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Violencia Armada y Acuerdos Comunitarios


de Convivencia: Pistas para la Acción

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AGRADECIMIENTOS

Quisiéramos comenzar por agradecer a cada una de las mujeres de Catuche por
habernos recibido y haber compartido sus vivencias. Su valentía y compromiso comunitario
ha sido una lección existencial: Alicia Rodríguez, Angelina Anzola Liendo, María Carolina
Martínez, Joidy Medina, Jacqueline Tovar, Yenny Griceli Padrón, Margarita Guevara,
Mercedes Pérez, Miriam Rodríguez, Nely Pichardo, Olga Padrón, Yanara Tovar, Xiomara
Guevara. Muy especialmente queremos agradecer a Doris Barreto, por habernos ayudado a
coordinar las reuniones, sobre todo por compartir sus reflexiones, su coraje resulta
francamente inspirador. A William Burgos quien perteneció a la Comisión original de La
Quinta. Igualmente queremos agradecer a Oswaldo Tovar, Kevin Anzola, Freddy Díaz, Erik
Tinoco y Juan José Tovar por su generosidad con el tiempo que nos concedieron. Espera-
mos inspirar a muchos más difundiendo esta experiencia.
Esta investigación y esta publicación no hubiesen sido posible sin la participación,
colaboración y soporte de: David Smilde, Victoria Wigodzky, Sandra Dunsmore y Heloisa
Griggs, María Matilde Zubillaga, Gabrielle Gueron, María Emilia López. Nuestras
instituciones académicas han sido nuestra base de trabajo: Universidad Católica Andrés
Bello; Universidad Central de Venezuela, Universidad Simón Bolívar y Universidad
Metropolitana. En el Consejo de Prevención y Seguridad Ciudadana: Reynaldo Hidalgo. En
la Unidad de Psicología del Parque Social Padre Manuel Aguirre, S.J,: Alejandro Bilbao, Ana
Carbone, Bernardo Guinand, Juan Carlos Romero. En las faenas analíticas hemos podido
contar con lecturas críticas, discusiones, comentarios, de colegas y amigos: Carolina Izquiel,
Pedro Rodríguez, Maribel Gonçalves. Los estudiantes del Programa de Especialización en
Psicología Clínica Comunitaria colaboraron con las observaciones recogidas en los informes
de sus prácticas. Padre José Virtuoso S.J. En el Centro Gumilla: Fernando Giuliani y Lisbeth
Mora. En Catuche, Pedro Serrano. En el Postgrado de Psicología de la Universidad Central
de Venezuela: Mireya Lozada, Euclides Sánchez, Esther Wiesenfeld, Leonor Mora, Ligia
Sánchez, Karen Cronick, Nadya Ramdjan, Maritza Montero. En la Universidad Nacional
Experimental de la Seguridad: Antonio Ganzalez-Plessman y el equipo de investigación
UNES. Carlos Beristain. En la Universidad Simón Bolívar: Alicia Cardozo, Mariana Libertad
Suárez, José Manuel Guilarte. Nuestros amigos y colegas de diversos lados: Yuraima Martín,
María Teresa Urreiztieta, Marisela Hernández, Maria Elisa Hernández, Virginia Rodríguez,
María Teresa Quispe, Jacqueline Richter, María Josefina Ferrer, Elsie Rosales, Roberto
Briceño-León, Andrés Antillano, Chelina Sepúlveda, Lorena Freitez, Iván Pojomovsky,
Andrea Chacón, Gilber Caro, Ricardo Bolívar, Luis Gerardo Gabaldón, Vivian Díaz, Cesar
Marín. Nuestros consortes: Carla De Santis, Jean Charles L’Ami, Grey Sabrina Colón.
Nuestros estudiantes de estas Casas de Estudios proveyeron valiosos y agudos comentarios.
La investigación, las actividades y publicaciones derivadas se realizaron gracias al
sostén de: Open Society Institute Foundation; Consejo de Desarrollo Científico Humanístico
y Tecnológico de la Universidad Católica Andrés Bello; Consejo de Prevención y Seguridad
Ciudadana; Amnistía Internacional.

COMISIONES DE PAZ EN CATUCHE:


Doris Barreto, Alicia Rodríguez, Angelina Anzola Liendo, María Carolina Martínez, Joidy
Medina, Jacqueline Tovar, Yenny Griceli Padrón, Margarita Guevara, Mercedes Pérez, Miriam
Rodríguez, Nely Pichardo, Olga Padrón, Yanara Tovar, Xiomara Guevara.

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN:
Verónica Zubillaga (Universidad Simón Bolívar); Manuel Llorens (Universidad Católica
Andrés Bello); Gilda Núñez (Universidad Central de Venezuela y Universidad Metropolitana);
John Souto; (Universidad Católica Andrés Bello); Ignacio Lucart, Valentina Larrazabal; Diana
Castellanos; Vanessa Balza.

REDACCIÓN DEL TEXTO:


Verónica Zubillaga, Manuel Llorens, John Souto, Gilda Núñez, Valentina Larrazabal. Con la
participación de Fernando Giuliani.

Pistas para la Acción 5


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AMNISTÍA INTERNACIONAL
@Amnistia Internacional Venezuela
Torre Phelps piso 17, oficina 17 A, Av. la Salle, Plaza Venezuela, Los Caobos
Caracas 1050, Venezuela.
Tel.: (+58) 212 793 1318 Ext. 123 Fax: (+58) 212 793 6941
Twitter: @amnistia
Facebook: http://www.facebook.com/aivenezuela
www.aiven.org

CENTRO DE DISEÑO DIGITAL : La creación de personajes y escenas fueron elaborados


por estudiantes del Centro de Diseño Digital a partir del material gráfico del diseño de
producción de un documental animado vinculado a esta investigación, desarrollado en el
taller de animación dirigido por Jean-Charles L’Ami, gracias al acuerdo de colaboración con
el Centro de Diseño Digital y el apoyo de su Director, Carlos Márquez.
La metáfora del tejido social, los movimientos entramados de hilos (actores sociales); el
coser las heridas; las redes (de solidaridad y de contención), es la metáfora teórica que
además inspiró el diseño de escenarios, personajes, y escenas.

DISEÑO DE PERSONAJES Y ESCENAS: Franyerlin Danelli, Margarita Rojas, Royland


Viloria, Federico Cavero.

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CONTENIDO

I. INTRODUCCIÓN 8
Metodología: el itinerario de investigación 9
La convivencia y el conflicto 11
El contexto: ciudades sede de violencia armada 11

II. LA RUTA HACIA LOS ACUERDOS DE CONVIVENCIA 16


El evento que marcó el cambio: el origen de las Comisiones de Convivencia 17
Los acuerdos de convivencia y el funcionamiento de las comisiones 21

III. CLAVES PARA INSPIRAR ACUERDOS DE CONVIVENCIA 24


¿Qué son las comisiones de convivencia? 24
¿En qué consiste un pacto de convivencia? 24
Las Comisiones como práctica y logro colectivo que fortalece la convivencia 25
Creatividad de urgencia y estrategias en acción. La experiencia de Catuche
para el sostenimiento de los acuerdos 26
Las estrategias entre mujeres en los encuentros cotidianos 27
Las estrategias de las mujeres frente a los varones: 33
Los recursos sociales, materiales y culturales 44
Las acciones entramadas en las redes de soporte y contención 55
Algunas reflexiones sobre Catuche y la experiencia de las Comisiones
Fernando Giulíani 58

IV. PISTAS PARA LA CONVIVENCIA COMUNITARIA 60


1. La necesidad de politizar la violencia: La violencia como asunto de
convivencia 60
2. La necesidad del mejoramiento urbano y una base social-material para el
encuentro 60
3. La importancia de un discurso transformador de diálogo y humanización
capaz de interrumpir el ciclo fatal de la violencia armada 60
4. El fortalecimiento de la comunidad 61
5. Un modelo de organización y control social informal emergente de las
comunidades 62
6. La importancia de los recursos materiales para sostener la organización
comunitaria 63
7. La importancia de un acompañamiento constante y confiable de figuras
clave para sostener el diálogo y la mediación 63
8. El papel fundamental del apoyo sostenido de las redes sociales internas y
externas para contener la violencia armada 63
9. La urgencia de reivindicar la centralidad del Estado para la garantía
de convivencia 64
Los desafíos y amenazas vislumbradas 66

COMENTARIOS FINALES 69

REFERENCIAS 71

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I. INTRODUCCIÓN
Esta propuesta se origina a partir de una investigación etnográfica
que se centra en la inspiradora experiencia de coraje encarnada
por un grupo de mujeres de un barrio caraqueño que se organizaron
en Comisiones de Convivencia, para construir e implementar una
serie de acuerdos con los jóvenes armados, que favoreció la
instauración de una tregua y cese al fuego.
Las salidas a la violencia El propósito de este documento es difundir la experiencia de
pasan por constituirla este acuerdo de convivencia con la voluntad de evidenciar que las
en un asunto de la salidas a la violencia pasan por constituirla en un asunto de la vida
vida pública
pública: el modo como convivimos y las condiciones para tener
donde la empatía,
el diálogo, una vida en común; se empeña asimismo en remarcar que la
el reconocimiento y empatía, el diálogo, el reconocimiento y el conflicto alumbrador se
el conflicto alumbrador evidencian mucho más fructíferos que el repliegue, la represión
se evidencian mucho más ilegítima, la venganza y el uso de armas.
fructíferos que el repliegue, Las Comisiones de Convivencia en Catuche, fundadas en el
la venganza y el uso
2007 articularon estrategias que permitieron a dos sectores de la
de las armas.
comunidad (La Quinta y Portillo), enfrentados durante décadas
acumulando un saldo de más de cien jóvenes asesinados junto a
una vivencia crónica de zozobra, acordar una tregua que ha
mantenido a los dos sectores sin una sola muerte violenta entre
vecinos a lo largo de cinco años.
Estas páginas buscan Estas páginas buscan asentar y dar cuenta de este proceso de
testimoniar la fundación e transformación. La emergencia y consolidación de las Comisiones
implementación de las
Comisiones de Convivencia de Convivencia han implicado el paso del miedo del repliegue al
en Catuche, pero además miedo que moviliza; la mutación de la indiferencia a la implicación
quieren ofrecer pistas que personal y colectiva; el giro de la resignación individual a la
permitan vislumbrar maneras
resistencia colectiva frente a una zozobra que sometía la vida
de establecer el encuentro
humano y comunitario, cotidiana. Los acuerdos de convivencia y el cese del fuego han
reconociendo el apalabrar implicado sobretodo el establecimiento de una cultura emergente
como esa poderosa capacidad de convivencia pacífica. Esta cultura se expresa en unas prácticas
que permite forjar acuerdos
para el estar juntos. y vocabulario propio que se ha popularizado después de décadas
de enfrentamientos, no como expectativa, sino como logro
colectivo: “Estamos tranquilos”, “estamos en paz”, “vamos a
hablar”, “vamos a escuchar qué tiene que decir”.
Igualmente, estas páginas quieren constituirse en pistas para la
acción, claves que permitan vislumbrar maneras posibles de establecer
convivencia a partir del reconocimiento de aquello que nos hace
humanos: la capacidad de apalabrar para forjar acuerdos y conflictos
que funden modelos para el estar juntos, asumiendo nuestra inter-
dependencia por compartir este espacio y esta condición de ciudadanía
en la que nos reconocemos los venezolanos.

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Creemos en la posibilidad de con-vivir. Creemos en la necesidad de que la


sociedad como un todo trascienda las soluciones individuales y se organice para
reclamar y luchar por la paz y la justicia. Creemos que esa posibilidad necesita
aterrizar de propuestas y deseos idealizados a las muy concretas situaciones que
atravesamos como país, y también creemos que la esperanza que transmite el
testimonio de la comunidad de Catuche es un ingrediente esencial. Por eso
nuestras más sentidas palabras de agradecimiento a Doris, Jaqueline, Joidy,
Margarita, Miriam, María Carolina, Alicia, Angelina, Nancy, Olga, Mercedes,
Jenny, Xiomara y Yanara quienes han sido una fuente incalculable de esperanza
en tiempos difíciles.
El documento se divide en cuatro partes. La primera parte introductoria
presenta la metodología que siguió la investigación, base de este texto e introduce
el contexto de violencia armada. La segunda parte, centrada en los antecedentes
y en la experiencia de los acuerdos de convivencia, narra la experiencia de las
mujeres y la conformación de las comisiones. La tercera parte analiza más a
profundidad la creatividad de urgencia expresada en las estrategias de soporte y
solidaridad entre mujeres y las estrategias de contención frente a los varones para
sostener los acuerdos de convivencia y de cese al fuego en el tiempo. Asimismo
se intentará comprender los recursos y las redes que han posibilitado este logro.
Aquí, en un texto, Fernando Giuliani, amplio conocedor y acompañante de procesos
comunitarios en Catuche, pone de relieve la experiencia de las comisiones en el
marco de la historia de agencia colectiva de la comunidad. Finalmente, la cuarta
parte sistematiza elementos puntuales que presentamos como pistas inspiradoras
para la acción y forjamiento de convivencia en comunidades.

METODOLOGÍA: EL ITINERARIO DE INVESTIGACIÓN


La investigación sobre la cual se basa este texto se inició en noviembre del
año 2009 y en julio del año de 2012 finalizó el proceso de validación con las
mujeres de las Comisiones, en ese momento revisamos por última vez nuestros
escritos y el modo como estamos forjando la representación de lo vivido por ellas.
Es decir, hemos vivido una larga ruta investigativa en compañía de las protagonistas.
En este lapso, realizamos 11 sesiones de discusión grupal: cinco sesiones en
un sector con las seis mujeres de la Comisión y seis sesiones con las siete mujeres
de la Comisión del otro sector y la coordinadora comunitaria de Fe y Alegría; 2
sesiones de este tipo con los jóvenes de un solo sector. Luego de esta primera
fase, una vez realizamos los análisis preliminares, nos dedicamos a realizar
entrevistas a profundidad con cada una de las 13 mujeres de las Comisiones.
También realizamos 9 entrevistas a profundidad con jóvenes de sólo un sector y 1
entrevista con un joven del otro sector. En ese tiempo tuvimos repetidas conversa-
ciones con Doris Barreto, la coordinadora comunitaria de Fe y Alegría, quien nos
acompañó en la reflexión y con quien fuimos forjando y validando las intuiciones
interpretativas que veníamos construyendo. Además, tuvimos distintas sesiones

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de “compartires” en los que celebramos comidas juntos.


La sistematización de esta Realizamos asimismo, cuatro entrevistas con líderes y/o personas
experiencia tuvo una claves en el proceso comunitario en Catuche: José Virtuoso, S.J.,
orientación etnográfica y se
antiguo párroco de Catuche y actual rector de la Universidad
inspiró en la metodología de
investigación acción Católica Andrés Bello (UCAB); Pedro Serrano, activista histórico en
participación. Se desarrolló de Catuche y Maribel Goncalves del Postgrado de Psicología Clínica
noviembre 2009 a julio Comunitaria de la UCAB.
2012. Concretamos 11
sesiones de discusión grupal Con la voluntad de abrir espacios de reflexión, inspirados en la
con las Comisiones de metodología de la investigación acción participativa, y con el apoyo de
Convivenecia, realizamos María Emilia López y Gabrielle Gueron, de la organización Fortalecer la
entrevistas a profundidad
Paz se llevaron a cabo 8 sesiones mensuales sobre Resolución pacífica
con las 13 mujeres involucradas
y con algunos jóvenes de de Conflictos. Finalmente, a medida que fuimos elaborando nuestras
ambos sectores. Registramos interpretaciones fuimos convocando y realizando sesiones de
conversaciones con líderes y validación con las mujeres, en las cuales les presentábamos nuestras
personas claves dentro del
proceso comunitario de reflexiones y leíamos juntos los escritos que íbamos produciendo. En
Catuche. Favorecimos la nueve oportunidades les presentamos nuestras reflexiones y textos,
alianza con organismos incorporando en el texto final sus preocupaciones y sugerencias.
gubernamentales y
Creemos que el espacio de las entrevistas sirvió en ocasiones
organizaciones sociales para
fortalecer el trabajo de una escucha que validó los logros de estas mujeres, en otros de
comunitario y realizamos contención emocional para ofrecer apoyo, así como de facilitación
presentaciones de nuestras
de conversaciones reflexivas. En varias ocasiones más que entrevistas
reflexiones y textos para que
fueran validados y revisados guiadas por nosotros acompañamos a las mujeres en las discusiones
por las mujeres y otros que hicieron sobre algún acontecimiento espontáneo que las había
participantes de la experiencia. conmocionado. Asimismo sintiendo necesario complementar estos
espacios conversacionales con otras estrategias de fortalecimiento
de las comisiones, promovimos las sesiones en resolución de
conflictos. También, servimos de enlace para extender los vínculos
con organismos gubernamentales que ellas utilizaron para solicitar
apoyo material a las iniciativas comunitarias y las invitamos a parti-
cipar en varias presentaciones en eventos donde las mujeres com-
partieron la experiencia de las comisiones.
Todas estas vivencias, forjan una experiencia de construir
saber compartido que deseamos, en compañía de las mujeres se-
guir compartiendo. Su testimonio es una muestra poderosa de la
capacidad que tienen las comunidades organizadas acompañadas
de aliados para resolver problemas tan complejos como la violencia
urbana. Sus acciones hablan de personas comunes en circunstancias
excepcionales dándole respuestas a preguntas difíciles. Su
generosidad recorre todas estas páginas pues gentilmente nos
recibieron una y otra vez. Su generosidad nos ha permitido
transmitir esta experiencia para que podamos aprender de ella.

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LA CONVIVENCIA Y EL CONFLICTO
Como punto de partida, advirtamos solamente que cuando decimos La convivencia es un modo
convivir en este espacio, la convivencia no se entiende como de reconocimiento en el que
se dirimen las tensiones propias
ausencia de conflicto. Se entiende como modo de reconocimiento de la vida en común, puestas
en el que se dirimen las tensiones propias de la vida en común, en el juego de los diálogos y
eso sí, puestas en el juego de los diálogos e interpelaciones, no de las interpelaciones. Entonces,
el conflicto es intrínseco a la
las armas y las aniquilaciones que impedirían el conflicto y la
convivencia, como relación
relación, por la negación del otro. donde algo está en juego
Preocuparse sobre esta manera de convivir en el espacio entre actores que se
reconocen y se aprehenden
citadino, por parte de esta multiplicidad de nosotros y otros, nos
interdependientes por
remite a la noción de ciudadanía. La definición que propone E. compartir un espacio y una
Jelin (1996) nos parece sugerente para hilar este texto: “desde condición de ciudadanía.
una perspectiva analítica, el concepto de ciudadanía refiere a una
práctica conflictiva vinculada al poder, que refleja las luchas
acerca de quiénes podrán decir qué en el proceso de definir
cuáles son los problemas comunes y como serán abordados (…).
En suma, tanto la ciudadanía como los derechos están siempre en
proceso de construcción y cambio (Jelin, 1996: 104).
Así, el conflicto es intrínseco a la convivencia, entendiendo el
conflicto como relación donde algo está en juego entre actores que
en distintas posiciones y con diferentes recursos se reconocen y se
aprehenden como interdependientes por compartir un espacio y
una condición de ciudadanía.

EL CONTEXTO: CIUDADES SEDE DE VIOLENCIA ARMADA En Venezuela la tasa de


La violencia que nos afecta a los venezolanos puede percibirse homicidios es de 50 por cien
mil habitantes. Es posible
en los datos asentados por las entidades oficiales. Se sabe que en
afirmar que vivimos una
Venezuela la tasa de homicidios es de 50 por cien mil habitantes. situación de violencia armada
Esta magnitud nos ubica junto con El Salvador o Colombia, naciones en un contexto no bélico. Es
una violencia de carácter ur-
que han confrontado conflictos armados en el pasado reciente o
bano, pues se expresa en las
en la actualidad, entre los países con mayor violencia en el continente. ciudades donde se acumulan
Adicionalmente, el conocimiento de que la gran mayoría de las mayores riquezas y
estos asesinatos se cometen con armas de fuego1, revela que en desigualdades sociales,
viéndose especialmente
Venezuela vivimos una situación que se ha denominado en la afectados e implicados los
literatura como de violencia armada en contextos no bélicos jóvenes varones de los sectores
(Pinheiro, 2006). Es una violencia que puede caracterizarse populares, población
persistentemente excluida.
además como urbana y social, puesto que se conoce que la mayor
parte de los homicidios suceden en las urbes donde se concentran
mayor riqueza y movimiento económico y mayor desigualdad social

1 De acuerdo con la Encuesta de Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Ciudadana (INE, 2010),
el 79% de los homicidios se cometen con armas de fuego.

