Está en la página 1de 11

EL CAMINO HACIA LA INDUSTRIA 4.

El concepto de industria 4.0 fue acuñado por Klaus Schwab, el fundador y presidente del
foro económico mundial, en la feria de Hannover de Alemania en el año 2011 (Maisiri
et al., 2019). El Gobierno Federal Alemán lo define como

una estructura emergente en los cuales los sistemas de logística y manufactura en


la forma de sistemas de producción ciberfisicos o CPPS usan intensivamente la
información disponible globalmente y las redes de comunicaciones para un
intercambio automático extensivo de información, en el cual la producción y los
procesos de negocios se encuentran (Vaidya et al., 2018, p. 234).

La industria 4.0 es resultado de la evolución de los estadios sociales e industriales que


empieza con la sociedad 1.0 constituida por cazadores y recolectores. Posteriormente,
aparecen la sociedad 2.0, basada en lo agrario y la sociedad 3.0, de esencia industrial
(Keidanren citado por Melnyk et al., 2019, p. 382).

A partir de la sociedad 3.0 se empieza a hablar de las revoluciones industriales. Para Xu et


al. (2018), estas vienen asociadas a productos específicos y se suceden sobre la base de los
avances de la anterior revolución. Es decir, la secuencia de las revoluciones no se trata de
procesos destructivos, disruptivos o discontinuos (Xu et al., 2018).

Melnyk et al. (2019) ubicaron la primera revolución industrial, la mecanización (Maisiri


et al., 2019, p. 90), entre 1760 y 1840. Con la invención de la máquina de vapor, el carbón
pasa a ser usado como combustible para darle impulso a la industria textil y la expansión de
los ferrocarriles. En general, se trata de una época donde las máquinas de manufactura
impulsadas por el vapor de agua (Vaidya et al., 2018) sustentaron una producción mecánica
que significó la superación de la producción artesanal y agraria (Vaidya et al., 2018; Xu
et al., 2018).

Luego, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, aparece la segunda revolución
cuando se inventa la máquina de combustión interna. De esta forma, se inicia la producción
en masa mediante el uso de la electricidad, los motores eléctricos y la línea de montaje
(Melnyk et al., 2019; Vaidya et al., 2018; Xu et al., 2018).

Desde los años sesenta hasta el final del siglo XX tuvo lugar la tercera revolución
industrial, la automatización (Maisiri et al., 2019, p. 90), al amparo de lo digital (Maisiri
et al., 2019; Vaidya et al., 2018). Se trata de una época caracterizada por la electrónica, el
computador personal, el internet, los semiconductores y la masificación de la información
(Melnyk et al., 2019) donde las tecnologías de información y la producción automatizada se
apuntalaron.

Ya en el arribo al siglo XXI, emerge la cuarta revolución industrial con la llamada industria
4.0. Se trata de una industria caracterizada por: a) la fábrica inteligente basada en los
sistemas ciberfísicos (CPS) y a los sistemas de producción ciberfisicos (CPPS); b) la
autogestión de los sistemas de producción CPS; c) la toma descentralizada de decisiones; d)
la incorporación del software para el mejoramiento de la competitividad de productos y
servicios (del Val Román, 2016a, 2016b); e) el establecimiento pleno de los productos
generados por computador; f) la incorporación plena de la computación y la
interconectividad en los procesos productivos; g) el afán por el uso energías limpias a
diferencia de las anteriores revoluciones que acudían a energías naturales o nucleares (Xu
et al., 2018); h) una preocupación por todo el proceso de la cadena de valor del producto o
servicio, el proceso posterior a la venta y su reutilización; i) la incorporación del elemento
humano en todo el proceso de la industria 4.0 y j) la eventual presencia de la manufactura
integrada en computador sin concurso humano (Vaidya et al., 2018).

del Val Román (2016b) y Vaidya et al. (2018) describieron los componentes de la industria
4.0. Para el primer autor, son siete las tecnologías que configuran la industria 4.0: 1) los
servicios en la nube, 2) la movilidad, 3) la robótica avanzada y colaborativa, 4) la impresión
3D, 5) las plataformas sociales, 6) el Big data y el 7) M2M (del Val Román, 2016a, 2016b).

