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El sufrimiento en el Libro

de Job.
Sufrimiento

• Es algo que siempre ha interpelado al ser humano, desde


tiempos muy antiguos, el hombre ha tratado de buscar
un sentido al sufrimiento del ser humano.
• Lo ha tratado de explicar de muchas maneras quedando
en la cultura popular y en diversos textos muestra de su
reflexión.
• Frecuentemente escuchamos frases como:
• Dios hace sufrir a los que ama
• Es la cruz que Dios me mandó
• De que Dios dice a dar, hasta presta los costales
• Dios aprieta, pero no ahoga. (siempre me pareció
bien que no ahogara, pero nunca pude entender por qué
razón tenía que apretar).
Las “injusticias” de Dios

• Existe otro tipo de explicaciones que, haciendo uso del lenguaje


metafórico propio de la religión, han generado un sinfín de historias.
• En el Antiguo Testamento, encontramos una gran cantidad de ejemplos
en donde se considera el sufrimiento como parte de la “pedagogía de
Dios”.
• Se presenta como medio de purificación
• Puede ser también parte de una revelación o designio de Dios
• En ocasiones, es también una llamada a la conversión
• También se ha asociado como un valor de intercesión o rescate
Las “injusticias” de Dios

• Existe otro tipo de explicaciones que, haciendo uso


del lenguaje metafórico propio de la religión, han
generado un sinfín de historias.
• Hay una leyenda noruega que nos relata la historia
de Haakón que cuidaba una ermita donde se
conservaba un Cristo tenido por muy milagroso.
Los hermanos Karamazov

• …Los padres de que te hablaba [le dice Iván a Aliocha]


torturaban a su hijita de todas las maneras imaginables
• ¿Puedes imaginar a aquel pequeño ser, que ni siquiera
es capaz de comprender lo que ocurre, dándose golpes
en el pecho, medio muerta de frío, en la oscuridad y en
la pestilencia, derramando lágrimas inocentes y
llamando en su ayuda a “su padrecito Dios” ¿Puedes
comprender esto, amigo, hermano mío, humilde
novicio que amas a Dios? ¿Eres capaz de entender por
qué ha sido creado todo este absurdo?
Nietzsche
(Dios ha muerto)

• Recordemos, por último, la boutade de


Stendhal que a Nietzsche le parecía
suficientemente ingeniosa como para justificar,
ella sola, toda la existencia del novelista
francés: «La única excusa de Dios es que no
existe».
• Este tipo de narraciones, en no pocas ocasiones, nos lleva a juzgar la
conducta de Dios.
• Muchos aceptan, sin discutir, la proveniencia del mundo de Dios, pero en lo
cual no hay consenso es en su intención amorosa a la hora de crear, pues la
realidad parece demostrar lo contrario: un Dios amor, pero ausente; por eso,
“la pregunta decisiva para el creyente no fue nunca: ¿Existe Dios?; sino
¿dónde está Dios?”
Dilema de Epicuro
(El filósofo del hedonismo)
• Frente a tantas situaciones hostiles experimentadas en el
mundo, Dios no sale muy bien librado, pues si se le adjudica
el acto de la creación, necesariamente se le está haciendo
responsable de todo el acaecer de esta. Entonces, aparece el
condicionante al lado de la eterna pregunta que sacude las
bases de toda justificación de Dios: Si Dios es bueno y
todopoderoso, ¿por qué existe el mal?
• O Dios quiere quitar el mal del mundo, pero no puede;

• O puede, pero no lo quiere quitar;

• O no puede ni quiere;

