Uso de antibióticos en pediatría
de atención primaria
INTRODUCCIÓN
Los antibióticos son uno de los grupos de fármacos más
prescritos por los pediatras de atención primaria. El 80-
90% de la prescripción antibiótica se realiza en la atención
primaria, por lo que es a este nivel donde es necesario rea­
lizar el mayor esfuerzo de educación y concienciación del
problema que representa un uso excesivo e inadecuado de
los antibióticos. La prescripción de antibióticos concierne
a todos los grupos de edad, pero es especialmente elevada
en los primeros años de vida, a pesar de que la mayor parte
de las infecciones adquiridas en este período son víricas.
El concepto de que los antibióticos no son fármacos útiles
en las infecciones víricas aún no está muy extendido en
la población. Los resultados de la encuesta poblacional
europea conocida como Eurobarómetro, en su edición
338 publicada en abril de 2010, demuestra que el 53%
de los europeos encuestados creen que los antibióticos
son efectivos contra los virus. Esta encuesta realizada en
la población adulta representa probablemente la visión
que los padres de nuestros pacientes tienen respecto a
la utilidad de los antibióticos. El 40% de la población
encuestada (53% en España) refirió haber tomado anti-
bióticos en el último año y más de un tercio lo hizo para
tratar infecciones víricas.
Los motivos que determinan que un pediatra prescriba un
antibiótico en un proceso probablemente viral son com-
plejos. En la mayoría de los casos se debe a la ausencia
de un diagnóstico etiológico del proceso infeccioso. En
atención primaria y, especialmente, cuando la consulta se
realiza en las primeras horas de evolución de la sintoma-
tología, no suele ser posible, en la mayoría de las ocasio-
nes, establecer la etiología de la mayoría de los cuadros
infecciosos que cursan con fiebre como único síntoma
inicial. En atención primaria se trabaja, por lo tanto, con
un alto grado de sospecha clínica y de incertidumbre.
Este hecho contrasta con el deseo y la necesidad de los
pacientes de saber con exactitud el origen y la causa de su
problema, y con la necesidad del profesional de diagnos-
ticar correctamente. En este contexto es frecuente que se
prescriban más antibióticos de los necesarios por una
actitud defensiva ante la incertidumbre y como una res-
puesta a la presión que las familias ejercen para recibir una
prescripción antibiótica.
La prescripción excesiva e incorrecta de antibióticos está
en la raíz de la aparición de las resistencias bacterianas. El
problema de las resistencias bacterianas se ha situado en
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Diego L. van Esso Arbolave
la agenda política europea y desde el 18 de noviembre de
2008 se celebra anualmente el día de la concienciación
sobre el uso de los antibióticos. La finalidad es realizar ac-
ciones que promuevan un uso racional de los antibióticos.
El reciente informe anual (2009) sobre la vigilancia de las
resistencias bacterianas en Europa pone de manifiesto que
lentamente se extienden los mecanismos de control de
esta problemática que, de no abordarse adecuadamente,
puede conllevar graves perjuicios para la salud de nues-
tros pacientes.
En este capítulo se aborda la problemática de la pres-
cripción excesiva de antibióticos desde la perspectiva de
los profesionales sanitarios y de los pacientes y la comu-
nidad. Asimismo, se resumen algunas pautas para un uso
racional de los antibióticos, así como las indicaciones y
dosis habituales de los antibióticos de uso frecuente en
atención primaria.
PRESCRIPCIÓN EXCESIVA
DE ANTIBIÓTICOS
La prescripción excesiva de antibióticos es un hecho bien
conocido, y ha sido analizado desde diversas perspectivas.
Analizarlo desde la del profesional sanitario que pres-
cribe y desde la del paciente que recibe el tratamiento es
útil para elaborar estrategias que permitan modificar este
consumo excesivo de antibióticos.
PERSPECTIVA DEL PROFESIONAL SANITARIO
Formación
Diversos aspectos de la formación médica continuada inci-
den en un uso, en ocasiones incorrecto, de los antibióticos
por parte de los profesionales.
