Lina Estefanía Acosta Rúa

Katherin Hincapié Díaz1

LEY 1876 DE 2017

El Estado, con el objeto de ser garante de sus fines se desenvuelve con el

apoyo de instituciones públicas y/o privadas que le permiten ejercer sus
funciones y competencias, ya sea desde lo central, regional o local; así mismo,
tiene en cuenta que sus organizaciones no pueden actuar por si mismas, sino
que necesitan de otros actores que participan activamente en el desarrollo de
la sociedad y alcance de sus objetivos.

En las últimas décadas, la estructura económica de Colombia ha atravesado

por cambios sustanciales, sumando a ello, ha tenido que buscar soluciones a
la escasez de recursos y la crisis ambiental. Estas situaciones, hacen que el
Estado este en una continua búsqueda de resultados por medio de
herramientas, como la planificación estratégica, a través de la cual, procura
brindar garantías a los procesos que buscan satisfacer las necesidades de los
ciudadanos. Precisamente, por medio de la Ley 1876 de 2017, el Gobierno
Nacional busca superar el atraso en las cadenas de producción agropecuaria,
utilizando la gestión del conocimiento y el desarrollo tecnológico.

Mediante el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria (SNIA) y la

extensión agropecuaria, se plantean las herramientas para incentivar el
fortalecimiento del sector agropecuario, a través del uso de tecnología y la
capacitación a los productores y comunidades agropecuarias, y de esta
manera fomentar la creación de agentes de transformación dentro del
desarrollo agropecuario sostenible, que permitan la identificación de riesgos y
fortalezas inherentes a las actividades productivas, así como las acciones a
desarrollar teniendo en cuenta las particularidades del territorio.

Si el crecimiento de la productividad del sector agropecuario, de acuerdo a la

Ley 1876 de 2017, se encuentra definido mediante la planificación del
ordenamiento productivo y social del territorio, que busca mejorar la eficiencia
en las cadenas productivas mediante la implementación de mejores
tecnologías y mejores prácticas de sostenibilidad, que den como resultado la

                                                                                                               
1  Especialización  en  Derecho  Administrativo,  Cohorte  50  

Universidad  Libre  seccional  Pereira  

creación de redes organizadas entre pequeños y grandes productores
contribuyendo a la seguridad alimentaria y al desarrollo rural; entonces, se
podría afirmar que, en Colombia tanto la producción como la participación en
mercados agropecuarios, cuentan con lo necesario para fortalecerse en
materia de competitividad local e internacional.

Esto nos lleva a entender que el fundamento del Sistema Nacional de

Innovación Agropecuaria, es el de articular la investigación y el desarrollo
tecnológico, asegurando la formación y capacitación de acuerdo a las
necesidades de los productores y demás actores involucrados en las cadenas
de valor agropecuarias.

La coyuntura de este tema, radica en el manejo que se le da a esta clase de

planes estratégicos, pues en la mayoría de los casos no existe la planificación
participativa de los diferentes actores del sector, supeditando a que quién
determine las estrategias, políticas, metas y objetivos para cada uno de los
procedimientos que se han de emplear, sean solo los que órganos o entidades
directores del sistema; ignorando de esta manera las necesidades y las
realidades del sector a intervenir. Dentro de la Ley se puede observar que, al
analizar que actores son los que cuentan con efectiva participación en el
sistema planteado, en sus principios se establece el enfoque de asociatividad,
principio que entra a limitar de manera preferencial, la asignación de recursos a
quienes conformen modelos asociativos, privando del acceso participativo a los
campesinos que no hacen parte de esta clase de modelos organizacionales o
gremiales.

De lo anterior, se puede afirmar que de manera poco incluyente se da

participación al productor no asociado, desconociendo lo que estipula la
Constitución Política, en relación a que las minorías también tienen voto en las
decisiones que puedan beneficiar o perjudicar su entorno, artículo 79 2“…la ley
garantizara la participación de la comunidad en las decisiones que puedan
afectarlo…”. Por consiguiente, la estructura del Sistema Nacional de
Innovación Agropecuaria y sus subsistemas, no tiene en cuenta como actores

                                                                                                               
2  Constitución   Política,   Artículo   79.   Todas   las   personas   tienen   derecho   a   gozar   de   un  

ambiente   sano.   La   ley   garantizará   la   participación   de   la   comunidad   en   las   decisiones  

que   puedan   afectarlo.   Es   deber   del   Estado   proteger   la   diversidad   e   integridad   del  
ambiente,   conservar   las   áreas   de   especial   importancia   ecológica   y   fomentar   la  
educación  para  el  logro  de  estos  fines.  
a las minorías étnicas, ni rurales, en cuanto a la planificación, implementación y
seguimiento de dicho sistema.

Continuando con el análisis, es factible preguntarse si es posible que el

Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria logre los resultados que se
platea al interior de la Ley?. Se pueden alcanzar las metas trazadas, siempre y
cuando se ejecute un plan estratégico, que comprenda la participación no solo
de modelos gremiales o asociativos, sino que reconozca a todos los actores
involucrados en los procesos agropecuarios, que permitan poner presente las
verdaderas necesidades del campo, las problemáticas para acceder a
asesorías y capacitaciones, y los retos de construir relaciones comerciales en
las cadenas de producción.

La Ley 1876 del 2017 que crea y pone en marcha el Sistema Nacional de
Innovación Agropecuaria en un principio atrae su contenido, pero analizando
desde un punto de vista de la realidad en relación a lo que se está
implementando, si bien es un servicio para mejorar la calidad de productividad,
competitividad y sostenibilidad del sector agropecuario no da la satisfacción
que se espera; pues previo a la implementación de esta ley, es necesario
entender que, las personas que desempeñan labores en el campo, pueden
desconocer el proceso de implementación de dicha ley, ya que al no
encontrarse bajo esquemas asociativos no les es posible participar en la
generación de estrategias o solución de consultas, frente a problemáticas de
su índole.

