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TABLA DE CONTENIDO

BIBLIA

“El León de Judá”: entendiendo Génesis 49:8-12


Martin Pröbstle.................................................................. 120 - 169

TEOLOGÍA

La “Nueva Perspectiva Paulina” o “Las Nuevas


Perspectivas Paulinas”: Ed Parish Sanders y las
tendencias teológicas recientes sobre los escritos
paulinos
Silvia Scholtus................................................................... 170 - 217

“La unión hace la fuerza”: una perspectiva bíblica


sobre las relaciones ecuménicas
Gerald Klingbeil................................................................. 218 - 263

PASTORAL

Cómo alcanzar las muchedumbres del Posmodernismo


según la Epístola 2 Juan
Ekkehardt Müller............................................................... 264 - 287

Carismatización y crisis de identidad del adventismo


Douglas Reis...................................................................... 288 - 329

RECENSIONES............................................................... 330 - 344

THEOLOGIKA, Facultad de Teología de la Universidad Peruana Unión


Casilla 3564, Lima - Perú. Prohibida la reproducción
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sin la autorización de los editores
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La crisis de identidad y
carismatización del adventismo

Theologika 29:2 (2014) 288-329


Douglas Reis
Instituto Adventista Paranaense
Brasil

Theologika 29:2 (2014) 288-329


RESUMEN

“La crisis de identidad y carismatización del adventis-


mo” — Este artículo analiza la identidad de la Iglesia Ad-
ventista del Séptimo Día en su crisis actual y el proceso
de carismatización que afecta a la organización. El texto
se divide en dos secciones: Esta primera se centra en los
puntos básicos de la identidad adventista, esboza la crisis
expuesta en recientes investigaciones y en un diagnóstico
probable proporcionado por el teólogo Fernando Canale.
A continuación, se concentra la atención en el proceso de
carismatización, tratando de definir y esbozar su queha-
cer, para medir brevemente su impacto sobre la liturgia y
el pensamiento adventista.

Palabras clave: adventismo, carismatización, crisis de


identidad, iglesia emergente.

SUMMARY

“The Identity Crisis and Carismatization of Advent-


ism” —The article analyzes the Adventist identity in its
contemporary crisis and the process of charismatization
that affects the Advent movement. The text was divid-
ed into two sections: the first, focusing on basic points
of Adventist identity, a sketch of its crisis comproved by
recentes surveys and a probable diagnosis provide by
theologian Fernando Canale. Hereinafter, attention is de-
voted to the charismatization process, trying to define it,
to outlining its actuation and briefly measuring how it
affects Adventist liturgy and thought.

Keywords: adventism, charismatization, crisis of iden-


tity, emerging church.

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LA CRISIS DE IDENTIDAD Y CARISMATIZACIÓN
DEL ADVENTISMO

Introducción

Desde comienzos de la década de 1960, existe una


intensificación en las discusiones sobre la liturgia ad-
ventista.1 En detrimento de otros factores considerados,
la atención se centra principalmente en el género musi-
cal empleado y en el estilo de adoración en sí. En gran
parte, la influencia de otras denominaciones cristianas,
especialmente las carismáticas, ha demostrado ser crucial
para el surgimiento de nuevas propuestas de adoración
en el adventismo.
La discusión afecta la columna vertebral del men-
saje profético adventista: que invita al universo a adorar
frente al inminente juicio escatológico (Apo 14: 7), lo que
implica que la adoración es central en el gran conflicto
desarrollado entre las fuerzas de Cristo y de su enemigo
(cf. Isa 14:13-14, Apo 13:4,8). Por lo tanto, desde una pers-
pectiva teológica de la identidad, el adventismo entien-
de que su existencia obedece a un llamado divino, que
advierte y extiende la invitación a la adoración genuina.
Por lo tanto, para cumplir su propósito misionero, es ne-

1
C. Raymond Holmes, Sing a New Song: Worship Renewal for Adventist
Today (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1984), 3.

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cesario que el movimiento adventista evalúe la influencia


de las denominaciones cristianas carismáticas en su ado-
ración.
Este artículo tiene como objetivo analizar la relación
entre dos objetos: la identidad adventista y el proceso de
carismatización. Para ello, se dividió el tema en dos sec-
ciones principales: la primera busca definir brevemente
la identidad adventista, lista las evidencias de la presente
crisis de identidad que vive, y presenta el análisis del teó-
logo adventista Fernando Canale, quien ha escrito sobre
la problemática abordada. La segunda, se centra en el
proceso de carismatización, con el objetivo de definirlo,
delinear su modus operandi y exponer sus efectos sobre la
liturgia y el pensamiento adventista. Finalmente se pre-
senta el resumen y las conclusiones.

La identidad adventista

El espacio no permite presentar en detalle el sur-


gimiento, desarrollo y consolidación del pensamiento
adventista. Por lo tanto, aquí se presenta una breve des-
cripción de las influencias que originaron el pensamiento
adventista, para luego centrarse en las partes esenciales.

Aspectos generales de la identidad adventista

En su origen, el movimiento adventista representó


una “compleja influencia de restauracionismo, revivalis-
mo, milenarismo, carismatismo y otros impulsos”.2 Pau-

2
Arthur Patrick, “Contextualising Recent Tensions in Seventh-Day
Adventism: ‘A Constant Process of Struggle and Rebirth’?”, Journal of
Religious History 34:3 (Setiembre, 2010) 276.

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lien señala que los “pioneros adventistas eran individuos


rigurosos que buscaban las Escrituras con intensidad y
meticulosidad”. Sin embargo, a pesar de la intensidad
con que se discutía el movimiento no se fragmentó, en
parte debido al papel profético de Elena G. de White.3
El adventismo es un movimiento cristiano de sin-
gularidad profética, no solo porque históricamente se ha
interesado en el estudio de los libros de Daniel y Apoca-
lipsis, sino debido a la convicción que tiene sobre su vo-
cación divina, conferida mediante un llamado profético.
El movimiento surgió como producto del cumplimiento
de las profecías y con el propósito de ser usado por Dios
para dar testimonio al mundo sobre el plan de salvación
presente en la Biblia y detallado en las profecías.4 Así el
adventismo encontraría la justificación de su existencia
en “vivir y presentar su proyecto teológico alternativo,
basado en la Biblia a todo el mundo”.5 Hay una clara
identificación del movimiento adventista con el rema-
nente de Apocalipsis 12, una entidad visible formada por
personas con un mensaje mundial.6

3
Jon Paulien, El evangelio eterno en un mundo cambiante: cómo presentar
a Cristo a una generación escéptica (Doral, Florida: Asociación Publicadora
Interamericana, 2011), 46.
Richard P. Lehmann, “O remanescente no apocalipse,” en Teologia
4

do remanescente: uma perspectiva eclesiológica adventista, ed. Ángel Manuel


Rodriguez (Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2012), 109.
5
Fernando Canale, “Completando la teología adventista: el proyecto
teológico adventista y su impacto en la iglesia – Parte II”, DavarLogos 6:2
(2007) 135.
6
Ronald D. Bisell, “Reflections on the SDA Church as the
Eschatological Remnant Church”, Asia Adventist Seminary Studies 4
(2001) 74.

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Es crucial para el corazón del adventismo la doctri-


na del gran conflicto cósmico, que abarca la lucha entre
Cristo y Satanás. Este “conflicto cósmico es el trasfondo
sobre el cual se desarrolla el plan para salvar al hombre”,7
ya que la salvación “es más que salvación personal”,
pues implica la restauración del hombre y de la misma
creación.8 Desde una perspectiva profética, es interesante
observar que la estructura quiástica de Apocalipsis 14-15
determina la centralidad del versículo 14:12, que se cen-
tra en el tema del gran conflicto.9 Al sustituir la doctrina
protestante de la justificación por la fe con la del gran
conflicto como centro teológico, el movimiento adven-
tista quita la atención en la experiencia personal, para
buscar un entendimiento más amplio, sobre un Dios que
actúa en la historia humana.
Estrechamente vinculada a la comprensión del gran
conflicto está la doctrina del santuario, lugar de culto de
los seres celestiales, en el cual comenzó la rebelión (Isa
14:12-14; Eze 28:12-15). El santuario terrenal era solo un
modelo del verdadero santuario (Heb 8: 1-2, 5-6; 9:11,
23-25​​), que exponía una tipología respecto a la realidad
del pecado, la necesidad de un salvador-sustituto, tam-
bién las complejidades del juicio y la redención final. Es

7
Norman R. Gulley, Systematic Theology (Berrien Springs, MI: Andrews
University Press, 2003), 433.
8
Norman R. Gulley, “The Cosmic Controversy: World View for
Theology and Life”, Journal of Adventista Theological Society 7:2 (1996) 90.
9
George. E. Rice, “Thematic Struture of the Book of Revelation”, en
“For You Have Strengthened Me”: Biblical and Theological Studies in Honor of
Gerhard Pfandl in Celebration of His Sixty-Fifth Birthday, eds. Martin Pröbstle,
Gerald A. Klingbeil y Martin G. Klingbeil (St. Peter am Hart, Austria:
Seminar Schloss Bogenhofen, 2007), 210.