La formación continuada posgraduada en microbiología
clínica y terapéutica antibiótica es escasa y, en ocasiones,
las fuentes de información que los profesionales utilizan
no están libres de sesgo. Existe poca información micro-
biológica de sensibilidad a los antibióticos de muestras re-
cogidas en atención primaria. En general, y salvo excepcio-
nes, cuando se autoriza un nuevo fármaco la información
que los profesionales reciben llega en primera instancia
de la industria farmacéutica. Los servicios de farmacia o
farmacología clínica de atención primaria, cuando emiten
recomendaciones, lo hacen, en general, con bastante re-
traso. El lanzamiento de un nuevo producto al mercado
es un momento determinante en el que el profesional 1001
1002 U t i l l a j e y p r o c e d i m i e n t o s e n l a c o n s u lta p e d i át r i c a e n at e n c i ó n p r i m a r i a
sanitario tiene que decidir si incluirá o no este producto en
su arsenal terapéutico y el lugar asignado al mismo. Debe,
por lo tanto, decidir en qué circunstancias lo utilizará y
cuál o cuáles son los productos que dejará de recetar en
función de la nueva alternativa que se le ofrece. En muchas
ocasiones, la información proviene exclusivamente de la
industria farmacéutica y, por lo tanto, no existe suficiente
capacidad crítica para tomar una correcta decisión.
Las acciones tendientes a mejorar la prescripción de los
antibióticos en atención primaria requieren una continui-
dad en el tiempo y con excesiva frecuencia son erráticas
y no continuas, perdiendo buena parte del impacto que
podrían conseguir.
Para obtener resultados a medio y largo plazo es necesario
que la formación continuada en prescripción antibiótica
sea de obligado cumplimiento y actualizada periódica-
mente.
Experiencia previa
La experiencia previa es, en la práctica médica, un elemen-
to de vital importancia. Todos los profesionales, confor-
me pasan los años de ejercicio profesional, consolidan
determinados criterios o prácticas. Una vez instaurados,
la resistencia al cambio es elevada. En este sentido, el ar-
gumento «a mí me va bien» suele ser contundente frente
a nuevas recomendaciones, incluso si las mismas están
sólidamente refrendadas por la literatura médica. Si bien
hay que admitir que los resultados publicados a partir de
un estudio, en general, no suelen ser lo suficientemente
convincentes para inducir cambios en la práctica médica
individual (especialmente en profesionales que llevan
años de ejercicio y que han visto idas y venidas en las
recomendaciones), no es menos cierto que hoy contamos
con revisiones sistemáticas con metodología contrastada
que permiten incorporar nuevos criterios con suficiente
garantía de estar realizando la mejor práctica clínica ba-
sada en la evidencia disponible.
Un ejemplo sobre el fuerte arraigo de la «experiencia pre-
via» puede ser muy esclarecedor: el empleo de amoxicilina
más ácido clavulánico en el tratamiento de la faringitis es-
treptocócica no se asocia a fracasos y, por lo tanto, el pedia-
tra que así prescribe estará convencido de su buen hacer y
valorará dicho tratamiento como muy eficaz. Sin embargo,
la ausencia de resistencias del estreptococo b-hemolítico
del grupo A a la penicilina y a la amoxicilina no justifica
que en esta indicación se utilice amoxicilina más ácido
clavulánico como primera elección. El tratamiento con pe-
nicilina oral o amoxicilina garantiza una tasa de curación
similar con una menor frecuencia de efectos secundarios
y un menor coste. No obstante, el profesional que se basa
excesivamente en el argumento de su experiencia previa
continuará utilizando amoxicilina más ácido clavulánico,
a pesar de las evidencias de que no es necesario emplear
este antibiótico en esta indicación.
Dificultades diagnósticas
La propia evolución de muchas enfermedades infecciosas
frecuentes en pediatría, caracterizadas por un período fe-
bril inicial en el que apenas existen síntomas adicionales,
dificulta establecer un diagnóstico preciso más allá de
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fiebre sin foco, período de incubación, proceso viral ines-
pecífico, etc. Incluso en etapas más avanzadas, en muchas
ocasiones resulta difícil, basándose únicamente en criterios
clínicos, distinguir entre proceso viral y bacteriano.