Por su parte Vaidya et al., propusieron nueve pilares de la industria 4.0. El análisis del big
data, Los robots autónomos, la integración horizontal y vertical de los sistemas, el internet
industrial de las cosas, la ciberseguridad de los sistemas ciberfisicos, la nube, la
manufactura aditiva y la realidad aumentada (2018).

A continuación, se presenta un mayor detalle de cada pilar de Vaidya et al. (2018) que, de
paso, ayuda a la comprensión de la propuesta de del Val Román. Estos son, a) el Big data y
su análisis se refieren esencialmente al volumen, la variedad, la velocidad y el análisis de
los datos que se involucran en el proceso productivo que permiten hacer pronósticos; b)
actualmente, los robots son más autónomos y toman decisiones, se acoplan y se adaptan a
los procesos productivos mucho mejor que antes; c) la simulación, como su nombre lo
indica, prueba los modelos productivos anticipadamente, p.e. con el uso de los modelos 2D
o de 3D, para encontrar posibles fallas; d) las tres formas de integración de sistemas (Figura
1) consisten en, una integración horizontal que cubre toda la cadena de valor, una
integración vertical que cubre toda la red de sistemas de manufactura y una integración de
punta a punta que cubre todo el ciclo de vida del producto; e) el internet de las cosas se
refiere a la conexión entre las personas y las cosas alrededor del mundo. También puede ser
reconocido como el internet del todo, donde se maneja información sobre la localización,
las condiciones de trabajo, la disponibilidad y, en general, sobre todos los indicadores para
la medición del desempeño de los sistemas humanos y de las máquinas; f) La
ciberseguridad y los sistemas ciberfisicos (CPS) exigen nuevas formas de protección de la
información que circula por internet. La ciberseguridad se refiere a la defensa frente a las
amenazas de intrusión, la prevención de posibles fallas técnicas que atenten contra la
fluidez de los procesos y el mejoramiento de la seguridad de todas las operaciones del
sistema ciberfisico. Por ejemplo, los procesos de la economía colaborativa exigen una
ciberseguridad entendida como una certeza según la cual las personas y las máquinas
involucradas disponen de los canales informáticos requeridos para transmitir información
veraz a las partes y ejecutar los propósitos; g) la cantidad información que se maneja en la
nube, qué transita entre las unidades conectadas por la Industria 4.0, exige una nube con
alta disponibilidad de almacenamiento y fluidez en el acceso. Por ejemplo, la manufactura
aditiva requiere que todos los procesos de producción sean divididos en pequeños lotes de
tal manera que encuentren un lugar, a lo largo de toda la cadena mundial, donde puedan ser
elaborados. Entonces, la información en la nube debe permitir la flexibilidad necesaria para
que la reconversión de los procesos grandes en pequeñas unidades de trabajo sea pertinente
a las demandas del mercado h) Por último, la realidad aumentada permite la simulación en
“El Campo de los procesos físicos en los que se puede experimentar con algún producto o
servicio y por lo tanto tomar decisiones previamente para que el resultado final sea mejor”
(BUSCAR CITA XF)

Figura 1 Integración de sistemas

Integración
horizontal en
Integración toda la red de
vertical y creación de
sistemas de valor
fabricación en
red

Integración de
extremo a
extremo en todo
el ciclo de vida
del producto

Integración de sistemas
Elaboración propia con base en Vaidya et al. (2018, p. 235)

