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JOHN R. MACKINNON R.
CURSO DE
DERECHO PENAL
TOMO III
PARTE ESPECIAL
CORTE SUPREMA
V3 C A
21277
BIBLIOTECA
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LegalPublishing Chile
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CURSO DE DERECHO PENAL
TOMO ni
PARTE ESPECIAL
f Vivían R. Bullemore G. - John R. MacKinnon R.
2 0 1 1 Legal Publishing Chile • Miraflores 383, piso 10, Santiago, Chile • Teléfono: 5 1 0 5 0 0 0 • www.legalpublishing.cl
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I a edición mayo 2 0 0 5
2 a edición octubre 2 0 0 7
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dimiento, de la presente publicación, queda expresamente prohibido. Usos infractores pueden constituir delito.
ÍNDICE
P A R T E ESPECIAL
Página
Prólogo 3a
edición 1
Prólogo 2a edición 3
Capítulo introductorio 5
Introducción y criterios de sistematización de los delitos 5
MÓDULO N° 1
D E L I T O S C O N T R A EL I N D I V I D U O EN SUS C O N D I C I O N E S FÍSICAS
Página
c) Veneno 31
d) Ensañamiento 31
e) Premeditación conocida 32
1.1.4. El parricidio (Art. 390) 32
1.1.4.1. Introducción 32
1.1.4.2. Adecuación típica del parricidio 33
1.1.4.3. Algunos problemas de interpretación producidos
por el (sentido y alcance de las Leyes N° 19.585 y
N° 19.620, y la necesidad de la modificación intro-
ducida por la Ley N° 20.066). Nuevos problemas
surgidos con la modificación de la Ley N° 20.480 38
1.1.5. El infanticidio 42
1.1.5.1. Introducción 42
1.1.5.2. La adecuación típica de este delito 43
a) Tipicidad objetiva 43
b) Tipicidad subjetiva 43
c) Otros aspectos 44
1.2. Delitos contra la vida dependiente 44
1.2.1. El aborto 44
1.2.1.1. El bien jurídico protegido: conceptualización 44
1.2.1.2. La adecuación típica del delito de aborto 45
a) Abortos causados por terceros extraños 46
a. 1) Aborto violento 46
a. 1.1) Aborto violento del artículo 342 N° 1 46
a. 1.2) Aborto violento del artículo 343 48
a.2) Aborto no violento causado sin consenti-
miento de la madre (Art. 342 N° 2) 49
a.3) Aborto no violento causado con el con-
sen-
timiento de la madre (Art. 342 N° 3) 50
b) Aborto causado o consentido por la propia
mujer (Art. 344) 50
c) Aborto causado por facultativo (Art. 345) 51
1.2.1.3. Autorización para abortar 51
a) Sistemas legales 51
b) El aborto terapéutico y su regulación cons-
titucional y legal 52
1.3. Los delitos contra la salud individual 56
INDICE III
Página
I I . DELITOS D E PELIGRO 68
1. Consideraciones sobre la estructura típica de estos
delitos 68
2. El bien jurídico protegido: conceptualización 68
3. El auxilio al suicidio (Art. 393) 69
4. La riña (Arts. 392, 402 y 403) 71
4.1. Consideraciones generales 71
a) Número de participantes 72
b) Posición de los participantes 72
c) La confusión 73
4.2. El homicidio en riña 73
4.2.1. La figura del artículo 392 inc. I o 73
4.2.2. La figura del artículo 392 inc. 2 o 74
4.3. Lesiones en riña 74
IV ÍNDICE
Página
Página
MÓDULO N° 2
L o s DELITOS C O N T R A L A LIBERTAD
Página
Página
MÓDULO N° 3
D E L I T O S C O N T R A LA LIBERTAD SEXUAL
Y LA MORAL SEXUAL
Página
Página
Página
MÓDULO N° 4
D E U T O S Q U E ATENTAN C O N T R A LA C O N S T I T U C I Ó N DE LA FAMILIA
Página
MÓDULO N° 5
L o s DELITOS CONTRA LA HONRA DE LAS PERSONAS
Página
3. CALUMNIAS 227
3.1. La calumnia (artículos 412 y siguientes) 227
3.2. Calumnias por escrito y con publicidad 228
3.3. La exceptio veritatis en las calumnias 228
JURISPRUDENCIA, M Ó D U L O N ° 5 2 3 5
ÍNDICE XIII
Página
MÓDULO N° 6
D E L I T O S DE LA L E Y DE D R O G A S
-LEY N ° 20.000-
3. T I P O S PENALES 242
3.1. Producción de sustancias o drogas estupefacientes o
psicotrópicas (Art. 1) 242
3.2. Tráfico de precursores (Art. 2) 243
3.3. Tráfico de drogas (Art. 3) 244
3.4. Microtráfico (Art. 4) 245
3.5. Suministro de hidrocarburos aromáticos a menores
de 18 años (Art. 5 o ) 246
3.6. Prescripción médica abusiva de sustancias estupefa-
cientes (Art. 6 o ) 246
3.7. Incumplimiento de normas reglamentarias en
materia de drogas (Art. 7 o ) 246
3.8. Cultivo de especies vegetales reguladas (Art. 8 o ) 246
3.9. Desvío de destino de especies vegetales reguladas
(Art. 10) 247
3.10. Tipo omisivo del funcionario público (Art. 13) 247
3.11. Norma especial sobre la antijuridicidad 248
Página
MÓDULO N° 7
D E L I T O S CONTRA EL MEDIO AMBIENTE
Página
Página
ANEXOS
ANEXO N° 1
ANEXO N° 2
ANEXO N ° 3
Con esta tercera edición del Tomo III —Parte Especial— del Curso de Dere-
cho Penal, nuevamente ponemos a disposición del lector una obra actualizada,
más completa y que, además y nuevamente, recoge en su texto indicaciones y
consejos de numerosos magistrados, profesores y abogados amigos, que nos
han ayudado a mejorarla gracias a sus agudas y certeras observaciones.
Asimismo, debemos advertir al lector que se ha procedido de la misma
forma que en la segunda edición de los cuatro tomos de esta obra, en el
sentido que se ha aprovechado la oportunidad para realizar algunos cambios
que nos parecían necesarios en la búsqueda de un mejor entendimiento de
los contenidos del Curso de Derecho Penal, acentuando el carácter de esta
obra, surgido a partir de la utilización de una metodología de aprendizaje,
por contraposición a una metodología de enseñanza.
Debemos hacer presente, al igual que en la primera y la segunda ediciones
y sus reimpresiones, ya agotadas, que por tratarse de un Curso de Derecho
Penal y no de un Tratado y con el objeto de facilitar la lectura, no hay citas
al pie, sino que éstas se han incorporado en forma genérica al texto.
En esta particular tercera edición, se han introducido reformas funda-
mentales que dicen relación, principalmente, con los tipos penales relativos
al individuo en sus condiciones físicas y también con aquellos que se refieren
a la libertad sexual. Así las cosas, el lector podrá advertir los trascendentes
cambios legislativos que se han producido en materia de parricidio y que, con
toda seguridad, darán lugar a problemas de interpretación que se generan por
el sentido y alcance de las leyes N° 19.585 y N° 19.620, que fueron modifi-
cadas por las novedosas normas que introdujo la Ley N° 20.066 y luego la
modificación a ésta por la Ley N° 20.480. Es del caso referirse, igualmente,
a las nuevas disposiciones relativas a los delitos de manejo en estado de ebrie-
dad y bajo la influencia del alcohol y a la importante reforma en materia de
tráfico y trata de personas. Finalmente, ha de destacarse la trascendencia que
tendrá en el proceso de subsunción judicial las nuevas normas de prescripción
relativas a los delitos contra la libertad sexual.
4()
VIVÍAN R. B U L L E M O R E G. - JOHN R. MACKINNON R.
Vivian R. Bullemore G.
PRÓLOGO A LA 24A EDICIÓN
Con esta nueva edición del Curso de Derecho Penal ponemos a disposi-
ción del lector una obra actualizada, más completa, y que recoge en su texto
indicaciones y consejos de numerosos magistrados, profesores y abogados
amigos, que nos han ayudado a mejorarla gracias a sus agudas y certeras
observaciones.
Asimismo, hemos aprovechado la oportunidad para realizar algunos
cambios que nos parecían necesarios en la búsqueda de un mejor entendi-
miento de los contenidos del Curso de Derecho Penal, acentuando el ca-
rácter de esta obra, surgido a partir de la utilización de una metodología de
aprendizaje, por contraposición a una metodología de enseñanza. El cambio
más notorio está en los encabezados de cada materia de la Parte General, en
donde hemos introducido resúmenes esquemáticos, con objeto que el lector
tenga una visión amplia y comprensiva del contenido, antes de abordar su
lectura en particular. Además, adicionamos nuevos casos prácticos, sugeri-
mos nuevas lecturas (con indicaciones para su ubicación), e incorporamos
más pruebas y exámenes (algunos con sus respuestas) para que el lector pueda
verificar los conocimientos obtenidos en el estudio del texto y sus materiales de
apoyo, utilizando estos instrumentos de evaluación. También actualizamos la
jurisprudencia, especialmente con algunos fallos con contenidos doctrinarios
interesantes, provenientes de la reforma procesal penal, y pusimos al día la
legislación en aquellas materias que fueron objeto de reciente reforma.
Lo más importante, sin embargo, además de actualizar y aumentar el
contenido de los tres volúmenes que comprendía la primera edición, y sus
reimpresiones, es que hemos agregado un cuarto tomo al Curso de Derecho
Penal. En efecto, incorporamos un nuevo catálogo de delitos al estudio de la
Parte Especial, incluyendo, entre otros, los delitos contra la libertad ambu-
latoria y en la esfera de la intimidad, los delitos contra el honor, los delitos
cometidos por funcionarios, los delitos contra la administración de justicia,
los delitos de falsedades, y los delitos contemplados en la Ley de Drogas,
4()
VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
Vivian R. Bullemore G.
CAPÍTULO INTRODUCTORIO
INTRODUCCIÓN Y CRITERIOS DE
SISTEMATIZACIÓN DE LOS DELITOS
Módulo N° 1:
Delitos contra el individuo en sus condiciones físicas
Módulo N° 2:
Delitos contra la libertad
Módulo N° 3:
Delitos contra la libertad sexual y la moral sexual
Módulo N° 4:
Delitos que atentan contra la constitución jurídica de la
familia
Módulo N° 5: Delitos contra la honra de las personas
Módulo N° 6: Delitos de la Ley de Drogas N° 20.000
Módulo N° 7: Delitos contra el medio ambiente
Así las cosas, el objetivo principal de esta parte del Curso de Derecho
Penal es desarrollar las habilidades necesarias para el análisis de problemas y
solución de casos en materia penal, y para utilizar adecuadamente los cono-
cimientos básicos adquiridos en el estudio de la Parte General y de la Teoría
del Delito, en su aplicación a los problemas de la Parte Especial. Por ello, se
ha puesto especial énfasis en el desarrollo de las habilidades que permitan,
mediante el estudio en tres áreas temáticas, enfrentar problemas similares en
otras materias especiales del Derecho Penal. Es por eso que privilegiamos,
en la Parte Especial, la formulación de casos prácticos, por sobre la utiliza-
ción didáctica de esquemas de resúmenes, reducidos en estos dos últimos
volúmenes al mínimo, por lo que daremos inicio a cada uno de los módulos
en que se encuentra dividida la materia con un caso ejemplar, para luego
realizar el análisis de la respectiva materia, esperando que el lector encuentre
en ella las herramientas para contestar las preguntas que planteamos luego
de la formulación de cada caso.
MÓDULO N° 1
D E L I T O S C O N T R A EL I N D I V I D U O EN SUS C O N D I C I O N E S FÍSICAS
«f independiente
# Delitos contra la vida S
<
jf Delitos de lesión o daño / X dependiente
Esquema N" 1
Caso:
Pedro, un próspero abogado sureño, entrado en años y en peso corporal,
deprimido por sus constantes fracasos personales y profesionales, habiéndose
enterado que Juana, con quien había convivido durante veinte años, y con
la cual eran padres de dos hijos, estaba embarazada de otro hombre, con seis
meses de gestación, decidió vengarse y poner fin a las vidas de la madre y de
su futuro hijo.
Al día siguiente, y tras larga meditación, visitó a Juana, con la excusa
de entregarle dinero para sus hijos, llevando oculto en su maletín un frasco
de un poderoso veneno. Al arribar a la casa de Juana, con fingida alegría la
felicitó por su embarazo, y luego de entregarle un sobre con dinero le pidió
lo invitara a tomar una taza de buen té inglés. Juana, alegre por la actitud de
su antigua pareja, accedió. En un momento de descuido, Pedro introdujo el
veneno en la taza de Juana. Ésta, al beber, sintió rápidamente los efectos del
veneno, el que produjo la muerte inmediata del feto. Sin embargo, Juana no
falleció de inmediato, y al darse cuenta que había sido víctima de un envene-
namiento, tanto por la actitud como por las expresiones jubilosas de Pedro,
comenzó a gritar pidiendo ayuda. Éste, viendo que habían transcurrido un
par de minutos y Juana seguía con vida, tomó un machete carnicero de la
cocina de Juana, golpeándola repetidamente en la cabeza, fracturándole el
4()
VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
Problemas
1. ¿Qué pena merece Pedro, tomando en consideración los diversos
delitos cometidos?
2. ¿Qué pena merece Pedro, sólo respecto de los hechos descritos en rela-
ción a Juana y su futuro hijo, de haber fracasado en el homicidio de Juana, y
no haber conseguido la muerte del feto, pese a haberlos lesionado gravemente?
3. ¿Qué pena merece Jorge, socio del bufete e instigador de Pedro a un
homicidio simple, conociendo el embarazo de Juana?
4. ¿Qué pena merece Sergio, médico amigo de Pedro, quien conociendo
el embarazo de Juana, y el destino del veneno, se lo proporcionó a Pedro?
