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En el año 1982 el Reino Unido se encontraba en una difícil situación económica, el Partido
Conservador que estaba en el poder sufría un notorio desgaste, la popularidad de su primera
ministra, Margaret Thatcher, estaba en descenso y en ese tiempo había huelgas en las minas
de carbón.1718
Al creciente descontento laboral en ese país, los jefes de la Marina Real británica se veían
preocupados por inminentes planes de reducción de la flota, en el contexto de la Guerra Fría.
Preguerra de la Argentina
Tras la recuperación de las islas, algunas fuentes incidieron en la posibilidad concreta de que
la Argentina tuviese también por objetivo a medio plazo invadir los archipiélagos al sur
del canal Beagle, en disputa con Chile, a fin de solucionar el conflicto del Beagle. Este se
encontraba en esos momentos bajo una mediación del papa Juan Pablo II, por la cual ambos
gobiernos se comprometieron a no hacer uso de la fuerza y a abstenerse de tomar medidas
que turbasen la armonía entre las dos naciones.28
Véanse también: Crisis entre Argentina y Chile de 1978 y Operación Soberanía (Argentina).
Inicio
Crisis de los chatarreros
El 19 de marzo de 1982, 41 trabajadores de la Compañía Georgias del Sur S. A., del
empresario argentino Costantino Davidoff, arribaron a Puerto Leith en el barco ARA Bahía
Buen Suceso (B-6). El izamiento de la bandera argentina devino en una crisis internacional.29
Una noticia de la televisión británica, según la cual dos submarinos nucleares británicos
habían zarpado de Gibraltar hacia el Atlántico Sur, habría alertado a los mandos argentinos.30
En este sentido, evitando comprometerse en un desembarco amenazado por dos submarinos
nucleares enemigos y en una actitud de «ahora o nunca», la Junta Militar dispuso la ejecución
del desembarco estableciendo el Día D entre el 1 y 3 de abril de 1982.3031
Operación Rosario
Esta sección es un extracto de Operación Rosario[editar]
Negociaciones diplomáticas
El 8 de abril el Gobierno federal de los Estados Unidos envió al secretario de
Estado Alexander Haig para acercar a ambos bandos.51 Haig se reunió con Galtieri el 10 de
abril en la Casa Rosada con la compañía de Vernon Walters. El secretario estadounidense
advirtió a Galtieri que si insistía con mantener un gobernador argentino en las islas, habría
guerra, y que en ese caso los británicos ganarían por sus fuerzas superiores.52 Después de la
reunión, Galtieri salió al balcón frente una multitud y atizó el conflicto con una oración que
patentó su rol en el conflicto: «¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!».53 Los
jefes militares argentinos ignoraban claramente la superioridad de las FF. AA. británicas a las
argentinas en cuanto a tecnología y profesionalismo.54
Argentina se veía condicionada por la Resolución 502; si retiraba sus fuerzas de los
archipiélagos, el Reino Unido debería detener el avance de la Fuerza de Tareas 317 y
Margaret Thatcher no estaba dispuesta a negociar con argentinos en las islas.55
El 14 de abril el periodista estadounidense Carl Bernstein, a través de ABC News, reveló a la
audiencia que Estados Unidos estaba brindando información satelital de inteligencia a la flota
británica.56 El secretario de Estado de Asuntos Latinoamericanos, Thomas Enders, negó tal
afirmación ante el embajador argentino Esteban Takacs. Los funcionarios argentinos solo
renegaron el ostensible apoyo estadounidense a la expedición británica.56
El 15 de abril Reagan y Galtieri conversaron telefónicamente por segunda vez.57 El dictador
argentino manifestó a Reagan su preocupación por el avance de la flota británica hacia el
Atlántico Sur e insinuó la posible intervención de un país del Bloque del Este.58 Pero, ambos
líderes coincidieron en que una guerra en el hemisferio occidental entre dos países amigos de
EE. UU. perjudicaría a ambos países en pugna y solo beneficiaría a la Unión Soviética.59 El
presidente estadounidense le prometió neutralidad en tanto que las negociaciones
continuaran.60
El 28 de abril el órgano consultivo del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)
aprobó por 17 votos y 4 abstenciones —Estados Unidos, Colombia, Chile y Trinidad y Tobago
— una resolución de nueve puntos que urgía a Reino Unido a cesar las hostilidades y a
Argentina a procurar no empeorar la situación.61
El 30 de abril Estados Unidos clarificó su posición. Haig anunció que las negociaciones no
habían logrado una solución, al tiempo que el Gobierno argentino había rechazado la última
propuesta estadounidense. También informó la suspensión de asistencia militar a Argentina y
medidas económicas punitivas. También informó que su país satisfaría los requerimientos de
armamento de Reino Unido. En este punto, el secretario de Estado aseguró que Estados
Unidos no participaría en forma directa del conflicto. Ronald Reagan por su parte tachó a
Argentina como «país agresor». El ministro Costa Méndez solo alcanzó a declarar que
Argentina no había rechazado la propuesta estadounidense sino que solo la había objetado.62