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(Zaluar, 1997), donde sectores de la población, como los varones


jóvenes de sectores populares, experimentan una persistente
exclusión a pesar de esfuerzos de inclusión en programas sociales
(Zubillaga, 2010).
En Venezuela se experimenta También se puede decir que es una violencia de carácter
un escenario de conflictividad difuso pues no se trata de un conflicto central sino que se
expandida, expresada en dos
dimensiones de la vida social. expresa en una conflictividad expandida en la que resalta por
La dimensión económica un lado, una dimensión económica e instrumental expresada
evidente en la orientación de en la orientación de actores hacia el control de los recursos o
actores hacia el control de
actividades económicas clandestinas, como el tráfico de drogas,
los recursos o actividades
clandestinas como el tráfico de armas y el crimen organizado. Por otro lado, se destaca una
de drogas, armas y el crimen dimensión que podría denominarse infrapolítica, manifiesta en
organizado. La dimensión el quiebre del vínculo social (Wieviorka, 2004), en el deterioro
infrapolítica observada en el
quiebre del vínculo social; de instancias fundamentales de la vida social como la policía y
patente en el deterioro de el sistema de administración de justicia, en la incapacidad de
las instancias fundamentales reconocer la humanidad del otro; en el exceso de la respuesta
de regulación de la vida social
frente a la inoperancia de las instituciones que se traduce en la
como la policía y la
administración de justicia. eliminación del otro y que por su letalidad en Venezuela ha
adquirido los saldos de un conflicto armado.
Podríamos decir muy rápidamente que una intrincación de
procesos se han entretejido en nuestra historia contemporánea
para configurar esta violencia, que no es menester abordar en
este sucinto texto. Quizás, sólo vale la pena mencionar que aún
cuándo se pueden rastrear los orígenes de esta violencia en la
urbanización acelerada y ciudadanías dilaceradas de la Venezuela
de la mitad de Siglo XX; en el deterioro sostenido de las condiciones
de vida y la ruptura de la esperanza de una mejor vida de los
años ochenta; en el debilitamiento del Estado y la extensión de
redes de tráficos ilegales a escala mundial en los años noventa;
con el inicio del nuevo siglo nuevas problemáticas se hicieron
evidentes en este país configurando esta inédita violencia. Aquí
sólo apuntemos: el auge de la tensión política que ha tenido
como hitos eventos de franca confrontación y que ha contribuido
todavía más al deterioro de la policía, del sistema de justicia y a
una marcada desinstitucionalización general; la conflictividad
expandida que ha coadyuvado a su vez a la multiplicación de
armas entre la población así como a la conformación de un
clima de intensa animosidad; la incapacidad del Estado para
controlar las armas; los excesos desde sus instancias policiales, la
persistente exclusión de los varones jóvenes de sectores populares
y por último, la conformación de un discurso que define como
la “solución” más expedita a la violencia, la “eliminación de los

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delincuentes”, que no ha hecho sino expandir la incapacidad


de reconocernos como humanos y multiplicar las muertes.
Todos estos factores nos parece se vinculan de manera decisiva y
marcan la particular letalidad de la violencia actual en nuestro
país.
La vulnerabilidad frente a esta violencia no se distribuye al
azar; existe una distribución diferencial del riesgo de morir En el año 2009, la Encuesta
violentamente: son los jóvenes varones de sectores populares Nacional de Victimización
(INE, 2010) arrojó que el
los que están muriendo de esta manera. De acuerdo a la
81% de los fallecidos por
última Encuesta Nacional de Victimización (año 2009), el 81% homicidio resultaron ser
de las víctimas de homicidios son varones, y la gran mayoría varones y la gran mayoría de
estos eran habitantes de los
(83%) proviene de sectores en desventaja (INE, 2010). De
sectores populares en nuestras
modo que en la Venezuela del Siglo XXI, ser hombre, joven, ciudades. Adicionalmente,
habitante de sector popular, en una ciudad, implica la acumulación esta cifra de muertes violentas
de atributos que marca el vivir signado por una alta probabilidad no viene sola, está acompañada
por las madres, abuelas,
de morir violentamente. hermanas, tíos, tías, amigos,
Ahora bien, si los datos que hemos presentado nos ayudan hermanos y padres
a caracterizar la violencia, nos dicen poco sobre las nuevas impactados por el inefable
dolor del duelo.
prácticas de miedo extremo que se han instaurado en los
sectores populares. Igualmente, estos datos nos dicen poco
del dolor experimentado por las familias y los duelos que se
encadenan. Si jóvenes varones están muriendo de esta
manera, junto a ellos quedan las madres, abuelas, hermanas,
tías, tíos, hermanos, padres con el inefable dolor del duelo.
Los relatos que hemos recogido estos años refieren la
experiencia de vivir en contextos de conflictividad armada; el
vocabulario utilizado, es el de las víctimas de guerra: “los primeros
en caer”, nos dijo una mujer, quien al vivir en una de las casas
más externas, recibía cotidianamente disparos y en efecto,
niños de su familia fueron alcanzados:

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“Aquí hay personas que son inocentes que no tienen problemas


con esa gente. No vamos muy lejos, a mi sobrinita la matan y
era una niña. En mi casa nunca ha habido problema con esa
gente, y fíjate tú, los primeros en caer fue mi familia. A mi
hermana le dieron un tiro también estando ella adentro
¿entiendes? Pero era como nosotros estábamos aquí, la primera
casa que estaba adelante era la de nosotros, todos los tiros
venían para acá…”.
Una y otra vez los relatos que recogimos revelaban que
cada desplazamiento, cada mínima diligencia de la vida
cotidiana se ve tomada por el miedo a morir en medio de
enfrentamientos armados. Cada mínimo tránsito exige una
transacción informativa para poder saber si es posible desplazarse.
El andar de la vida cotidiana se ve truncado por los enfrentamientos,
hay que correr, refugiarse: “El que salía tenía que llamar, a ver
si se podía entrar, si se podía entrar rápido. Era una zozobra,
era un toque de queda para nosotras. Así fuese a cualquier
hora…”.
La vivencia de enfrentamientos La vivencia en contextos de enfrentamientos armados
armados cotidianos y cotidianos y las muertes que se producen se padecen a través
encadenamiento de muertes,
de emociones sumamente destructivas y paralizantes como la
se padece a través de intensas
emociones como la rabia y rabia y la resignación anestesiada. Una mujer expresó:
la resignación anestesiada. “Bueno, yo digo que uno de tanta cosa que uno ha visto,
La ausencia de justicia y los
de tantas muertes que han habido, ya uno dice: ¡bueno ya hay
rencores históricos se mezclan
con el dolor de un duelo que que resignarse! por decir, cuando matan a alguien. Yo digo, de
al no tener reparación se recuerdo, uno los recuerda a ellos como ellos eran, no como
transforma en rencor y se murieron, sino como ellos eran en su vida, les gustaba
búsqueda de venganza.
Se instaura entonces una echar broma, siempre andaban contentos, una música , una
condición de anti-ciudadanía, broma, así es como los recuerdo.”
pues no hay instituciones a La ausencia de justicia y los rencores históricos se entrelazan
quien reclamar para que
con el dolor de los duelos. El dolor, al quedar sin reparación se
instaure la justicia, atienda
o repare la pérdida, y mucho transforma en rencor y el rencor en búsqueda de venganza
menos garantice la vida. (Caldeira, 2000). El dolor es tal que no se puede olvidar, y esa
muerte apela a otra muerte:
“Tan fuerte fue esto que yo me pongo a recordar a todos los
muchachos y a contarlos y son ¡ciento y pico! el primero fue el
hermano de ella y desde ahí pa´ tras mira…”
Esta presencia de los enfrentamientos armados en la vida
cotidiana que se expresa en las cadenas de muertes, nos
obliga a pensar en una inédita condición de duelo permanente.
Nos exige nombrar una nueva condición de anti-ciudadanía al
vivir en duelo constante por la serie de lutos que se encadenan,

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que no permiten la recuperación por la nueva emergencia. Anti-ciudadanía


pues no hay instituciones a quién reclamar, no hay un Estado al cual acudir
para que instaure justicia, atienda o repare la pérdida y mucho menos
garantice la propia preservación.
Si Susana Rotker habló de ciudadanía del miedo para referir esta “nueva
condición ciudadana”, la de ser víctima-en-potencia, que ha ido desarrollando
una nueva forma de subjetividad. (…) caracterizada por “la sensación
generalizada de inseguridad que tiñe las capitales de América Latina” (…),
que alude al sentimiento urbano de indefensión generalizada y al riesgo de
parálisis (…) que abarca las “prácticas de inseguridad” que redefinen la
relación con el Poder, con los semejantes, con el espacio” (Rotker, 2000), la
condición del duelo incesante por las muertes cercanas padecidas en serie,
traspasa el umbral del miedo, de la incertidumbre y se asienta en el crujido
del dolor por la pérdida, en el luto que se entrelaza por las vidas cercanas
secuestradas; por la imposibilidad de contar con la garantía mínima para la
propia vida y la de aquellos cercanos por lo contundente de las pérdidas
sufridas.
La condición de duelo permanente emerge como definitiva anticiudadanía
pues, si entendemos con E. Jelin (1996) y S. Rotker (2000) quienes evocando a
H. Arendt nos invitan a pensar la ciudadanía en términos del derecho a tener
derechos; de la pertenencia a una comunidad de derechos y responsabilidades; y
nos explican que la ética del ciudadano descansa en la premisa de la no-violencia:
que nadie sufra o sea lastimado”, la serie de muertes se vive entonces como
el desamparo extremo: de protección; de posibilidad de establecer justicia,
es decir, la orfandad de ciudadanía, y más allá, su negación.
Pero no queremos detenernos más en esto, queremos más bien relatar
posibilidades de vida y de interrupción de duelos. En Caracas, específicamente
en Catuche, en medio de la experiencia de este duelo permanente, luego de
la muerte de un joven, el dolor y el miedo, en lugar de paralizar, provocó la
movilización, originó la constitución de grupos de mujeres que se resisten a
vivir en luto por sus hijos. Esta es la historia que queremos contar para
aprender de ella, para que inspire otras más.

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II. LA RUTA HACIA LOS ACUERDOS DE CONVIVENCIA


En Caracas existe una experiencia, a todas luces inspiradora, de
prácticas y acciones entramadas que apuestan por la convivencia
pacífica y desde allí sofocan la violencia: es el caso de las Comisiones
de Convivencia y las redes de aliados en el barrio Catuche.
En Catuche, los vecinos, y especialmente las mujeres, han dado
muestras de una creatividad de urgencia que, frente al desamparo, se
ha traducido en la coordinación de esfuerzos de acercamiento, diálogo
para el forjamiento de acuerdos de convivencia y de alto al fuego con
los propios jóvenes involucrados en estilos de vida violenta. Este
esfuerzo ha permitido el cese de muertes de jóvenes del sector, la
recuperación del espacio para el libre desplazamiento, y también el
encuentro.
Sin duda, Catuche es una comunidad muy particular. Para finales
El origen de muchas iniciativas de los ochenta, primero con el auspicio de los padres Capuchinos y
en Catuche tienen relación con luego con la llegada de los Jesuitas, se desarrolló un espacio, inicialmente
las Comunidades Cristianas,
de naturaleza religiosa denominado: “Comunidades Cristianas”. Las
que estaban formadas por
pequeños grupos de vecinos mismas estaban formadas por pequeños grupos de vecinos quienes
quienes acompañados por acompañados por los religiosos, propiciaban un proceso de reflexión
religiosos, desarrollaban
donde se fue cimentando la idea de transformar la comunidad.
encuentros reflexivos donde se
iba cimentando la idea de Allí nacieron muchas de las iniciativas que posteriormente se
transformar a la comunidad concretaron en Catuche. Un ejemplo conocido y recordado es el
integrándola a la ciudad y denominado “Proyecto de Diseño y Construcción Simultánea”
dotándola de plenos servicios.
desarrollado durante la década de los noventa y el primer quinquenio
del siglo actual, que planteaba la urbanización integral de la comunidad,
proceso que sería gerenciado por los vecinos y una serie de aliados.
Desde entonces se empezó a imaginar una comunidad diferente,
integrada a la ciudad, con acceso pleno a los servicios, con vías de
transito, espacios recreativos y viviendas dignas para sus familias.
Al repensar el lugar de vida inevitablemente también se tuvo que
encarar el problema de la violencia.
Fue cuando, desde las “Comunidades Cristianas” se planteó la
idea de hacer “una marcha por la paz”. La misma se realizó en
1989. Habían familias y personas que no podían trasladarse por
los diferentes sectores debido al temor de ser atacados o heridos,
a causa de las rencillas y venganzas juradas (“culebras”) que se
habían acumulado durante años. La marcha, de marcado carácter
religioso, pero de indudable intención social recorrió todo Catuche;
le gente, las familias progresivamente se iban incorporando para
finalmente reunirse todos en la iglesia de La Pastora y celebrar con
una gran misa la osadía de pensar la convivencia y retar las lógicas
fragmentadoras de la violencia armada.

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Desde ese entonces, Catuche tuvo la particularidad de articular


alianzas con diferentes organizaciones, abriendo la posibilidad a que la
comunidad en general tuviera acceso a formación y apoyo institucional
en diversos ámbitos como la planificación urbana, la salud física y
mental, la familia, la educación, el liderazgo y otros a través de
instancias enraizadas en la comunidad como Fe y Alegría, la
Asociación Civil Catuche (ASOCICA) o el Centro Gumilla. Vale la pena
recordar que algunas de las personas e instituciones que han formado
parte de esta red son: el arquitecto Cesar Martín y su hija Yuraima
Martín, la Fundación para el Desarrollo de la Economía Popular
(FUDEP), la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de
Venezuela, Asociación Venezolana de Servicios de Salud de
Orientación Cristiana (AVESSOC), la Especialidad de Psicología
Clínica-Comunitaria de la Universidad Católica Andrés Bello y la
Unidad de Psicología Padre Luis Azagra, S.J. entre muchos más.
Luego de “la marcha por la paz” empezaron a realizarse acerca-
mientos con los jóvenes involucrados en las situaciones de violencia, y
estos encuentros tomaron la forma de mesas de diálogo, donde los
sectores enfrentados lograban acordar algunas normas de
convivencia, que desafortunadamente se mantenían por breve
tiempo. Se tenía la idea de que era necesario un proceso interno,
donde la comunidad estuviera comprometida en favor de un
acuerdo que incluyera la palabra y las propuestas de los jóvenes.
Para lograr el éxito de los acuerdos, además de los jóvenes,
faltaba involucrar a sus madres, y a figuras que hicieran de enlace
y que otorgaran confianza a los sectores históricamente enemistados
de que las pautas acordadas serían cumplidas. Entre los intentos
fallidos de pactos, surgió la propuesta de uno de los muchachos
de los sectores, según la cual el diálogo convendría realizarlo a
través de las madres de los jóvenes y las mujeres de la comunidad. En agosto de 2007, se produjo
Esta propuesta llegaría a concretarse luego de la muerte de un joven, una de las confrontaciones
trágico evento fundacional que movilizó y marcó el principio de la armadas más fuertes que se
recuerda en Catuche. De ésta
conformación de las Comisiones de Convivencia. se derivó la muerte de un joven
de 18 años, cuya madre
EL EVENTO QUE MARCÓ EL CAMBIO: EL ORIGEN DE LAS posteriormente se movilizaría
para convocar a los vecinos.
COMISIONES DE CONVIVENCIA
Con el apoyo y mediación de
En agosto del año 2007 se produjo una de las confrontaciones Fe y Alegría, y con la disposición
armadas más fuertes que se recuerde en Catuche. Una noche de y apertura de los jóvenes
agosto, en el marco de esta historia de enfrentamientos, muertes, implicados en los enfrentamien-
tos, abonarían el terreno para
rencores, duelos y venganzas, un grupo de jóvenes armados de un fundar las Comisiones de
sector ingresó a los edificios residenciales del otro, abriendo fuego Convivencia.
y tomando por sorpresa a todos sus habitantes.

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De este ataque armado resultó la muerte de un joven de 18 años recién


cumplidos. Fue el segundo hijo que su madre perdió por la violencia armada.
Luego de su muerte, la madre decidió convocar a los vecinos para actuar
frente a las muertes sistemáticas de sus hijos varones y buscar el diálogo con
las madres de los jóvenes del sector con el cual se mantenía la confrontación.
La iniciativa de esta madre fue un hito definitivo que marcó el inicio de las
Comisiones, y la propia protagonista lo narra con mucha emoción:
“Fue horrible la muerte de mi hijo. Porque él murió y en ese momento yo
veía a los muchachos como lloraban, gritaban y cuando lo sacamos al hospital
los muchachos daban golpes en la pared. Yo me quedé así como viendo todo
eso, claro el dolor de mi hijo, y viéndolos ahí como lloraban, como gritaban, y
me fui. Y entonces en la funeraria llorando, yo dije: ‘¡No, esto no puede
seguir!, ¡Nosotras tenemos que luchar nosotras! ¡Yo lo voy a hacer! ¡Nosotras
no podemos dejar que haya otro muerto más!’ Y a él lo enterraron, no tenía ni
un mes de muerto, cuando yo vine para acá, y le dije a mi hermana, la mayor:
‘¡Nosotras no podemos seguir así, nosotras tenemos que luchar! ¡Vamos a
hablar con Doris, vamos a hablar en Fe y Alegría a ver qué nos dicen!’ Y fue
como un apoyo, porque cuando yo tuve la primera reunión, que yo subí me
decían: ‘¡Tú estás loca! ¿Cómo tú te vas a meter pa’ allá arriba, estás buscando
que te maten ahí? Yo voy a subir, porque no va a ser así.’ Yo estaba con Dios
pues. Y cuando me reuní con ellas que estaban toditas así, como con pena,
cuando les dijeron ésta es la mamá de Andrés, ellas dijeron: ‘¡Nosotras
también queremos luchar, porque nosotras también estamos cansadas!’ Y yo
dije: ¡Gracias Dios! Porque ellas también dijeron: ‘¡Queremos luchar! ¡Estamos
cansadas de esto!’ Y yo digo que fue un apoyo, ¡Sí vamos a luchar!”
Así, la convocatoria se hizo con la ayuda y orientación de trabajadoras
comunitarias de Fe y Alegría (Doris y Yaneth), quienes desde entonces y hasta
ahora ejercen una importante función de enlace entre los grupos de mujeres
de ambos sectores. El objetivo estaba claro: que cesaran las muertes violentas
de jóvenes de la comunidad; detener las cadenas de venganzas y establecer
acuerdos. La propuesta también incluía hablar con las mujeres del sector
vecino con el cual se sostenía una confrontación histórica.
Las vecinas de la madre en duelo comenzaron a reunirse. En su gran
mayoría eran mujeres, todas eran madres, y muchas eran familiares de los
jóvenes involucrados en las cadenas de venganzas. Las coordinadoras comunitarias
llevaron la propuesta de diálogo y recibieron la impresión de que ese encuentro
era posible, que había interés por alcanzar una tregua. Se acordó entonces
sostener una reunión conjunta, teniendo como mediadora las coordinadoras,
así como el apoyo de algunos representantes de organizaciones religiosas y
comunitarias que hacían vida en el sector.
Las mujeres se reunieron para planificar la sesión: quiénes hablarían —ha-
blarían dos mujeres, una de cada sector, serían aquellas que no les daba

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miedo hablar; que hablaban calmadamente— y cómo lo dirían.