La tasa retributiva por la prestación del servicio de extensión agropecuaria,

deberá ser en parte asumida por los usuarios de forma temporal y decreciente,
únicamente será subsidiada dependiendo de los parámetros de caracterización
previamente establecidos en la ley. Tal situación, puede conllevar a un
desequilibrio en la ejecución del gasto público, pues dada la abundancia de
población en el territorio colombiano, esto podrá dejar a algunos de los grupos
minoritarios sin el subsidio a la tasa. Así mismo, dadas las condiciones
actuales del sector agropecuario, se debe analizar que productores estarán
dispuestos a pagar las tasas retributivas, ya que al asumir este valor se exigirá
mayor calidad del servicio prestado, y de esto dependerá que la demanda del
acompañamiento en la ejecución de las estrategias ofrecidas por la innovación
agropecuaria aumente o disminuya.
Inicialmente, se requeriría implementar tasas de retribución bajas, en aras de
dinamizar e incentivar la participación de todos los agentes productivos del
sector agropecuario; coordinando que las directrices en las entidades
partícipes del estado promuevan eficientemente la competitividad del sector en
el mercado, y con ello se genere más empleo y beneficios para toda la
población, dando como resultado un aumento significativo en el desarrollo
económico y crecimiento del PIB.

El éxito de la innovación agropecuaria, se encuentra estrechamente ligado al

trabajo estratégico en conjunto de los entes territoriales, las entidades del
Estado y los productores, en la formulación de políticas; buscando el
fortalecimiento y ka transparencia del sistema, para favorecer el crecimiento de
la cadena productiva sostenible de manera incluyente y organizada.

Las Leyes del Gobierno, como la del Sistema Nacional de Innovación

Agropecuaria, pretenden coadyuvar en el proceso de sostenibilidad fiscal, para
que los entes territoriales y el gobierno nacional, puedan garantizar los
derechos y principios establecidos en la Constitución Política; instando a que
se planteen reglas fiscales que sean observantes del déficit, gasto público,
niveles de deuda, así como de los ingresos y gastos del gobierno. El desafío
de la política fiscal actual, se centra en orientarse hacia la sostenibilidad y el
ahorro, para establecer objetivos que lleven a que el gasto esté acorde con los
ingresos estructurales o de largo plazo, consolidando las finanzas públicas en
el mediano plazo y permitiendo el desarrollo macroeconómico del país.

Teniendo en cuenta que el gasto público es un elemento fundamental de la

política económica del país y, la misma puede influir principalmente a nivel
macro, en el nivel de vida de la población y de manera determinante en la
gestión social, es indispensable que el Estado, tenga en cuenta aspectos como
el empleo, ahorro, inversión, inflación y el déficit fiscal, al momento de
implementar políticas macroeconómicas.

Las reglas fiscales, deben encontrarse bien trazadas y con respaldo de

instituciones que velen por su cumplimiento, esto quiere decir que, dichas
instituciones deben verificar y supervisar el manejo y cumplimiento que se le
está dando a la política fiscal, ya que de otro modo, se impactara
negativamente la disciplina y la transparencia fiscal, afectando la población al
no garantizar un entorno económico estable y positivo.
El Gobierno Nacional se ha concentrado en las relaciones comerciales
internacionales, las cuales, si bien buscan el desarrollo y el crecimiento del
país, han dejado de lado el incentivar y promover de manera efectiva y
eficiente, el sector agropecuario como actor principal de la productividad del
país, llevando a que este sector pierda competitividad frente a los productos
importados; lo que se traduce en reducción de producción, empleo y salario. Es
por ello, que un buen marco de sostenibilidad fiscal permitirá que las políticas
públicas orientadas al desarrollo rural y agropecuario se fortalezcan,
seleccionando las actividades esenciales que requieren del apoyo de la política
económica como soporte para el desarrollo regional del país.

Ahora será tarea del Estado el demostrar la efectividad del Sistema Nacional
de Innovación Agropecuaria, a través de resultados tangibles que den
testimonio de la adaptabilidad y aceptación de la misma dentro de la cadena
productiva, mostrando un pleno crecimiento del sector agropecuario en cuanto
la productividad, competitividad y sostenibilidad. Sin embargo, no debe
desconocerse el hecho de que existirán comunidades rurales que no renuncian
a sus procesos de producción tradicionales y que se verán afectados frente a
la oferta de sus productos dentro del mercado, o que posiblemente, se topen
con precios no muy favorables en cuanto la obtención de materias primas
inherentes al desarrollo de sus actividades.

Es preciso concluir, que las administraciones en ejecución de la gestión social,

deben procurar desarrollar políticas que permitan la integración del campo
como actor fundamental dentro de la economía colombiana, y velar por la
regulación de la inflación, con el fin de evitar que el alza en los costos de
producción o la reducción de la producción se vuelva una constante. El país
cuenta con potencial para fortalecer sus cadenas de producción agropecuaria,
por eso es menester, que se promuevan mejores oportunidades en el mercado,
haciendo más competitivo el sector agropecuario. Finalmente, el Estado debe
generar una dinámica económica que permita la apropiación, la disponibilidad y
la ejecución de las políticas de gestión social, así como también, debe
asegurar que los planes financieros y el Presupuesto General de la Nación, se
encuentren enmarcados dentro de las metas macroeconómicas.