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JAIR OCHOA
ABEL Y LA OBEDIENCIA
Abel significa “Dios es mi Padre.”
Abel (en hebreo: הבלHabel "soplo, frágil", en griego: Αβελ,
en acadio: Ablu "hijo") El significado bíblico de Abel está
dado por el acto de algo pasajero, vano o efímero. Abel
del hebreo que significa halito, respiro, vapor, vanidad,
fuga o transitoriedad. Abel fue el segundo hijo de Adán y
Eva.
Una palabra heb. Que se escribe de la misma forma y
significa aliento, vapor que es inconstante; pero más bien
debe ser ligada con una palabra acadia que significa hijo.
El significado de su nombre es dudoso; algunos creen
que Abel significa "aliento" o "vanidad", y otros creen
que es una forma de la palabra "pastor". Abel era un
hombre justo que agradaba a Dios.
Abel era pastor y fue conocido por traer a Dios un sacrificio
agradable, de los primogénitos de su rebaño. Caín, el
hermano mayor de Abel, era un trabajador de la tierra y no
trajo a Dios un sacrificio que le agradara. Caín se enfadó
por el descontento de Dios y mató a Abel. En una
impresionante imagen de la necesidad de justicia, Dios dijo
que la sangre de Abel clamaba a Él desde la tierra (Génesis
4:10). Como parte del castigo de Dios a Caín, la tierra ya no
le daría su fuerza y sería un errante y extranjero (versículos
11-12).
Cuando Adán y Eva tuvieron otro hijo, le pusieron el nombre
de Set -el nombre suena como la palabra hebrea para
"designado"- porque Eva dijo que Dios le había asignado
otra descendencia para reemplazar a Abel (Génesis 4:25).
La descendencia de Set era considerada como el linaje justo;
fue a través de la línea de Set que vinieron Enoc y Noé y
eventualmente parte de toda la humanidad. Génesis 4:26
dice que Set tuvo un hijo, Enós, y fue durante esos días que
"la gente comenzó a invocar el nombre del Señor". Abel
había adorado a Dios de forma correcta, y ahora la
familia de Set hacía lo mismo.
Jesús identificó a Abel como el primer mártir del mundo
(Mateo 23:35). Hebreos 11 elogia a Abel por su fe: "Por la fe
Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo
cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios
testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella"
(versículo 4). Abel "habla" en el sentido de que demostró una
verdadera adoración a Dios y sus acciones siguen siendo un
ejemplo de fe y justicia.
La sangre de Abel también se menciona en Hebreos
12:24, donde se compara con la sangre rociada de
Jesús, otro hombre justo que fue asesinado por
malhechores. La sangre de Jesús "habla mejor que la
sangre de Abel". La sangre de Abel clamaba venganza
contra el asesino; la sangre de Jesús clama por el perdón de
los asesinos (ver Lucas 23:34).
Abel era justo, pero su muerte sólo demostró la
pecaminosidad de la humanidad y puso de manifiesto los
efectos de la Caída. Abel fue asesinado y Caín castigado. La
sangre de Abel clamó para que Dios hiciera lo correcto.
Jesús fue justo -completamente- y su muerte dio lugar a
la posibilidad de vida. La muerte de Jesús puso de
manifiesto la pecaminosidad humana, aunque venció al
pecado y a la muerte en Su resurrección. La sangre de Jesús
es esencial para nuestra salvación. Su sangre expresa una
buena palabra, una palabra de expiación y de esperanza.
Un sacrificio de sangre, como el que Abel trajo a Dios en
Génesis 4, siempre ha sido necesario para expiar el pecado
(Hebreos 9:22). El primer sacrificio de sangre se ve en
Génesis 3 cuando Dios cubre a Adán y Eva con pieles.
Volvemos a verlo en la adoración de Abel en Génesis 4. La
ley mosaica formalizó un sistema de sacrificios a través del
cual Dios quería que Su pueblo escogido se acercara a Él. El
libro de Hebreos profundiza en que el sacrificio de Jesús es
mejor que el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento.
Jesús ofreció Su sacrificio una vez y para siempre. Los
sacrificios anteriores eran temporales, imágenes de lo que
Jesús finalmente haría. La sangre de Jesús es una
expiación permanente. La sangre del sacrificio de Abel
era una sombra del mismo.
La Biblia no da mucha información sobre Abel, pero
podemos aprender varias cosas de lo que nos dice. Abel
demostró la verdadera adoración por su fe y por sus
acciones. Sabemos que no podemos agradar a Dios sin fe
(Hebreos 11:6). Estamos llamados a adorar al Señor en
espíritu y en verdad (Juan 4:24). Abel fue perseguido por
su fe; también nosotros lo seremos (Juan 15:20; 2 Timoteo
3:12). Dios escuchó el clamor de la sangre de Abel y
respondió; Dios está atento a nuestras vidas y a nuestras
necesidades.
En la historia de Abel también vemos que el plan de Dios no
se frustra. Caín fue desterrado, pero Adán y Eva recibieron a
Set, a través del cual vino finalmente el Mesías. Aunque Dios
pronunció una maldición sobre el pecado en Génesis 3,
también prometió un Salvador (Génesis 3:15). Abel fue una
víctima de la realidad de la pecaminosidad humana, sin
embargo, el Salvador prometido, Jesús, vino, y Su sangre
proclama algo mejor.