Tenían la conciencia de que la preparación era fundamental
para lograr buenos resultados en esa primera reunión, aunque
no existiese garantía de ello y era grandísimo el riesgo. Cada
sector, elaboró una propuesta de acuerdos para evitar nuevos En cada sector, los vecinos
enfrentamientos entre ambos, la idea era llevarlos a esa primera comenzaron a reunirse para
generar propuestas de acuerdos.
reunión. Las coordinadoras comunitarias
Este primer encuentro en La Quinta estuvo lleno de tensión apoyaron ese trabajo y trasmi-
por la amplia historia de enfrentamientos y pérdidas sufridas en tían a cada sector las tentati-
vas de diálogo elaboradas
las familias de ambos sectores. El dolor, la rabia y las ganas de
hasta que se hizo propicia la
que cesaran las muertes y tiroteos eran sentimientos encontrados. oportunidad de realizar una
Doris y Yaneth de Fe y Alegría, en el rol de mediadoras comunitarias reunión conjunta. Ésta fue cui-
temían que la reunión se escapara de control e intentaron anticipar dadosamente planificada por
el equipo de Fe y Alegría, en
posibles escenarios y maneras de garantizar el diálogo: “Estábamos cuanto a quiénes hablarían y
muy asustados, era una responsabilidad demasiado grande” cómo se dirigiría la reunión. El
cuenta Doris rememorando ese momento. encuentro tuvo lugar. Al inicio
hubo mucha tensión por la
“Aquel día Yaneth hizo la introducción, seguidamente se dio
amplia historia de enfrenta-
un momento de unión, quienes asistieron se agarraron de las mientos y muertes sufridas en
manos y le dieron gracias a Dios por permitir ese encuentro. las familias de ambos sectores,
pero finalmente, el dolor de las
Luego hablaron las mujeres designadas. Comenzaron a darse
pérdidas y la voluntad de hacer
cuenta de que, en el fondo ellas tenían las mismas necesidades, algo para cambiar esta historia,
cargaban iguales duelos y sostenían miedos similares por las permitieron el reconocimiento
vidas de sus hijos y sobrinos: mutuo y la disposición a estable-
cer acuerdos.
Entonces empezó por Portillo Jenifer a hablar: ‘Nosotros no
queremos en Portillo que vuelva a pasar’. Seguidamente, empezó
Ana, diciendo que ella tenía otro hijo varón y no quería volver a
pasar por lo mismo. Tampoco quería que otra madre pasara por
lo que ella estaba pasando. Se decían acá, se decían allá, pero
lo mismo que decía la gente de Portillo lo decía la gente de acá
¡Las mismas necesidades: ‘¡Estamos cansados de montarnos los
colchones sobre la cabeza! ¡Estamos cansados de salir
corriendo! ¡Estamos cansados de no poder estar afuera! ¡Estamos
cansados de tener que llamar, cuando queremos llegar a
nuestras casas! ¡Ya basta, no queremos más violencia!’ Al final
lloraron, se abrazaron, conversaron, o sea fue una noche como
para ver, tranquilamente se hubiese podido amanecer con esta
gente conversando”.
Esa reunión constituye el evento fundacional fundamental de
las Comisiones. Representa un momento como pocos, donde la
rabia generada en la prolongada experiencia de muertes y
venganzas, heridas y pérdidas es dejada de lado, emergiendo un
lugar común configurado por el dolor del duelo y la posibilidad

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de hacer algo para cambiar esta historia. Es un momento en el cual además de


lograr esa identificación, se suspendieron los presupuestos de que el otro es el
enemigo. Bárbara, una de las mujeres lo recordó de esta manera:
“Nosotros pensábamos que aquellas iban a venir a guerrear para acá. Eso
lo pensaron ellas y nosotras también. Pensábamos que si vienen a pegar
cuatro gritos nosotras no nos vamos a dejar, pero primero vamos a escucharlas.
Y en verdad fue una reunión que al final salimos abrazadas, llorando todas,
porque todas teníamos el mismo problema. El mismo problema que estábamos
viviendo nosotras aquí, lo estaban viviendo ellas allá, que si dormir con el
colchón encima, encerrado, que le daba miedo ir a la calle a comprar. Todo,
todo, lo mismo, la misma broma y entonces bueno esa reunión fue bonita a
pesar de todo.”
En esa reunión, la convocatoria de la Madre desgarrada por la muerte de
su hijo apenas sucedida, planteó a las mujeres un desafío existencial: si esta
mujer, devastada por la muerte de su hijo las convoca para establecer un
pacto, ¿Cómo no iban ellas a movilizarse? María lo explicó de manera muy
clara:
“Yo dije que si una de las mamás, de uno de los muchachos que mataron
allá abajo, a su hijo se lo mataron, y ella tuvo la fuerza y la fortaleza, de subir y
proponernos a nosotras que ella ya no quería más tiros, que ella no quería
más muerte, que hubiesen más inocentes. Y la fortaleza que tuvo esa señora,
¿no la vamos a tener nosotras? ¿Por qué nosotras no apoyarlas? Yo digo que
esa señora es un ejemplo a seguir, porque tú sabes lo que es un hijo tuyo
muerto, y tú subir a la parte donde vive la persona que te mató a tu hijo, o no
donde vive la persona que te mató a tu hijo, sino, de donde viene el problema
donde murió tu hijo, ¡es admirable, esa señora es admirable!”
Luego de las primeras reuniones entre el grupo de mujeres de ambos
sectores, cada uno de esos grupos, por separado, convocó a los jóvenes de su
sector a una asamblea. En la asamblea participaron todas las mujeres de la
Comisión y una vez reunidas con los jóvenes armados, se les informó sobre las
reuniones sostenidas con las mujeres del otro sector, se expusieron los problemas
asociados a la violencia y se propusieron soluciones entre todos.
En el sector La Quinta el procedimiento de diálogo con los jóvenes fue un
poco diferente, porque se hizo una reunión informal con ellos antes de realizar
la asamblea donde estarían todas las mujeres de la Comisión. Se hizo así por
recomendación de Doris, quien ya venía realizando un trabajo de acercamiento,
diálogo y orientación con los jóvenes como parte sus actividades comunitarias.
Doris sabía que los jóvenes de ese sector –según ella misma narra- eran “más
difíciles de tratar”, además de ser frecuentemente “los acusados” y de ser
señalados por los miembros del otro sector de ir a “echar tiros” allá.

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LOS ACUERDOS DE CONVIVENCIA Y EL FUNCIONAMIENTO DE LAS


COMISIONES
Las mujeres definieron entonces un acuerdo de convivencia que fue
aprobado en asambleas por los dos sectores. Los jóvenes se comprometieron y su
apoyo fue decisivo, por ejemplo, a no provocar con señas a sus rivales. Tampoco
podían hacerlo a través de yesqueros, linternas o luces láser, pues por lo común
esto acababa en tiroteos. Los vecinos recuperarían la libre circulación por los
sectores, y los jóvenes debían evitar las provocaciones mutuas no traspasando las
fronteras a partir de la noche.
Acordaron las mujeres y los varones que las molestias debían canalizarse a
través de las comisiones, que servirían como una instancia de contención.
Explicitaron además que nadie debía mostrar y amenazar de nuevo con un arma
y quien incumpliera lo establecido en el pacto, sería llamado y confrontado en la
comisión, y en último término podría ser denunciado en bloque por ambas
comisiones.
Conjuntamente, las mujeres y las coordinadoras de Fe y Alegría diseñaron un
modo de funcionar: convinieron que las Comisiones se reunirían cada 8 días,
cada quien en su sector por separado, y luego las dos comisiones se reunirían
una vez al mes. Si había una emergencia, se reunirían inmediatamente. Por casi
cinco años, la mayor parte de ese tiempo la comisión de Portillo ha estado
conformada por siete mujeres y en La Quinta por seis.
María: “Las primeras reuniones eran una aquí y una allá, para que los
muchachos vieran que estábamos juntas, que nos estábamos uniendo, que
queríamos luchar por la paz, y vieran que no les teníamos miedo, que ellos

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hacían lo que nosotras decíamos o se atenían a las consecuencias.


Las Comisiones de Convivencia Teníamos que reunirnos cada ocho días, y de reunión en reunión
junto a Fe y Alegría, se acercaron fueron saliendo otras cosas, y así sucesivamente se fueron
a los jóvenes considerando sus
particularidades en cuanto al haciendo las cosas.”
papel que desempeñaban En el funcionamiento de las comisiones, las mujeres
dentro de los sectores y al contemplaron la realización de reuniones extraordinarias en
conocimiento de su
cada sector cuando alguno de los miembros de la Comisión o
comportamiento en la
comunidad. Así, el encuentro alguno de los jóvenes lo solicitara. Concibieron además reuniones
con ellos y su incorporación al conjuntas extraordinarias de las dos Comisiones cuando la Comisión
establecimiento de los acuerdos de uno de los sectores lo considerase necesario. Las reuniones
fue diferente en cada sector,
pero esta estrategia facilitó lograr extraordinarias se convocarían en razón de algún conflicto,
el objetivo de incorporarlos en amenaza o riesgo de ruptura del pacto y que por su gravedad,
la implementación y respeto debían ser tratados con inmediatez. También puede suceder
de los acuerdos.
que se traten en las reuniones asuntos relacionados con alguna
celebración comunitaria.
De acuerdo a los relatos de las mujeres, las reuniones se
desenvuelven a través de un ritual: En las reuniones ordinarias,
alguna de las presentes abre la reunión (generalmente quien
asume el papel de la coordinadora de la reunión), ella misma o
alguna otra mujer toma la palabra y expone el asunto o los asuntos
a discutir. Si se trata de alguna situación producida dentro del
Para la fundación de las sector con alguno de los jóvenes que hacen vida allí, se expone el
Comisiones se establecieron asunto, las mujeres dan su punto de vista y se plantean estrategias
los siguientes acuerdos:
• No provocar con señas a los a seguir para abordar el problema.
rivales, esto incluye no utilizar Los asuntos tratados en la Comisión por lo general son aquellos
yesqueros, linternas o luces que se consideren problemáticos y en los cuales estén involucrados
láser.
jóvenes de algunos de los sectores. Ahora bien, si el joven involucrado
• Los vecinos recuperarían la
libre circulación por los sectores. en situaciones conflictivas no es ni de Portillo ni de La Quinta, pero
• Los jóvenes deben evitar las causó o podría causar problemas y es amigo de alguno de los
provocaciones mutuas y traspasar jóvenes del sector, se llama al joven del sector para que se haga
la frontera de los sectores a
partir de la noche. responsable de su amigo/visitante.
• Las molestias o reclamos Los problemas tratados por las comisiones pueden ir desde el
debían canalizarse a través de desplazamiento por un sector de un joven que ha tenido y mantiene
las comisiones.
problemas con personas de ese sector, alumbrar con yesqueros o
• En adelante nadie debe
mostrar y amenazar con un luces (lo cual es considerado una provocación por el otro sector y en
arma, de hacerlo sería llamado épocas pasadas ha dado lugar a enfrentamientos), hasta el disparar al
ante la comisión y de persistir
aire, portar un arma de manera notoria, o también, consumir droga en
sería denunciado frente a la
Policía por ambas comisiones. lugares de socialización donde hay adultos y niños(as).
En las reuniones semanales, cada comisión lleva un cuaderno
donde se anotan los puntos tratados y los acuerdos alcanzados,
dándole un velo de formalidad al procedimiento y permitiendo
hacer seguimiento. Al final de cada reunión, se leen en voz alta las

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anotaciones y de ser el caso, se estampan las firmas de los jóve-


nes con quienes se han realizado los acuerdos. Los cuadernos de En cuanto al funcionamiento:
notas sobre las reuniones y las actas donde se firman los acuerdos • En cada sector las comisiones
debían reunirse una vez a la
son celosamente resguardados por la responsable de llevarlas.
semana.
• Mensualmente se realizaría
un encuentro de las dos
comisiones.
• Fuera de esta rutina, se
realizarían reuniones
extraordinarias o de emergencia,
a razón de algún conflicto o
amenaza que pusiera en riesgo
la tregua acordada.
• También se podrían realizar
reuniones extraordinarias para
organizar alguna celebración
comunitaria.
• Cada comisión contará con
una coordinadora quien en las
reuniones suele introducir el
Los acuerdos se logran a través de la negociación directa
asunto a discutir, luego se abre
entre las mujeres y los jóvenes o a través de la mediación, la discusión, se plantean los
donde la coordinadora de Fe y Alegría funge como facilitadora diferentes puntos de vista y se
en la reunión. establecen las estrategias a seguir
para abordar el problema.
La instalación y funcionamiento de las Comisiones ha implicado • La coordinadora comunitaria
pues un proceso de transformación. Este proceso, en términos de Fe y Alegría suele estar
personales, se ha experimentado como un aprendizaje; como un presente en las reuniones para
cumplir con el rol de mediadora
sustantivo proceso de modificación de la visión de la capacidad de
y hacer seguimiento a los
acción de sí y del nosotros conformado por las mujeres, en acuerdos.
relación a los otros, encarnado en los jóvenes. Una de las • Durante las reuniones
mujeres apuntó: semanales cada comisión
cuenta con un cuaderno donde
“En principio sí me costó bastante, porque era como se anotan los puntos tratados y
muy… cómo decirte, no tenía la experiencia. Eso fue algo así los acuerdos señalados.
que nosotros de repente… y nos juntamos las dos Comisiones, • Cuando en la problemática
está implicado algún joven del
y bueno vamos a hacer esto, pero nosotros lo hacíamos con
sector, este suele ser citado a
temor, porque no vamos a decir que nosotras ¡Ah! ¡Somos las la reunión y confrontado en
mejores! Nosotros fuimos con temor. Gracias a Dios, ellos nos relación a la situación.
• Sí la problemática tratada
dieron su apoyo, su aporte. Porque yo digo que ellos tuvieron
implica a una figura externa a
mucho que ver en esto, porque si ellos no hubieran colaborado la comunidad, pero que tiene
con nosotros, nosotros no estuviéramos ahorita, como estamos.” vínculos con algún joven del
Así, la emergencia y consolidación de las Comisiones ha sector, éste es citado para que
se haga cargo de su amigo o
implicado un proceso de transformación y establecimiento visitante.
de nuevas estrategias colectivas para el sostenimiento del
pacto de cese al fuego que discutiremos más adelante.

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III. CLAVES PARA INSPIRAR ACUERDOS DE CONVIVENCIA


¿Qué son las comisiones de convivencia?
La Comisión de convivencia es Las Comisiones de Convivencia formadas por las mujeres y por vecinos
una instancia preventiva y de una comunidad pueden entenderse como instancias preventivas y
reguladora del conflicto entre
reguladoras del conflicto armado entre los dos sectores. Funcionan
sectores de una misma
comunidad. Conformada por como redes de solidaridad entre mujeres y redes de contención frente
vecinos(as), funciona como a varones armados que, activando todos los recursos disponibles —
una de red de solidaridad entre
sociales, simbólicos, culturales—y en función de un pacto de convivencia
sus miembros y de contención
frente a los jóvenes implicados establecido, movilizan estrategias de control individual y colectivo —frente
en la problemática de violencia. a los intentos de resquebrajar el acuerdo por parte de los varones armados—.
Su misión fundamental es Su misión es resguardar la convivencia pacífica en la comunidad,
resguardar la convivencia
pacífica, lo que posibilita de modo de preservar la vida, la integridad física de sus hijos y
preservar la integridad física y familiares, y garantizar la potestad de circular por el vecindario.
garantizar el derecho a circular Las Comisiones fungen de canal de comunicación y encuentro
por el vecindario, activando
entre las partes involucradas en el pacto, de manera que ante
para ello los recursos disponibles
—social, simbólico y cultural— algún intento de ruptura de los acuerdos, se busca una solución a
social, simbólico y cultural, través del diálogo, la deliberación y la adquisición de compromisos.
tanto de carácter
Las comisiones de convivencia actúan como redes de contención
colectivo como individual.
frente a las amenazas de ruptura de los acuerdos de convivencia
comunitaria alcanzados con los jóvenes. Esta contención efectiva
exige el sostenimiento de una potente red formada por miembros
de la comunidad, donde la comunicación y la rápida respuesta
buscan interpelar de modo permanente a los jóvenes.
¿En qué consiste un pacto de convivencia?
El pacto de cese al fuego constituye la serie de acuerdos comunitarios
que garantizan el compromiso de todas las partes con la convivencia.
Se trata de un acuerdo explícito, con detalles, delimitaciones de
fronteras y acciones; consiste en comprometer a los muchachos a
no desafiarse; a cesar el juego de provocaciones que disparan los
enfrentamientos para así poder establecer el cese al fuego.
Lo discutido y los acuerdos a los cuales se llega en las comisiones
deben ser asentados en un acta de la Asamblea o reunión comuni-
taria convocada, donde las partes involucradas – jóvenes varones –
deben firmar su compromiso de adherirse a los acuerdos.
Las comisiones de convivencia implican la unión de acciones
coordinadas de los vecinos; comprende la acción en redes que les
permite actuar conjuntamente y presentarse en “bloque” frente a
los varones o involucrados. Se trata de ejercer el poder de la acción
conjunta para defender un pacto explícitamente definido, por
común acuerdo y estampado con firmas. A partir de esta claridad
normativa se forjan las estrategias que harán posible el sostenimiento
de las comisiones y el cese al fuego en la comunidad.

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LAS COMISIONES COMO PRÁCTICA Y LOGRO COLECTIVO


QUE FORTALECE LA CONVIVENCIA
Las comisiones de convivencia pueden estar integradas por Las comisiones de convivencia
vecinos de la comunidad que compartan la voluntad de formar realizan acciones coordinadas
y en “bloque” frente a quienes
alianzas para instaurar una tregua; que consideren que la violencia
estén involucrados en actos o
no puede combatirse con más violencia; que creen en la palabra y conatos de violencia, en función
el diálogo como herramientas fundamentales para convivir y que de preservar los acuerdos
comunitarios.
estén dispuestos a comprometerse en pasar a la acción, esto es,
es reunirse, confrontar, pero también, escuchar, apoyarse.
Es relevante destacar a las Comisiones como expresión de las
prácticas y la agencia colectiva, al verse implicados grupos de vecinas
que se entrelazan en prácticas organizadas alrededor de apuestas
comunes y entendimientos compartidos (Schatzki, 2001).
Esta mirada, subraya entonces la agencia colectiva de las
comunidades, que en alianza con redes de aliados más amplias,
se despliega en la capacidad reflexiva y creativa que posibilita el
diseño de un modo de funcionamiento autóctono. Esta agencia
colectiva expresa también la posibilidad de cuestionar la violencia
como opción inevitable y la posibilidad de crear relaciones entre
mujeres de sectores históricamente enemigos junto a los jóvenes.
El pacto logrado como evidente expresión de práctica colectiva, Las Comisiones de Convivencia
reclama no verle simplemente como una suma de prácticas individuales, son una expresión de la agencia
colectiva, al verse implicados
sino como un logro colectivo. Se trata pues de seres humanos orientados grupos de vecinas que se
unos a otros; interdependientes y vinculados por una profunda entrelazan en prácticas
susceptibilidad mutua, capaces de modificar sus respuestas individuales organizadas alrededor de
apuestas comunes y
habituales en la medida que interactúan con otros para sostener
entendimientos compartidos
prácticas compartidas y fines comunes (Barnes, 2001). entre los que destacan:
Esta voluntad colectiva que representa a las Comisiones de • La voluntad de formar alianzas
Convivencia conforman un modelo de organización social entramado para instaurar una tregua.
• La violencia no puede
en redes de soporte y contención que facilita la coordinación y combatirse con más violencia.
cooperación para el beneficio mutuo expresándose esta eficacia • La palabra y el diálogo son
colectiva en el cese de muertes y la recuperación de la potestad herramientas fundamentales
para convivir.
de circular en el vecindario (Sampson et al, 1997).
• La necesidad de establecer
Ahora bien, no debe olvidarse la urgencia marcada por la un compromiso con la acción
situación de desamparo y de profusión de muertes frente a la cual de reunirse, confrontar, escuchar
y apoyarse mutuamente.
reaccionaron estas mujeres. De allí que la noción de estrategias
debe precisarse como estrategia de sobrevivencia 2, entendidas
como cursos de acción colectivos y coordinados, desplegados en

2. Si el concepto tradicionalmente ha subrayado una dimensión económica, entendidas como el conjunto de prácticas des-
plegadas por los sectores populares, destinadas a la obtención de ingresos para asegurar la reproducción biológica y material
—ante la ausencia de mecanismos y fuentes de soporte institucionales de solidaridad (Cariola, 1992; Bethencourt, 1998); en
este contexto adquiere una dimensión política original, entendiendo la política como condición para la vida social y en su pre-
ocupación más primigenia: la posibilidad de convivir entre humanos; del estar juntos siendo diversos (Arendt, 1993).

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el tiempo, en respuesta a condiciones muy adversas que atentan


Ahora bien, no debe olvidarse contra la vida misma. Al mismo tiempo, si bien las Comisiones se
que Las Comisiones constituyen fundaron como respuesta creativa de urgencia, el modelo de
estrategias de sobrevivencia
frente al desamparo en el ámbito organización instalado constituye un modelo de organización
de la seguridad ciudadana. comunitaria propia que contando con los recursos y capacidades
Pueden entenderse como cursos de la comunidad permite la prevención social.
de acción colectivos y coordinados,
En este sentido, es un modelo de organización que posibilita la
desplegados en el tiempo, en
respuestas a condiciones muy solidaridad entre vecinos, el acompañamiento en la crianza de los
adversas que atentan contra la hijos, el diálogo como herramienta para instaurar convivencia y la
vida misma. Aprovechando las contención frente a los intentos de ruptura de pacto de los varones.
herramientas propias de la
organización comunitaria; se Es un modelo que permite fortalecer las relaciones de confianza;
despliegan a través de la las relaciones entre vecinos adultos y jóvenes y en general la eficacia
promoción de la solidaridad colectiva comunitaria en oposición a modelos que privilegian la
entre vecinos, el acompañamiento
delación que incrementa la sospecha y la desconfianza o la
en la crianza de los hijos, el
diálogo como herramienta para delegación a vecinos de labores policiales (Avila, 2009)3
instaurar la convivencia y la
contención frente a los intentos
CREATIVIDAD DE URGENCIA Y ESTRATEGIAS EN ACCIÓN.
de ruptura del pacto. Este modelo,
acompañado de la presencia LA EXPERIENCIA DE CATUCHE PARA EL SOSTENIMIENTO
del Estado, permitiría fortalecer DE LOS ACUERDOS
las relaciones de confianza, las Las mujeres a través de las Comisiones establecieron una serie
relaciones entre vecinos adultos
y jóvenes y en general, la eficacia de estrategias colectivas, que no son más que las capacidades
colectiva comunitaria. puestas en acción para movilizarse en virtud del sostenimiento del
pacto y el alcance de un objetivo: garantizar la convivencia pacífica.
El cumplimiento de las estrategias planteadas, en la que la
negociación y el diálogo están presentes, hasta los momentos ha
permitido que las comisiones cumplan su objetivo. Cuando se
presenta un problema entre comunidades, la comisión como actor
intermediario tiende puentes de comunicación; proceden a reunirse
para presentar el caso y una vez teniendo claro el problema, ambas
comisiones pasan a citar al involucrado, le explican el proceso y las
medidas tomadas, y de no cumplir lo establecido, como bien se
acordó en la firma del documento del pacto, éste recibiría sanciones,
que en el peor de los casos, es la denuncia. Las mismas mujeres
explican que cada conflicto tiene su propia forma de ser abordado,
trabajado y resuelto.
Las estrategias puestas en acción por estas mujeres se despliegan
en el fragor de los acontecimientos, es decir en un contexto permanen-
temente cambiante. Se trata de estrategias que se redefinen y reevalúan
sin cesar frente a los múltiples y emergentes desafíos, de cara a las
siempre distintas situaciones concretas que se plantean.
3 Luce pertinente diferenciar la participación comunitaria en labores de prevención social con modelos que privilegian
el “vigilantismo”, el desempeño de labores policiales o “redes de inteligencia vecinales”, modelos que se alinean con
una visión autoritaria de la seguridad, que alimentados por el miedo, deterioran la confianza entre vecinos (Avila, 2012).

