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El documento discute la reciente decisión del ministro del Interior de retirar la protección policial a los nuevos congresistas. Esto permitiría que 376 efectivos policiales regresen a las calles para mejorar la seguridad ciudadana. Solo se justifica la protección policial cuando la vida de alguien está en peligro, lo cual generalmente no es el caso de los congresistas. Además, dada la corrupción y la falta de coherencia de muchos congresistas, la ciudadanía está harta de que se gaste dinero público en su seguridad en lugar de combat
El documento discute la reciente decisión del ministro del Interior de retirar la protección policial a los nuevos congresistas. Esto permitiría que 376 efectivos policiales regresen a las calles para mejorar la seguridad ciudadana. Solo se justifica la protección policial cuando la vida de alguien está en peligro, lo cual generalmente no es el caso de los congresistas. Además, dada la corrupción y la falta de coherencia de muchos congresistas, la ciudadanía está harta de que se gaste dinero público en su seguridad en lugar de combat
El documento discute la reciente decisión del ministro del Interior de retirar la protección policial a los nuevos congresistas. Esto permitiría que 376 efectivos policiales regresen a las calles para mejorar la seguridad ciudadana. Solo se justifica la protección policial cuando la vida de alguien está en peligro, lo cual generalmente no es el caso de los congresistas. Además, dada la corrupción y la falta de coherencia de muchos congresistas, la ciudadanía está harta de que se gaste dinero público en su seguridad en lugar de combat
Periodista El reciente anuncio del ministro del Interior, Carlos Morán, respecto a que los nuevos congresistas no contarán con resguardo policial, ha desatado una polémica en la opinión pública. En total, serían 376 efectivos policiales que regresarían a las calles para reforzar la seguridad ciudadana, una vez aprobado el decreto supremo por el Ejecutivo. La seguridad policial solo se hace necesaria cuando la vida de una persona está en peligro, y ese no es el caso de los congresistas, salvo que el sujeto en cuestión reciba amenazas constantes y se vea obligado a pedir garantías. Los congresistas, como ocurre también en otros países de Sudamérica, desde hace varios años vienen siendo cuestionados porque incurrieron en actos de corrupción y la ciudadanía refleja un hartazgo político legítimo y comprensible. Para ganarse el respeto y la autoridad, los congresistas deben mostrar coherencia ante la población. Lamentablemente esto no ha ocurrido con muchos de ellos. Además, la inseguridad ciudadana es un flagelo que corroe nuestra sociedad. Por eso, resulta importante reforzar la seguridad en las calles y velar por el orden público. No es posible que despilfarremos el erario público dando seguridad a los congresistas y dejar que la delincuencia se apodere de nuestros espacios públicos.