• O puede y quiere.
• O Dios quiere quitar el mal del mundo, pero no puede;
• Si quiere y no puede, es impotente;
• O puede, pero no lo quiere quitar;
• Si puede y no quiere, no nos ama;
• O no puede ni quiere;
• Si no quiere ni puede, no es el Dios bueno y, además, es impotente;
• O puede y quiere.
• Si puede y quiere -y esto es lo más seguro-, entonces ¿de dónde viene el mal real y por
qué no lo elimina?
• Es común achacar la causa del sufrimiento a Dios como si fuera un virus
o un microbio y, en consecuencia, también lo consideramos un
antibiótico.
• A Dios se le acusa de generar terremotos, inundaciones, epidemias y
una gran cantidad de desastres, nos aferramos a crear un Dios que debe
ser estudiado por un psicoanalista.
• El Libro de Job va a estar cruzado de
manera transversal por grandes
temas:
Temas del
• - La teoría de la retribución Libro de Job
• - La libertad del hombre
• - La finitud del ser humano
Principal enseñanza del Libro de
Job

• Es necesario tratar de comprender hasta donde podamos


–y eso es lo que vamos a intentar a continuación-, pero
después será también necesario guardar respetuoso
silencio ante el misterio que supera nuestra capacidad
Estructura

• Dividiremos la reflexión en tres bloques


• A) Contexto
• B) Contenido
• C) Actualización
Contexto
• 500 – 450 a. C.
• Dos estilos
• Prosa (1-2) (42,7-17)
• Verso (3,1 . 42,6)
• Influencia egipcia,
mesopotámica
• Autor desconocido
• Referencias de Malaquías
Relato original
Prólogo
• Estaban los bueyes arando y las
• Job era un hombre íntegro y recto burras pastando, llegaron los
• Tenía 7 hijos y 3 hijas sabeos y se los llevaron
• Poseía 7,000 ovejas, 3,000 • Ha caído del cielo fuego de Dios y
camellos y 500 yuntas de bueyes, ha consumido a las ovejas
quinientas burras y numerosos • Los caldeos se han echado sobre
siervos los camellos y se los han llevado
• Ofrecía sacrificios • Tus hijos e hijas estaban comiendo
• Aparece “el Satán” y bebiendo y un viento huracanado
derrumbó la casa matándolos
Respuesta de Job

• Desnudo salí del vientre materno y desnudo volveré a él


• Yahvé me lo ha dado y Yahvé me lo ha quitado
• Bendito sea el nombre de Yahvé
• Reaparece el Satán “dáñalo en los huesos y en la carne, te apuesto que te
maldice en la cara”
• El Satán hirió a Job con úlceras malignas desde la planta del pie hasta la
coronilla
• Su mujer le reprende que ¿aún persistes en tu integridad? Maldice a Dios y muérete
• Respuesta de Job: hablas como una necia. ¡resulta que estamos dispuestos a recibir
de Dios lo bueno y no lo estamos para recibir lo malo! Job no pecó con sus labios
• Llegaron sus amigos Elifaz, Bildad y Súaj a consolarlo, no lo reconocieron
• Empezaron a llorar a gritos, se rasgaron sus mantos y se echaron ceniza
• Se sentaron junto a él sin decir palabra durante siete días y siete noches viendo su
terrible dolor
Epílogo
Epílogo