26 Violencia Armada y Acuerdos Comunitarios de Convivencia


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Estas estrategias no pueden entenderse como cursos de


acción predefinidos, sino más bien como cursos de acción
emergentes, fraguados en el ardor de las emociones, en la intensa
comunicación y siempre abiertos a la indeterminación. Ahora bien,
de las narrativas de las mujeres pueden distinguirse cursos de
acción, si se quiere, típicos, frente a las más recurrentes tentativas
de ruptura de pacto. Son éstas las que exponemos aquí, no
perdiendo de vista su entrelazamiento en el dinamismo de las
situaciones que se presentan, dicho de otra manera, su contingencia
frente a los siempre cambiantes eventos del contexto y de la vida
comunitaria.

Las estrategias entre mujeres Las estrategias utilizadas por


• Darse apoyo para continuar estas mujeres son de carácter
emergente, se despliegan en el
• Exigencia recíproca
fragor de las emociones y
• Apoyarse en el establecimiento de límites frente a los hijos acontecimientos de un contexto
• La vigilancia permanente, la intensa comunicación y la en permanente cambio. A
pesar de ello y sin perder de
movilización veloz
vista este dinamismo en las
Comisiones y el carácter
Las estrategias de las mujeres frente a los varones: contingente de la situación, se
vislumbran unas líneas de
acción que guían la contención
El plano de la acción individual de la violencia y preservación
• Acción personalizada: El vínculo afectivo con los jóvenes en del pacto.
la vida cotidiana

El plano de la acción colectiva


• Las normas claras
• El uso de la palabra: la negociación y los acuerdos construidos
• La intolerancia y la respuesta rápida frente a las amenazas
de enfrentamientos armados
• Actuar en bloque: a todas no nos van a apachurrar
• Una manera de hablar: decir las cosas claras
• Las amenazas de denuncia

Las estrategias entre mujeres en los encuentros cotidianos


Entre las estrategias que narraron las mujeres para poder
sostener el pacto destacan por un lado, las que apuntan a darse
apoyo para poder mantener el proceso de pacificación en el
tiempo, y por otro, las que permiten en situación movilizarse.

Pistas para la Acción 27


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Darse apoyo para continuar


El mantenimiento del pacto y la energía necesaria para mostrarse movilizadas
y en acción permanente frente a los varones se acumula a la serie de esfuerzos
necesarios para mantener a sus familias. En este sentido, el activismo de estas
mujeres para garantizar la convivencia comunitaria constituye una carga más en
la ya extenuante cotidianidad, algunas de ellas jefas de hogar. El tipo de compromiso
implicado en las comisiones es sumamente demandante, se trata de intervenir en
amenazas de enfrentamientos armados. Frente a estos desafíos, una de las estrategias
que les permite continuar es el apoyo mutuo, las mujeres se acompañan y se
ofrecen soporte afectivo en momentos de dificultad o desánimo.
Este apoyo se activa sobre todo internamente entre las mujeres de las comisiones
de cada sector. La mayoría de ellas guarda vínculos familiares consanguíneos,
adquiridos o de compadrazgo o han crecido juntas y comparten recuerdos de
infancia y de juventud. Pero también, las mujeres han narrado esta tarea del
darse ánimo a las mujeres contrapartes del vecino sector. Como lo narra una
de ellas:
… “una vez duró mucho tiempo la comisión de Portillo sin reunirse, Virginia fue
la que planteó: ‘¡Mira qué está pasando con la comisión de Portillo!’ Vino la otra,
‘¡Es verdad! Nosotras no nos habíamos dado cuenta, no se están reuniendo’. Las
mujeres de aquí, bueno vamos a hacer una cosa, vamos a darle ánimos a las
mujeres de Portillo, hicimos una reunión, y fuimos para allá: ‘¿Qué está pasando,
nos vamos a reunir o no? Nosotras fuimos las que les dimos ánimo a ellas, ellas
nos pasaron una carta a nosotras pero nosotras fuimos hasta allá y les dimos
ánimo, vamos a seguir o no vamos a seguir…”

28 Violencia Armada y Acuerdos Comunitarios de Convivencia


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El ser un grupo de mujeres, permite alternarse en la faena del


darse ánimo. El poder del “darse ánimo”, funciona, en efecto
como un recurso movilizador que actúa a partir de la acumulación
de energías y voluntades para arrastrar a las otras temporalmente
“desanimadas”:
Paula: “decía Virginia, yo voy a seguir porque yo no quiero que
aquí haya más problemas. Llegaba la otra, yo voy a seguir porque
esto no se puede acabar. Pero otro día Virginia no se sentía
motivada y venía Nancy y le decía ¡yo sí quiero seguir! Ella a lo
mejor calladita ahí y se ponía a pensar. Yo creo que esos espacios
hay que respetarlos, de repente yo hoy no me siento motivada, de
repente yo no me siento con ánimo, pero vamos a buscar entre las
demás que están con ánimos, María, Nancy, Laura, nos unimos
las tres ¡Oye vamos a darle ánimos!”.
El apoyo se ofrece además cuando alguno de los varones El activismo de estas mujeres
familiares es aquel que está implicado en los “problemas”; las implica la exigente tarea de
intervenir ante las amenazas
mujeres constituyen un tejido de solidaridad que les permite de enfrentamientos armados,
enfrentar a sus varones, como lo narra una de las mujeres, tía de que se suma a lo extenuante
varios varones armados: de una cotidianidad plena de
dificultades. Por ello el apoyo
“Pero de verdad yo me siento muy contenta con el grupo, con
mutuo emerge como un
el que estoy, he sentido que me han apoyado cuando he necesitado recurso indispensable para el
ese apoyo, ellas han esto ahí. A veces yo les digo: bueno chama, mantenimiento de su compromiso
vamos a denunciarlo, a veces me preguntan: ¿tú estás segura de con las Comisiones. El mismo
representa un tejido de
que tú puedas hacer eso? Y yo bueno: son 5 contra una, y ellas: solidaridad que acumula
no, no es cuestión de que te sientas allá, somos las seis, y somos voluntades y energía para animar
las seis las que tomamos la decisión, y nosotras… y yo: bueno a las mujeres que por momentos
cuestionan su continuidad en
qué me proponen ustedes, y siempre me han propuesto eso
el grupo, es un mensaje de
¡Vamos a darle otra oportunidad, vamos a llamarlos! Siempre ha sido respaldo que se alterna entre
hasta tres, tres veces, y gracias a Dios han llegado…” ellas y se desarrolla mayormente
dentro de cada Comisión.
Este apoyo contempla además la flexibilidad y la apertura para
Contempla la flexibilidad para
comprender que en ocasiones, las mujeres necesitan un tiempo para comprender que en ocasiones,
ellas y necesitan retirarse. las mujeres necesitan un
tiempo personal y requieren
retirarse.
Exigencia recíproca
Al mismo tiempo que estas mujeres narran el apoyo que se
otorgan, relatan la exigencia recíproca para precisar a sus varones
en el cumplimiento del pacto:
María: “Y siempre son ellas las que me dicen: Mira María pasó
esto y esto con fulanito de tal, cómo vamos a hacer, aquí hay reglas,
y aquí no es porque sea mi sobrino, o sea mi hijo nos vamos a
salir de las reglas, no. Si hay que actuar, hay que actuar”. Bueno
qué me proponen ustedes, bueno vamos a hacer una reunión, y

Pistas para la Acción 29


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vamos a llamarlos, y vamos a darle otra oportunidad, vamos a


hacer una reunión, y a recordarle los pactos que hay, y la firma
que él puso, porque él firmó, y fue uno de los que nos apoyó, y
nos dio hasta ideas”.
La presencia de lazos familiares Las relaciones pueden pasar por momentos de franca tensión.
entre las mujeres y los jóvenes Sobre todo cuando uno de los varones cercanos a alguna de ellas
involucrados en las situaciones
es el implicado en las provocaciones. La denuncia, aunque es una
de violencia, suele generar
dudas en algunas de ellas al posibilidad distante, constituye siempre una opción que genera
momento de hacer cumplir los miedo. Sin embargo, plantear el escenario de miedo y violencia
acuerdos. Es entonces cuando
(re) activado por el eventual cese de las comisiones funciona como
la exigencia recíproca emerge
como estrategia para reafirmar- reclamo eficaz en los momentos de desánimo y les exhorta a
las en su tarea de continuar en la tarea:
prevención y contención, “…incluso a las mujeres de abajo (dice con respecto a las
manteniendo vigente el objetivo
colectivo de la convivencia. mujeres de la comisión del otro sector) les he dicho, no podemos
dejar que esto caiga porque si no imagínense ¡el tiro pa’ allá, que
si se metieron aquellos! No podemos dejar eso, y ellas me han
dicho ¡No es verdad Virginia, yo no me voy a salir!”.

Apoyarse en el establecimiento de límites frente a los hijos


Las comisiones constituyen efectivamente una instancia
preventiva al constituir un espacio donde mujeres-madres, la mayoría
sin pareja, pueden apoyarse en la crianza y en establecimiento de
límites frente a sus hijos varones adolescentes.
Las mujeres madres ejercen Frente a las dificultades de ejercer la autoridad como madres
una autoridad colectiva y se solas, en la Comisión, en compañía de sus pares, las mujeres
presentan ante sus hijos y
madres ejercen una autoridad colectiva, apoyada y sustentada,
sobrinos como “miembros de la
Comisión”, despersonalizando tanto en esta identidad colectiva, la Comisión, como en la
el conflicto, ampliando la capacidad de denunciar.
participación de otras mujeres
Virginia: “Tú sabes qué es lo que pasa allá abajo, que por lo
en las acciones de confrontación
y contención. Acumulan así, un menos yo soy la mamá de Ramón verdad, y Bárbara la tía,
mayor poder de influencia para nosotras decidimos unirnos para que él vea también de que la
el control y la negociación con cosa es en serio, pero allá abajo...”.
los jóvenes.
En este sentido, presentarse como “miembro de la Comisión”,
frente a sus hijos o sobrinos varones permite interpelarles,
aludiendo que se trata de los compromisos comunitarios que todos
están obligados a cumplir.
Esta estrategia, permite, si se quiere “despersonalizar” el
conflicto, posibilitando la participación de otras mujeres en la
confrontación, adquiriendo mayor peso la presión de la madre en
este juego de equilibrio de fuerzas que constituye el establecimiento
de límites a la acción de los varones jóvenes en el barrio.
Si estas estrategias permiten la sostenibilidad de la acción de

30 Violencia Armada y Acuerdos Comunitarios de Convivencia


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las comisiones en el tiempo, otras, en el fragor de las relaciones


comunitarias y las provocaciones de los varones se despliegan en
el día a día, en la inmediatez.
Estas estrategias de acción rápida se despliegan en las reunio-
nes extraordinarias, en el caso de los intentos de ruptura de pacto
por parte de los varones.

La vigilancia permanente, la intensa comunicación y la moviliza-


ción veloz
El compromiso de las mujeres con el sostenimiento de la convivencia La comunicación y movilización
comunitaria se traduce en la disposición permanente de observar, y expedita fruto de la vigilancia
permanente, que se efectúa a
comunicarse entre ellas para activarse. Así que, en situación, se des- través de las “reuniones de
pliegan una serie de estrategias encadenadas: emergencia” permiten atajar
La vigilancia permanente, la intensa comunicación y la moviliza- oportunamente conatos o
amenazas de trasgredir la
ción veloz.
tregua, así como mostrar la
La acción en red se traduce en esta intensa comunicación pri- firmeza colectiva de las mujeres
mero, las mujeres de cada comisión, y luego con las mujeres de la en el sostenimiento del acuerdo.
comisión contraparte. La cercanía física en el vecindario posibilita
esta vigilancia eficaz. Las mujeres se van pasando los mensajes o
corren las voces necesarias para reunirse.
“Entonces cualquiera dice: ‘¡Mira está pasando cualquier
cosa!’ Ella se lo comunica a uno, y uno se lo comunica a todas, o
a cada una: ‘¡Mira si las ves dile que hoy hay una reunión de
emergencia!’ Entonces así nos reunimos, o sea yo veo a Celia y le
digo: ‘¡Mira Celia hay reunión hoy a las 7!’ Si, si, si Viviana la ve y
ya le había dicho a Celia, yo se lo vuelvo a decir. O sea le decimos
es para el viernes, nos vemos el lunes y el viernes es la reunión.
Bárbara: “No, si nosotras vivimos aquí cerca”.
Altagracia: “Yo por lo menos tengo mi puesto ahí, entonces
agarro y ¡mira voy!”
La reunión de emergencia producto de las voces que se corren
en la inmediatez de los eventos y en consecuencia de la moviliza-
ción veloz, constituye la estrategia más clara de interpelación y
control frente a los jóvenes implicados en las provocaciones. Como
se verá, esta estrategia, que comprende la acción femenina en
bloque frente a los jóvenes, constituye una de las herramientas su-
premas en el arduo juego dado en las relaciones de poder cotidia-
nas en este barrio.

Las estrategias de las mujeres frente a los varones:


De acuerdo a los relatos de las mujeres, es necesario distinguir las
estrategias como articuladas en dos planos: el individual y el colectivo.

Pistas para la Acción 31


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El plano de la acción individual


La acción personalizada: El vínculo afectivo con los jóvenes en la vida cotidiana

Esta estrategia comprende la relación personal que sostienen algunas de las


mujeres con los jóvenes. Se trata de las madres y tías, quienes además de estar
vinculadas familiarmente, mantienen cercanía afectiva y sostienen relaciones de
confianza con los varones. Los jóvenes son sensibles a sus comentarios y estas
mujeres a su vez se responsabilizan individualmente de sus varones parientes.
Aquí se trata de un control social por cercanía afectiva, por compromiso recíproco
de mujeres y varones vinculados familiarmente.
Las mujeres integrantes de la comisión, aquellas con vínculos familiares
confrontan entonces a sus varones cercanos:
“…uno tiene que darle la vuelta al muchacho y metérsele poco a poco. A
veces me ha tocado olvidarme de que son mis sobrinos y duele enfrentarlos, y
decirles: ‘¡Bueno si tú no te pones, como decir, en el carril, a tí se te va… hasta
yo voy a firmar! ¿Me entiendes? Que por tí, yo voy a perder a 4 o 5 más, entonces
no se puede. Porque tú no vas a venir, porque tú estás… me disculpas la pala-
bra… que tú estés jodiendo por allá, y estén los muchachos tranquilos aquí,

32 Violencia Armada y Acuerdos Comunitarios de Convivencia


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entonces vengan a buscarte a ti y jodan a más de uno’.Y hay que


ponérsele, un poco dura a veces”. Las mujeres que ostentan
Las mujeres que despliegan esta estrategia lo hacen desde la vínculos familiares con los
jóvenes cumplen un rol
ascendencia; estas mujeres destacan la confianza de la que son fundamental en las Comisiones,
acreedoras frente a los varones y el reconocimiento mutuo pues constituyen un puente
expresado en el respeto. natural con ellos, legitimado por
la confianza y la vivencia de
Estas mujeres cumplen un rol fundamental en la Comisión
largos años de cercanía. Los
pues constituyen el enlace con los varones, legitimado por la jóvenes son sensibles a los
confianza y los vínculos familiares así como la vivencia de largos comentarios y consejos que
años de cercanía. emiten como mujeres madres,
logrando un control social a
En efecto, cuando conversamos con los varones, este enlace través de la relación afectiva y
particular es subrayado. Especialmente remarcaron la relevancia personal.
de la confianza y la particularidad de las estrategias femeninas
puestas en acción: las mujeres-madres aconsejan, no atacan.
Oscar comentó:
Oscar: “Viviana, ¡excelente! Me apoya a mil por ciento en todo, en
todo, todo, para todo lo bueno. Mi tía nunca me ha criticado nada, mi
tía siempre aconsejando a uno, nunca ha atacado a uno ¡mira que tú,
que consumías, que tu que esto que! No nada, siempre bien”.
Son estas mismas mujeres las que son confrontadas particularmente
por sus compañeras de Comisión, como exploramos anteriormente. Se
trata de ejercer presión sobre estas mujeres constriñéndolas a
responsabilizarse para así, a su vez ellas, desde la posición de
ascendencia, ejercer presión sobre los varones para el respeto del
pacto. De nuevo, esta situación genera tensiones y malestares
entre las mujeres.
En el escenario de las estrategias
Las estrategias colectivas en situación frente a los varones colectivas el juego de poder se
establece entre la acción
Estas estrategias aluden a la acción en redes de las mujeres conjunta, en bloque, de las
que les permite actuar coordinada y conjuntamente para presentarse mujeres frente a los jóvenes
en “bloque” frente a los varones. Se trata de ostentar el poder varones armados.
femenino de la acción conjunta y de allí la importancia del componente
dramático en situación. Se desenvuelve a través de un rito o
“juego de equilibrio de fuerzas”: las mujeres mayores en bloque
frente a los varones más jóvenes y armados. Se trata de “defender”
un pacto explícitamente definido, por común acuerdo y estampado
con las firmas. A partir de esta claridad normativa se forjan, en el
fragor de la cotidianidad, las estrategias de acción
colectivas.

Las normas claras


La eficacia del pacto, a pesar de todas las dificultades y fragilidades

Pistas para la Acción 33


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se vincula con la claridad en las normas compartidas, con el com-


promiso y determinación de las mujeres en no “querer más tiros“,
en “no querer más muertes”. En esa convicción, en ese apego a la
vida, y en la tranquilidad alcanzada con tanto esfuerzo, se arraiga
la firmeza del pacto y el contundente rechazo a los enfrentamientos
armados.
El mensaje de las mujeres es claro hacia los varones: “Porque
la gente de abajo, en la primera reunión que estuvimos, y lloramos
todas aquí, dijeron: “ustedes echan plomo y los denunciamos, y
nosotros también decíamos: ustedes echan plomo y los denunciamos.
Para preservar los acuerdos Por eso fue que se calmó…”.
establecidos ha sido fundamental
A lo largo de las conversaciones que tuvimos con las mujeres,
la claridad de las normas
compartidas, junto a la firmeza, así como en sus relatos sobre los sucesos y encuentros con los
compromiso y determinación varones, aparece insistentemente la explicitación de esta voluntad,
que han demostrado las mujeres teñida de reivindicación alcanzada fruto de una lucha por la mejoría
para hacerlas respetar. Una
estrategia simbólica que permitió de las condiciones de vida. Adviértase en el relato de María, una
fortalecer esa postura consistió de las tías de los jóvenes:
en realizar el registro escrito de “Él me escuchó: ‘¡O te montas por el carril o firmas! O vamos a
los acuerdos, el acta, en la que
firmar o vamos a denunciarte porque no es posible que tanto
se estamparon las firmas y el
número de cédula de los esfuerzo que hemos hecho nosotras, para que tú vengas con una
participantes. Esta sirve como lucecita o porque tú te metas para allá, y estés rompiendo las
prueba del consenso y permite
reglas con las cuales tú estuviste de acuerdo y que nosotros
cuestionar las desviaciones
frente al acuerdo colectivo. propusimos. Es tanto así, que algunas se nos escaparon, y ustedes
nos propusieron alguna de esas. Ustedes lo leyeron y ustedes lo
firmaron, entonces tienes que tener responsabilidad’. Entonces él
por respeto, no me contestaba ni nada, pero ellos veían la presión.”
Una de las estrategias simbólicas fundamentales ha sido poner
por escrito los acuerdos, agregar los números de cédula de los
implicados y firmar. Se trata pues del sello de la palabra escrita, la
explicitación del consenso y compromiso con el pacto. Se trata de
darle “peso” a los acuerdos, el peso de las leyes. Javier, uno de los
varones hablaba de las leyes instauradas por las mujeres para
solucionar los problemas:
Javier: “Empezaron las reuniones estas aquí. Las madres
empezaron, con la ayuda de Doris y broma ¿no? Pa’ planear esto y
fueron sacando cosas así como... como te digo... como las leyes
para parar... para que no siguieran los líos pues…”
Asimismo, los acuerdos escritos y el registro del número de
identificación de los varones también sustenta la eficacia potencial de
una denuncia: es de conocimiento común que en una denuncia formal
se provee el número de la cédula del implicado a las autoridades, y se
sabe que esta denuncia se almacena en la base de datos de los

34 Violencia Armada y Acuerdos Comunitarios de Convivencia


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“solicitados” siempre disponible. Así, de ser detenidos y evidenciarse que están


“solicitados” se los pueden llevar y efectivamente ser encarcelados.
El uso de la palabra: la negociación y los acuerdos construidos
Uno de los aspectos más originales de esta experiencia es precisamente el
uso de la palabra, el reconocimiento mutuo y el diálogo como medio para
establecer la convivencia y cese al fuego —lo que no le exime de tensiones,
conflictos y en general, toda la complejidad de la convivencia, más aún en
contextos de desamparo y profusión de armas—. Esta experiencia revela que el
reconocimiento, la empatía y la férrea voluntad de convivir sin violencia se muestran
mucho más fructíferos que la venganza y la violencia.
En efecto, son las mujeres las que han asumido la responsabilidad de la
convivencia comunitaria, apalabrando entre ellas y con los varones; las que
constriñen a los jóvenes a adherirse a la palabra dada por ellos. Así, la importancia
de las normas claras viene acentuada además por el valor que otorgan los propios
jóvenes a “su palabra”, como narraron las mujeres. Se trata de comprometer al
joven a anclarse en lo más humano, el peso de la palabra y el compromiso
apalabrado de limitar la violencia:

Pistas para la Acción 35


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“Independientemente yo digo, bueno yo digo no, así fue allá


abajo, eso fue como una fuerza para ellos, me entiendes, de que
ellos sí tenían… y la palabra de ellos era para ellos muy importante.
Que digan una palabra eso es muy importante para ellos, que de
repente ellos digan: ¡Nosotros no vamos a alumbrar! y para ellos
va a ser muy fuerte que ellos no alumbren y nosotros los señalemos,
porque ellos están dando su palabra, y en su mundo la palabra de
ellos es muy importante…”.
Así, uno de los aspectos fundamentales que hace original a
El uso preferencial del diálogo y esta experiencia, es el reconocimiento de los jóvenes como interlo-
la negociación favoreció la cutores, y de allí la voluntad de alcanzar acuerdos negociados. Las
plena incorporación de los jóve-
narraciones sustentan con profusión la participación de los varones
nes en el establecimiento de los
acuerdos, quienes se sintieron en la definición de los acuerdos y de allí la importancia simbólica
reconocidos, escuchados y valora- de estampar su firma.
dos como personas e interlocu-
El acuerdo de los varones, es un componente que le otorga
tores, lo cual fortaleció la
legitimidad de la tregua. legitimidad al pacto y es destacado por las mujeres en sus discusiones
con los varones como estrategia fundamental para exigir el respeto
al pacto.
Si el uso de la palabra y el diálogo son estrategias fundamentales,
otras que generan tensión, incomodidad, y en situación intensas
emociones como la rabia, la interpelación enérgica, las amenazas,
serán desplegadas por estas mujeres en el arduo esfuerzo de
sostener la convivencia.

