fuerza, no se mas indestructible. A la vista do una horda
de aventureros como el de Echagiic.—Pero todo estranjera, que roba, persigue, y asesina, todo el
desapareció al preslijio, ó al poder de esa rora pais se ha levantado en masa: callaron las cues­
indestructible. Rivera pn-ó el Cuarcim con 700 tiones de familias, y al intimo convencimiento
bravos, y en Yucutujá alcanzó la primer victo­ deque la guerra actual, no és una lucha civil,
ria. Continuó su campaña de triunfo, vencien­ sino una guerra estranjera, los mismos (pie an­
do con su valor ó con su habilidad al tirano tes pertenecieron á Lavalleja y Oribe, se han ar­
domestico. Oribe, acudió ;í bayonetas de Rosas, mado contra él ó se han abstenido de tomar la
trajo por la primera vez soldados estranjerns que mas mínima parle en una cuestión que los degra­
vertiesen la sangre de sus compatriotas; pero lodo da. Ellos pueden tener su opinión, pero saben
fue envano: Ribera triunfó completamente del que hoy no se trata de una guerra de opinión;
enemigo déla libertad de la República, aniquiló sino nacional, y no lian querido echar á su vida
su poder y lo redujo á abandonar la silla del go­ publica el negro borron de la traición á su Pa­
bierno que habia manchado y envilecido, emi­ tria.—Lejos de ser un mal para el Jcncral Rive­
grando para Buenos Aires.—Pudo ser este un ra, ha sido un bien el que sus enemigos encarni­
desengaño saludable para sus enemigos: pudo ser­ zados se hayan valido de soldados y caudillos cs-
virles de suficiente lección para que renunciasen tranjeros pará hacerle la guerra, porque con este
ó bi loca pretencion de arrebatarle la opinión que jiaso, lia acabado de conocer la Nación, que aque­
goza en su pais, y por ella la paz y la felicidad llos soir los seres liras indignos, mas degrada­
publica. dos, que no merecen llamarle sus hijos. Se ha
No lo hicieron, no se convencieron aun de su convencido que no pelean por su bien, sino que
impotencia, y en el delirio, de sus prelcncioncs, procuran su i ruina y su vilipendio, desde que
y en la ceguedad de sus deseos de venganza, re­ por una venganza, vienen áj vender su soberanía
currieron al ultimo estremo.—Fueron á men­ á un verdugo, después de ori ji liarle todos los
digar un Ejercito eslranjero al precio de sacrifi­ males que son consiguientes á una guerra dcsola-
carles la independencia y la ventura de su Patria dora. Rivera entretanto, combate jior su liber­
para que viniese ú derrocar el orden establecido, tad, bajo sus banderas, como Jefe de ella, ñoco-
ínn un sil esclavo de u n caudillo estranjero. tq creito do cerca de 5000 hombres, se ha ocupado
¡Ignom inia para los malvados! ¡Afrenta pata de disciplinarlo y adiestrarlo para la pelea, y
Jos infames que se cubrieron antes con el ropaje al prim er encuentro que tenga con el imbécil
del patriotism o y de la v irtu d , para chupar la López, se cubrirá do gloria. Está superioren n u ­
sangre del Estado, ganar títulos y honores, para mero, y en desicion. Desde el primero hasta el
después, venderse á un estranjero y prestarle su idtim o de sus Jefes y oliciales son valientes y mi­
brazo para asesinar y esclavizar su propia Patria! litares. ¿ Que vale un López, un Zapata, un
La historia concnbará á sus nombres una pajina Eebague ni-un Oribe (encasa ajena) para poner­
de execración; y la república que ha visto venir se ante la lanza que maneja un Lavaile un Ola-
contra ella, á los mismos que en otro tiempo col­ varria, un Vega, un l ’uirrcdon, un Bcnavenlo y
me» de distinciones, fulm ina!á un anatema de otros intrépidos soldados?... El triunfo del Ejer­
m aldición y de muerte sobre sus cabezas. — Inca­ cito L ibertador és indudable, y no lardará en
paces de amarla, y de propender á su felicidad, la obtenerlo mas tiempo que el que los esclavos
han traido aviadores y malvados, que acaben con del verdugo tarden en aproximarse ü su presen­
los elementos de su prosperidad y su grandeza, cia. Cuando el venza, está decidida la suerte
porque no pueden ver sin rencor que ella sea de nuestros invasores: no le queda a Ecliagiie
feliz, y que sostenga con Ínteres y desicion la ro­ otro medio de salvación que capitular. Espere­
ca donde se estrellan todos los enemigos de su mos.
quietud y de su independencia.