En los últimos años se constata que la población consulta
cada vez más precozmente ante el síntoma de fiebre. No es
infrecuente encontrarse frente a un paciente que presenta
fiebre, como único síntoma, de 1 o 2 h de evolución. En
una proporción no desdeñable de casos se produce, en
estos pacientes, una segunda y hasta tercera consulta,
no siempre con el mismo profesional, en el plazo de las
siguientes 24-48 h. Finalmente, la prescripción de un anti-
biótico de amplio espectro se presenta como la salida más
fácil para contener la ansiedad familiar (y a veces también
médica) en estos casos.
Las pruebas de detección rápida para detección de estrep-
tococo b-hemolítico del grupo A en faringe han comen-
zado a utilizarse en servicios de urgencias y consultas de
atención primaria. Sin embargo, su uso dista aún mucho
de ser generalizado.
Las pruebas de detección rápida para virus aún no se uti-
lizan de forma rutinaria. Se argumenta, erróneamente,
que la mayoría de estas enfermedades son autolimitadas
y no requieren tratamiento y que, por lo tanto, no es tan
importante realizar un diagnóstico etiológico. Muchos
profesionales de atención primaria discrepan con este
concepto al haber constatado que un paciente con un
diagnóstico etiológico consulta menos frecuentemente
y sigue mejor las recomendaciones, incluso cuando las
mismas sean simplemente antitérmicos y reposo.
Un número reducido de pruebas complementarias
tradicionales (como sedimento de orina/urinocultivo,
hemograma completo/hemocultivo o PCR), así como
exploraciones radiológicas como una radiografía de tórax,
permitirían orientar mejor a muchos pacientes. Lamen-
tablemente, la mayoría de ellas no están fácilmente al
alcance del pediatra de atención primaria, ya que implican
una derivación, en la mayoría de las ocasiones al ámbito
hospitalario.
PERSPECTIVA DEL PACIENTE
Y LA COMUNIDAD
Hace muchos años que los pacientes han dejado de ser
«pacientes» y han pasado a ser «usuarios» o, desde una
perspectiva menos «oficial», han pasado a ser personas que
participan activamente en la decisión sobre el tratamiento
de sus dolencias. En el caso de los niños, este papel lo
desempeñan los padres.
Conocimientos (educación sanitaria)
La educación sanitaria específica sobre el correcto uso de
antibióticos es escasa en la población general. Como se
ha constatado recientemente (Eurobarómetro 338 pu-
blicado en abril de 2010), más de la mitad de las personas
encuestadas creen que los antibióticos son útiles en las
enfermedades víricas. Existe una «cultura del antibiótico»,
seguramente basada en una mitificación de las virtudes y
utilidades de estos fármacos. En los países del área medite-
rránea (España, Italia, Grecia) el uso de antibióticos está

mucho más extendido que en los países nórdicos (Holan-
da, Suecia, Dinamarca). En los últimos años ha disminuido
la facilidad para obtener estos medicamentos de forma más
o menos libre en las oficinas de farmacia. Sin embargo, aún
es habitual la automedicación con antibióticos.
Experiencia previa
Si la experiencia previa constituye un elemento importante
en la práctica médica, es aún mucho más importante en
la biografía del paciente. El haber iniciado un tratamiento
antibiótico después de 3 días de fiebre alta y observar
que en menos de 24 h esta ha desaparecido, o el haber
tomado un antibiótico el primer día de fiebre en un res-
friado común y observar que la fiebre solo dura 2 o 3 días,
no hace sino aumentar la mitificación sobre las virtudes
de los antibióticos. En general, se observa una tendencia a
«repetir» en automedicación pautas de tratamiento que la
familia, con el correr de los años y los subsiguientes hijos,
ha constatado como útiles.