La intolerancia y la respuesta rápida frente a las amenazas de


enfrentamientos armados
Una de las estrategias desplegadas por las mujeres para sostener
En el día a día de la comunidad el pacto entre ellas constituye la vigilancia permanente, la intensa
las mujeres de las Comisiones comunicación y la movilización veloz, frente a los varones, ésta se
suelen estar observantes de los
jóvenes y realizan intervenciones traduce en la respuesta rápida y la explícita intolerancia frente a
puntuales ante posibles acciones las provocaciones de ruptura del pacto.
o gestos que ponga en juego el “Y siempre hay alguien aquí, por decirte está Virginia, está
cese al fuego.
Bárbara, que ven las cuestiones. Ven y dicen: ‘¡Mira hiciste esto y
esto!’ Entonces si de repente ellos le salen con aquella grosería, ya
ellos están abusando, se están saliendo del carril. Se hace una
reunión, se cita a esa persona: ‘¿Por qué tú hiciste eso? Si no
quieres que te reclamen, no lo hagas porque tú sabes que aquí no
está permitido’…”
Así, las mujeres que viven en el barrio, en espacios privilegiados
para observar, narran que se la pasan pendientes y nos relataron
múltiples eventos en los cuales ellas mismas increpan a los jóvenes.
Este estar pendientes, así como la cercanía y la densidad de las

36 Violencia Armada y Acuerdos Comunitarios de Convivencia


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relaciones en el barrio, es lo que, como apuntamos con anterioridad, permite


jugar con la reputación del joven y posibilita la movilización en bloque para las
reuniones de interpelación.

Actuar en bloque: a todas no nos van a apachurrar


El “actuar en bloque” es una estrategia expresiva fundamental en el pacto y
constituye, en efecto, la dramatización en las demostraciones de poder. El estar
juntas, unidas, abre, en situación la posibilidad de enfrentar la asimetría frente a
varones armados. Este poder acrecentado y dado por la acción conjunta es
subrayado de manera importante por las mujeres y es evidente en sus relatos la
conciencia del “juego de fuerza” con los varones.
Bárbara: “si estamos unidas tenemos que salir todas, porque claro a una sola
persona la van a apachurrar, pero a todas no nos van a apachurrar, yo siempre lo
he dicho”.
I: “Apachurrar es que los chamos digan que esta puso una denuncia y…”
Bárbara: “sí claro a una sola persona lo puede hacer, pero todas ¡uf! …”
La vigilancia permanente, la intensa comunicación y la movilización veloz de
las doce mujeres, desencadenan en esta poderosa “presión” que ejercen sobre
los varones, como destacaron con mucho énfasis en sus relatos. Y este poder
adquirido por las mujeres en conjunto es reconocido por los varones, como
expresó Alberto, uno de los varones que entrevistamos:

Pistas para la Acción 37


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“No, entonces… la mente de nosotros no es de buscar


problemas, ni de robar, ni de estar matando a nadie, porque…
bueno ¡yo no crecí con esa mente! Aquí sí estaban los malandros
de antes y bueno, ellos hacían lo que ellos hacían, y uno ni
pendiente, me entiendes, ¡pero nosotros tampoco nos podíamos
dejar joder por ellos pues! Entonces ya nosotros estábamos
armados, ya la mente de nosotros nos estaba cambiando que era
¡bueno somos nosotros o son ellos! Y llegó un momento que…
llegó así, que llegó de la noche a la mañana, así como que…
salieron unas mujeres aquí, se reunieron con la gente de aquí,
con Doris, empezaron a hacer reuniones para calmar los
problemas, ¿me entiendes? Llegaron a un acuerdo, que el que se
metiera pa’l barrio, a echar plomo y broma, lo iban a denunciar y
veían que iban a hacer con él, ¿me entiendes?….”.
La efectividad del actuar en En este rito de demostración de fuerzas, resulta fundamental el
bloque requiere un componente componente dramático, teatral de “ostentar” “mostrarse unidas” y
de teatralidad y de expresión
las mujeres narran con vehemencia la importancia del ser vistas
acentuada por parte de las
mujeres. Un escenario en acción juntas, en reunión por parte de los varones:
fundamental constituye los Laura: “Eso era, las primeras reuniones eran una aquí y una
espacios de encuentro donde
allá, para que los muchachos vieran que estábamos juntas, que
los jóvenes son interpelados
por las mujeres mediante el nos estábamos uniendo, y vieran que no le teníamos miedo, que
despliegue de un arsenal ellos hacían lo que nosotras decíamos… o se atenían a las
dramático, evidenciado en la consecuencias porque ya…”.
manera de hablar, contundente
y amenazante, de entonación Las reuniones constituyen así la escena fundamental de
furiosa y firme, orquestada en interpelación. Y, como narran las mujeres, será necesario, en
bloque por el colectivo de las situación hacer un despliegue de un arsenal dramático (la manera
mujeres, que revela la
de hablar; las amenazas) que revela la contundencia de sus
contundencia de sus intenciones
frente a los intentos de infringir intenciones frente a los intentos de infringir el pacto. Y tenemos
el pacto. que subrayar que esta puesta en escena de una furia que se vis-
lumbra devastadora por parte de mujeres orquestando su acción
en bloque, se refleja en la intensidad de las emociones experimen-
tadas en situación. El miedo siempre está presente: “el susto”, “los
La manara de hablarle a los
jóvenes con dramatismo y en nervios” como refieren ellas, se repiten profusamente y constituyen
tono aleccionador ha sido una el vocabulario de emociones que colman las narraciones de los
de las estrategias más útiles
encuentros con los jóvenes.
que han implementado las
mujeres y cuyo efecto es reco-
nocido por los jóvenes. Una manera de hablar: decir las cosas claras
Una de las estrategias dramáticas fundamentales constituye
la manera de hablar y las mujeres subrayaron repetidamente la
importancia de esta herramienta; se trata de dejar en evidencia la
contundencia de sus intenciones.
La relevancia de la manera de hablar, para las mujeres se les

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hace evidente cuando constatan que, en efecto, tiene los resultados esperados.
Se trata de experimentar los efectos del ejercicio del poder en caliente, en el sitio,
a través del constreñimiento de los jóvenes a plegarse a sus exigencias: los
jóvenes “se cohíben de volverlo a hacer“.
Celia: “No, ellos no nos faltan el respeto así, escúchame, pero a veces hay
que decirles las cosas claras, no es que ‘¡Ay mira papito, mi amor!’ No las cosas
claras para que ellos entiendan. Si no van a decir ‘¡Con ellas se puede jugar la
pelota, con ellas se puede jugar la pelota porque mira como nos dicen las cosas!’
A veces uno tiene que poner carácter.”
Jenifer: “Entonces si uno les habla, como dice Celia, directo, ellos van a
decir: ‘Esto no es un juego, esto es una alerta que nos están diciendo que no hay
que volverlo a hacer’, entonces se cohíben de volverlo a hacer.”
Esta estrategia, al estar preñada por el esfuerzo dramático aleccionador,
constituye una de las más visibles, y así lo destacan los varones. Carlos, uno de
los jóvenes de Portillo señaló:
“Ellas lo que hacían era que cada vez que se armaba un lío le hablaban claro
en su cara… al loco le decían que si seguía prendiendo el lío, bueno triste por él,
que ellas no se la iban a seguir calando pues… que no se podía bajar ni siquiera
pasar, e igual nosotros…”.
La manera de hablar “directo” “fuerte”, permite a las mujeres mostrarse en
bloque, con intenciones irrebatibles.

Las amenazas de denuncia


La amenaza de denuncia en el marco de las reuniones comunitarias constituye
una estrategia extrema utilizada por las mujeres cuando los varones han infringido
sistemáticamente los acuerdos comunitarios.
Este asunto de la denuncia es uno de los que genera las mayores inquietudes
para varias de las mujeres al ser ellas las madres o tías de los varones implicados.
Constituye además una fuente de tensión entre ellas: las mujeres se debaten
entre la denuncia como estrategia de control efectiva o fuente de ruptura en la
relación con sus varones.
Ellas dicen: “¡Bueno! ¡Denuncia, denuncia!”
I: “¿Una denuncia formal?”
Jenifer: “No hemos tenido, no con los de aquí, pero sí hemos tenido con los
de allá arriba, e incluso los muchachos han ido. Por ejemplo, Luis Manuel y se le
dijo: ‘¡Mira ya van dos veces, ya no van a haber más oportunidades, la vuelves a
hacer y ya sabes que tanto nosotras de la Comisión, como las de allá, te vamos a
denunciar!’ Ellos quedan como que ‘¡Oye estas no están jugando!’ O sea el
semblante que ellos hacen es como asustados y que cónchale ahora sí…”
Y si pareciera que la amenaza de denuncia constituye uno de los recursos
más poderosos para inhibir a los jóvenes de infringir los acuerdos, ésta les
produce confusión y se revela la imposibilidad de denunciar.

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Esta incapacidad de pasar al acto y denunciar, por las tensiones que implica,
por el miedo de que apresen a los propios hijos, por la desconfianza y lejanía con
las instituciones, se revela como una amenaza a la credibilidad de las Comisiones,
y tanto las mujeres como los varones lo expresaron.
Las tensiones experimentadas con respecto a la denuncia revela la fragilidad
del pacto y las enormes tensiones vividas por estas mujeres cargadas adicionalmente
con el peso de velar por la convivencia en sus vecindarios; divididas entre el
compromiso de establecer límites y la lealtad hacia sus varones familiares.

Hasta aquí nos hemos centrado en las prácticas desplegadas por las mujeres
para el sostenimiento del pacto de cese al fuego.
A pesar de que cada estrategia tiene su aporte especial al objetivo principal,
cada una a su vez refuerza a las otras, funcionando así como la conjunción de
diferentes acciones entramadas que producen un resultado final: las Comisiones
de convivencia como proceso de eficacia colectiva contra la violencia.
Queremos de nuevo hacer énfasis en que las prácticas aquí detalladas, si
bien, tal como las hemos develado de los relatos de las mujeres, revelan alguna
regularidad, ameritan la coordinación y puesta en relación de las mujeres y de
éstas con los varones, y se expresan en el logro colectivo del mantenimiento del
pacto, también es fundamental no olvidar que se trata de prácticas contingentes,
forjadas en el calor de los acontecimientos en cada ocasión.

La amenaza de denunciar a
los jóvenes que pudieran estar
infringiendo los acuerdos es
una de las estrategias que
genera mayor inquietud y
ambivalencia en las mujeres
de las Comisiones, pues
interpretan que a través de
ella logran cierto control
efectivo, pero su concreción
pudiera generar una ruptura
en la relación con los jóvenes.
Si bien se considera como la
última medida a utilizar, su
inminente implementación
genera confusión y dudas, por
el vínculo afectivo que existe
con los jóvenes y también por
la desconfianza en las
instituciones encargadas de
ejecutar los procedimientos
asociados a la denuncia. En
consecuencia, la imposibili-
dad de llevar adelante esta
acción tiende a debilitar la
credibilidad de las Comisiones.

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LAS ESTRATEGIAS DE APOYO ENTRE MUJERES Y LAS ESTRATEGIAS DE CONTENCIÓN


FRENTE A LOS VARONES

LAS ESTRATEGIAS ENTRE MUJERES

Darse apoyo para continuar Los desafíos de participar en la Comisión son importantes, una de
las estrategias que les permite continuar es el apoyo mutuo, las
mujeres se acompañan y se ofrecen soporte afectivo en momentos
de dificultad o desánimo.

El ser un grupo de mujeres, permite alternarse en la faena del


darse ánimo. El poder del “darse ánimo”, funciona, en efecto como
un recurso movilizador que actúa a partir de la acumulación de
energías y voluntades para arrastrar a las otras temporalmente
“desanimadas”.

Exigencia recíproca Entre las mujeres, plantear el escenario de miedo y violencia (re)
activado por el eventual cese de las comisiones funciona como
reclamo eficaz en los momentos de desánimo y les exhorta a
continuar en la tarea.

Apoyarse en el establecimiento de Frente a las dificultades de ejercer la autoridad como madres solas,
límites frente a los hijos en la comisión, en compañía de sus pares, las mujeres madres
ejercen una autoridad colectiva, apoyada y sustentada, en esta
identidad colectiva, la Comisión.

Presentarse como “miembro de la Comisión”, frente a sus hijos o


sobrinos varones permite interpelarles, aludiendo que se trata de
los compromisos comunitarios que todos están obligados a cumplir.
Esta estrategia, favorece, si se quiere a “despersonalizar” el con-
flicto, posibilitando la participación de otras mujeres y adquiriendo
mayor peso la presión de la madre en este juego de equilibrio de
fuerzas que constituye el establecimiento de límites a la acción de
los
varones jóvenes.

La vigilancia permanente, la intensa


comunicación y la movilización veloz El compromiso de las mujeres con el sostenimiento de la convivencia
comunitaria se traduce en la disposición permanente a observar, y
comunicarse entre ellas para activarse. La cercanía física en el
vecindario posibilita esta vigilancia eficaz. Las mujeres se van
pasando los mensajes o corren las voces necesarias para reunirse.
La reunión de emergencia producto de las voces que se corren en
la inmediatez de los eventos y en consecuencia de la movilización
veloz, comprende la acción femenina en bloque frente a los
jóvenes, constituye una de las herramientas supremas en el arduo
juego dado en las relaciones de poder cotidianas en este barrio.

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LAS ESTRATEGIAS DE LAS MUJERES FRENTE A LOS VARONES

El plano de la acción individual

Acción personalizada: El vínculo afec- Esta estrategia comprende la relación personal que sostienen algu-
tivo con los jóvenes en la vida coti- nas de las mujeres (madres, tías, madrinas) con los jóvenes. Los jó-
diana. venes son sensibles a sus comentarios y estas mujeres a su vez se
responsabilizan individualmente de sus varones parientes. Aquí se
trata de un control social por cercanía afectiva, por compromiso re-
cíproco de mujeres y varones familiares. Estas mujeres cumplen un
rol fundamental en la comisión pues constituyen el enlace con los
varones, legitimado por la confianza y los vínculos familiares, así
como la vivencia de largos años de cercanía.
El plano de la acción colectiva

Las normas claras La eficacia del pacto, a pesar de todas las dificultades y fragilida-
des, se vincula con la claridad en las normas compartidas, con el
compromiso y determinación de las mujeres en no "querer más
tiros", en “no querer más muertes”. Una de las estrategias simbóli-
cas fundamentales ha sido poner por escrito los acuerdos, agregar
los números de cédula de los implicados y firmar. Se trata del sello
de la palabra escrita, la explicitación del consenso y compromiso
con el pacto. Se trata de darle “peso” a los acuerdos.

El uso de la palabra: la negociación y Uno de los aspectos más originales de esta experiencia es precisa-
los acuerdos construidos. mente el uso de la palabra, el reconocimiento mutuo y el diálogo
como medio para establecer la convivencia y cese al fuego —lo que
no le exime de tensiones, conflictos y en general, toda la compleji-
dad de la convivencia, más aún en contextos de desamparo y pro-
fusión de armas. Así, la importancia de las normas claras viene
acentuada además por el valor que otorgan los propios jóvenes a
"su palabra”, como narraron las mujeres.

La intolerancia y la respuesta rápida Las mujeres que viven en el barrio, en espacios privilegiados para
frente a las amenazas de enfrenta- observar, narran que se la pasan pendientes y ellas mismas incre-
mientos armados. pan a los jóvenes. Este estar pendientes, así como la cercanía y la
densidad de las relaciones en el barrio, es lo que, permite jugar con
la reputación del joven y posibilita la movilización rápida y en blo-
que para las reuniones de interpelación.

Actuar en bloque: a todas no nos van El estar juntas, unidas, abre, en situación, la posibilidad de enfren-
a apachurrar tar la asimetría frente a varones armados. Este poder acrecentado y
dado por la acción conjunta es subrayado de manera importante
por las mujeres y es evidente en sus relatos la conciencia del
“juego de fuerza” con los varones. Las reuniones constituyen así la
escena fundamental de interpelación y será necesario actuar de
manera de revelar la contundencia de sus intenciones frente a los
intentos de infringir el pacto.

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Una manera de hablar: decir las La manera de hablar “directo” “fuerte”, permite a las mujeres mos-
cosas claras trarse en bloque, con intenciones contundentes. Esta estrategia, al
estar preñada por el esfuerzo dramático aleccionador, constituye
una de las más visibles, y así lo destacan las mujeres y los varones.

Las amenazas de denuncia La amenaza de denuncia en el marco de las reuniones comunita-


rias constituye una estrategia extrema utilizada por las mujeres
cuando los varones han infringido sistemáticamente los acuerdos
comunitarios.

A pesar de que cada estrategia tiene su aporte especial al objetivo principal, cada
una a su vez refuerza a las otras, funcionando así como la conjunción de
diferentes acciones entramadas que producen un resultado final: las comisiones
de convivencia como proceso de eficacia colectiva contra la violencia.

Las prácticas aquí detalladas si bien revelan alguna regularidad, ameritan la


coordinación y puesta en relación de las mujeres y de éstas con los varones, y se
expresan en el logro colectivo del mantenimiento del pacto, también es
fundamental no olvidar, que se trata de prácticas contingentes, forjadas en el
calor de los acontecimientos en cada ocasión.

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Ahora, si en la escena de confrontación se presentan funda-


mentalmente las mujeres y los varones, la construcción y sosteni-
miento del pacto ha sido el resultado de un largo proceso en el
tiempo de preparación. Comprende el encuentro de una diversidad
de actores que se han implicado activamente, cada uno aportando
desde sus posiciones y recursos, a mantener tensa y compacta
esta red de contención de enfrentamientos armados.

