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Para los UNO es muy sano disfrutar de la vida como lo hacen los Siete.
Necesitan ser menos serios y participar en diversiones. Cuando empiezan a
gustar la diversión se hacen más bromistas y divertidos, lo que les ayuda a
aceptarse a sí mismos y a aceptar al mundo tal y como es. Dejan de usar un
humor cínico dirigido a llamar la atención a los que está mal.
Benefician al hacerse personas de cabeza. Necesitan aceptar las cosas tal como
son. Los UNO deben dejar que la realidad les hable tal como es, en vez de luchar
para hacerla siempre mejor. Así pueden escapar de la preocupación, la agitación
y la ansiedad. Adoptando la tendencia del SIETE a divertir y entretener a los
demás, desactivan su cólera y se adaptan mejor a su ambiente. Necesitan
concentrarse en ver lo bueno.
Ellos proyectan su autocrítica a los demás. Los demás ven a los Uno demasiados
exigentes. Los Uno tienen que confrontar al juez personal para disminuir su
autoridad. Como los Cinco, vivir su propia sensualidad y sentir sus emociones los
ayudará a centrarse. Como los Seis necesitan perder su miedo al placer.
Se juzgan a sí mismo de la misma manera que juzgan a los demás. El Uno tiene
que desactivar al juez. El juez que siempre exige más y mejor puede impedir el
desarrollo de una verdadera relación con el Dios de amor.
Lo institucional es muy importante para ellos, por eso no sería bueno animarlos a
desafiar normas eclesiásticas o de la comunidad o grupo al que pertenezcan
hasta llegar a un buen grado de libertad.
Mejor sería ayudarles examinar que prioridad dan a las normas que siguen.
Crecen cuando ven que no hay que reducir la vida espiritual a unas cuantas reglas.
Les ayuda examinar las razones por las cuales la autoridad juega un papel tan
importante en sus vidas y por qué están tan ansiosos de que los demás obedezcan
también las normas.
Les toca examinar los sentimientos relacionados con el perfeccionismo y la
aprobación o desaprobación de la autoridad.
Analizar su ira y darse cuenta de que lo que hacen es justificar su ira. Su ira
existe y puede ser una energía útil. Tienen que aprender a conocer sus
emociones y su cuerpo para familiarizarse con su ira y no ser atrapados por ella.
El Uno necesita ver que estaba engaňandose con respeto a su ira. Se había
convencido que era justo porque no sabía integrarla en su vida. Y es que la ira es
algo de que uno no puede librar. Los Unos sanos se dan cuenta que no es cuestión
de justificarla.