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Gonzalo Bravo

Raúl González Salinero


(editores)

IDEOLOGÍA Y RELIGIÓN
EN EL MUNDO ROMANO

Madrid – Salamanca 2017


Signifer Libros
SIGNIFER LIBROS
Monografías de Antigüedad Griega y Romana
51

SIGNIFER
Libros

EN PORTADA:
Apoteosis de Claudio. Camafeo a tribuido a Skylax. Ónice, diamante y oro esmaltado.
Montura de Josias Belle (1686). Colección de Luis XIV (camafeo nº 265).
Cabinet des Médailles et Antiques de la Bibliothèque Nationale de France.

ACTAS DEL XIV COLOQUIO DE LA ASOCIACIÓN INTERDISCIPLINAR


DE ESTUDIOS ROMANOS (AIER), CELEBRADO EN LA UNIVERSIDAD
COMPLUTENSE DE MADRID LOS DÍAS 23-25 DE NOVIEMBRE DE 2016

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ISBN-13: 978-84-16202-15-7
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D.L.: S.XXX-2017

Imprime: Eucarprint S.L. - Peñaranda de Bracamonte, SALAMANCA


«Dios manifestado en la tierra, salvador del género
humano y del universo entero». Encomios de
Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

Sabino Perea Yébenes


Universidad de Murcia

El fenómeno del culto imperial en Roma tiene origen en la figura de Julio César. Este
recibió honores divinos en Grecia, Asia e Italia, como certifican un buen número de
inscripciones1, y esta divinización quedó reforzada tras su asesinato. Su sucesor, Octavio,
inmediatamente pone el énfasis, en su discurso político-religioso, en su filiación divina
con la fórmula oficial Caesar Divi filius2.
Acabado el periodo revolucionario, tras Actium, y asumidos todos los poderes ya
como Augusto en enero del año 27, la idea queda definitivamente consolidada.
Durante la larga vida de Augusto este recibió honores divinos, como bien sabemos
por los textos literarios y especialmente por la epigrafía. La frecuencia de textos en
Occidente, en latín, es grande ―se concentran sobre todo en Italia, y en menor medida
en Galia, Hispania y África3― pero la cifra se multiplica casi por diez en las inscripcio-
nes griegas de las ciudades del oriente romano, donde este fenómeno político-religioso
se expresa sin tapujos. A nivel oficial, las ciudades de Asia Menor honran a Augusto
como Dios Augusto, Θεὸς Σεβαστὸς. Expresiones de este tipo seguramente le parecerían
excesivas al propio emperador, pero este respetaba la voluntad y la costumbre secular de
las ciudades griegas que en época helenística habían reconocido públicamente la divinidad
de sus reyes. Augusto, en este aspecto, dejó que se le rindieran honores divinos como un
βασιλεύς helenístico, como un διάδοχος Ἀλεξάνδρου.
La actitud aparentemente inocente por parte del emperador, no era tal, sino que
formaba parte de un pensamiento político4 meditado ―una ideología o construcción
religiosa del poder― que tenía como finalidad aumentar el prestigio de su persona a la
cabeza del Estado, robusteciendo su poder político y religioso en las ciudades grecófonas.
La mentalidad griega y su extraordinaria lengua, más rica que la latina en todas sus
expresiones literarias, adornan los elogios oficiales dispensados a Augusto con epítetos

1
Ross Taylor, 1931, pp. 267-269.
2
Así nos lo recuerda el título del reciente libro de Luciano Cánfora: Augusto figlio di Dio, 2015.
3
Ross Taylor, 1931, pp. 277-283.
4
Ross Taylor, 1931, p. 237: «for Augustus the imperial cult was primarily an instrument of politics».

G. Bravo y R. González Salinero (eds.), XIV Coloquio de la AIER. Ideología y religión en el mundo romano,
Signifer Libros, Madrid/Salamanca, 2017 [ISBN: 978-84-16202-15-7] pp. 149-174
Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

Figura 1. Asia Menor y Lycia en época de Augusto.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

y frases que rozan la poesía y la himnología sagrada. Es lo que Tácito considera, para
tiempos algo posteriores, característico de la adulatio graeca5.
Aquí reunimos varios textos epigráficos excepcionales que ilustran muy bien la idea
de cómo en Asia Augusto es considerado un praesens et conspicuus deus6, como le
denomina Ovidio (Trist. II, 54), siendo de particular interés la consideración de que
tal condición de dios la adquirió en el mismo momento de su nacimiento, es decir, que
es un θεὸς Ἐπιφανὴς, «un dios manifestado en la tierra», cuya divinidad impregna el
universo entero.
Veamos los documentos de Priene y Halicarnaso, en Asia Menor, y de Myra, algo
más al sur, en Lycia. Véase el mapa (Fig. 1), con la ubicación de estas ciudades.

1. Πριηνη πολις ’Iωνίας

La inscripción de Priene7 (Fig. 2 A y B) traslada el decreto de la Asamblea Provincial de


Asia, en un día y mes impreciso, del año 9 a.C.8 El texto tiene dos partes bien diferen-
ciadas: primero, una carta dirigida por el procónsul de Asia, Paulus Fabius Maximus a
la Asamblea (líneas 1-30), segundo, el decreto de la Asamblea (líneas 40-84). En ambas
partes, y por boca de distintos portavoces, por tanto, se hace un extenso encomio de
Augusto.
El eje sobre el que se vertebran ambos discursos es la importancia del culto imperial
rendido a la persona de Augusto, con un motivo muy especial: la fecha de su aniversario
(23 septiembre). Y algo aún más importante si cabe: asociar los beneficios de la pax
romana con el propio emperador, por el hecho mismo de su existencia.
El protagonista del documento, Fabio Máximo (46 a.C.-14 d.C.), era un noble romano
de la rancia cuna de los Fabios; conocía bien el Oriente, pues fue cuestor con Augusto
durante los años 22 al 19. El año 11 a.C., coincidiendo con su matrimonio con Marcia
(hija de Lucius Marcius Philippus y de Atia Minor), recibe el consulado, y luego el
proconsulado de Chipre; entre los años 10 y 3 a.C., el proconsulado de Asia. Su último
puesto conocido es legado de la Tarraconense en el 2 a.C. Era un personaje influyente

5
Tac. Ann. VI, 18. Aunque una buena razón que puede explicar la desmedida devoción de las ciuda-
des de Asia hacia Augusto es la que aparece en las Res Gestae 24.1: «Tras la victoria (Actíaca) devolví a
los templos de todas las ciudades de la provincia de Asia sus riquezas., que aquel contra quien yo luchaba
guardaba en privado tras haber expoliado los templos» (In templis omnium civitatium provinciae Asiae victor
ornamenta reposui, quae spoliatis templis is cum quo bellum gesseram privatim possederat). El texto es
una invectiva contra Marco Antonio, al que se acusaba de haber robado estatuas de los templos de Samos
(Strab. XIV, 1, 14), Éfeso y Pérgamo, que fueron repuestas por Augusto Al parecer Antonio también hizo lo
mismo en algunos templos egipcios (Strab. XIII, 1, 30).
6
Vid. Scott, 1930, pp. 58-69.
7
Ahora conservada en el Museo Estatal de Berlín. CIG 3957; Chapot, 1904, pp. 390-391; Dittenberger,
1905, nº 458; Gaertringen, 1906, nº 105; Ehrenberg y Jones, 19552, 81-83 (nº 98); Laffi, 1967, 5-98; Sherk,
1984, nº 65 (pp. 328-337); McCabe, 1991, nº 138; Bringmann, 2008, 233 (tr. parcial); Blümel, Merkelbach
y Rumscheid, 2014, I, nº 14, II, pp. 12-13 (fotos), y con la literatura anterior.
8
La discusión sobre la fecha, Atkinson, 1958, pp. 324-326; Laffi, 1967, pp. 32-34.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

Figura 2 A y B. Inscripción en dos bloques de piedra. Museo Estatal de Berlín.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

en la corte, y famoso en Roma, también por su afición a la poesía, que cultivaba. Supo
rodearse de los mejores amigos en este sentido: basta recordar que su boda es cantada por
Ovidio en un epitalamio, y que era amigo de Horacio (este le cita en una de sus Odas)9.
Juvenal asegura que era un gran protector de la poesía10. Tácito, Ann., I, V, 2, cuenta que
acompañó a Augusto hasta la isla de Planasia, donde estaba exiliado Agripa Póstumo,
el último de sus nietos (era el hijo menor de Agripa y de su hija Julia), cuando abuelo
y nieto se reconciliaron. Paulo murió en el verano del 14 d.C.11, igual que Augusto. La
simpatía no disimulada de Paulo hacia Póstumo podía entenderse como un gesto de
oposición hacia Augusto, y en especial hacia Livia, que tenía otras pretensiones para el
trono, su hijo Tiberio. Eso no significa, como vemos por este y otros documentos, que
durante sus magistraturas no se mostrase absolutamente fiel a Augusto, y adulador de su
persona en forma extrema, casi exagerada.
He aportado estas pinceladas de su biografía porque creo que su vocación literaria
y su formación retórica se perciben en la primera parte de la inscripción, que es la carta
del procónsul dirigida al koinon de Asia12.
El texto recoge, a modo de acta, lo acontecido en un acto público: la convocatoria
realizada por el procónsul de Asia para que se reuniesen en Pérgamo los representantes
de las ciudades que componen el koinon. El motivo es una excusa para honrar Augusto,
y para ello se crea un concurso para ver quién encuentra la mejor forma de enaltecerlo.
El premio para el triunfador sería una «corona otorgada por el Asamblea Provincial».
Sabemos por el texto, que el ganador del concurso es el propio procónsul, con la siguiente
propuesta finalmente ganadora: crear un calendario nuevo para la provincia de Asia, en el
que el primer día del año debía ser el 23 de septiembre, día del nacimiento (y aniversario)
de Augusto13.
El acto fue muy importante. Cabe pensar en un gran ceremonial con boato de tipo
oficial, con los representes de cada una las ciudades principales, en el que el gobernador
provincial interpretaba un papel protagonista en los actos de tipo civil y religioso. Tras