Los ilusos que creyeron ver en el movimien­ lie aqui la palabra que enlodas horas, en lodos
to patriótico de la Campaña del Sud de Buenos Ai- los instantes pronuncia el labio tic todos los patrio­
jes, una im ra m ontonera que el tigre podría otra tas:—el Ejercito, es la esperanza’dc la Patria, el
ve-. reducir fácilmente ásu rebaño, acaban de ver ancla de la salvación de la República: il Ejercito
]>or sus ojos lo contrario, lian llegado ayer á es­ es quien ha de volverle la paz y la felicidad; lodo
te puerto 10 buques conduciendo á su bordo mil depende de él, de su valor, de su triu n fo .--E l
cien hombres de los revolucionarios; y cuando ha destino de una Nación esta su mano ¡cuanta és
em igrado para aró tan crecido num ero después su responsabilidad! ¡Cuan grande su misión!
de un contraste y fuera de setecientos bravos que Sus armas han de asegurarle la libertad, y un por­
aun alli quedaron, ¿ no está claro que es­ venir de orden y de ventura. Todo está en el
te moviento lo constituían al pie de 3,000 hom­ Ejercito; á el juirs nuestros cuidados, nuestro
bres? Un movim iento compuesto de este numerrt aprecio y aleación especial, por que do su con
puede llamarse pop lar y grande. JXo era enca­ servarían, de su aum ento, de su disciplina y en
bezado por un cobarde, ni integrado por esclavos tueiasino lodo depende. —El Gobierno el Pueblo,
ni hombres á la fuerza, sino por patriotas y vo­ los ciudadanos, no deben om itir sacrificio algu­
luntarios. La prueba está en que todos prefiric- no, cuando se trata do los valientes y constantes
jo n em barcarse para ser cu otra parte mas útiles soldados que lo componen: ellos son primero que
ó su patria, que aceptar el desprcei i Lie indulto lodos, ellos son los que sufren los trabajos y las
que por medio de una Ju n ta prostituida les o n e­ penurias do la campaña: ellos son los que espo­
cía el tirano para asesina ríos después á sangre fria. lien sus pechos al plomo y ai acero y la m uerte
El tigre cobarde sicuipie, pagó asesinos para también: ellos son los que tienen los títulos mas
acabar con el valiente Custcli, y el verdugo se «preciables, mas sagrados á la consideración del
liabi'3 gozado ú esta hora con la sonrisa de losCa- Gobierno y del Pueblo, á la gratitud publica;
ribes en la cabeza del malogrado patriota. Alas y n ie l Gobierno n ie l Pueblo ha de olvidarlos.
no im porta, no por eso la causa de la L ibertad lia Torios aman y piensan en el Ejercito.
m u e rto : mil veces la fortuna puede ser adversa á Hogar, fortuna, familias, comodidades, todo,
los libres, pero m il voces se levantan oira vez mas lodo, lo abandonaron los bravos del Ejercito por
poderosos. La libertad ha ganado un triu n f o : correr á las armas, á vengar su P atria, y á volar
«¿liando mas sangriento el liiano, mavor odio le fuera de su territorio á ese bando estranjero que
p io h san los pueblos: mayores enemigos se conci­ viene á robaile su dicha y su reposo, lían so-
ta que la venguen.— Los que lian llegado aquisol- jiortailo hasta hoy todos los sinsabores de una cam
dudosson déla libertad, m archarán á engrosarlas paña, con una constancia adm irable, y digna so­
huestes del Presidente Jcncral Rivera, y coadyu- lana ule de soldados Orientales: ¿d e q u e conside*
b a ru l esterminio tic los siervos del salvaje, para ración pues, de que recompensa no serán dignos
después dirijirsc mas fuertes á aum entar las estos vil tilosos defensores de bi independencia?..
