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A JACOB AMÉ, MÁS A ESAÚ ABORRECÍ

(B) Pero, como hace notar Trenchard, algún rabino podría objetar a Pablo:
«Es evidente que Ismael no pudo ser hijo de la promesa, porque su madre
era la esclava egipcia, Agar, y no la mujer legítima, Sara». A esta objeción
implícita va a contestar el apóstol y presenta un caso todavía más claro (vv.
10, 13), que es el de Jacob y Esaú, ambos hijos gemelos del mismo padre y
de la misma madre. La separación que Dios estableció entre ellos fue
llevada a cabo antes que naciesen, cuando es obvio que no habían obrado
aún ni bien ni mal (v. 11), con lo que resultaba evidente la gratuita elección
por parte de Dios. Este rechazo de los primogénitos, en favor de los
segundones (o de los últimos, como en el caso de David), es una constante
en la historia de la Salvación. Como aparece en nuestras Biblias, y es
fácilmente reconocible, el versículo 11 forma un paréntesis, con lo que, al
empalmar el versículo 10 con el 12, leemos que «a Rebeca, etc., se le dijo:
El mayor (Esaú) servirá al menor (Jacob)» (Gn. 25:23). Pablo remacha la
soberanía de Dios en la elección de Jacob y cita de Malaquías 1:2, 3: «A
Jacob amé, mas a Esaú aborrecí». Sobre esto es menester hacer ciertas
observaciones, ya que, todavía en 1987 (nota del traductor) he oído a
predicadores ingleses aplicar este versículo a la predestinación y
reprobación personales de tipo calvinista:
(a) El contexto de Malaquías 1:2, 3 aclara suficientemente que el profeta no
pronuncia un oráculo de Jehová sobre las personas de Esaú y de Jacob, sino
sobre sus respectivos linajes: edomitas e israelitas; y aun sobre éstos, nada
tiene que ver el texto con la predestinación o la reprobación eternas.
(b) El sentido del «amé» y del «aborrecí» se han de interpretar, en
conformidad con el uso bíblico de «preferir» y «poner en segundo lugar»,
como es patente el caso en las expresiones de Jesús en Lucas 14:26,
compárese con Mateo 10:37, así como en Génesis 29:30, 31, donde el
hebreo dice «aborrecida» donde nuestras versiones dicen, dando el recto
sentido, «menospreciada» («menos precio» no es igual que «desprecio»,
esto es, «ningún precio»). Quede, pues, bien claro que, ni en el caso de las
personas, ni en el de sus descendientes, se trata aquí de la elección para el
cielo o la reprobación para el infierno.
(c) El objetivo del apóstol en toda la porción es justificar a Dios en el
rechazo de los incrédulos judíos y en la aceptación de los paganos creyentes,
y toma como ejemplo la libre elección de Jacob, en lugar de Esaú, como
cabezas respectivas de dos razas, una de las cuales fue hecha gratuitamente
heredera de las promesas divinas, y la otra fue rechazada (reprobada, en el
lenguaje de Mal. 1:4b); no se trata, repito (nota del traductor), de la
salvación o condenación eternas. Al escoger a Jacob, el segundo en nacer,
prefiriéndolo a su hermano Esaú, el primogénito según la carne, Dios
mostraba (como cruzando las manos, comp. con Gn. 48:14) su libre y
soberana iniciativa en escoger a quien mostrar un favor especial sin tener
que dar explicaciones a nadie, pues nadie merece su favor. Los judíos habían
sido, durante muchos siglos, especialmente favorecidos de Dios, pero Dios
era libre para mostrar su favor también a los gentiles.
El sentido del «amé» (Jacob) y del «aborrecí» (Esaú) se han de
interpretar, en conformidad con el uso bíblico de «preferir» y «poner en
segundo lugar».
¿Aborrecer = Odiar? Aborrecer es amar menos y esto significa ponerlo
en segundo lugar.
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LOS AMÓ HASTA EL FIN: Jesús había amado a los suyos. Pero no
había terminado de amarlos. Él los amaría hasta el fin. La idea detrás de la
frase hasta el fin es “en la mayor medida, hasta el extremo.”
I. “‘En la mayor medida’ es una mejor traducción del eis telos original que
la de la RV1960 ‘hasta el fin.’ No significa que Jesús continuó amando a sus
discípulos solo hasta el final de su carrera, sino que su amor no tiene
límites.” (Tenney)
II. Hasta el fin significa hasta el final de la vida terrenal de Jesús. Aunque
sus discípulos lo hayan abandonado, él nunca los abandonó. Aunque ellos
dejaron de pensar en Jesús, y solo pensaron en sí mismos, él nunca dejó de
pensar en ellos. ¿Qué problemas eran peores – los de Jesús o los de los
discípulos? ¿Quién estaba más preocupado por el otro? Él los amó hasta el
fin.
III. Hasta el fin significa un amor que nunca terminará. Jesús nunca dejará
de amar a los suyos. No es un amor que va y viene, que está aquí hoy y se
va mañana.
IV. Hasta el fin significa un amor que alcanza la máxima medida. Algunas
traducciones tienen “Los amó hasta el extremo.” Jesús derramó la copa de
su amor hasta el límite por nosotros.

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