9
Se cree que la última esposa de Ovidio era Fabia, mujer divorciada de su primer marido y que conoció
al poeta en casa de Fabio Máximo, que solía frecuentar, y con el que guardaba bastante amistad (eran también
quizás su patrón o mecenas literario) como se deduce del hecho de que compusiera un himeneo con motivo
de las nupcias del senador. La amistad también se forjó entre Marcia (esposa de Fabio Máximo) y Fabia
(esposa de Ovidio); esta amistad queridísima se expresa en Ovid. Pont. I, 2, 138; y frecuentaban el círculo
de amistades de Atia Minor, madre de Marcia, esta última prima de Augusto, puesto que el princeps era hijo
de Atia Maior. Estos encuentros pueden fecharse entre el 15 y 12 a.C. El matrimonio de Fabio Máximo y de
Marcia quizás sea del año 15 a.C., si atendemos a la Oda IV, 1 de Horacio, cuya parte central está dedicada
a cantar esta unión conyugal (en los versos 10-18). De las palabras del propio Horacio se deduce que está
narrando hechos del año 15. Sobre estas relaciones y su eco en la obra de Ovidio, vid. Baeza Angulo, 2010,
p. 53.
10
Juv. Sat. VII, 95-96.
11
Syme, 1989, p. 414
12
La mejor síntesis que conozco sobre el concepto de estos concilia provinciales de Asia es el viejo,
pero extraordinario, estudio de Chapot, 1904, pp. 454-467, correspondientes al capítulo V, «Les ‘koina’ et
le ‘koinon Ἀσιας’»; Sartre, 1994, pp. 118-121.
13
Sobre la reforma del augusteo descrito en estas inscripciones, Chapot, 1904, pp. 390-392; Laffi,
1967, pp. 29-34 y 39-46; Habicht, 1973, pp. 80ss.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

los discursos, no faltaron los bailes y los banquetes. La reunión tuvo lugar en Pérgamo,
y allí se puso, unos días o semanas después del acto, el monumento ―es decir, la ins-
cripción sobre bloques de piedra― que recoge, como dijimos, a modo de acta oficial, lo
fundamental del acto.
El documento, como se indica ahí mismo, por orden del procónsul, debía ser puesto
en griego y en latín. Esto es, en la lengua oficial del Imperio, y en la lengua vernácula.
Y del mismo modo, debían hacerse copias literalmente idénticas en las ciudades cuyos
representantes habían acudido a la cita de la Asamblea. Una de estas ciudades era Priene.
De esta ciudad procede el texto más completo y, al mismo tiempo, es el que fue hallado
primero, de modo que es el comúnmente tomado como base para su estudio. Se han
conservado fragmentos del decreto griego, así como pedazos de inscripciones con la
traducción latina, en Apamea, Maenoia, Eumeneia y Dorylaeum14. Una edición completa
y comparativa de todos los fragmentos, con comentarios, la encontramos en los estudios
de Laffi (1967) y de Blümel, Merkelbach y Rumscheid (2014). De esta última edición
crítica tomamos el texto que damos en líneas siguientes.
Aunque un análisis literario permite establecer varias partes o subdivisiones en ra-
zón de su contenido, en esencia el documento consta de dos partes: una primera, líneas
1-30) que traslada expressis verbis el decreto (διάταγμα, edictum) del procónsul Fabio
Máximo; la segunda parte, líneas 30-84 recoge el decreto acordado por la Asamblea, en
dos ψηφίσματα15, el primero en líneas 30-77, y el segundo, más breve en líneas 78-84.
Renunciamos en esta edición de algunas líneas previas que debía preceder al decreto, en
todo caso muy fragmentadas, de la copia de Apamea que ha conservado breves líneas
en latín y griego de ese prefacio.
El conjunto del monumento traslada el texto τοῦ ἀνθυπάτου διάταγμα καὶ τὸ τῆς
Ἀσία<ς> ψήφισμα.
He aquí el texto del διάταγμα del procónsul, que nos interesa ahora especialmente
porque es aquí donde se traslada ―puesto en boca del gobernador, hablando a la Asam-
blea― el generoso encomio que este hace de Augusto.

1
[Παῦλλος Φάβιος Μάξιμος] ἀνθύπατος λέγει· [ ]
[.]̣ν̣ παρὰ τῶν πρότ[ερ]ον παρειλ[ήφαμεν – ]ι̣αν̣
καὶ τὸ τῶν θεῶν [ε]ὐμενὲς κα[ὶ – ] ἀπ]ορεῖσ[ θαι ]
[πότ]ε̣ρ̣ον ἡδείων ἢ ὠφελ[ιμω]τ[έρα ἐ]στὶν ἡ τοῦ θειοτάτου Καίσαρος γενέ-
5
θλιος ἡμέρα, ἣν τῆι τῶν πάντων ἀρχῆι ἴσηι δικαίως ἂν εἶναι ὑπ[ολά]βοιμεν,
καὶ εἰ μὴ τῆι φύσι, τῶι γε χρησίμωι, εἴ γε οὐδὲ[ν ο]ὐχὶ διαπεῖπτον καὶ εἰς ἀτυ-
χὲς μεταβεβηκὸς σχῆμα ἀνώρθωσεν, ἑτέραν τε ἔδωκεν πάντι τῶι
κόσμωι ὄψιν, ἥδιστα ἂν δεξαμένωι φθοράν, εἰ μὴ τὸ κοινὸν πάντων εὐ-
τύχημα ἐπεγεννήθηι Καῖσαρ. διὸ ἄν τις δικαίως ὑπολάβοι τοῦτο ἁτῶι

14
Laffi, 1967, pp. 8-15 y 82-96, con las ediciones ―bien en lengua griega, bien en latina― de la
inscripción.
15
Por ψήφισμα hay que entender el decreto o acuerdo logrado tras haber obtenido una mayoría de
votos en una Asamblea.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

10
ἀρχὴν τοῦ βίου καὶ τῆς ζωῆς γεγονέναι, ὅ ἐστιν πέρας καὶ ὅρος τοῦ με-
ταμέλεσθαι, ὅτι γεγέννηται· καὶ ἐπεὶ οὐδεμιᾶς ἂν ἀπὸ ἡμέρας εἴς
τε τὸ κοινὸν καὶ εἰς τὸ ἴδιον ἕκαστος ὄφελος εὐτυχεστέρας λάβοι
ἀφορμὰς ἢ τῆς πᾶσιν γενομένης εὐτυχοῦς, σχεδόν τε συμβαίνει
τὸν αὐτὸν ταῖς ἐν Ἀσίαι πόλεσιν καιρὸν εἶναι τῆς εἰς τὴν ἀρχὴν εἰσόδου,
15
δηλονότι κατά τινα θήαν βούλησιν οὕτως τῆς τάξεως προτετυπωμέ-
νης, ἵνα ἀφορμὴ γένοιτο τῆς εἰς τὸν Σεβαστὸν τιμῆς, καὶ ἐπε[ὶ δύσκο]-
[λο]ν μέν ἐστιν τοῖς τοσούτοις αὐτοῦ εὐεργετήμασιν κατ’ ἴσον εὐχαρις-
τεῖν, εἰ μὴ παρ’ ἕκαστα ἐπινοήσαιμεν τρόπον τινὰ τῆς ἀμείψε[ως,]
[ἥδειον] δ’ ἂν ἄνθρωποι τὴν κοινὴν πᾶσιν ἡμέραν γενέθλιον ἀγά[γοιεν]
20
[ἐ]ὰν προσγένηται αὐτοῖς καὶ ἰδία τις διὰ τὴν ἀρχὴν ἡδονή, δοκεῖ μοι
πασῶν τῶν πολειτηῶν εἶναι μίαν καὶ τὴν αὐτὴν νέαν νουμηνίαν
τὴν τοῦ θηοτάτου Καίσαρος γενέθλιον, ἐκείνην τε πάντας εἰς τὴν
ἀρχὴν ἐνβαίνειν, ἥτις ἐστὶν πρὸ ἐννέα καλανδῶν Ὀκτωβρίων, ὅπως
καὶ περισσότερον τειμηθῆ προσλαβομένη ἔξωθέν τινα θρησκήαν καὶ
25
μᾶλλον πᾶσιν γένηται γνώριμος· ἣν οἴομαι καὶ πλείστην εὐχρηστίαν
τῆι ἐπαρχήᾳ παρέξεσθαι. ψήφισμα δὲ ὑπὸ τοῦ κοινοῦ τῆς Ἀσίας δεή-
σει γραφῆναι πάσας ἐνπεριειληφὸς τὰς ἀρετὰς αὐτοῦ, ἵνα τὸ ἐπινοη-
θὲν ὑφ’ ἡμῶν εἰς τὴν τειμῆν τοῦ Σεβαστοῦ μείνῃ αἰώνιον. προστάξω
δὲ χαραχθὲν <ἐν> τῇ στήλῃ τὸ ψήφισμα ἐν τῷ ναῷ ἀνατεθῆναι, προστά-
30
ξας τὸ διάταγμα ἑκατέρως γραφέν.

[...] Paulo Fabio Máximo, procónsul, dice: de nuestros antepasados ​​(?) hemos recibido
[---] la buena voluntad de los dioses, y [de todo], lo más interesante y más beneficioso
es el día natal del muy divino César, que debemos mirar justamente como el principio
de todos los bienes, a saber, no el orden de la naturaleza, sino el de la utilidad, pues ni
siquiera una plegaria habría podido restablecer una situación sin esperanza y precipitarse
al infortunio, ni dar una segunda naturaleza a un mundo dispuesto a ser destruido, si para
la prosperidad de todos César no hubiera nacido. Por tanto, es de buena justicia que los
hombres hagan coincidir el comienzo de su existencia con la época en la que han dejado
de sufrir recibiendo la vida; así pues, para obtener auspicios favorables, ya sea a título
particular cuando se trate de personas solas, ya sea en público cuando conciernan a todos,
ningún día puede ser considerado más apropiado; en consecuencia, en las ciudades de
Asia, las entradas a su cargo de los magistrados coincidirán con el primer día del nuevo
año, momento que, sin duda por mandato de los dioses, deseosos de honrar a nuestro
príncipe, corresponde al día de su nacimiento; y, puesto que es difícil volver a tener en
cuenta cada una de sus muchas grandes obras benéficas en la misma medida y establecer
para cada una de ellas una forma de agradecimiento, pensamos que un modo de compen-
sarlas es que, con gran alegría, todos los hombres celebren su natalicio en el momento
en que (él / ellos) inicien sus magistraturas; me parece adecuado que el día primer día de
Año Nuevo sea para todos los Estados el natalicio del muy divino César, y que en ese día,
el noveno antes de las calendas del mes de octubre (23 septiembre), todos los hombres
entren en la función pública, con el fin de que de una manera aún más extraordinaria ese
día pueda ser honrado al iniciar su ocupación sin que tenga que haber un acto religioso
y que (él / ellos) puedan ser reconocidos por todos. Espero que esta (norma) tenga éxito

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en la provincia. El decreto del koinon de Asia tiene que ponerse por escrito anunciando
todos sus beneficios, con la finalidad de que nuestra propuesta ―que pretende honrar a
Augusto― esté siempre vigente. He mandado que el decreto sea grabado en una estela y
que se erija en el templo (de Roma y de Augusto en Pérgamo), precedido por mi escrito
en ambas lenguas.

