Está en la página 1de 2

¿Controlas o te controlan? 6 Claves para retomar el control de tu vida.

“Toma las riendas de tu vida”

Muchas personas culpan a: la mala suerte, es un mal momento, otra persona me lo impide, etc.

 Es fácil pensar que los demás tienen la culpa de lo que nos pasa, que no podemos hacer nada para cambiar nuestra
situación o que tenemos mala suerte y nunca es el momento adecuado.

También es fácil pensar que estás tomando las riendas de tu vida cuando en realidad no es así. 

Si estás continuamente quejándote, significa que has aceptado el papel de víctima o de espectadora de tu vida y que no
estás siendo responsable.

Es muy fácil tener una mentalidad de víctima y darle el poder de tu situación a algo o alguien, pero eso lo único que hace es
hacerte sentir indefensa y sin control, y dejarte paralizada.

Tener el control de tu vida significa:

No echarle la culpa a nada ni a nadie de los que haces, piensas o sientes.

Eso incluye tu pareja, los niños, la crisis, tu jefe o lo que tengas en mente. Todos pecamos de eso y la realidad es que sólo
tu decides cómo reaccionas ante las situaciones.

Sólo tú has elegido estar donde estas, hacer lo que haces y ver las cosas de una forma u otra.

Tú has elegido quedarte en un matrimonio que no te hace feliz, o quejarte porque no hay trabajo en vez de ponerte a buscar
o verlo todo negro en vez de salir adelante.

Por supuesto, es mucho más fácil pensar que estoy equivocada y que los demás son los “malos” de tu película. Pero,
¿quiere esto decir que tienes que aceptar cualquier tipo de comportamiento?

En absoluto, pero depende de ti cómo reaccionas ante ello.

Sólo tú puedes controlar cómo piensas y actúas, nadie más. 

No culparte a ti misma.

También es muy fácil pensar que tú eres la culpable de todo, que eres un desastre y que no logras hacer nada bien.

La realidad es que tú lo haces lo que mejor que sabes y puedes en cada momento según tus razones o circunstancias; y
aunque seas la responsable de lo que pasa en tu vida no tiene sentido culparte.

La vida es un continuo aprendizaje y uno lo hace lo mejor que puede. 

Ser consciente de dónde y cuándo no estás tomando el control de tu vida.

Siempre hay algún área en la que somos especialmente víctimas o espectadoras. Puede ser el trabajo, las relaciones
amorosas, etc.

¿Cómo sabes que estas siendo una víctima?

Cuando experimentas alguno de estos signos: enfado, culpar a otros, cansancio, impaciencia, celos, envidia, impotencia,
tristeza, desconcentración, decepción…
Estos signos significan que hay algo que tú no estás haciendo y de lo que estás culpando a otros.

Así que en vez de pensar que fulanito no te hace feliz, por qué no le das la vuelta a la tortilla y piensas qué tendrías que
hacer tú para ser feliz en vez de culpar a fulanito. 

Ser consciente de los motivos ocultos de tu situación.

Aunque no lo parezca, si estás atrapada en una situación y no haces nada para salir de ella es porque hay algún beneficio
oculto del que a lo mejor no eres consciente.

Quizá seguir así te hace sentir segura, porque te sientes cómoda y no tienes que correr riesgos; o bien no tienes que
demostrar que eres eficiente porque lo que haces lo haces bien, o tienes el cariño y la atención de los demás.

Siempre hay algún motivo por el que sigues como estás.

Ahora que ya lo sabes, piensa ¿cual es el tuyo? 

Decidir qué quieres en la vida y ponerte manos a la obra.

No vale con aceptar lo que te llegue y luego quejarte; o con esperar a que llegue el trabajo perfecto, el amigo perfecto, la
pareja perfecta, la oportunidad perfecta. Es hora de dejar de esperar.

Sé proactiva, determina lo que quieres y ve a por ello. No te quedes sentada esperando a que lleguen las cosas, porque
puedes pasarte mucho tiempo esperando…

Aceptar que para cada situación hay múltiples opciones/elecciones.

Cada día depende de ti, de tu actitud, de cómo decidas empezar el día y cómo decidas sentirte. En tus manos está la
elección ante cada circunstancia.

¿Cómo quieres sentirte? ¿Qué vas a elegir?

Puedes elegir enfadarte con un amigo porque no hace lo que le pides, o entender que tendrá sus razones y preguntárselo a
otro amigo.

Puedes intentar cambiar a tu pareja o decidir cambiar tú. Es tu elección.

Por supuesto no es nada fácil, lleva su tiempo, pero lo importante es empezar a cambiar el “chip” como se dice.

También podría gustarte