El tránsito hacia la industria 4.0 ha demandado el mismo tipo de cambios en las habilidades
operativas y en los tipos de administración que han sucedido en los tránsitos anteriores
(Maisiri y otros (W. Maisiri, H. Darwish & L. van Dyk . an investigation of industry 4.0
skills requirements. South African Journal of Industrial Engineering November 2019 Vol
30(3) Special Edition, pp 90-105.) El agricultor y ganadero de la primera industria no
conocían la operación de las máquinas que llegaron con la industria 2.0., las mismas que
alimentaron el nacimiento de la disciplina administrativa. A su vez, la producción en masa
derivó de un estilo administrativo enfocado en el one best way y obligó a una sobre
especialización que forzó al empleado a la concentración en un solo punto del proceso
productivo. En general, cada nueva fase de la industria trajo consigo aumentos superlativos
en la productividad, la pérdida de unos puestos de trabajo y la aparición de otros (XU). Sin
embargo, los cambios en la industria 4.0 son aún más radicales. Para Schwab esta cuarta
revolución es diferente a las demás toda vez que muy veloz, crece exponencialmente, es
disruptiva e impacta los “sistemas de producción, gerencia y gobernanza” (SCHAWB
CITADO POR Xu Y OTROS , pagina 91). Expertos como Mc Kinsey & company (Citado
por Xu) afirmaron que la mayoría de los empleos actuales desparecerán en esta cuarta
revolución. Por lo tanto, los sujetos marginados por su incapacidad de adaptación al cambio
configurarán una problemática social.

La problemática asociada a las habilidades y estilos administrativos necesarios para la


industria 4.0 fue señalada por Melnyk et al. Sin embargo, antes de continuar, cabe precisar
que estos autores llamaron industria 5.0. a lo que Maisiri et al., Xu et al y Vaidyaa et al
llamaron industria 4.0. El planteamiento de cinco etapas de Melnyk et al. guarda un grado
de semejanza con la secuencia de cinco eras entre las primeras sociedades y las sociedades
actuales formulada por Covey (2011 citado por Xu Y OTROS). Las tres primeras eras -la
era del cazador y del recolector, la era de la agricultura y la era industrial- contaban con la
participación central del cuerpo humano mientras que las eras más recientes, están
asociadas al conocimiento: La era del trabajador de la información y la era de la sabiduría,
actualmente emergente.

A diferencia de sus pares, Melnyk et al. no incorporaron el elemento humano en la fase


4.0. Efectivamente, los autores la entendieron como “la fundación de sistemas ciberfísicos
capaces de ejecutar funciones de producción independientemente de los humanos” (página
382). A partir de esta definición propia, Melnyk et al. sostuvieron que la fase previa a la
industria 5.0 acarrea dos grandes problemas: a) la probabilidad de que los sistemas de
inteligencia artificial se vuelvan tan poderosos que finalmente desplacen al ser humano b)
la degradación de la individualidad del ser humano a raíz de la pérdida de su protagonismo
en los procesos productivos.
Con menos acento, Maisiri et al. delinearon una problemática parecida y teminaron por
coincidir con Melnyk et al. Es así como los dos equipos de autores plantearon soluciones
similiares a los problemas que vienen con la industria 4.0. En esencia, se trata de una
recombinación de lo biológico y lo cibertecnológico. Específicamente en dos aspectos: los
rasgos humanos y la educación.

El primer caso, los rasgos humanos, configura la reincorporación de las personas en los
procesos industriales. Así, se constituye el paso a la industria 5.0 que pasa a ser definida
como la

“armonía de las esferas, física, informacional y biológica. El diálogo de la


inteligencia humana y artificial, la individualización de las necesidades, la
individualización del Biomonitoreo de lo humano, la individualización de la
comunicación humana, la ciberización del hombre, la personalización de la
producción y del consumo” (Melnyk et al página 384).

Este tipo de industria aún es emergente y, como puede inferirse, compagina las modernas
tecnologías de automatización, internet y robots con la biotecnología. De la industria 5.0 se
espera que albergue la creación de nuevos materiales, la potenciación de los sistemas
ciberfísicos y las soluciones a los problemas biológicos de los seres humanos (Melnyk,
página 382).

La incorporación de lo humano en la industria 5.0 puede operacionalizarse en dos acciones


concretas. La primera de ellas consiste en el involucramiento de las personas en aquellas
actividades de los procesos productivos que permitan el desarrollo continuo de sus
capacidades y su creatividad. La segunda acción se refiere a los productos personalizados
conforme a lo que las personas esperan tener para la confirmación de una existencia plena.
Por ello, la producción en masa, en las industrias 4.0 y 5.0, ha cedido el espacio en favor de
la producción personalizada. Al final, se puede notar que las dos acciones solo pueden tener
lugar si se apalancan en la educación.