^ S i m p l e (Art. 3 9 1 N ° 2 )
/ Homicidio \
Delitos contra la / * Calificado (Art. 3 9 1 N° 1)
vida independiente /
\ - — P a r r i c i d i o (Art. 3 9 0 )
X Infanticidio (Art. 3 9 4 )
Esquema N° 2
puede observar a otro ser y determinar, salvo casos extremos, si está vivo o no;
los seres humanos tenemos un concepto, aunque no sea médico o científico,
de qué significa que alguien esté vivo; al mismo tiempo, existe conciencia de
qué actos pueden poner fin a aquello que intuitivamente entendemos como
"vida" de otro. Al Derecho Penal le basta con este tipo de conocimiento sobre
el bien jurídico por parte de los destinatarios de la norma, en un ejemplo
claro de lo que Mezger llamaba "la valoración en la esfera del profano". No
es necesario, para poder determinar la existencia de un delito en contra de
la vida independiente o la culpabilidad del sujeto activo en relación a un in-
justo de esta clase, recurrir a intrincadas explicaciones filosóficas o teológicas
acerca de la vida como realidad última o a la ciencia médica en un sentido
extremo; siendo indudablemente explicaciones y aportes valiosos, exceden
las urgencias de nuestra disciplina.
Compartiremos las simples expresiones de Etcheberry cuando da a en-
tender que la vida no es sino la existencia biológica misma del individuo.
Aunque reiteraremos el punto más adelante, desde ya podemos señalar que
aquella existencia biológica del individuo que se extiende hasta antes de la
finalización del proceso fisiológico del parto es vida dependiente cautelada
por el delito de aborto; al mismo tiempo, la existencia biológica del individuo
que se extiende desde la finalización del parto hasta la muerte corresponde a
la vida independiente, cautelada a través de los diversos tipos de homicidio
(simple y calificado, parricidio e infanticidio).
La pregunta referida al lapso durante el cual puede entenderse que exista
vida independiente o, lo que es lo mismo, durante el cual existe sujeto pa-
sivo del delito de homicidio, será enfrentada más adelante, precisamente a
propósito del sujeto pasivo. En cierto modo, responder la pregunta relativa a
desde y hasta cuándo existe sujeto pasivo de homicidio, colabora, aunque de
forma oblicua, en la búsqueda de una respuesta acerca del concepto mismo
de vida, según veremos.
en la misma medida, preguntarse hasta cuándo hay sujeto pasivo del delito
de homicidio, en cualquiera de sus formas. De algún modo, Politoff, Grisolía
y Bustos (Derecho Penal chileno, Parte Especial, Editorial Jurídica de Chile,
p. 61, nota 26), aluden a un criterio valórico cultural para determinar el mo-
mento de la muerte o el momento hasta el cual se extiende la vida humana,
estimando que es labor de la jurisprudencia reflejar o recoger ese criterio.
La muerte cierta e indudable puede apreciarse sin riesgo de error cuando se
advierten los llamados fenómenos cadavéricos (o "fauna cadavérica"), dentro
de los cuales encontramos la deshidratación, la rigidez y lividez cadavérica,
la acidificación de humores y visceras y la putrefacción. Sin embargo, estos
fenómenos cadavéricos o signos positivos de muerte se presentan con bastante
posterioridad a la abolición o cesación de las funciones vitales, de modo que
sólo permiten reconocer a una persona muerta, pero no establecer desde
cuándo hay muerte o hasta cuándo se extendió la vida de esa persona. Por
cierto, la vida cesó mucho antes de la aparición de esos fenómenos.
Pero tampoco hay duda alguna cuando la cesación de la vida humana es
consecuencia de una conducta particularmente eficiente: el descuartizamiento
instantáneo por explosión, la herida decapitante, un traumatismo encéfalo
craneano que importe pérdida total de la masa encefálica u otras conductas
o situaciones semejantes.
Los problemas se plantean exactamente frente a la llamada muerte clíni-
ca, en donde cesan las grandes funciones vitales, como son la respiración, la
circulación, la movilidad y la sensibilidad, pero sin degeneración ni alteración
de estructuras orgánicas. Se ha sostenido que la muerte clínica constituirá
muerte real -relevante a efectos jurídico penales— sólo si la muerte clínica
es definitiva e irreversible.
Se entiende muerte real la llamada muerte cerebral, sin perjuicio de
que aún no se produzca una muerte biológica o molecular en el resto del
organismo, "... pues la vida personal se liga a la posibilidad de que exista o
de que se restablezca el contacto psíquico consigo mismo y eso no es posible
una vez fenecido el cerebro..." (Politoff, Grisolía y Bustos, p. 63). Para la
determinación de la muerte cerebral, se considera aceptable como prueba un
electroencefalograma plano isoeléctrico (esto es, que revela ausencia completa
de actividad encefálica). Desde el punto de vista legal positivo, es el artículo
149 del Código Sanitario el que se refiere expresamente a esta problemática,
señalando que, para proceder a la extracción de órganos de una persona
fallecida con fines terapéuticos (esto es, para emplearlos en trasplantes), la
muerte deberá ser certificada por dos facultativos, uno de los cuales deberá
desempeñarse en el campo de la neurología o neurocirugía, excluyéndose a
los facultativos que formen parte del equipo médico que realice el trasplante.
4()
VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
2004, se publicó la Resolución Exenta 192, del Servicio Médico Legal, que
"delega atribuciones y facultades de otorgar autorización para extracción de
órganos y tejidos con fines terapéuticos de cadáveres ingresados al Servicio
Médico Legal.
Como síntesis, puede sostenerse que existe sujeto pasivo del delito de
homicidio -en el sentido amplio del término— o, si se prefiere, que existe
vida independiente, hasta la abolición total e irreversible de todas las fun-
ciones encefálicas. El hecho de haberse producido lo anterior se denomina
muerte encefálica y deberá ser certificado conforme a las reglas anteriormente
señaladas. En todo caso, fuera de las señales anteriores de muerte encefálica,
se sigue considerando como un dato de auténtica significación la ausencia
de circulación.
De cualquier manera, la determinación exacta de la muerte de una
persona es un tema debatible y aún no solucionado en forma absoluta por
la ciencia médica, si bien los antecedentes anteriores entregan un razonable
acotamiento del problema.
En lo que concierne, en cambio, al momento a partir del cual existe un
"otro" que pueda ser víctima de un delito de homicidio, esto es, desde cuándo
existe vida independiente, no es un problema que tenga que ver directamente
con el acotamiento del concepto "matar", sino con los requisitos del sujeto
pasivo del delito. En todo caso, adelantemos que esta clase de vida existe desde
la finalización del proceso fisiológico del parto, distinguiendo el concepto de
parto muy claramente del de "nacimiento", concepto civil que no es aplica-
ble a esta problemática penal. Más adelante volveremos sobre este punto, al
referirnos a la distinción entre vida dependiente e independiente.
Dentro, ahora, de las modalidades de la acción, debemos analizar el tema
de los medios empleados en el homicidio y las formas que puede adoptar la
conducta típica (comisión u omisión). En relación a los medios que pueden
emplearse para matar a otro, la pregunta, que se plantea sólo en torno a los
homicidios comisivos y puede formularse del siguiente modo: ¿Puede el
homicidio cometerse sólo a través de medios físicos o, además, admite los
medios morales?
Por medios físicos entendemos aquellos que implican el empleo de
\-iolencia material, externa, visible. Ciertamente, respecto de estos medios,
no hay mayor discusión y se acepta su procedencia. Los medios morales, en
cambio, que son aquellos medios no físicos, como las impresiones psíquicas
severas (como el terror o sobresalto intenso causado a un cardiópata) o la
utilización de procedimientos de carácter intelectual. En el primer caso, se
acepta, aunque con reservas y restrictivamente, que el causar ciertas impre-
siones psíquicas, dentro de cierto contexto, son medios aptos para matar a
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 19
bañista perece por inmersión. Esta especial posición que algunos sujetos
tienen respecto de ciertos bienes jurídicos, y que los obliga a protegerlos e
impedir su lesión, se denomina posición de garante.
Es esta posición la que permite equiparar, respecto de estas personas y
no otras, la no evitación de una muerte con su provocación. En los casos
en que se castiga la omisión, la relación de causalidad emerge como un con-
cepto ante todo jurídico y diferente de la causalidad natural: gráficamente,
se habla, en el caso de la omisión, de la "atribución normativa del resultado".
Por lo tanto, sólo estas personas, que están obligadas a impedir el resultado,
pueden ser consideradas, desde un punto de vista jurídico, como causantes
de la muerte y, por lo mismo, como sujetos activos del delito de homicidio
por omisión; en consecuencia, éste es un delito especial (o de sujeto activo
calificado) propio (la calidad de garante del sujeto activo es fundamento de
la punibilidad), como todos los delitos de omisión impropia.
Es justo que a estas personas se les castigue con la severidad que impone el
legislador con respecto al homicidio, dado lo vinculante de su obligación de
actuar en beneficio del bien jurídico protegido. En cambio, respecto de otras
personas, que si bien por razones de solidaridad humana o ética, deberían
actuar ante la desgracia o el peligro ajeno, la exigibilidad de esa actuación no
es tan perentoria como la de quienes tienen una posición de garante.
Un tema crucial, entonces, es la distinción de las fuentes de la posición
de garante. Tradicionalmente se reconocen cuatro: la ley, el contrato, el hacer
precedente y la comunidad de vida.
La ley como fuente de la posición de garante se manifiesta, especial-
mente, en el derecho de familia. Así, por ejemplo, los padres se encuentran
en una posición de garante respecto de sus hijos y viceversa. Sin embargo,
se ha sostenido que no basta el mero parentesco para dar por establecida
tal posición, sino que se requiere además que la "realidad de la vida" haga
razonable la existencia de tal posición.
Por su parte, el contrato como fuente de la posición de garante importa
que el sujeto activo, voluntariamente, contrae tal posición, obligándose a
proteger los bienes jurídicos involucrados. Típicamente, se trata de contratos
de prestación de servicios (v.gr., el salvavidas respecto de los bañistas o el mé-
dico respecto de sus pacientes). No obstante, es evidente que la mera firma
de un contrato, o el consentimiento de las partes o acuerdo de voluntades
de ellas no son, por sí solos, suficientes para fundar esta posición de garante.
Se requiere, además, la asunción real y fáctica de la obligación contractual.
Así, el salvavidas que no asiste a su primer día de trabajo aquejado de una
grave dolencia, o sencillamente porque tiene sueño y desea prolongar sus
horas de descanso, no comete homicidio por omisión si se ahoga un bañista
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 21
durante su ausencia, sea ésta justificada o no. Esto guarda relación con un
requisito general de toda omisión: la posibilidad real y efectiva de actuar en
el caso concreto.
El hacer precedente como fuente de la posición de garante se funda en
la obligación que nacería para quien —con culpa o sin ella-, a través de un
hecho propio, ilícito, ha colocado a un bien jurídico en peligro, en cuanto a
protegerlo y salvaguardarlo de cualquier menoscabo.
Debe recalcarse que de la conducta previa se exige su ilicitud. Así, por
ejemplo, el ladrón de banco, que hiere —aunque no de muerte— al guardia
y lo deja maniatado, desangrándose, ha generado la posición de garante
en su actuar ilícito. Si el guardia muere, el ladrón responde por homicidio
omisivo. Lo mismo en el caso del automovilista que no respeta un disco
"pare" y arrolla a un peatón, que muere luego de abandonarlo, sin prestarle
el auxilio debido.
Finalmente, la comunidad de vida, que se basa en un concepto indeter-
minado de solidaridad humana e impone la obligación real de actuar a las
personas en virtud de ella, en especial cuando en ello no hay riesgo propio
o de terceros, tiene su fundamento esencial en el derecho consuetudinario,
que en nuestro país según la doctrina mayoritaria aparece como carente de
relevancia suficiente como para llegar a ser parte integrante de un delito
(principio de legalidad estricto).
b) Los sujetos
d) El resultado
1.1.3.1. Introducción
c) Veneno
d) Ensañamiento
e) Premeditación conocida
1.1.4. El parricidio
1.1.4.1. Introducción
Este delito está tipificado en el artículo 390 del Código Penal, en los
siguientes términos:
"El que, conociendo las relaciones que los ligan, mate a su padre, madre
o hijo, a cualquier otro de sus ascendientes o descendientes o a quien es o ha
sido su cónyuge o conviviente, será castigado, como parricida, con la pena
de presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo calificado.
Si la víctima del delito descrito en el inciso precedente es o ha sido la cón-
yuge o la conviviente de su autor, el delito tendrá el nombre de femicidio".
La verdad es que no existen fundamentos claros y decisivos que justifiquen
la enorme severidad de la ley. Es evidente que la mayor reprochabilidad no
puede basarse en meras ficciones, como es el suponer la existencia de víncu-
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 33
1.1.5. El infanticidio
1.1.5.1. Introducción
a. Tipicidad objetiva
b. Tipicidad subjetiva
mención en ella es dable concluir que su comisión será punible con cualquier
especie de dolo, directo, o eventual.
c. Otros aspectos
1.2.1. El aborto
con consentimiento
Aborto • A b o r t o causado o consentido
\ por la propia mujer
\
" A b o r t o causado por facultativo
Esquema N° 3
estas serán absorbidas dentro del tipo de aborto en la medida en que sean
de aquellas que ordinariamente acompañan a una maniobra abortiva; de lo
contrario, se planteará un concurso ideal de delitos.
Dispone este artículo que "Será castigado con presidio menor en sus
grados mínimo a medio, el que con violencias ocasionare un aborto, aun
cuando no haya tenido propósito de causarlo, con tal que el estado de
embarazo de la mujer sea notorio o le constare al hechor".
Nuestro análisis sólo se referirá a los aspectos diferenciadores de este
tipo en relación al que hemos analizado precedentemente. Existe, en todo
caso, consenso, en que la expresión "aun cuando" debe entenderse como
"siempre que".
Algunos autores (Novoa, Labatut) han sostenido que se trataría de un
delito de aborto preterintencional, en donde las violencias dolosas derivarían
en una consecuencia de mayor entidad culposamente verificada (aborto). Es
decir, existiría dolo en cuanto a las violencias y culpa en relación al aborto.
Enrique Cury, por su parte, ha sostenido que, en realidad, se trata de un caso
especial de aborto estrictamente culposo, sobre la base de que no existiría
un tipo básico de ejercer violencias que pueda estimarse como doloso. Es
también ésta la opinión de Schepeler.
El pensamiento de Etcheberry, en cambio, se orienta a estimar que la
hipótesis del artículo 343 es un caso de aborto violento cometido con dolo
eventual, dado que el aborto violento con dolo directo estaría descrito en el
número 1 del artículo 342, según se ha señalado. En tal caso, estima que se
trata sencillamente de un aborto cometido con dolo eventual extendiéndose
éste al propio resultado. Si éste (muerte del feto), no es cubierto por tal dolo
eventual, entonces reconoce que sí se trataría de un aborto preterintencio-
nal.