Expectativas del paciente
El cumplimiento de las expectativas del paciente, cuales-
quiera que sean, constituye un factor clave en el éxito de
la relación médico-paciente. Estas expectativas pueden in-
cluir, evidentemente, la prescripción de un antibiótico. Las
expectativas suelen ser previas a la entrada en la consulta y,
en muchas ocasiones, no son ni siquiera verbalizadas por
la familia. Se trata, por lo tanto, en el caso que nos ocupa,
de una expectativa de una receta de un antibiótico, que
de no producirse, dificulta la continuidad y la confianza
necesarias en toda relación médico-paciente. En ocasiones,
y especialmente cuando no se trata de un paciente habi-
tual, la expectativa es tan importante y la capacidad de
incorporación de nueva información tan baja que resulta
prácticamente imposible resolver la situación sin un cierto
grado de frustración de alguna de las partes.
Las expectativas de los padres también están condiciona-
das por su propia realidad en el momento de realizar la
consulta para su hijo. Así, en los casos de un cuadro cata-
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.
rral de vías altas que afecta a varios miembros de la fami-
lia, algunos de los cuales ya han recibido un tratamiento
antibiótico de manos de un facultativo, la posibilidad
de explicar la incorrecta prescripción antibiótica y la no
necesidad del mismo se ve claramente reducida. Estas
situaciones se pueden abordar mejor en el contexto de
una relación profesional ya consolidada, en la que tanto
el profesional como la familia se conocen bien y donde
las expectativas tienen límites más claramente definidos.
Existen muchas dificultades para hacer un uso restrictivo
de los antibióticos y demasiadas «tentaciones» para re-
alizar una prescripción laxa de los mismos. Una tradición
de prescripción laxa, históricamente frecuente en nuestro
medio, es en parte la responsable de que el usuario tenga
una postura favorable al consumo de antibióticos, y que
aquellos profesionales que intenten poner en práctica una
postura más restrictiva respecto al mismo corran el riesgo
de un cierto rechazo por parte de los pacientes.
Se observa, no obstante (y este dato es francamente alen-
tador), una proporción cada vez mayor de profesionales
preocupados por este tema, así como un número creciente
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de pacientes sensibilizados frente al uso o abuso de los
antibióticos. Cada vez es más frecuente encontrar padres
que recelan o bien rechazan una prescripción sistemática
de antibióticos indicados rutinariamente ante el menor
síntoma de sospecha de infección.
Aunque no haya un amplio consenso sobre los criterios
que hacen aconsejable la utilización de antibióticos en
distintas circunstancias clínicas (especialmente cuando se
trata de procesos inicialmente virales, pero que son sus-
ceptibles de complicaciones bacterianas), sí que se han pu-
blicado normas y recomendaciones para un uso racional
de los antibióticos, que se resumen a continuación.
UTILIZACIÓN RACIONAL
DE ANTIBIÓTICOS EN ALGUNAS
ENFERMEDADES
RESFRIADO COMÚN
Las infecciones respiratorias, consideradas de forma global,
son la causa más frecuente de utilización de antibióticos
en pediatría. Por lo tanto, tener criterios claros sobre su
utilización en estas infecciones es muy importante.
El resfriado común es una entidad producida por virus
(más de 200 virus pueden ser causa del resfriado común),
generalmente rinovirus, coronavirus, parainfluenza y virus
respiratorio sincitial. A pesar de que el tratamiento antibió-
tico no tiene ninguna utilidad en el resfriado común, sí es-
tá indicado en las complicaciones del mismo, fundamen-
talmente la sinusitis aguda. Es importante remarcar que la
presencia de rinorrea mucopurulenta por sí misma, y en
ausencia de otros síntomas, no es un criterio de indicación
de tratamiento antibiótico. La rinorrea mucopurulenta
es parte de la evolución normal del resfriado común y, si
ocurre en el lapso de 7 a 10 días de iniciado el cuadro, no
es criterio para indicar un tratamiento antibiótico.