El rol protagónico de la educación de Melnyk et al. se repite en el discurso de Maisieri et


al. en tal sentido, estos últimos ubicaron, en 68 articulos scopus, la educación en la actual
revolución industrial como su objeto de interés. Los investigadores se concentraron
puntualmente en la brecha que hay entre las habilidades de la fuerza laboral frente a las
habilidades que la nueva industria 4.0 requiere.

Es así como Maisiri et al. concluyeron que la educación ingenieril es el punto de partida
para la solución de los problemas de la actual revolución industrial. Esta postura reposa
sobre la afirmación según la cual cada revolución industrial ha estado vinculada al
desarrollo de los ingenieros que, por su parte, ha estado ligado a la formación tecnológica.
De esta forma, la educación tecnológica se hace indispensable para el cultivo de las
capacidades correspondientes y el aumento de los rendimientos (Maisiri et al) en esta nueva
era.

La formación tecnológica desarrollará las habilidades requeridas en los nuevos escenarios


asociados a la industria 4.0. Estas son, el análisis de datos, el conocimiento del negocio de
la industria, las competencias y/o habilidades teóricas, las habilidades prácticas, las
habilidades sociales, el comportamiento ético y la observación de valores, la capacidad
empresarial y, en general, un compendio de lo que se conoce como competencias blandas
(“la creatividad, la inteligencia emocional y el pensamiento proactivo”. (cotet citado por
Maisiri et al, pg. 94) y competencias duras (mayor colaboración entre el hombre y los
robots donde se espera que los trabajos más repetitivos y rutinarios sean asumidos por estos
últimos) (maisiri et al)

Las problemáticas sociales también cobijan el aumento de las brechas de ingresos. La


nueva élite social está constituida por los trabajadores con habilidades para la computación,
los procesos automatizados y los cyberprocesos (Xu). Sus altos pagos contrastan los bajos
ingresos de la gran masa que no está familiarizada con tales tareas y generan tensiones. El
panorama se hace aún más crítico cuando se reconoce que las ganancias de los dueños del
capital tienen posibilidades de crecimiento que no están sujetas a los rendimientos
decrecientes de escala.

La industria 4.0 abre cada vez más espacios a los CPS y los CPPS y, por tanto, relieva
contenidos tales como el control online, el control en tiempo real y las máquinas que se
auto regulan y auto aprenden. Es por ello, que la conectividad entre las máquinas físicas y
el mundo virtual exige mejoras superlativas (del val). Sin embargo, la conectividad, por
medio de internet, entre unas máquinas y otras y unos lugares con otros también acude a
contenidos físicos tales como “sensores, aparatos y activos de la empresa” (Vaidiya et al,
pagina 234). Esta articulación del mundo físico y el mundo virtual solo es posible si el
proceso total de producción del bien o servicio puede ser programado, por equipos
interdisciplinarios, en pequeñas unidades de actividad (Vaidiyaa). Incorporar la figura
uno que está en la página 234 Del texto de Vaidya Y OTROS.

XU y OTROS establecieron cinco oportunidades que vienen con la cuarta revolución. La


primera, “menores barreras entre los inventores y los mercados” (pag. 91), alude a las
nuevas tecnologías que permiten un contacto directo entre los productores y demandantes
sin la intermediación de una gran organización. La segunda acude a un papel más
protagónico de la inteligencia artificial en el afrontamiento de problemas tanto rutinarios
como complejos. El tercero es “el borrado de las líneas entre las esferas físicas, digital y
biológica”.(Schwab 2015 citado por Xu, pg. 92) que invita a la fusión de técnicas y
dominios de diferentes áreas del conocimiento para la generación de nuevas oportunidades
de mercado. La cuarta oportunidad es la inclusión de los robots en una amplia variedad de
tareas y actividades diarias. Esto permite que las personas liberen tiempo que puede ser
usado en otras actividades más propiamente humanas, la creación de nuevos trabajos o la
mejoría de los actuales y quinto, el internet de las cosas que permitirá la extrema conexión
entre diferentes máquinas, lo que llaman la conectividad M2M (machine to machine) al
grado de llegar a incluir los procesos más complejos.