Las palabras antedichas, pronunciadas ante la Asamblea son ratificadas por la esta. La idea
sobre la que se vertebra todo el discurso es el natalicio de Augusto como Buena Nueva
y el primer día de una Nueva Era para el mundo. Parece que Augusto o sus consejeros
«culturales» quisieron imitar en este punto la importancia que tradición atribuía al día
natal de Escipión o al de Alejandro.
En las líneas siguientes, el texto nos aporta otros detalles acerca del mencionado
concurso y de la concesión de la corona al vencedor. Todo el texto gira en torno a la idea
del διάταγμα, ya leído, del procónsul. Y desarrolla la idea ganadora del certamen cuya
finalidad es buscar la forma óptima de honrar al emperador. Veamos el primer ψήφισμα:

30
ἔδοξεν τοῖς ἐπὶ τῆς Ἀσίας
31
Ἕλλησιν, γνώμῃ τοῦ ἀρχιερέως Ἀπολλωνίου τοῦ Μηνοφίλου Ἀζανίτου·
ἐπε[ιδὴ ἡ θείως] διατάξασα τὸν βίον ἡμῶν πρόνοια σπουδὴν εἰσεν[ενκα]-
[μ]ένη καὶ φιλοτιμίαν τὸ τεληότατον τῶι βίωι διεκόσμη[σεν ἀγαθὸν]
ἐνενκαμένη τὸν Σεβαστόν, ὃν εἰς εὐεργεσίαν ἀνθρώ[πων] ἐπλή-
35
ρωσεν ἀρετῆς, <ὥ>σπερ ἡμεῖν καὶ τοῖς μεθ’ ἡ[μᾶς σωτῆρα χαρισαμένη]
τὸν παύσαντα μὲν πόλεμον, κοσμήσοντα [δὲ εἰρήνην, ἐπιφανεὶς δὲ]
ὁ Καῖσαρ τὰς ἐλπίδας τῶν προλαβόντων [εὐανγέλια πάντων ὑπερ]-
έθηκεν, οὐ μόνον τοὺς πρὸ αὐτοῦ γεγονότ[ας εὐεργέτας ὑπερβα-
λόμενος, ἀλλ’ οὐδ’ ἐν τοῖς ἐσομένοις ἐλπίδ[α ὑπολιπὼν ὑπερβολῆς,]
40
ἤρξεν δὲ τῶι κόσμωι τῶν δι’ αὐτὸν εὐανγελί[ων ἡ γενέθλιος ἡμέ]ρα
τοῦ θεοῦ, τῆς δὲ Ἀσίας ἐψηφισμένης ἐν Σμύρνῃ [ἐπὶ ἀνθυ]π̣άτου
Λευκίου Οὐολκακίου Τύλλου, γραμματεύοντος Παπ[ίωνος Διοσιεριτοῦ]
τῶι μεγίστας γ’ εἰς τὸν θεὸν καθευρόντι τειμὰς εἶναι στέφανον,
Παῦλλος Φάβιος Μάξιμος ὁ ἀνθύπατος τῆς ἐπαρχήας εὐεργέτης
45
ἀπὸ τῆς ἐκείνου δεξιᾶς καὶ [γ]νώμης ἀπεσταλμένος ξὺν τοῖς ἄλλοις
οἷς εὐεργέτησεν τὴν ἐπαρχήαν, ὧν εὐεργεσιῶν τὰ μεγέθη λόγος
εἰπεῖν οὐδεὶς ἂν ἐφίκοιτο, καὶ τὸ μέχρι νῦν ἀγνοηθὲν ὑπὸ τῶν Ἑλλή-
νων εἰς τὴν τοῦ Σεβαστοῦ τειμὴν εὕρετο, τὸ ἀπὸ τῆς ἐκείνου γενέ-
σεως ἄρχειν τῷ βίῳ τὸν χρόνον· διὸ τύχῃ ἀγαθῇ καὶ ἐπὶ σωτηρίᾳ δεδό-
50
χθαι τοῖς ἐπὶ τῆς Ἀσίας Ἕλλησι, ἄρχειν τὴν νέαν νουμηνίαν πάσα[ις]
ταῖς πόλεσιν τῇ πρὸ ἐννέα καλανδῶν Ὀκτωβρίων, ἥτις ἐστὶν γενέ-
θλιος ἡμέρα τοῦ Σεβαστοῦ. ὅπως δὲ ἀεὶ ἡ {τε} ἡμέρα στοιχῇ καθ’ ἑκάς-
την πόλιν, συνχρηματίζειν τῇ Ῥωμαϊκῇ καὶ τὴν Ἑλληνικὴν ἡμέραν.
ἄγεσθαι δὲ τὸν πρῶτον μῆνα Καίσαρα, καθὰ καὶ προεψήφισται, ἀρχόμε-
55
νον ἀπὸ πρὸ ἐννέα μὲν καλανδῶν Ὀκτωβρίων, γενεθλίου δὲ ἡμέρας
Καίσαρος, τὸν δὲ ἐψηφισμένον στέφανον τῷ τὰς μεγίστας εὑρόντι
τειμὰς ὑπὲρ Καίσαρος δεδόσθαι Μαξίμωι τῶι ἀνθυπάτωι, ὃν καὶ ἀεὶ

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

ἀναγορεύεσθαι ἐν τῷ γυμ[νι]κῷ ἀγῶνι τῶι ἐν Περγάμωι τῶν Ῥω[μα]ίων


Σεβαστῶν, ὅτι στεφανοῖ [ἡ Ἀς]ία Παῦλον Φάβιον Μάξιμον εὐ[σεβ]έ[ς]-

60
τατα παρευρόντα τὰς εἰς Καίσαρα τειμάς. ὡσαύτως δὲ ἀνα[γορεύ]ες-
θαι καὶ ἐν τοῖς ἀγομένοις κατὰ πόλιν ἀγῶσιν τῶν Καισαρήων.
ἀναγραφῆναι δὲ τὸ δελτογράφημα τοῦ ἀνθυπάτου καὶ τὸ ψήφισμα τῆς
Ἀσίας ἐν στήλῃ λευκολίθωι, ἣν καὶ τεθῆναι ἐν τῶι τῆς Ῥώμης καὶ τοῦ
Σεβαστοῦ τεμένει. προνοῆσαι δὲ καὶ τοὺς καθ’ ἕτος ἐκδίκους ὅπως

65
ἐν ταῖς ἀφηγουμέναις τῶν διοικήσεων πόλεσιν ἐν στήλαις λευ-
κολίθοις ἐνχαραχθῇ τό τε δελτογράφημα τοῦ Μαξίμου καὶ τὸ τῆς Ἀσίας
ψήφισμα, αὗταί τε αἱ στῆλαι τεθῶσιν ἐν τοῖς Καισαρήοις. ἀχθήσονται
οἱ μῆνες κατὰ τάδε. Καῖσαρ ἡμερῶν λαʹ, Ἀπελλαῖος ἡμερῶν λʹ,
Αὐδναῖος ἡμερῶν λαʹ, Περίτιος ἡμερῶν λαʹ, Δύστρος κηʹ, Ξανδικός λαʹ,

70
Ἀρτεμισιὼν ἡμερῶν λʹ, Δαίσιος λαʹ, Πάνημος λʹ, Λῶος λαʹ, Γορπιαῖος λαʹ,
Ὑπερβερεταῖος λʹ· ὁμοῦ ἡμέραι τξεʹ. ἐφ’ ἕτος δὲ διὰ τὴν ἰντερκαλάριον
ὁ Ξανδικὸς ἀχθήσεται ἡμερῶν λβʹ. ἵνα δὲ ἀπὸ τοῦ νῦν στοιχήσωσιν οἱ
μῆνες καὶ αἱ ἡμέραι, ὁ μὲν νῦν ἐνεστὼς Περίτιος μὴν ἀχθήσεται μέχρι τῆς
ιδ’, τῇ δὲ πρὸ ἐννέα καλανδῶν Φεβρουαρίων ἄξομεν νουμηνίαν μηνὸς

75
Δύστρου, καὶ καθ’ ἕκαστον μῆνα ἀρχὴ{ι} ἔσται τῆς νουμηνίας ἡ πρὸ ἐννέα
καλανδῶν. ἡ δὲ ἐνβόλιμος ἡμέρα ἔσται πάντοτε τῶν ἰντερκαλαρίων κα-
λανδῶν τοῦ Ξανδικοῦ μηνός, δύο ἐτῶν μέσων γεινομένων.

[30-52] Decreto de los ciudadanos griegos de Asia, a propuesta del archisacerdote (archie-
reus) Apolonio, hijo de Menófilo de Aizanoi. Dado que la Providencia divina (πρόνοια)
que rige nuestras vidas, manifestando buena disposición y generosidad, ha ejecutado
un plan perfecto para la vida al enviarnos a Augusto, ha colmado las expectativas be-
neficiosas de los hombres virtuosos, presentándose como un salvador para nosotros,
acabando definitivamente la guerra y restableciendo el orden de todas las cosas; César,
con su epifanía, ha sobrepasado las esperanzas de todos los que había recibido antes esta
buena nueva (εὐανγέλια πάντων ὑπερέθηκεν), no solo superando con sus actos benéficos
las acciones de sus predecesores, sino también poniendo muy alto el listón para poder
superarlos. Para el cosmos, el día natalicio del dios ha dado inicio a una serie de buenas
nuevas anunciadas por él mismo (ἤρξεν δὲ τῶι κόσμωι τῶν δι’ αὐτὸν εὐανγελί[ων ἡ
γενέθλιος ἡμέ]ρα τοῦ θεοῦ).

[52-67] La Asamblea de la provincia de Asia, reunida en Esmirna siendo procónsul


Lucio Volcatio Tullo, y secretario Papión de Doserito, determinó que a aquel que otorgó
los mayores honores al dios (Augusto) le fuera concedida una corona: a Paulo Fabio
Máximo, procónsul de la provincia, su mano derecha y su mente, que al igual que otros
que otorgaron beneficios a la provincia ―tantas mercedes que por su grandeza ningún
discurso puede describir― ha considerado justo algo que hasta ahora no había sido
imaginado por los griegos de Asia en honor de Augusto, es decir, que el día de su na-
cimiento (nueve días antes de las calendas de Octubre) marque el ritmo de la vida; de
modo que, para la buena fortuna y por nuestra salvación, el conjunto de los ciudadanos
griegos de Asia decretó establecer una nueva numenia (inicio de año) el noveno día antes
de las calendas de octubre, natalicio de Augusto; y que esa fecha se aplique en todas

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

las ciudades, igualando así los cómputos romano y griego. El primer mes debe ser el de
Kaisareon tal como se ha decretado previamente, calculado a partir del noveno día antes
de las calendas de octubre, natalicio de César. Y se decretó que la corona destinada a
quienes otorgasen los mayores honores César, le sea entregada a Máximo, el procónsul,
y que como tal sea proclamado en el certamen gimnástico que tiene lugar en Pérgamo
con motivo de las fiestas en honor de Roma y de Augusto, siendo (la provincia) de Asia
la que corona a Paulo Fabio Máximo por haber sido él quien de forma más piadosa ha
rendido honores a César; el mismo debe ser igualmente proclamado (vencedor) en los
certámenes de las fiestas que en honor de Augusto se celebren en cada ciudad singular.
El escrito del procónsul y el decreto de la provincia de Asia deben ser inscritos en una
estela de mármol blanco, que debe situarse en el templo de Roma y de Augusto.

