Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
p Página 1
convivencia correcion final:Maquetación 1 05/04/13 01:26 p.m.
p Página 2
AGRADECIMIENTOS
Quisiéramos comenzar por agradecer a cada una de las mujeres de Catuche por
habernos recibido y haber compartido sus vivencias. Su valentía y compromiso comunitario
ha sido una lección existencial: Alicia Rodríguez, Angelina Anzola Liendo, María Carolina
Martínez, Joidy Medina, Jacqueline Tovar, Yenny Griceli Padrón, Margarita Guevara,
Mercedes Pérez, Miriam Rodríguez, Nely Pichardo, Olga Padrón, Yanara Tovar, Xiomara
Guevara. Muy especialmente queremos agradecer a Doris Barreto, por habernos ayudado a
coordinar las reuniones, sobre todo por compartir sus reflexiones, su coraje resulta
francamente inspirador. A William Burgos quien perteneció a la Comisión original de La
Quinta. Igualmente queremos agradecer a Oswaldo Tovar, Kevin Anzola, Freddy Díaz, Erik
Tinoco y Juan José Tovar por su generosidad con el tiempo que nos concedieron. Espera-
mos inspirar a muchos más difundiendo esta experiencia.
Esta investigación y esta publicación no hubiesen sido posible sin la participación,
colaboración y soporte de: David Smilde, Victoria Wigodzky, Sandra Dunsmore y Heloisa
Griggs, María Matilde Zubillaga, Gabrielle Gueron, María Emilia López. Nuestras
instituciones académicas han sido nuestra base de trabajo: Universidad Católica Andrés
Bello; Universidad Central de Venezuela, Universidad Simón Bolívar y Universidad
Metropolitana. En el Consejo de Prevención y Seguridad Ciudadana: Reynaldo Hidalgo. En
la Unidad de Psicología del Parque Social Padre Manuel Aguirre, S.J,: Alejandro Bilbao, Ana
Carbone, Bernardo Guinand, Juan Carlos Romero. En las faenas analíticas hemos podido
contar con lecturas críticas, discusiones, comentarios, de colegas y amigos: Carolina Izquiel,
Pedro Rodríguez, Maribel Gonçalves. Los estudiantes del Programa de Especialización en
Psicología Clínica Comunitaria colaboraron con las observaciones recogidas en los informes
de sus prácticas. Padre José Virtuoso S.J. En el Centro Gumilla: Fernando Giuliani y Lisbeth
Mora. En Catuche, Pedro Serrano. En el Postgrado de Psicología de la Universidad Central
de Venezuela: Mireya Lozada, Euclides Sánchez, Esther Wiesenfeld, Leonor Mora, Ligia
Sánchez, Karen Cronick, Nadya Ramdjan, Maritza Montero. En la Universidad Nacional
Experimental de la Seguridad: Antonio Ganzalez-Plessman y el equipo de investigación
UNES. Carlos Beristain. En la Universidad Simón Bolívar: Alicia Cardozo, Mariana Libertad
Suárez, José Manuel Guilarte. Nuestros amigos y colegas de diversos lados: Yuraima Martín,
María Teresa Urreiztieta, Marisela Hernández, Maria Elisa Hernández, Virginia Rodríguez,
María Teresa Quispe, Jacqueline Richter, María Josefina Ferrer, Elsie Rosales, Roberto
Briceño-León, Andrés Antillano, Chelina Sepúlveda, Lorena Freitez, Iván Pojomovsky,
Andrea Chacón, Gilber Caro, Ricardo Bolívar, Luis Gerardo Gabaldón, Vivian Díaz, Cesar
Marín. Nuestros consortes: Carla De Santis, Jean Charles L’Ami, Grey Sabrina Colón.
Nuestros estudiantes de estas Casas de Estudios proveyeron valiosos y agudos comentarios.
La investigación, las actividades y publicaciones derivadas se realizaron gracias al
sostén de: Open Society Institute Foundation; Consejo de Desarrollo Científico Humanístico
y Tecnológico de la Universidad Católica Andrés Bello; Consejo de Prevención y Seguridad
Ciudadana; Amnistía Internacional.