En consonancia con todo lo anterior, el BBVA (2018, The countries leading the fourth
industrial revolution | BBVA) publicó en 2018 un ranking de los países desarrollados que
encabezan la cuarta revolución. La clasificación se construyó a partir de tres factores:
“digitalización en los ambientes de trabajo, habilidades de la fuerza de trabajo y el
equipamiento tecnológico de cada país (infraestructura) y la influencia del ambiente
socioeconómico y cultural” (página 2)

De acuerdo con los datos, existen muy buenas posibilidades de crecimiento del PIB de las
economías que refuerzan su digitalización. De acuerdo con los criterios, los países que
encabezan la lista del Índice de digitalización son en su orden: Estados Unidos, Reino
Unido, Suecia, Holanda y Australia. En un nivel medio, se encuentran países como Bélgica,
Japón, Francia, Alemania y Austria y en la parte más baja del listado aparecen España,
Italia, China y Brasil. Posteriormente han sido incluidos Finlandia y Singapur como países
de economías pequeñas, razón por la cual no fueran incorporados en este listado, cuya
amplia predisposición a la digitalización les confiere mucho potencial.

El peso de la digitalización en las economías nacionales (página 4) guarda alguna


correspondencia con el ordenamiento del párrafo anterior. El país que aparece con mayor
peso es Estados Unidos con un 34%, seguido por el Reino Unido con un 31%, Australia
presenta un 29%. Después aparecen Francia, 27%; Alemania, 26% y, en el fondo, los
países donde lo digital tiene menos peso son España 20%, Italia 18%, Japón 19% y China
11%. En América Latina solo aparece referenciado Brasil donde lo digital alcanza un 22%,
un porcentaje que comparado con otros con otros países del mundo es relativamente bueno.

Las plataformas digitales que aparecen en el marco de la industria 4.0 obligan a nuevas
consideraciones sobre el mundo organizacional. La dispersión de las responsabilidades
entre el dueño de la plataforma, el dueño del activo y el usuario de una transacción genera
un nuevo tipo de incertidumbre en el mercado. Con el paso del tiempo, estas actividades se
trasladaron desde el aprovechamiento colaborativo de unos recursos subutilizados a la
explotación de unos recursos exclusivamente comprados para tal fin. El crecimiento de
estas plataformas, especialmente en el sector hotelero, ha sido gigantesco al punto de ser
equiparable al crecimiento de los grandes conglomerados hoteleros de vieja data. El
desplazamiento de las organizaciones tradicionales en favor de estas nuevas organizaciones
de poca generación de empleo de calidad, se incuba un deterioro en el mercado laboral.

Las ganancias en estas plataformas han cambiado de destino aunque se pregona que todas
sus partes son igualmente importantes. Los dueños de las plataformas son los que se llevan
las grandes ganancias a pesar de que no son ellos quienes hacen la mayor inversión en
activos. En consecuencia, queda planteado el desafío para encontrar una forma para
democratización de la ganancia entre los usuarios que son, en últimas, la base del sistema.

Por regla general, las organizaciones han vinculado las herramientas digitales como
soporte de su actividad. Pero, desde la segunda década del siglo XXI, han aparecido
organizaciones que se concentran en el manejo de la información, especialmente los datos
personales o BIG DATA cuya naturaleza depende enteramente de los medios digitales.
Por lo tanto, frente a lo digital, se puede hablar de tres tipos de organizaciones. De una
parte, las organizaciones de la economía tradicional que manejan información digital. De
otra parte, las organizaciones disruptivas que amparadas en lo digital se enfocan en la
producción colaborativa, el consumo colaborativo, la financiación colaborativa. Por último,
las organizaciones armadas exclusivamente para procesar la información. La novedad de
las dos últimas señala un vacío en su conceptualización.