[67-77] Los meses serán contados así: Kaisar 31 días, Apellaios 30 días, Audnaios 31
días, Peritios 31 días, Dystros 28, Xandikos 31, Artemision 30 días, Diasios 31, Panemos
30, Loos 31, Gorpaios 31, Yperberetaios 30, en total 365 días. El año actual, por causa del
día intercalar, Xandikos contará con 32 días. Por tanto, y para que los meses y los días se
ajusten, el mes de Peritios, ahora en curso, acabará el día 14, y el día previo a las calendas
del mes de febrero será considerado el comienzo del mes de Dystros, y todos los meses
comenzarán el día noveno antes de las calendas. El día intercalar corresponderá siempre
con las calendas intercalares del mes de Xandikos, quedando en la mitad del bienio.

El segundo ψήφισμα (lín. 78-84), con el que concluye el texto, redunda en lo anterior:

ἔδοξεν τοῖς ἐπὶ τῆς Ἀσίας Ἕλλησιν, γνώμῃ τοῦ ἀρχιερέως Ἀπολλωνίου τοῦ
Μηνοφίλου Ἀζεανείτου· ἐπεὶ τὴν νέαν νουμηνίαν ἀεὶ δεῖ ἑστᾶναι τὴν αὐτὴ[ν]
80
ἅπασιν τῆς εἰς τὰς ἀρχὰς εἰσόδου κατά τε τὸ Παύλου Φαβίου Μαξίμου τοῦ ἀν-
θυπάτου διάταγμα καὶ τὸ τῆς Ἀσία<ς> ψήφισμα, ἐνποδίζεται δὲ ἡ τοῦ χρόνου
τάξις παρὰ τὰς ἐν τοῖς ἀρχαιρεσίοις ἐπικλήσεις, γείνεσθαι τὰ κατὰ τὰ
ἀρχαιρέσια μηνὶ δεκάτῳ, ὡς καὶ ἐν τῷ Κορνηλίωι νόμωι γέγραπται, ἐντὸς
δεκάτης ἱσταμένου. vacat

Decisión de los griegos en Asia, a petición del archisacerdote Apolonio, hijo de Menofilo
de Aizanoi. El día de año nuevo debe coincidir con el día en que cada uno asuma su cargo,
una vez conocido el edicto de Paulo Fabio Máximo y el beneplácito de la provincia de
Asia; sin embargo, como esta norma va en perjuicio de la renuntiationes en actos de
campaña (electoral), las reuniones relativas a elecciones se llevarán a cabo en el mes
décimo, según lo establece la lex Cornelia, durante los diez primeros días.

Indudablemente el texto es un largo y reiterativo encomio de Augusto. Y podríamos


preguntarnos si este tipo de documentos son frecuentes en Asia durante su gobierno. A
decir verdad, hay bastantes. El viejo pero importante estudio de L. Ross Taylor reúne
decenas de testimonios de culto rendido a Augusto y a su familia, tanto en Oriente como

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

en Occidente, en inscripciones y papiros16. Recurrentemente se le llama θεὸς, en calidad


de θεὸς Ἐπιφανὴς (manifestado en la tierra), Σῶτερ (salvador), Εὐεργέτης (benefactor), y
Κτίστης (fundador). Si bien conviene indicar que en la provincia de Asia los documentos
relativos al culto de Augusto se concentran en el gobierno de tres consulares: M. Vinicius
(cos. 19 a.C.), Paulus Fabius Maximus (cos. 11 a.C.) y C. Marcius Censorinus (cos. 8
a.C.). Por distintas razones políticas y personales, son los procónsules de la provincia
los que incitan la propagación de tal culto, convocando en un lugar u otro al koinon, el
conventus provinciae, una de cuyas finalidades era precisamente honrar al emperador
en tanto hombre y dios vivo. Las ciudades griegas de Asia compiten entre sí por ser las
de más importancia en relación a las demás «competidoras por razones de rango y de
protocolo»17 y ser las primeras en exhibir su primado con respecto de Roma. Y quienes
protagonizan esos movimientos «de rivalidad» son las poderosas elites locales filorro-
manas18. Volvamos a la inscripción de Priene.
Algunos editores que han examinado el vocabulario de este texto encomiástico, han
puesto el acento sobre algunas expresiones perifrásticas relativas al hecho central ―el
nacimiento de Augusto― comparándolas con el nacimiento de Jesús en el relato de Lu-
cas19. Se han encontrado expresiones paralelas. Ambos nacimientos consiguen implantar
la paz en la tierra, ἐπὶ γῆς εἰρήνη. El koinon de Asia considera a Augusto (Priene, lin. 36),
τὸν παύσαντα μὲν πόλεμον, κοσμήσοντα [δὲ εἰρήνην], «aquel que concluyó la guerra y
trajo la paz al mundo»; por su parte, el evangelio de Lucas (2, 14, relato de la natividad
de Jesús), para ensalzar el momento, proclama que el niño «trae la paz a los hombres
en la tierra», ἐπὶ γῆς εἰρήνη ἐν ἀνθρώποις εὐδοκίας. La línea 40 del texto de Priene,
ἤρξεν δὲ τῶι κόσμωι τῶν δι’ αὐτὸν εὐανγελί[ων ἡ γενέθλιος ἡμέ]ρα τοῦ θεοῦ («el día de
nacimiento de Dios es el comienzo de la buena nueva para el mundo»), parece inspirar
los versos Lc 2.10-11, ἰδοὺ γὰρ εὐαγγελίζομαι ὑμῖν χαρὰν μεγάλην ἥτις ἔσται παντὶ τῷ
λαῷ, ὅτι ἐτέχθη ὑμῖν σήμερον σωτὴρ ὅς ἐστιν «os anuncio una gran noticia para todo el
pueblo: hoy os ha nacido un salvador». Este término de «Salvador» citado por Lucas,
lo vemos en los dos textos referidos Augusto que veremos luego, el de Halicarnaso, lin.
6-7, σωτῆρα τοῦ κο[ιν]οῦ τῶν ἀνθρώπων γένους, «Salvador de toda la raza humana», y

16
Ross Taylor, 1931, 270-283. Desde la fecha de publicación de este estudio, los testimonios han
aumentado. El 12 a.C., el prefecto de Egipto erigió un templo en Philae en su honor. Un inscripción de este
templo, y de esta fecha (IGR, I, 1294) nombra a Augustus Σῶτερ y Εὐεργέτης.
17
Cf. Gascó, 1990, p. 45.
18
Gascó, 1990, pp. 90-91: «El significado central del culto al emperador se materializaba en las
ciudades con templos que arquitectónicamente ocupaban un lugar eminente en la distribución del espacio
de la ciudad».... «El culto imperial comprometía a la ciudad en pleno por su presencia ubicua y privilegiada
y también por cumplir para la ciudad una función integradora del Imperio. Dentro de la ciudad quedaba
especialmente implicada la aristocracia». Sobre culto imperial y conciencia cívica en las ciudades griegas
de oriente, Gascó, 1990, pp. 99-106; Sartre, 1994, 202-210.
19
Como hizo ya en 1909 A. Deissmann en su obra Licht vom Osten, pp. 276-280. No debe extrañarnos
que Lucas, nacido en Antioquía, discípulo de Pablo de Tarso, y médico de profesión, fuera un hombre culto
que conocía muy bien el fenómeno del culto imperial en Asia, y que perfectamente podía tener noticia de
estos encomios religiosos relativos al natalicio de Augusto. Priene está muy cerca de las ciudades de Éfeso y
Colosas, a las que Pablo visitó ―se cree que en Éfeso permaneció tres años― y a las que escribe las cartas
didascálicas o exhortativas incluidas en el N.T.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

el de Myra, lin. 4-5: σωτῆρα τοῦ σύνπαντο[ς] κόσμου, «salvador de absolutamente todo
el universo»20. El único valor que tiene para nosotros el texto de Lucas en este punto es
que relaciona dos fechas de la historia universal: la unificación de la ecúmene por Augusto
y el nacimiento del Jesús como «Salvador del mundo» en el mismo sentido que lo hacen
las inscripciones de Asia refiriéndose al emperador.
El énfasis que este texto y otros literarios ponen en el natalicio del emperador tiene
una gran transcendencia religiosa y política. Tras la divinización de Julio César, la de
Augusto asienta la institución del culto imperial, que tendría varios siglos de vigencia21.
Quiero subrayar la importancia que tienen las inscripciones, pues se hacen en vida del
propio emperador y con su conocimiento y consentimiento. Particularmente me merecen
menos credibilidad los mitos creados a posteriori ―en un momento incierto― y reunidos
o contados por las fuentes literarias «históricas», como son Suetonio o Casio Dión, ambos
muy aficionados a intercalar en sus relatos prodigios, coincidencias astrológicas y omina.
Así, y por centrarnos en el natalicio de Augusto, se decía que Apolo llegó al seno de su
madre, Atia tomando la forma de serpiente. Una concepción prodigiosa similar atribuye
la leyenda a Olimpia, la madre de Alejandro22. Suetonio indica que, en el momento de