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a través del juicio, que tiene lugar en el santuario, que


Jesús completa su trabajo y toma el reino, que dará a los
santos (Dan 7:9-10, 26-27, Heb 9:27-28, Apo 20:4). En el
corazón del adventismo, todavía está Apocalipsis 14:1-7,
pasaje que invita a adorar al único Dios verdadero, en un
contexto de juicio escatológico.10
Sin lugar a dudas, el triple mensaje angélico de Apo-
calipsis 14 sirvió como estímulo al adventismo, dándole
un sentido de urgencia, además de ayudar en la integra-
ción de las doctrinas del movimiento naciente.11 El propio
contexto de Apocalipsis 12-14 caracteriza al remanente
como una entidad fiel a las Escrituras, capaz de experi-
mentar la victoria “a través de la presencia de Jesús en
cada fibra de su ser”.12 Apocalipsis 14:6 dice que el men-
saje debe ser predicado “a los moradores de la tierra”,
término técnico en el libro para designar a los “infieles
y enemigos de Dios”.13 El texto que mejor define la iden-
tidad del remanente de los últimos días es Apocalipsis
14:12 “guardan los mandamientos de Dios”, se refiere a
la observancia de un contenido normativo cuyo origen

10
Daniel Plenc, “Cultos evangelizadores y contextualización cultural”,
en Misión y contextualización: llevar el mensaje bíblico a un mundo multicultural,
ed. Gerald A. Klingbeil (San Martín: Editorial Universidad Adventista del
Plata, 2004), 340.
11
Para una exposición más completa, véase: Alberto R. Timm, O
Santuário e as três mensagens angélicas: fatores integrativos no desenvolvimento
das doutrinas adventistas, 5ta ed. (Engenheiro Coelho, São Paulo: Unaspress,
2009).
12
Lehmann, “O remanescente no apocalipse”, 90–91.
13
Larry L. Lichtenwalter, “Worldview Transformation and Mission:
Narrative, Theology, and Ritual in John’s Apocalypse”, Journal of Adventista
Theological Society 21:1 (2010) 215–16.

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se remonta al mismo Señor Jesús.14 De hecho, se puede


decir que la visión que el remanente tiene del mundo se
reconstruye desde una perspectiva opuesta a la de “los
moradores de la tierra”:

Por lo tanto, el “testimonio de Jesús” reinven-


ta el mundo actual, manteniendo la soberanía
del propósito, acción e invitación de Dios, a
través de la revelación del Cordero victorioso
(5:1-10). Al hacerlo, construye una visión del
mundo - una cosmovisión. Ella presenta la vi-
sión de un mundo nuevo.15

Analizada desde una perspectiva bíblica-profética,


el adventismo es un movimiento victorioso, una cosmo-
visión completa y llena de significado. Al explorar sus
implicancias, el estudiante de la Biblia encontrará satis-
facción intelectual y motivación para servir a Dios con
todo su corazón.

Crisis de identidad en el Movimiento Adventista

La pérdida del sentido religioso, conocido común-


mente como secularización, se expande rápidamente
por occidente,16 paradójicamente coexiste con la revita-

14
Lehmann, “O remanescente no apocalipse”, 100.
15
Lichtenwalter, “Worldview Transformation and Mission”, 219.
16
Paulien habla del fenómeno asociado con los medios de
comunicación como “la televisión, las películas, la música y la internet”, que
fomentan “ideas y prácticas occidentales” en prácticamente todo el mundo.
Véase, Paulien, El evangelio eterno en un mundo cambiante, 7. Para Blamires,
la iglesia Cristiana es responsable en parte, por el estado de secularización

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lización de los movimientos religiosos tradicionales.17


Timm hace notar que las denominaciones cristianas “de
tiempo en tiempo se inclinan a sustituir las enseñanzas
de la Biblia por los componentes no bíblicos de la cultura
contemporánea”.18 Los partidarios del adventismo no son
una excepción: “El adventismo se seculariza al adaptar
su forma de pensar y conducta a las normas del mundo,
un mundo que está más lejos del Dios de la Biblia, que
el mundo del siglo XIX de los pioneros adventistas”.19
Cuando la experiencia personal es “elevada al mismo
nivel de las Escrituras”, respecto a su validez como cri-
terio para nuestro actuar en el mundo, se crea “un cierto
tipo de lealtad dividida”.20 Estudios recientes, indican
que entre los adventistas, es exactamente eso lo que está

verificable en la sociedad: “Pues una característica de la condición corrompida


de la sociedad moderna, es la segmentación de las facultades humanas —las
físicas, emocionales, intelectuales y espirituales— en categorías distintas,
exploradas separadamente. El ser humano se encuentra desmembrado. […]
Como la iglesia nutre al cristiano esquizofrénico, la propia iglesia contribuye
al proceso de desmembramiento, aun cuando es su jurisdicción confrontar
ese desmembramiento y actuar contra él”. Harris Blamires, A mente cristã:
Como um cristão deve pensar? (São Paulo, SP: Shedd Publicações, 2006), 82–83.
17
“Yo diría que esa interacción de fuerzas secularizantes y contra-
secularizantes, es uno de los temas más importantes para una sociología
de la religión contemporánea […]”. Peter Berger, “A dessecularização do
mundo: uma visão global”, Religião e Sociedade 21:1 (2000) 14.
18
Alberto R. Timm, “Scripture and Experience”, Adventist Biblical
Research, Abril del 2009, bajo “Scripture and Experience”, https://
adventistbiblicalresearch.org/sites/default/files/pdf/Scripture%20
and%20Experience.pdf (consultado: 23 de agosto, 2014).
19
Fernando Canale, ¿Adventismo secular? cómo entender la relación
entre estilo de vida y salvación (Lima: Editorial Universidad Peruana Unión,
2012), 25.
20
Timm, “Scripture and Experience”, 2.

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ocurriendo, especialmente entre los adultos jóvenes que


son parte del movimiento.
El estudio titulado Value Genesis encontró una mayor
divergencia entre los miembros del movimiento adventis-
ta, en relación al entendimiento oficial de la denominación
sobre cuestiones relacionadas con la cultura popular.21 Un
segundo estudio para destacar, es el denominado Twenty-
first century seventh-day adventista connection study,22 el cual
partiendo de cinco proyectos integrados, presenta los re-
sultados de entrevistas y cuestionarios a 1153 adventistas
en todo el mundo. Debido a ello se puede considerar a este
estudio como el más completo de su tipo, promovido entre
los adventistas del séptimo día. Entre las áreas que presen-
tan un mayor rechazo están precisamente, las que figuran
como las más distintivas entre los adventistas, algunas de
ellas: el estilo de vida, el matrimonio entre hombre y mu-
jer, el santuario del Antiguo Testamento como sombra del
santuario celestial, la creación en seis días en un pasado re-
ciente, el don de profecía en Ellen G. White, el juicio previo
al advenimiento, la creencia de que somos el remanente de
la profecía, etc.23
Como bien dice un historiador, la vida y el ministe-
rio de Ellen G. White asociado con la doctrina de la obra

21
“Value Genesis: A Study of the Influence of Family, Church and
School on the Faith, Values and Commitment of Adventist Youth” (S/L:
North American Division, 1990).
22
Douglas Jacobs et al., “Twenty-First Century Seventh-Day Adventist
Connection Study Research Report” (Robert H. Pierson Institute of Evangelism
and World Missions, 2013), bajo “Century Seventh-Day Adventist Connection”,
http://www.cye.org/assets/resources/icm/Research%20Data/Adventist%20
Connection%20Survey%20Research%20Report.pdf (consultado: 23 de agosto,
2014).
23
Ibíd., 30.

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de Cristo en el santuario celestial han constituido las ca-


racterísticas más disputadas en la historia del movimien-
to adventista. A ambas se pueden añadir otras creencias
como “el historicismo como método de interpretación de
la literatura bíblica apocalíptica, el papel profético del
Antiguo Testamento, la enseñanza del Nuevo Testamen-
to sobre dones espirituales, la doctrina de revelación/ins-
piración, la primacía de la autoridad bíblica en el protes-
tantismo, la identidad y misión adventista, entre otras”.24
Por lo tanto, parece claro que ambas encuestas, con
más de una década de distancia entre ellas, evidencian
una pérdida gradual y profunda de valores propios de la
identidad adventista, especialmente en aquellos indivi-
duos que inician la edad adulta.

Análisis de Fernando Canale de la crisis de identidad


adventista

El teólogo adventista Fernando Canale ha escrito


sobre aspectos de la crisis de identidad adventista. Se-
gún el autor, a pesar de que los pioneros adventistas
han creado un proyecto teológico fundado en una com-
prensión bíblica, esta se encuentra “casi olvidada” por el
adventista actual, que se encuentra influenciado por las
presuposiciones de la teología evangélica contemporá-
nea.25 Por principios o presuposiciones, debe entenderse,
los elementos que integran la hermenéutica teológica.
“Los principios o presuposiciones macro-hermenéuticas

24
Patrick, “Contextualising Recent Tensions”, 279.
25
Fernando Canale, “Completando la teología adventista I: la tarea
teológica en la vida de la iglesia – Parte I”, DavarLogos 6:1 (2007) 56.