La incorporación de la industria 4.0 en los países obliga a la ampliación del discurso de la


RSO. En respuesta, se introduce el concepto de Responsabilidad Digital Organizacional
(RDO) que tiene tres componentes: una RDO en el manejo de los datos e información de
los clientes, una responsabilidad con el teletrabajo especialmente el que se ejecuta desde
casa y una responsabilidad digital política relacionada con la manipulación de la
información a la comunidad para alcanzar fines políticos.

El manejo socialmente responsable de los datos y la información es una necesidad sentida


dada la influencia de la industria 4.0 en la vida personal. La conectividad persona-persona,
cosa-cosa y cosa-personas se ha incrementado y plantea nuevos retos. Las personas ventilan
información sensible a través de sistemas que pueden fallar, ser atacados o que no protegen
bien los datos frente a la posibilidad de robo. Como muestra de ello, la debilidad en la
protección de los datos ha permitido que algunas organizaciones tracen, inconsultamente,
perfiles privados de los usuarios de los medios digitales.

Por ello, el principio más sentido de la RDO alude al manejo éticamente correcto de la
información digital a través de cuatro elementos a) la captura transparente de la
información b) el uso consentido o legítimo de esa información, su envío a destinatarios
honestos y la no autorización para que se construyan, inconsultamente, perfiles de
consumidor o similares c) el tiempo de vigencia del derecho que tiene quien captura la
información para conservarla d) la trazabilidad de la información digital

La información bancaria es especialmente sensible a estos cuatro elementos. Todo


movimiento bancario, como cualquier otro movimiento digital, ejecutado en internet deja
una huella que permite ubicar al sujeto. El riesgo de un manejo inconsulto de la
información se suma a la incertidumbre sobre la información que circula en las plataformas
peer to peer. Las plataformas lidian con la necesidad de garantizar que la información
brindada por un usuario sea veraz y que, por tanto, no se utilice como forma de
ocultamiento de un delincuente.

No obstante, es innegable que las libertades individuales han sido mejoradas en el mundo
digital al grado de impactar la gobernanza. La automatización y las plataformas
descentralizan el control que ejercen las organizaciones. Es así, como aparecen estaciones
de trabajo con alta capacidad decisoria en las periferias de las organizaciones. Es de esperar
que la capacidad decisoria periférica venga acompañada de problemas de agencia que se
enfrentan bien sea mediante el reforzamiento de los mecanismos de control de los contratos
o bien sea mediante el control en línea. De cualquier forma, la tecnología que amplia de las
libertades individuales también permea la esfera privada de los usuarios, especialmente a
través del teletrabajo.

La RDO entendida en el contexto del teletrabajo remite, fundamentalmente, a la intrusión


de lo laboral digital en la esfera privada de los trabajadores. Alrededor del tema, aparecen
desafíos conceptuales tales como la definición de los criterios para determinar si un
accidente en casa durante la jornada laboral clasifica como accidente laboral o como
accidente doméstico o la organización colectiva de los trabajadores para fungir como
contrapeso del poder de los patrones.

Una de sus consecuencias más sentidas del teletrabajo es la imposibilidad de finalización


virtual de la jornada laboral. De esta manera, surgen problemas de estrés y ansiedad en los
individuos y un impacto ambivalente sobre la familia. De una parte, el trabajo en casa
habilita un aumento del contacto físico entre sus miembros. Un empleado que trabaja por
objetivos desde su casa puede planear su agenda y agilizar su labor, apoyado en las
herramientas digitales, para liberar tiempo para el resto de su vida familiar. Empero, de otra
parte, el contacto permanente puede saturar las relaciones familiares o generar tensiones
cuando la presencia física del trabajador en casa no concurra con la atención que demandan
los miembros de la familia, especialmente los niños más pequeños. Igualmente es posible
que el empleado tenga que sacrificar el resto de su tiempo familiar para poder cumplir
objetivos o que su mayor eficiencia se traduzca en nuevas obligaciones laborales.