20
Más forzado parece el argumento basado en Lucas 2.1-5, que haría coincidir el nacimiento de Jesús
con el primer censo mandado hacer por Augusto (Ἐγένετο δὲ ἐν ταῖς ἡμέραις ἐκείναις ἐξῆλθεν δόγμα παρὰ
Καίσαρος Αὐγούστου ἀπογράφεσθαι πᾶσαν τὴν οἰκουμένην) y este a su vez concordando con su cumpleaños
(23 de septiembre), es decir, el famoso censo de Quirino, cuya fecha, a decir verdad, supone un verdadero
problema exegético a la hora de establecer tanto la fecha del censo como el propio nacimiento de Jesús. Cf.
Josefo, Ant. Iud. 17, 355; 18, 1 ss., y 20, 102. Las palabras de Lucas no son exactas y han de entenderse
metafóricamente, pues no se puede determinar con seguridad que Jesús naciese el 7 o el 6, y está claro que
el censo de Quirino, gobernador de Siria, no sólo afectó a Judea, sino a toda la provincia de Siria, pues cono-
cemos una piedra sepulcral que menciona a un oficial romano que sirvió a las órdenes de Quirino, indicando
que realizó el catastro de la ciudad de Apamea y el censo de sus 117.000 ciudadanos (Bringmann, 2008, 222
y 309 n. 75). Sobre los problemas cronológicos que presenta el texto de Lucas relativo al nacimiento de Jesús,
cf. Schürer (rev. por Vermes y Millar), 1985, pp. 515-550 y Rosen, 1995, pp. 5-15. He aquí la inscripción de
Beyruth relativa al oficial Q. Aemilius Secundus (CIL III, 6687; Dessau, ILS 2683 = AE 2006, 1579; Boffo,
1994, p. 182, nº 23), datada hacia el año 20 d.C. (vid. Fig. 3): Q(uintus) Aemilius Q(uinti) f(ilius) / Pal(atina)
Secundus [in] / castris divi Aug(usti) [sub] / P(ublio) Sulpi[c]io Quirinio le[g(ato) Aug(usti)] / [Ca]esaris
Syriae honori/bus decoratus pr[a]efect(us) / cohort(is) Aug(usti) I pr[a]efect(us) cohort(is) II classicae
idem / iussu Quirini censum egi / Apamenae civitatis mil/lium homin(um) civium CXVII / idem missu Quirini
adversus / Ituraeos in Libano monte / castellum eorum cepi et ante / militi<a=E>m praefect(us) fabrum /
delatus a duobus co(n)s(ulibus) ad ae/rarium et in colonia / quaestor aedil(is) II duumvir II / pontifex{s} / ibi
positi sunt Q(uintus) Aemilius Q(uinti) f(ilius) Pal(atina) / Secundus f(ilius) et Aemilia Chia lib(erta) / h(oc)
m(onumentum) amplius h(eredem) n(on) s(equetur). Traducción: «Q. Emilio Secundo, hijo de Quinto, de la
tribu Palatina, fue condecorado en el campamento de divino Augusto, siendo P. Sulpicio Quirino legado de
Augusto César en Siria; prefecto de la I cohorte augusta y prefecto de la II cohorte naval, como tal realizó
el censo por orden de Quirino en la ciudad de Apamea, de 117.000 ciudadanos, (luego) enviado por Quirino
contra los itureos en el Líbano tomando su ciudadela en el monte Líbano; y antes de sus destinos militares,
cesó como prefecto de la fábrica siendo trasladado por dos cónsules para dirigir el erario, y en la colonia
ejerció dos veces como cuestor edil, dos veces como duunviro, y pontífice. Aquí yace su hijo Q. Emilio
Secundo, de la tribu Palatina, y la liberta Emilia Chia. Este monumento queda excluido de la herencia».
21
Si bien parece que a partir de Tiberio se moderó bastante el tono de los encomios dirigidos a los
emperadores. Price, 1984, p. 57. El propio Tiberio rechazó recibir honores divinos en vida.
22
No debe pasarnos inadvertido el hecho de que el episodio de concepción de Atia por una serpiente lo
cuente, según Suetonio (Aug. 94) Asclepiades de Mendes, en una obra titulada Discusiones sobre los dioses
(In Asclepiadis Mendetis Theologumenon libris), siendo este autor el mismo que escribió algunos libros
sobre Egipto, según Ateneo (Deipn. III, 83c). Y sabemos que fue en Egipto donde se formó la leyenda de la
unión prodigiosa y divina de Olimpia y una serpiente que dejó encinta a la reina macedonia.

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

Figura 3. Beyruth. Tumba que menciona al prefecto Q. Aemilius Secundus, que realizó un censo en
Apamea por orden de Quirino en época de Augusto. Citado aquí en nota 20.

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

su nacimiento, los ojos de Octavio «eran claros y brillantes e incluso quería que todo
el mundo creyese que poseían como una especie de fuerza divina, y le gustaba que las
personas a las que miraba fijamente bajasen los ojos como deslumbrados por el resplandor
del sol»23. Varias historias asocian a Augusto con el dios-sol, una asociación familiar
para el gobernante universal y apropiado para quien aseguraba ser hijo de Apolo. Esa
mirada divina se ha equiparado a la potencia de la mirada del águila, que es el heraldo
del Júpiter, y símbolo de la realeza24. Antes de su nacimiento se dijo que su madre había
soñado que el fruto de su vientre era llevado al cielo y se extendió por toda la tierra y
del cielo. En el mismo período se le atribuye a su padre un sueño de que el esplendor
de los rayos del sol resplandecía alrededor del cuerpo de su esposa. El gran astrólogo
romano de la época, el senador Nigidio Figulo, habría dicho al padre de Augusto el día
de su nacimiento que su hijo gobernaría el mundo. Un astrólogo de Apolonia, aunque
ignorante de su identidad, se habría rendido ante Augusto cuando se enteró de la hora
de su nacimiento25. Suetonio indica que «nació poco antes del amanecer», paulo ante
solis exortum (Suet. Aug. 5), como indicando que su nacimiento trajo la luz al mundo,
y que «el primer suelo que tocó el recién nacido fue consagrado», aedituum soli, quod
primum Divus Augustus nascens [...] consecrareur (Suet. Aug. 5). También se refiere al
horóscopo del neonato y al destino que los cielos le prometen. Desde el año 27 se le dio
gran importancia a Capricornio26, el signo de su concepción y la hora de su nacimiento
coincidentes con la de Rómulo. A esto hay que añadir los sueños de Catulo y Cicerón,
mostrando el destino que Júpiter había reservado a Augusto, y con señales de las águilas,
señuelos del favor con que el recién nacido gozaba en el cielo27. Estas noticias se com-

23
Suet. Aug. 79, Oculos habuit claros ac nitidos, quibus etiam existimari volebat inesse quiddam
divini vigoris, gaudebatque, si qui sibi acrius contuenti quasi ad fulgorem solis uultum summitteret. Texto
comentado por Montero Herrero, 2006, pp. 40-41, con bibliografía anterior sobre el fragmento.
24
Martin, 1994, p. 412.
25
Sobre los muchos prodigios relacionados con el nacimiento de Augusto, vid. Suet. Aug. 94, un largo
capítulo condensado por Casio Dión: «Atia sostenía firmemente que había quedado encinta de Apolo, ya
que estando dormida una vez en su templo creyó yacer con una serpiente y por esta causa dio a luz cuando
paso el tiempo preciso. Antes de dar a luz, soñó que sus entrañas subían hasta el cielo y se extendían sobre
toda la tierra; esa misma noche, Octavio creyó que salía el sol de las partes pudendas de ella (πρίν τε ἢ
ἐς τὸ φῶς ἐξιέναι, ἔδοξεν ὄναρ τὰ σπλάγχνα ἑαυτῆς ἐς τὸν οὐρανὸν ἀναφέρεσθαι καὶ ἐπὶ πᾶσαν τὴν γῆν
ἐπεκτείνεσθαι: καὶ τῇ αὐτῇ νυκτὶ καὶ ὁ Ὀκτάουιος ἐκ τοῦ αἰδοίου αὐτῆς τὸν ἥλιον ἀνατέλλειν ἐνόμισεν).
Apenas había nacido el niño, cuando Nigidio Figulo, un senador, vaticino para él el poder absoluto (ἄρτι
τε ὁ παῖς ἐγεγέννητο, καὶ Νιγίδιος Φίγουλος βουλευτὴς παραχρῆμα αὐτῷ τὴν αὐταρχίαν ἐμαντεύσατο)
(Cass. Dio 45.1.2-5). Y es que éste, entre sus contemporáneos, era el que mejor conocía la disposición del
firmamento y las diferentes clases de estrellas, cuanto resulta de ellas por sí mismas y cuanto resulta de
la relación de unas con otras, en sus conjunciones y en sus disyunciones, y por eso había sido acusado de
dedicarse a prácticas clandestinas».
26
Barton, 1995, pp. 33-51; Molnar, 2000, pp. 134-137, sobre la posición de los astros poco antes del
amanecer del 23 de septiembre del 63 a.C., momento del nacimiento de Augusto.
27
Cass. Dio 45.2.1-4: «Cuando el niño se criaba en el campo, un águila le arrebató de las manos un
trozo de pan y, tras alzar el vuelo, dejándolo caer se lo devolvió. Cuando era todavía un muchacho, pasaba
un tiempo en Roma cuando Cicerón soñó que un niño se deslizaba del cielo al Capitolio por unas cadenas
de oro y recibía un látigo de Zeus. Cicerón no sabía quién era el niño, pero se lo encontró al día siguiente
en el Capitolio y tras reconocerlo, explico a los presentes su visión. El propio Catulo que nunca había visto
a Octavio, creyó ver en sueños que todos los hijos de los patricios habían hecho una procesión en honor de
Zeus en el Capitolio y que en esta ceremonia, el dios había lanzado una imagen de Roma al seno del niño.

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

plementan con los augurios que él mismo relató en sus memorias (los doce buitres que
saludaron su llegada para su primer consulado y el cometa que apareció en sus juegos)
prodigios que muchos explicaron como una predicción del destino del hijo de César28.
Suetonio29 recoge otra historia atribuida a un liberto sirio de Augusto que habla de una
matanza de inocentes, episodio que también contaría Mateo (2. 116-18)30 relacionándola
con el nacimiento de un niño nacido en Belén de Palestina en época de Augusto.
Pero lo más importante, como indicamos, es que al tiempo que relatos circulaban, se
le rendían realmente y espontáneamente honores a Augusto inspirados por la verdadera
fe en sus cualidades divinas. De hecho, era un auténtico libertador que había traído paz y
abundancia donde antes había guerra y desolación. Como tal, fue honrado con homenajes,
principalmente en Oriente, donde los honores divinos eran tradicionales, pero también
en Roma, donde había llegado una gran cantidad de gente procedente de Grecia y de
Oriente, que poco a poco, por la mezcla de población, fue matizando (aunque todavía
sin llegar a descomponer) la religión romana tradicional de raíz itálica.
El texto, como hemos visto, insiste en el concepto de la paz augustea, y creo que
no se ha advertido un hecho importante en relación con este hecho: la consagración en
Roma, el 30 de enero del año 9 del Ara Pacis, símbolo culmen del ideario augusteo de
paz, prosperidad y justicia, que es justamente lo que se proclama en los textos epigráficos
que tratamos aquí. Es decir, que desde el momento de los inicios de las obras del altar
de la Paz en Roma y el momento de su consagración ya se había tomado en Roma la
decisión de difundir por todas las provincias del Imperio la idea motriz de la Paz Augusta.