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se distinguen del resto de nuestras presuposiciones por


su generalidad y universalidad”.26 Según Canale,27 cua-
tro escuelas “dividen la teología adventista: evangélica,
liberal-modernista, histórica y bíblica”. Por supuesto, el
problema no se restringe a los adventistas, ya que toda
la cristiandad, también “se encuentra en un proceso de
secularización”.28 El autor sostiene que lo “que Pablo te-

Fernando Canale, “Deconstrucción y teología: una propuesta


26

metodológica”, DavarLogos 1:1 (2002) 10.


27
Canale, “Completando la teología adventista I”, 50.
28
Canale, ¿Adventismo Secular?, 32. Algunos incluso defienden la
coexistencia de grupos con diferentes puntos de vista dentro del Adventismo.
Este es el caso del teólogo Alden Thompson. Conocido por su controvertida
posición sobre el fenómeno de la revelación-inspiración, Thompson sostiene que
el movimiento Adventista requiere la contribución de liberales y conservadores.
Véase, Alden Thompson, Beyond Common Ground: Why Liberals and Conservatives
Need Each Other (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2009). No se necesita una lectura
atenta, para detectar fallas en el argumento presente en la obra de Thompson.
Él supone que mientras los conservadores buscan tener la seguridad de que
Dios está al control de la historia, los liberales están más preocupados por las
evidencias (Ibíd, 10). La declaración parece ignorar que muchos de los más
grandes teólogos adventistas, como Gerhard Hasel, Roy Gane, William Shea,
Richard M. Davidson, por ejemplo, quienes tienen reconocimiento aun fuera
del movimiento adventista, son sin lugar a dudas conservadores —y no por eso
menos “preocupados en seguir las evidencias”. Además, Thompson sugiere que
la lucha entre los extremos, fue experimentada por la iglesia apostólica, lo que
sugiere que la mejor solución sería buscar una plataforma común (ibíd, 18). Sin
embargo, esto no corresponde con la forma en que los apóstoles interactuaron
con muchos de los falsos líderes que se oponían a ellos —las tensiones exigieron
posturas firmes (cf. 1 Cor 5, 4-5, Gál 1: 6-7, 2: 3. 5, Tito 2:15), y aunque no se
puede negar que había un estímulo para la reconciliación fraterna (cf. 2 Cor 2:5-
11; Flp 4:2; 1 Tim 3:14, 15), el compromiso con la verdad, hizo que los apóstoles
actuaran valientemente contra los que negaban o distorsionaban la verdad (cf.
Hch 20:28-30; 2 Cor 10:1-2,10-13; 11:13-15, 2 Ped 2:1-3, 12-20; Juan 2:4, 18-19).
Además de olvidar el espíritu combativo de los discípulos cuando se trataba de
defender principios, Thompson busca refrendar su visión, sobre la necesidad de
mantener pensamientos divididos con argumentos poco creíbles y verdaderos,
como cuando intenta representar la tensión entre liberales y conservadores,

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mía y Cristo condenó, vino a dar forma a los principios


hermenéuticos utilizados para construir el diseño clásico
de la teología cristiana”.29
Tales “divisiones teológicas que actualmente ope-
ran en la iglesia adventista y que no desaparecerán por
inercia o pronunciamiento administrativo…, su existen-
cia secularizará las mentes de las generaciones más jóve-
nes, transformando al adventismo en una denominación
evangélica posmoderna”.30
Canale describe la forma en la cual el proceso está
conectado a la metodología de evangelismo actual. Con
el fin de atraer a los jóvenes, “el ministerio evangélico y
de alabanza se ha tornado posmoderno, ecuménico, cada
vez más independiente de las Escrituras y más cercano a
la Iglesia Católica Romana”.31 El proceso de seculariza-
ción incluso sería deseable, ya que “algunos dirigentes

insinuando que se trata de una disputa similar a la de los apóstoles Pedro y Pablo
(Ibíd, 19). El autor además busca reducir algunas cuestiones fundamentales de
la fe adventista en nombre de la tolerancia: “Por ejemplo, nuestra declaración
trinitaria actual contrasta con la posición no trinitaria asumida en la declaración
de 1872 [presentación extraoficial escrita por Urías Smith]. ¿Deberíamos excluir
a alguien de la iglesia que prefiere la posición no-trinitaria de Jaime White a
nuestra posición trinitaria actual? Personalmente, yo no me opondría a ella si el
creyente la mantuviese como una visión reservada. Pero si él o ella se convirtiera
en beligerante y comenzase a atacar la actual posición de la iglesia sobre la
Trinidad, esto sería inaceptable” (ibíd, 20). Declaraciones como esta, parecen
sugerir que en busca de la armonía, tendríamos que renunciar a los logros
teológicos del movimiento adventista, lo que constituye la base de su unidad
en torno a la verdad.
29
Canale, “Deconstrucción y teología”, 12.
30
Fernando Canale, “The Emerging Church Part 2: Epistemology,
Theology, and Ministry”, Journal of Adventista Theological Society 22:2
(2011) 99.
31
Ibíd.

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302 Douglas Reis

[adventistas] argumentan que para cumplir la misión,


la iglesia debe aceptar las enseñanzas de la evolución
[materialismo ontológico] y abrazar el estilo de vida se-
cular de la cultura contemporánea”.32 No sería extraño
añadir que el compromiso con el secularismo alcanza al
quehacer teológico, sirviendo como plataforma útil para
promover el “pensamiento abierto” en lugar de un dog-
matismo exclusivista.33
Por desgracia, un énfasis excesivo en actividades de
naturaleza misional impidió el desarrollo del pensamien-
to distintivamente adventista, creando un vacío teológico
que rápidamente fue llenado por enseñanzas y prácticas
de la tradición evangélica,34 lo que ciertamente inclu-
ye “ideas y formas” litúrgicas, ya que “nadie ha hecho
un examen profundo del tema” desde una perspectiva
adventista.35 Actualmente, nos encontramos con “gene-
raciones adventistas de adultos jóvenes, doctrinal y bí-
blicamente analfabetos, que no advierten al adventismo

32
Canale, ¿Adventismo Secular?, 57.
33
Un trabajo que parece alinearse a esta tendencia es la siguiente: Fritz
Guy, Thinking Theologically: Adventist Christianity and the Interpretation of Faith
(Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1999). “La espiritualidad,
creencia y práctica adventista no son el epítome de la perfección o el
cristianismo, sino una actualización particular de ella —una que para mí,
junto con muchas otras, son lo mejor de lo disponible, y que sigue siendo
estimulante, desafiante y gratificante”. (Ibíd, 10, la cursiva es nuestra). Puede
inferirse correctamente, que Guy no concibe a la teología adventista, como
siendo el mensaje de Dios para este tiempo, sino como una construcción
tan válida como las otras teologías pertenecientes a diferentes tradiciones
cristianas.
34
Canale, ¿Adventismo Secular?, 32.
35
Daniel Plenc, “Hacia un criterio teológico para la adoración adventista:
elementos para su evaluación litúrgica” (Tesis Doctoral, Universidad Adventista
del Plata, 2002), 3.

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La crisis de identidad y carismatización del adventismo 303

como movimiento, y mucho menos como el remanente


del tiempo del fin.36 Contrariamente a esto, hoy tenemos
lo que Canale llama de “nuevo legalismo” o “legalismo
de la fe”,37 apoyado en una comprensión evangélica de la
justificación por la fe, que entiende que se puede desco-
nectar el estilo de vida de la experiencia de la salvación.
Eso explicaría muchas de las divisiones, no solo teológi-
cos, sino de nivel práctico, que implican el estilo de vida
cristiano.38 ¿Cuáles serán las consecuencias?
Las “consecuencias no intencionales” de este cur-
so de acción, están transformando el adventismo en
una denominación genérica, secular y no bíblica. La
aparición de una nueva generación adventista carismá-
tica ecuménica está en curso. Aunque funcionalmente
utilice las Escrituras, como un medio para recibir el
Espíritu, esta generación no pensará ni actuará bíbli-
camente.39

36
Fernando Canale, “Think Biblically and Pastoral Ministry,”
Adventist Biblical Research, Octubre de 2005, bajo “Canale Think Biblically”,
https://adventistbiblicalresearch.org/sites/default/files/pdf/
ThinkingBiblicallypastoralministry.pdf (consultado: 31 de agosto, 2014)
37
Canale, ¿Adventismo Secular?, 14–15.
38
“Como no hay manera absoluta para vivir, la diferencia de opiniones
y estilos de vida entre las personas seculares es bastante grande”. Paulien,
El evangelio eterno en un mundo cambiante, 34. Aunque Paulien se enfoca en
características de la mente secular en general, también se esfuerza por hablar
de cómo esto afecta a los adventistas: un adventista secular, por ejemplo,
hace algunas cosas diferentes durante los sábados, pero no se preocupa
mucho acerca de su forma de hablar y pocas veces busca conscientemente a
Dios”. Ibíd, 31.
39
Canale, “The Emerging Church Part 2”, 99.