“La primera maldición se pronunció sobre la posteridad
de Adán y sobre la tierra, a causa de la desobediencia.
La segunda maldición vino sobre la tierra después que
Caín mató a su hermano Abel. La tercera y más terrible
maldición de Dios vino sobre la tierra con el diluvio”
(Consejos sobre Régimen Alimenticio, págs. 445-446).
BENDICIONES POR LA OBEDIENCIA
Obediencia es la premisa detrás de todas las promesas.
Dios te da sus promesas por gracia. Pero tú puedes
disfrutar de sus promesas cuando sigues sus
instrucciones.
DOMINGO
1. ¿Qué significa el nombre Abel y cuál era su
ocupación? ¿Qué ciudades de Israel y sus alrededores
recibieron su nombre en su honor?
Génesis 4:2; 50:10, 11. Después tuvo a su hermano Abel. Y
Abel fue pastor de ovejas, y Caín labrador. 50:10Y
llegaron hasta la era de Atad, que está al oriente del Jordán,
y allí tuvieron un grande y grave duelo. Y José lloró a su
padre durante siete días. 11Cuando los cananeos que
habitaban el país, vieron el duelo en la era de Atad, dijeron:
Gran duelo es éste de los egipcios. Por eso el lugar fue
llamado Abel Mizraim, que está al este del Jordán.
Abel Mizraim, La ruta que sigue el cortejo resulta extraña,
pues llega hasta la Transjordania, cuando el camino
normalmente usado para llegar a Hebrón era el que subía
por la costa egipcio-palestina. Se desconoce la ubicación
tanto de Atad como de Abel-mizraim. La era de Atad, que
en hebreo significa "era del Espino", quizá sea un lugar de
uso público donde la gente podía ir a trillar el trigo. Abel-
mizraim posiblemente significa "Prado de Egipto", pero
el narrador, jugando con las palabras abel y ebel, le da
el significado de "llanto o duelo de los egipcios".
Los cananeos (Gén 50:11) estaban impresionados por la
presencia de tantos oficiales egipcios y su lamento por Jacob,
a quien ellos conocían bien. Como reacción le dieron un
nuevo nombre al lugar, Abel-Mizraim, que significa
“lamento de los egipcios”. Cuando terminaron de
sepultarlo en la cueva del campo de Macpela (Gén 50:13)
todos los de la comitiva regresaron a Egipto.
Esta era la cueva comprada por Abraham (Gén 23:9), la
única parte de la tierra de Canaán de la que Abraham tenía
escritura (Gén 23:17). Este fue el lugar donde enterraron a
Sara (Gén 23:19), a Abraham (Gén 25:9), y a Isaac,
Rebeca, y Lea (Gén 49:31).
Números 33:48, 49. Salieron de Abarim y asentaron en los
campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó.
49Finalmente asentaron junto al Jordán, desde Bet Jesimot
hasta Abel Sitim, en los campos de Moab.
ABEL-SITIM = «valle (prado) de las acacias» en la
llanura de Moab, cerca del monte Peor, al este del río
Jordán. Fue lugar de uno de los campamentos de los
israelitas en la peregrinación por el desierto antes de la
muerte de Moisés (Nm. 33:49). Al sitio se le llama también
Sitim = = «acacia» (Jos. 2:1), y allí el pueblo fue seducido a
la impureza de la idolatría de Baal-peor por las mujeres de
Moab y de Madián y perecieron en gran número (Nm. 25).
Esta parte del viaje les llevó unos 38 años; no porque la
distancia fuera tan larga, sino porque Dios los llevó en
peregrinaciones porque la generación de incrédulos tuvo que
morir en el desierto antes de que una generación de fe
pudiera levantarse para tomar posesión de la Tierra
Prometida.
La lista de los campamentos de Israel llega rápidamente; se
dan más de 30 topónimos en rápida sucesión. Durante este
tiempo, hubo mucha actividad para el pueblo de Israel, pero
ningún progreso. No se acercaban más a la Tierra
Prometida y no se acercarían hasta que la generación
de incredulidad hubiera muerto.
Génesis 4:2; 50:10, 11. Después tuvo a su hermano Abel. Y
Abel fue pastor de ovejas, y Caín labrador. 50:10Y
llegaron hasta la era de Atad, que está al oriente del Jordán,
y allí tuvieron un grande y grave duelo. Y José lloró a su
padre durante siete días. 11Cuando los cananeos que
habitaban el país, vieron el duelo en la era.
1. Abel (De la palabra hebrea para Vanidad,
"probablemente llamado así por la brevedad de su vida";
griego Abel, de ahí la forma española).
En hebreo, Abel ( ;הבלHével) significa «vapor» o
«aliento» —algo que está aquí hoy y se ha ido mañana—.
Según Proverbios, «conseguir tesoros con lengua mentirosa
es un vapor ( ;הבלhével) fugaz y una trampa de muerte»
(Proverbios 21:6). Lamentando la brevedad de una vida
humana, el salmista le dice a Dios: «Mi vida no es nada
ante ti. Ciertamente, toda la humanidad se mantiene como
un mero aliento (( »)הבלSalmo 39:5, consultar Salmo 39:11;
Salmo 78:33; Salmo 94:11; Salmo 144:4). De manera
similar, Job declara: «Detesto mi vida; no viviré para
siempre. Déjame solo, porque mis días no son más que un
aliento (( »)הבלJob 7:16).