• Yahvé le reclama a los


amigos de Job por no haber
hablado bien de Él como lo
hizo Job.
• Les ordena hacer un
holocausto para que Job
interceda por ellos.
• Yahvé los perdona
• Yahvé bendijo a Job más que al
principio
• 14,000 ovejas
• Yahvé cambia la suerte de • 6,000 camellos
Job y restaura su hacienda.
• 1,000 yuntas de bueyes
• Lo visitan sus hermanos y
hermanas junto con sus • 1,ooo burras
conocidos y le llevan cada • Tuvo también 7 hijos y 3 hijas
uno una moneda de plata y • Paloma
un anillo de oro
• Acacia
• Frasco de perfumes
• Vivió 140 años
Contenido
• Toda lectura seria del libro de Job desemboca en esos problemas
primordiales con los que el creyente tiene que vérselas más pronto o más
tarde el misterio del mal y del sufrimiento, el encuentro con Dios hasta el
fracaso aparente de todo éxito humano, las dificultades de dialogar con el
hombre que sufre, y finalmente el sentido de la propia vida, cuando se trata
de integrar en ella la perspectiva de la muerte
• El desarrollo del libro completo, después del prólogo, se inicia planteando la
pregunta fundamental
• ¿Porqué ha nacido el hombre para sufrir?
• Se suceden una serie de discursos de los tres amigos de Job, intercalándose
sus respuestas
• En dichos discursos se presentan argumentos sobre el origen de la desgracia
de Job y sus posibles soluciones
• Job es un hombre duramente probado por el sufrimiento.
• Pronuncia un largo alegato a lo largo del cual las quejas contra Dios se
entrecruzan con manifestaciones de confianza.
• Concluye su discurso con un grito desafiante <<¡Aquí está mi firma! Que
responda el todo poderoso; que mi rival escriba su alegato>>
• Al igual que en la leyenda de Haakón llega a sentir a Dios como rival
• Le faltan a Job suficientes datos para juzgar la conducta de Dios
• Llega el momento en que Job recuerda como era el trato que recibía cuando
todo era bonanza y todos le respetaban
• Ahora es motivo de burlas y nadie lo toma en cuenta
• Reclama el porqué de su situación y pide ser juzgado “en una balanza sin
trampa”
• Job, convencido de su inocencia, reta a Dios
¡Ojalá que alguien me escuchara!
¡He dicho mi última palabra!
A Dios le toca responder
• Ante este reto, Dios sale por fin de su mutismo, accede a la petición de Job y
deja barridos dos de los reproches que Job le había dirigido tantas veces
• Tú estás lejos
• Tú te muestras indiferente
Respuesta de Dios

• ¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? Dímelo, si es que sabes tanto


• ¿Quién señaló sus dimensiones? –si lo sabes-
• ¿Quién le aplicó la cinta de medir?
• ¿Has mandado en tu vida a la mañana o has señalado su puesto a la aurora?
• ¿Has entrado por los hontanares del mar o pasado por la hondura del
océano?
Límites del hombre
• Dios no se propone solamente suscitar en Job una nueva capacidad de
asombro, quiere situarlo ante un triple límite
• El límite de la duración de su vida, Job no ha asistido a la liturgia primordial, en el
amanecer del mundo, no pudo unirse al coro de estrellas. El hombre no es
contemporáneo más que de una parte de la gesta de Dios, y su primer límite es el de
haber nacido después del mundo
Límites del hombre

• El límite de su saber, Job se ve obligado a admitir que finalmente los criterios de lo


bello, de lo prudente, de lo útil no pertenecen al hombre, sino que brotan de la libertad
creadora de Dios.
• Cuando Dios se pone inventariar personalmente los misterios de su creación, no lo
hace para exaltar el saber enciclopédico de los sabios, sino más bien para apear
definitivamente cualquier pretensión humana de una ciencia exhaustiva y unitaria del
cosmos y de sus fenómenos. La investigación del universo por la inteligencia humana
tiene sus consecuencias, y al final del esfuerzo del sabio se abrirá siempre una nueva
página sin explorar
Límites del hombre
• El límite de su poder: Cada nueva alusión a la fuerza y a la habilidad del creador subraya
inexorablemente la impotencia de Job 14 veces aparece la pregunta ¿quién?, ¿quién ha
asentado?, ¿quién ha encerrado?, ¿quién ha engendrado?, etc. Invariablemente, la
respuesta sería “Dios” y poco a poco, de exclusión en exclusión, Job ve estrecharse el
campo de su poder y de sus derechos. El mundo es suyo, pero hay otro que actúa, hay otro
que reina. Su palabra de hombre no crea nada, él no puede dar órdenes a la mañana, ni al
águila. Los animales no pueden prescindir de Yahvé, pero el hombre no le sirve de ayuda, y
algunos de ellos se encargan de hacérselo ver a su manera. Ante la soberanía del hombre
las bestias sirven a la causa de Yahvé, incluso en algunos momentos parece como si Yahvé
aprobara sus deseos de libertad.
Límites del hombre