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304 Douglas Reis

El proceso de carismatización del cristianismo

En la primera parte de este artículo, se analiza la


auto-comprensión del adventismo, que se percibe como
un movimiento profético con un mensaje peculiar, cen-
trado en el gran conflicto y relacionado con el santuario
celestial. Sin embargo, algunos datos muestran una crisis
de valores en el movimiento, quedando relegadas para
algunos, algunas creencias distintivas que hacen parte del
adventismo. En el análisis del teólogo Fernando Canale,
se evidencia que la asimilación de prácticas ministeria-
les, elementos de culto y aún enseñanzas de la tradición
evangélica, favorecen el debilitamiento de la identidad
adventista. Para él, existe un riesgo potencial de que el
adventismo se convierta en una denominación carismáti-
ca, como las ya existentes.
Ya que la mente adventista está experimentando un
proceso simultáneo de secularización y carismatización,40
se hace imperativo investigar, el cómo ocurre este pro-
ceso. La segunda sección de nuestro artículo dedicará
espacio para exponer aquello que implica el proceso de
carismatización, esbozar su modo de operar y evaluar
sus efectos presentes, en el movimiento adventista.

Definiendo el proceso de carismatización

Según lo afirma el teólogo luterano Stålsett Sturla,


“El mundo está en busca de su ‘alma’. Necesita de la
religión”.41 La candidata debe cumplir tres papeles: el pa-

40
Canale, “Think Biblicaly,” 1.
41
Sturla J. Stålsett, “Um Globo em busca da sua alma: um ensaio

Theologika 29:2 (2014) 288-329


La crisis de identidad y carismatización del adventismo 305

pel profético, proporcionando conciencia crítica; el papel


carismático y misional, capacidad para crear emociones
positivas; y el papel sacerdotal, relacionado con la forma
de conectarse con lo absoluto.42 Entre los cuatro candi-
datos que analiza, el autor elige a la religiosidad pen-
tecostal, llamada también “espiritualidad carismática-
experiencial”.43 Después de reconocer que el mundo vive
una “fuerte pentecostalización de la religión”, Stålsett
señala que justamente el aspecto experiencial de la espi-
ritualidad experiencial-carismática, la hace flexible, con
un enorme potencial para la obra de conversión e incluso
más, ya que su inmediatismo, se alínea con la “creciente
ideología de la era del internet, o de la entrega inmediata,
donde la vida siempre es ‘al vivo’”.44
Aunque el carismatismo está proyectado a nivel
mundial, es muy difícil definirlo, debido a su diversidad
en teología, eclesiología45 y a sus cambios potenciales.46

sobre a religião numa era de globalização”, Protestantismo em Revista 9:1


(2006) 11.
42
Ibíd., 11-12.
43
Ibíd., 26.
44
Richard Warren, Uma igreja com propósitos (São Paulo: Editora Vida,
1997), 26-7.
45
Allan H. Anderson, “Diversity in the Definition of ‘Pentecostal/
Charismatic’ and Its Ecumenical Implications”, Mission Studies 19:2 (2002)
40; Martyn Percy, “Sweet Rapture: Subliminal Eroticism in Contemporary
Charismatic Worship”, Theology & Sexuality: The Journal of the Institute for the
Study of Christianity & Sexuality 3:6 (1997) 71.
Berger observa, desde una perspectiva sociológica, que una mejoría
46

del nivel social de muchos adeptos norteamericanos del pentecostalismo,


probablemente alteraría sus características religiosas. Véase, Berger, “A
Dessecularização do mundo”, 18.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


306 Douglas Reis

No es el objeto de este estudio trazar una visión lineal de


la historia del pentecostalismo y la renovación carismática,
fundamentándola sobre los movimientos de renovación en
el contexto de las principales denominaciones protestantes.
Aquí se desea, ampliar el concepto del carismatismo.
Para nuestro propósito, vamos a definir la espiritua-
lidad carismática como una experiencia basada en las im-
presiones subjetivas del Espíritu Santo sobre la conciencia
del creyente;47 por lo tanto, algo “experiencial y dirigido
por aquello que el Espíritu dice en el momento”.48 En tér-
minos generales, el principio básico de los movimientos
carismáticos y pentecostales es la manifestación del Espíri-
tu Santo a través de los dones espirituales otorgados a los
creyentes.49
Hay otras características destacables. Según Per-
cy, existe un erotismo exagerado en el reavivamiento
contemporáneo, a lo que el autor define como “deseos
inarticulados”.50 Plenc habla de una de las posibles rutas
hacia el proceso de carismatización en denominaciones
sin vínculos con movimientos carismáticos propiamente
dichos: “Ciertas comunidades cristianas, por ejemplo,
tienden a adoptar métodos y formas del culto carismá-
tico, desconociendo sus presupuestos teológicos, conse-
cuentemente entran en conflicto con su propia teología y
comprensión de las Escrituras”.51

47
Timm, “Scripture and Experience”, 3.
48
Stålsett, “Um globo em busca da sua alma”, 26.
49
Randall Herbert Balmer, Encyclopedia of Evangelicalism (Waco, TX:
Baylor University Press, 2004), s.v. “Charismatic Movement”.
50
Percy, “Sweet Rapture”, 71, 74.
51
Plenc, “Hacia un criterio teológico”, 10.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


La crisis de identidad y carismatización del adventismo 307

Todos estos conceptos básicos nos conducen a seña-


lar, cómo la espiritualidad carismática viene afectando al
adventismo contemporáneo. Sin embargo, primero se irá
a considerar el fenómeno en su desarrollo actual.

El comportamiento viral del proceso de


carismatización

Es notorio que el pentecostalismo histórico trató de


rebelarse contra el racionalismo de la modernidad, tam-
bién es notorio que el reavivamiento contemporáneo bus-
ca desafiar la posmodernidad. De ese movimiento surge
la alabanza emocional, cuyo perfil podría ser descrito
aún como romántico.52 En las últimas décadas, se enfatizó
entre los evangélicos el evangelismo de las generaciones
emergentes. A principios de la década de los años 1990,
cobró impulso el movimiento de la iglesia emergente,
que ha sustituido la “fiebre” de las mega-iglesias.53
En parte, el movimiento anterior —las megaiglesias—,
liderado por pastores como Bill Hybels (Willow Creek), ya
había allanado el camino para un cristianismo alternati-
vo: sus ministros descubrieron que el crecimiento de la
iglesia no era tan afectada por la predicación, como por el
tipo de servicio musical con orientación carismática. Así
se intentaba llegar a las personas seculares.54 Después de
todo, en “un mundo de múltiples verdades y pocas certe-

52
Percy, “Sweet Rapture”, 79.
53
Daniel Plenc, “Las iglesias emergentes: manifestaciones y desafíos”,
DavarLogos 10:2 (2011) 274–75.
54
Fernando Canale, “The Emerging Church Part 1: Historical Background”,
Journal of Adventista Theological Society 22:1 (2011) 99.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


308 Douglas Reis

zas, se considera que una espiritualidad generalizada es


superior a la religión, con denominaciones y estructuras
verticales de autoridad”,55 por lo tanto el cristianismo
tendría que ser modificado para tener éxito.
Más tarde, el estilo de adoración musical se con-
virtió en un sello distintivo de la iglesia emergente.56
Pero esa no es la única razón para su expansión: el mo-
vimiento ha crecido gracias a su conocimiento de las
transformaciones culturales que el occidente atraviesa.57
Precisamente este aspecto, nos permite ver otro factor
que allanó el camino para la iglesia emergente —la falta
de respuestas cristianas a los desafíos intelectuales que
surgieron a lo largo del siglo XX:

Ante la falta de respuestas intelectuales a la


ciencia moderna y a los desafíos filosóficos,
por parte de las Escrituras, los líderes neo-
evangélicos creyentes en la Biblia, gradual-
mente acomodaron las interpretaciones y ense-
ñanzas de la Biblia a los dictados de la ciencia
y la cultura popular, en áreas como: teología,
doctrina, ministerio y servicio de adoración.
Poco a poco, los neo-evangélicos integraron la
secularización al adoptar, la visión modernista
neo-ortodoxa de la Escritura y al hacer secular
la adoración congregacional y la liturgia.58

55
Paulien, El evangelio eterno en un mundo cambiante, 58.
56
Canale, “The Emerging Church Part 2”, 67.
D. A Carson, Becoming Conversant with Emergent: Understanding a
57

Movement and Its Implications (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 2005), 13