A la luz del significado del nombre de Abel, los
hermanos no deberían sorprenderse al ver que apenas
seis versículos después del nacimiento de Abel, «Caín se
levantó contra su hermano Abel y lo asesinó» (Génesis
4:8). Aquellos que pueden leer la Biblia en su idioma
original no necesitan una explicación explícita de por qué
Abel recibe su nombre; cuando escuchamos que Eva tiene un
hijo llamado הבל, sabemos que, como un vapor, ¡él no
estará por mucho tiempo! A pesar de esta tragedia, el
amor de Dios tiene la última palabra. Poco después de
la muerte de Abel, «Adán volvió a conocer a su esposa
Eva y ella tuvo un hijo y lo llamó Set ( ;ֵׁשתShet), porque
dijo: “Dios ha sustituido ( ;ַׁשתshat) para mí otra
descendencia en lugar de Abel» (Génesis 4:25-26). A pesar
de que Abel deja el mundo como una brizna a manos de su
hermano Caín, Dios refuerza el linaje familiar de Adán y Eva
al nombrar a Set, quien, según la tradición judía, es una de
las personas más virtuosas en toda la historia bíblica.
Abel fue el segundo hijo de Adán. La palabra asiria aplu o
ablu, que forma Abal, es decir, "hijo," es la misma palabra,
no una coincidencia ortográfica, puesto que el hebreo y el
asirio son lenguas cercanamente afines. Algunos, como
Flavio Josefo (Ant., I, II), piensan que significa "aflicción" o
"lamentación". Cheyne afirma que "un correcto análisis del
relato favorece el significado de pastor, o más generalmente
de pastor de ovejas"; el asirio ibilu (Enc. Bib., s.v.) "carnero,
camello, asno, u ovejas salvajes."
2. (Cauce, pradera) Ciudad también llamada Abel-bet-
maacá o Abel de Bet-maacá. Se usa asimismo como prefijo
de nombres de diferentes lugares. (2Sa 20:18; véase ABEL-
BET-MAACÁ.)
3. En 1 Samuel 6:18 la Versión Torres Amat (1953) hace
referencia a “la Piedra Grande llamada después Abel”,
y la nota al pie de la página lee: “Abel significa ‘luto’ o
‘llanto’: nombre que se cree dado a aquel lugar por causa
de la gran mortandad de los betsamitas”. Sin embargo, en
las traducciones modernas por lo general solo se lee en este
pasaje “la gran piedra”.
2 Samuel 20:14-15. Joab pasó por todas las tribus de Israel
hasta Abel Bet Maacá y todo Barim. Y todos los bicritas se
juntaron, y lo siguieron también. 15Llegaron y lo cercaron en
Abel Bet Maacá, y levantaron un terraplén contra la
ciudad. Y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por
derribar la muralla.
Abel-bet-maaca (heb. ‘=bêl Bêth (ham) Maakâh,
“pradera de la casa [ciudad] de Maaca”). Ciudad
ubicada a unos 32 km al este de Tiro; dominaba el valle
superior del Jordán. El lugar también se llamó Abel-
maim,* porque se encontraba en una planicie bien
regada. Fue sitiada por Joab cuando Seba huyó a ella
después de su fracasada rebelión contra David (2Sa 20:14-
22). Fue atacada por Ben-adad de Siria en tiempos de
Baasa (1Ki 15:20; 2Ch 16:4), y finalmente conquistada por
Tiglat-pileser III, quien la llamó Abilakka y la incorporó a
una provincia asiria (2Ki 15:29).
El ejército real había sitiado a la ciudad de Abel-bet-maaca.
Ya había construido la rampa que usarían para invadirla.
Estaba todo preparado para tomarla y destruirla. Todo el
movimiento bélico es porque allí estaba escondido Saba,
quien se había revelado contra David.
En los momentos de crisis aparecen personas especiales.
La mayoría, frente a la dificultad queda paralizada,
pero algunos tienen la capacidad de pensar, de actuar,
de intentar una solución. A lo largo de la historia
bíblica, encontramos a unos pocos héroes de la fe que
aprendieron a arrodillarse en esas circunstancias.
Y tú, ¿qué haces en los momentos de crisis? Dios conoce
nuestros corazones y es capaz de todo, pero en principio te
diría que es imposible que aprendas a arrodillarte en la
crisis, si estás acostumbrado a vivir de pie.
Lo cierto, en este relato, es que aparece una astuta mujer
que grita sola, para intentar solucionar el problema de
todos. Tal vez, ella no sabe quién es Joab ni lo que
realmente está sucediendo, pero actúa rápido y toma la
iniciativa.
Al conversar con Joab por las razones de la invasión,
escucha de boca del general que si le entregan al hombre que
él busca, el ejército se retira. Ella no duda: “Desde la
muralla arrojaremos su cabeza” (2 Sam. 20:21). El relato se
reduce a una frase: “Y fue tal la astucia con que la mujer
habló con todo el pueblo, que le cortaron la cabeza a Saba
hijo de Bicri y se la arrojaron a Joab” (2 Sam. 20:22).