La persistencia de los signos y síntomas propios del res-
friado común más allá de los 10 días de iniciado el cua-
dro puede sugerir el diagnóstico de sinusitis aguda. La
presencia de fiebre más allá de 3 días (especialmente si es
elevada), o después de un intervalo afebril de al menos
48 h; la aparición de fiebre al menos 2 días después del
inicio de los síntomas del resfriado común, así como la
presencia de tos (fundamentalmente diurna) son criterios
utilizados para diagnosticar sobreinfección bacteriana
y/o sinusitis aguda y, por lo tanto, iniciar un tratamiento
antibiótico adecuado a este diagnóstico.
OTITIS MEDIA AGUDA
En 2004 la American Academy of Pediatrics (AAP) publicó
una guía de práctica clínica sobre diagnóstico y tratamien-
to de la otitis media aguda (OMA) con la finalidad de
establecer unos criterios bien definidos para identificarla
y disminuir el sobrediagnóstico de esta entidad. En dicho
informe se propone que el tratamiento antibiótico se siga
en función de la edad de los pacientes y la certeza o no del
diagnóstico. Así, en los menores de 6 meses se recomienda
tratamiento antibiótico a todos los pacientes, entre los
6 meses y los 2 años únicamente si el diagnóstico es seguro
y, en caso de dudas diagnósticas, solo debería instaurase
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tratamiento antibiótico en pacientes con enfermedad
grave, recomendándose en el resto conducta expectante.
En los mayores de 2 años solo se deberían tratar, según
estas recomendaciones, los niños con diagnóstico cierto
y enfermedad grave, mientras que si la enfermedad es
más leve o el diagnóstico no es seguro, está indicada la
conducta expectante. Las características que definen la
enfermedad grave son otalgia moderada o intensa con
fiebre igual o superior a 39 °C. El diagnóstico de certeza re-
quiere la existencia de derrame en el oído medio, el inicio
brusco del cuadro y la presencia de signos y síntomas de
inflamación en el oído medio. Es sabido que, al menos en
nuestro medio, los criterios en los que se basan los pedia-
tras son bastante menos definidos. La principal virtud de
las recomendaciones de la AAP es que puso de manifiesto
que no es necesario tratar con antibióticos todas las OMA
y que es necesario valorar la edad del paciente y la grave-
dad de la sintomatología, y no únicamente la imagen otos-
cópica. En 2007 se publicó en España un consenso sobre
el tratamiento de la OMA que, basándose en los criterios
de la AAP, también propone un uso restrictivo de los an-
tibióticos. Este consenso tampoco ha logrado implantarse
de forma sistemática, pero seguramente ha contribuido a
que, al menos en los últimos años, se observe que no todas
las OMA se tratan con antibióticos.
En todos los casos deberá realizarse un tratamiento analgé-
sico-antiinflamatorio y ofrecer la posibilidad de contacto
posterior con el pediatra para reevaluar la evolución en
función de las circunstancias. La conducta expectante so-
lamente debe realizarse cuando es posible garantizar un
control de la evolución posterior del paciente.
FARINGITIS AGUDA
La faringitis aguda continúa siendo el diagnóstico pediá-
trico para el que más antibióticos se indican, a pesar de
las evidencias de que solamente una proporción estima-
da en el 15-25% de los casos es debida a estreptococo
b-hemolítico (única situación en la que está indicado
un tratamiento antibiótico). La principal dificultad en
racionalizar el consumo de antibióticos en esta entidad
es la escasa tradición en el empleo de pruebas rápidas de
detección faríngea del estreptococo y las dificultades de ra­
pidez inherentes al cultivo de frotis faríngeos. No obstante,
en los últimos años se está empezando a extender el uso
de los test rápidos de detección de estreptococo y, con
ello, la cultura de tratar únicamente los casos confirmados
etiológicamente y no tratar en función de la existencia o
no de exudado amigdalar, hecho que no permite inferir
la etiología del cuadro. En ausencia de estas pruebas de
detección rápida y cuando el diagnóstico se basa única-
mente en la sintomatología, debe tenerse en cuenta que
la presencia de rinorrea, afonía, conjuntivitis y diarrea
orienta a una etiología vírica.
BRONQUITIS AGUDA
La bronquitis aguda es una enfermedad causada por virus.