EQUIPO DE INVESTIGACIÓN:
Verónica Zubillaga (Universidad Simón Bolívar); Manuel Llorens (Universidad Católica
Andrés Bello); Gilda Núñez (Universidad Central de Venezuela y Universidad Metropolitana);
John Souto; (Universidad Católica Andrés Bello); Ignacio Lucart, Valentina Larrazabal; Diana
Castellanos; Vanessa Balza.
AMNISTÍA INTERNACIONAL
@Amnistia Internacional Venezuela
Torre Phelps piso 17, oficina 17 A, Av. la Salle, Plaza Venezuela, Los Caobos
Caracas 1050, Venezuela.
Tel.: (+58) 212 793 1318 Ext. 123 Fax: (+58) 212 793 6941
Twitter: @amnistia
Facebook: http://www.facebook.com/aivenezuela
www.aiven.org
CONTENIDO
I. INTRODUCCIÓN 8
Metodología: el itinerario de investigación 9
La convivencia y el conflicto 11
El contexto: ciudades sede de violencia armada 11
COMENTARIOS FINALES 69
REFERENCIAS 71
I. INTRODUCCIÓN
Esta propuesta se origina a partir de una investigación etnográfica
que se centra en la inspiradora experiencia de coraje encarnada
por un grupo de mujeres de un barrio caraqueño que se organizaron
en Comisiones de Convivencia, para construir e implementar una
serie de acuerdos con los jóvenes armados, que favoreció la
instauración de una tregua y cese al fuego.
Las salidas a la violencia El propósito de este documento es difundir la experiencia de
pasan por constituirla este acuerdo de convivencia con la voluntad de evidenciar que las
en un asunto de la salidas a la violencia pasan por constituirla en un asunto de la vida
vida pública
pública: el modo como convivimos y las condiciones para tener
donde la empatía,
el diálogo, una vida en común; se empeña asimismo en remarcar que la
el reconocimiento y empatía, el diálogo, el reconocimiento y el conflicto alumbrador se
el conflicto alumbrador evidencian mucho más fructíferos que el repliegue, la represión
se evidencian mucho más ilegítima, la venganza y el uso de armas.
fructíferos que el repliegue, Las Comisiones de Convivencia en Catuche, fundadas en el
la venganza y el uso
2007 articularon estrategias que permitieron a dos sectores de la
de las armas.
comunidad (La Quinta y Portillo), enfrentados durante décadas
acumulando un saldo de más de cien jóvenes asesinados junto a
una vivencia crónica de zozobra, acordar una tregua que ha
mantenido a los dos sectores sin una sola muerte violenta entre
vecinos a lo largo de cinco años.
Estas páginas buscan Estas páginas buscan asentar y dar cuenta de este proceso de
testimoniar la fundación e transformación. La emergencia y consolidación de las Comisiones
implementación de las
Comisiones de Convivencia de Convivencia han implicado el paso del miedo del repliegue al
en Catuche, pero además miedo que moviliza; la mutación de la indiferencia a la implicación
quieren ofrecer pistas que personal y colectiva; el giro de la resignación individual a la
permitan vislumbrar maneras
resistencia colectiva frente a una zozobra que sometía la vida
de establecer el encuentro
humano y comunitario, cotidiana. Los acuerdos de convivencia y el cese del fuego han
reconociendo el apalabrar implicado sobretodo el establecimiento de una cultura emergente
como esa poderosa capacidad de convivencia pacífica. Esta cultura se expresa en unas prácticas
que permite forjar acuerdos
para el estar juntos. y vocabulario propio que se ha popularizado después de décadas
de enfrentamientos, no como expectativa, sino como logro
colectivo: “Estamos tranquilos”, “estamos en paz”, “vamos a
hablar”, “vamos a escuchar qué tiene que decir”.
Igualmente, estas páginas quieren constituirse en pistas para la
acción, claves que permitan vislumbrar maneras posibles de establecer
convivencia a partir del reconocimiento de aquello que nos hace
humanos: la capacidad de apalabrar para forjar acuerdos y conflictos
que funden modelos para el estar juntos, asumiendo nuestra inter-
dependencia por compartir este espacio y esta condición de ciudadanía
en la que nos reconocemos los venezolanos.
