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CIVIL-ÉNFASIS HIDRO-
AMBIENTAL
M Ó D U LO : H I D RO LOGÍ A U R BA N A
M O D ELO S D E F LUJO EN CA L L ES Y CR I T ER IO S
D E R I ES GO A S O CI A D O S
CARLOS CARO
Hay que tener en cuenta que normalmente las calles no se diseñan para conducir el agua de
lluvia en grandes cantidades sino que se diseñan para facilitar la circulación de automóviles y
vehículos en general.
Por esta razón es importante conocer no sólo los caudales, sino también los calados y
velocidades máximas que pueden alcanzarse en las calles en relación con una tormenta de un
determinado periodo de retorno.
De esta manera, surge el concepto de drenaje dual, que considera al agua generada por la lluvia
moviéndose en dos planos paralelos, uno subterráneo formado por el sistema de alcantarillado
y uno superficial formado por la red de calles
, ambos interconectados por medio de las bocas de tormenta o imbornales y donde se permite
el libre intercambio de flujo entre ambos planos y en todo momento.
Es necesario, por lo tanto, contar con criterios que acoten el caudal que puedan transportar las
calles en función de la restricción de los calados por un lado, de las velocidades por otro y de
combinaciones de calados y velocidades, para que este flujo no se convierta en un peligro para
las personas que las utilizan en situaciones especiales.
Se define como red de calles a un grupo de calles de longitud variable, que por tener distintas
direcciones se intersectan dando lugar a los cruces de calles.
Desde un punto de vista hidráulico, en una red de calles se distinguen dos tipos de elementos,
las calles por un lado, y los cruces por el otro. El flujo en las calles puede considerarse
unidimensional, mientras que en los cruces el flujo puede tener una estructura en general bi- o
tridimensional
Las calles a las que nos referimos son las que pertenecen a un área urbanizada, es decir, con
aceras y calzadas convenientemente revestidas con materiales de distintos tipos según el lugar
geográfico de que se trate, pero en general impermeables.
Sección transversal
Las secciones de las calles, generalmente están compuestas por los siguientes elementos: la
línea de edificación, la acera o vereda, el bordillo o cordón y la calzada
Sin embargo, si la forma de la sección así lo exigiera, podrá definirse un ancho de calle activo
que será el ancho que se considera que contribuirá activamente a la conducción del agua.
Esto sucederá, por ejemplo, cuando las aceras se encuentren muy elevadas con respecto a la
calle o se considere que el calado en ellas será muy pequeño comparado con el que se produzca
sobre la calzada. En esta circunstancia, el ancho de calle será la distancia entre bordillos.
Relación de aspecto
Se define como relación de aspecto la relación existente entre el ancho de la calle y el calado de
la escorrentía que por ella circula, b/y.
El cruce de calles es el lugar físico que es común a dos o más calles. En una primera
aproximación consideraremos sólo los cruces de dos calles, de modo que el cruce de calles
puede delimitarse en planta por la intersección de ambas calles.
En este caso el cruce será una superficie de forma cuadrangular cuyas aristas tienen la longitud
del ancho de las calles que lo forman, las que en general, tendrán el mismo orden de magnitud.
-Convergentes: el flujo entra por tres calles y sale por una (figura (a))
-Divergentes: el flujo entra por una calle y sale por tres (figura (b))
-Convergente y divergente: el flujo entra por dos calles adyacentes y sale por las otras dos
(figura (c))
El cruce divergente presenta un alto grado de dificultad de resolución, puesto que tendríamos
que resolver 3 caudales conociendo sólo uno y la geometría de las calles adyacentes. Este tipo
de cruce, aunque es posible que se presente, no será frecuente encontrarlo.
El tercer tipo de cruce, con flujo entrante por dos calles adyacentes y saliente por las restantes,
ha sido estudiado experimentalmente en el caso de flujos supercríticos, con ángulo recto y
calles de igual ancho y se cuenta con relaciones que ligan las potencias de los flujos entrantes
con los caudales de salida, para ese caso.