Es posible que un pecado escondido en algún lugar de tu
corazón, que solamente tú conoces y que, íntimo y
profundo, te lastima, esté haciendo que te sientas
espiritualmente acorralado. No ves escapatoria para tu
futuro eterno porque sabes que ese pecado acariciado te
está dejando afuera del cielo. ¿Qué hacer? ¿Cómo
actuar?
Los momentos de crisis no son situaciones para jugar.
Son instantes excepcionales para tomar decisiones que
modifiquen tu realidad (presente y futura). Córtale la
cabeza a ese pecado, y arrójalo por la muralla de tu
vida.
LUNES
2. ¿Qué ejemplo dio Abel? ¿Cuáles son los beneficios
integrales para la salud de tal estilo de vida?
Génesis 4:4. A su vez, Abel trajo de los primerizos de sus
ovejas, con su gordura. Y el Señor miró con agrado a
Abel y a su ofrenda.
Las palabras “miró con agrado” o “miró propicio”,
significan en hebreo, mirar una cosa con ojeada penetrante,
ansiosa; que han sido traducidas “inflamar en fuego” de
modo que la aprobación divina del sacrificio de Abel, se vió
en que fue consumido en el fuego (Gén 15:17; Jue 13:20).
La ofrenda de Abel fue aceptable (Heb 11:4), no solo
debido a que era un animal, no solo porque era lo mejor
entre lo que tenía, ni siquiera porque se tratase de la
culminación de un corazón lleno de celo por Dios, sino
debido a que fue dado totalmente en obediencia con lo
que Dios había revelado.
Esta primera familia debe haber conocido un lugar definido
de adoración, por cuando ambos hijos trajeron ofrendas al
Señor. Quizás se deba a que la gloria de Dios habitaba en el
árbol de la vida, con el camino guardado por el querubín
(Gén 3:24). Heb 11:4 indica que Abel trajo su ofrenda por fe;
y Rom 10:17 enseña que «la fe viene por el oír». Esto
significa que Dios debe haber enseñado a Adán y a su
familia a cómo acercarse a Él, y Gén 3:21 indica que se
incluía el sacrificio de sangre. Heb 9:22 afirma que debe
haber derramamiento de sangre antes de que exista
remisión de pecado.
La gran diferencia fue que Abel ofreció con fe; Caín, no.
Había una gran diferencia en el principio que animaba a
uno y a otro. Abel ofrecía con la vista puesta en la voluntad
de Dios como norma suya, y en la gloria de Dios como
objetivo final, mientras que Caín lo hacía sólo por seguir la
corriente o por salvar su prestigio, no por fe, y así resultaba
en pecado. Abel era humilde y contrito, Caín, altivo y
complaciente; dentro de él anidaba la autoconfianza.
El escritor de Hebreos deja claro por qué la ofrenda de Abel
fue aceptada y la ofrenda de Caín fue rechazada: «Por la fe
Abel ofreció más excelente sacrificio que Caín» (Heb 11:4). La
ofrenda de Caín fue el esfuerzo de la religión muerta,
mientras que la ofrenda de Abel se hizo con fe, con el
deseo de adorar a Dios en espíritu y en verdad.
Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y
de la grasa de ellas: Esto muestra que la ofrenda de Abel
fue muy especial. La grasa del animal era considerada
como «de lujo», e iba a ser entregada a Dios cuando el
animal fuera sacrificado (Lev 3:16-17; Lev 7:23-25). La
quema de grasa en el sacrificio delante de Dios se llama
un aroma agradable para el Señor (Lev 17:6).
La ofrenda de Caín era, sin duda, más agradable
estéticamente; la de Abel debe de haber sido un caos
sangriento. Pero Dios estaba más preocupado por la fe
que obra en el corazón que con la belleza exterior.
En este caso, es un cordero por hombre. Más tarde, en la
Pascua, será un cordero por familia. Luego, en el Día de
la Expiación, era un cordero para la nación. Por último,
con Jesús, hay un Cordero que quita el pecado del
mundo (Jua 1:29).
Caín demostró un orgulloso corazón incrédulo. En
consecuencia, él y su ofrenda fueron rechazados. Abel llegó
en calidad de pecador y, conforme a lo establecido por Dios,
por medio de su sacrificio expresaba humildad, sinceridad y
obediencia y fe. De este modo, al buscar el beneficio del
nuevo pacto de misericordia, por medio de la Simiente
prometida, su sacrificio tenía una expresión que Dios aceptó.
Abel ofrendó en fe pero no Caín, Hebreos 11:4. En todas las
épocas ha habido dos clases de adoradores, a la manera
de Caín y Abel; a saber, los orgullosos y endurecidos que
desprecian el método de salvación del evangelio, que
intentan agradar a Dios con métodos diseñados por ellos
mismos; y, los creyentes humildes que se acercan a él por
el camino que él ha revelado.
Ezequiel 44:30. Las primicias de todos los primeros
frutos, y toda ofrenda especial será de los sacerdotes. Le
daréis también al sacerdote las primicias de todas vuestras
masas, para que repose la bendición en vuestras casas.
