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“Parásitos, una recomendación… diferente”

Por Matías Cerna

Uno de los filmes más aclamados de su año, y ganador del óscar a mejor película
en 2019, ha sido “Parásitos”. De la mano de su director, el surcoreano Bong Joon-
Ho, la película fue presentada por primera vez en el festival de Cannes el 21 de
mayo de 2019, extendiendo su estreno mundial entre finales de ese mismo año y
principios de 2020, periodo de tiempo en el que recibió gran cantidad de elogios
por parte de la crítica especializada, quienes quedaron fascinados por lo que
parece ser el fuerte de este filme, su guion.
Pero ¿De qué trata “Parásitos”? Te preguntarás. La película nos muestra la
historia de los Kim, una familia humilde pero talentosa en el arte del engaño y la
manipulación, quienes se ven enfrentados a la dura realidad de vivir en la extrema
pobreza. Todo cambia cuando uno de ellos, el hijo varón de la familia, consigue
empleo como profesor de inglés para la hija de una de las familias más
acomodadas de la ciudad, los Park. Gracias a un entramado plan ideado por el
joven, el resto de su familia poco a poco comenzará a trabajar también en el lugar,
buscando aprovecharse al máximo de sus empleadores, tal como los seres que
dan nombre a la cinta. No obstante, la casa en la que trabajan parece ocultar un
oscuro secreto en su interior, por lo que, más pronto que tarde, la buena vida de
estos “Parásitos” experimentará un giro de 180 grados en uno de los desenlaces
más sorpresivos y agridulces que hayas visto jamás.
La película muestra sin trapujos los puntos buenos y malos tanto de ricos como de
pobres, haciendo también una clara critica al modus operandi de nuestra sociedad
a la hora de considerar un titulo universitario como algo primordial por encima de
las propias capacidades y habilidades de una persona. Además, mostrar que la
falta de dinero puede hacer que muchas personas no puedan aprovechar y
desarrollar al máximo sus talentos, al no poder optar a una educación superior,
pone sobre la palestra uno de los problemas a nivel mundial que aumenta año tras
año, y que probablemente muchos de nosotros hayamos sido testigos, o incluso,
que nos hayamos visto directamente afectados por este.
Uno de los aspectos más destacables del filme, es el gran uso de la cámara y el
color que se hace para mostrar las diferencias entre los hogares. Grandes
espacios vacíos y colores fríos acompañados de luz artificial, así se nos presenta
la casa de los Park, un lugar silencioso, aburrido, falso… un hogar de
desconfianza que, de no ser por los vanos esfuerzos de la dueña de la casa, ya se
habría derrumbado hacía tiempo. A este triste ambiente se le contrapone la casa
de los Kim, ese pequeño semisótano que utilizaban de refugio, que es mostrada a
lo largo de casi todo el filme con colores cálidos, y siempre con una o más
personas dentro de los planos, advirtiéndonos desde un principio la confianza,
cercanía y complicidad entre quienes la habitan. Fue realmente fascinante
presenciar la mezcla, degeneración y el intercambio final de ambos ambientes
entre las familias en el transcurso de la película.
Si tuviera que mencionar algo malo de este largometraje, pues probablemente me
enfocaría en las escenas finales. Pueden resultar un poco difíciles de seguir por
todo el frenetismo y los movimientos bruscos de la cámara. Otra cosa que quizás
podría mencionarse es el apartado musical y de idioma, el filme no cuenta
realmente con ninguna canción memorable, cosa que no es tan grave, y solo es
posible verla en su idioma original con la opción de subtítulos, aspecto que podría
molestar a cierto tipo de público.
Pero ¡ey!, si nada de lo que anteriormente dije te molesta, prepara esa cuenta de
Netflix porque “Parásitos” es la película ideal para que veas ese día de la semana
que tengas libre. Una curiosa experiencia que, además de hacerte pensar, te
dejará un buen sabor de boca. Y ojo, si ya la viste, recuerda que nunca está de
más volver a revisar una buena obra.

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