58
Canale, “The Emerging Church Part 1”, 101. Aún según Canale,

Theologika 29:2 (2014) 288-329


La crisis de identidad y carismatización del adventismo 309

Actualmente, el movimiento emergente representa


“una voz indiscutible dentro del cristianismo”,59 a pesar
de su falta de homogeneidad. Bajo su “paraguas”, la de-
nominación ‘iglesia emergente’ incluye movimientos y
líderes cuyas teologías, y prácticas ministeriales difieren
unas de las otras.60 Básicamente, lo que une al movimien-
to es una preocupación por llegar a los jóvenes, sin cono-
cimiento de la Biblia o pertenencia a una iglesia. Es decir,
“al menos en principio, es una iglesia dirigida a jóvenes
estadounidenses menores de 30 años que no estaban vin-
culados a ninguna iglesia”.61 Estos cristianos, conocidos
como post-evangélicos, no temen romper paradigmas
—después de todo, sus referentes son los nuevos tiem-
pos: “Los evangélicos piensan acerca de la integridad y la
credibilidad de su fe en la cultura de la modernidad; los
post-evangélicos piensan acerca de la integridad y la cre-
dibilidad de su fe en la cultura de la postmodernidad”.62
Los esfuerzos del movimiento emergente, intentan
atraer un público tan involucrado con las nuevas tecnolo-
gías, ¡que dormirían en un culto cristiano tradicional! El
teólogo adventista Daniel Oscar Plenc describe la meto-
dología emergente de la siguiente manera:

la “inconclusa, pragmática, fragmentada e incompleta naturaleza del


evangelicalismo” es un factor más que importante para el tipo de respuesta
a la posmodernidad que encontramos en la iglesia emergente, que la propia
posmodernidad, en sí misma”. Canale, “The Emerging Church Part 2”, 69.
59
John S. Bohannon, Preaching and the Emerging Church: An Examination
of Four Founding Leaders, Mark Driscoll, Dan Kimball, Brian McLaren, and Doug
Pagitt (Charleston, S.C.: CreateSpace, 2010), 17.
60
Canale, “The Emerging Church Part 2”, 68.
61
Plenc, “Las Iglesias Emergentes”, 276.
62
Carson, Becoming Conversant with Emergent, 25.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


310 Douglas Reis

El enfoque de esas iglesias está en los rela-


cionamientos y se escoge un aprendizaje
basado en las “narraciones”, historias sim-
ples, imaginación y la “desconstrucción”
del dogma cristiano. En realidad, quieren
desconstruir la fe cristiana. Lo que está claro
es que la doctrina y la teología perdieron su
importancia y, que todo lo que suena a insti-
tucional, les “parece” mal.63

El sermón deja de ser el punto más alto del servicio


de adoración. “El mensaje de las Escrituras se comunica a
través de un conjunto de palabras, artes visuales, silencio,
historias y testimonios y el predicador es un motivador,
que anima a la gente a aprender de las Escrituras durante
toda la semana”.64 Las reuniones pueden llevarse a cabo
en iglesias o lugares inusuales, tales como sótanos, gara-
jes o bares —Teología Pubs.65 Para la sociedad emergente,
“lo que era el uso apropiado de la Escritura en la época
moderna, no lo es más en el período postmoderno”.66 En
parte, esto implica que temas polémicos como la homo-
sexualidad, que hacen parte de la predicación cristiana
tradicional, al igual que el arrepentimiento, la ira divi-
na, el juicio, no sean tratados por muchos de los líderes
emergentes.
Su liturgia es ecléctica, pues incluye “rock and roll
pesado en lugar de himnos tradicionales, rituales anti-

63
Plenc, “Las iglesias emergentes”, 277.
64
Carson, Becoming Conversant with Emergent, 37–38.
65
Plenc, “Las iglesias emergentes”, 276.
66
Carson, Becoming Conversant with Emergent, 43–44.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


La crisis de identidad y carismatización del adventismo 311

guos, ambientes espirituales, médiums cristianos y tra-


diciones judías”. Existe mucho espacio para la contem-
plación mística y las expresiones artísticas. La creencia
de que Dios está presente en todas las manifestaciones
culturales es característica de la iglesia emergente. Así,
se produce una sacralización de la cultura. La relación
con Dios se hace por medio de, “formas materiales, en la
cultura y la naturaleza”. Ese nuevo paradigma hace de la
adoración —en sus múltiples formas— algo parecido a
la comprensión católica del sacramento. La predicación
bíblica ya no es el elemento que conduce la relación con
Dios, como en la reforma protestante.67 La propia Escri-
tura pierde su naturaleza cognitiva, para adquirir “fun-
ción iconográfica o meramente sacramental” como “una
ventana a la vida de Dios”.68
Por cierto, D. A. Carson compara acertadamente
el movimiento emergente con la reforma protestante:
los reformadores clamaron por mudanzas, “no porque
percibieron que nuevos adelantos ganaban terreno en la
cultura, siendo que la iglesia fue llamada para adaptar-
se al nuevo perfil cultural”; ellos “se dieron cuenta que
una nueva teología y práctica, se desarrollaba en la igle-
sia en oposición a la Escritura y, por lo tanto, tales cosas
necesitaban ser reformadas por la Palabra de Dios”. Los
líderes del movimiento emergente “desafían […] algunas
creencias y prácticas del evangelicalismo” en nombre de
los cambios culturales, dando lugar a un nuevo tipo de
reforma, condicionado por la mentalidad dominante.69

67
Canale, “The Emerging Church Part 2”, 71–72, 75.
68
Ibíd., 92.
69
Carson, Becoming Conversant with Emergent, 42.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


312 Douglas Reis

La revolución propuesta por los líderes del mo-


vimiento emergente afecta “las creencias evangélicas
(teología), la identidad eclesiológica (lo que renueva el
centro de movimiento evangélico) y las prácticas minis-
teriales (adoración)”,70 produciendo una culturización
del cristianismo evangélico a la mentalidad dominante
(posmoderna).71 En consonancia con su propuesta libe-
ral, el movimiento adoptó el método histórico-crítico de
interpretación bíblica.72 Incluso fuera del mundo de habla
inglesa, iniciativas similares están empezando a surgir.
Con la llegada de la posmodernidad, la mayor in-
quietud en el medio cristiano se refiere al uso de estrate-
gias posmodernas para evangelizar a hombres y mujeres
con mente posmoderna. Downing cree que es factible
crear conceptos posmodernos que sirvan a la fe cristia-
na.73 Siguiendo un razonamiento similar, Greer exhibe
a Dios como una verdad personal, camino intermedio

70
Canale, “The Emerging Church Part 2”, 70.
71
“En este sentido algunos ven en las Iglesias emergentes expresiones
de aculturación en el contexto posmoderno, tal como ya lo habían sugerido
hace décadas teólogos europeos como Dietrich Bonhoeffer, John Robinson,
Harvey Cox y teólogos latino-americanos de la liberación”, Plenc, “Las
Iglesias Emergentes”, 275.
72
Fernando Canale, “The Emerging Church Part 3: Evangelical
Evaluations”, Journal of Adventista Theological Society 23:1 (2012) 59.
73
Crystal Downing, How Postmodernism Serves (my) Faith: Questioning
Truth in Language, Philosophy and Art (Downers Grove, Ill: IVP Academic, 2006).
Desafortunadamente, Downing es incapaz de definir lo que es el cristianismo,
ya que hay diferentes interpretaciones y doctrinas entre las denominaciones
cristianas. También aboga por el abandono de respuestas preparadas, que sería
una especie de autoritarismo. En lugar de esto, deberíamos ser más humildes.
“Me parece, sin embargo, que un verdadero signo de humildad infantil es el
reconocimiento de que nadie lo entiende todo y que por consiguiente se puede
continuar haciendo preguntas”. Ibíd., 18–21, 48–49.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


La crisis de identidad y carismatización del adventismo 313

entre la concepción modernista (verdad objetiva e imper-


sonal) y la posmoderna (contraria a la verdad objetiva e
impersonal). Para el autor, cuando “se entiende a la ver-
dad como personal y animada, ella se torna viva y diná-
mica”. Así, “la verdad cristiana puede ser presentada en
una infinita variedad de formas”.74 Tal variedad de for-
mas (pluralidad cristiana) encuentra eco en las palabras
del líder evangélico Brian McLaren, una de las voces más
importantes de la iglesia emergente:

El evangelio de Jesús y que fue proclamado


entre los ríos del Condado de Orange, Cali-
fornia, en el 2006, debe, en ese sentido, haber
sido la palabra especial del Señor para esa si-
tuación, así como el evangelio proclamado en
Londres, París, Hong Kong, Calcuta o Bogotá,
es la palabra del Señor necesaria para aquellas
situaciones en el tiempo apropiado.75

McLaren incluso sugiere que la teología de la libe-


ración sería la palabra especial del Señor para “los pobres
de América Latina”.76

Robert Greer, Mapping Postmodernism: A Survey of Christian


74

Options (Downers Grove, Ill: InterVarsity Press, 2003), 77–78, 85, 160,
162–163, 165, 168.
75
Brian McLaren y Leonard Sweet, “O método, a mensagem e a
história em andamento”, en A igreja na cultura emergente: cinco pontos de vista
(São Paulo, SP: Editora Vida, 2009), 192.
76
Ibíd., 193. Dentro de esa concepción, la Biblia deja de ser por sí misma
la voluntad revelada de Dios y se convierte en el punto de partida para la
revelación, entendida de forma subjetiva y particular. Así, lo que Dios revela
en cada situación es específico y único, sin posibilidad de tener valor, sino
circunstancial.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


314 Douglas Reis

Se puede verificar que en el contexto actual, marca-


do por la masificación de valores culturales de la posmo-
dernidad, la iglesia emergente constituye una propuesta
para adaptar el cristianismo a los cambios de la cultura
occidental. La iglesia emergente aboga por una espiritua-
lidad carismática, entendida no en el contexto de filiación
con el pentecostalismo histórico, pero sí en su proximi-
dad paradigmática.
A pesar de que su concepción de culto atrae la
atención en un primer momento, no se puede limitar
su innovación al aspecto litúrgico o sólo a establecer su
homogeneidad. En todo caso, parece imperativo que la
relación con Dios sea redefinida, ya que se establece un
contacto mas próximo con Él, en términos místicos, como
si la esencia de Dios permease el mundo de una manera
tangible, sacralizando así todas las cosas. La hegemonía
viral de estas concepciones es lo que se trata aquí como
carismatización. Obviamente, las consecuencias de este
punto de vista diferenciado deben ser cuidadosamente
analizadas. Eso es lo que se propone hacer, aunque sea
brevemente, en el siguiente apartado, destacando la in-
fluencia de este proceso sobre la liturgia y el pensamiento
adventista.