La utilización de antibióticos en los cuadros catarrales de
vías altas que cursan con tos y que, en ocasiones, no son
fáciles de distinguir de una bronquitis aguda sin sibilan-
cias no previene las complicaciones bacterianas como la
neumonía. La utilización de antibióticos debe evitarse en
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los cuadros de tos de menos de 10-14 días en un niño con
buen estado general y sin signos físicos de neumonía. Las
recomendaciones publicadas señalan que debe conside-
rarse el uso de antibióticos ante la sospecha de neumonía
por signos auscultatorios, por radiografía de tórax, o por
presencia de taquipnea y mal estado general. Los cuadros
de tos prolongada de más de 10-14 días de evolución
pueden hacer sospechar una sinusitis y la necesidad de un
tratamiento antibiótico. Si las características específicas de
la tos hacen sospechar un cuadro de tos ferina, también de-
berán administrarse antibióticos (macrólidos), lo mismo
que en el caso de sospecha de infección por micoplasma.
Es importante transmitir a las familias la posible evolución
de los síntomas y un plazo realista de desaparición de la
sintomatología de tos, que suele ser de al menos 7-10 días.
Es necesario desmitificar definitivamente el concepto de
que la mucosidad verdosa indica «sobreinfección» y que,
por lo tanto, precisa administración de antibióticos.
DOSIS E INDICACIONES
DE ANTIBIÓTICOS DE MAYOR
UTILIZACIÓN EN ATENCIÓN PRIMARIA
PENICILINA G
● Penicilina G benzatina: 50.000 U/kg/día, dosis única
por vía intramuscular (i.m.).
● <25-30 kg: 600.000 U; >25-30 kg: 1.200.000 U.
● Indicación: faringitis estreptocócica cuando no se tolere
la vía oral o cuando haya dudas sobre el cumplimiento.
PENICILINA V
● Fenoximetilpenicilina potásica: 25-50 mg/kg/día por
vía oral (v.o.) en dos dosis.
● <25-30 kg: un sobre de 250 mg/12 h durante 10 días.
● >25-30 kg: dos sobres de 250 mg (500 mg)/12 h du-
rante 10 días.
● Continúa siendo el tratamiento de elección en la fa-
ringoamigdalitis aguda de etiología estreptocócica. La
presentación en sobres y su sabor dificultan su admi-
nistración en niños pequeños.
AMOXICILINA
● 40 mg/kg/día cada 8 h v.o.; 80 mg/kg/día cada 8 h v.o.
● >35 kg: 500-1.000 mg/8 h.
● Es probablemente el antibiótico más empleado en
pediatría. Indicaciones: amigdalitis (40 mg/kg/día),
otitis media aguda, sinusitis y neumonía (80 mg/kg/
día en los tres casos). Efectos secundarios escasos; en
general, bien tolerada.
AMOXICILINA + ÁCIDO CLAVULÁNICO (4:1)
● 40 mg/kg/día (dosis referida al componente amoxici-
lina) cada 8 h v.o.
● >35 kg: 500 mg/8 h. Contiene 125 mg de ácido clavu-
lánico.
● Indicación: otitis media aguda, sinusitis aguda, neumo-
nía, infección urinaria, heridas infectadas y profilaxis
antibiótica en mordeduras humanas y de animales
domésticos. Efectos secundarios gastrointestinales más
frecuentes que con amoxicilina. La presentación 8:1 ha
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disminuido considerablemente el uso de esta presen- ● Indicación: cefalosporina de tercera generación de

tación, que tiene peor tolerancia gastrointestinal. una sola toma al día. Indicaciones similares a la
cefuroxima.
AMOXICILINA + ÁCIDO CLAVULÁNICO (8:1)
● 40-80 mg/kg/día (dosis referida al componente amo- ERITROMICINA
xicilina) cada 8 h v.o. ● 30-50 mg/kg/día cada 8-12 h.