LA CONVIVENCIA Y EL CONFLICTO
Como punto de partida, advirtamos solamente que cuando decimos La convivencia es un modo
convivir en este espacio, la convivencia no se entiende como de reconocimiento en el que
se dirimen las tensiones propias
ausencia de conflicto. Se entiende como modo de reconocimiento de la vida en común, puestas
en el que se dirimen las tensiones propias de la vida en común, en el juego de los diálogos y
eso sí, puestas en el juego de los diálogos e interpelaciones, no de las interpelaciones. Entonces,
el conflicto es intrínseco a la
las armas y las aniquilaciones que impedirían el conflicto y la
convivencia, como relación
relación, por la negación del otro. donde algo está en juego
Preocuparse sobre esta manera de convivir en el espacio entre actores que se
reconocen y se aprehenden
citadino, por parte de esta multiplicidad de nosotros y otros, nos
interdependientes por
remite a la noción de ciudadanía. La definición que propone E. compartir un espacio y una
Jelin (1996) nos parece sugerente para hilar este texto: “desde condición de ciudadanía.
una perspectiva analítica, el concepto de ciudadanía refiere a una
práctica conflictiva vinculada al poder, que refleja las luchas
acerca de quiénes podrán decir qué en el proceso de definir
cuáles son los problemas comunes y como serán abordados (…).
En suma, tanto la ciudadanía como los derechos están siempre en
proceso de construcción y cambio (Jelin, 1996: 104).
Así, el conflicto es intrínseco a la convivencia, entendiendo el
conflicto como relación donde algo está en juego entre actores que
en distintas posiciones y con diferentes recursos se reconocen y se
aprehenden como interdependientes por compartir un espacio y
una condición de ciudadanía.
1 De acuerdo con la Encuesta de Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Ciudadana (INE, 2010),
el 79% de los homicidios se cometen con armas de fuego.
2. Si el concepto tradicionalmente ha subrayado una dimensión económica, entendidas como el conjunto de prácticas des-
plegadas por los sectores populares, destinadas a la obtención de ingresos para asegurar la reproducción biológica y material
—ante la ausencia de mecanismos y fuentes de soporte institucionales de solidaridad (Cariola, 1992; Bethencourt, 1998); en
este contexto adquiere una dimensión política original, entendiendo la política como condición para la vida social y en su pre-
ocupación más primigenia: la posibilidad de convivir entre humanos; del estar juntos siendo diversos (Arendt, 1993).
hace evidente cuando constatan que, en efecto, tiene los resultados esperados.
Se trata de experimentar los efectos del ejercicio del poder en caliente, en el sitio,
a través del constreñimiento de los jóvenes a plegarse a sus exigencias: los
jóvenes “se cohíben de volverlo a hacer“.
Celia: “No, ellos no nos faltan el respeto así, escúchame, pero a veces hay
que decirles las cosas claras, no es que ‘¡Ay mira papito, mi amor!’ No las cosas
claras para que ellos entiendan. Si no van a decir ‘¡Con ellas se puede jugar la
pelota, con ellas se puede jugar la pelota porque mira como nos dicen las cosas!’
A veces uno tiene que poner carácter.”
Jenifer: “Entonces si uno les habla, como dice Celia, directo, ellos van a
decir: ‘Esto no es un juego, esto es una alerta que nos están diciendo que no hay
que volverlo a hacer’, entonces se cohíben de volverlo a hacer.”
Esta estrategia, al estar preñada por el esfuerzo dramático aleccionador,
constituye una de las más visibles, y así lo destacan los varones. Carlos, uno de
los jóvenes de Portillo señaló:
“Ellas lo que hacían era que cada vez que se armaba un lío le hablaban claro
en su cara… al loco le decían que si seguía prendiendo el lío, bueno triste por él,
que ellas no se la iban a seguir calando pues… que no se podía bajar ni siquiera
pasar, e igual nosotros…”.
La manera de hablar “directo” “fuerte”, permite a las mujeres mostrarse en
bloque, con intenciones irrebatibles.
Esta incapacidad de pasar al acto y denunciar, por las tensiones que implica,
por el miedo de que apresen a los propios hijos, por la desconfianza y lejanía con
las instituciones, se revela como una amenaza a la credibilidad de las Comisiones,
y tanto las mujeres como los varones lo expresaron.
