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El documento argumenta que la Navidad es una oportunidad para trascender más allá de nosotros mismos mediante el compartir, dar y amar a pesar de las circunstancias de la vida. Además, señala que en la sociedad predomina el individualismo, egoísmo e irrespeto en lugar de la sonrisa y transparencia del corazón, y que se ha convertido las intenciones materiales por sobre el verdadero significado de la Navidad: recordar el nacimiento de Jesús y sus enseñanzas de vida.
El documento argumenta que la Navidad es una oportunidad para trascender más allá de nosotros mismos mediante el compartir, dar y amar a pesar de las circunstancias de la vida. Además, señala que en la sociedad predomina el individualismo, egoísmo e irrespeto en lugar de la sonrisa y transparencia del corazón, y que se ha convertido las intenciones materiales por sobre el verdadero significado de la Navidad: recordar el nacimiento de Jesús y sus enseñanzas de vida.
El documento argumenta que la Navidad es una oportunidad para trascender más allá de nosotros mismos mediante el compartir, dar y amar a pesar de las circunstancias de la vida. Además, señala que en la sociedad predomina el individualismo, egoísmo e irrespeto en lugar de la sonrisa y transparencia del corazón, y que se ha convertido las intenciones materiales por sobre el verdadero significado de la Navidad: recordar el nacimiento de Jesús y sus enseñanzas de vida.
Periodista Según la RAE, trascender significa ir más allá de algo, y esta Navidad es una excelente oportunidad para conjugar ese verbo con los demás, en el compartir, dar y amar, porque después de todas las circunstancias que la vida ponga en nuestro camino, somos seres humanos capaces de ofrecer la mejor versión de nosotros mismos. Nuestro tiempo por este mundo es finito y no tiene sentido alguno detenernos por situaciones irrelevantes que poco aportan en nuestra edificación como personas, lo que realmente ayuda a nuestro crecimiento es aquello que transforma nuestra alma para volverla más capaz de ser mejores de lo que éramos ayer. En las calles, mercados, transporte público, vecindario y en resumidas cuentas, en nuestra sociedad, aflora tanta la individualidad, el egoísmo, el irrespeto, la maledicencia, el chisme, la hipocresía, el tirar la piedra y esconder la mano, y la violencia, que no somos capaces de mirar la vida desde otro ángulo y recordar que lo mejor que podemos esbozar es una sonrisa. No obstante, en los últimos años hemos convertido el escenario social en un enjambre de intenciones materiales al por mayor, donde no importa la transparencia del corazón sino el lujo y el tamaño del regalo bajo el árbol. Parece que hemos olvidado que la Navidad nos permite recordar el nacimiento del mejor ser humano de todos los tiempos: Jesús, cuyo ejemplo nos deben dejar algún aprendizaje de vida.