Impacto sobre la identidad adventista, centrándose en


el aspecto cúltico

Gordon sostiene que durante diecinueve siglos


diversas tradiciones cristianas, de las más variadas
culturas, admitieron la coexistencia de música antigua
y contemporánea, que, llegado su turno, fueron selec-
cionados e incorporados en el repertorio de la iglesia.
Solo la generación actual parece entrar en conflicto con
Theologika 29:2 (2014) 288-329
La crisis de identidad y carismatización del adventismo 315

esa tradición, ya que su marcado rechazo de los viejos


himnos, hace que estos sean desplazados por la pro-
ducción más reciente. Allí se puede detectar, mucho
más que un simple conflicto generacional, existe algo
más profundo,77 como se ha sugerido a lo largo del pe-
queño viaje que implicó, la exposición del proceso de
carismatización.
En toda especie de arte, la forma generalmente, re-
fleja la concepción artística. En el caso de la música, se
tiene que prestar atención, al hecho de que como forma
de arte y producto de la cultura humana, ella refleja la
cosmovisión de un individuo o de un grupo de personas.
Así, para los grupos religiosos, el culto en general, y el
tipo de música en particular, se ejecuta de acuerdo con la
visión que se tiene de la divinidad.78
En este sentido, es necesario señalar que el post-
modernismo contribuye a la construcción de un nuevo
paradigma religioso, o de “modernidad religiosa”, cuya
marca de identificación es “una tendencia general hacia
la individualización y la subjetivación de la vida religio-
sa”. Y aun cuando este paradigma afecta a las “religiones
tradicionales”, “no canceló las formas de creer que son
cada vez más individuales, subjetivas, dispersas y he-
chas de diversas combinaciones, o, en una única palabra,
fluidas”.79

77
T. David Gordon, Why Johnny Can’t Sing Hymns: How Pop Culture
Rewrote the Hymnal (Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 2010), 42–43.
78
Wolfgang H. M. Stefani, Música sacra, cultura e adoração (Engenheiro
Coelho, São Paulo: Unaspress, 2002).
79
Carlos Eduardo Sell y Franz Josef Brüseke, Mística e sociedade
(Universidade do Vale do Itajaí; São Paulo: Paulinas, 2006), 189, 190.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


316 Douglas Reis

Uno de los más influyentes líderes evangélicos,


Warren, reconoce la capacidad que tiene la música para
comunicar algo de forma directa a las personas. Esto
justificaría el uso oportuno de la música contemporánea,
con su poder de alcance, para difundir los valores cris-
tianos. Y aunque Warren reconoce que el tipo de música
determina la identidad de la iglesia y su lugar entre la
comunidad en la que está inserta, él advierte a los cristia-
nos: de la no existencia de géneros musicales sagrados.
Lo que diferencia a la canción cristiana es su letra.80 Esta
opinión, casi ha llegado a ser consenso normativo entre
los círculos evangélicos,81 lo que causa controversia entre
los adventistas.82

80
Warren, Uma igreja com propósitos, 272–273.
Un ejemplo que puede comprobar lo que se viene diciendo, es un
81

artículo que se publica en la misma época en la que Warren publica su libro,


Véase, Jairo de Souza Santos Júnior, “A música evangélica de adoração: uma
análise de sua identidade”, Revista Teologia Hoje 1:2 (2003).
82
Para críticas adventistas a Warren, veáse (a) Daniel Plenc, “Leia Com
Atenção,” Ministério ano 81:6 (2009) y (b) Herbert E. Douglass, Truth Matters: An
Analysis of the Purpose Driven Life Movement (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2005).
Para partidarios adventistas de Warren, véase, Regina Mota, “Música cristã no
século 21: um ‘cântico novo’ ou repetição do passado?”, ÉOQHá, abril, 2009, bajo
“Regina Mota música cristã no século 21” http://eoqha.net/lab/reflexoes/musica-
crista-no-seculo-21-um-%E2%80%9Ccantico-novo%E2%80%9D-ou-repeticao-do-
passado/ (consultado: 9 de septiembre, 2014). A pesar de que este no es un artículo
teológico, o que represente el liderazgo de la iglesia, la opinión de Mota debe
ser considerada, ya que se trata de una música influyente que escribe en un sitio
web destinado a un público joven, muchos de los cuales, probablemente ocupan
posiciones de liderazgo hoy en día. Con inteligencia, Mota destacó la incoherencia
desconcertante: “Según él [Warren], la mayor prueba está en el hecho de que la
Biblia nos trae sólo las letras, y no las partituras de las muchas canciones cantadas en
los tiempos de Israel. Así, los mensajes de las canciones religiosas, serían en muchos
sentidos, mensajes eternos, que pasan siglo tras siglo. La música, sin embargo, por
su factor cultural, estaría fuera de los principios inmutables de la Ley de Dios, e
incluso de las tradiciones religiosas judeo-cristianas que cruzaron los siglos.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


La crisis de identidad y carismatización del adventismo 317

Bruinsma asume que los cristianos posmodernos


aún mantienen una creencia en las doctrinas básicas del
cristianismo, pero montan “sus propias colecciones de
verdades”.83 La pregunta para él no sería tanto de natu-
raleza teológica, sino más relacionada con la estructura
mental. Aún según el autor, los adventistas posmodernos
podrían tener “una actitud diferente hacia la doctrina”.84
No estarían interesados principalmente en saber si algo
es verdadero, como los pioneros adventistas se pregunta-
ban; en cambio, ellos intentan descubrir cómo la creencia
los afecta de una manera práctica. Ellos necesitan experi-
mentar la religión y dan preferencia a la música religiosa
contemporánea, comenzando a vencer lo que Bruinsma
llama de “inhibición Adventista al levantar sus manos
mientras cantan y alaban”.85

“Encontré esta hipótesis en un libro de Rick Warren, pastor de la


famosa Iglesia de Saddleback en los Estados Unidos, cuyo plan llamado 40
madrugadas de oración, se convirtió en una especie de enfermedad viral,
pues 9 de cada 10 denominaciones evangélicas la incluyeron en su planes,
incluyendo entre ellas a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. ¿Cómo? ¿La
iglesia Adventista, influenciada por las ideas evangélicas actuales? ¿Venidas de
otras denominaciones?
“Mi ironía se justifica por la existencia de un grupo, entre los adventistas,
que ataca cualquier tipo de música adventista que denote un grado de influencia de
la música evangélica de otras denominaciones”.
De hecho, tiene sentido para Mota que luego de adoptar el modelo
de liderazgo y muchos de los materiales de Rick Warren, también se adopte las
ideas de liturgia del mismo autor. Esto ilustra justamente el diagnóstico realizado
por Canale, como vimos más arriba: copiar modelos evangélicos desestabiliza
gradualmente nuestra identidad.
Reinder Bruisma y Borge Schantz, “Is the Postmodern Adventist a
83

Threat to Unity of His Church?”, en Exploring the Frontiers of Faith: Festschrift


in Honour of Dr. Jan Paulsen (Lueneburg: Advent-Verlag, 2009), 76.
84
Ibíd.
85
Ibíd., 78, 81.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


318 Douglas Reis

Esa aproximación de la cultura secular, cristiana en


general y adventista en particular, se remite a modelos
claramente observados en la fenomenología de cultos
paganos. “La relación directa entre el espíritu (mundo
sagrado) y el hombre y la naturaleza (el mundo profano),
ya sea por la génesis de los espíritus, como descendientes
de los seres humanos, o por el fenómeno de posesión,
influencia la aproximación, sino la integración entre lo
sagrado y lo profano”.86
Pero ¿cómo el modelo pagano de adoración, que
admite la “integración entre lo sagrado y lo profano”
influyó en el paradigma del cristianismo contempo-
ráneo? La tradición protestante gradualmente dio un
giro, de la visión católica que presenta a Dios como in-
accesible, dando origen a la necesidad de muchos me-
diadores (sacerdotes, santos, ángeles, la Virgen María,
etc.), para aquella que presenta a un Dios que está pre-
sente e interactúa constantemente con el ser humano,
como en el pentecostalismo moderno.87 El cristianismo
pentecostal deriva su énfasis sentimentalista de la ben-
dición de Dios, de la visión wesleyana que afirma una
“concepción inmediata de la salvación”, en la que los
sentimientos sirven como “termómetro de la experien-
cia espiritual”.88 En este contexto, la música emocional
y de características populares es fundamental para lle-
var a cada adorador, a un estado de experiencia que

86
Vanderlei Dorneles, Cristãos em busca do xtase: para compreender a nova
liturgia e o papel da música na adoração contemporânea (Engenheiro Coelho, São
Paulo: Unaspress, 2006), 9.
87
Stefani, Música Sacra.
88
Dorneles, Cristãos em busca do êxtase, 87.