Nuestra opinión, concordante con la de PolitofF, Grisolía, y Bustos, es
que el tipo subjetivo exige que las violencias deben ser siempre dolosas (dolo
directo), de acuerdo a la orientación general de nuestro ordenamiento jurídico
penal, en que la culpa sólo se castiga en los casos excepcional y expresamente
previstos. En cambio, con respecto al resultado de aborto, el agente puede
obrar indistintamente con dolo eventual o culpa.
Si a consecuencias de las violencias, la madre muere, tal homicidio (co-
metido con dolo directo), absorbe al delito de aborto (concurso aparente);
si la muerte de la mujer es consecuencia de una acción culposa, entonces
existirá un concurso ideal entre el homicidio culposo y el aborto violento
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 49
El artículo 344 dispone que "La mujer que causare su aborto o consin-
tiere en que otra persona se lo cause, será castigada con presidio menor en
su grado máximo.
Si lo hiciere para ocultar su deshonra, incurrirá en la pena de presidio
menor en su grado medio".
El inciso Io de este artículo sanciona dos delitos distintos: el autoaborto
v el consentimiento de la madre para que otro le cause un aborto. En cuanto
al consentimiento, se requiere que sea expreso. La diferencia esencial entre
ambas figuras reside en que en el caso del autoaborto es admisible el dolo
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 51
eventual, en tanto que en el caso del consentimiento para que otro le cause
un aborto sólo es admisible el dolo directo, como es obvio, desde que se
consiente en algo tan específico como la muerte del feto y no en otra cosa.
El inciso 2o de este tipo contempla el llamado aborto honoris causa es
un tipo penal privilegiado, basado en la anormal motivación de la mujer que
la impulsa a cometer el delito. La honra se refiere al concepto público acerca
del decoro y corrección en materias sexuales. La verdad es que, de acuerdo
a las normas de conducta social imperantes, hoy en día no se justifica la
existencia de este privilegio, por lo menos en lo que se refiere a la "deshonra"
que provoca el solo hecho del embarazo, siendo más discutible el caso de la
violación, o una relación incestuosa, como lo veremos al tratar, más adelante,
las indicaciones abortivas "ético-sociales".
a) Sistemas legales
Para nosotros, el concepto de lex artis forma parte del tipo objetivo como
un concepto normativo. Obviamente dicho concepto evoluciona, desde el
punto de vista de la medicina, y en la actualidad lo hace con una velocidad
abismante. Es decir, el solo reciente concepto de lex artis de caracter restrictivo,
como resultado de una interpretación que afirma una importancia decisiva
(que no tiene) al artículo 119 del Código Sanitario, reformado en 1989, ya
no es posible aplicarlo, por cuanto este concepto no se refiere sólo a reglas y
procedimientos médicos; se refiere también a principios, como el principio
fundamental que hoy día justifica el castigo del médico cuando no observa
las normas relativas a la relación medico-paciente. Así esta extensión de la
lex artis a principios, además de técnicas y procedimientos, hace posible
aplicarla a normas relativas a la vida de la madre que en ciertos y determinados
casos puede verse afectada. Es decir, un concepto actualizado de la lex artis
contempla también aspectos normativos que pueden ser incluidos si consi-
deramos que el principio rector de la medicina moderna está determinado
por la relación médico-paciente.
En consecuencia:
1. No habrá delito cuando el médico cumpla con el elemento normativo,
referido al tipo, de obrar sin abuso, por estar actuando dentro del concepto
de lex artis: entonces su conducta será atípica, pero requerirá consentimiento
de la madre o el padre.
2. Habrá justificación, cuando el médico obre dentro de la lex artis, pero
sin consentimiento de uno de los padres, o cuando, habiendo consentimien-
to, actúe velando terapéuticamente por la salud de la madre, como en los
casos de inviabilidad del feto.
3. Habrá exculpación cuando no se den los requisitos de la justificación,
cuando actúe en error de prohibición, o en estado de necesidad exculpante,
o impulsado por una fuerza moral irresistible; un ejemplo de este último
caso lo encontramos en la actuación del médico contra la voluntad de los
padres, pero impulsado por su obligación de salvar la vida de la madre.
Mutilación de miembro
menos importante (Art. 3 9 6 inc. 2 o )
^ Gravísimas
^ ^ Leves (Art. 4 9 4 N ° 5 )
Esquema N° 4
1.3.2. Mutilaciones
Se trata de tres tipos penales: las lesiones graves gravísimas (Art. 397
N° 1), las lesiones simplemente graves (Art. 397 N° 2), y las lesiones graves
del artículo 398.
Se aplican las penas del artículo 397 al que causare a otro alguna lesión
grave, ya sea administrándole a sabiendas sustancias o bebidas nocivas o
abusando de su credulidad o flaqueza de espíritu.
Es un tipo con pluralidad de hipótesis: basta con que se verifique una de
ellas para que se configure la tipicidad; asimismo, la verificación de más de
una de ellas no importa un mayor injusto.
">2
VIVÍAN R. B U L L E M O R E G. - JOHN R. MACKINNON R.
Acaso uno de los problemas más relevantes en esta sede sea el de la in-
tervención médica.
Ciertamente, la opción posible en este caso consiste en considerar la
intervención médica como una causal de justificación en relación al tipo de
lesiones o como una conducta derechamente atípica. En todo caso, deben
analizarse tres situaciones posibles:
1. Tratamientos médicos conforme a la lex artis exitosos, en los que
fuera de toda duda no hay tipicidad alguna, no obstante las naturales lesiones
causadas con propósito terapéutico;
2. Tratamientos médicos conforme a la lex artis fallidos, en donde la
tipicidad tampoco puede discutirse, toda vez que el dolo de lesionar se en-
cuentra ausente (incompatibilidad con el propósito terapéutico) y la culpa
no puede predicarse desde que hay acatamiento a la lex artis-, y
3. Tratamientos médicos que no se adecúan a la lex artis, en cuyo caso la
tipicidad sólo será culposa (debe continuar descartándose el dolo, en tanto se
mantiene el propósito terapéutico que permite definir la intervención como
un "tratamiento médico"). La tipicidad dependerá de dos cosas. Primero, de
la existencia de un objetivo daño a la salud del sujeto (es decir, que el trata-
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 67
I I . DELITOS DE PELIGRO
El artículo 393 del Código Penal dispone que "El que con conocimiento
de causa prestare auxilio a otro para que se suicide, sufrirá la pena de presidio
menor en sus grados medio a máximo, si se efectúa la muerte".
El suicidio es un ataque contra la propia vida del sujeto activo. Desde
luego, ha de tenerse claro que no se trata de un homicidio ni tampoco de
una instigación. Se trata de una conducta de colaboración al suicidio de otro.
Evidentemente el suicida (en caso de frustración o tentativa, como es obvio)
no está sancionado. Esto, por dos razones: formalmente, si se consuma el
hecho, no cabe sanción al sujeto activo que ha resultado muerto, y si no se
sanciona el hecho consumado, no ha de serlo tampoco el tentado; además, se
ha decidido, por razones político criminales, y de humanidad, no sancionar
al suicida fallido. Esto no significa que el Derecho Penal quede indiferente
ante estos hechos, y de ahí la razón de sancionar a quienes participan en los
mismos.
Desde el punto de vista de la conducta, resulta claro que este delito sólo
puede cometerse mediante acción. La verdad es que si existe una posición
de garante con respecto al suicida, el tipo penal que se verificará será el de
homicidio por omisión; si no existe tal posición de garante, podríamos estar
frente al delito falta de omisión de socorro (artículo 494 N° 14 del Código
Penal). El garante que auxilia al suicidio comete homicidio por omisión, ya
que su actividad facilitadora, en cuanto ilícito, es absorbida por su omisión
70 VI\TAN R. B U L L E M O R E G. - JOHN R. MACKINNON R.
sería el caso de quien explica al sujeto cuáles son los métodos indoloros más
eficaces para lograr su propósito.
Hay que insistir que en este tipo penal el resultado no es la muerte del
suicida, sino el peligro que ha corrido el bien jurídico protegido, en este
caso, la vida independiente.
Desde el punto de vista del tipo subjetivo, la expresión "con conocimiento
de causa", en nuestra opinión, importa la restricción de las hipótesis sólo al
dolo directo. En efecto, el conocimiento de causa está necesariamente re-
ferido al hecho de saber que la ayuda que se presta está orientada a facilitar
al suicida el logro de su propósito. En consecuencia, hay dolo directo en
relación al resultado —el peligro de la vida independiente—, ya que no es
concebible que el agente preste su ayuda creadora de peligro a sabiendas
de la producción del mismo, sin quererlo.
a) Número de participantes
c) La confusión
Esta disposición establece que "Si resultaren lesiones graves de una riña
o pelea y no constare su autor, pero sí los que causaron lesiones menos
graves, se impondrán a todos éstos las penas inmediatamente inferiores en
grado a las que les hubieren correspondido por aquellas lesiones".
Manteniendo la línea de análisis hasta aquí seguida, debe indicarse que
el presupuesto procesal consiste en la ignorancia acerca de las personas que
han inferido las lesiones graves a la víctima; en cambio, sí constan las personas
que le han provocado las lesiones menos graves.
Así como en el homicidio en riña la conducta no consiste en matar, sino
en participar en la riña causando lesiones graves, en este delito la conducta
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 75
Esta disposición establece que "No constando tampoco los que causaron
lesiones menos graves, se impondrán las penas inferiores en dos grados a
los que aparezca que hicieron uso en la riña o pelea de armas que pudieron
causar esas lesiones graves".
La conducta, pues, consiste en participar en una riña haciendo uso de
armas aptas para causar lesiones graves, siendo la existencia de estas últimas
una condición objetiva de punibilidad que permite castigar esta conducta
peligrosa. El presupuesto procesal reside en que no consten quiénes causaron
lesiones menos graves.
Se incluyen dentro del Título VII, que trata de los crímenes y simples
delitos contra el orden de la familia y la moralidad pública. Al igual que los
casos precedentes, son delitos de peligro concreto.
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 77
Señala esta disposición que "Si el abandono se hiciere por los padres
legítimos o ilegítimos o por personas que tuvieren al niño bajo su cuida-
do, la pena será de presidio menor en su grado máximo, cuando el que
lo abandona reside a menos de cinco kilómetros de un pueblo o lugar en
que hubiere casa de expósitos, y presidio menor en su grado medio en los
demás casos".
Si el sujeto activo tiene posición de garante —que es el caso de las perso-
nas enumeradas en el artículo 34—, el dejar abandonado (omisión) se castiga
conforme al tipo general del artículo 346 y no según el artículo 347 (por
aplicación del principio del ne bis in iderri). En consecuencia, este tipo penal
sólo puede verificarse comisivamente.
El artículo 348 contiene circunstancias de agravación de la pena cuando
del abandono se siguen lesiones graves o la muerte del niño: presidio mayor
en su grado mínimo si son las personas enumeradas en el artículo 347 (salvo
si la conducta es omisiva) y presidio menor en su grado máximo en caso
contrario (artículo 346 y artículo 347, mediante omisión).
El legislador eligió agregar este nuevo título entre los crímenes y simples
delitos contra las personas, considerando el peligro de lesión de otros bienes
jurídicos, producto del tráfico de personas. La verdad es que tal aglutinación
no resulta de lo más afortunada, al entremezclar con aquellas materias de-
litos que atentan contra la libertad, tanto ambulatoria como sexual, delitos
contra la moral sexual, delitos contra la función pública y otros, con la sola
ligazón del peligro secundario para otros bienes jurídicos. Los analizaremos
brevemente.
El artículo 411 bis sanciona al que, con ánimo de lucro, facilite o promue-
va la entrada ilegal al país de una persona que no sea nacional o residente.
En cuanto a los verbos rectores o conducta descrita en el tipo objetivo,
facilitar es tanto hacer fácil o posible la ejecución de algo o la consecución
de un fin, como proporcionar o entregar, mientras que promover es iniciar
o impulsar una cosa o proceso, procurando su logro. La "ilegalidad" es la
mención a un elemento normativo de carácter jurídico, que requiere para
su interpretación armonizarlo con las normas de extranjería. Como hemos
señalado repetidamente, en este aspecto basta, para su concurrencia, con el
conocimiento del lego.
Al agregarse, en el tipo subjetivo, un elemento subjetivo especial, cual
es el ánimo de lucro, se subentiende la exigencia de realización del tipo con
dolo directo.
La pena es de reclusión menor en su grado medio a máximo y multa de
cincuenta a cien unidades tributarias mensuales, que se aplicará en su grado
máximo si se pusiere en peligro la integridad física o salud del afectado. Di-
cha pena base se aumentará en un grado si se pusiere en peligro la vida del
afectado o si éste fuere menor de edad.
En el caso que la conducta descrita fuese ejecutada por un funcio-
nario público, en el desempeño de su cargo o abusando de él, aún si el
funcionario actuare sin ánimo de lucro, la pena se impondrá en su grado
máximo, junto con la de inhabilitación absoluta temporal para cargos u
oficios públicos. Para estos efectos se estará a lo dispuesto en el artículo
260, que considera funcionario público a todo aquel que desempeñe un
cargo o función pública, sea en la administración central o en instituciones
o empresas semifiscales, municipales, autónomas u organismos creados por
el Estado o dependientes de él, aunque no sean del nombramiento del jefe
de la República ni reciban sueldo del Estado, incluyendo los de elección
popular.
">2
V I V Í A N R . B U L L E M O R E G . - JOHN R . MACKINNON R .
1. Introducción
El tipo penal contiene el verbo rector, "clonar", esto es, el acto de producir
otra célula, un conjunto de células, u organismos genéticamente idénticos,
originado por reproducción a partir de una única célula u organismo.
Además, lo prohibido es realizar procedimientos eugenésicos, esto es, de
selección para el "perfeccionamiento" de la especie humana. Se entiende aquí
cualquier manipulación de los genes, previo a la multiplicación celular que
podría devenir, finalmente, en un individuo de la especie humana.
2.1.3. Conducta
El sujeto activo puede ser cualquier persona, al referirse el tipo penal "al
que" clonare seres humanos.