LOS RECURSOS SOCIALES, MATERIALES Y CULTURALES


Las comisiones de convivencia maniobran como redes de
contención frente a las amenazas de violencia armada de los jóvenes
en el barrio. Esta contención efectiva exige el sostenimiento de una
potente red de vecinos comunicándose y movilizándose y dispuestos
a interpelar de modo permanente a los jóvenes.
La potencia de esta red y su sostenimiento en el tiempo, en
El resguardo de los acuerdos medio de las adversidades y la dureza del trabajo, depende a su
de convivencia exigen el vez de una red de aliados que, con su soporte, permiten que el
sostenimiento de una potente
tejido siga “resistente”. Así, alrededor de las Comisiones se reúnen
red de vecinos comunicándose
y movilizándose y dispuestos a y se entrelazan distintas redes sociales que coinciden y se comprometen
interpelar de modo permanente a partir de la diversidad de sus intereses, perspectivas sobre las
a los jóvenes. La potencia de
relaciones sociales, y recursos, con el cese al fuego.
esta red y su sostenimiento en
el tiempo, en medio de las
adversidades y la dureza del Los recursos sociales
trabajo, depende a su vez de Las redes sociales entendidas de manera general como patrones
una red de aliados que, con
su soporte, permiten que el de relaciones de intercambio y de comunicación sostenidas entre
tejido siga “resistente”. grupos o colectivos de personas, se advierte con recurrencia en las
narrativas de las mujeres cuando dan cuenta de sus acciones en
el seno de la comisión. En palabras de una de las mujeres al
evocar la constitución de las Comisiones:
“…los miembros de la Comisión de convivencia íbamos a ser el
canal de comunicación, entre esta problemática, por ejemplo
surgía algún problema, en alguno de los sectores con alguno de
los muchachos del otro sector, se le iba a plantear a la Comisión
de convivencia, y esta se iba a reunir a plantear la problemática, y
se iba a solucionar. Si reincidía ya se iba a tomar medidas más
fuertes, por ejemplo la denuncia…”.
En esta perspectiva entendemos las redes sociales como
portadoras de recursos sociales en sí mismos: apoyo mutuo;
soporte ante las dificultades, acompañamiento en la crianza de los
hijos; compromiso en el sostenimiento del pacto; capacidad de
ejercer presión y la movilización que conlleva.
Los recursos sociales portados por las redes sociales vienen

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dados por aquellos aliados que han abierto el horizonte para


concebir que, en medio de la violencia armada, el reconocimiento
recíproco y el diálogo constituyen la vía para construir convivencia.
Se trata pues de aquellas figuras que han introducido nuevos
significados y las oportunidades y apoyos materiales para forjar la
convivencia. Las redes sociales pueden
La presencia de estos aliados, las ayudas reales que han sido entenderse como patrones de
relaciones caracterizados por
capaces de proveer y su compromiso afectivo con las mujeres y el intercambio y la comunica-
con la convivencia constituyen los fundamentos que posibilitarán ción sostenida entre grupos o
el proceso de transformación, su sostenibilidad en el tiempo y la colectivos de personas. En el
caso de las Comisiones de
superación de dificultades.
Convivencia las redes propor-
Entre estos aliados se encuentran figuras fundamentales que cionan una serie de recursos
otorgan acompañamiento afectivo, producen espacios de reflexividad dados en la alianza con otras
y están allí de modo permanente para animar. Catuche contó con figuras e instituciones que
consisten en: apoyo ante las
la figura de un sacerdote, una coordinadora comunitaria de Fe y dificultades, acompañamiento
Alegría y la presencia de psicólogos que acompañan a esta en la crianza de los hijos,
coordinadora. compromiso en el sostenimiento
del pacto y capacidad de
movilización.
Un activismo histórico y el promotor del diálogo
El Sacerdote Jesuita José Virtuoso es una persona querida y
respetada en el barrio, a la cual se le reconoce un largo trabajo de
activismo constante. El Padre Virtuoso desde un principio reconoció
que la integración de los jóvenes involucrados en el conflicto
armado era fundamental para solucionarlo, y así lo recuerda él
mismo, cuando a finales de la década de los ochenta tuvo que
entrar al barrio y dialogar con los jóvenes para iniciar el trabajo
pastoral.
Este personaje es un actor fundamental en la movilización y es
quién impulsa muy tempranamente una marcha por la paz la cual
culmina en la celebración de misa que contó con la asistencia de
un número importante de personas de la comunidad. En esa
marcha, se convocó a todos los habitantes a comprometerse con
el cese de la violencia y el desafío constituía atravesar sectores por
donde ya no se podía transitar por la acción de bandas armadas
enfrentadas.
Este mismo sacerdote es el promotor de la idea de comenzar a
“dialogar” con los jóvenes de uno y otro sector para establecer un
acuerdo y comienza a actuar en correspondencia. Así, como
antecedente a las Comisiones de Convivencia, y posterior a la
marcha por la paz, se recuerda la organización de una mesa de
diálogo con los jóvenes de los sectores, en la cual el Padre Jesuita
sirvió como mediador. En ese entonces se firmaron acuerdos con

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los jóvenes pero no se sostuvieron en el tiempo.


También, fue por designio del Padre Virtuoso la presencia de
Doris, la coordinadora comunitaria, con la misión expresa de
construir convivencia. Esta presencia ha sido, y continúa siendo
fundamental en el establecimiento y sostenibilidad del proceso de
cese al fuego.
Actualmente este sacerdote continúa siendo un actor fundamental
en el sostenimiento del pacto, por un lado a través de la palabra en las
misas que todavía oficia en la comunidad, así como a través de la
conversación permanente con la coordinadora comunitaria. Su
presencia y compañía otorgan pleno sentido y reiteran el compromiso
afectivo permanente a la actividad de la promotora comunitaria.

La coordinadora comunitaria: la señora que formó las comisiones


La coordinadora comunitaria constituye un aliado fundamental
en el proceso y trabajo cotidiano comunitario, además mantiene
una presencia y guía permanente del maniobrar de las comisiones.
Esta persona, que figura como coordinadora comunitaria
vinculada a Fe y Alegría, organización que ha ganado espacios de
La coordinadora comunitaria confianza entre los habitantes del barrio, constituyó una presencia
de Fe y Alegría en Catuche. se fundamental para promover y facilitar el encuentro inicial entre las
ha convertido en una guía
permanente para las mujeres de mujeres, y entre las mujeres y los jóvenes, y aún hoy es una
las Comisiones. Es considerada importante acompañante para el sostenimiento de los acuerdos
una facilitadora imparcial, en el tiempo. Es considerada como una facilitadora imparcial. La
pues no se identifica con ninguno
importancia de mantenerse imparcial y no ser identificada como
de los grupos en conflicto, lo
que le permite conservar su parte de ninguno de los grupos en conflicto la ha hecho conservar
legitimidad como figura su legitimidad, característica fundamental de la figura de mediadora.
mediadora. Ella proporciona La coordinadora se ha constituido en una aliada fundamental
un control que resguarda las
relaciones entre las mujeres, para promover las reuniones —lo que implica, buscar a las
siempre cargadas de mucha mujeres, llamarlas, asegurar su presencia en las reuniones de la
tensión por los vínculos comisión— hacer cumplir los acuerdos, dar seguimiento, animar
familiares con los jóvenes en
y motivar frente a períodos de fatiga.
conflicto. Esta contribuye en el
sostenimiento de los acuerdos Doris ha desempeñado un rol central en la gestión de los
buscando y llamando a las mu- conflictos entre las mujeres dentro de cada Comisión y entre las
jeres para asegurar su presen-
Comisiones, así como en los conflictos con los jóvenes, promoviendo
cia en las reuniones de
Comisión, recordando la permanentemente el encuentro. En ese sentido, la coordinadora
necesidad y los beneficios de comunitaria constituye también una figura de control al resguardar
cumplir con el pacto, dando las relaciones entre las mujeres, a veces llenas de tensión por los
seguimiento a la actividad de
las mujeres, pero también vínculos familiares con los jóvenes en conflicto. Constituye también
animándolas en los momentos una figura de control al mantener vivo el compromiso afectivo con
de fatiga. las mujeres y a partir de este ejercer ascendencia.

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Las Organizaciones que hacen vida en la comunidad


El barrio “Catuche” tiene una larga historia de activismo social
y comunitario, y en ella, la participación de diversos actores ha
sido una constante. Esto ha generado una dinámica de participación
comunitaria impulsada y fortalecida por organizaciones guberna- El establecimiento de alianzas
mentales, universidades que han ayudado a satisfacer necesidades con instituciones externas a la
comunidad ha sido clave para
básicas a través de diversos servicios sociales (educación, asistencia
fortalecer el activismo social
psicológica, salud, urbanismo, etc.), brindando a las personas en Catuche.
herramientas a través de las cuales se puedan promover y concretar
acciones colaborativas para la transformación social y solución de
los problemas comunitarios.
Organizaciones como Fe y Alegría, el Centro Gumilla y universidades
como la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Central
de Venezuela han trabajado de la mano con la comunidad, y
abriendo paso a iniciativas comunitarias, como las Comisiones de
Convivencia, tal como se discutió en la segunda parte de este
documento.

Los varones en las redes clandestinas de un sector


La participación de los jóvenes en los acuerdos es uno de los
relatos que insistentemente aflora cuando las mujeres evocan las
reuniones fundacionales del pacto y de las Comisiones.
Al conversar con los jóvenes, es notable la reivindicación por el
protagonismo en el sostenimiento del pacto que se adjudican los
varones:
Enrique: “Es que sí se puede, o sea sí es entendible, la
Comisión tiene su función, pero la mayoría de las veces somos
nosotros”.
Javier: “En realidad, si nosotros no quisiéramos todo esto, lo
que hemos construido, lo poco que hemos construido, si nosotros
en verdad no hubiésemos querido nada, no se da nada”.
La relación de las mujeres y los varones en Portillo, se teje en
esa ansiedad cotidiana. Los varones reivindican una autoría y el
protagonismo en el sostenimiento del pacto y la relación se juega
en la tensión de las reuniones de confrontación, pero también en
la voluntad de tejer encuentros y reuniones donde cada uno
participa en eventos que cementan las relaciones comunitarias,
como limpiezas colectivas o proyectos de visitas externas.
El pacto constituye un acuerdo de reconocimiento mutuo.
Tanto en Portillo como en La Quinta, con todas las diferencias que
existen en las relaciones entre jóvenes y mujeres, las mujeres en
ambos sectores admiten la disposición de los jóvenes a reconocerlas

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y su cuidado en adherirse a los acuerdos.


Si bien para jóvenes hombres implicados en negocios clandestinos como la
venta y distribución de drogas, el pacto puede garantizar la tranquilidad necesaria
para prosperar y continuar el negocio sin mayores obstáculos, también estos
jóvenes son miembros del barrio. El ser hijos y sobrinos de estas mujeres, les
torna, en efecto, susceptibles a sus demandas, súplicas, y sobre todo a su
sobresalto y zozobra cotidiana de vivir bajo enfrentamientos armados.
Adicionalmente, al ser cercanos a estas mujeres, por esta condición también
han tenido el enlace con los actores externos que contribuyeron a forjar el
horizonte de una convivencia posible.
Así, puede desprenderse que el estado de sobresalto de las madres, el
vínculo de los jóvenes con Doris y con el padre Virtuoso; la preocupación por
forjar una tranquilidad en el barrio que permita el desenvolvimiento del negocio,
constituyen, sin duda, buenas razones todas para implicarse en el pacto y
sostenerlo en el tiempo. Se trata pues de actores fundamentales insertos en redes
muy diferentes comprometidos en el sostenimiento del pacto.
Así, la presencia e interacción de estos aliados, los compromisos afectivos
que producen, la confianza en el apego al respeto comunitario y los recursos que
invierten en la convivencia, evidencian la acción en redes; y puede constatarse
como las acciones y movimientos de cada uno se afectan recíprocamente.

Los recursos materiales: la base espacial y material para el encuentro


Los recursos materiales constituyen las condiciones del entorno y los medios
materiales concretos que hacen plausible el pacto de convivencia y su sostenimiento
en el tiempo.
Una de las condiciones fundamentales que torna posible el pacto, las reuniones
de las mujeres y las sesiones de las Comunidades Cristianas constituye la base
social material dada por el espacio físico comunitario.
Este espacio, que anteriormente era un basurero, fue recuperado y convertido
en el Centro Comunitario de La Quinta a partir de la iniciativa del trabajo colectivo.
Esta recuperación forma parte de la larga historia de activismo para la mejoría
comunitaria de Catuche.
El Centro se erige como testimonio de la capacidad de transformación de la
acción conjunta así como de la importancia de los aliados en esta tarea: de un
vertedero de basura al Centro Comunitario Fe y Alegría (La Quinta). El lugar
acondicionado y equipado (teléfonos, computadores, etc), cuenta además con un
jardín verde rigurosamente cuidado y se ha constituido en efecto en la base social
material de las reuniones de las mujeres y de éstas y los varones.
El relato de la conformación de las comisiones y el alcance de la tregua se
construye en íntima relación con la narrativa de activismo por la recuperación de este y
otros espacios circundantes. La consecución del alumbrado forma parte del repertorio
de narrativas de agencia que se cimienta en la historia de las comisiones.

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La activación de las mujeres, con el soporte de los aliados, en


el despliegue de estrategias de contención frente a la violencia ar-
mada de los jóvenes y esta proyección en el espacio con la recu- El pacto constituye un
peración del entorno, se acerca a lo que S. Pinheiro denomina la acuerdo de reconocimiento
mutuo, que si bien no está
creación de entornos seguros (Pinheiro, 2006). Nótese algunos libre de tesión, implica la
puntos en común con las interpelaciones del autor: indiscutible valoración de los
La estructura física de una comunidad, su densidad de pobla- jóvenes como interlocutores
para sostener la convivencia
ción y su distribución, así como la disponibilidad de servicios e
en el marco de los límites que
instalaciones que apoyan el bienestar familiar, tienen un efecto establece la tregua.
importante en las relaciones sociales y en el hecho de que los
adultos y los niños y niñas se conviertan en víctimas de la violen-
cia (…). El diseño de los espacios públicos puede determinar si
son escenarios potenciales para la violencia. El diseño ambiental,
como el alumbrado público, puede ayudar a prevenir el crimen y a
reducir la sensación de inseguridad. Cada vez hay más evidencias
de que la mejora en el alumbrado público logra reducir el crimen,
al aumentar el sentido de pertenencia a la comunidad y el control La articulación de alianzas y
social informal, más que incrementar la vigilancia y las medidas el histórico activismo social en
Catuche ha derivado en la
de disuasión (Pinheiro, p. 303, 2006) 4.
construcción de centros
La mejoría del entorno fruto del aporte de los aliados, y la acti- comunitarios como el de La
vación de las mujeres se constituye en un resultado de la acción Quinta, estructura que
testimonia el empeño
en redes, y se vuelve a su vez en condición para la posibilidad de
transformador de sus
sostener el pacto. La construcción de un espacio seguro, accesi- habitantes, proporcionando
ble, equipado, constituye un recurso fundamental para permitir el un espacio seguro y equipado
encuentro y el desenvolvimiento de las prácticas de apoyo mutuo para que las Comisiones de
Convivencia desarrollen sus
entre mujeres y de contención frente a los varones. actividades. A partir de esta
base material, junto al esta-
La remuneración de la coordinadora comunitaria blecimiento de la tregua, se
permitan promover otra serie
Otro de los recursos materiales fundamentales para el sosteni-
de cambios ambientales como
miento del pacto constituye el salario de la coordinadora comunita- el mejoramiento del alumbrado
ria. Este pago establece la posibilidad concreta de contar con la público, que a su vez, prevendrá
fundamental presencia y dedicación de Doris como soporte de las la ocurrencia de nuevos eventos
violentos.
mujeres en el sostenimiento del pacto. Ya hemos visto que esta
presencia cardinal se constituye en guía, garantía del proceso y
resguardo de las relaciones entre las mujeres.

4 En el Estudio Mundial, en el capítulo sobre violencia contra niños y niñas en la comunidad y específicamente en la
sección sobre las respuestas de prevención situacional comunitaria, una de las recomendaciones concretas constituye
la creación de entornos seguros: “Los gobiernos deben asegurar que en las iniciativas de rehabilitación urbana se hagan
esfuerzos por hacer los espacios públicos más seguros por medio, por ejemplo, de elementos de diseño como una
mejor iluminación. Además, el diseño urbano debe incluir lugares públicos y rutas seguras para los niños y niñas den-
tro y entre las comunidades” (Pinheiro, p. 2006: 336).

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Este aporte, subraya una vez más que para el desarrollo de esta potencia de
la acción comunitaria coordinada para el logro de objetivos comunes, se requiere
de la inversión de recursos que permitan la presencia y comunicación continuadas
en el tiempo y en el espacio (Sampson, Raudenbush, & Earls, 1997). Desde el
punto de vista de las mujeres, en especial una figura como la de Doris, orientada
a promover convivencia y clave en el sostenimiento del pacto, se trata del acceso
a recursos que permitan invertir su tiempo, que de otra manera deben dedicarlo
al logro de un sustento siempre al borde de lo indispensable (Lister, 2005).

La importancia de la remuneración al trabajo comunitario es subrayada por Ricardo


Bolívar, líder comunitario caraqueño de larga trayectoria: “Hay que pensar que la
gente que está haciendo el trabajo tiene que hacerse profesional, tiene que vivir
de ello (…) tratar de alguna manera de encontrar los medios desde el trabajo
que se está haciendo, con la comunidad, que ese mismo trabajo pudiera darles
medios de vida para continuar en eso” (Bolívar, citado en Farías, 2008). Se trata
pues de valorar, al tiempo que se reconoce, la necesidad de sufragar un sustento
de vida para garantizar la permanencia y el tiempo dedicado por las mujeres a la
micropolítica de sus vecindarios 5. Mujeres que bajo la ética del cuidado, se
comprometen con la preservación de la vida de hijos y familiares y los beneficios
de esta implicación se expanden al vecindario en su conjunto (Lister, 2005).

Figuras como la coordinadora


comunitaria son indispensables
para el sostenimiento de las
Comisiones de Convivencia.
Esta tarea requiere una amplia
dedicación de su tiempo diario
y semanal, además de exigir un
importante compromiso perso-
nal. Una labor de este tipo sólo
es posible mantenerla si se es-
tablece una adecuada remune-
ración socio-económica, que
permita esta dedicación, por
tanto quien apoye iniciativas
como éstas debe considerar la
inversión de recursos financie-
ros para este fin.

5 Ruth Lister (Lister, 2005) bajo la necesidad de comprender de manera mas acu-
ciosa la vida social y política de las mujeres de sectores populares y bajo la pers-
pectiva de establecer una teoría feminista de la ciudadanía, habla de micropolítica
para denominar la acción política de pequeña escala en el nivel local de las comu-
nidades; la política informal desarrollada a nivel local se forja fuera de los estructu-
ras formales de los partidos políticos, aunque puede estar implicada con estas
estructuras.

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Dispositivos de comunicación para la movilización: los teléfonos


celulares
Finalmente, otro recurso fundamental para la movilización
colectiva y la inmediata capacidad de respuesta de las mujeres
constituyen los teléfonos celulares. En efecto, las nuevas tecnologías
contribuyen a la eficacia y a la ampliación de la capacidad de
control (contención) de las mujeres al permitir la comunicación y
veloz movilización. Se trata ahora de cómo los distintos dispositivos
tecnológicos de comunicación penetran cada vez más aspectos de
la vida cotidiana, de cada vez más amplios grupos de la población,
potenciando las capacidades de coordinación y respuestas de
acción conjunta. La comunicación e inmediatez en la toma de
decisiones que favorecen dispositivos como los teléfonos celulares
permiten entonces realizar las reuniones de urgencia, tomar
decisiones colectivas y comunicarlas haciendo posible lograr los
objetivos planteados. El que las mujeres involucradas
en las Comisiones de
Convivencia estén equipadas
Los recursos culturales
con teléfonos celulares
Los recursos culturales constituyen aquellos significados potencia su capacidad de
compartidos que permiten las definiciones comunes y el despliegue movilización y respuesta
rápida para proteger los
de acciones en consecuencia. En este sentido, son significados,
acuerdos y contener la
que constituyen, si se quiere, “herramientas” para la acción colectiva violencia.
por su capacidad de producir apuestas comunes y movilizar
(Swidler, 1995).
La figura y el actuar de la madre, como se ha hecho evidente a
lo largo de este texto, constituye uno de los recursos culturales por
excelencia que incorporado en los ritos de interacción, permite el
juego de equilibrio de fuerzas en el cual se impone estratégicamente
la ascendencia moral de la figura de la madre frente a jóvenes
varones con armas.
La relevancia de la madre y su protagonismo cultural en Venezuela
ha sido destacado en numerosos estudios (Hurtado, 1998;
Moreno, 1997). Y en efecto, el ser mujer y madres les otorga
autoridad cultural para interpelarlos, para llamarles la atención y
para desempeñar en situación el personaje de la madre con todo
su componente dramático. Jenifer, cuando daba cuenta de sus
acciones en la confrontación de los jóvenes explicó:
“Como si fueran hijos de uno pues. ... llamarles la atención:
‘Mira ven acá, tú sabes que hay unas reglas, unas normas.
Nosotros decidimos unos acuerdos, los compartimos’ ”.
En el maniobrar cotidiano se trata de mujeres que se hacen
responsables de sus varones. Ellas asumen la responsabilidad;

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dan la cara por ellos y se comprometen a llamarles la atención.