2. ‘Aλικαρνασσος πoλις Καριας

El segundo documento que presentamos es una estela de mármol blanco, custodiada en


el British Museum, hallada en Halicarnaso31 (Fig. 4), la actual en Bodrum (Turquía). Se

Sorprendido por este sueño, acudió al Capitolio para hacer ofrendas al dios, y al encontrar allí a Octavio
que había subido por una u otra razón, comparó su imagen con la del sueño y se aseguro de la veracidad de
su visión». Sobre otros prodigios relacionados con el nacimiento de Augusto, vid. Suet. Aug. 94.
28
L. Ross Taylor, 1931, pp. 233-234.
29
Suet. Aug. 94: «Según cuenta Julio Marato, pocos meses antes de su nacimiento se produjo en Roma,
a la vista de todos, un prodigio que anunciaba que la naturaleza estaba a punto de parir un rey para el pueblo
romano; aterrado, el Senado decreto que no se criara a ningún varón nacido aquel año» (Auctor est Iulius
Marathus, ante paucos quam nasceretur menses prodigium Romae factum publice, quo denuntiabatur, regem
populo Romano naturam parturire; senatum exterritum censuisse, ne quis illo anno genitus educaretur).
30
Al episodio alude también Macrobio, Sat. II, 4, 11, relacionando la muerte de Antípatro con la
matanza de los betlemitas. Sobre el valor de esta fuente y noticia remito al estudio de Granados Fernández,
1981.
31
Newton, 1863, p. 695, nº 6; Ehrenberg y Jones, 19552, pp. 83-84 (nº 98a); Hirschfeld, 1916; Grant,
1957, pp. 174-175 (traducción parcial); Eliade, 1978, pp. 469-470 (trad. parcial); Freis, 1984, p. 17; McCabe,
1991, Halikarnassos nº 4; citatur in: Blümel, Merkelbach y Rumscheid, 2014, I, nº 14 (texto), II, pp. 39-40.
El monumento procede de las excavaciones de Sir Charles Thomas Newton en Bodrum. Dimensiones: altura,
130.03 cm; anchura, 53.34 cm; fondo, 15.24 cm Adquirido por el British Museum en 1859; reg. nº 1859,
1129.64.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

Figura 4. Inscripción de Halicarnaso. British Museum.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

data en el año 2 a.C. Es una inscripción que debía tener 55 líneas de escritura en griego,
de las que faltan 12 en la parte central. Se trata probablemente de una copia de un decreto
conjunto emitido por los griegos de Asia en los que daban la bienvenida, honrándolo,
a Gayo César, el nieto de Augusto, adoptado por este como «hijo» tras la muerte de su
padre, Agripa. Gayo fue enviado a Oriente por Augusto en misión diplomática y militar.
A los principes Gayo y Lucio, se les homenajea en algunas ciudades como dioses o
asociados a la divinidad de Augusto32.
La primera parte del texto, conservado en las líneas 2-13, es un elogio de Augusto,
y por eso nos interesa ahora:

[ – ].c.5.[ – ]
2
[ἐ]πεὶ ἡ αἰώνιος καὶ ἀθάνατος τοῦ παντὸς φύσις τὸ [μέ]-
[γ]ιστον ἀγαθὸν πρὸς ὑπερβαλλούσας εὐεργεσίας ἀνθρ[ώ]-
ποις ἐχαρίσατο, Καίσαρα τὸν Σεβαστὸν ἐνεν[κ]αμένη [τ]ὸ[ν]
5
τῷ καθ’ ἡμᾶς εὐδαίμονι βίωι πατέρα μὲν τῆς [ἑαυ]τοῦ πα-
τ[ρ]ίδος θεᾶς Ῥώμης, Δία δὲ πατρῶον καὶ σωτῆρα τοῦ κο[ι]-
[ν]οῦ τῶν ἀνθρώπων γένους, οὗ ἡ πρόνοια τὰς πάντων [ἐλπί]-
[δ]ας οὐκ ἐπλήρωσε μόνον ἀλλὰ καὶ ὑπερῆρεν· εἰρηνεύο[υ]-
[ς]ι μὲν γὰρ γῆ καὶ θάλαττα, πόλεις δὲ ἀνθοῦσιν εὐνομία[ι]
10
ὁμονοίαι τε καὶ εὐετηρίαι, ἀκμή τε καὶ φορὰ παντός ἐστι[ν]
[ἀ]γαθοῦ, ἐλπίδων μὲν χρηστῶν πρὸς τὸ μέλλον, εὐθυμία[ς]
[δ]ὲ εἰς τ[ὸ] παρὸν τῶν ἀνθρώπων ἐνπεπλησμένων ἀγῶ-
[ς]ιν κἀ[ναθή]μασιν θυσίαις τε καὶ ὕμνοις τὴν ἑαυτῶν
[ – ]το.c.3.ν.c.3.λ̣ολεων δ’ ὁ θεὸς εἰσα
15
[ – ] ἀνέστακε το[ – ]
[ – ]ν.c.2.αζουσα[ – ]
[ – ]ομαθ?[ – ]
[ – ]νανε[ – ]
[ – ]ποσ[ – ]
20
[ – ]τινα[ – ]
[FALTAN 12 LÍNEAS]
33
[ – ].c.4.[ – ]
[ – ]ωνν[ – ]
35
[ – ]πα[ – ]
[ – ]ω[ – ]ατ[ – ]
[ – ].c.2.[ – ]
[ – ]στη[ – ]

32
Por ejemplo, en Halasarna, la ciudad levanta un altar a Gayo como hijo del «nuevo dios Augusto»
(IGRRP IV, 1094): ὁ δᾶμος ὁ Ἁλασαρνιτᾶν Γαΐωι Ἰουλίωι θεοῦ Σεβαστοῦ υἱῶι Καίσαρι νέωι θεῶι τὸν [βω]
μόν. En un texto fragmentario de Mylasa un sacerdote de Roma y de Augusto asocia al culto imperial a los
jóvenes Gayo y Lucio, el primero posiblemente como «nuevo Marte» (I.Myl. 135): [ – ] / [κ]λῆς Μηνᾶς
Εὐίππου κατὰ δὲ υἱο[θεσίαν – ] / στος ἱερεὺς Λευκίου Μουνατίου [Πλάγκου καὶ Θεᾶς Ῥώμης] / ἀπεγράψαντο
ἔφοδον εἰς βουλὴν κα[ὶ ἐκκλησίαν ποιούμενοι·] / ἐπεὶ Ἀετίων Φανίου [Τ]αρ̣μου ἱερεὺ[ς Αὐτοκράτορος] /
Καίσαρος Σεβαστοῦ καὶ τῆς Γα[ΐου Ἰουλίου Καίσαρος,] / τῆς νεότητος ἡγεμόνος, νέο[υ Ἄρεος – ] / καὶ τῆς
Λευκίου Ἰουλίου Καίσαρο[ς, τῶν Καίσαρος τέ]κνων, etc.

165
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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

[ – ]πολ.c.2.σμ[ – ἀναγρα]-
40
[φῆναι δὲ ἀντίγρα]φον [τ]οῦδε τοῦ ψηφίσματ[ος]
[καὶ τεθῆναι ἐν τῷ] τεμένει τῆς Ῥώμης καὶ τ[οῦ]
[Σεβαστοῦ ὑπ]ὸ [τοῦ] ἀρχιερέως Γαΐου Ἰουλίου Μ[ – ]
[.c.2. τ]ο[ῦ] φιλοκαίσαρος, ἐν δὲ ταῖς ἄλλαις πόλ[εσι]
[ὑπὸ τ]ῶν ἀρχόντων· καθιερωθῆναι δὲ τ[οὺς βωμοὺς?]
45
[ἐ]ν τῆι πρὸ ἑπτὰ καλανδῶν Δεκε[μβρίων ἡμε]-
[ρ]ῶν [ὑ]πό τε ἱερέων καὶ ἀρχι̣[ερέων – ]
[ἑ]ορταζόντων τῶν ἀν[θρώπων – ]
[ – ]νι τὴ[ν δὲ] ἡμέραν ταύ[την – ]
[ – ]ν[ – ε]ἶναι τοὺς ε[ – ]
50
[ – ]η[ – ] φιλοκα[ίσαρ – ]
[ – ]ο[ – ]σμα[ – ]
[ – ]αστω[ – ]
[ – ]οτε[ – ]
[ – ]ενητ[ – ]
55 [ – ψ]ήφισμ[α – ]

[2-14] La naturaleza eterna e inmortal del universo ha perfeccionado sus inmensos be-
neficios a la humanidad otorgándonos un beneficio supremo para nuestra felicidad y
bienestar: César Augusto, Padre de su propia Patria, la divina Roma, Zeus Paterno y
Salvador de toda la raza humana, en quien la Providencia no sólo ha cumplido, sino que
ha sobrepasado las plegarias de todos los hombres. Mar y tierra están en paz, las ciudades
florecen bajo el imperio de la ley en mutua armonía y prosperidad. Todos están en la
cumbre de la fortuna y abundan en riquezas. La humanidad entera está llena de alegres
esperanzas para el futuro y contenta por el presente: Por ello, [es conveniente honrar al
dios] con juegos públicos y con estatuas, con sacrificios e himnos.

Salvada la laguna del texto, solo son medianamente reconstruibles con cierta sintaxis
coherente unas siete líneas, de las que se propone esta lectura:

[40-47] [Una copia] de la decisión tomada por los presentes [debe ser inscrita y colocada
en el templo] de Roma y [de Augusto] bajo la supervisión del jefe de los sacerdotes Caius
Iulius M[...], … amigo de César (φιλοκαίσαρος), en las otras ciudades [de] los magistra-
dos; [los altares] deben ser consagrados … siete días antes de las calendas de diciembre,
por los sacerdotes y los magistrados… los hombres deben celebrar [...].

En líneas 8-9, el texto dice, sumariamente: εἰρηνεύο[υσ]ι μὲν γὰρ γῆ καὶ θάλαττα («El
mar y la tierra están en paz».
La pacificación de la tierra y el mar, mencionada en el texto, aparece en tres ocasiones
en las Res Gestae, recordando sus éxitos militares y la pacificación de todo el orbe33,

33
R.G. 3.1: Bella terra et mari civilia externaque toto in orbe terrarum saepe gessi victorque omnibus

166
Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

como evidencian las expresiones reiterativas sobre su dominio universal en estos pasajes.
En la versión griega de las Res Gestae, el sentido ecuménico del dominio de la tierra y
del mar por parte de Augusto está aún más clara: κατὰ γῆν καὶ κατὰ θάλασσαν... ἐν ὅλῃ
οἰκουμένη (R.G. 3.1).
Pero la sorpresa es aún mayor cuando vemos en R.G. 13 la expresión εἰρηνευομένης...
πάσης γῆς τε καὶ θαλάσσης, semejante al εἰρηνεύο[υσ]ι μὲν γὰρ γῆ καὶ θάλαττα de la
inscripción de Priene.
En ambos casos, la inscripción del Priene (del año 9 a.C.) y las Res Gestae (redactadas
en el 14 d.C.) tienen en común el hecho de ilustrar, con palabras casi idénticas, un tópico
de la propaganda política augustea, puesta en boca ajena o propia: el mérito del primer
emperador como factótum de la pax romana conseguida terra marique, como constatan,
entre otras fuentes, las inscripciones de Halicarnaso y Myra34.