Sin embargo, el artículo 17, con una mala técnica legislativa, contiene
una pena copulativa, de inhabilitación absoluta temporal, para sujetos activos
especiales, que ejercen alguna profesión. Ha de entenderse que se refiere a
una profesión en el área de las ciencias biológicas, médicas o de la salud, ya
C U R S O DE D E R E C H O PENAL. PARTE ESPECIAL 93
que no podría entenderse tal sanción, por ejemplo, para un contador, aunque
participara en la realización de la conducta prohibida.
El tipo subjetivo admite únicamente la posibilidad del dolo directo, toda vez
que la clonación es el fin buscado por el sujeto activo en el procedimiento.
2.3. La pena
3. Otros aspectos
JURISPRUDENCIA, M Ó D U L O N ° 1
INTRODUCCIÓN
RECOMENDACIONES
L O S FALLOS
dena por homicidio frustrado, aunque fuese con dolo eventual, de la persona de
la "polola" del encausado, además del delito de aborto frustrado. Tampoco se
enriende que se apliquen las reglas del concurso real de delitos, del artículo 74
del Código Penal, cuando se trata claramente de un concurso ideal, debiendo
aplicarse las reglas del artículo 75 del mismo Código.
En resumen, un fallo que, aunque aplaudido por la crítica lega, en los
medios de comunicación, es un verdadero desastre tanto probatorio como
de aplicación del derecho sustantivo por los tribunales de instancia que co-
nocieron la causa.
Nota: Trascribimos enteramente el fallo, por ser una materia sobre la que
anteriormente hemos manifestado un punto de vista en contrario con el fallo
de mayoría de la I. Corte de Apelaciones de La Serena, y coincidente con el
considerando segundo del fallo de minoría.
CURSO DE DERECHO PENAL. PARTE ESPECIAL 101
a) Bibliografía nacional
a. 1) Libros
Etcheberry O., Alfredo - Derecho Penal, Tomo III, Ed. Jurídica Andrés
Bello, Santiago, Chile, Reimpresión de la 3a
Edición, 2005.
Labatut G., Gustavo - Derecho Penal, Tomo II. Ed. Jurídica de Chile.
Reimpresión de la 7 a Edición, 2007.
a. 2) Artículos
b) Bibliografía comparada
Caso
Diego, un avispado abogado joven de una gran empresa nacional, ingresó
a la sucursal de calle Moneda del Banco X, con el fin de cobrar un cheque
girado a su nombre por un cliente. Cuando estuvo adentro del recinto del
Banco, se acercó a una ventanilla de cajero para realizar la operación. Sin
embargo, en ese momento ingresaron a la sucursal bancaria Pedro y Juan,
dos ladrones, quienes portaban armas de fuego, gritando con toda la fuerza
de sus pulmones que se trataba de un asalto, y exigiendo a todas las personas
que se encontraban allí que se tendieran en el suelo. Una vez que lograron
su propósito inicial, además de haber intimidado al guardia de seguridad, a
quien quitaron su arma de fuego, procedieron a vaciar las cajas del dinero que
contenían. Unos segundos más tarde, y al haber sido previamente accionada
la alarma silenciosa por uno de los cajeros, arribó la policía al lugar, apostán-
dose en la calle, frente a los accesos de la sucursal. Ante esta situación, Pedro
y Juan decidieron parapetarse en el interior. Minutos más tarde, la policía
se comunicó con Pedro y Juan, quienes manifestaron a aquéllos su deseo
de abandonar el lugar en un vehículo que exigían les fuera proporcionado
por la policía, amenazando, en caso contrario, dar muerte a los rehenes que
mantenían en el interior. Tras arduas negociaciones, que duraron veinte horas,
Pedro y Juan liberaron a los rehenes y se entregaron a la policía.
Problema
¿Qué pena merecen Pedro y Juan, por los delitos cometidos?
INTRODUCCIÓN
CONSIDERACIONES GENERALES EN TORNO AL
BIEN JURÍDICO PROTEGIDO Y CRITERIOS DE SISTEMATIZACIÓN
Los delitos que serán objeto de nuestro estudio, en este capítulo, atentan
contra un bien jurídico específico, la libertad, que goza de protección penal
110 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
ante los ataques más graves que lo vulneran o ponen en peligro, y al que
debemos referirnos previo al estudio sistemático de los tipos penales que lo
protegen.
La libertad puede definirse, en un concepto ciudadano común —por no
usar el apelativo "vulgar", que puede parecer peyorativo-, como la facultad
del hombre para desenvolver su personalidad y determinar su conducta
conforme a su voluntad (Etcheberry). Sin embargo, el concepto jurídico
de libertad es más amplio y ha de relacionárselo con la clasificación de las
normas jurídicas.
En efecto, la protección de la libertad como bien jurídico importa san-
cionar a las personas en dos casos diversos:
a) Si se impide a otro el cumplimiento de sus deberes jurídicos.
b) Si se interfiere en el derecho de otro a determinar su conducta dentro
del terreno de los actos no obligatorios ni prohibidos.
En el mundo normativo encontramos normas imperativas, prohibitivas y
permisivas. Por cierto, en el ámbito del derecho, el hombre debe cumplir las
normas y, más aún, puede ser competido a acatarlas (v.gr., el cumplimiento
forzado de las obligaciones en materia civil); se trata, pues, de normas impera-
tivas. Por ende, la libertad como bien jurídico es atacado o vulnerado, en este
caso, en la medida en que a la persona se le impide cumplir con sus deberes
o, lo que es lo mismo, en la medida en que se le impide acatar el derecho
(aspecto social). Es decir, las personas no sólo tienen el deber de cumplir con
las normas imperativas, sino el derecho a hacerlo, a ejercer su libertad en orden
a acatar el ordenamiento jurídico imperativo. Así, el salvavidas -quien tiene
posición de garante- y que es impedido por terceros de salvar al bañista que
se ahoga es víctima de un atentado a la libertad de esta clase.
Por otra parte, tratándose de normas prohibitivas, la libertad como bien
jurídico protegido, se manifiesta en el derecho de las personas para que se
les permita abstenerse de la conducta prohibida. Así, si se obliga a otro a
matar a un tercero, es indudable que se atenta contra la libertad del obligado.
También tiene una innegable connotación social.
Finalmente, tratándose, en cambio, de normas permisivas, que otorgan
o reconocen una facultad al individuo, el ataque a la libertad se traduce
directamente en un desconocimiento de la facultad de autodeterminación
de la persona y apunta a un fenómeno de corte más bien individual. Es en
este campo, el de los actos jurídicamente indiferentes donde la libertad como
bien jurídico protegido se acerca en forma sensible al concepto general de
libertad.
En síntesis, se atenta contra la libertad en un plano social en la medida
en que se impide a otro acatar el derecho (en relación a normas imperativas
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 111
c) Para Juan no es seguro que Pedro actúe del modo que espera.
d) Juan decide intervenir en el proceso de decisión de Pedro, a fin de
obtener la realización de la conducta conforme a sus expectativas.
La regla general es que en el Derecho occidental este proceso de interacción
—en asuntos personales— sea ajeno al ordenamiento jurídico. Las excepciones
se refieren esencialmente a la existencia de medios ilícitos de interacción —en
que la forma de obtener la conducta de otro es un hecho socialmente dañoso—.
En otros términos, se refieren a la existencia de coacciones o engaños.
En nuestro ordenamiento jurídico penal, sólo se castigan las coacciones,
excluyéndose de la sanción penal a los engaños.
Alfredo Etcheberry habla de la libertad de determinación. Por su parte,
Antonio Bascuñán Rodríguez prefiere hablar de la libertad de voluntad.
Así, Etcheberry expresa que "la libertad de determinación es el derecho
de cada cual para desarrollar o no desarrollar cualquier actividad, no siendo
prohibida u ordenada por la ley".
En opinión de Carrara, ésta consiste "en la facultad que compete a todo
hombre para ejercer en su provecho las propias actividades en todo lo que
no viole el derecho ajeno".
Finalmente, la opinión de Bascuñán es que consiste "en que la persona,
durante el transcurso de todas las etapas de las funciones mentales con-
cientes, sea independiente y autónomo respecto de los demás".
Ahora bien, las funciones mentales concientes que son consideradas por
el ordenamiento jurídico se desenvuelven en las siguientes etapas sucesivas:
concepción, deliberación, decisión y ejecución.
La concepción es una actividad mental que se traduce en sensaciones,
sentimientos y memoria (obtención de datos e información).
La deliberación es una actividad mental en que se ejercita específicamente
la inteligencia (elaboración de datos e información).
La decisión es una actividad mental en que también se ejercita la inteli-
gencia, pero orientada a la adopción de una solución favorable al problema
planteado.
La ejecución es también una actividad mental que importa ejercer la
libertad de voluntad, lo que a su vez se traduce en la exteriorización de la
conducta decidida.
A continuación, analizaremos separadamente los tipos penales consagra-
dos en relación a la libertad de autodeterminación, que son las amenazas y
las coacciones, en donde, curiosamente, las primeras —que importan empleo
de fuerza moral- son consideradas como delito, en tanto las segundas, no
obstante importar el empleo de fuerza física o violencia material es tan sólo
castigada como una falta.
114 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
Se trata de una falta. En este caso se sanciona a quien sin estar legíti-
mamente autorizado impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley no
prohibe, o le compeliere a ejecutar lo que no quiera.
Dentro del tipo objetivo, el verbo rector se refiere a impedir hacer (se
constriñe a omitir) o compeler a hacer (se constriñe a hacer). En ambos casos,
es preciso que tal cosa se logre mediante el uso de la violencia.
La violencia está referida al empleo de fuerza física. Si lo que el coaccio-
nado realiza es un delito, entonces el coaccionante será autor mediato de tal
delito si la fuerza física es resistible y autor directo si es irresistible, y sólo
en el primer caso el coaccionado podrá tener responsabilidad penal en tanto
autor directo. Si lo que el coaccionado realiza no es un delito, la fuerza física
puede, indistintamente, ser irresistible o no. Lo que es inadmisible es una
coacción a cometer delitos mediante fuerza física irresistible, porque ello es,
derechamente, autoría directa de quien ejerce una tal coacción y determina
la ausencia de acción por parte del coaccionado.
Dentro de la tipicidad objetiva se mantienen las reglas generales. Sólo
conviene precisar, en cuanto a la conducta, ciertas situaciones problemáti-
cas. En lo esencial, debe tenerse presente la dificultad para distinguir entre
las dos hipótesis del upo penal. Así, el arrendador que arroja los bienes del
arrendatario moroso a la calle, ¿le impide permanecer en el inmueble o lo
compele a abandonarlo? Y en el caso de tratamientos médicos no consentidos
o de relaciones sexuales no consentidas (violación), ¿se constriñe la voluntad
del otro a tolerar o se le impide omitir?
El resultado no es otro que la acción u omisión realizada mediante el
constreñimiento de la voluntad del sujeto pasivo.
Respecto de la tipicidad subjetiva, se trata de un tipo penal doloso.
Tratándose de una falta, sólo se castiga la consumación y se excluye la
participación criminal.
Consideraciones generales
alguna de las lesiones comprendidas en los artículos 395, 396 y 397 N° 1 del
Código Penal, en la persona del ofendido, la pena será de presidio mayor en
su grado máximo a presidio perpetuo calificado. En tiempo de guerra (Art.
5o letra c) las penas anteriores se aumentarán en un grado.
2.5. La tortura
Consideraciones generales
Anteriormente hemos señalado que la libertad en su aspecto inmaterial
está referida, en rigor, a la libertad de autodeterminación en general y, en
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 125
Todos estos delitos suponen una actuación arbitraria del empleado o fun-
cionario público. Se trata de delitos especiales propios. El funcionario público
debe actuar exclusivamente con dolo directo, dada la incompatibilidad de
cualquier otra situación subjetiva con la actuación arbitraria.
b) Sujetos
El sujeto activo puede ser cualquiera, al señalar el tipo penal que se san-
cionará "al que" realice las conductas prohibidas. Sujeto pasivo es el titular
138 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
del bien jurídico protegido. Es importante hacer mención, cosa que se am-
pliará al tratar de la atipicidad de la conducta, ya que existen sujetos activos
autorizados para realizar las conductas de este tipo penal, mencionados en
el inciso final del artículo 161-A, que son "aquellas personas que, en virtud
de ley o de autorización judicial, estén o sean autorizadas para ejecutar las
acciones descritas".
c) Medios de comisión
La ley señala que la conducta se puede llevar a cabo "por cualquier medio",
sin restricción a los enumerados, que lo son entonces por vía ejemplar, con
lo que deja abierto el tipo penal a los avances de la técnica y de la ciencia que
puedan permitir la intromisión no autorizada en la esfera de protección del
bien jurídico protegido, la privacidad.
d) Circunstancias de lugar
Como consecuencia necesaria del estudio del tipo penal del artículo
161-A del Código Penal chileno, hemos debido referirnos a continuación
al tipo penal que le sigue en el orden del mismo Código, en el artículo
161-B, debido a la relación entre ambos y el bien jurídico protegido "pri-
vacidad", así como las conductas que pueden realizar los sujetos activos que
vulneren las prohibiciones en ellos contenidas, no obstante los aspectos de
este tipo penal que mencionaremos más adelante, que lo alejan del bien
jurídico privacidad, y lo emparentan a tipos penales que protegen otros
bienes jurídicos.
Esta figura del artículo 161-B tiene gran similitud con la del artículo
4 3 8 del Código Penal, el delito de extorsión, y que ha sido conocida popu-
larmente por la palabra francesa chantage (chantaje), aunque la última no
tiene la connotación típica de cobro de dinero por el silencio o discreción,
que es una de las modalidades de la conducta prohibida establecida en el
artículo 161-B. En el caso de la extorsión del artículo 438 del Código Penal,
es una figura muy especial, pues reúne en sí características propias de los
fraudes y del robo. Sin embargo, el tipo penal del artículo 161-B carece de
los elementos típicos de violencia o intimidación que aquél exige, y a pesar
de parecerse en su estructura típica más a una defraudación, se la incluyó
junto con el artículo 161-A en el párrafo de los delitos contra el respeto y
protección a la vida privada, lo que tiene significativas consecuencias en
la tipicidad.
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 145
a) El verbo rector
b) Los sujetos
Tanto el sujeto activo como el sujeto pasivo son genéricos. Sólo es im-
portante recalcar que el sujeto pasivo debe serlo tanto en cuanto al hecho
de ser aquel del que se pretende obtener la entrega de dinero o bienes o la
realización de las conductas señaladas en el tipo penal.