Finalmente, la voluntad de alcanzar, consolidar y preservar la
mejoría de las condiciones de vida se vincula a la condición de
madre, de querer un futuro para los hijos, también para los nietos,
sobrinos:
“¡Hay niños! La mayoría son sobrinos, hijos, tengo mis hijos,
Las mujeres madres tienen un vienen mis nietos, entonces nosotros lo que queremos es esto, la
protagonismo cultural en las paz, y lo hemos logrado, gracias a Dios, lo hemos logrado, y
comunidades populares de
Venezuela. Esto les facilita y queremos seguir en esto, no queremos echar para atrás”.
legitima para aproximarse a los
jóvenes con una autoridad El diálogo reflexivo como herramienta para producir acuerdos
afectiva que les permite hacerse
Los relatos de las mujeres y también los de los jóvenes
responsables de contenerlos y
participar en el equilibrio del entrevistados, dan cuenta de un deseo de acabar con los enfrenta-
poder. mientos y del valor que dan las partes involucradas al diálogo
como factor clave para lograrlo.
Primeramente, la importancia del diálogo reflexivo (Llorens,
2005) es que este posibilita la toma de distancia frente a la
realidad de enfrentamientos armados cotidianos, de trasmisión
rutinaria de rencores y deseos de venganza incorporados y
aceptados de manera automática, para cuestionarlos y plantear
que la vida puede llevarse de otras maneras. Es una herramienta
fundamental para favorecer la agencia colectiva al permitir sacudir
la actitud
natural para abrir horizontes distintos y posibles de convivencia.
El diálogo como herramienta cultural les permitió desarrollar
una narración creativa como parte de un proceso continuo que los
conecta como personas, por eso ha sido considerado un elemento
central en cada modelo de transformación organizativa y para la
eficacia de cada acción de grupo (Schein cit. Piccardo, 1995). A
través del diálogo se identifican preocupaciones, se comparten
expectativas, y a partir de allí comienza, no sólo el sentido de
colaboración, sino la empatía, entendida como la capacidad de
sentir y comprender las pasiones y razones del otro, sin estar
necesariamente de acuerdo con él.
La empatía, esta disposición y capacidad de tratar de ver el
mundo desde la perspectiva del otro, es un factor clave en la
construcción de paz (Pepinsky, 2006). Su importancia radica en
que en momentos de empatía, la causación de daños, el miedo, la
falta de respeto o el desprecio a otros, se ve reducida.
A través del encuentro y la empatía generada a través del
diálogo, muchas mujeres pudieron deshacerse de los deseos de
venganza.

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El encuentro y el diálogo a través de las reuniones permitieron


que las partes se vieran a sí mismas y se pusieran en contacto con El encuentro y el diálogo
el dolor del otro, con los problemas del otro, con las muertes de reflexivo son estrategias
fundamentales para la
otros, y a la vez con las propias. Las reflexiones de Nancy sobre el
contención de la violencia y la
dolor compartido por las muertes son muy oportunas: reconstrucción de los lazos
“Cada una de nosotras tenemos algo en común, indiferente- sociales. El diálogo reflexivo
permite tomar distancia de la
mente por los problemas que hayan sido, cada una de nosotras
abrumadora cotidianidad y
tenemos algo en común (…) porque es un dolor de cada quien, eventualmente cuestionar su
porque por lo menos a ella le matan a su sobrina, a mí me natural funcionamiento. El
mataron un hermano, o sea, retirado de aquí pero igual tenemos diálogo reflexivo permite
exponer preocupaciones,
un dolor, ¿tú me entiendes? Haya sido aquí o haya sido allá, el expectativas e incluso,
solamente estar aquí juntas, ya por lo menos, yo las veo a ellas, es reconocer el dolor del otro, el
un dolor que ellas pasaron al igual que yo lo pasé en aquel sufrimiento compartido que
abrirá las puertas de la
momento. ¿Diferente? No podemos decir que es diferente el dolor,
empatía, haciendo posible el
porque es igualito, desaparece una persona, entonces yo digo, planteamiento de escenarios
que es una de las cosas que nos une. Estar aquí tiene un poquito distintos a través de la acción
de dolor.” transformadora de la iniciativa
colectiva.
Son el encuentro y el diálogo los elementos que impulsan la
transformación de una violencia destructiva hacia la reconstrucción
de los lazos sociales rotos. Ellos facilitan la vía para el reconocimiento
del otro, evento fundamental en los procesos de pacificación.

Pistas para la Acción 53


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El respeto comunitario como principio regulador de la vida social


en el barrio
La vida en el barrio se sostiene a través de principios que
regulan la vida social. El respeto comunitario, alejado de principios
impersonales como las leyes e íntimamente vinculado a la persona
física, constituye el recurso cultural que permite establecer límites
y parámetros para juzgar las conductas, en un contexto de indeter-
minación y de vulnerabilidad.
El respeto permite denunciar, distinguir y señalar a aquellos
que a través de su comportamiento violan las normas consideradas
como necesarias para preservar el vínculo social (Vidal, 1999). Por
ello, aquellos jóvenes que infringen sistemáticamente el respeto
comunitario son denominados azotes y pueden ser sometidos a
escarmientos como la denuncia, y en casos extremos a la ejecución
o linchamiento.
El respeto como principio que rige las relaciones en el barrio,
La vida en el barrio se sostiene constituye el reconocimiento de la persona y el tratamiento que
a través de principios que merece en retorno; este tiene que ver con la consideración hacia
regulan la vida social. El el otro y con el consecuente ajuste de las propias acciones
respeto, alejado de principios
impersonales como las leyes e porque se advierte su existencia, su humanidad; es decir, sus
íntimamente vinculado a la necesidades y su dignidad.
persona física, constituye el En el mundo del barrio la vida depende de las relaciones
recurso cultural que permite
interpersonales y de allí la importancia del respeto como forjador
establecer límites y parámetros
para juzgar las conductas; en de límites que permiten el desenvolvimiento de la convivencia. Las
un contexto de indeterminación comisiones, en este sentido, se constituyen en guardianas de
y de vulnerabilidad.
límites. El respeto como el principio que regula la vida comunitaria,
Las Comisiones de Convivencia
encuentran en este recurso es el fundamento sobre el cual se forja el pacto y es a partir de
cultural una herramienta fun- éste que las mujeres activan las interpretaciones de los eventos, se
damental para la vigilancia de movilizan en consecuencia e interpelan a los jóvenes por sus
los acuerdos.
desviaciones con respecto a este principio regulador.
Por otro lado, en términos de las relaciones interpersonales y
familiares, el respeto es el reconocimiento absoluto que todo buen
hijo debe tener siempre hacia su madre. Este principio integrado
en esta dinámica comunitaria es puesto en acción por las mujeres
en el desempeño de su personaje de madres. Así, un principio
fundamental en la vida del barrio como es el respeto, un personaje
central como lo es la madre, son creativamente activados en el
pacto produciendo esta inédita manera de contener los
enfrentamientos armados.

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LAS ACCIONES ENTRAMADAS EN LAS REDES DE SOPORTE Y


CONTENCIÓN
La complejidad de esta experiencia así como su potencia vienen dadas preci-
samente por la reunión de tan distintos actores con muy diversos recursos y su
disposición a entramarse; es decir, comprometerse en cursos de acción conjunta
en pos de un objetivo compartido aportando cada quien desde su posición y
disponiéndose cada uno a orientar y reorientar sin cesar sus acciones en virtud
del reconocimiento recíproco de los múltiples otros enlazados en el sostenimiento
pacto.
Esta diversidad de actores reunidos, entramados desde posiciones tan
distintas, implicados cada uno en la relación con el otro y en una apuesta común,
abre la posibilidad de pensar diferente, visualizar horizontes futuros distintos y
sostener en el tiempo los acuerdos logrados.
La creatividad cultural de esta experiencia fruto de la urgencia, esta potencia
de la acción coordinada para el logro de objetivos comunes que se refleja en la
evitación de los enfrentamientos armados puede entenderse como un proceso
particular de eficacia colectiva (Sampson, Raudenbush, & Earls, 1997).
El logro de la eficacia colectiva que previene y evita la violencia interpersonal
es susceptible de ser lograda en barrios en los que existe un tejido organizativo y
social arraigado, el cual es producto de la formación de vínculos sociales —lo que
toma tiempo—y de la inversión de recursos en la mejoría del contexto que favorece
la implicación de los vecinos en el espacio público (Sampson, Raudenbush, &
Earls, 1997) 6.
En efecto en Catuche podemos constatar un proceso de eficacia colectiva,
ampliando nuestro campo de visión para incluir una densa red de colaboradores
internos y externos, unos más visibles, otros menos visibles, entramados y
comprometidos en los acuerdos de convivencia y el cese al fuego.
La metáfora de la red de contención en la constelación de redes visibles y
menos visibles resulta muy oportuna para nuestra interpretación, a condición de
pensar estas redes como proceso social en el fragor y en medio del dinamismo
aquí involucrado. En este sentido, como hemos sostenido, es necesario pensar
los distintos hilos (agentes) de esta red en distintos movimientos y en virtud de
sus recursos disponibles.

6 Ahora bien, explicita el autor: “reconocer que la eficacia social cuenta, no implica que las
desigualdades sociales pueden ser ignoradas. En ese sentido, la alta movilidad residencial
que impide el desarrollo de vínculos sociales y la acumulación de desventajas alimenta la dis-
rupción institucional y socaba la capacidad de control social sobre la vida colectiva”. (Samp-
son, Raudenbush, & Earls, 1997).

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Así, al afinar la mirada analítica para distinguir la diversidad de


En Catuche parece haberse mociones que sostienen este tejido social en acción y en tensión,
dado un proceso de eficacia podemos distinguir los siguientes movimientos, que constituyen
colectiva, pues lograron una
lógicas o sentidos de relación social tejidos entre los distintos
contención de la violencia
interpersonal en el contexto de agentes sociales internos y externos que permiten resistir las tentativas
un tejido organizativo y social de ruptura de pacto y sostener la labor de las Comisiones.
arraigado, producto de un Interesa destacar, no tanto los agentes en sí mismos como los
trabajo prolongado en el tiempo,
donde se ha invertido en la movimientos, las lógicas de relaciones sociales que permiten y
mejora del bienestar sostienen el pacto de cese al fuego.
comunitario a través de un
intenso activismo de los vecinos
Movimientos de enlace
en alianza con otras figuras e
instituciones, entre los que se En el momento de discutir las estrategias de las mujeres co-
establecen movimientos o mentamos la particular faena de enlace de las mujeres familiares
lógicas de relación que permiten
con los varones. Así, un movimiento fundamental que mantiene la
resistir las tentativas de romper
el pacto y sostenes la labor de eficacia de esta red es la capacidad de las mujeres de establecer
las Comisiones. comunicación con los varones. Implica el esfuerzo de desplazamiento
para adoptar la perspectiva de los varones y entrar en diálogo con
sus necesidades. Son los movimientos de puente con los varones
susceptibles de ser forjados a partir de las relaciones de confianza
dadas entre las mujeres familiares y los varones, y la capacidad de
El soporte emocional es un las mujeres de establecer empatía.
movimiento fundamental para
darle continuidad al trabajo de
Movimientos de soporte
las Comisiones en los momentos
de fatiga por las exigencias de Otro tipo de movimientos esenciales para sostener este tejido
esta labor que se suma a las es el movimiento de soporte emocional ejercido tanto por las
múltiples responsabilidades de
mujeres, Doris y agentes externos como los psicólogos para poder
la vida cotidiana. Puede ser
ejercido por el apoyo mutuo continuar la ardua faena de sostener en pie las Comisiones de
que se brindan las mujeres, o Convivencia. Se trata pues del acompañamiento que ejercen las
con el respaldo de la coordina- mujeres entre sí y el apoyo mutuo durante los momentos de
dora comunitaria y aliados
externos. verdadera fatiga emocional por cargar con la responsabilidad de la
convivencia acumulada a las obligaciones de la reproducción de la
vida cotidiana. Comprende además, la labor de acompañamiento
ejercido por los distintos agentes externos, como los psicólogos,
quienes abriendo los espacios de escucha, palabra, activando y
repensando las herramientas del acompañamiento terapéutico,
permiten la “descarga” y “recarga” emocional para continuar la
faena de las Comisiones, tal y como lo expresaron las mujeres.

Movimientos tensores
Finalmente, otra lógica social cardinal para mantener este
tejido compacto en el tiempo constituye el movimiento tensor. Los
movimientos tensores son aquellos que, como su nombre lo indica

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tensan la red; es decir, son aquellos agentes que a partir de la


ascendencia que gozan dada sus posiciones y recursos, mantienen
vigentes los compromisos de los agentes involucrados. En este
sentido, los movimientos tensores vienen dados por aquellos agentes
con los mayores recursos disponibles y que a partir de la expectativa
de lealtad a los compromisos adquiridos, esperan el apego y soste-
nimiento del pacto. Se trata pues del movimiento entramado de
aquellos agentes externos e internos, visibles y clandestinos que
contando con distintos tipos de recursos mantienen compacto el
tejido social expresado en el pacto.
Aquí encontraríamos el movimiento tensor de una figura como
la del Padre Virtuoso, agente externo que a partir de la ascendencia
vinculada a su histórica implicación en las mejorías comunitarias y
una fundamental implicación afectiva a través de la conexión con
una figura como la de Doris, inspira la lealtad necesaria para darle
continuidad al sostenimiento del pacto.
En la clandestinidad, un movimiento tensor fundamental viene
dado por las figuras de jóvenes armados con ascendencia entre
sus compañeros, agentes internos, quienes a partir del compromiso
y lealtad con Doris y con el Padre Virtuoso; la responsabilidad de
responder por la tranquilidad de sus madres y la voluntad de propiciar
un contexto de relativa tranquilidad para el florecimiento de sus
negocios, ejercen ascendencia frente a los suyos, sin duda vinculada a
su capacidad de ejercer una violencia retaliadora, manteniendo a
tono a los miembros de su red.
Finalmente, una figura preeminente como la de Doris adquiere Los movimientos tensores
un protagonismo fundamental al ejercer simultáneamente distintos vienen dados por aquellos
agentes con los mayores re-
movimientos —enlace, soporte, tensor— tanto con los agentes cursos disponibles y una
internos: las mujeres, los jóvenes, la figura de jóvenes armados marcada ascendencia que
con ascendencia reconocida; como los agentes externos: el Padre utilizan para mantener
vigentes los compromisos de
Virtuoso; el Centro Gumillla, Fe y Alegría.
los agentes involucrados.
Se tiene en consecuencia esta particular constelación de redes
sociales que coinciden en el sostenimiento del pacto en la vida
cotidiana, donde distintos movimientos, de enlace, de soporte,
tensores, intervienen en esta acción entramada permitiendo
coincidir en esta voluntad colectiva manifiesta en el cese de los
enfrentamientos armados.

Pistas para la Acción 57


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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE CATUCHE Y LA EXPERIENCIA DE


LAS COMISIONES
Fernado Giuliani
Centro Gumilla

La experiencia de las Comisiones de los sectores La Quinta y Portillo de la


comunidad de Catuche ha tenido un alto y positivo impacto en el contexto de
violencia que históricamente han enfrentado sus vecinas y vecinos. Los factores
clave asociados con su éxito han quedado claros en el proceso de investigación y
sistematización y ello nos sugiere que estamos ante una experiencia que, además
de impactar en estos dos sectores, ofrece pistas para otras comunidades así
como para instituciones públicas que tengan como objetivo trabajar este tipo de
problemática.
No obstante es bueno apuntar algunas reflexiones en torno a la historia de
Catuche con el fin de considerar particularidades que, de una y otra manera,
forma parte del proceso comunitario dentro del cual se ha implicado y construido
la experiencia de las Comisiones.
En primer lugar podemos señalar que en Catuche el tema de la violencia es
de vieja data como también lo son la preocupación y los intentos por parte de la
comunidad para abordarlo. En efecto, el asunto de la violencia junto con el
problema de la quebrada, fue tal vez el primer factor que movilizó a sus pobladores
quienes ya para la década del noventa comenzaron a implementar diversas estra-
tegias con el fin de solucionarlo. Progresivamente, esta preocupación por el
problema de la violencia fue incorporando en sus estrategias la promoción de la
convivencia como factor fundamental para superarlo y lograr así la mejora de la
calidad de vida de la comunidad. En ese sentido, la promoción de la convivencia
fue permeando todas las iniciativas y los programas sociales que se implementaron
con el correr del tiempo en lo que fue el Proyecto Catuche, desde donde se
abordó la convivencia en todos sus niveles: familiar, vecinal, organizacional, etc.
Más allá de los logros concretos que tuvo cada una de las iniciativas implemen-
tadas, esto nos muestra que existe en Catuche un verdadero proceso comunitario
en torno al tema que fue consolidando una cierta convicción de la comunidad en
cuanto a que el problema de la violencia no tiene porque ser pasivamente aceptado
y que es posible abordarlo e intentar resolverlo o, al menos, mitigarlo.
En segundo lugar y, siempre dentro de esta mirada retrospectiva a la comunidad
de Catuche, podemos identificar en este largo proceso comunitario, una metodología
propia que surgió con las Comunidades Cristianas hace ya muchos años y que se
traspasó a la organización comunitaria que llevó adelante el Proyecto Catuche y
se consolidó como un modo particular de hacer las cosas. Esta metodología
responde a los principios y valores cristianos relacionados con la confraternidad,
el amor al prójimo y la vocación de servicio y también la corresponsabilidad por
construir una comunidad mejor. La forma en que estas Comunidades Cristianas

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llevaban adelante su misión consistía, dicho de forma general, en un diálogo y


encuentro permanente que se daba en la eucaristía pero también en las visitas
casa por casa donde se compartían las preocupaciones y los problemas y se
animaba a la gente a hacerse cargo de su propia realidad y de la realidad
comunitaria.
Esta modalidad da cuenta de la importancia que tiene en Catuche el quehacer
compartido, organizado, solidario y corresponsable lo cual aunque no puede
decirse que es común a la totalidad de sus pobladores, es innegable que forma
parte de una tradición conocida por todas y todos.
En tercer lugar y en estrecha relación con el punto anterior, debemos
señalar la generación de un enorme potencial de liderazgo que se gestó a lo
largo de los años en la comunidad de Catuche y el cual surgió, en buena
parte, de las Comunidades Cristianas pasando también a formar parte de las
organizaciones comunitarias que asumieron el Proyecto Catuche. Este
potencial de liderazgo se expresa, por un lado, en términos cuantitativos en la
medida que son numerosos/as los/as líderes que hicieron y hacen vida en todos
los sectores de la comunidad. Por otro lado este potencial también se expresa en
términos cualitativos, ya que se trata de un estilo de liderazgo que promueve el
diálogo y la participación corresponsable. Asimismo es también un liderazgo
que goza de un enorme prestigio ganado en múltiples instancias donde
las/os líderes no solamente mostraron un desempeño altamente exitoso sino
que también dieron cuenta de su inquebrantable honestidad y su compromiso
con la comunidad. Todo ello les hizo acreedores de una sólida confianza y
legitimidad y es por ello que tienen un gran poder de convocatoria e influencia.
Así, estos puntos que hemos señalado, junto con otros que seguramente se
nos escapan, forman parte de la historia comunitaria de Catuche (la cual no es
mejor ni peor que las de cada una de las comunidades) y tienen que ver con la
experiencia de las Comisiones. En ese sentido, es conveniente pensar en todo ello
si se trata de ubicar a la experiencia de las Comisiones en su contexto, el cual va
más allá de los sectores La Quinta y Portillo y también más allá del momento
actual. Tomar en cuenta estas premisas puede contribuir a implementar
experiencias que tomen en cuenta como referencia a las Comisiones de Catuche,
atendiendo la relatividad de cada contexto particular.

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IV. PISTAS PARA LA CONVIVENCIA COMUNITARIA

1. La necesidad de politizar la violencia: La violencia como asunto de


convivencia
La violencia armada ha conllevado a instalar prácticas definidas por el miedo,
el repliegue, la desconfianza y el abandono del espacio público. La experiencia de
Catuche remarca la necesidad de constituir la violencia en un asunto público: el
desafío de encontrarnos para forjar acuerdos básicos de convivencia y la voluntad
de incluir las distintas perspectivas en los acuerdos.
En este sentido, las rejas instaladas, las visitas policiales para perseguir a los
jóvenes “mala conducta” orientadas a conseguir “seguridad”, no lograron cesar
los enfrentamientos armados, pero sí la férrea disposición de un alto al fuego para
establecer un acuerdo básico y el compromiso de adherirse, unos y de vigilar su
cumplimiento, otras.

2. La necesidad del mejoramiento urbano y una base social-material para el


encuentro
La narrativa de mejoramiento urbano constituye en la historia de la comunidad
un testimonio de agencia colectiva, es decir, de la capacidad transformadora de
la acción conjunta y los resultados tangibles en el espacio. Construir un espacio
de encuentro, constituyó el resultado de esta capacidad colectiva y se constituye
al mismo tiempo en condición para el logro de los acuerdos de convivencia y el
cese al fuego.
Constituir la convivencia en un asunto público, exige contar con espacios para
el encuentro, contar con escenarios donde la gente se pueda reunir para deliberar
los asuntos que les atañen. Se trata pues, de la base material-espacial necesaria
para sostener los procesos de diálogo y deliberación.