El relieve repentino y sentido del teletrabajo desnudó la lentitud de las organizaciones y el


estado respecto al tema. El teletrabajo exige que las organizaciones capaciten al trabajador
y lo doten de las herramientas para ello y que el estado proporcione la superestructura para
la conectividad. Al amparo de estas condiciones, se estima que más de la mitad de los
trabajos de la industria 4.0 pueden ser manejados remotamente con las consecuencias
beneficiosas de la supresión de los desplazamientos hacia los lugares de trabajo. Sin duda,
este es un dato que debe reconfigurar gran parte de la actividad organizacional para
siempre.
Lamentablemente, la falta de avance organizacional y estatal frente al teletrabajo hace de la
pandemia del COVID 19 un fenómeno laboralmente costoso. Hay una población marginada
del circuito de la información y laboral porque no tiene acceso a -o desconoce- los medios
digitales. Las personas fueron arrojadas abruptamente a esta modalidad a pesar de que el
escenario del teletrabajo era previsible en tres fenómenos recientes. El primero, la
consolidada tendencia a la priorización de la gestión de conocimiento especialmente
contenida en las propuestas de recursos y capacidades. El segundo, la última gran crisis del
capitalismo de 2008 que cuestiona las formas tradicionales de las empresas y, el tercero, la
aparición de las primeras aplicaciones digitales en 2011 que disparan la economía
colaborativa. Esta nueva forma de economía opera con una estructura de costos muy bajos
porque no paga impuestos, no tiene empleados fijos y se aprovecha de la precariedad
laboral que la ley le permite. Dados sus bajos costos, la economía colaborativa ha
menoscabado sentidamente la participación de las organizaciones tradicionales en el
mercado.

La RDO en lo político abarca un espectro que va desde la gobernanza hasta la influencia


electoral. La digitalización un incremento en la gobernanza y por lo tanto un
favorecimiento de la responsabilidad social entendida como un acto voluntario. De todas
formas, es posible que esto lleve a dificultar el control de los estados y a que se
menoscaben las regulaciones del sistema económico. De otra parte, la información de las
redes sociales ha sido aprovechada para favorecer determinados intereses electorales. En un
caso bien sonado, la información de 50 millones de usuarios fue capturada por medio de
aplicaciones para luego trazar perfiles que facilitaran la personalización de un discurso
político atractivo.

Referencias

del Val Román, J. L. (2016a). Industria 4.0: La transformación digital de la industria (p.
10). Conferencia de directores y decanos de Ingeniería Informática.
http://coddii.org/wp-content/uploads/2016/10/Informe-CODDII-Industria-4.0.pdf
del Val Román, J. L. (2016b, marzo 18). Industria 4.0: La transformación digital de la
industria. Deusto Ingeniería. https://revistaingenieria.deusto.es/tag/industria-4-0/
Maisiri, W., Darwish, H., & van Dyk, L. (2019). An Investigation of Industry 4.0 Skills
Requirements. South African Journal of Industrial Engineering, 30(3), 90–105.
https://doi.org/10.7166/30-3-2230
Melnyk, L. H., Kubatko, O. V., Dehtyarova, I. B., Dehtiarova, I. B., Matsenko, O. M.,
Рожко, О. Д., Рожко, А. Д., & Rozhko, O. D. (2019). The effect of industrial
revolutions on the transformation of social and economic systems. Problems and
Perspectives in Management, 17(4), 381–391.
https://doi.org/10.21511/ppm.17(4).2019.31
Vaidya, S., Ambad, P., & Bhosle, S. (2018). Industry 4.0 – A Glimpse. Procedia
Manufacturing, 20, 233–238. https://doi.org/10.1016/j.promfg.2018.02.034
Xu, M., David, J. M., & Kim, S. H. (2018). The Fourth Industrial Revolution:
Opportunities and Challenges. International Journal of Financial Research, 9(2),
90–95. https://doi.org/10.5430/ijfr.v9n2p90

También podría gustarte