Para la resolución del flujo en los cruces se usa el enfoque experimental en un caso o un balance
de energía
Estas experiencias se recogen en Nania (1999), en donde se obtiene una relación entre la
potencia de los flujos de entrada y los caudales de salida
En la Figura, Wx y WT
se refieren a la
potencia del flujo de
entrada en la dirección
”x” y a la suma de
potencias de ambos
flujos de entrada,
respectivamente y Qsx
y QT se refieren al
caudal de salida por la
calle de la dirección ”x”
y la suma de caudales
de salida,
respectivamente.
El flujo circulante por calles y aceras debería ser tal que los parámetros hidráulicos de la
misma, calados, velocidades o combinaciones de los mismos, se mantuvieran por debajo de
ciertos valores límite aconsejables. No hay muchos trabajos referentes a criterios de
seguridad del flujo en zona urbana. Entre los encontrados en la bibliografía, podemos citar
los siguientes:
En calles de mayor importancia los criterios van siendo cada vez más restrictivos.
El Manual de Criterios Hidrológicos y de Diseño del Drenaje del Condado de Clark, Nevada,
EE.UU. (CCRFCD, 1999) establece que para las calles locales con anchos menores a 24 m, se
permite considerar un calado máximo sobre la parte más baja de la calle, normalmente junto al
bordillo, de 30 cm, para evaluar la capacidad de transporte de la misma.
Por otro lado, en zonas con riesgo de inundación, se establece que el nivel de piso terminado
en las viviendas deber ser como mínimo de 45 cm sobre el nivel de la parte alta del bordillo, o
bien, deberían estar protegidas contra inundaciones, lo que estaría aceptando en esas zonas, la
ocurrencia de calados de ese calibre.
En otras ciudades, como en Austin, Texas, se utiliza el criterio de dejar reservada una zona de la
calzada, la más alta, junto a la coronación, para la circulación de vehículos de emergencia. De
este modo no se define un calado máximo en forma explicita, sino que se hace implícitamente
definiéndolo como aquel que no supere la cota de la coronación de la calle, valor que puede
variar ampliamente en función del ancho de la calle y de las pendientes transversales que
posea
Este criterio, propuesto por Témez (1992), se utiliza en la definición de una zona de inundación
peligrosa. Témez define la zona de inundación peligrosa, como aquella en donde existe serio
riesgo de pérdida de vidas humanas o graves daños personales. Para que una zona merezca tal
calificativo, deben darse las condiciones desfavorables de calado y velocidad del flujo que se
definen en la figura
El límite de calados propuesto por Témez, de 1 m, podría resultar adecuado en su caso para el
análisis de vías de intenso desagüe y para evaluar el riesgo de pérdida de vidas, pero este calado
límite parece ser excesivo en zonas densamente pobladas, en las que un calado de esa
magnitud, sin tener en cuenta la velocidad, ocasionaría posiblemente no perdida de vidas pero
si cuantiosos daños materiales.
En cuanto a la velocidad límite de 1 m/s, cabe acotar que es el único criterio que se ha
encontrado que limita en algún momento la velocidad con independencia del calado.
El criterio de peligrosidad utilizado por Témez para velocidades entre 0,5 y 1 m/s, evaluado
como un producto límite de velocidad por calado de 0,5 m2/s es un criterio tomado
aparentemente de las experiencias de Abt et al. (1989), en donde se tuvieron en cuenta
velocidades del flujo de 0,36 a 3,05 m/s y calados de 0,49 a 1,2 m.
Por este motivo, estimamos que ese valor límite del producto de la velocidad por el calado
puede tomarse como criterio, por lo menos hasta velocidades de unos 3 m/s. Para estas
condiciones del flujo, Abt et al. encontraron que las personas perdían la estabilidad para
valores del producto velocidad por calado de 0,70 a 2,12 m2/s, dependiendo de la altura y
peso de las personas (a mayor producto peso por altura, mayor estabilidad). Teniendo en
cuenta estos valores, imponiendo un límite de 0,5 m2/s, independientemente del peso y altura
de las personas, estaríamos considerando coeficientes de seguridad de 1,4 a 4,2.
Siendo μ el coeficiente de fricción, que depende de los materiales del calzado y del suelo y del
estado de ambos, y P el peso de la persona. No se tiene en cuenta aquí el empuje vertical
hacia arriba generado por el volumen líquido desalojado por la parte sumergida del cuerpo.