Estas leyes se dieron en un principio al pueblo de Dios en el
desierto. Aparecen en los libros de Éxodo y Levítico. Revelan
la importancia de acercarse a Dios con respeto, y dan
principios a nosotros los Ministros y Obreros para que
vivamos por encima de todo reproche, a fin de cumplir
con su responsabilidad de enseñar al pueblo «a hacer
diferencia entre lo santo y lo profano» (Eze 44:23).
¡Dios siempre tiene maneras de recordar la fidelidad!
Los sacerdotes debían vestir vestiduras de lino no de
lana (Eze 44:17) cuando ministraran en el atrio interior.
Aquí hay una insinuación de que no vestían todo el tiempo el
atuendo sacerdotal. La lana los haría sudar (Eze 44:18): era
asimismo un producto animal, y el tocarlo contaminaría
ceremonialmente a un sacerdote. El lino, desde luego, es un
producto vegetal.
Los sacerdotes debían llevar el cabello recortado: ni
crecido, ni rapado (Eze 44:20). No podían beber vino,
cuando estaban en servicio (Eze 44:21).
Los sacerdotes contraían matrimonio, desde luego,
dentro de Israel, con una doncella o con la viuda de un
sacerdote (Eze 44:22). Profetas y sacerdotes se casaban,
como lo hacían los apóstoles en los días del Nuevo
Testamento. El celibato del clero no surge ni de la tradición
hebrea ni de la cristiana, sino de influencias griegas, en las
cuales la naturaleza en general y el cuerpo humano en
particular eran considerados inherentemente malos.
Los sacerdotes no habían de comer ninguna cosa
mortecina (animal muerto por sí mismo; Eze 44:31),
puesto que no le habría sido extraída adecuadamente la
sangre. La oposición a comer sangre se extendió a la época
del Nuevo Testamento (Hch 15:28-29).
Yo seré su heredad: Este principio fue cierto en el tiempo en el
que el sacerdocio fue establecido por Moisés, y también sería
cierto en los días del templo de Ezequiel. No tendrían
verdadera herencia en la tierra de Israel; Dios mismo sería
su herencia.
“Al igual que los sacerdotes del Antiguo Testamento, los
sacerdotes de hoy no tendrán una herencia de tierra,
sino que tendrán al Señor como su herencia y podrán
vivir de las ofrendas del templo”.
Por analogía espiritual, podemos relacionar esto con nuestra
herencia en Dios. “Poseemos a Dios como la flor posee la luz
del sol; como un bebé a la madre. Todos sus recursos están a
nuestra disposición… Todos los recursos que han sido
puestos a su disposición en su ascensión y reinado eterno son
dones que Él tiene para los hombres”.
Aunque no tendrían la misma herencia de tierra que las
otras tribus de Israel, Dios prometió proveer para sus
sacerdotes. Una forma en que serían provistos era
recibir una parte de lo que llegaba al templo como
ofrendas. Se darán al sacerdote porciones de los
sacrificios y de las primicias.
“Los sacerdotes se ganan la vida haciendo el trabajo
especial que Dios les ha dado, y sus ingresos provienen
de las ofrendas (Eze 44:28-30). Dios todavía llama a
algunos a lo que llamamos servicio de tiempo completo, y a
vosotros dar para su sostén, le estamos dando a Dios, como
lo hicieron las personas que llevaban sus ofrendas al
Templo”.
Dios prometió que incluso en este período, habrá
bendición sobre aquellos que dieran para la obra de
Dios. La bendición no sería solo financiera, sino que
reposaría en vuestras casas.
Ninguna cosa mortecina ni desgarrada, así de aves
como de animales, comerán los sacerdotes: Las cosas
que hayan muerto de forma natural o hayan muerto en
algún tipo de accidente o por manos humanas, no
debían ser comida para los sacerdotes. Esto violaría el
principio de no tocar los cadáveres (Eze 44:25), pero
también sería una expresión de su confianza en que Dios
proveería. No tendrán que buscar comida en la basura
como lo hacían algunos animales.
Hechos 20:35. En todo os he enseñado que, trabajando así,
se debe ayudar a los necesitados, y recordar las
Palabras del Señor Jesús: Es más dichoso dar que
recibir.
Después de hablarles, Pablo se puso de rodillas para
orar con todos ellos. Todos los presentes lloraron
conmovidos y no se cansaban de abrazar y besar a Pablo
con mucho amor. Lo que más les dolió fue que les dijera que
no le iban a volver a ver. Y después le acompañaron al
barco.
No podemos hacer un análisis completo de un discurso
de despedida tan emotivo, pero hay cosas que resaltan
en él.
Lo primero es que Pablo dice ciertas cosas acerca de sí
mismo:
(1) Había hablado sin miedo. Les había comunicado todo el
plan de Dios sin buscar ni la admiración ni el favor de
nadie.
(2) Había vivido independientemente. Había cubierto sus
necesidades y las de sus compañeros con su trabajo, y aun
había podido ayudar a los necesitados.
(3) Había afrontado el futuro con nobleza. Era cautivo del
Espíritu Santo, y en esa confianza se arriesgaba a lo que el
futuro le tuviera reservado.
Pablo exhorta a sus amigos.
(a) Les recuerda su deber. Eran los encargados del rebaño de
Dios. Esa no era una obligación que ellos habían elegido,
sino para la que habían sido elegidos. Los siervos del Buen
Pastor tienen que ser buenos pastores del rebaño.