Jilas del Jcncral Lavaile, y unidos á su Ejercito Pero las recompensas no pueden hoy tener lu­
liarán mas que divididos; y mientras trabajan ó gar: el pais tiene una deuda crecida, compromi­
m archan tam bién á m m irstle los 700 patriotas sos) inmensos, sus entradas urdí nanas son muy
Vanguardia líelos revolucionarios que se dirijic- lim itadas.—Las recompongas >pián después, que
ron para el Norte de Buenos Aires, el bravo I¿avalle la inicua invasión haya su umbido: hoy no pue­
hará proezas en E nlicrios, y con las armas se de haber mas que socorros, ro n q u e poder reme­
abrirá paso hasta las eernunias do la Capital de diar el soldado' sus necesidades: V el soldado
las Provincias A rgentinas. ll:i L van tullo un Oriental lia de decir, esmy s..stisicclio.--Si el Es-
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fado no tnbicsc alguna voz medios para suminis­ tu nacimienio. ¿Pero lias refaccionado por un
trarlos, que apele al patriotismo de los ciudada­ momento toda la enormidad del crimen que co­
nos: ellos no m isarán cooperar á socorrer al metes para con tu Palria?...
Ejercito, á los que trabajaron y pelean por el Juan Antonio.—No creo cometer un crimen
l>íen estar de lodos.—Los invasores sacrifican ü Señora para con ella, cu trarle la guerra, aso­
los Pueblos con contribuciones, ireembolsables ciado á una horda de aventureros, si consigo
y sin garantía alguna ¿con cuanto mas placer no disponer de su suerte y apoderarme do ella pura
prestarán recursos á un gobierno constituido?.. hacerla uu patrimonio mió y vengarme 5 mis
Kl Ejercito és primero que todo: todo al Kjercilo, anchas, siendo su gobernador, aunque la sacrifi­
no hay sacrificio (pie valga mas que la vida y la que ;i mi Protector el ilustre mazorquero,
libertad, y el Ejercito espolie la una, v defiende Pascual.—Juan Antonio, cuidado: ¿olvidáis
ambas- para todos.--Al Ejercito nuestro afecto, que una palabra mia puede hacerte volar?...
nuestra atención, y nuestros brazos también. Juan Antonio. Perdón señor si me demande.
Adiemos todos á engrosar sus lilas, á cstrrminar Acidad.—Calla hombre degradado ó mas bien
de una veza la invasión: mostremos que los Lijos infeliz. Tu eres un esclavo, y no podéis disputar
de Montevideo, Jos ciudadanos de la Capital, no con el que habéis elejido por director supremo
son los iillimos en im itar en arrojo y dcsicion á y amo. Deja que yo para con i;¡ y para contigo
sus hermanos ele la campaña. —La libertad nosu ejerza las funciones de mi ¡Ministerio.—Rosas es
compra sin sangre, ni sacrificios; todos son de­ un tirano abominable: habituado á ensangrentar
bidos rendir en holocausto de la Palria. y arruinar su lim a : no sabe mandar sino como
un despota salvaje: no quiere que el Pueblo Ar­
gentino sea rejido por otras leyes que lasdesu
Dialogo entre Juan / ntonlo,Dn. Pascual y capricho: hace diez años que lo mantiene en con­
Da. Verdad d la costa de un Arroya. tinuas luchas, para entretenerlo, distraerlo y evi­
tar que vuelva en si de su letargo. No le convie­
Da. V erdad.—¿Porque traes la guerra Juan An­ ne tener cercano ;í él ningún Pueblo libre., que
tonio á tupáis? ¿Que lia te conduce? Que pro­ tenga instituciones, paz y orden, y que sea feliz:
curas?... porque su ejemplo puede despertar, mas tarde ó
Juan Antonio. Ao señora quiero...á mi me mas temprano al que él oprime: por que la feli­
trae...que se yo: tantas cosas. cidad que go/.c, puede apetecerla también, y le­
Uerdad.—No tartammles: esplicato sin rodeos, vantarse para obtenerla. Rosas envidiaba, (mal-
y sino quieres confesar lo cierto: tedire la verdad lie dicho) tenia celos del estado fio recociente de
Juan Antonio. Señora... este pais: le pesaba que su industria, que sus ar­
Pascual.—¿Que tiene U. que darcuenlo á nadie tes, sus ciencias, su comercio, progresasen: que los
de lo que piensa, ni de lo que hace. U. solo hombres industriosos se entregasen tranquilos ñ
depende de m i. El fin no es suyo, sino de nues­ sus trabajos: que sus soldados reposasen á la som­
tro común amigo, y mío también, por lo que se bra de sus laureles y en medio de los placeres de
ineprga. sus i elaciones y familias: que los habitantes lodos
V erdad.—Infame Pascual, ¿asi osas producir­ tubiesen gara n ti as y libertad de opinar, de es-
te ante mi, y asi It alas a un Jefe hijo de la Repú­ presa ese, de vestir y de dedicarse á la profesión
blica? que quisiesen: que sns puertos estubiesen espedi-,
Pascual.— Yo hablo asi u fuer de atrevido: v le tos al trafico del globo en jencral; en una pala­
trato como A mi subdito. Si fue Jefe de la Repú­ bra, que fuese una República venturosa. Estos
blica antes, boy solo pertenece á nuestro amo el celos, lo impulsaron ó mandar soldados que alte­
Restaurador, y aqui, á mi que represento su au ­ rasen su tranquilidad y lodo lo desquiciasen, que
gusta persona. Si ha procedido mal, como lo asesinasen á sus pací (icos moradores, y que trn-
conozco, como un hombre sin honor y traicione yeccn á esta n jio n los misinos barbaros princi­
ro, culpaos de su ambición y desn rustiquez, que pios ({tic sostiene en la Argentina: convirtiese al
no trepidó en Venderse a los it»Liosos de mi amo, Estado que era feliz cu un desierto, y en un ce­
por el gusto de decir bago la guerra á mi pais, menterio perpetuo.