Las tensiones experimentadas con respecto a la denuncia revela la fragilidad
del pacto y las enormes tensiones vividas por estas mujeres cargadas adicionalmente
con el peso de velar por la convivencia en sus vecindarios; divididas entre el
compromiso de establecer límites y la lealtad hacia sus varones familiares.
Hasta aquí nos hemos centrado en las prácticas desplegadas por las mujeres
para el sostenimiento del pacto de cese al fuego.
A pesar de que cada estrategia tiene su aporte especial al objetivo principal,
cada una a su vez refuerza a las otras, funcionando así como la conjunción de
diferentes acciones entramadas que producen un resultado final: las Comisiones
de convivencia como proceso de eficacia colectiva contra la violencia.
Queremos de nuevo hacer énfasis en que las prácticas aquí detalladas, si
bien, tal como las hemos develado de los relatos de las mujeres, revelan alguna
regularidad, ameritan la coordinación y puesta en relación de las mujeres y de
éstas con los varones, y se expresan en el logro colectivo del mantenimiento del
pacto, también es fundamental no olvidar que se trata de prácticas contingentes,
forjadas en el calor de los acontecimientos en cada ocasión.
La amenaza de denunciar a
los jóvenes que pudieran estar
infringiendo los acuerdos es
una de las estrategias que
genera mayor inquietud y
ambivalencia en las mujeres
de las Comisiones, pues
interpretan que a través de
ella logran cierto control
efectivo, pero su concreción
pudiera generar una ruptura
en la relación con los jóvenes.
Si bien se considera como la
última medida a utilizar, su
inminente implementación
genera confusión y dudas, por
el vínculo afectivo que existe
con los jóvenes y también por
la desconfianza en las
instituciones encargadas de
ejecutar los procedimientos
asociados a la denuncia. En
consecuencia, la imposibili-
dad de llevar adelante esta
acción tiende a debilitar la
credibilidad de las Comisiones.
Darse apoyo para continuar Los desafíos de participar en la Comisión son importantes, una de
las estrategias que les permite continuar es el apoyo mutuo, las
mujeres se acompañan y se ofrecen soporte afectivo en momentos
de dificultad o desánimo.
Exigencia recíproca Entre las mujeres, plantear el escenario de miedo y violencia (re)
activado por el eventual cese de las comisiones funciona como
reclamo eficaz en los momentos de desánimo y les exhorta a
continuar en la tarea.
Apoyarse en el establecimiento de Frente a las dificultades de ejercer la autoridad como madres solas,
límites frente a los hijos en la comisión, en compañía de sus pares, las mujeres madres
ejercen una autoridad colectiva, apoyada y sustentada, en esta
identidad colectiva, la Comisión.
Acción personalizada: El vínculo afec- Esta estrategia comprende la relación personal que sostienen algu-
tivo con los jóvenes en la vida coti- nas de las mujeres (madres, tías, madrinas) con los jóvenes. Los jó-
diana. venes son sensibles a sus comentarios y estas mujeres a su vez se
responsabilizan individualmente de sus varones parientes. Aquí se
trata de un control social por cercanía afectiva, por compromiso re-
cíproco de mujeres y varones familiares. Estas mujeres cumplen un
rol fundamental en la comisión pues constituyen el enlace con los
varones, legitimado por la confianza y los vínculos familiares, así
como la vivencia de largos años de cercanía.
El plano de la acción colectiva
Las normas claras La eficacia del pacto, a pesar de todas las dificultades y fragilida-
des, se vincula con la claridad en las normas compartidas, con el
compromiso y determinación de las mujeres en no "querer más
tiros", en “no querer más muertes”. Una de las estrategias simbóli-
cas fundamentales ha sido poner por escrito los acuerdos, agregar
los números de cédula de los implicados y firmar. Se trata del sello
de la palabra escrita, la explicitación del consenso y compromiso
con el pacto. Se trata de darle “peso” a los acuerdos.
El uso de la palabra: la negociación y Uno de los aspectos más originales de esta experiencia es precisa-
los acuerdos construidos. mente el uso de la palabra, el reconocimiento mutuo y el diálogo
como medio para establecer la convivencia y cese al fuego —lo que
no le exime de tensiones, conflictos y en general, toda la compleji-
dad de la convivencia, más aún en contextos de desamparo y pro-
fusión de armas. Así, la importancia de las normas claras viene
acentuada además por el valor que otorgan los propios jóvenes a
"su palabra”, como narraron las mujeres.