Theologika 29:2 (2014) 288-329


La crisis de identidad y carismatización del adventismo 319

le permite “sentir” a Dios, y recibir sus bendiciones y


dones.
El proceso de carismatización asociado con nue-
vos enfoques litúrgicos y ministeriales, promueve
una visión alternativa para la relación entre Dios y el
hombre. Los himnos tradicionales (muchos de ellos
patrimonios de la reforma protestante del siglo XVI o
de himnarios consagrados de los siglos XVII al XIX)
dan paso a composiciones contemporáneas, conocidas
como Worships. Tales Worships tienen su origen en igle-
sias como Hillsong o Vineyard, las que posteriormente
fueron traducidas o mejor emuladas, en recientes pro-
ducciones adventistas.
Estas canciones son simples en su melodía, bastante
poéticas, con una letra que se repite con variaciones en
el acompañamiento musical y el volumen de la voz, que
cumplen el objetivo de incrementar el grado de emoción
durante el acto de adoración. Tanto en las letras, como en
su forma musical, hay una fuerte sensación de un inmadu-
ro “romance adolescente”, donde predominan las expre-
siones de amor, el relacionamiento, la dependencia y un
fuerte lamento.89
Es innegable que la nueva forma de cantar en el
culto es imprimante, clavando sus melodías sencillas y
de manera efectiva en la mente del adorador. En cierto
modo las canciones contemporáneas, no sólo prepararon
los cambios litúrgicos en general, sino también influen-

89
Martyn Percy, “Sweet Rapture: Subliminal Eroticism in
Contemporary Charismatic Worship,” Theology & Sexuality: The Journal of the
Institute for the Study of Christianity & Sexuality, 3:6 (1997) 86. También véase,
Thomas E Bergler, The Juvenilization of American Christianity (Grand Rapids,
Michigan: Eerdmans Publishing, 2012), 1–2.

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320 Douglas Reis

ciaron los estilos de predicación. Sermones expositivos,


doctrinales y con profundidad no “llegan” a los nuevos
adoradores. Se hace necesario mensajes en los que la re-
tórica sea sustituida por un tono casual. Hay un enfoque
más emocional, y los temas tratan de relaciones, se usan
razonamientos sencillos, dedicando mucho espacio a las
historias interconectadas y minimalista. El predicador
se transforma en un narrador, hablando con el público
en un ambiente de intimidad, y predicando a lo sumo
sermones temáticos (explorando unos pocos textos bí-
blicos sin profundizar en su contexto) o, como es más
común, usando un texto central leído en algún momen-
to del discurso, relacionado con el tema general que se
analiza, sin ninguna preocupación por la interpretación
más detallada del texto en su debido contexto histórico
y literario, o sobre el significado de las palabras que allí
se emplean.
Retornando al tema de la adoración contemporánea,
uno tiene que preguntarse si, al copiar los worships actua-
les y emplearlos en la adoración pública, el adventismo no
correría el riesgo de ser influenciado de tal manera que la
naturaleza de su culto sea modificado, lo que inevitable-
mente llegaría a interferir, a largo plazo, en su concepción
del Ser adorado. Eso traería un daño inmenso a la teología
adventista, ya que, para Gulley la “única base para enten-
der la controversia cósmica, es comprender la naturaleza
de Dios, contra quien se levantó una rebelión”.90 En última
instancia, como ya se afirmó, los adventistas renunciarían
a su llamado profético, condicionado a su comprensión
del tema bíblico: la gran controversia.

90
Gulley, Systematic Theology, 421.

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La crisis de identidad y carismatización del adventismo 321

Aun cuando esta implicancia pueda sonar dema-


siado radical, será útil para mostrar la relación entre
las presuposiciones y la comprensión doctrinal. Las
tres figuras siguientes, se centran en la necesidad de
“comprender el marco que ‘cuadra’ nuestra estructura
de pensamiento”,91 y ya que la figura A sirve como guía
para las demás, esta ayuda a definir los tres niveles her-
menéuticos que guían la interpretación de los teólogos,
sean adventistas o no.
La figura B ilustra, cómo partir de una presupo-
sición no bíblica (ya sea proveniente de la filosofía, la
experiencia o la cultura) conduce a una comprensión
doctrinal equivocada, ya que ello afecta al quehacer de la
exégesis bíblica. Esto explica por qué las Escrituras pue-
den ser utilizadas para justificar casi cualquier tipo de
concepción. Pero también sirve como un llamado a utili-
zar los criterios establecidos en las mismas Escrituras (el
principio de sola, tota y prima Scriptura) al interpretar el
texto bíblico.
La figura C plantea una interesante hipótesis: no to-
dos los cambios macro-hermenéuticos tendrán como re-
sultado cambios doctrinales, pero si afectarán de alguna
manera la comprensión doctrinal. Por lo tanto, cuando se
habla del riesgo de perder la identidad como resultado
del proceso de carismatización, tenemos que entender
que los cambios son más sutiles y matizados de lo que a
veces se supone.

91
Régerson Molitor da Silva, “Macropressuposição e a hermenêutica
bíblica”, Kerigma 9:1 (2013) 117. Silva realiza un gran trabajo que ayuda a
comprender la estructura desarrollada por Canale. La construcción de las
figuras, así como los ejemplos que aparecen en las figuras B y C, son de mi
entera responsabilidad.

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322 Douglas Reis

Figura A: Presupuestos hermenéuticos y su relación con


los diferentes niveles de pensamiento cristiano

1. Presuposiciones
macro-hermenéuticas: 2. Presuposiciones 3. Presuposiciones
nivel de creencias, que meso-hermenéuti- micro-hermenéuticas
alguien posee sobre cas: nivel de creen- nivel de análisis
Dios, la realidad, la cias doctrinales. bíblico.
muerte, etc.

Figura B: Ejemplificación de cómo presuposiciones erró-


neas comprometen la expresión doctrinal

3. Presuposiciones
2. Presuposiciones
1. Presuposiciones micro-hermenéuticas
meso-hermenéuticas:
macro-hermenéuticas: Filipenses 1:23 afir-
cuando morimos
Inmortalidad del alma ma la inmortalidad
vamos al cielo
del alma.

Figura C: Simulación de cómo presupuestos equivocados


socavan sutilmente la expresión doctrinal ad-
ventista

3. Presuposiciones
1. Presuposiciones 2.Presuposiciones micro-hermenéuticas
macro-hermenéu- meso-hermenéu- Isaías 58:14 afirma que
ticas: Dios se mani- ticas: guardar el el sábado es un día de
fiesta en el mundo sábado es uno de alegría, por lo tanto,
material y en la los diez manda- puedo participar de
cultura secular mientos divinos actividades deportivas
placenteras en ese día

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La crisis de identidad y carismatización del adventismo 323

Ciertamente, un cambio en cualquier nivel ocurri-


ría, sin duda, cuando los adventistas abandonen los prin-
cipios de revelación, tal como lo comprobó cierto teólogo
adventista: “Por ejemplo, el eclipse de la Escritura y su im-
pacto en el pensamiento de los líderes adventistas se hace
evidente en los recientes cambios litúrgicos centrados en
el uso de la música popular y el rock en la adoración”. La
incoherencia de esto se agrava cuando se constata de que,
oficialmente, la denominación adventista continúa recha-
zando el uso del “jazz, rock” y otras formas de música
“híbrida” entre las formas sagrada y secular.92
El uso de la música para generar un ambiente místico-
espiritual, ya es algo practicado por algunos prominentes
líderes evangélicos. Zschech describe cómo utiliza el grito
cuando “dirige la alabanza”, no “para tratar entusiasmar,
ni ‘estimular’ a la gente”, sino para hacer “que la gente
ponga su fe en acción, pues gritar es cambiar la atmósfera
que rodea sus vidas”.93 Así, ella describe su grito como “un
grito de fe”. Lo más curioso, son las expectativas de Darle-
ne Zschech para el futuro: “Tengo una convicción personal
[dice ella] respecto a la formación de la próxima generación
de músicos adoradores, en las cosas de Dios [...] debemos
proporcionarles una rica plataforma espiritual desde don-
de puedan lanzarse, para verlos explorar lo que jamás nos
atrevimos”.94 De acuerdo con el análisis de Canale:

92
Fernando Canale, “The Eclipse of Scriptura and the Protestantization
of the Adventist Mind: Part 1: The Assumed Compatibility with Evangelical
Theology and Ministerial Practices”, Journal of Adventista Theological Society
21:2 (2010) 136–37.
Darlene Zschech, Adoração extravagante, 2da ed. (Belo Horizonte,
93

MG: Editora Atos, 2006), 122.


