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Tanto que decir desde acá, un silencio helado me llena los dedos de estrellitas azuladas,

interrupido apenas por Spinetta que suena tenue como una semiconfidencia del mundo real,
pero hoy quería hablar de otra cosa y no tanto de la realidad pesarosa de las cosas, y como
llevo parado de muy temprano porque no he logrado conciliar el sueño.

Y como un día un grande Cronopio creyó haberse parado con el mundo corrido, hoy tengo
mis dudas de si cuando me vaya a cepillar los dientes si acaso el dentífrico está lleno de
café o que hablar de Papá, ya no sea hablar de Papá sino hablar de des-articulaciones
inconscientes, o hablar de tuberías dañadas y baldosas sueltas, que ya hablando de eso a
Papá le pasa algo, un problema que desde hace años... Cada mes que en casa de Papá
una tubería se daña, y Papá tan tozudo, tan testarudo, no le queda remedio que romper
paredes, pisos, techos, derrumba entonces media casa, y ese no es el problema de tanto,
con una llave inglesa procede a desgajar la sección atrofiada, incurre en una búsqueda de
uniones, codos y tuberías nuevas, paseándose por ferreterías. Al mes el mismo problema, y
derrumba media casa, yo alguna vez escuché de lo peligroso que eran las filtraciones, que
podrían humedecer paredes, derribar casas, hasta ahora no lo había comprobado tan bien.

Que frío hace, provocaría café hirviendo o simplemente cerrar la ventana, eso no sucederá,
estos pensamientos te dejan inmóvil mucho tiempo, y es tanto, uno no sabe, pero hablando
de Papá, el problema no son las tuberías, tal vez las baldosas, que un día estaban
almorzando, y derrepente fue la primera vez, se escuchó el golpe, como si la tierra formara
una cordillera, como de temblor de, y todos abajo de marcos de puertas, y el pánico, no era
ningún sismo, a los días lo supimos cuando en la planta alta una sección de baldosas se
había despegado, entonces Papá procedió metódico, como si de armar motores se trata,
porque eso hace también Papá, tratando de salvar las que no habían partido, yendo a
comprar más cerámica, y pego, para una inventiva, empresa que mensualmente le colma la
paciencia, y pegar todo nuevamente, buscando ahorrarse la plata, porque siempre es bueno
ahorrarse dice, y no está demás pegar las baldosas en vez de llamar a alguien que bueno. y
al mes pasa que otro pedazo y así duró hasta hace poco, poco digo, que yo estaba pintando
justamente a Papá y se escuchó el golpe desde arriba, en eso me miró con esa cara de
perro perdido que pone cuando no hay más remedio que llorar, no le dije nada y fue a su
cuarto lentamente por la puerta, subí a ver que era y una gran sección, quité las que pude y
pensando todo el tiempo en ese triste Papá que tiene tanta maña, cuando por fin me lo
encontré —¿Y fue mucho? -me dijo- ​pues sí pá​ Pero el problema digo, si es que hay,
porque desde acá hasta abro la puerta y me consigo con Papá, o entro en la sala y resulta
la cocina, o el reloj me marca el día de ayer pero de hace dos años y en eso sí que hay que
tener cuidado con Papá porque cuando le pasa se pone rojo, tan encolerizado, mañoso, ​que
hijo de puta eres tú pareciera que nadie te hubiera criado y no termina, porque cada vez
peor y Adrian traeme la LLave inglesa que no está haciendo nada​ y no mide sus palabras
como no mide los meses, ni la duración de la reparaciones, y soluciones definitivas no
caben, y es complicadisimo escapar de no sentirse en una masa informe fundida de
situaciones y uno aquí como un pedazo heterogéneo dentro de esto que tal vez sea el viaje
a la playa el año pasado o yo escribiendo frente a estas palabras.

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