3. Μυρεων πολις ’εν Λυκιαι κολπος ’εστί

La ciudad de Myra, situada en la bahía al sur de Licia, es bien conocida por sus llamati-
vas tumbas rupestres. Conserva un magnífico teatro romano ―que fue destruido por un
terremoto en el año 141―, unas termas y otros muchos monumentos.
Según Estrabón (XIV, 665), la ciudad formó parte de una «alianza» de ciudades
licias entre los años 168 a.C. y 43 d.C. Su puerto parece que fue un punto de repostaje
importante para viajes de mercancías y también para el ejército35. Germánico visitó la
ciudad en el año 18 d.C.
En un pedestal de una estatua dedicada a Augusto36, se leen estas cinco líneas:

veniam petentibus civibus peperci («Hice a menudo la guerra, por tierra y por mar. Guerras civiles y contra
extranjeros, por todo el universo»). R.G. 4.3: Ob res a me aut per legatos meos auspicis meis terra marique
prospere gestas quinquagiens et quinquiens decrevit senatus supplicandum esse dis immortalibus («Por los
éxitos obtenidos por mí (o por mis legados al mando bajo mis auspicios), tanto por tierra cuanto por mar, el
Senado decretó acciones oficiales de gracias a los dioses inmortales en cincuenta y cinco ocasiones». R.G.
13: cum per totum imperium populi Romani terra marique esset parta victoriis pax («cuando en todos los
dominios del pueblo romano se hubiera establecido victoriosamente la paz, tanto en tierra como en mar»).
Sobre el dominio del mar, añádase R.G. 25 y 26; Suet., Aug. 22, 1: Ianum Quirinum semel atque iterum a.
condita Urbe ante memoriam suam clausum in multo breviore spatio terra marique pace parta ter clusit;
Varr., L.L, 5, 165; Vell. 2, 38, 3: terra marique…, parta... pax.
34
Pero no son las únicas. En la ciudad de Fanagoria, en el Bósforo, la reina Dínamis, amiga de Roma,
ensalza a Augusto con estas palabras: [Α]ὐτοκράτορα Καίσαρα θεὸν [θ]εοῦ υἱὸν Σεβαστὸν τὸν ἑαυτῆς [σ]
ωτῆρα καὶ εὐεργέτην [β]ασίλισσα Δ[ύνα]μις φιλορώμαιο[ς] (IGRRP, I, 901).
35
Eliano, Hist. anim. XII, 1, recuerda una curiosa leyenda asociada a esta ciudad, que tenía una fuente
y un templo dedicado a Apolo. La fuente tenía unos peces prodigiosos, «oraculares», que conocían la voz del
sacerdote de Apolo, que les proporcionaba comida. Dependiendo de si estos peces comían de buen grado la
carne de las vacas sacrificadas, o si, al contrario, la rechazaban, la consecuencia era aplacar o despertar la
cólera del dios.
36
Petersen y von Luschan, 1889, p. 43, nº 78; IGRRP 719; Ehrenberg y Jones, 19552, p. 72 nº 72;
Schuler, 2007, pp. 383-403 (= SEG 157, 1665 = AE 2007 [2010] 1505); citatur in Blümel, Merkelbach y
Rumscheid, 2014, I, nº 14 (texto), II, p. 39.

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

Texto que entendemos así:

Θεὸν Σεβαστὸν θεοῦ υἱο[ν]


Καίσαρα αὐτοκράτορα γῆς
3
καὶ θαλάσης, τὸν εὐεργέτη[ν]
καὶ σωτῆρα τοῦ σύνπαντο[ς]
κόσμου Μυρέων ὁ δῆμος.

Al dios Augusto, hijo del dios


César, imperator de la tierra
y del mar, benefactor
y salvador de absolutamente todo
el mundo, el pueblo de Myra.

Esta sencilla inscripción ―de cronología imprecisa, entre el 19 y el 8 a.C. posible-


mente― repite el léxico, y el sentido, de las anteriores, salvo en el uso del raro adje-
tivo σύνπαντος, un término ausente en fuentes literarias y relativamente frecuente en
epigrafía37 y papiros38. Aparece sorpresivamente dos veces en los Papiros Griegos de
Magia39, con acepciones dan al texto de Myra un sentido de dimensión político-religiosa
omnímoda. El significado de «completa/absoluta totalidad», unido al que se colige de los

37
Particularmente en las construcciones τοῦ σύνπαντος οἴκου (Attica, IG II/III2 1 , nº 1074 lin. 8; IG
X 2,1, nº 138, lin. 6), IG X 2,1, nº 141, lin. 6; IGBulg. III,1, nº 1323, lin. 3); τοῦ σύνπαντος αὐτῶν οἴκου
(IGBulg. III, 1, nº1452, lin. 3; IGBulg. III, 2, nº 1591, lin. 7; IGBulg. III, 2, nº 1690, a, 6; Inscr. Scythiae
Minoris II, 1, nº 87, lin. 7; Inscr. Scythiae Minoris II, 1, nº 193, lin. 5; Inscr. Scythiae Minoris II,2, nº 82,
cara A, lin. 10; Inscr. Scythiae Minoris II, 2, nº 83, lin. 9); τοῦ σύνπαντος ξυστοῦ (IG V,1, nº 669, lin. 7);
τοῦ σύνπαντος̣ δάμου (IG XII,1, nº 1035, lin. 11); etc. Hay una veintena de inscripciones con construcciones
similares.
38
P.Berlin 13, lin. 17: το]ῦ νομοῦ σύνπαντος; POxy. 3164, lin. 8: τοῦ σύνπαν̣τος αὐτοῦ οἴκου τύχης;
POxy. 3781, lin. 3: οῦ σύνπ̣α̣ν̣τ̣(ος) ἀνθρώπων; SB 3924, lin. 39: τοῦ σύνπαντος τῶν ἀνθρώπων γένους;
Wilcken, Chrest., 490 rp. 23: τοῦ σύνπαντος οἴκου; PapAgon. 6 rp. 97: ὁ ἀρχιε[ρ]εὺς τοῦ σύνπαντος. En
un fragmento papiráceo de Herculano (P.Herc. 176), de tema epicúreo. Vid. Vogliano, 1928, fr. 5, col. 25,
líneas 30-31: (εἰς) [π]αρρη[σί]α[ν̣ π]ερ[ὶ] τοῦ / (σύν̣)[π]αντος ἀ[γ]ῶνος.
39
PGM VII, 687, en una invocación a la Osa Mayor: ’Ἄρκτε, Ἄρκτε, ἄρχουσα τοῦ οὐρανο[ῦ] καὶ τῶν
ἄστρων καὶ τοῦ σύνπαντος κόσμου, ἡ στρέφουσα τὸν ἄξονα καὶ κρατοῦ[σα τοῦ ὅ]λου συστήματος βίᾳ...
«Osa, Osa, que eres señora del cielo y de las estrellas y de todo el cosmos; tú haces girar el eje y ejerces
tu poder sobre todo el conjunto celeste con fuerza...»; y poco más adelante en el mismo documento, PGM
VII, 880, en una invocación a Selene: ’ἐπικαλοῦμαί σε, δέσποινα τοῦ σύνπαντος κόσμου, καθηγουμέν<η
συστήματ>ος τοῦ σύμπαντος, θεὰ μεγαλοδύναμε... «Te invoco, señora del cosmos entero, guía de todo el
sistema, diosa de gran poder...».

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

textos anteriores, da sentido a las palabras con las que Estrabón concluye su libro sexto,
haciendo un memorándum de las conquistas romanas y hablando del mismo Augusto:

[...] χαλεπὸν δὲ ἄλλως διοικεῖν τὴν τηλικαύτην ἡγεμονίαν ἢ ἑνὶ ἐπιτρέψαντας ὡς πατρί.
οὐδέποτε γοῦν εὐπορῆσαι τοσαύτης εἰρήνης καὶ ἀφθονίας ἀγαθῶν ὑπῆρξε Ῥωμαίοις καὶ
τοῖς συμμάχοις αὐτῶν, ὅσην Καῖσάρ τε ὁ Σεβαστὸς παρέσχεν.

[...] resulta difícil administrar un poder semejante [en el territorio imperial] si no recae en
manos de un solo hombre como si fuera un padre. De hecho, jamás tuvieron los romanos
y sus aliados la posibilidad de disfrutar de una paz semejante y una abundancia de bienes
como la que les ha reportado César Augusto tras haber asumido el poder absoluto (Str.
VI, 4, 2).

Los textos epigráficos de Asia proclaman la divinidad de Augusto sin ambages. Y se


dirigen a él no con el frío formulismo epigráfico de las inscripciones del Occidente
romano, sino con la exuberante verbosidad de la literatura laudatoria griega, estable-
ciendo mediantes las palabras ―y los hechos, las leyes― unοs juramentοs sagrados de
fidelidad a la persona del príncipe-dios. Es un concepto que no debe extrañarnos, pues
lo encontramos también en la poesía. O si no, veamos el juramento que hace el poeta
Ovidio dirigiéndose al princeps, desde el exilio, en Trist. II, 53-60:

Juro por el mar, por las tierras, por las divinidades de los tres mundos40, por ti, dios
protector y visible (per mare, per terras, per tertia numina iuro, per te praesentem
conspicuumque deum), que mi ánimo ha sido siempre favorable a ti, el más grande de
los hombres, y que con mi mente, que es con lo único que pude, fui siempre tuyo. Yo
he deseado que tu ingreso en los astros celestes fuera tardío y formé una mínima parte
de la muchedumbre que hacía esta misma súplica; por ti ofrecí piadosamente incienso
y, formando un todo con los demás, yo mismo también secundé los votos públicos con
los míos.

Las palabras de Ovidio en este fragmento, puesto en primera persona son impresionantes:
tras un juramento, le muestra respeto, sumisión («fui siempre tuyo», asegura) y devoción,
pues hace ofrendas y secunda votos públicos en honor del emperador.
Esta idea de la sumisión al hombre divinizado se percibe todavía más rotundamente
en un texto de Gangra, antigua Neapolis, en Paflagonia41. La inscripción, verdaderamente
excepcional, transmite la prestación de un juramento, mezcla de la fórmula de juramento

40
Esta invocación sincrética a los tertia numina habría que traducirla así: «por el dios del cielo, el del
mar, y el del infierno». El poeta alude al reparto por sorteo del universo entre Zeus, Posidón y Hades tras
vencer a su padre Cronos y a los Titanes. Siguiendo el relato de Homero, Il, XV, 187-193, Zeus recibe su
reino celestial, Posidón el marino, y Hades el de las tinieblas.
41
OGIS 532; ILS 8781; Cumont, Anderson y Grégoire, 1910, nº 66, 4; Ehrenberg y Jones, 19552, pp.
145-146 (nº 315); Freis, 1984, p. 10 (nº 7); Bringmann, 2008, p. 235 (trad. parcial) y p. 310 n. 99.