La intolerancia y la respuesta rápida Las mujeres que viven en el barrio, en espacios privilegiados para
frente a las amenazas de enfrenta- observar, narran que se la pasan pendientes y ellas mismas incre-
mientos armados. pan a los jóvenes. Este estar pendientes, así como la cercanía y la
densidad de las relaciones en el barrio, es lo que, permite jugar con
la reputación del joven y posibilita la movilización rápida y en blo-
que para las reuniones de interpelación.
Actuar en bloque: a todas no nos van El estar juntas, unidas, abre, en situación, la posibilidad de enfren-
a apachurrar tar la asimetría frente a varones armados. Este poder acrecentado y
dado por la acción conjunta es subrayado de manera importante
por las mujeres y es evidente en sus relatos la conciencia del
“juego de fuerza” con los varones. Las reuniones constituyen así la
escena fundamental de interpelación y será necesario actuar de
manera de revelar la contundencia de sus intenciones frente a los
intentos de infringir el pacto.
Una manera de hablar: decir las La manera de hablar “directo” “fuerte”, permite a las mujeres mos-
cosas claras trarse en bloque, con intenciones contundentes. Esta estrategia, al
estar preñada por el esfuerzo dramático aleccionador, constituye
una de las más visibles, y así lo destacan las mujeres y los varones.
A pesar de que cada estrategia tiene su aporte especial al objetivo principal, cada
una a su vez refuerza a las otras, funcionando así como la conjunción de
diferentes acciones entramadas que producen un resultado final: las comisiones
de convivencia como proceso de eficacia colectiva contra la violencia.
4 En el Estudio Mundial, en el capítulo sobre violencia contra niños y niñas en la comunidad y específicamente en la
sección sobre las respuestas de prevención situacional comunitaria, una de las recomendaciones concretas constituye
la creación de entornos seguros: “Los gobiernos deben asegurar que en las iniciativas de rehabilitación urbana se hagan
esfuerzos por hacer los espacios públicos más seguros por medio, por ejemplo, de elementos de diseño como una
mejor iluminación. Además, el diseño urbano debe incluir lugares públicos y rutas seguras para los niños y niñas den-
tro y entre las comunidades” (Pinheiro, p. 2006: 336).
Este aporte, subraya una vez más que para el desarrollo de esta potencia de
la acción comunitaria coordinada para el logro de objetivos comunes, se requiere
de la inversión de recursos que permitan la presencia y comunicación continuadas
en el tiempo y en el espacio (Sampson, Raudenbush, & Earls, 1997). Desde el
punto de vista de las mujeres, en especial una figura como la de Doris, orientada
a promover convivencia y clave en el sostenimiento del pacto, se trata del acceso
a recursos que permitan invertir su tiempo, que de otra manera deben dedicarlo
al logro de un sustento siempre al borde de lo indispensable (Lister, 2005).
5 Ruth Lister (Lister, 2005) bajo la necesidad de comprender de manera mas acu-
ciosa la vida social y política de las mujeres de sectores populares y bajo la pers-
pectiva de establecer una teoría feminista de la ciudadanía, habla de micropolítica
para denominar la acción política de pequeña escala en el nivel local de las comu-
nidades; la política informal desarrollada a nivel local se forja fuera de los estructu-
ras formales de los partidos políticos, aunque puede estar implicada con estas
estructuras.
6 Ahora bien, explicita el autor: “reconocer que la eficacia social cuenta, no implica que las
desigualdades sociales pueden ser ignoradas. En ese sentido, la alta movilidad residencial
que impide el desarrollo de vínculos sociales y la acumulación de desventajas alimenta la dis-
rupción institucional y socaba la capacidad de control social sobre la vida colectiva”. (Samp-
son, Raudenbush, & Earls, 1997).
Movimientos tensores
Finalmente, otra lógica social cardinal para mantener este
tejido compacto en el tiempo constituye el movimiento tensor. Los
movimientos tensores son aquellos que, como su nombre lo indica
4. El fortalecimiento de la comunidad
La transformación de los espacios de la comunidad ha implicado no sólo el
mejoramiento material que sirve de base para los encuentros sino también la
consolidación del sentido de comunidad, la construcción de relaciones enlazadas
para atender problemáticas locales y la consolidación de la esperanza de que las
transformaciones son posibles.