(b) Les recuerda los peligros. El contagio del mundo siempre
amenaza. Donde está la verdad, la falsedad ataca.
Tendrían una guerra constante para mantener intacta la fe
y la iglesia pura.
En toda la escena se respira un afecto tan profundo como
puede albergar el corazón humano. Ese sentimiento debe
estar presente en todas las iglesias; porque cuando muere el
amor la obra de Cristo no puede más que secarse.
Más bienaventurado es dar que recibir: Sus últimas
palabras antes de partir, tomadas de unas palabras de
Jesús no registradas en los evangelios, son perfectas
para todo aquel que ministre al pueblo de Dios. Los
líderes deben estar más preocupados por lo que pueden
dar a su rebaño que por lo que su rebaño puede darles a
ellos.
Sin un corazón de sacrificio no puede haber un verdadero,
eficaz y eterno ministerio, y debe ser un sacrificio hecho con
gozo, si tomamos en cuenta toda la bendición que conlleva.
“Más bienaventurado es dar que recibir” es la mejor
bienaventuranza de todas. En el sermón del monte, Jesús
nos dijo cómo ser bendecidos; aquí ¡nos dice como ser
más bendecidos!
No nos debe tropezar el considerar que Jesús enseñó muchas
cosas que no están registradas en los evangelios; Juan nos lo
dijo también en Jua 21:25. Pero podemos confiar que Dios
ha preservado todo lo necesario de la enseñanza de Jesús.
“Abel trajo los primogénitos de su rebaño, y de los
mejores, como Dios lo había ordenado; y con humilde
reverencia presentó su ofrenda con plena fe en el Mesías
venidero. Dios la aceptó. Una luz procedente del cielo
consumió la ofrenda de Abel. Caín no vio manifestación
alguna de que la suya hubiera sido aceptada. Se airó
con el Señor y con su hermano. Dios estuvo dispuesto a
enviar a un ángel para que conversara con él” (La Verdad
acerca de los Ángeles, pág. 69).
“La prosperidad espiritual está estrechamente vinculada
con la liberalidad cristiana. Los seguidores de Cristo
deben regocijarse por el privilegio de revelar en sus vidas la
caridad de su Redentor. Mientras dan para el Señor,
tienen la seguridad de que sus tesoros van delante de
ellos a los atrios celestiales. ¿Quieren los hombres
asegurar su propiedad? Colóquenla entonces en las manos
que llevan las marcas de la crucifixión. ¿Quieren gozar de
sus bienes? Úsenlos entonces para la bendición del
necesitado y doliente. ¿Quieren aumentar sus posesiones?
Escuchen entonces la orden divina: ‘Honra a Jehová de tu
substancia, y de las primicias de todos tus frutos; y serán
llenas tus trojes con abundancia, y tus lagares rebosarán de
mosto.’ Proverbios 3:9, 10. Procuren retener sus
posesiones para fines egoístas, y provocarán su ruina
eterna. Pero den sus tesoros a Dios, y desde aquel
momento llevarán éstos su inscripción. Estarán sellados
con su inmutabilidad” (Los Hechos de los Apóstoles, págs.
277-278).
MARTES
3. ¿Qué beneficios adicionales para la salud se obtienen
al obedecer la ley de Dios?
Levítico 26:3-6. Si seguís mis decretos, si guardáis mis
Mandamientos y los ponéis por obra, 4yo os daré lluvia a su
tiempo, y la tierra rendirá sus cosechas, y el árbol del
campo dará su fruto. 5La trilla se extenderá hasta la
vendimia, y la vendimia hasta la siembra; comeréis
vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en
vuestra tierra. 6Y yo daré paz en la tierra. Y dormiréis,
nadie os quitará el sueño. Quitaré las malas bestias de
vuestra tierra, y la espada no pasará por vuestro país.
Este versículo es clave porque la recompensa de practicar
las enseñanzas del SEÑOR es una vida plena en todos
sus aspectos: prosperidad económica, seguridad social y paz
integral. Habrá consecuencias positivas de vivir en el
SEÑOR y consecuencias negativas al no vivir como Dios
quiere. Las bendiciones de Dios acompañan a las personas
fieles.
Dos caminos se abren en este capítulo ante nosotros: el
de obediencia y bendición y el de desobediencia y
miseria. Los caminos estrecho y de vida, y ancho y de
perdición.
Al considerar el primero de éstos comentaremos acerca
de:
A. Las características de los obedientes. Tal como se
observa en los versículos mencionados anteriormente,
1. RECHAZAN LOS ÍDOLOS (Lev 26:1). Ningún ídolo o
imagen tendrá una base de sustentación en sus pensamientos
o mentes. No se inclinarán ni se postrarán ante los dioses del
mundo.
2. REVERENCIAN LAS ORDENANZAS DE DIOS (Lev
26:2). No transforman el Día Sábado en un día de placer
egoísta, ni el santuario en teatro o centro de espectáculo, ni el
púlpito en un escenario de marionetas.
3. SON CONDUCIDOS POR SUS PALABRAS (Lev
26:3). Caminan en los estatutos del Señor, y no en la luz de
las chispas que ellos mismos hagan brotar (Isa 50:11). Para
ellos la Palabra de Dios, como el mismo sol, está afirmada
en los cielos (Sal 119:89).