Sólo puede haber dolo directo, por cuanto la conducta del agente tiene un
propósito final, ya sea la obtención del dinero o bienes, como la realización
de la conducta solicitada.
Además, en el primer caso, del propósito de obtener dinero o bienes, se
requiere el "ánimo de defraudación", esto es, el ánimo o propósito final de
perjudicar pecuniariamente a la persona que se obliga a suscribir, otorgar o
entregar el documento.
Al requerirse un ánimo especial, que viene a reforzar el dolo, las conductas
sólo pueden ser cometidas con dolo directo, como sucede en otros delitos,
en el caso de concurrir en el tipo un elemento subjetivo especial, como el
dolo directo de apropiación en el hurto, que lo es tal por la concurrencia
de elementos subjetivos del tipo, como es el caso de los ánimos de señor y
dueño y de lucro.
MATERIAL DE ESTUDIO COMPLEMENTARIO
JURISPRUDENCIA, M Ó D U L O N ° 2
Caso
Pedro, un joven estudiante universitario, sufría por no poder satisfacer
sus deseos sexuales, debido a una dolorosa experiencia vivida en su juventud:
a los siete años de edad, su padre, un alcohólico violento, había cercenado
su pene desde la base, dejando intactos sus testículos, lo que le produjo una
impotencia coeundi, pero no significaba merma en sus apetitos sexuales,
normales en un hombre de su edad. Pedro vivía en una pensión mixta,
donde prevalecía, por su número, la presencia de jóvenes mujeres, también
estudiantes universitarias, que lo perturbaban diariamente con su presencia,
con conversaciones y coqueteos insinuantes, ya que Pedro era un joven muy
bien parecido. Una noche, desesperado por los sonidos provenientes de la
habitación vecina, donde Jorge, otro de los habitantes de la pensión tenía
compañía femenina, Pedro salió de su habitación en dirección a la de Ma-
ría, la más hermosa de las habitantes de la casa. Una vez que estuvo frente
a la puerta de María, la abrió, forzando la débil cerradura con un violento
empujón, utilizando el peso de su cuerpo. Adentro de la habitación estaba
María, semidesnuda sobre su cama, somnolienta, con el aparato de televi-
sión encendido. Pedro, no pudiendo contener su deseo sexual, se abalanzó
sobre ella, arrancándole violentamente la ropa que cubría escasamente sus
caderas, un diminuto "short". María, en su desesperación, gritó por auxilio,
mientras Pedro intentaba separar sus piernas con las propias, el peso de su
cuerpo y con una mano, mientras que con la otra la manoseaba y apretaba el
pecho. Debido a los gritos de María, acudieron rápidamente Juan y Diego,
dos vecinos de aquélla, y viendo la escena, separaron violentamente a Pedro
de María, golpeándolo hasta dejarlo inconsciente. Unos minutos después,
acudió al lugar una pareja de carabineros, que detuvo a Pedro.
Problemas
1. ¿Qué pena merece Pedro, tomando en consideración los diversos
delitos cometidos?
150 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
Estos tipos penales se encuentran en el Título VII del Libro II del Código
Penal, que se refiere a los "Crímenes y simples delitos contra el orden de las
familias, contra la moralidad pública, y contra la libertad sexual".
Antes de la reforma de 14 de enero de 2004, con la Ley N° 19.927, el
Título VII no contemplaba la expresión "y contra la libertad sexual", indicio
que el legislador, con esta última modificación, pretendió resaltar, aunque fue-
ra sólo nominalmente, el bien jurídico protegido "libertad sexual". Decimos
que esta denominación es sólo nominal, porque gran parte de las materias
reformadas, y algunos de los tipos penales creados con esta ley, parecen refe-
rirse al bien jurídico "moral sexual", más que a la libertad sexual.
En dicho Título se encuentran diversos delitos que protegen bienes
jurídicos completamente diferentes. Existen delitos contra la familia, como
son aquellos que atentan contra su orden jurídico (v.gr., suposición del es-
tado civil, matrimonios ilegales, etc.) o sexual (el incesto); hay delitos que
atentan contra la moralidad sexual pública (v.gr., la difusión de pornografía,
el favorecimiento de la prostitución); encontramos también un delito que
atenta contra la vida dependiente, como es el aborto y, en fin, encontramos
delitos que atentan efectivamente contra la libertad sexual, que son los que
nos ocupan por ahora, en tanto que el resto de los delitos del Título VII se
estudian donde sistemáticamente les corresponda.
Conforme a las modificaciones introducidas por la Ley N° 19.167, de 12
de julio de 1999, y de la Ley N° 19.927, de 14 de enero de 2004, actualmente
los delitos que atentan contra la libertad sexual son los siguientes:
a. El delito de violación de mayores de 14 años (Art. 361)
b. El delito de violación de menores de 14 años (Art. 362)
c. El delito de violación del cónyuge o conviviente (Art. 369 inc. fi-
nal)
d. El delito de violación con homicidio (Art. 372 bis)
e. El delito de estupro (Art. 363)
f. El delito de abuso sexual de mayores de 14 años y de personas de
entre 14 y 18 años (Art. 366, números 1 y 2)
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 151
3. El delito de violación
Creemos que no puede haber duda de que en todas las hipótesis del
artículo 361 se requiere la existencia exclusiva del dolo directo. La relación
de medio a fin implícita en el número 1 y las voces "aprovechar" y "abusar"
en los números 2 y 3 no dejan espacio a elucubraciones. Y, en cuanto a la
persona privada de sentido, es posible, en casos de laboratorio, imaginar la
existencia del dolo eventual, como si un hombre duda acerca de si la com-
pañera o compañero presenta un desmayo producto de una baja de presión
o finge dormir en una actitud lúdico-erótica.
Por otra parte, debiera descartarse la posibilidad de la culpa, confor-
me al artículo 490, siempre y cuando por "delitos contra las personas" se
entienden aquellos incluidos en el Título VIII del Libro II del Código
Penal. Sin embargo, como en dicho título se encuentran los delitos contra
el honor, respecto de los cuales se ha reconocido la improcedencia de la
culpa, es dable concluir que las "personas" no están protegidas únicamen-
te en él. En otras palabras, hay delitos contra las personas en otras partes
del Código Penal, una de las cuales podrían ser los párrafos relativos a los
delitos sexuales.
La verdad es que la restricción de las hipótesis culposas a los delitos contra
las personas está muy lejos de ser un criterio claro e inequívoco y requiere de
una cuidadosa interpretación de lo que en un futuro, esperamos cercano, nos
haremos cargo. Por ahora, y más basados en la prudencia que en la exégesis de
la legislación, estimamos que la culpa no es posible de sancionar en ninguna
de las figuras que se analizan.
Este delito debe ser también cometido con dolo directo. Hipotéticamente,
es posible imaginar casos en que se verifique con dolo eventual. Creemos que
debemos reproducir los argumentos esgrimidos a propósito del tipo subjetivo
en la violación del artículo 361 y, conforme a ellos, descartar absolutamente
la posibilidad de una violación culposa.
penúltimo inciso del artículo 386, hoy derogado, que descartaba la respon-
sabilidad penal del ofensor en delitos de violación, estupro y rapto, al mediar
un vínculo matrimonial con la víctima.
Es irrefutable que el matrimonio no constituye causal de pérdida de la
libertad sexual. Dicho concepto se ve reafirmado en la interpretación de la
disposición en cuestión, en el mismo sentido que le dimos al tratar del tipo
objetivo del delito de violación. La disposición del artículo 369 inciso final,
que consagra la atipicidad de estas conductas, respecto del cónyuge y el
conviviente, y sólo en los casos en que no constituye un abuso con fuerza o
intimidación, debe interpretarse restrictivamente, como en nuestro ejemplo,
de la relación sexual con el cónyuge esquizofrénico.
También es indudable que, al mencionarse en la disposición al cónyuge
o conviviente, se refiere sólo a quienes mantienen una vida sexual en co-
mún, con carácter de permanencia. De no ser así, cabe aplicar plenamente
la disposición del artículo 361. Por lo tanto, no hay causal de justificación
alguna que pueda amparar un atentado en contra de la libertad sexual del
cónyuge o conviviente.
sexual". Cabe preguntarse si una relación sexual consentida con una per-
sona virgen, de entre 14 y 18 años, no estará siempre excesivamente cerca
de este tipo penal. Creemos que importa una ampliación del tipo penal
exagerada. Por cierto, puede señalarse que no se trata simplemente de ac-
ceder carnalmente a una persona de entre 14 y 18 años que sea inexperta
o ignorante sexualmente hablando, sino que se requiere "abusar" de esa
condición. Nos parece que tal aparente precisión es, en realidad, el reco-
nocimiento final de la imposibilidad de precisar y de la absoluta vaguedad
de la descripción típica.
En todas las hipótesis antes referidas, el verbo rector es "abusar" de
diversas situaciones, salvo la última, en donde ese abusar supone adicio-
nalmente "engañar" a la víctima. Nos parece que la determinación de la
existencia del abuso es el gran problema de esta tipificación. Si tomamos
el caso de la dependencia basada en una relación laboral, evidentemente
la tipificación más bien significa virtualmente la prohibición de mantener
relaciones sexuales con dependientes laborales entre 14 y 18 años. En
efecto, es probable que con la sola acreditación de la edad de la eventual
víctima y la existencia de la relación laboral la posibilidad de una condena
sea enorme, no obstante que se haya tratado de una relación plenamente
consentida, porque nada objetivo permitirá saber si hay abuso y porque
la tendencia en los tribunales, frente a una querella, será pensar que sí
lo hubo.
Dada la redacción del tipo penal, nos parece que no hay duda alguna de
que el delito sólo puede cometerse con dolo directo. Esto se basa en que las
modalidades comisivas excluyen toda posibilidad de considerar la comisión
con dolo que no sea directo. El ejemplo más claro de esto es la consideración
general del engaño en nuestra legislación penal como una exigencia de tal dolo
—directo—. No se puede concebir un engaño negligente, ni eventual; se quiere
o no se quiere su realización. La mera representación es irrelevante. De más
está decir que el abuso como verbo rector también restringe la posibilidad
de considerar siquiera un dolo eventual.
En esta ocasión, analizaremos el tipo penal que tiene como sujetos pa-
sivos a los mayores de 14 años, contemplado en el actual artículo 366 del
Código Penal.
Debe tenerse presente que este tipo penal fue modificado por la Ley
N° 19.927, aumentando las penas en las siguientes hipótesis.
a. En cuanto concurriera alguna de las circunstancias del artículo 361,
aumentando la pena desde reclusión menor en cualquiera de sus grados (an-
tiguo 366 N° 1), a presidio menor en su grado máximo (nuevo 366 inciso
1°);
b. En caso que concurriera alguna de las circunstancias del artículo
363, siempre que la víctima fuera mayor de catorce y menor de dieciocho
años, aumentando la pena de reclusión menor en sus grados mínimo a
medio (antiguo 366 N° 2), a presidio menor en su grado máximo (nuevo
366 inciso 2 o ).
Es pertinente, desde ya, destacar que la reforma de 1999 introdujo
en este punto un cambio de nomenclatura, pues el delito de abuso sexual
reemplazó al antiguo delito de "abusos deshonestos". Pero, más allá de eso,
la reforma, al dejar en claro que el abuso sexual consiste en otro tipo de
conductas sexuales diversas del acceso carnal, efectuó un intento de definir
"acción sexual". Lo examinaremos oportunamente.
Este tipo penal emplea una serie de verbos rectores en los dos primeros
incisos del artículo 366 quáter, siendo el elemento común de todos ellos el
que el sujeto pasivo del delito es la persona menor de 14 años, cuya libertad
sexual se ve vulnerada conforme a lo expuesto en el punto precedente.
Sin embargo, lo primero que debe dejarse en claro es que la conducta
sexual que se sanciona no puede corresponder a una acción sexual, en los
términos en que la define el artículo 3 6 6 ter. Conforme a ello, podríamos
indicar que las conductas sexuales son un concepto diferente de acciones
sexuales. Intentaremos encontrar esa diferencia conceptual esencial a partir
de las descripciones contenidas en el artículo 366 quáter, destacando des-
de ya que todas esas conductas sexuales que no son acciones sexuales se
efectúan para lograr la excitación sexual propia o de un tercero e involucra
a una persona menor de 14 años de edad.
La primera conducta sexual no constitutiva de acción sexual a que
alude el artículo 366 quáter consiste en realizar acciones de significación
sexual ante un menor de 14 años. O sea, podemos señalar que una ac-
ción de significación sexual NO es lo mismo que una acción sexual. El
problema para el intérprete es distinguir entre la acción de "significación
sexual" y la "acción sexual" propiamente tal, cuestión que tiene una im-
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 171
7. Promoción o facilitación de la
prostitución de menores (artículo 367)
carnal es introducción del pene en algunos orificios que la ley indica, pero
estos orificios pueden variar o tener diversa relevancia. En otras palabras,
la introducción del pene en cualquiera de esos orificios es acceso carnal,
conforme al artículo 361, pero, al mismo tiempo, es obvio que el artículo
365 sólo podría estar refiriéndose a dos de ellos -anal o bucal-, de don-
de se sigue que si no es obligación hacer sinónimo el acceso carnal de la
penetración en todos los orificios, tampoco es obligatorio hacerlo sinóni-
mo de dos de ellos. En tal sentido, debe efectuarse la interpretación que
parezca más razonable y, en ese sentido, nos manifestamos partidarios de
que sodomía, conforme al artículo 365, sólo existe en la medida en que se
verifique una cópula por vía anal. En todo caso, se trata de un problema
enteramente ajeno al de la libertad sexual, ya que más bien en esa figura
se protege un cierto concepto social acerca de lo moralmente correcto en
materia de sexualidad.
En este caso también se trata de un delito contra la moral sexual, por cuanto
la libertad sexual es disponible, según considera generalmente el legislador, desde
los catorce años. Por lo tanto, de no existir el tipo penal del Art. 367 ter existiría
libertad para emplearse y ser empleado sexualmente, desde los catorce años de
edad, v podría sostenerse la atipicidad de la conducta al tratarse de sujetos pasivos
que consienten, y en cuanto no se cometan otros ilícitos penales.