porque el no me quiere por inepto. No lo veis Pascual y Juan Antonio.—Señora no revele U.
á ¿1 y fl otros traer sobre su pecho lamedal!.» de es’c arcano.
honor que acordó el Restaurador á los asesinos de Acrdail.—Malvados: ya es liarlo conocido de
Pngn-Lacgo? Pues esa insignia demuestra que todos: no podéis ocultarlo: por eso la Nación se luí
peí lencce a los siervos de la restauración su iva tica, levantado en masa pala es termina ros.—Esc ha si­
y no v¡) á su P atria. do el móvil de Rosas; pero para arruinar esle
Xcrdad.—¿ \ tu q u e dices á esto Juan Anto­ pais, necesitaba que hubiese divisiones entre sns
nio?... hijos, y (¡tic de estos hubiera traidores que le
Juan Antonio. Que lio de decir...que lo que sirviesen de instrumento.—Los encontró por des­
dice mi superior el Jencral Pascual... gracia en ti Juan Antonio y en otros alucinados
Verdad. — Es un cvanjelio: que tu te has prolis- ñ perversos; pero no queriendo fiarse de li enco­
tuido á el como á su amo, por tal de no dejar de mendó la obra de la destrucción de In paisa Pas-
*cr malo y funesto en tu ceguedad a la lici ta de I cual á quien tule ves sometido como un carncio.
Rosas sabia que tu tenias am bición y scil tic m an­ Ju an A ntonio.—Por que necesitaba el mayor
do y de venganza, y te aprovecho lo que te cono­ numero y no lo tenia.
ció el fallo. Y tu insensible al llamado del honor V erd ad -P ru eb a es entonces que el pais te odia­
y del llanto de tu P atria, le alm astes para aseei- ba ó no te quería-, por que la mayoría de sús h i­
n arla . ¿ Y p o rq u e? ... ¿No te ofreció ella sus jos osla con tu adversario. T u pues vienes ;í
brazos, bolverte tus honores y tu empleo lo mismo sofocar su voLo con soldados cstranjeros, y A mas
que a todos los Orientales que te siguen si deser­ de esta calidad con feroces y malevos. Baldón
tas de las danderns del estranjero?.. ¿Porque pe­ eterno á tu nom bre!.. ¿Acaso la circu n stan ciad o
leas entonces?... No te contentas con serlo (pie ser cstranjeros que hablan nuestro idioma les dan
era Jcncral, sino que quieres ser Presidente y derechos para saquear, perseguir y asesinar á los
vengarte. Esto prueba que tu no tienes patrio ­ Orientales? ¿ Lesda derecho para venir A consti­
tism o, que quics ía ru in a de tu pais, y sacrificar­ tuirse en nuestros amos?.. Les dá derecho para
lo á tu am bición. Pero has creído que ann cuan­ introducirse en nuestro pais y arrasar con todo
do Echagíie triunfase te colocaría en el mando peor m il veces que una bandada de langosta?..
