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2. EL PROCESO ESTRATÉGICO
2.1 ESTRATEGIA EMPRESARIAL
A modo de complemento del primer tema, vamos a empezar este segundo tema
dedicado al proceso estratégico presentando varias definiciones que autores importantes
han dado sobre el concepto de estrategia.

Estas son:

- Von Neumann y Morgenstern  la estrategia empresarial es una serie de


actos que ejecuta la empresa, los cuales son seleccionados de acuerdo con una
situación concreta.

- Peter Druker  la estrategia requiere que los gerentes analicen su situación


presente y que la modifiquen en caso necesario. Los gerentes deberían saber qué
recursos tiene su empresa y cuáles deberá tener.

- Chandler  la estrategia es el elemento que determina las metas básicas de


una empresa a largo plazo, así como la adopción de los cursos de acción y la
asignación de los recursos necesarios para alcanzar estas metas.

- Kenneth Andrews  la estrategia representa un patrón de objetivos,


propósitos o metas, así como las políticas y los planes principales para alcanzar
estas metas, presentándolos de tal manera que permitan definir la actividad a la
que se dedica la empresa, o a la que se dedicará, así como el tipo de empresa que
es o será.

- Ansoff  la estrategia es un hilo conductor entre las actividades de la empresa


y los productos y mercados. La estrategia es una regla para tomar decisiones, y
está formada por cuatro componentes:

o El alcance del producto o mercado: los productos que ofrece la empresa


y los mercados en los que opera.

o El vector de crecimiento: los cambios que la empresa proyecta aplicar


al alcance de sus productos y mercado.

o La ventaja competitiva: las propiedades particulares del producto que


colocan a la empresa en una posición sólida ante sus competidores.

o La sinergia: medida en que las diferentes partes de la empresa pueden


funcionar juntas con el fin de lograr más de lo que podrían lograr si
dichas partes operasen cada una por su cuenta.

A lo largo de las diferentes definiciones se puede observar que todas ellas comparten
cuatro elementos:

- El ambiente.

- La misión.
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- El análisis de la situación.

- La proyección de cómo aplicar sus recursos.

Llegados a este punto resulta interesante presentar la diferencia entre estrategia y


táctica, ya que, aunque pensemos que pueden ser lo mismo, no es así.

A nivel general, la doctrina clásica establece lo estratégico como algo capital, a largo
plazo y directamente relacionado con los objetivos básicos, mientras que lo táctico se
entiende como algo de menor trascendencia, a corto plazo y relacionado con hitos
secundarios.

Por ejemplo, una empresa que quiere penetrar en un mercado nuevo (acción
estratégica), puede elegir entre establecer delegaciones propias o vender a través de
distribuidores independientes (tácticas). Diríamos entonces que las dos opciones
planteadas son formas tácticas de abordar la misma estrategia.

Hoy en día, y debido a que el mercado cambia muy deprisa, muchas de las decisiones
estratégicas se toman en cuestión de días o semanas, por lo que el largo plazo se puede
confundir con el corto. Como consecuencia de ello, diríamos que es estratégico aquello
que afecta de manera importante al futuro de la empresa como conjunto, y táctico todo
lo demás. La estrategia tiene un rango superior, pero la táctica empleada es importante
porque puede determinar el éxito o el fracaso de la estrategia planteada.

2.1.1 Dimensiones de la estrategia

Toda estrategia contiene tres elementos esenciales:

- Las metas u objetivos que deben alcanzarse.

- Los medios o recursos a implicar.

- Las secuencias de acciones o programas a desarrollar y llevar a cabo.

La interdependencia de los elementos resulta de crucial importancia para la


especificidad de una estrategia en particular y, sobre todo, para su capacidad de
identificar ventajas competitivas.

La coherencia y la consistencia interna entre los elementos -metas/objetivos,


medios/recursos, acciones/programas- son requerimientos necesarios para validar
cualquier estrategia empresarial, ya que permiten ubicar idóneamente a la empresa en su
medio y por tanto, le confieren su identidad, su capacidad de movilizar sus fuerzas y su
posibilidad de éxito en el mercado.

Para nosotros cualquier estrategia es, ante todo, una voluntad de actuar con el fin de
modificar en nuestro provecho el curso de los acontecimientos. Por consiguiente, la
estrategia lleva implícita unos proyectos, unas relaciones de fuerza y unos retos.

Las estrategias se expresan mediante enunciados, es decir, secuencias que de manera


breve y sencilla indican qué quiere ser o hacer la empresa.
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Las estrategias formales efectivas contienen tres elementos esenciales: metas, políticas y
secuencias de acción.