La conducta prohibida consiste en obtener servicios sexuales de un sujeto
pasivo menor de edad, varón o mujer, mayor de catorce años pero menor de
dieciocho años de edad. A nuestro juicio, en el concepto de servicios sexuales
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 177
Estas conductas sólo pueden ser realizadas con dolo directo, especialmente
cuando el inciso segundo del artículo 374 bis incluye un especial elemento
subjetivo "maliciosamente", que viene a reforzar al dolo, y determina que las
conductas sólo pueden realizarse con dolo de primer grado.
En el artículo 373 se sanciona a los que de cualquier modo —lo que cons-
tituye un tipo penal abierto— ofendieren el pudor o las buenas costumbres
con hechos de grave escándalo o trascendencia, no comprendidos en otros
tipos penales, por lo que se trata de un tipo penal residual.
Resulta absolutamente claro que en la especie estamos frente a un tipo
penal abierto y que será el juez quien deberá, sin cortapisas, interpretar la
idea de "pudor" o de "buenas costumbres" implícito en este delito, así como
el significado de "grave escándalo" o "trascendencia". Se trata de elementos
normativos de carácter social, dentro del tipo objetivo.
Debemos incluir acá la comercialización de impresos contrarios a las
buenas costumbres, conducta sancionada en el artículo 374, que sanciona
•la comercialización o distribución, autoría o manufactura de canciones, fo-
lletos, impresos, figuras o estampas, grabaciones, etc., contrarios a las buenas
costumbres. Al igual que el artículo anterior, es un tipo penal de escasa uti-
lidad práctica, casi en desuso, y merced a su extraordinaria apertura, puede
redundar en un atentado contra las garantías constitucionales relacionadas
con la libertad de expresión y la libertad de prensa.
I I I . PROMOCIÓN O FACILITACIÓN DE LA
PROSTITUCIÓN INTERNACIONAL (ARTÍCULO 3 6 7 BIS)
Este tipo penal fue derogado por la ley N° 20.507 de 8 de abril de 2011,
que creó una serie de tipos de peligro ligados por el delito de tráfico de per-
sonas. Consecuentemente dispuso, en el artículo 411 ter del Código Penal,
la sanción de la promoción y la facilitación de la entrada o salida del país
de personas para que ejerzan la prostitución en el territorio nacional o en el
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 181
1. Consideraciones generales
como eventual sujeto pasivo del delito, pasando la sodomía calificada a ser
violación (Art. 365 inc. 2 o ) y se ha dado cierto sustento legal a la discutible
postura doctrinal de que el acceso carnal puede verificarse por vía vaginal,
anal o bucal. Asimismo, desaparece el engaño como medio comisivo del delito
de estupro, y se crean los nuevos tipos penales de abuso sexual de menores
de entre doce y catorce años de edad (Art. 362-A), y el involucramiento de
menores impúberes en acciones de significación sexual (Art. 366-C). En el
delito de violación se ha reconocido que el cónyuge —y el conviviente— pueden
cometer delitos de violación (Art. 361) o de abuso sexual (Art. 366 N° 1).
En cambio, la reforma de la Ley N° 19.927 se encontraba inspirada en un
clima social de alarma por la ocurrencia de ilícitos en los que predominaba la
caracterización de "sexual" en su tratamiento en los medios de comunicación
masiva, y en los que se difundió la participación de menores de edad, tanto
como partícipes como sujetos pasivos de los mismos. Este clima favoreció la
tipificación de un número de ilícitos contra la moral sexual, junto con los
delitos contra la libertad sexual y, a su vez, un aumento general de las penas
de los delitos contra la libertad sexual.
Obviamente, la reforma del año 1999 es de mayor importancia dogmática,
por representar un cambio profundo en la legislación en materias de delitos
contra la libertad sexual, mientras que la reforma de 2004 es, más que todo,
la expresión de un clima de carácter moralizante y represivo en cuanto a
delitos contra la libertad sexual y la moral sexual se refiere.
A continuación examinaremos la forma en que estaban tipificadas las
conductas previamente y cuáles han sido sus modificaciones concretas.
3.4. Antijuridicidad
7. Otras disposiciones
I. JURISPRUDENCIA
se concertó con éste para permitir y facilitar que éste abusara sexualmente de
los menores de iniciales N.B.G.C., J.J.G.C, M.B.G.C. e I.M.S.H., lo que se
encuentra demostrado a través de las declaraciones referidas a su respecto, en
el considerando tercero de esta sentencia.
QUINTO: Que para dar por establecidos los hechos relatados en el conside-
rando precedente respecto de ambos acusados, el Tribunal acoge plenamente
el valor de los antecedentes de la investigación referidos en la motivación
tercera de esta sentencia, ya que además de haber sido aceptados expresamente
por aquéllos, no han sido desvirtuados por prueba en contrario. Se tiene en
cuenta, además, el origen y naturaleza de tales antecedentes, ponderando
especialmente el relato de las víctimas, contenido tanto en las declaraciones
prestadas ante el Ministerio Público como ante los profesionales que reali-
zaron los distintos informes periciales que se elaboraron a su respecto, así
como las conclusiones de los mismos que señalan que sus relatos son creíbles.
A lo anterior se agrega el relato de las madres de los menores y la forma en
que tomaron conocimiento de los hechos. Se tiene presente además que de
los antecedentes de la investigación se colige la existencia de una conducta
reiterada del acusado en relación al abuso de menores que data de a lo menos
del año 1960.
SEXTO: Que los hechos referidos en la motivación cuarta, tipifican:
Respecto del acusado Jorge Exequiel Lavandera Illanes, en relación a los
menores I.M.S.H.; M.B.G.C. y J.J.G.C. el delito reiterado de abuso sexual,
en grado de consumado, descrito y sancionado en el artículo 366 bis inciso
segundo del Código Penal, en relación con el artículo 363 N°s. 2, 3 y 4 del
mismo Código; y artículos 336 N° 2 en relación con el artículo 363 N°s. 2,
3, 4 respecto de la menor N.B.G.C. toda vez que ha quedado establecido
que el acusado realizó acciones de connotación sexual y de relevancia en las
víctimas, menores de 12 años en el primer caso y mayor de esa edad en el
segundo, mediante contacto corporal, afectando su zona genital, habiéndose
abusado de una relación de dependencia transitoria, de su desamparo y de la
inexperiencia sexual de las víctimas. Para ello, había obtenido previamente la
confianza de las madres de sus víctimas las que incluso se sentían halagadas
por la consideración que el acusado tenía respecto de sus hijos.
En estos hechos ha correspondido al acusado una participación en ca-
lidad de autor de conformidad con lo prevenido por el artículo 15 N° 1
del Código Penal por haber tomado parte en su ejecución de una manera
inmediata y directa.
Respecto del acusado Juan Carlos Espinoza Sánchez. Al acusado, Juan
Carlos Espinoza Sánchez, le ha correspondido, según lo dispuesto en el ar-
tículo 15 número 3 del Código Penal, la calidad de autor cooperador, en los
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 205
delitos que se le imputan toda vez que, en reiteradas ocasiones, las víctimas
eran llevadas hasta la parcela de Metrenco por el acusado Espinoza sin que
quepa duda alguna de que éste sabía a qué iban los menores a dicha parcela.
Esto, ya que no resulta lógico que todos los trabajadores del lugar, se dieran
cuenta de lo que allí ocurría con los menores excepto él a quienes todos e in-
cluso el mismo se consideraba como la persona más cercana al senador. Existen
elementos suficientes para estimar que hubo de su parte cooperación en la
consumación del hecho típico por el cual se sanciona al coimputado, puesto
que permitió y facilitó que éste abusara sexualmente de los menores.
a) Bibliografía nacional
a.l) Libros
Etcheberry O., Alfredo - Derecho Penal, Tomo III, Ed. Jurídica Andrés
Bello, Santiago, Chile, Reimpresión de la 3a
Edición, 2005.
Labatut G., Gustavo Derecho Penal, Tomo II. Ed. Jurídica de Chile.
Reimpresión de la 7 a Edición, 2007.
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 207
a.2) Artículos
b) Bibliografía extranjera
bl) Libros
b2) Artículos
Caso:
Pedro, cónyuge de María, es padre de Juana, adolescente de 15 años
de edad, a quien legitimó adoptivamente en 1995. Ante el abandono del
hogar por parte de María, hace un año y medio, Pedro sedujo a Juana, con
quien mantuvo relaciones sexuales consentidas durante aproximadamente
un año, hasta que fue descubierto por un vecino, quien denunció el hecho
a la policía.
Problema
¿Qué pena merece Pedro por el ilícito cometido?
El Título VII del Libro II del Código Penal comienza bajo el epígrafe
"Crímenes y delitos contra el orden de las familias, contra la moralidad pú-
blica y contra la integridad sexual". En otras palabras, resulta evidente que
en este título se incluyen atentados contra bienes jurídicos diversos, entre los
que se incluyen la familia y la libertad sexual.
En relación a la familia, como realidad jurídica y social, observamos una
serie de tipos penales que tienden a su resguardo como propósito central. Es
evidente que en el parricidio la idea de familia se encuentra también presente
y, en cierto modo, puede atribuirse a su simultánea lesión, opinión sobre la
que ya manifestamos críticas, la mayor severidad del castigo penal.
En este capítulo se observa una transición desde la protección de bienes
jurídicos individuales a la de bienes jurídicos de carácter social. Evidentemen-
te, la protección de la familia no apunta a intereses puramente individuales,
sino eminentemente sociales.
En principio se protegen dos bienes jurídicos claramente distinguibles: el
orden sexual y el orden jurídico de la familia. Los analizaremos a continuación
conforme a esa sistematización.
210 VIVÍAN R. B U L L E M O R E G. - JOHN R. MACKINNON R.
de encubrir el engaño a que éste puede ser sometido para realizar la conducta
señalada en el tipo penal.
El inciso 2o contiene una forma calificada del tipo penal, que es más bien
una figura de coacciones, ya que sanciona al que, con violencia o intimidación,
hace intervenir al funcionario que debe autorizar su matrimonio, sin haber
observado las prescripciones que la ley exige para su celebración.
En ambos casos se trata de un tipo penal que sólo puede realizarse con
dolo directo.
Con respecto al bien jurídico protegido, debe tenerse presente que la Co-
misión Redactora no siguió el modelo español, que consideraba el parentesco
como una mera agravante del delito de estupro, de modo que exigía como
presupuestos los requisitos de este último, esto es, la existencia de un varón y
de una mujer doncella. Por el contrario, la Comisión convirtió el incesto en
un delito autónomo e independiente del estupro. Así, en el incesto se exige
sencillamente un comportamiento sexual consentido —cuyo contenido debe
precisarse- y el vínculo de parentesco indicado en la ley. Es un caso clásico
de coparticipación necesaria o codelincuencia.
Desde ya debe dejarse en claro que no se atenta contra la libertad sexual,
ya que en tal caso el tipo penal sería desplazado por aquel tipo penal que
corresponda a tal realidad, sirviendo el parentesco como circunstancia agra-
vante (v. gr., la relación sexual del padre con la hija menor de 14 años es
violación, agravada por el parentesco, y no incesto). El consentimiento eficaz
de los partícipes en la relación sexual es un supuesto ineludible del incesto.
Se ha sostenido que el orden de la familia aparece afectado en dos formas:
primero, por la posibilidad de introducción de prole incestuosa; en segundo
lugar, por lesionar de modo especialmente chocante el sentimiento familiar.
Etcheberry estima que el primer punto es lo relevante y que, por ende, sólo
los actos idóneos para introducir descendencia incestuosa pueden ser consti-
tutivos de este delito. En otras palabras, será incesto la realización de cópula
normal entre hombre y mujer.
No compartimos este punto de vista. En primer lugar, obligaría a excluir
las relaciones sexuales diversas de la cópula normal (v. gr., vía anal y las rela-
ciones sexuales mediante cópula normal en los casos en que la introducción
de prole incestuosa sea imposible, como en situaciones de esterilidad masculina
o femenina, actos ambos incapaces de introducir "prole incestuosa". En esto
repara Etcheberry, justificando el castigo ahora sobre la base de la lesión del
sentimiento familiar. Sin embargo, si esta explicación es válida para estos
216 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
JURISPRUDENCIA
Caso:
Pedro, H. Senador de la República, en medio de un acalorado debate en
una reunión de Comisión del Senado, increpó duramente a Juan, otro H. Sena-
dor, a quien enrostró haber sido autor de una malversación de caudales públicos
cuando este último había sido Ministro de Estado, hace ya más de diez años.
Problemas
1. ¿Cometió Pedro un ilícito?
2. ¿Merece sanción por el hecho?
3. ¿Cumple algún rol la institución de la prescripción, en este caso en
particular; y en general?
1. INTRODUCCIÓN Y CONSIDERACIONES
EN TORNO AL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO
Dentro de los delitos que atentan contra las condiciones ideales del indi-
viduo, podemos incluir a los delitos contra el honor. En efecto, así como los
delitos contra la propiedad o la libertad, el atentado contra el honor afecta
intereses esencialmente espirituales del sujeto.
Nuestro Código Penal se refiere al honor dentro del Título VIII, junto a los
tipos de homicidio y lesiones. Estudiaremos estos delitos de acuerdo al siguiente
esquema: bien jurídico protegido, la injuria, la calumnia, la difamación (Ley de
abusos de publicidad) y disposiciones comunes a las injurias y calumnias.
El honor tiene un doble significado: uno, de carácter subjetivo, en cuan-
to a la cualidad moral del individuo; el otro, de carácter objetivo, más bien
referido a la reputación o crédito público. En relación al honor subjetivo, la
valoración ético social de la persona se refiere a tres aspectos:
a) A lo que la persona en sí misma vale, metafísicamente considerada;
b) Lo que la persona cree que vale (autoestima o autovaloración perso-
nal), y
220 VIVÍAN R. B U L L E M O R E G . - JOHN R . MACKINNON R .
2.1.1. La acción
sino que se extiende además a las injurias por escrito o efectuadas mediante
símbolos o emblemas
La ejecución de acciones ensancha aún más el tipo penal, ya que se trata
de una fórmula extraordinariamente amplia. Así, basta con cualquier con-
ducta capaz de lesionar el honor objetivo o subjetivo de otro, siendo posible
utilizar cualquier medio para ello.
2.1.2. La conducta
Dada la redacción del tipo penal, parece claro que la conducta ha de ser
comisiva. La hipótesis omisiva debe, en general, ser descartada, salvo situacio-
nes en las cuales la mera pasividad importe una conducta ofensiva, como es
el caso de no saludar a otro en situaciones especiales en que el protocolo así
lo indica (v. gr., relaciones diplomáticas). Sin embargo, no puede descono-
cerse la enorme dificultad de encontrar una fuente que explique la eventual
posición de garante del injuriante. En este sentido, restringido, podría llegar
a concebirse una injuria omisiva.