• Job, en sus quejas, le había reprochado a Dios utilizar el universo en su afán


de venganza, Yahvé responde poniendo al mundo con los animales que lo
habitan al servicio de su pedagogía de salvación
• Dios pone a Job ante una alternativa sumamente clara: podrá responder, o
tendrá que ceder. Job “disputó con Shadday, crítico a Eloah” ahora es
preciso, por el honor de Dios, que se decida el debate. Job no puede tener
razón más que a costa de una condenación de Dios.
• Job tiene que hacerse a la idea de que ciertas fuerzas de su mundo no
pueden desplazarse ni domarse a voluntad.
• Job ha comprendido. Como a los grandes creyentes en el encuentro con su
Dios le ha enseñado la humildad. Desde su primera respuesta, renuncia a
proseguir el debate “yo que soy tan poca cosa, ¿cómo podría replicar?”
añadiendo: “pongo mi mano en la boca, he hablado una vez y no lo repetiré,
dos veces, y no volveré a comenzar”
Saber e ignorancia

• De esta manera, se empieza a configurar la respuesta de Dios a las dudas y


quejas de Job y de Job a las preguntas de Dios
• A las preguntas que le había hecho Dios “¿qué es lo que sabes, qué es lo que
conoces?” Job puede responder ahora:
“Se que lo puedes todo,
Que ninguna idea es irrealizable para ti
Así, pues, he hablado, sin comprenderlas,
De maravillas fuera de mi alcance
Y que yo no conocía”
• Job admite ahora que la acción de Dios oculta maravillas que le desbordan, y
qué Yahvé puede perfectamente proseguir un designio rico de sentido, sin
que él, un pobre hombre, descubra allí otra cosa que no sean enigmas.
Entonces el sufrimiento inmerecido, por muy inaferrable y repulsivo que
resulte para los humanos, puede y debe tener un sentido oculto en Dios.
Escuchar y ver
• Ahora Job puede medir la diferencia que separa la fe insuficientemente
personalizada de una experiencia directa del encuentro con Dios.
“De oídas había tenido referencias de ti,
pero ahora mis ojos te han visto”
• Exteriormente, no ha cambiado nada. Job no ha dejado su montón de
cenizas, pero la palabra de Dios ha convertido sus miradas. Lo mismo que
Isaías cuando descubrió por un instante ante la gloria de Yahvé que era un
hombre de “labios impuros”, también Job se sitúa ahora en su verdadero
lugar en el universo y en el plan de Dios, podrá reconocer en adelante no
solamente su finitud, sino su culpabilidad.
• Después del torbellino de sus preguntas, Job ha sabido escuchar las de Dios.
Su última respuesta, tan grande como las del prólogo, pero cargada ahora
con toda la densidad y el peso de un verdadero drama humano, desemboca
también en el silencio Y este silencio es un consentimiento definitivo del
misterio de un Dios libre. Job sabe ahora que no sabe, reconoce que Dios
lo puede todo y que no tiene en reserva más que maravillas. Ha visto a
Dios y, como sus ojos están sanos, la luz se ha hecho en su ser, ha
comprendido que no se puede juzgar del corazón a Dios a partir de las
alternancias del corazón del hombre o de los atolladeros de su destino
Sobre el polvo y la ceniza
• Al final de su largo monólogo, Job aguardaba a Dios a pie firme, “como un
príncipe” ahora va a hacerse humilde para poder acogerle
“mis ojos te han visto
por eso me retracto y me arrepiento
sobre el polvo y la ceniza”
• Job se ha acercado al árbol prohibido, arrogándose el derecho de criticar la
sabiduría de las acciones divinas y declarando poseer un criterio al que
habría de someterse a las decisiones de Dios. Esta pretensión humana al
conocimiento total tenía que condenarla Dios y lo hace serenamente, con el
humor suficiente para borrar la angustia del corazón de Job.
• Job comprende finalmente que toda la obra de Dios es fuerza y cariño, que
su amor a la vida garantiza su proyecto de salvación y que es imposible que
el hombre sea en el universo el único ser no amado.
• El justo doliente se ve invitado serenamente inclinarse bajo la mano
poderosa de Dios y a realizarse en el diálogo de la fe. De este modo Dios le
da la razón a Job situándolo en su sin razón.
• Al revelarse a Job, Dios le reveló lo que él mismo era renunciando a las
evidencias demasiado cortas de su sabiduría humana y dejándose
cuestionar por sus limites de criatura
Conclusiones
• El mal físico es una consecuencia de la finitud. Para que el agua, por
ejemplo, produzca todos sus buenos efectos (apagar la sed, regar los
campos, etc.) tiene que ser agua. Pero si es agua, también pueden seguirse
consecuencias negativas, como que uno se ahogue en ella. Los pies del