● Indicación: otitis media aguda, sinusitis aguda, neumo- ● >30 kg: 500-1.000 mg/8-12 h.
nía. La presentación 8:1 ha desplazado a la presenta- ● Indicaciones: neumonía en mayores de 5 años, tos feri-
ción tradicional, dado que puede dosificarse a 80 mg/ na, alérgicos a penicilinas.
kg/día sin un aumento significativo de los efectos
secundarios. JOSAMICINA
● 30-50 mg/kg/día cada 12 h v.o.
CLOXACILINA ● Indicaciones: amigdalitis (alternativa al tratamiento
● 50-100 mg/kg/día cada 6-8 h v.o. con b-lactámicos), neumonía, tos ferina, alérgicos a
● >35 kg: 500-1.000 mg/6-8 h. penicilinas.
● Indicación: principal y única profilaxis y tratamiento de
las infecciones por Staphylococcus aureus. Sus principales CLARITROMICINA
inconvenientes son la falta de presentaciones pediá- ● 15 mg/kg/día cada 12 h v.o.
tricas adecuadas para todas las edades. ● >30 kg: 250-500 mg/12 h.
● Indicaciones: neumonía, tos ferina, alérgicos a penicilinas.
CEFADROXILO
● 30-50 mg/kg/día cada 12 h v.o. AZITROMICINA
● >35 kg: 500-1.000 mg/12 h. ● 10 mg/kg/día cada 24 h durante 3 días.
● Indicación: útil en el tratamiento del impétigo cuando ● Pauta alternativa: 10 mg/kg/día el primer día y 5 mg/
se requiere un antibiótico por vía general. Tratamiento kg/día del segundo al quinto día.
de la infección urinaria. Faringitis recidivantes. ● >50 kg: 500 mg/día durante 3 días.
● Indicaciones: OMA en alérgicos a penicilinas y/o fracaso
CEFUROXIMA AXETILO terapéutico con b-lactámicos. Tos ferina.
● 15-30 mg/kg/día cada 12 h v.o.
● >35 kg: 250-500 mg/12 h. COTRIMOXAZOL (TRIMETOPRIM-
● Indicación: alternativa en caso de tratamiento corto (5 SULFAMETOXAZOL; 1:5)
días) de la amigdalitis por estreptococo b-hemolítico ● 8 mg/kg/día (dosis referida al componente trimeto-
del grupo A, y OMA. prim) cada 12 h v.o.
● 40 mg/kg/día (dosis referida al componente sulfame-
CEFONICID toxazol) cada 12 h v.o.
● 50 mg/kg/día cada 12-24 h i.m. ● >40 kg: 160 mg trimetoprim: 800 mg sulfametoxazol
● >25-30 kg: 1 g/día. cada 12 h.
● Indicaciones semejantes a cefuroxima, si no se tolera ● Indicación: infección urinaria.
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

la vía oral.
RIFAMPICINA
CEFPODOXIMA PROXETILO ● 20 mg/kg/día v.o.
● 8 mg/kg/día cada 12 h v.o. ● >30 kg: 600 mg/12 h.
● >25-30 kg: 200 mg/12 h. ● Indicaciones: profilaxis de los contactos de meningi-
● Indicaciones semejantes a cefuroxima. Alternativa al tis meningocócica (cada 12 h, durante 2 días) y por
tratamiento con amoxicilina o amoxicilina + ácido H. influenzae tipo B (cada 24 h, durante 4 días).
clavulánico en la OMA por su actividad frente a neu-
mococo y Haemophilus influenzae. FOSFOMICINA TROMETAMOL
● <12 años: 2 g en dosis única repetible a las 24 h v.o.
CEFIXIMA ● >12 años: 3 g en dosis única repetible a las 24 h v.o.
● 8 mg/kg/día cada 12-24 h v.o. ● Indicación: infección urinaria de vías bajas (cistitis) de
● >12 años o 50 kg: 400 mg/día (dosis máxima permitida). la niña mayor.
● Indicación: infección urinaria. Alternativa (uso restrin-
gido) en caso de requerir un tratamiento corto en la BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
amigdalitis estreptocócica, especialmente en cuadros
American Academy of Pediatrics and American Academy of Family Physicians. Sub-
recurrentes. committee on Management of Acute Otitis Media: Diagnosis and management
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