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

civil helenístico y el sacramentum militar romano occidental. A los españoles el texto


siguiente nos recordará la práctica de la devotio impropiamente llamada «ibérica». El
documento se data el 6 de marzo (ἔτους τρίτου, π[ροτέραι] νωνῶν Μαρτίων) del año
6 a.C., «siendo Augusto, hijo del divinizado César, cónsul por XII vez (Αὐτοκράτορος
Καίσ[αρος] θεοῦ υἱοῦ Σεβαστοῦ ὑπατεύ[σαντος τὸ] δωδέκατον). En las primeras líneas
se indica que el documento se genera en Gangra, ἐν Γάνγροις, ¿en el campamento? (ἐν
[κ]ά[στροις?), donde realizan un juramento los negotiatores que viven en las colonias
de Paflagonia y de los ciudadanos romanos allí presentes (ὅρκος ὁ τελεσθεὶς ὑ]πὸ τῶ[ν]
κατοικ[ούντων Παφλαγονία[ν καὶ τῶν πραγ]ματευομ[ένων πα]ρ’ αὐτοῖς Ῥ[ωμαίων])».
El texto del juramento dice así, en las líneas 8-35:

ὀμνύω Δία Γῆν Ἥλιον θεοὺς πάντα[ς καὶ πά]/σας καὶ αὐτὸν τὸν Σεβας[τ]ὸν εὐνοή[σειν
Καί]/10σαρι Σεβαστῶι καὶ τοῖς τ[έκ]νοις ἐγγό[νοις τε] / αὐτοῦ πάν[τ]α τ[ὸ]ν τοῦ [βίου]
χρόνον κ[αὶ λό]/γωι [κ]αὶ ἔργωι καὶ γνώμη[ι, φί]λους ἡγού[μενος]/ οὓς ἂν ἐκεῖνοι
ἡγῶντα[ι] ἐκχθρούς ἐχθρούς τε ν[ομίζων] / οὓς ἂν αὐτοὶ κρίνωσιν· ὑπέρ τε τῶν τ[ούτοις] /
15
διαφερόντων μήτε σώματος φείσες[θαι μή]/τε ψυχῆς μήτε βίου μήτε τέκνων, ἀλ[λὰ παν]/
τὶ τρόπωι ὑπὲρ τῶ[ν] ἐκείνοις ἀνηκό[ντων] / πάντα κίνδυνον ὑπομενεῖν· ὅ τί τε ἂ[ν αἴς]/
θωμαι ἢ ἀκούσω ὑπεναντίον τούτ[οις λε]/20γόμενον ἢ βουλευόμενον ἢ πρασσό[μενον], /
τοῦτο ἐγμηνύσειν τε καὶ ἐχθρὸν ἔς[εσθαι τῶι] / λέγοντι ἢ βουλευομένωι ἢ πράσσο[ντί τι
τού]/των· οὕς τε ἂν ἐκχθροὺς ἐχθροὺς αὐτοὶ κρίν[ωσιν, τού]/τους κατὰ γῆν καὶ θάλασσαν
ὅπλο[ις τε] / 25 καὶ σιδήρωι διώξειν καὶ ἀμυνεῖς[θαι]. / ἐὰν δέ τι ὑπεναντίον τούτωι τ[ῶι
ὅρκωι] /ποήσω ἢ μὴ στοιχούντως καθὼ[ς ὤμο]/σα, ἐπαρῶμαι αὐτός τε κατ’ ἐμοῦ καὶ
σ[ώμα]/τος τοῦ ἐμαυτοῦ καὶ ψυχῆς καὶ βίου κα[ὶ τέ]/30κνων καὶ παντὸς τοῦ ἐμαυτοῦ
γέν[ους] / καὶ συνφέροντος ἐξώλειαν καὶ παν[ώλει]/αν μέχρι πάσης διαδοχῆς τῆς ἐ[μῆς
καὶ] / τῶν ἐξ ἐμοῦ πάντων, καὶ μήτε σ[ώματα τὰ] / τῶν ἐμῶν ἢ ἐξ ἐμοῦ μήτε γῆ μ[ήτε
θάλας]/35σα δέξαιτο μηδὲ καρποὺς ἐνέγ[κοι αὐτοῖς].

Juro por Zeus, por la Tierra, por el Sol, por todos los dioses y las diosas y también por
el mismo Augusto, que durante toda mi vida seré leal a César Augusto, a sus hijos y
descendientes de palabra, de obra y de sentimiento, porque consideraré mis amigos a los
que él considere amigos, y enemigos míos a los que él considere enemigos; y que por su
causa no ahorraré ni mi integridad corporal ni mi vida ni mi fortuna ni mis hijos, sino que,
para cumplir las obligaciones sobre ellos recaídas, asumiré sobre mí cualquier peligro; y
que si yo advirtiera u oyera que contra él se dice, planea o hace algo, lo denunciaré y me
convertiré en enemigo del que tal dice, planea o hace; y que a aquellos que se consideren
enemigos suyos los perseguiré y castigaré por tierra y mar con armas y espada. Y si yo
hago algo que vaya contra este juramento o no esté de acuerdo con las obligaciones que
de él derivan, pido la ruina y la aniquilación plena para mi persona, calamidad para mi
integridad corporal y la de toda mi familia hasta el día de mi muerte y la de mis hijos,
y que ni el mar ni la tierra acojan los cuerpos de los míos ni de mis descendientes ni les
den sus frutos.

Esta conducta de reverencia hacia el emperador divino se hace a nivel privado (texto de
Gangra) y también a nivel público (político). Como recuerda Bringmann oportunamente,

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Sabino Perea Yébenes
Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

«las Asambleas provinciales, las ciudades en Oriente y en Occidente, las asociaciones


y la gente privada competían por mostrar su veneración al salvador del mundo. … La
veneración de la potencia divina que, según una concepción extendida, se ponía de
manifiesto en la acción bienhechora de Augusto, se completó con la obligación colectiva
que se autoimpuso la población de favorecer con todos sus medios el bienestar de su
persona y de su casa»42. Augusto, como Júpiter, supervisa el orbe que depende de él,
ocupándose de los asuntos importantes, como dice Ovidio43.
Por tanto, Augusto, haciendo política ―en realidad política religiosa o religión poli-
tizada― había jugado la baza irracional de los sentimientos de afecto hacia su persona,
vehiculados a través de las muestras públicas y ceremoniales. La clave del éxito fue haber
perpetuado siempre el recuerdo de la amenaza en que se encontraba la República tras la
muerte de César (año 44) y la batalla de Actium (año 31). Vencidos los enemigos, por
él mismo, y desde el principio, Octavio-Augusto se exhibe como Salvador. Y al mismo
tiempo que se perpetúa el recuerdo del peligro de antaño, se insiste en los beneficios de
la paz de hogaño.
Es un estado de solaz prosperidad y estabilidad política que Winstrand denomina
«felicitas imperatoria», que en el caso de Augusto no está exenta de cierto carácter
«mesiánico» en el sentido político que apunta este autor44.
Augusto sembró la idea política ―expresada y difundida a través de la literatura, del
arte y de la religión― de que «solo alguien con cualidades superiores a las de un mero
hombre» es capaz de tal hazaña45. Esta idea seminal heroica está ya claramente expresada
en la Eneida. Solo cabía dejar que la semilla fructificase, y que se multiplicara para luego
recoger la cosecha. Por otro lado, la idea de un «superhombre» (muchos siglos antes de
ser formulada filosóficamente por Nietzsche), o de un hombre carismático, ya existía en
la esfera religiosa en las monarquías helenísticas, asociando la realeza a la divinidad46.
42
Bringmann, 2008, p. 234.
43
Trist. II, 215-219: utque deos caelumque simul sublime tuenti non vacat exiguis rebus adesse Iovi,
de te pendentem sic dum circumspicis orbem, effugiunt curas inferiora tuas.
44
Winstrand, 1987, p. 58: «We have found that the felicitas ascribed to Augustus is twofold. There
is the military felicitas, connected with imperium and auspicium, which derives its original form from the
ancient felicitas of magistrates but has received a new and heightened significance through the Emperor’s
monopoly of imperium and auspicium and because of the influence of the conception of a personal Fortuna.
But there is also the ‘Messianic’ felicitas, the felicitas of Augustus as the heaven-sent creator of a new
Golden Age. This felicitas is not, in essence, military. Pax, iustitia and abundantia are regular features of
the felicitas saeculi. But a great victory ending all wars is generally considered a condition requisite for the
blissful reign of peace, justice and prosperity. The former kind of felicitas is connected with the dies imperii
of Augustus, the latter with his birthday».
45
Bringmann, 2008, p. 232: «El régimen de Augusto orientado a la implantación del derecho y la justicia
encontraba más adhesiones de lo que permite suponer [...] La gratitud al «salvador de la humanidad» tuvo su
plasmación, según el uso de la Antigüedad, en un torrente de homenajes. Su punto culminante lo encontró
en el llamado culto al Emperador. Éste hundía sus raíces en la idea extendida en el Oriente helenístico de
que en una actuación beneficiosa que excediera el rasero humano corriente se ponía de manifiesto una fuerza
sobrehumana, divina. Con esa clase de culto habían sido venerados los reyes helénicos, y desde que Roma
accedió al papel de poder universal, en el Oriente conoció culto divino no sólo dicho poder, sino también
sus representantes».
46
Sobre el culto a los reyes en las monarquías helenísticas como fundamento político del culto imperial
romano, Price, 1984, pp. 23-52; Gascó, 1990, pp. 87-92; Sartre 1994, pp. 110-118.

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Encomios de Augusto en Priene, Halikarnassos y Myra

De ahí que, con toda naturalidad, en Asia, las ciudades y sus magistrados no muestren
rubor alguno al considerar oficialmente a Augusto como Dios viviente ―las inscripciones
que hemos visto son documentos oficiales―, pero lo mismo puede decirse de los votos
privados que exhiben si cabe aún más piedad. Ningún humano podía aspirar a algo más
sublime; a ser Dios y, aun más, un dios que se jacta, gozoso, de haber traído al mundo
entero la Paz47. Conscientemente o no, Augusto había hecho realidad la utopía escrita
por Cicerón en el Sueño de Escipión.

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Deissmann, A., Licht vom Osten. Das Neue Testament und die neuentdeckten Texte der
47
Proclamada, entre otros muchos textos, en este de Myrina Caesarea, fechada después del 9 a.C.:
ὁ δῆμος / ὁ Καισαρέων Μυρειναίων / Αὐτοκράτορι Καίσαρι θεῷ, / υἱῷ θεοῦ, Σεβαστῷ, ὑπὲρ / Εἰρήνης
Σεβαστῆς / καθιέρωσεν. (IGRRP, IV, 1173).

172
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