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Introducción
Esta pieza para clarinete solo es el tercer movimiento del Quartour pour la fin du temps de
Oliver Messiaen, una obra para piano, chelo, violín y clarinete. Fue compuesta durante la
Segunda Guerra Mundial, en un campo de prisioneros de guerra en Alemania. La peculiar
formación elegida por Messiaen se debe a que estos eran los instrumentos que tocaban los
únicos músicos que se encontraban en el campo con él. La obra se estrenó en el propio campo,
en 1941.
Este tercer movimiento fue el primero que se compuso, en un principio como una pieza
independiente, añadiéndose el resto de movimientos más adelante. Además, tiene la
importancia de ser la primera composición de Messiaen donde se imita el canto de los pájaros,
lo que acabaría siendo un rasgo representativo de su estilo.
Por último, es importante señalar que el nombre de la propia obra, cuya traducción sería
Cuarteto para el fin del tiempo nos da mucha información sobre la propuesta compositiva de
Messiaen. En el manuscrito original, el compositor escribió una cita bíblica sacada del
Apocalipsis: “Ya no habrá más tiempo”. Se trata de una declaración de intenciones sobre una
nueva concepción del tiempo musical, que aboga por una métrica no regular.
ANÁLISIS
Aunque encontramos líneas divisorias, y por tanto, compases, no existe una regularidad
métrica, sino que cada compás tiene una duración diferente. Por tanto, debemos tomar la
división por compases como una guía para la estructuración del discurso y el análisis, pero
nunca como un indicativo de regularidad.
SECCIÓN 1
-B: compases 6- 10
La parte A está compuesta por una misma frase que se repite, y que orbita sobre Fa # como
nota principal. El ámbito es reducido, con intervalos no muy amplios. Podríamos dividir la línea
melódica en las siguientes células:
Encontramos una fórmula rítmica característica que se aparecerá a lo largo de toda la obra, y
se trata de la alternancia de corcheas con semicorcheas. Esta célula suele indicar el final de
una división, y se relaciona siempre con intervalos de cuarta o quinta.
En los dos últimos compases de B encontramos un elemento que tiene una clara función
estructural a lo largo de la obra. Se trata la utilización de un gran crescendo en una nota muy
larga. Esto se utilizará a lo largo de la obra como fórmula de unión entre unas partes y otras.
-D: compás 24
E: compases 25-29
La primera subdivisión comienza con un cambio de tempo. Aparece una célula melódica en
forte, caracterizada por los acusados cambios de registro, que se repite en pianísimo, a modo
de eco. La segunda subdivisión tiene como peculiaridad la alternancia de dos tipos de
articulación: el subrayado y el acento. Por último, la tercera subdivisión nos presenta dos
partes claramente diferenciadas, separadas por la barra de compás. En la primera
encontramos tres notas con forte-piano y subrayado, y en la segunda, con un gran contraste
de articulación, encontramos un trino que se va ralentizando por medio de un alargamiento de
la métrica.