caballo son magníficos para correr pero no le permiten coger cosas.
Nuestras manos, en cambio, son idóneas para esto último, pero no sirven
para correr. La lluvia es muy buena para el agricultor, pero perjudica a los
excursionistas... En definitiva, que una característica de la finitud consiste en
que cada perfección resulta también un límite. No se puede ser todo a la
vez, igual que un círculo no puede ser a la vez un cuadrado. Quizás el
«círculo cuadrado» sería la criatura perfecta, pero eso nos indica que
imaginar un mundo donde el mal no tuviera cabida sería tanto como
imaginar un mundo infinito.
• En cuanto al mal moral, es una consecuencia del abuso que hacemos de la
libertad. El hombre no se distingue del animal solamente porque es capaz
de mayor altruismo, sino también porque es capaz de mayor abyección y de
más refinada crueldad. Tenemos que reconocer que una gran parte de los
males que deploramos son producto directo de la voluntad humana.
• Homero, en La Odisea, hace decir a Zeus: «Los mortales se atreven, ¡ay!,
siempre a culpar a los dioses porque dicen que todos sus males nosotros les
damos; y son ellos los que, con sus locuras, se atraen infortunios que el
Destino jamás decretó».
• Así, pues, unos sufrimientos proceden de la condición finita de los seres
humanos, y otros del mal uso que hacen de su libertad.
• Si esto es así, parece necesario concluir que Dios no podía crear seres
humanos totalmente libres de sufrimientos, porque el ser humano no puede
dejar de ser a la vez finito (a diferencia de Dios) y libre (a diferencia de los
animales).
• La alternativa para el Creador no consistía en crear a los seres humanos
expuestos al sufrimiento o crearlos protegidos de él, sino en crear a los seres
humanos expuestos al sufrimiento o no crearlos en absoluto. Como decía
Bemard Shaw, «el mundo no hubiera sido creado si su Hacedor hubiese
temido causar trastornos».
• En este sentido es correcto decir que Dios no quiere el mal, pero lo
permite porque sabe que es una consecuencia inevitable de la creación.
Dios debió considerar que, a pesar de todo, el mundo valía la pena
• Una comprobación empírica de que Dios no quiere el mal es que
Jesucristo «recorría las ciudades y aldeas curando todos los males y
enfermedades en prueba de la llegada del Reino de Dios». Con ello
estaba manifestando cómo sería una humanidad sometida totalmente al
señorío divino.
• Sin embargo, había muchos más enfermos en Israel. ¿Por qué Jesús sólo
realizó 23 curaciones milagrosas? Incluso hoy, ¿por qué Dios no evita
milagrosamente los sufrimientos más insoportables? En mi opinión la
respuesta sólo puede ser ésta: porque el recurso habitual al milagro es
incompatible con la dignidad humana.
Dios ha querido luchar contra el mal a través de
nosotros.
• En la Biblia afirma claramente que Dios sufre cuando el hombre sufre:
«me da un vuelco el corazón, se me estremecen las entrañas» (Os 11,8);
«se han conmovido mis entrañas» (Jer 31,20)...
• Y es que un Dios a quien no le afectara el dolor de los hombres; a quien le
resultara indiferente lo que ocurrió en Auschwitz o lo que ocurre en cada
cama de hospital, no sería Dios.
• Si a Dios le importa tanto el sufrimiento de los hombres, ¿cómo no hace
algo por evitarlo? la única respuesta correcta es que hace todo lo que
puede hacer... sin suprimir nuestra dignidad:
• -Ha puesto en nosotros la inteligencia para que, estudiando las leyes
de la naturaleza, podamos vencer poco a poco los males físicos. «Creced,
multiplicaos, llenad la tierra y sometedla», dijo a la humanidad (Gen
1,28).
• -Y nos ha redimido, llenándonos de su Espíritu, para vencer el mal moral,
de forma que algún día empleemos la libertad para hacer el bien, y no
para hacernos daño unos a otros. «Hermanos, habéis sido llamados a la
libertad; pero que esa libertad no os sirva de pretexto para hacer el mal;
antes al contrario, que el amor os ponga al servicio de los demás» (Gal
5,13).
• Es decir, Dios ha querido luchar contra el mal a través de nosotros.
Recordemos otra vez el dilema de Epicuro porque ahora estamos en
condiciones de contestarle: «O Dios quiere eliminar el mal -decía- pero
no puede, y entonces es impotente; o puede y no quiere, y entonces es
malo; pero tanto en un caso como en otro no sería Dios».
• La respuesta es: En efecto, Dios no puede suprimir el mal de repente sin
anular al hombre. Nos ha tomado tan en serio que sólo acepta vencer
el mal cuando ello signifique simultáneamente nuestra propia
victoria.
Actualización
Dios crea creadores