asi no mas?., llosas dice que manda restablecer Lesdá derecho para despojarnos de nuestra nacio­
el gobierno legal en este pais y tal lo llama a nalidad e independencia, y dictar la ley A un
O ribe: luego O ribe según sus palabras lo coloca­ pueblo independíenle?.. jLos Españoles hablan
ría y no á ti: Pero ni á ti ni ¡i Oribe los pondría, también nuestro idioma: eran nuestros padres
sino a Echagüc que es el que te manila y hasta podría decirse, nocran feroces, no asesinaban, no
Ja entrada en esta Plaza te mondaria y dispon­ robaban, y sin embargo era mengua estar suje­
d ría del gobierno y de los empleados á su a rb i­ tos el yugo de su trono. ¿ Que no sera hoy,
tr io .—T riunfando le pcdiriA en otro casóla in ­ cuando esos estranjeros de E n tren o s, son hombres
dem nización ilc los gastos que ha tenido en la inhumanos sacrilegos, atroces, que solo m irarles
guerra que tubo por objeto destruir nuestro pais la cara de fiera espanta?.. Ah Juan Antonio! tu
y d arte mando: y tu tendrias que sacar de la lias cometido el peor de bis crAmenes, la mayor
sangre de los Pueblos oro bastante para satisfacer de lasinfamias tu m asque Pascual eres el respon­
las demandas de Echague. Su soldadczca tam ­ sable de la sangre que se derram a, y de los a tra ­
bién querrían su premio y nuestros ganados y ca­ zos y perdidas del pais. Si sucumbes, como al
ballos lo pagarían. Echague seria el dictador cabo sucumbirás, tu ignominia será eterna. Si
de las leyes, porque las leyes de hoy no convie­ triunfas sobre los cadáveres de tus com patriotas,
nen A Rosas, y era menester hacerle el gusto de y las ruinas de tu Pueblo, ignominia y vergüenza
anularlas. El pais no podría respirar sino por tendrás tam bién, y no has do gozar mucho tiem­
la voluntad de llosas A quien tu lo vendes, y si po el fruto de tu inicuo triunfo. Las cadenas,
Echague no podia volver a E ntrenos por la ocu­ los desastres, la afrenta que le labras á tu pais,
pación de La val le, aqui querría seguir siendo lo no ha de ser eterno. El se alzará una, y dos ve­
que es boy Jcncral en Jefe luyo. ces para remediarlo. Esta es la verdad.
Juan Antonio. Todo lo conozco, todo lo pre­
veo, pero estoy montado en el potro.
V erdad.—Patada de caballo: ¿ porque si uno Con- e sp on d en c ia .
conoce que está en mal cam ino, no ha de aban­
donarlo? Por qne si rrconoces que es infame El Martes 19 á las 6 de la m añana salieron en
venir con estrangeros, y vender A ellos la libertad un coche unas paloma e blancas llevando oculta­
de tu P atria no retrocedes de tse crim en?.. mente cartas y otras cosas de bulto: las palomas
Ju an A ntonio.—Porque yo quiero mando y que se llamaban unas las T um aranas, las de Oro, las
arda troya.-Siem pre pensaste asi, y cuando invo­ pichoncitas del sereno zapatero, y la consorte de
cabas la libertad de tu pais, era mentido, querias Garnoz. Bien veo que es n atu ral que les tire á
adquirir riquezas. Las adquirisles, pero ahora algunas A la parte donde están sus palomos, y
queréis redoblarlas, y ser por mal lo que por que han de trabajar por ellos, jicro no es permi­
bien no conseguiste;—mandar. tido todo, y los cazadores deben cazar infrnganti
Juan A ntonio—Si señora, estoy cansado de ha­ á las palomas que salen de sus nidos con objeto
cer el papel de un cualquiera, quiero subir ú la siniestro.
silla del gobierno: solo no lo puedo hacer, y traje Soy de los señores Editores. — Un hurón.
extranjeros, alucinando a mis paisanos incautos,
con que vienen de buena fe y hablan nuestro AVISO DEL PERIODICO.
idioma. Este periódico se publica dos raes por sama-
V erdad—Ygnominia para ti si consiguieses tu na admite correspondencia: sr antniriar.t un din
fin por ese medio: no deberías tu elevación ;í tus tes de su publicación : sr vende en esta imprenta cu
méritos y á la voluntad de la Nación, sino ñ las la librería de Hernández, rn el alunicen de fier­
bayonetas esli anjeras que mataron tus hermanos ran calle det porton, en lo de 1 tirela en la jila.a,
pan» elevarte por dominar tu pais.—En vez de y en Cordón en lo de C ifíenles:
valerte de ellos t poi que no vinislcs solo con Orien­
tales?.. (I mprenta d¿ e 1$ J elkj )

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