94
Ibíd., 57–58, 156.

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324 Douglas Reis

La sacralización del mundo significa que po-


dríamos encontrar la presencia de Dios de
forma real, en la materialidad de la vida y el
mundo. Así, el patrón de culto podría y debe-
ría incluir cualquier cosa de la vida, cultura
o materia. [...] la convicción de los líderes de
la iglesia emergente, de que Dios se hace pre-
sente en la materia coincide con el paradigma
central del culto católico romano. Al mismo
tiempo, alguien podría argumentar de que las
diferencias entre los paradigmas carismáticos
y sacramentales no son cualitativos sino cuan-
titativos. Por último, y más importante, no
podemos dejar de notar que la convergencia
ontológica entre los paradigmas de los cultos
emergentes, católicos romanos y carismáti-
cos, sin lugar a dudas, toman el lugar y hacen
irrelevante el paradigma de culto —dónde la
Palabra es central—, que viene de la Reforma
Protestante.95

No es extraño que la música religiosa actual posea


un fuerte llamado ecuménico, lo que tiene mucha rela-
ción con la comprensión adventista de los así llamados
eventos finales. Así piensa Stefani:

Parece evidente, que con el objetivo de unifi-


car socialmente a todas las naciones para su
engaño final, nuestro archienemigo no puede
depender solo de ideologías y tratados políti-

95
Canale, “The Emerging Church Part 2”, 75.

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La crisis de identidad y carismatización del adventismo 325

cos, o incluso de interpretaciones teológicas.


Podría ser, que él esté planeando y desarro-
llando una poderosa “oleada social” en forma
de música, algo que podría proporcionar los me-
dio, para unificar emocionalmente y organizar
a los habitantes del mundo —presionándolos
en un molde— para el acto final de adoración,
como ya lo hizo en microescala hace 2500 años
en Babilonia [cf. Dan 3].96

Frente a los riesgos de un culto mal orientado, de-


bemos abordar el tema desde un punto de vista bíblico.97
Junto al nacimiento de las iglesias emergentes, se frag-
mentó dentro del adventismo un movimiento promotor
de una supuesta renovación. Se hizo conocido como “ce-
lebración” (celebration). Hasel al analizar el estilo de culto
“celebracionista”, que alcanzó a muchas congregaciones
adventistas en los Estados Unidos durante la década de
1990, constató la aparición de al menos tres cambios: (a)
sobre la estructura congregacional: las congregaciones se
volvieron más independientes, abandonando el uso del
Himnario Adventista y actuando administrativamente
como si fuesen “mini-denominaciones”; (b) en cuanto
a la liturgia: se añadieron elementos como la danza, el
teatro, innovaciones en la himnología, etc.; (c) respecto a
las doctrinas: en lugar de las doctrinas adventistas tradi-
cionales, se hizo hincapié en el amor, el perdón y la acep-

96
Wolfgang H. M. Stefani, “Endnotes: Music as Ecumenical Force”,
Journal of Adventista Theological Society 5:1 (1994) 221.
97
Gerald A. Klingbeil, “Una teología de la música sacra”, Theologika
12:2 (1997) 191.

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326 Douglas Reis

tación.98 La conclusión de Hasel trae una advertencia que


está en oposición tanto al extinto movimiento, como a la
tendencia emergente:

En nuestra hambre espiritual, en nuestro an-


helo de reavivamiento y poder de lo alto, fi-
jemos nuestros ojos en la Palabra de Dios. En
la Escritura encontraremos fuerza renovada y
poder ​​divino para descubrir y redescubrir la
voluntad de Dios para su pueblo en el tiempo
del fin. Los adventistas son el pueblo del Li-
bro; y el Espíritu que habla a través del Libro
nos renovará.99

Es posible hacer un paralelo del análisis de Hasel,


con el tenor de algunas declaraciones de Ellen White,
quien reprendió a un grupo de adventistas de su tiempo
en los siguientes términos: “Su religión parece ser más
bien de carácter estimulante, que de una inquebrantable
fe en Cristo”.100 Para esta pionera adventista “Los verda-
deros [cristianos] conocen el valor de la obra interior del
Espíritu Santo en el corazón humano. Ellos se satisfacen
con la simplicidad en los cultos”.101 Desde el principio,
el adventismo parece haber luchado contra la excesiva

Gerard F. Hasel y Samuel Koranteng-Pipim, “The ‘third Wave’


98

Roots of Celebrationism”, in Here We Stand: Evaluating New Trends in the


Church (Berrien Springs, MI: Adventism Affirm, 2005), 395.
99
Ibíd, 396–97.
Ellen G. White, Evangelismo (Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira,
100

2008), 502.
101
Ibíd.

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La crisis de identidad y carismatización del adventismo 327

emotividad, que hoy ha vuelto al seno del movimiento


con un gusto ilusorio de redescubrimiento. Pero no hay
cómo olvidar la recomendación: “La verdad debe ser
presentada a la mente, lo más libre posible del elemen-
to emocional”.102 A quien quiera que le suene, como dar
demasiado espacio para un formalismo mecánico, debe
tenerse en cuenta que, como es característico en el pensa-
miento de Ellen White, las ponderaciones de la autora se
equilibran de manera formidable:

Su culto debe ser interesante y atractivo, no


permitiendo que se degenere en formalismo
insípido. Debemos día a día, hora a hora, mi-
nuto a minuto, vivir para Cristo; entonces Él
habitará en nuestros corazones y, cuando nos
reunamos, su amor en nosotros será como un
manantial en el desierto, que refresca a todos,
infundiendo en las almas esmorecidas un ar-
diente deseo de beber el agua de la vida.103

Por último, no podría ser más lúcida la advertencia


sobre la responsabilidad que los líderes tienen, para for-
mar en las congregaciones adventistas una visión correc-
ta sobre adoración. Llama la atención el marcado aspecto
contracultural de la advertencia, pues esta enfrenta a la
tendencia carismatizadora que asalta al adventismo con-
temporáneo:

102
Ibíd, 611.
103
Ellen G. White, Testumunhos seletos (Tatuí, SP: Casa Publicadora
Brasileira, 1996), 2:252.

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328 Douglas Reis

Cuando se ha suscitado una iglesia y se la ha


dejado sin instrucción acerca de estos puntos,
el predicador ha descuidado su deber y tendrá
que dar cuenta a Dios de las impresiones que
dejó prevalecer. A menos que se inculquen en
los miembros ideas correctas de la adoración
y reverencia verdaderas, habrá una creciente
tendencia a poner lo sagrado y eterno al mis-
mo nivel que las cosas comunes, y los que
profesan creer la verdad ofenderán a Dios y
deshonrarán la religión. Nunca podrán, con
sus ideas incultas, apreciar un cielo puro y
santo ni estar preparados para alternar con
los adoradores de los atrios celestiales, donde
todo es pureza y perfección, donde todos los
seres manifiestan perfecta reverencia hacia
Dios y su santidad.104

Resumen y conclusiones

Como se ha destacado, el adventismo surgió como


un movimiento que creía tener un rumbo proféticamente
señalado. Su corazón está en la visión bíblica de un gran
conflicto entre Cristo y Satanás. La doctrina del santuario
es crucial para entender cómo comenzó este conflicto y
cómo va a terminar. A pesar de ostentar una identidad
bien definida, el adventismo ha sufrido la influencia de
prácticas ministeriales y doctrinas evangélicas, que la ha
llevado a vivir un doble proceso de carismatización y secu-

104
Ellen G. White, Testimonios para la iglesia (Florida: Asociación
Publicadora Interamericana, 1998), 5:471.

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La crisis de identidad y carismatización del adventismo 329

larización. En este contexto, ella se encuentra a punto de


perder su identidad de forma definitiva.
Entre los muchos factores que contribuyen decisi-
vamente a ello, está la incorporación de músicas y estilos
de culto con orientación carismática. Como lo sugieren
estudiosos adventistas, el aparente éxito (número de
adeptos) de aquello que convencionalmente se designó
como iglesia emergente, hará que su modelo eclesiológi-
co y litúrgico continúe teniendo impacto negativo en el
movimiento adventista. La razón más evidente de esto,
es la tendencia del liderazgo adventista por actuar de
manera pragmática, en busca de resultados.
Sin embargo, suena contradictorio continuar man-
teniendo el marco teológico del gran conflicto y asumir
que la música es un mero fenómeno artístico de los seres
humanos, como si toda la música fuese equivalente y que
no sea otra cosa, sino simplemente “música”. Hay cos-
movisiones que rigen el arte e influencian toda la liturgia:
la forma en que se canta, lo que se canta, cuando se canta
y en todo aquello que se lleva a cabo durante el servicio
de adoración. Ésta es razón suficiente para justificar un
estudio más profundo sobre el tema de la adoración.
Otro problema se avecina, relacionado con la fuen-
te que determina la espiritualidad en los adventistas de
las nuevas generaciones, respecto a ello cabe preguntar-
se ¿Qué tan seguro sería renunciar, al hecho de confiar
únicamente en la Biblia, herencia de los pioneros adven-
tistas, para pasar a confiar en algo de naturaleza fatua,
como son los sentimientos, impresiones y emociones?

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