• De acuerdo con el pensamiento de Torres Queiruga, Dios, dado su


modo de ser, “no puede” intervenir en el mundo de una manera
directa.
• El aporte bíblico empieza a ubicar el verdadero sentido de la acción de
Dios en el mundo al mostrar al hombre como la imagen de Dios, y en
esta línea, es el encargado de hacer sentir esa presencia divina de la
cual el mismo Creador lo dotó, pues según el Génesis, Dios creó al
hombre a su imagen y semejanza (Gn 1,26).
• La misión del ser humano es hacer viva y real la acción (la imagen) del
Creador en el mundo. Dios, para actuar en la tierra, “depende” del hombre.
Ya Tomás de Aquino lo expresaba así: “La providencia de Dios es el hombre”
• Andrés Torres se apoya, para justificar la acción de Dios a través de las
criaturas, en una máxima de Henri Bergson: “Dios crea creadores”. Con
dicha expresión se salva la autonomía tanto de la acción de Dios como la del
hombre. Los dos actúan sin suplantarse el uno al otro, pues cuando el
hombre actúa es verdaderamente él quien lo hace, pero Dios es quien
continuamente lo está haciendo ser y, en esta línea, es Dios quien actúa. En
este sentido, la acción de Dios en el mundo consiste en hacer que las
criaturas hagan.
¿Quién representa a Job actualmente?