De manera que una vez que aparece el clamor de rechazo a la violencia
continua, la valentía de una madre se puede articular a través de una serie de
relaciones y prácticas que han ido cobrando forma en la comunidad a través de
años de trabajo local para organizarse y enfrentar sus problemáticas.
violencia armada.
La (auto) organización comunitaria no se vislumbra como una posibilidad
plausible en comunidades fragilizadas por el miedo y la exposición prolongada a
la violencia armada. En este sentido, esta experiencia demuestra la necesidad de
invertir tiempo y dedicación para fomentar y diseminar el aprendizaje sobre una
manera de funcionar y convivir. La construcción de vínculos sociales y confianza
es una faena que lleva tiempo.
Así, en la posibilidad de la conformación de las Comisiones tenemos el trabajo
previo de las comunidades cristianas, el mejoramiento urbano apoyado por la
universidad, alcaldía local, organizaciones religiosas y la movilización de los
vecinos; la presencia de redes educativas para atender a niños y jóvenes; la
posterior estancia de psicólogos buscando apoyar y acompañar procesos de
duelos colectivos que comenzaron a hacerse evidentes, así como la constancia
del centro de investigación que promueve una constante trabajo de reflexividad
entre las mujeres. Aunado a la presencia de estos agentes, que van tejiendo una
red de soporte y apoyo a la organización comunitaria, los lazos afectivos desarro-
llados por las mismas mujeres entre ellas y con los jóvenes así como la ascendencia
afectiva que mantiene la coordinadora comunitaria sobre las mujeres y los jóvenes
son todos los elementos que cementan y contribuyen a que este tejido social se
mantenga en tensión en el tiempo. Son los mismos elementos que permiten
continuar en medio de los conflictos y adversidades de la vida cotidiana. Así
pues, la fortaleza del pacto tiene que ver con toda la red de compromisos en la
que participaron diversos actores: las mujeres, los vecinos, los jóvenes, organiza-
ciones que hacen vida en la comunidad y organizaciones vinculadas externas a la
comunidad.
En este sentido, los aliados sociales y las mejorías en términos de las ayudas
reales para el mejoramiento de la situación de la vida cotidiana constituyen, si se
quiere, condiciones antecedentes que promovieron prácticas emergentes de
organización comunitaria que se constituyen a su vez en condiciones para el
pacto, del cual se derivan prácticas emergentes de negociación y diálogo que
han cimentado esta tradición de convivencia y la voluntad de defenderla frente a
las recurrentes amenazas de ruptura.
COMENTARIOS FINALES
Las acciones de las mujeres y los jóvenes de Catuche, junto a
las asociaciones que los han acompañado retumban como un
recordatorio pertinente y necesario: la fuerza de la acción colectiva
para construir puentes como una solución mucho más contundente
que la lógica de la retaliación, la represión, la imposición del poder
a la fuerza, la estigmatización o la multiplicación de pequeños
guetos atrincherados por toda la ciudad. Catuche tiene el potencial
de servir de chispa de inspiración, estímulo para retomar lo que se
sabe ya de lo importante que es construir acción colectiva y
promover y cuidar el tejido social.
Catuche nos brinda un testimonio concreto y factible, cultivado La experiencia de las mujeres
a partir no sólo de las dificultades sino también desde las fortalezas y jóvenes de Catuche recuerda
que la fuerza de la acción
culturales de nuestro país. Atestiguan el poder del vínculo afectivo
colectiva para construir
que humaniza, que se organiza y cobra fuerza adquiriendo así un puentes ante la problemática
poder institucional dentro de la comunidad. A las lógicas de de violencia es una solución
mucho más contundente que
“plomo al hampa” o del “destino final de todo delincuente es la
la lógica de la retaliación y la
prisión o bajo tierra” que tan poco resultado han dado, la comunidad represión.
ha respondido con diálogo, negociación y reconocimiento del otro.
Deseamos que estas páginas contribuyan al desarrollo de iniciativas
similares.
REFERENCIAS