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Perata, Lucas – 39.434.

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El primer paso hacia la enseñanza de la literatura

Trabajé en un grupo de tres personas un diseño de cuadernillo donde tomamos crónicas, noticias
periodísticas y orientamos a los alumnos hacia una escritura original y libre desde el marco teórico,
sin restringirlos. El momento que considero fulgurante dentro de este desarrollo fue,
particularmente, aprender a darle las herramientas a los alumnos y alumnas sin necesidad de
marcarles lo que tenían que hacer, sino que, con sus conocimientos, ellos mismos pudieran lograr
una redacción donde el docente funcione como guía más que como superior en una pirámide de
poder arbitraria.

El punto de partida fueron dos crónicas. Una de Gabriela Cabezón Cámara y otra de Leila
Guerreiro. Nuestra aproximación a los textos fue desde las definiciones del género tan difusas que
uno encuentra en manuales y otros diccionarios literarios. La problemática principal fue cómo poder
hilar ambos textos en su género para poder exponerlos como una especie de referentes de lo que se
considera la crónica. El proceso que nos llevó más tiempo fue el de comenzar a encaminar de una
manera adecuada la clase. Fue en ese tiempo donde, me atrevo a hablar por mi compañero y
compañera, que todos descubrimos ciertos momentos fulgurantes que nos provocaron un “click” en
nuestras cabezas.

Creo que, sin la intervención docente, hubiésemos encarado tanto en grupo como en mi caso
particular de una manera totalmente prescriptiva la tarea. Se podría decir que ese método queda
grabado a fuego cuando tu educación primaria y secundaria se desarrolló de esa manera. Fue
interesante descubrir la solución a ese problema de la enseñanza de la lengua y construir un proceso
donde acompañamos a los alumnos, leímos juntos, resaltamos ciertos aspectos narrativos y
evidenciamos los procedimientos que llevan a cabo los distintos escritores para que puedan hacer
uso de esas herramientas como quisieran y construir una crónica propia, en este caso.

Nuestro grupo no se basó en las clases con alumnos, sino que fue todo en teoría. Sin embargo, me
puedo imaginar cómo un grupo de estudiantes podría alcanzar el punto final del proceso sin
necesidad de un acompañamiento total de los profesores. El cuadernillo que diseñamos se encaminó
para un análisis profundo de los procedimientos narrativos que entran en juego en las crónicas como
texto literario y periodístico.

En lo concerniente al aprendizaje didáctico de la carrera, este ejercicio fue el que más me ayudó a
entender cómo enseñar desde un punto de vista emancipatorio. En algunas oportunidades, la teoría
marca cierto camino, pero cuando uno no tiene experiencia docente, como es mi caso, las formas de
aplicarla no son tan evidentes sin la ayuda de alguien con experiencia y con conocimientos teóricos
como fue nuestra profesora. Suelo pensar en las formas en las que enseñaría cuando me decida a
dedicarme a la docencia en sí (en la actualidad me desempeño como redactor independiente) y en
las distintas formas que existen de comunicar el conocimiento. Anteriormente, no había alcanzado
conclusiones que me satisfagan y que puedan incluir a cursos enteros de más de 20 personas, pero
este enfoque de “elige tu propia aventura” me parece una de las mejores maneras de despertar la
motivación de los estudiantes e incluir, incluso, a los neurodivergentes que suelen ser abandonados
en el proceso educativo.

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