2.1.3. Sujetos
Dada esta condición, suele admitirse que no pueden ser sujeto pasivo
de injurias contumeliosas (aun cuando en ciertas hipótesis puede ello ser
posible) y que sí pueden serlo tratándose de injurias difamatorias (esto im-
porta reconocer que la mortificación espiritual no forma parte de las injurias
difamatorias).
2.1.5. El resultado
Este artículo no especifica cuáles son injurias leves. Por de pronto, deben
excluirse las injurias graves del artículo 417. Por otra parte, las injurias no
comprendidas en el artículo 417 que no son hechas por escrito y con publi-
cidad, son injurias livianas y castigadas como falta (artículo 496 N° 11). En
consecuencia, son injurias leves del artículo 419 aquellas injurias no compren-
didas en el artículo 417 que son efectuadas por escrito y con publicidad.
Si no concurren estas circunstancias, serán castigadas como faltas (injurias
livianas, artículo 496 N° 11), tal como lo señala el propio artículo 419.
3. CALUMNIAS
En este caso, el artículo 425 señala que podrán ser procesados los que
desde el territorio de la República hubieren enviado los artículos o dado
orden para su inserción, o contribuido a la introducción o expendición de
esos periódicos en Chile con el ánimo manifiesto de propagar la calumnia
o injuria. Se requiere, por lo tanto, y con respecto al tipo subjetivo, de un
ánimo especial, que califica al dolo.
El artículo 427 contiene una norma especial acerca de las expresiones que
puedan estimarse calumniosas o injuriosas, consignadas en un documento
oficial, no destinado a la publicidad, sobre asuntos del servicio público.
Éstas no dan derecho para acusar criminalmente al que las consignó. Debe
tenerse en cuenta que el tipo penal se refiere a "documento oficial", y no a
documento público. Al primero alude también el artículo 193, sin definirlo,
aunque Garrido Montt concluye en ese caso que para el legislador el docu-
mento oficial es el documento público. Para nosotros, en cambio, respecto
del artículo 427 se trata de categorías diferentes, aun cuando en el artículo
193 la ley las haga sinónimos. En este caso, el tipo penal abarca documentos
que no cumplen con los requisitos del documento público, esto es, el otor-
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 231
ofensa (Art. 431). Este plazo no se modifica por el hecho de que la acción
deba ser ejercida por los herederos del sujeto pasivo: siempre se contará
desde que éste tuvo o pudo racionalmente tener conocimiento de la ofensa.
En todo caso, existe un límite definitivo impuesto en la misma disposición:
en ningún caso podrá entablarse acción de injuria o calumnia después de
cinco años contados desde la comisión del delito (debe tenerse presente lo
señalado respecto del momento consumativo del delito, tratándose de injurias
contumeliosas y difamatorias).
Las reglas contenidas en el artículo 431 se refiere a la prescripción de la
acción penal; la prescripción de la pena sigue las reglas generales. Además,
debe considerarse una forma especial de extinción de la responsabilidad penal
la compensación, a la que nos referimos anteriormente
Es esencial tener presente, ante todo, que se trata de un delito de acción
privada, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 55 letra a) del Código
Procesal Penal. El artículo 428 del Código Penal fija, además, el carácter
privado de la acción, y señala el efecto del perdón del ofendido. Así, el no
ejercer la acción por parte de su titular importa la impunidad del delito; la
renuncia de ella es perfectamente concebible y la extingue; tras el desisti-
miento de la querella, se decretará el sobreseimiento definitivo (Art. 401,
Código Procesal Penal). Si no se practican las diligencias necesarias para dar
curso progresivo a los autos durante treinta días, se entiende abandonada
la acción penal (artículo 402, Código Procesal Penal). El artículo 404 del
Código Procesal Penal contempla, para el querellado, la posibilidad de dar
explicaciones satisfactorias de su conducta. Asimismo, el Artículo 179 del
Código Procesal Penal, en relación con la autodenuncia, señala el derecho
de quien hubiere sido imputado por otra persona de haber participado en
la comisión de un hecho ilícito, de concurrir ante el Ministerio Público y
solicitar se investigue la imputación de que hubiere sido objeto. Si el fiscal
respectivo se negare a proceder, la persona imputada podrá recurrir ante
las autoridades superiores del Ministerio Público, a efecto de que revisen
tal decisión. Asimismo, la acción civil ejercida exclusivamente y en forma
separada extingue la acción.
JURISPRUDENCIA, M Ó D U L O N ° 5
El fallo:
Corte Suprema, cuatro de junio de dos mil ocho.
Vistos:
Ante el Décimoquinto Juzgado de Garantía de Santiago, se celebró el
juicio oral en procedimiento simplificado de acción penal privada, signada con
el R.I.T. N° 4299-2007, en el que se pronunció sentencia el once de marzo
del año en curso, por la cual se absolvió a la querellada Priscilla Rodé Marín
Letelier de la acusación formulada en su contra, en cuanto autora del delito de
injurias leves previsto y sancionado en el artículo 416 en relación al artículo
419 del Código Penal, condenándose en costas a la parte querellante.
Esta sentencia ha sido impugnada por la parte que ejerció la acción pe-
nal, quien dedujo recurso de nulidad, en primer término, por las causales
conjuntas de las letras a) y b) del artículo 373 del Código Procesal Penal y
luego, en forma subsidiaria, por las causales de las letras e) y g) del artículo
374 de ese mismo Código.
(...)
S E G U N D O : Que el derecho constitucionalmente protegido, cuya in-
fracción autorizaría la interposición del recurso de nulidad ante esta Corte,
con arreglo a lo dispuesto en el artículo 373 a) del Código Procesal Penal,
es según señala la recurrente el ordinal 4° del artículo 19 de la Carta Polí-
tica, que asegura el respeto y protección a la vida privada y a la honra de la
persona y su familia.
En una primera aproximación, es útil consignar que las Actas de la Co-
misión de Estudios de la Nueva Constitución, la cual dedicó al análisis del
tema sus sesiones 128 a 130, ambas inclusive, no hay constancia alguna de
que los integrantes de esa comisión hayan considerado que el derecho a la
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 237
literal a) del artículo 373 del Código Procesal Penal, sin perjuicio de lo que
se resuelva en cuanto al fondo en la hipótesis penal específica de autos.
D É C I M O : Que, establecido como ha sido que las personas jurídicas
gozan de protección a su derecho a la reputación, con el objeto de despejar
si el argumento de la sentencia impugnada por este arbitrio (el octavo) ha
tenido influencia sustancial en lo decidido, se procederá ahora al examen del
resto de dicha reclamación, en forma conjunta con el análisis de la causal
de la letra b) del artículo 373, precisamente porque ha sido deducida de esa
manera.
Por esta última, se denuncia errónea interpretación de los artículos 416
y 419 del Código Penal.
U N D É C I M O : Que no todo bien jurídico o derecho garantizado por la
Constitución Política, está necesariamente amparado también por norma
penal. Hay derechos concebidos para ser respetados y para exigir su cumpli-
miento o su otorgamiento al Estado o a los particulares, a través de diversas
vías del derecho, pero que no tienen aparejado un tipo penal.
Por ejemplo, la Constitución establece el derecho a la educación y a la
salud y el legislador ha establecido un sistema público y uno privado para
otorgar o garantizar a cada persona el acceso a la educación y a la salud, exis-
tiendo siempre la posibilidad de reclamar del Estado la satisfacción de dichas
necesidades y de la falta o mala calidad de los servicios que entrega, pero no
se han contemplado delitos específicos de denegación de ellos.
D E C I M O S E G U N D O : Que en lo que cabe al derecho a la honra, parti-
cularmente de las personas jurídicas, se analiza a continuación, si el legislador
contempló a su respecto, la protección también penal de dicha cualidad.
Si bien es cierto, la simple ubicación que dichas normas tienen dentro
de las diversas disposiciones del Código Penal, puede ser insuficiente para
determinar si ellas sólo han tenido por objeto la protección de las personas
naturales o también la han tenido de las personas jurídicas, resulta un primer
indicio que puede ser tomado en consideración.
Al respecto, el párrafo de las injurias, que contiene ambas normas cuya
interpretación en el fallo de marras se impugna, está inserto en el título
VIII del Libro II del Código Punitivo, que se denomina de los Crímenes
y simple delitos contra las personas. Su primer párrafo corresponde al ho-
micidio; el segundo al infanticidio; el tercero, a las lesiones corporales; el
cuarto, al duelo; el sexto, a la calumnia; y, el séptimo, a las injurias, ya que
el quinto y el octavo son disposiciones comunes a los anteriores. Como
se aprecia entonces, su ubicación determina que se trata de un tipo penal
cuyo objetivo es sólo la protección de personas naturales y no de personas
jurídicas.
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 239
D E L I T O S DE LA LEY DE DROGAS
-LEY N° 2 0 . 0 0 0 -
Caso
Pedro, un famoso médico cirujano, ya entrado en años, sufría fuertes
dolores por una lesión lumbar, producto de un accidente ocurrido hace unos
meses mientras practicaba kite, resabio de su antigua afición a los deportes
extremos, los que solía disfrutar hasta hace pocos años, sin consideración a su
edad. Como Pedro se negaba a abandonar la práctica de sus deportes favoritos,
intentó aminorar los efectos de la lesión haciéndose recetar fuertes analgési-
cos por unos médicos amigos. Al no encontrar alivio en esos medicamentos,
comenzó a solicitar le recetaran opiáceos, los que consumía en grandes can-
tidades, al punto de llegar a la adicción. Como las recetas eran insuficientes
para calmar el dolor, y sus amigos médicos se negaron a suministrarle recetas
para dosis mayores, comenzó subrepticiamente a sustraer opiáceos desde la
farmacia del hospital en que trabajaba. Finalmente, y al sentir que los dolores
continuaban, Pedro cultivó en el jardín de su casa alguna plantas de cannabis
(marihuana), cuyas hojas fumaba privadamente, aunque a veces invitaba a
algunos amigos a compartir su nueva afición.
Problemas
1. ¿Qué conductas tipificadas como delito, en la Ley N° 20.000, realizó
Pedro?
2. ¿Qué penas merecerían las conductas de Pedro?
2. EVOLUCIÓN LEGISLATIVA
3. TIPOS PENALES
En el artículo 5o se encuentra una figura, propia del excesivo celo del legis-
lador, que perfectamente podría encuadrarse en alguna de las figuras anteriores.
Es el suministro de hidrocarburos aromáticos a menores de 18 años, que, amén
de ser necesario restringirlo, podía serlo con una mejor técnica legislativa.
Las sanciones que contempla la ley son multa de una a diez unidades
tributarias mensuales; asistencia obligatoria a programas de prevención hasta
por sesenta días, o tratamiento o rehabilitación en su caso por un período
de hasta ciento ochenta días en instituciones autorizadas por el Servicio de
Salud competente. Participación en actividades determinadas a beneficio de
la comunidad, con acuerdo del infractor y a propuesta del departamento
social de la municipalidad respectiva, hasta por un máximo de treinta ho-
ras, o en cursos de capacitación por un número de horas suficientes para el
aprendizaje de la técnica o arte objeto del curso. El juez deberá indicar el
tipo de actividades a que se refiere esta letra, el lugar en que se desarrollarán
y el organismo o autoridad encargada de su supervisión. Esta medida se
cumplirá sin afectar la jornada educacional o laboral del infractor. Además
se contempla como obligatoria la pena accesoria, en su caso, de suspensión
de la licencia para conducir vehículos motorizados por un plazo máximo
de seis meses. En caso de reincidencia, la suspensión será de hasta un año y,
de reincidir nuevamente, podrá extenderse hasta por dos años. Esta medida
no podrá ser suspendida, ni aun cuando el juez hiciere uso de la facultad
contemplada en el artículo 398 del Código Procesal Penal —suspensión de la
imposición de la condena por falta—. Idénticas penas se aplicarán a quienes
tengan o porten, en los lugares señalados, las drogas o sustancias para su
uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo. El mero porte
o tenencia para el consumo, en otros lugares, es atípico.
Con respecto al consumo de drogas en lugares o recintos privados, si se
hubiesen concertado para tal propósito, se aplicarán las mismas penas. Esto
es, se sanciona con las penas de la falta de consumo la proposición aceptada
y consumada, lo que es una impropiedad, ya que no se avizora la razón
político criminal para sancionar esta conducta al ser atípico el consumo
individual, como no sea un peligro abstracto meramente formal.
El texto de este artículo adiciona una norma que llama de justificación,
al señalar que se entenderá justificado el uso, consumo, porte o tenencia de
alguna de dichas sustancias para la atención de un tratamiento médico. La
verdad que aquí se trata de un caso de atipicidad, expresamente consagrado
en la ley.
"El Ministerio Público podrá autorizar que los envíos ilícitos o sospechosos
de las sustancias a que se refieren los artículos Io y 2 o , o las sustancias por las
que se hayan sustituido, total o parcialmente, las anteriormente mencionadas,
los instrumentos que hubieren servido o pudieren servir para la comisión
de alguno de los delitos sancionados en esta ley y los efectos de tales delitos,
se trasladen, guarden, intercepten o circulen dentro del territorio nacional,
salgan de él o entren en él, bajo la vigilancia o el control de la autoridad co-
rrespondiente, con el propósito de individualizar a las personas que participen
en la ejecución de tales hechos, conocer sus planes, evitar el uso ilícito de las
especies referidas o prevenir y comprobar cualquiera de tales delitos."
Es decir, se requiere, en primer lugar, autorización previa del Ministerio
Público, y sólo puede realizarse con alguno de los fines señalados en la ley.
Tal como hemos señalado para nosotros, y respecto de diversas materias, al
señalar expresamente la ley que tales conductas se encuentran excluidas de
entre las prohibidas, nos encontramos ante comportamientos que son atípicos,
más que justificados, como sugiere alguna otra doctrina.
9 . PARTICULARIDADES D E L A LEY N ° 2 0 . 0 0 0
JURISPRUDENCIA, M Ó D U L O N ° 6
El fallo:
San Miguel, veintidós de noviembre de dos mil diez.