Las estrategias efectivas se desarrollan alrededor de pocos conceptos clave. La


estrategia no solo comprende lo impredecible, sino también lo desconocido.

Las organizaciones deberían tener varias estrategias jerárquicamente relacionadas y


sustentables entre sí.

Resulta interesante presentar algunas consideraciones sobre los enfoques que se les da a
las estrategias que habitualmente se aplican en el mundo de los negocios, ya que no
todas son igualmente eficaces.

Son ineficaces y están condenadas al fracaso:

- Las estrategias configuradas en torno a fórmulas mágicas o las recetas que


pretenden aplicarse como axiomas sin tener en cuenta las peculiaridades de la
empresa.

- Las que se centran en la búsqueda de una extrema precisión en los números


olvidando la validez de las hipótesis subyacentes.

- Las que extrapolan el pasado para planificar el futuro, excluyendo otros


planteamientos.

- Las que desprecian las variables cualitativas y no cuantificables.

- Las que proyectan el futuro como una suma de certezas.

- Las que no tienen en cuenta a las personas que van a protagonizar su ejecución.

- Las que se confunden con las tácticas.

- Las que emulan por imitación.

Por el contrario, algunos de los elementos fundamentales que nos permitirán lograr una
estrategia eficaz son:

- Objetivos claros y decisivos: sobre ello, es importante determinar si todos los


esfuerzos están dirigidos hacia metas de tipo general que son comprendidas con
claridad, decisivas y factibles. Por supuesto, cada departamento se fijará sus
propias metas dentro de la estrategia general, no obstante, las metas centrales de
la empresa deben ser siempre lo suficientemente específicas y claras para que
proporcionen continuidad, aglutinen y den cohesión al seleccionar las tácticas
durante el horizonte temporal de la estrategia. No todas las metas requieren ser
escritas o precisadas numéricamente, pero sí se deben entender bien y ser
decisivas, es decir, el logro de estas metas debe asegurar la viabilidad y vitalidad
continuas de la empresa u organización frente a sus contrincantes.

- Conservar la iniciativa: es muy importante que la estrategia planteada no


desmotive a la organización, por lo que esta deberá fomentar la iniciativa y la
continuidad. Como hemos visto, una estrategia mal planteada y poco realista
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solo contribuirá a unos malos resultados, generando la desmotivación de todo el


equipo, y es que una posición reactiva prolongada engendra cansancio, hace
descender la moral y cede la ventaja del tiempo y los intangibles a los
contrincantes. Además, tal posición incrementa los costos, disminuye el número
de opciones disponibles y baja la probabilidad de alcanzar el éxito necesario
para asegurar la independencia y la continuidad.

- Concentración: se refiere a centrar esfuerzos y recursos en el desarrollo de una


actividad concreta en un mercado o mercados concretos con el fin de alcanzar un
nivel de ventas continuo y creciente en cada uno de ellos para consolidar su
presencia. La concentración presenta para la empresa las siguientes ventajas:

o Conocimiento profundo de cada mercado, lo que facilita el diseño de


productos y servicios adaptados a las necesidades reales de los
consumidores.

o Reducción de costos.

o Posibilidad de destinar mayores recursos de promoción por mercado.

o Mayor control del riesgo de la actividad internacional.

- Flexibilidad: como ya hemos comentado, en los tiempos que corren es


imprescindible que seamos flexibles en el momento de plantear nuestra
estrategia, ya que en cualquier momento las circunstancias pueden cambiar,
obligándonos a tener que replantear toda la estrategia.

- Liderazgo coordinado y comprometido: es muy importante que las personas


seleccionadas para dirigir y coordinar la estrategia entiendan como necesidades
propias las necesidades de la organización, ya que si no existe ningún
compromiso, difícilmente se lograrán los objetivos propuestos.

- Sorpresa: junto con una correcta sincronización, la sorpresa puede alcanzar un


éxito fuera de toda proporción en cuanto a la energía utilizada, pudiendo cambiar
de manera decisiva posiciones estratégicas.

- Seguridad: toda estrategia debe asegurar la base de los recursos y demás


aspectos operativos fundamentales para la empresa, desarrollar un sistema
efectivo de inteligencia suficiente que prevenga sorpresas por parte de la
competencia y desarrollar la logística imprescindible y necesaria para sustentar
cada uno de sus impulsos principales.

2.1.2 Las cinco P de la estrategia

Henry Mintzberg establece que, por norma general, la estrategia es definida solo de una
manera, pero que, implícitamente esta es utilizada de diferentes maneras, por lo que
ofrece cinco concepciones diferentes sobre la naturaleza de la estrategia.