• La sociedad del Siglo XXI se encuentra cubierta con úlceras malignas desde
la planta del pie hasta la coronilla
• infectada por un virus literalmente
Actualización
Job Sociedad actual
• Estaban los bueyes arando y las burras • La pandemia ha destruido la economía
pastando, llegaron los sabeos y se los llevaron
• Hemos arrasado con el equilibrio ecológico
• Ha caído del cielo fuego de Dios y ha
• Estamos inmersos en una espiral de violencia
consumido a las ovejas
imparable
• Los caldeos se han echado sobre los camellos y
• Nos enfrentamos con mayor frecuencia a
se los han llevado
desastres naturales
• Tus hijos e hijas estaban comiendo y bebiendo
• Hemos perdido conocidos, compañeros,
y un viento huracanado derrumbó la casa
amigos, familiares…
matándolos
• Job cuestiona a Dios
• Cuestionamos a Dios
• Todo se compra y vende, y así crece el coronavirus. olvidamos que la vida no
se compra y vende, que los bienes verdaderos no se acumulan en forma de
capital… El peor virus del siglo XXI no es el “coronavirus” sino un tipo de
mercado y capital que compra y vende a los hombres… Ése es el virus, es el
cáncer, la peste de guantes blancos de una sociedad de mala feria.
• El descubrir como se producen los males
es tarea de los científicos y a ellos
corresponde dar respuesta a ese tema.
No es Dios quien produce el sufrimiento

• Para hablar del sufrimiento correctamente lo primero que necesitamos es


no confundir el plano en que se sitúan las ciencias y el plano en que se sitúa
la teología. La patogenia, por ejemplo, es una rama de la medicina que
estudia cómo se han producido las enfermedades. Su aspiración consiste,
pongamos por caso, en aislar el virus que causa una dolencia determinada.
Lo logrará o no lo logrará, pero de una cosa podemos estar seguros: Nunca
se le pasará por la cabeza afirmar que es Dios quien hace enfermar a nadie.
• Algo parecido podríamos decir con respecto
a los terremotos. En el siglo XX a ningún
sismólogo se le ocurrirá afirmar que Dios
decidió una mañana sacudir la tierra; pero
todavía se atreven a afirmarlo algunos
creyentes poco ilustrados provocando en
quienes les escuchan agresividad hacia ese
Dios sádico. «Semejante "dios" -dice
Fourez- sería un verdadero neurótico y lo
mejor que podría hacerse por él es
recomendarle un buen psicoanalista»
• No hay ausencia de Dios, solo existe ausencia del hombre quien no se arriesga a
amar. Si el ser humano tomara conciencia de la vocación de ser imagen de Dios,
se comprometería realmente en la transformación del mundo en lugar de estar
con las manos cruzadas, o arrodillado suplicando la intervención de Dios.
• “Creo que Dios puede y quiere que el bien nazca de todo, incluso de lo más malo.
Para ello necesita unos hombres por quienes todas las cosas concurran al bien”. Es
ineludible, sin la disposición de la libertad humana, Dios no “puede” hacer real su
misericordia en el sufrimiento. Torres lo resume de la siguiente manera: “Dios
entra en la historia y transforma el mundo no a base de milagros e
intervencionismos, sino a través de su presencia reveladora en la libertad
del hombre”
• Lo que sí es claro en el cristianismo, es que la actitud frente a la
inevitabilidad del mal no es el letargo de una esperanza en el más allá mal
entendida, ni tampoco es dejar todo en las manos de Dios, sino que es un
llamado para vivir un compromiso radical con la transformación del mundo
a través de acciones que hagan más real la imagen de Dios
• Como muestra de una teología profunda y narrativa, se puede concluir con
un bello himno litúrgico de la hora sexta, el cual pone de manifiesto, de una
manera poética y con una intuición teológica profunda, la presencia de Dios
en su creación, de ese Dios que sigue trabajando a través del hombre:
Te está cantando el martillo Quien diga que Dios ha muerto
y rueda en tu honor la rueda. que salga a la luz y vea
Puede que la luz no pueda si el mundo es o no tarea
librar del humo su brillo. de un Dios que sigue despierto.
¡ Qué sudoroso y sencillo Ya no es tu sitio el desierto
te pones a mediodía, ni en la montaña se esconde;
Dios de esta dura porfía decid, si pregunta dónde,
de estar sin pausa creando, que Dios está -sin mortaja-
y verte necesitando en donde un hombre trabaja
del hombre más cada día! y un corazón le responde.

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