Vistos:
En estos antecedentes rol único 1000077715-9 e interno 1013-2010
del Juzgado de Garantía de Puente Alto, por sentencia definitiva de vein-
ticinco de octubre del presente año, dictada por la señora Juez titular
doña Roxana Jacqueline Venegas Díaz, se condenó a Maribel Alejandra
Hernández Lantadilla a sendas penas de tres años y 1 día de presidio menor
en su grado máximo, más las accesorias del artículo 29 del Código Penal
y a la pena de multa de una unidad tributaria mensual y a la de 541 días
de presidio menor en su grado medio, más las accesorias del artículo 30
del mismo cuerpo legal, como autora de los delitos de tráfico de drogas,
previsto y sancionado en el artículo Io en relación al artículo 3° de la ley
N° 20.000, tenencia ilegal de arma de fuego prohibida, prevista y sancio-
nada en el artículo 13 de la ley N° 17.798 y tenencia ilegal de municiones
previsto y sancionado en el artículo 9 de la misma ley, todos los ilícitos
cometidos el día 22 de enero en curso.
(...)
SEXTO: Que con el mérito de los antecedentes reunidos en el proceso
que alcanzan los estándares de convicción, este Tribunal de Alzada comparte
lo argüido y razonado por la señora Juez a quo en su fundamento 4o que da
cuenta que no se encuentra acreditada, la figura criminosa del tráfico ilícito
de pequeñas cantidades de droga, sino que la que sanciona el artículo Io
de la ley N° 20.000, toda vez que la conducta desplegada por la acusada es
propia de un tráfico ilícito de estupefacientes, atendido la cantidad de droga
incautada que en su totalidad es de 150 gramos aproximadamente de clor-
hidrato de cocaína, pasta base y cannabis sativa, no siendo posible, entonces,
calificar la acción realizada por la imputada y como pretende su defensa en
la del artículo 4o de la Ley 20.000.
SÉPTIMO: Que la aceptación expresa por parte de la imputada Hernán-
dez Lantadilla de los hechos contenidos en la acusación acredita la participa-
ción que en calidad de autor del delito contemplado en el artículo Io de la
ley N° 20.000 le correspondió. Teniendo en cuenta, además, que de acuerdo
a la lógica y a las máximas de experiencia no resulta posible dar crédito a las
alegaciones de la defensa relativas a que la conducta realizada por su repre-
sentada se encuadra dentro de la hipótesis de pequeñas cantidades, puesto
que tal como se dejó establecido precedentemente, la cantidad de la droga
decomisada no se estima como de pequeña cantidad, como también el hecho
v circunstancia de haber encontrado en poder de la encausada armamentos
v municiones por los cuales fue condenada en el fallo que se revisa.
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 263
Caso:
Pedro, un ingeniero nuclear, desempleado, y descontento por la falta
de interés de las autoridades de la administración del Estado por investigar
y aprovechar los usos pacíficos de la energía nuclear, y ante las constantes
negativas de la misma a la construcción de centrales nucleares generadoras de
electricidad, decidió tomar medidas para llamar la atención de la población.
Un buen día amaneció en la cumbre del cerro San Cristóbal, en el centro de
la ciudad de Santiago, sentado sobre una serie de grandes cajones y cilindros,
pintados de amarillo y con el símbolo de peligro radiactivo. Dio aviso a los
medios de comunicación social para que se presentaran con sus cámaras
y micrófonos en la punta del cerro, ya que estaba dispuesto a detonar un
artefacto nuclear y destruir la ciudad de Santiago si no se hacía caso a sus
demandas. Exhibía, en su mano derecha, un aparato que denominaba "dis-
parador", el que, según sus dichos, de soltar, haría estallar la bomba nuclear
sobre la que estaba sentado. Entrevistado, a la distancia, por un periodista
de un canal de televisión, expuso sus demandas, que consistían en que se
ordenara por la autoridad administrativa la construcción de siete centrales
nucleares en diversos lugares del país, que renunciaran a sus cargos todos los
miembros de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, y que se transmitiera
en directo, a todo el país, una declaración que leería media hora más tarde.
Sin embargo, un temerario policía, sin creer las amenazas de Pedro, disparó
contra éste, hiriéndolo en el hombro derecho, y dejándolo inconsciente. Se
comprobó, posteriormente, que el aparato que sostenía Pedro en su mano
era sólo un juguete, y que no había bomba ni materiales radiactivos en las
cajas y cilindros amarillos sobre los que estaba sentado, sino algunos escasos
bienes de su propiedad, ropa y libros.
Problemas
1. ¿Qué pena merece Pedro por el hecho cometido?
2. ¿Cuál es el bien jurídico protegido en el tipo penal respectivo?
266 V I V Í A N R . B L LLEMORE G . - JOHN R . MACKINNON R .
1. CONCEPTOS GENERALES
2. TIPOS PENALES
Entre las faltas del artículo 496 del Código Penal, se encuentran, en el
N° 20, las infracciones de las reglas de policía en la elaboración de objetos
fétidos o insalubres, y su disposición ("los arrojare") en las calles, plazas o
paseos públicos. Debe entenderse que la mención a "reglas de policía" está
referida a los reglamentos de aseo y ornato municipales.
La sanción, establecida en el mismo artículo 496, es la pena de multa de
una a cuatro unidades tributarias mensuales.
(BIBLIOTECA \
268 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
tipos penales, se trata de algo más que una mera reiteración, de una conducta
con un grado de permanencia en el tiempo, que si bien no requiere que sea
la única forma de sustento del infractor, éste la realiza como parte integran-
te de su vida "normal", o como una forma de vida. La pena es de presidio
menor en sus grados mínimo a medio, copulativamente con multa de cinco
a cien unidades tributarias mensuales y comiso de las armas o instrumentos
de caza o de captura.
sostiene igual medida de punición para todos los partícipes que contribuyen
con su infracción al deber de cuidado en un ilícito culposo, a no ser que
se considere, como nosotros, que al partícipe en los delitos culposos debe
aplicarse la norma general del artículo 16 del Código Penal. Obviamente,
consideramos que la mención a la contribución ha de estar enmarcada por
todos los requisitos de los ilícitos culposos, ya que una interpretación en
contrario, o de responsabilidad objetiva, vulneraría el principio constitucional
de legalidad, ya que en nuestro país no puede haber pena sin culpa.
JURISPRUDENCIA, M Ó D U L O N ° 7
I. INTRODUCCIÓN
a . l elaboración
a.2 resolución
b . l redacción
b. sentencias
• _
b.2 estudio
1. Primera fase
2. Segunda fase
Una vez conocido el caso o hecho objeto del análisis, se debe realizar la
selección de instrumentos técnicos para analizar y evaluar el caso.
2.1 Instrumentos técnicos para el análisis
a) normas jurídicas aplicables
b) interpretaciones jurisprudenciales
c) interpretaciones doctrinales
Para este objeto se requiere un conocimiento previo de las normas legales, y
los criterios jurisprudenciales y doctrinales para supuestos de hecho similares. Una
evaluación jurídica excluye la solución de "sentido común", normalmente carente
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 291
Es aquí cuando, en orden, nivel tras nivel, se analizan los hechos, apli-
cando el derecho, a cada categoría de la teoría del delito que se utilice (ya sea
causalista, neocausalista, finalista, etc.), para todos y cada uno de los sujetos
que aparecen involucrados en los hechos analizados. Este modo de operar es
obligatorio para el penalista en el proceso de identificación de las cuestiones
jurídicas implicadas en el caso a examinar, al ser la teoría del delito un método
estructurado en forma excluyente. Por ejemplo, si no concurre la categoría
de la tipicidad, es decir, la conducta es atípica, no descrita en la ley, ya no es
necesario el estudio de la antijuridicidad y la culpabilidad.
Esquema explicativo (delitos de comisión dolosa):
no-accion
Hecho no-tipica
no-antijurídica
típica
no-culpable
antijurídica ^
culpable
3. Tercera fase
CASO N ° 1
CASO N° 2
Enrique Bacigalupo
Homicidio
CASO N ° 3
Cebo
Homicidio calificado
CASO N° 4
Parricidio e infanticidio
Materias: elementos del tipo del parricidio; elementos del tipo del
infanticidio; problemas de participación; comunicabilidad del vínculo de
parentesco; problemas de iter criminis-, problemas relacionados con las cir-
cunstancias modificatorias de la responsabilidad penal; relaciones con los
tipos de homicidio simple y homicidio calificado.
Problemáticas adicionales
a) ¿Cambia en algo la valoración del hecho si la muerte se produce antes
de 48 horas después del parto?
b) ¿Cambia en algo la valoración del hecho si el autor inmediato de la
muerte es Pedro, en vez de Juana? (en ambas hipótesis, es decir, antes y des-
pués de las 48 horas después del parto)
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL 299
CASO N ° 5
Aborto
CASO N ° 6
Lesiones
CASO N ° 7
Delitos de peligro
CASO N ° 8
(Primer formato)
Preguntas:
1. Resuelva qué pena merecería Pedro, y por qué, teniendo por proba-
dos los hechos del caso base, señalando la(s) circunstancia(s) calificante(s)
o agravante(s) que concurre(n) y por qué la(s) considera concurrente(s).
Considere en su análisis que Pedro, además, realiza el hecho habiendo sido
anteriormente condenado por delito de la misma especie. No olvide mencio-
nar, en su caso, la normativa legal en que fundamenta su resolución.
(Segundo formato)
Preguntas:
1. Resuelva qué pena merecerían Pedro, Juana, Juan y Diego, y por qué,
teniendo por probados los hechos del caso base, pero excluyendo la última
frase de los supuestos de hecho (como si el feto hubiere estado sano). No olvide
mencionar, en su caso, la normativa legal en que fundamenta su resolución.
310 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
(Tercer formato)
Casos:
1. Pedro, un médico cirujano, aprovechando su condición de director
de un hospital de provincia, al operar de apendicitis a Juana (una joven e
ingenua campesina que tenía un gran parecido con la madre adoptiva que
crió a Pedro), aprovechó de extirparle secretamente los ovarios y el útero,
que adicionó a la colección de órganos sexuales femeninos que guardaba en
su casa.
Caso N° 1
Juan, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Pretoriana,
estaba el viernes pasado en su oficina, bebiendo un café, cuando, debido a
un llamado telefónico urgente de otro profesor, abandonó temporalmente
su oficina, dejándola, inadvertidamente, abierta.
Pedro, un alumno que había sido reprobado el semestre anterior, divi-
sando en el descuido de Juan una oportunidad para concretar sus ánimos
revanchistas y homicidas, ingresó a la oficina de éste, vertiendo cinco cen-
tímetros cúbicos de un poderoso veneno en la taza de café, tras lo cual se
retiró apresuradamente.
Diego, otro alumno que también había sido reprobado por el profesor
Juan el semestre anterior, llegó a la oficina de éste unos minutos después,
sin haber visto a Pedro, e ignorando lo obrado por éste. Una vez frente a la
oficina, dándose cuenta, al golpear en la puerta, que Juan no estaba adentro,
Diego ingresó a ésta, y aprovechando la oportunidad para cobrarse venganza,
vertió en la misma taza de café de Juan cinco centímetros cúbicos del mismo
veneno que había utilizado Pedro, abandonando rápidamente el lugar.
A los pocos minutos Juan regresó a su oficina, bebió el café con los diez
centímetros cúbicos del veneno, y murió en pocos minutos. Tras la autopsia
y otras pericias, se determinó que la causa de la muerte de Juan había sido la
ingesta del veneno. Pero, también se determinó que, por sí solas, las canti-
dades suministradas por Pedro o por Diego eran insuficientes para causar la
muerte de Juan. Esto se debía a que, por el gran peso corporal de Juan, eran
necesarios, a lo menos, ocho centímetros cúbicos del veneno para asegurar
su muerte; otra cantidad inferior a la señalada sólo le habría provocado un
intenso malestar estomacal.
314 VIVÍAN R. BULLEMORE G. - JOHN R. MACKINNON R.
Preguntas: ¿Qué pena merece Pedro por el homicidio de Juan? ¿Qué pena
merece Diego por el homicidio de Juan? ¿Por qué razones? (Fundamente
en los elementos de la teoría del delito, sus componentes, y los factores que
determinan la pena, que sean aplicables al caso)
Pregunta: ¿Qué ilícito cometió Pedro? ¿Qué pena merece? ¿Por qué?
317
CURSO DE DERECHO PEN AL. PARTE ESPECIAL
Pregunta ¿A qué título, y por qué delito(s) condenaría a Juana? ¿Por qué?
318 V I V Í A N R . B L L L E M O R E G . - JOHN R . MACKINNON R .
Pregunta N° 1
Pedro no cometió ilícito alguno, por cuanto no se configura el tipo del
artículo 462 del Código Penal. En efecto, al incurrir en un error sobre uno
de los elementos objetivos del tipo, la edad de la menor, que creyó superior
a 14 años, influyendo esto en el elemento cognitivo del dolo, y siendo este
error invencible, la conducta no es típica (si se considera vencible, debe
señalarse que no existe el correlativo culposo, con la misma consecuencia).
Por lo tanto no merece pena alguna.
Pregunta N° 2
Pedro no cometió ilícito alguno, por cuanto, aún cuando su conducta es
típica de un abuso sexual del artículo 366 N° 1, en relación con el artículo 366
ter del Código Penal, ésta se encuentra justificada en el ejercicio legítimo de un
oficio, según el artículo 10 N° 10 del Código Penal. (Si se sostiene la atipici-
dad de la conducta basado en la lex artis, se debe señalar el contenido de ésta,
y fundamentar debidamente). Por lo tanto, no merece pena alguna.
Pregunta N° 3
CASO
Preguntas
hundimiento del barco, con todos sus ocupantes a bordo, logrando la muerte
de toda la tripulación ¿Cómo debería analizar el tipo subjetivo respecto del
homicidio múltiple?
BIBLIOGRAFÍA NACIONAL
Etcheberry O., Alfredo Derecho Penal, Tomo III, Ed. Jurídica Andrés
Bello, Santiago, Chile, Reimpresión de la
3 a Edición, 2005.
Labatut G., Gustavo Derecho Penal, Tomo II. Ed. Jurídica de Chile.
Reimpresión de la 7a Edición, 2007.
Politoff, Sergio /
Grisolía, Francisco /
Bustos, Juan Derecho Penal chileno. Parte Especial. Ed. Ju-
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2006.
BIBLIOGRAFÍA EXTRANJERA