3. La importancia de un discurso transformador de diálogo y humanización


capaz de interrumpir el ciclo fatal de la violencia armada
La violencia armada conlleva en sí misma una lógica fatal de escalada: una
ofensa armada exige obligación de respuesta armada; una muerte exige la revancha
con otra muerte, en este ciclo, las partes se des-humanizan percibiéndose como
entidades depredadoras puras (una culebra desde la perspectiva de los jóvenes;
el hampa incorregible, desde la perspectiva de funcionarios policiales o el ciuda-
dano común armado). Esta experiencia demuestra que el diálogo constituye una
herramienta eficaz contra el ciclo fatal de la violencia armada al interrumpir el
espiral ineludible de exigencias de venganzas para producir acercamiento e
interpelar la humanidad del otro.
El diálogo como herramienta para cuestionar la reproducción de la cadena de
muertes, así como para definir y acordar colectivamente una nueva manera de
convivir ha constituido un elemento central en la experiencia de construcción de

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acuerdos de convivencia en Catuche. En este sentido, el diálogo ha constituido


una herramienta fundamental para definir conjuntamente (mujeres, pero también
jóvenes) las premisas de un pacto de cese al fuego y otro modo de convivencia.
La recurrencia al diálogo, implica recuperar lo que nos hace humanos, es
decir, la capacidad de poner en palabras, apalabrar para establecer conflictos y
también para llegar acuerdos. Constituye también el diálogo, la palabra de con-
frontación —en oposición al acto de agresión— el mecanismo para exigir la
adherencia a estos acuerdos.
El proceso de diálogo, implicó abrir la posibilidad y forjar la capacidad de
darse cuenta de que “todas compartían el dolor por los hijos muertos” y la necesidad
de cesar las muertes de los hijos que quedan, a partir de la explicitación de
compromisos y la acción colectiva colaborativa.
Con respecto a los varones, el diálogo permitió entrar en relación con ellos y
reconocerles como interlocutores para fraguar acuerdos. Contar con la “palabra”
dada por los varones, les permite a su vez interpelarles, exigirles en uno de los
principios fundamentales para ellos en lo que concierne a su identidad masculina.

4. El fortalecimiento de la comunidad
La transformación de los espacios de la comunidad ha implicado no sólo el
mejoramiento material que sirve de base para los encuentros sino también la
consolidación del sentido de comunidad, la construcción de relaciones enlazadas
para atender problemáticas locales y la consolidación de la esperanza de que las
transformaciones son posibles.
De manera que una vez que aparece el clamor de rechazo a la violencia
continua, la valentía de una madre se puede articular a través de una serie de
relaciones y prácticas que han ido cobrando forma en la comunidad a través de
años de trabajo local para organizarse y enfrentar sus problemáticas.

Pistas para la Acción 61


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5. Un modelo de organización y control social informal emergente de las


comunidades
Fruto de esta experiencia se tiene un modelo de organización comunitaria
autóctono, adaptado a las condiciones de vida de la gente que se traduce en la
eficacia colectiva y en una nueva manera de convivir.
• Grupos de mujeres altamente comprometidas, vinculadas a los varones
jóvenes, constituidas en Comisiones de Convivencia destinadas a discutir, negociar,
establecer límites para la convivencia y el cese al fuego entre sectores con históricas
enemistades. La condición femenina y la maternidad se convierten en herramientas
para la acción, pues las mujeres en su condición de madres, se sienten investidas
con los atributos culturales para intervenir, poner orden, “regañar”.
• Las pautas de convivencia fruto del acuerdo se hallan asentadas en un
documento escrito, realizado en la asamblea donde todos los miembros estamparon
su firma, incluyendo los jóvenes. Este constituye el pacto fundacional a partir del
cual se juzgan las acciones cotidianas.
• Las Comisiones de Convivencia proveen un modelo de organización y
funcionamiento cotidiano: reuniones semanales internas cada comisión —los
miércoles (una comisión) los martes (otra comisión) en la noche (7:30 pm) luego
del trabajo; reuniones mensuales las dos comisiones. En las reuniones semanales,
una coordinadora interna lleva la agenda —se lleva una agenda escrita para
hacer seguimiento de los acuerdos— y los acuerdos se discuten, todas opinan.
La coordinadora comunitaria hace el seguimiento de las reuniones y agendas de
las dos Comisiones.
• Las reuniones de emergencia, convocadas a través de los teléfonos celulares,
constituye la respuesta colectiva, en bloque e inmediata frente a los intentos de
ruptura de pacto. Es la respuesta que permite “contener” las amenazas de
enfrentamientos armados que eventualmente se suscitan en la vida cotidiana de
las comunidades.
• La figura de la Coordinadora comunitaria constituye un elemento central de
enlace y mediación, y garantiza el sostenimiento en el tiempo de los acuerdos.
• El trabajo de contención de las mujeres de las comisiones se evidencia en
dos niveles: Individual, las mujeres que tienen cercanía particular con los jóvenes
(las tías, madrinas, madres), les persuaden, dialogan, ponen límites. El trabajo
grupal, se desempeña sobre todo en los casos de amenaza de ruptura del pacto,
donde es menester desplegar en situación la presión en bloque, “el juego de
equilibrio de fuerzas” lo que, a partir de la ampliación de la capacidad de actuar
de las mujeres por la reunión de fuerzas, permite interpelar y confrontar a los varones.
• Las mujeres de las Comisiones y la Coordinadora comunitaria cuentan con
el acompañamiento de aliados personales y organizacionales que permiten
reflexionar, evaluar, analizar y discutir las emociones y acciones experimentadas
y llevadas a cabo a lo largo del proceso. Estos aliados constituyen acompañantes
y sostienen una fuerte implicación afectiva con las mujeres. Esta implicación

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afectiva constituye también un compromiso para la continuidad de la participación


en las Comisiones.

6. La importancia de los recursos materiales para sostener la organización co-


munitaria
Ha sido subrayado a lo largo de este texto, la importancia de recursos que
permitan cubrir la necesidades y hacer sostenible en el tiempo la acción de las
comisiones. En este sentido, la remuneración de figuras claves como la Coordinadora
de las Comisiones resulta fundamental para poder permitir la presencia, dedi-
cación y continuidad de esta figura que garantiza la sostenibilidad de las comisiones.
Adicionalmente, las Comisiones presentan gastos de funcionamiento básicos
como teléfonos, materiales para sostener y llevar las agendas y rutinas, todo lo
que debe considerarse en el momento de diseñar y planificar las rutinas de
funcionamiento de modelos de organización comunitarias.

7. La importancia de un acompañamiento constante y confiable de figuras


clave para sostener el diálogo y la mediación
Una persona con trayectoria en el trabajo comunitario, que ha trabajado con
constancia y ha logrado construir relaciones de confianza, resultó clave para la
generación del encuentro, el diálogo y los acuerdos entre dos sectores en conflicto,
y hasta hoy, es un pilar para la estabilidad de los mismos. Esa persona facilita un
proceso seguro, apoya el cumplimiento de las agendas, y facilita la gestión de los
conflictos entre las mujeres de las Comisiones, y entre ellas y los jóvenes.
Esta construcción de la confianza ha implicado una inversión importante de
tiempo, así como la constatación diaria de que no habían intereses ulteriores más
allá del bienestar de la comunidad. Este tiempo, la atención genuina a las necesi-
dades de la comunidad y la comprobación de que el trabajo era por y para la
comunidad permitieron la construcción del lazo de confianza que es una herramienta
fundamental para negociar en un clima crispado por la violencia.
Algunos de los resultados no dependen del uso de una u otra estrategia sino
que estas puedan ser accionadas por personas con confianza y credibilidad.

8. El papel fundamental del apoyo sostenido de las redes sociales internas y


externas para contener la violencia armada
El desamparo estatal y el aislamiento social y vecinal son procesos que se
hallan como común denominador en el auge de la violencia y concretamente en
los enfrentamientos armados en comunidades barriales. Las respuestas indivi-
dualizadas (armarse para defenderse) y de repliegue (subir muros, colocar rejas y
alambres eléctricos, atrincherarse en barrios y urbanizaciones) ocasionadas por el
miedo, sólo han cedido el terreno a la expansión de la desconfianza paralizadora
y a la incontinencia de las lógicas de la violencia. Catuche es el testimonio de la
eficacia de la acción entramada en varias capas y niveles para contener la

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violencia armada.
La (auto) organización comunitaria no se vislumbra como una posibilidad
plausible en comunidades fragilizadas por el miedo y la exposición prolongada a
la violencia armada. En este sentido, esta experiencia demuestra la necesidad de
invertir tiempo y dedicación para fomentar y diseminar el aprendizaje sobre una
manera de funcionar y convivir. La construcción de vínculos sociales y confianza
es una faena que lleva tiempo.
Así, en la posibilidad de la conformación de las Comisiones tenemos el trabajo
previo de las comunidades cristianas, el mejoramiento urbano apoyado por la
universidad, alcaldía local, organizaciones religiosas y la movilización de los
vecinos; la presencia de redes educativas para atender a niños y jóvenes; la
posterior estancia de psicólogos buscando apoyar y acompañar procesos de
duelos colectivos que comenzaron a hacerse evidentes, así como la constancia
del centro de investigación que promueve una constante trabajo de reflexividad
entre las mujeres. Aunado a la presencia de estos agentes, que van tejiendo una
red de soporte y apoyo a la organización comunitaria, los lazos afectivos desarro-
llados por las mismas mujeres entre ellas y con los jóvenes así como la ascendencia
afectiva que mantiene la coordinadora comunitaria sobre las mujeres y los jóvenes
son todos los elementos que cementan y contribuyen a que este tejido social se
mantenga en tensión en el tiempo. Son los mismos elementos que permiten
continuar en medio de los conflictos y adversidades de la vida cotidiana. Así
pues, la fortaleza del pacto tiene que ver con toda la red de compromisos en la
que participaron diversos actores: las mujeres, los vecinos, los jóvenes, organiza-
ciones que hacen vida en la comunidad y organizaciones vinculadas externas a la
comunidad.
En este sentido, los aliados sociales y las mejorías en términos de las ayudas
reales para el mejoramiento de la situación de la vida cotidiana constituyen, si se
quiere, condiciones antecedentes que promovieron prácticas emergentes de
organización comunitaria que se constituyen a su vez en condiciones para el
pacto, del cual se derivan prácticas emergentes de negociación y diálogo que
han cimentado esta tradición de convivencia y la voluntad de defenderla frente a
las recurrentes amenazas de ruptura.

9. La urgencia de reivindicar la centralidad del Estado para la garantía de


convivencia
La eficacia de las prácticas colectivas de estas mujeres no debe, bajo ninguna
circunstancia eludir la centralidad de la responsabilidad del Estado en la garantía
de convivencia. No debe olvidarse que se trata de estrategias de sobrevivencia
que responden a las muy adversas condiciones, a la profusión de enfrentamientos
armados y al desamparo frente a la cual se hallan estas mujeres. Las bondades
de la iniciativa de las comunidades organizadas a involucrarse deben evaluarse
con cuidado no vaya a ser que sirva para desembarazar al Estado de la responsa-

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bilidad de atender las necesidades más básicas de las comunidades en riesgo y


uno de sus atributos fundamentales: la garantía de la convivencia pacífica y el
respeto universal a la vida a través del monopolio de la violencia y la protección
de los derechos de la gente.
De allí la necesidad de políticas públicas destinadas a establecer la convivencia
pacífica, teniendo como énfasis las personas, la búsqueda de su bienestar, y el
resguardo de los Derechos Humanos, aún reconociendo la diversidad de intereses,
tensiones y conflictos. En esta línea, se hace manifiesto la urgencia de políticas
destinadas a promover la profesionalización de la labor y mejoramiento de las
condiciones de vida de los agentes policiales; el control de armas y municiones
así como la restricción de uso y circulación, el mejoramiento del sistema de justicia,
entre otros.

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LOS DESAFÍOS Y AMENAZAS VISLUMBRADAS


La tregua es frágil y se asentó sobre deudas que no han sido
resueltas por la justicia. Adicionalmente, las necesidades de estas
comunidades aún no están resueltas y los jóvenes se mantienen
en una angustiante situación de marginación. Mientras esto sea
así el malestar y la violencia serán una posibilidad. Tres grandes
amenazas se vislumbran en este proceso comunitario.

Duelos, dolores y tensiones aún presentes


En la comunidad el dolor y la El dolor y la rabia acumuladas por las múltiples pérdidas,
rabia acumulada por las aumentado por la sensación de deshumanización a la que les
múltiples pérdidas, aumenta la
somete el poco reconocimiento de su sufrimiento, producen la
sensación de deshumanización
a que les somete el poco sensación de ira y la necesidad de venganza. Ese dolor de la
reconocimiento de su deshumanización parecería justificar y exigir la retaliación violenta.
sufrimiento. La reconciliación
La reconciliación que se ha logrado se caracteriza por la
que se ha logrado se caracteriza
por la promoción de momentos promoción de momentos de encuentro, diálogo, generación de
de encuentro y diálogo, que acuerdos y un compromiso general de no agresión. Si por un lado
han activado un pacto de en la experiencia de “Catuche” se privilegia la convivencia y el
pacificación, una especie de
tregua no definitiva, que sólo deseo de un futuro donde la vida no sea constantemente amenazada
podrá superarse con la por la violencia armada, por el otro, el precio del resultado es la
instauración de un verdadero tolerancia, el olvido y la impunidad frente a las muertes pasadas.
sentido de justicia y el cese de
Los sentimientos que dejaron las muertes pesan como para
la impunidad, que fortalezcan
la posibilidad de la reconciliación impedir un reencuentro. Hay un pacto de pacificación, como dice
y limiten la orientación a la una de las mujeres, pero “no es que vamos a vivir juntos”. Continúa
venganza.
habiendo una distinción entre el nosotros y ellos que se sigue
trasmitiendo a los más jóvenes y las pugnas se continúan
trasmitiendo a través de las generaciones.
La instauración de un sentido de justicia, tradicionalmente a
través del castigo justo, del reconocimiento del daño causado,
manifestado a través del arrepentimiento y las disculpas, el perdón
recíproco y arreglos que reconocen el daño causado, serán claves
para prevenir que nuevos daños se produzcan y pueden contribuir
a una reconciliación que prevengan las orientaciones de venganza
(Staub, 2003). A largo plazo, constituye la apuesta por el cese de
la impunidad, la confianza en el funcionamiento de la justicia y la
garantía de los derechos más básicos: derecho la vida, a la justicia.

Sobrecarga de las mujeres


El tipo de compromiso implicado en las Comisiones es sumamente
demandante, y se acumula a los esfuerzos por garantizar el sustento
familiar en medio de las dificultades. No podemos perder de vista
que el que las mujeres hayan logrado gestar una tregua es encomen-

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dable, abre esperanzas para forjar instancias preventivas adaptadas


a las comunidades y para seguir conquistando espacios para la
reconciliación. Sin embargo, registrar y divulgar los esfuerzos de
estas madres podría hacer perder de vista la responsabilidad de
otros actores involucrados.
Primeramente, hay que subrayar el hecho de que la violencia
entre los sectores en Catuche, como lo es en el resto del país es
sobre todo una violencia ejecutada por hombres contra otros
hombres. Salta a la vista entonces la pregunta de: ¿dónde queda el
rol de las figuras masculinas, tanto protagonistas de la violencia
como acompañantes o cuidadores de estos jóvenes en todo esto?
Existen algunas expresiones de hombres comprometidos con la
comunidad en varios de los relatos de organización para la
construcción de la vivienda y por supuesto a través de la figura del
sacerdote. No queremos menospreciar tampoco la importancia de
las acciones de los mismos jóvenes en este proceso. Sin embargo,
parecería que las mujeres cargan con un peso desproporcionado y
habría que seguir pensando cómo se pueden involucrar los
hombres en estos procesos.
En segundo lugar, reiteramos, es una tarea fundamental del La tarea desempeñada por las
Estado la de monopolizar la violencia y proveer seguridad a sus mujeres en las Comisiones
sobrellevando múltiples
ciudadanos. Las Comisiones presentan una pujante potencialidad adversidades, es admirable,
para constituirse en instancias preventivas al componer un espacio pero también esperanzadora
donde mujeres-madres, la mayoría sin pareja, se apoyan en la por la eficacia y creatividad en
su funcionamiento. Sin
crianza y en establecimiento de límites con respecto a sus hijos
embargo, esto no debe distraer la
varones adolescentes, pero no puede esperarse que sustituyan mirada sobre la escasa participa-
atribuciones del Estado. ción de los hombres en la
regulación de la violencia, la
sobrecarga de las mujeres y la
La Precariedad del pacto mientras persista la condición de exclusión urgencia de la presencia del
de los jóvenes y las desventajas sociales en el barrio Estado en uno de sus atributos
Los jóvenes con quienes conversamos se hallaban acorralados básicos como es garantizar la
convivencia, el resguardo de
en la dificultad recurrente de encontrar empleos dignos que les
los derechos humanos de los
permitieran sostener un estilo de vida aceptable y cónsono con sus ciudadanos.
aspiraciones de reconocimiento. Al mismo tiempo, el apego a los
acuerdos de convivencia y al pacto les producía intensas tensiones
en lo que concierne a su identidad masculina y la obligación de
defenderse y establecerse como varones de respeto, identidades
necesarias y preeminentes en el barrio
Las posibilidades de instaurar el modelo de prevención comu-
nitaria forjado en las Comisiones de Convivencia involucra adicionar
aliados fundamentales que permitan procesos de vinculación y
formación de jóvenes (en oficios, destrezas, sensibilidades artísticas)

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y capacitación para el trabajo productivo sostenible en el tiempo.


Implica fomentar procesos reflexivos sobre las identidades masculinas
tradicionalmente valorizadas por el ejercicio del poder y la dominación.
Sin embargo, un contexto más amplio donde se ensalce una virilidad
armada y una visión militar sobre la gestión de los conflictos se
erige como un obstáculo y una contradicción fundamental a superar.
Cualquier esfuerzo de construcción de diálogos y pacto de
Resulta necesario articular cese al fuego, si quiere ser sostenible debe concebir como compo-
alianzas que permitan procesos nente fundamental una línea de trabajo con jóvenes en el cual se
de vinculación y formación
para los jóvenes (en oficios, forjen capacidades socioproductivas acorde a las necesidades de
destrezas, sensibilidades los varones de levantar una plataforma material para construir
artísticas) y capacitación para identidades masculinas reconocidas. La capacitación para el
el trabajo productivo. Se trata
trabajo y la sostenibilidad económica de los proyectos laborales
de promover las capacidades
socioproductivas acorde sus juveniles sigue siendo uno de los mayores desafíos para establecer
necesidades a fin de construir puentes con los jóvenes en general y más aún los de sectores
una plataforma material para populares. Evidentemente no se trata de trabajos que sólo otorgan
forjar identidades masculinas
reconocidas. Cualquier esfuerzo imágenes del sí mismo como humillado y en subordinación, lo que
de construcción de diálogos y los jóvenes rechazan con vehemencia. Se habla de proyectos
pacto de cese al fuego, si laborales que permitan invertir la propia creatividad; se trata de
quiere ser sostenible debe
actividades con sentido para la propia persona, que impliquen
concebir como componente
fundamental una línea de además oportunidades de reconocimiento.
trabajo con jóvenes. Forjar actividades con sentido para los jóvenes entendidas
Sin embargo, por otro lado, en
como aquellas que permitan alcanzar una noción de realización
un contexto más amplio donde
se ensalce una virilidad armada personal y reconocimiento social constituye una apuesta central, y
y una visión militar sobre la de allí la importancia de la participación de jóvenes en la concepción
gestión de los conflictos se y formulación de alternativas para ellos.
erige como un obstáculo
fundamental a superar.

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COMENTARIOS FINALES
Las acciones de las mujeres y los jóvenes de Catuche, junto a
las asociaciones que los han acompañado retumban como un
recordatorio pertinente y necesario: la fuerza de la acción colectiva
para construir puentes como una solución mucho más contundente
que la lógica de la retaliación, la represión, la imposición del poder
a la fuerza, la estigmatización o la multiplicación de pequeños
guetos atrincherados por toda la ciudad. Catuche tiene el potencial
de servir de chispa de inspiración, estímulo para retomar lo que se
sabe ya de lo importante que es construir acción colectiva y
promover y cuidar el tejido social.
Catuche nos brinda un testimonio concreto y factible, cultivado La experiencia de las mujeres
a partir no sólo de las dificultades sino también desde las fortalezas y jóvenes de Catuche recuerda
que la fuerza de la acción
culturales de nuestro país. Atestiguan el poder del vínculo afectivo
colectiva para construir
que humaniza, que se organiza y cobra fuerza adquiriendo así un puentes ante la problemática
poder institucional dentro de la comunidad. A las lógicas de de violencia es una solución
mucho más contundente que
“plomo al hampa” o del “destino final de todo delincuente es la
la lógica de la retaliación y la
prisión o bajo tierra” que tan poco resultado han dado, la comunidad represión.
ha respondido con diálogo, negociación y reconocimiento del otro.
Deseamos que estas páginas contribuyan al desarrollo de iniciativas
similares.

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en los Talleres...

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