4. SE DELEITAN EN HACER SU VOLUNTAD (Lev
26:3). La Palabra de Dios debe ser guardada, no como el
avaro guarda su oro, acumulado para la inutilidad, sino
como el guerrero guarda su espada. No es sabio el que
meramente escucha, sino el que pone sus palabras por obra
(Mat 7:24).
B. Las bendiciones que acompañan a la obediencia. El
camino de la obediencia es el camino de:
1. DAR FRUTO. «Yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la
tierra rendirá sus productos» (Lev 26:4). Por el versículo Lev
26:3, «Si andáis en mis estatutos», se ve que esta promesa
es condicional. El fruto depende de nuestra relación con Dios,
de donde procede todo fruto. Él sabe cuándo es el tiempo
debido. «A su debido tiempo segaremos» (Isa 44:3). La
lluvia de su bendito Espíritu del Cielo precede al tiempo de la
cosecha.
2. PAZ Y REPOSO. «Y Yo daré paz en la tierra, y
dormiréis» (Lev 26:6). El secreto de dar fruto y del reposo
reside en ser serenamente obediente a su santa voluntad. Al
ir siguiendo, Él hará y dará. En lugar de ansiedad y fatiga
hay paz y reposo (Sal 23:2). Tomamos su yugo, y sin
ningún secreto anhelo de popularidad hallamos reposo
para nuestras almas (Mat 11:29).
3. LIBERACIÓN DE LO MALO. «Y haré quitar de vuestra
tierra las malas bestias» (Lev 26:6). Hay muchos males
como «fieras», de los que incluso el cristiano necesita
liberación. La bebida fuerte, el amor al dinero, los amantes
de los placeres más que de Dios, la soberbia, la impaciencia,
la auto-afirmación. Éstas son malas bestias que se ven
frecuentemente en la tierra de la herencia de Dios, pero de
las que Él nos puede librar. Solo Él puede quitarlas. Véase
toda la lista en Gál 5:19-21.
4. PODER PARA VENCER. «Cinco de vosotros
perseguirán a ciento» (Lev 26:7, Lev 26:8). En esta guerra
espiritual no se trata de números ni de experiencia, sino de
«santidad a Jehová». Lo que Dios emplea son las cosas
débiles pero limpias (1Co 1:26-31). La espada de su Palabra
es poderosa para el derribo de todo refugio de mentiras.
«Cinco de vosotros». No muchos, pero totalmente de
acuerdo. Si dos de vosotros os ponéis de acuerdo en cuanto a
qué pediréis en Mi Nombre, os será hecho.
5. FAVOR DISTINTIVO. «Yo me volveré a vosotros»
(Lev 26:9). Los obedientes tienen continuamente la mirada
de su gracia especial sobre ellos (Rom 8:28). El Señor hará
la diferencia, de manera que no tendrán que rogar ni buscar
el favor de los impíos príncipes de este mundo. Él lo ha
prometido, de manera que podemos decir confiadamente: …
No temeré (Heb 13:5, Heb 13:6).
6. PROVISIÓN ABUNDANTE. «Pondréis fuera lo añejo
para guardar lo nuevo» (Lev 26:10). Las viejas bendiciones
no serán atesoradas debido a la cantidad y grandeza de las
nuevas. El viejo grano de nuestras experiencias espirituales
será empleado con liberalidad debido a la abundancia del
nuevo. Esto indica un estado de alma muy saludable, siendo
la senda del justo, que resplandece más y más como la
aurora. El viejo grano de la salvación debiera ser sacado
debido al nuevo bautismo del Espíritu Santo. Saquemos
también el viejo grano de la teología debido al nuevo, que es
anchura contra estrechez.
7. COMUNIÓN DIVINA. «Andaré entre vosotros» (Lev
26:12). Su presencia con nosotros es la prenda de la
prosperidad, del progreso, de la protección, de la pureza y
del poder. Aquella alma o vida poseída por el santo Espíritu
de Dios nunca dejará de encontrar deleite en un camino de
obediencia. El testimonio de aquella vida nunca quedará
silenciado por el terror ni azotado por calentura (Lev 26:16).
Mayor es el Espíritu de Cristo en nosotros que el espíritu del
Anticristo que está en el mundo (1Jn 4:4).
Deuteronomio 6:2, 3. Para que reverencies al Eterno tu
Dios, y guardes todas sus leyes y Mandamientos, tú, tu hijo y
tu nieto, todos los días de tu vida, para que se prolonguen tus
días. 3Escucha, Israel, y cuida de cumplirlos, para que te
vaya bien y te multipliques mucho, como ha dicho el
Eterno, Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y
miel.
Para una nación que había vagado cuarenta años en un
árido desierto, una tierra de la que fluía leche y miel
sonaba como un paraíso. Les traía a la mente cosechas
abundantes, torrentes de agua, lluvias suaves y campos
florecientes repletos de ganado. Los israelitas pudieron
haber tenido todo eso cuarenta años antes. Núm 13:1-33
y Núm 14:1-45 explica cómo el pueblo perdió su
oportunidad. Moisés quería ayudar a su pueblo a evitar el
mismo error estimulando el apetito que tenían de una tierra
hermosa y explicándoles las condiciones para entrar a la
tierra.