Según Mintzberg, no es suficiente con definir la estrategia como un plan, sino que
considera que se requiere una definición que incluya la conducta resultante, ya que
argumenta que la estrategia es el patrón de una serie de actos.
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De este modo, Mintzberg presenta cinco definiciones o perspectivas en relación con la


estrategia, considerándola como plan, pauta de acción, patrón, posición y perspectiva.

Pasemos a conocerlas:

Estrategia como un plan

La estrategia como plan se entiende como una guía a seguir para abordar una situación
concreta y específica.

Sus dos características fundamentales son:

- Se elabora antes de las acciones que se aplicarán.

- Se desarrolla de manera consciente y con un propósito determinado.

En definitiva, se refiere a todas las indicaciones que conforman el desarrollo de la


estrategia, esto es, aquello que debemos hacer para lograr llegar a las metas
establecidas.

Estrategia como patrón

Esta segunda definición establece que la estrategia es un modelo, esto es, un patrón de
flujo de acciones. Ello implica que no es suficiente con concebir la estrategia como un
plan, sino que debemos definir también el comportamiento que queremos que se
produzca.

En lo que se refiere a este tipo de estrategia, debemos diferenciar ocho tipos. Estos son:

- Estrategia planeada: en este tipo de estrategia las interacciones precisas son


formuladas y articuladas por un liderazgo central. Este les presta apoyo a través
de toda una serie de controles de carácter formal con el fin de asegurar su
implantación sin sorpresas, en un entorno que sea benigno, controlable y
predecible. Se trata de estrategias claramente deliberadas.

- Estrategia empresarial: en este tipo de estrategia, las intenciones existen a


partir de una visión personal y desarticulada de un solo líder. Esto implica que la
organización se encuentra bajo el control de un líder. Se trata de estrategias
adaptables a nuevas oportunidades, relativamente deliberadas, aunque pueden
surgir también de manera espontánea.

- Estrategia ideológica: en ella las intenciones aparecen de manera colectiva, y


son controladas a través de toda una serie de normas rígidas acatadas por todos
los miembros de la organización. Por norma general, en estos casos, la
organización es muy proactiva frente a su entorno, tratándose así de estrategias
claramente deliberadas.

- Estrategia de consejo: se dan a través de ajustes mutuos. En este caso, varios


miembros convergen en patrones que penetran en la organización debido a
ausencias de intenciones centrales o comunes. Por norma general, dichas
estrategias suelen ser de carácter emergente.
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- Estrategia impuesta: es el entorno externo a la organización quien dicta los


patrones de acción por medio de imposiciones directas o a través de decisiones o
disposiciones organizacionales. En otras palabras, se trata de aquellas estrategias
que la empresa se ve obligada a llevar a cabo y que responden a la necesidad del
entorno externo.

- Estrategia sombrilla: quien decide y define los objetivos estratégicos o límites


de actuación es un liderazgo en control parcial de las acciones de la
organización. Se trata de estrategias parcialmente deliberadas y emergentes que
implican una mayor flexibilidad para maniobrar y desarrollar patrones dentro de
los parámetros que previamente han sido establecidos.

- Estrategia de proceso: en estas el jefe controla cada uno de los aspectos que
conforman el proceso estratégico, de modo que tiene la capacidad para poder
influir en la estrategia que llevará a cabo la empresa para el logro de sus
objetivos.

- Estrategia desarticulada: los miembros o subunidades de la empresa no


mantienen una cohesión real con el resto de la organización, de modo que se
generan patrones a partir de sus propias acciones.

Estrategia como pauta de acción

La estrategia como pauta de acción establece que toda estrategia puede ser una acción
concreta con el fin de ganar al competidor mediante una maniobra.

Ello implica entrar en el plano de la competencia directa, ya que se llevan a cabo toda
una serie de acciones o maniobras con el fin de ganar ventaja. Así, los movimientos de
una parte provocan los contramovimientos de la otra. Esto es; yo hago algo con el fin de
provocar una reacción en la competencia y ganarle.

Estrategia como posición

Toda organización debe diseñar y desarrollar sus estrategias sin olvidar que forma parte
de un entorno competitivo y cambiante. La empresa interactúa con el resto de
organizaciones del tejido empresarial, concibiéndose la estrategia como un
posicionamiento en ese contexto. La planificación estratégica actúa como mediadora
entre la empresa y el medioambiente, es decir, en relación con el contexto interno y
externo.

Estrategia como perspectiva

La estrategia es una perspectiva, ya que su contenido implica no solo la selección de una


posición, sino también una manera particular de percibir el mundo. Existen
organizaciones que favorecen la mercadotecnia y construyen toda una ideología
alrededor de ella. Se trata de buscar la personalidad de la organización, esto es, las
características y valores que nos van a definir como empresa, configurando nuestra
identidad.

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