El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo
segundo discurso de Moisés. "Esta, pues, es la ley" (Deu
4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después
de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al
pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con
respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1 - Deu
26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las
maldiciones que vendrían sobre la nación como una
consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley
(Deu 27:1 - Deu 28:68).
Los primeros tres versículos de este capítulo nos dan el
secreto de una vida feliz, fructífera y satisfecha. «Todo
aquel… que me oye estas palabras y las pone por obra, le
compararé a un hombre prudente» (Mat 7:24).
Así, aquí tenemos:
I. Una solemne declaración. «Jehová es nuestro Dios,
Jehová uno es» (Deu 6:4). Éste es su Nombre glorioso y
terrible (Deu 28:58). «Yo y el Padre uno somos» (Jua 14:9).
II. Una actitud absorta. «Y amarás a Jehová tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas»
(vpDeu 6:5). Si el Señor absorbe los afectos, no habrá lugar
ni para el yo ni para el mundo. No se hará provisión para la
carne (Flp 1:21).
III. Una responsabilidad en gracia (Deu 6:6-9). Cuando
se ame al Señor, sus palabras serán atesoradas, meditadas,
materia de conversación, escritas y vividas (Sal 1:2; Job
23:12).
IV. Una posesión inmerecida (Deu 6:10, Deu 6:11). La
herencia de los santos, presente o futura, no es el fruto de
nuestras propias obras, sino la consecuencia de la infinita
gracia (Efe 3:16-19).
V. Un recordatorio necesario. «Cuídate de no olvidarte de
Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de
servidumbre» (Deu 6:12). El recuerdo de que «eso eramos
algunos de nosotros» (cp1Co 6:11) nos servirá para mantener
nuestra simpatía hacia los inconversos.
VI. Una promesa condicional. «Y haz lo recto y bueno
ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien» (Deu 6:18).
«Anda delante de Mí», le dijo el Señor a Abraham (Gén
17:1). Compórtate como en la presencia de Dios (Mat 23:8).
VII. La espera de un testimonio (Deu 6:21-25). «Entonces
dirás», etc. El testimonio de ellos, como el nuestro,
consistía en
1. UNA CONFESIÓN de su condición pasada. «Siervos en
Egipto» (Deu 6:21).
2. UN RECONOCIMIENTO de los justos juicios del Señor
contra el pecado (Deu 6:22).
3. UNA DECLARACIÓN de su poder para salvar «de
allá» (Deu 6:23).
4. UNA SEGURIDAD de su fidelidad a su Palabra «para
traernos» (Deu 6:23).
5. UNA ADVERTENCIA en contra de la incredulidad
(Deu 6:24).
6. UN ALIENTO a una obediencia implícita (Deu 6:25).
Proverbios 3:1-2, 8. Hijo mío, no olvides mi Ley, tu corazón
guarde mis Mandamientos, 2porque alargarán tu vida en
muchos años, y te traerán prosperidad. 8Y eso traerá
salud a tu cuerpo, y fortaleza a tus huesos.
Hablando en forma general, obedecer a Dios y vivir según
sus santos principios dará por resultado una mejor salud
(Pro 3:8) y una vida más larga, más feliz y más
próspera (Pro 3:16). Sin embargo, no se debe tomar este
principio general como una garantía absoluta para la
cual no hay excepciones. A veces son afligidos los justos
(Job 1:1-22; Job 2:1-13) y no viven una larga vida (Hch
7:59-60); por el contrario, algunas veces es el impío el
saludable y próspero (Sal 73:3; Sal 73:12; Stg 5:5),
aunque es seguro su juicio final (Sal 73:17-20; Stg 5:1-
4).
“La salud, la vida y la felicidad son el resultado de la
obediencia a las leyes físicas que gobiernan nuestro
cuerpo. Si nuestra voluntad y nuestros métodos están en
armonía con la voluntad y los métodos de Dios; si hacemos
lo que al Creador le place, él mantendrá el organismo
humano en buenas condiciones, y restaurará las facultades
morales, mentales y físicas, a fin de poder obrar por medio
de nosotros para su gloria... Si cooperamos con él en esta
obra, la salud y la felicidad, la paz y la utilidad serán el
resultado seguro” (Dios Nos Cuida, pág. 27).
“A medida que la verdad convierte al hombre, comienza la
transformación del carácter. Como resultado de la
obediencia se produce el aumento de la comprensión. La
mente y la voluntad de Dios llegan a ser las suyas, y al
buscar permanentemente el consejo de la Deidad, el
discernimiento crece en forma constante. Bajo la dirección
del Espíritu de Dios se produce un desarrollo general de
las facultades mentales que son consagradas a él sin
reservas” (Recibiréis Poder, pág. 60).
MIÉRCOLES
4. ¿Por qué Dios se dio a conocer con el nombre de
Jehová-rofi? ¿Qué maldiciones sobrevienen a todos los
desobedientes?
Éxodo 15:26. Y les dijo: Si oyes atentamente la voz del
Eterno tu Dios, y obras lo recto ante sus ojos; si prestas oído
a sus Mandamientos, y guardas todas sus normas, ninguna
enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti;
porque Yo Soy el Eterno, tu Sanador.