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Del derecho al ambiente a los derechos

humanos ambientales
Derecho Ambiental / Por Mario Peña

Los derechos humanos y las libertades fundamentales son universales, indivisibles e


interdependientes. El goce completo de los derechos civiles y políticos se torna
imposible sin la plena satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales.

El derecho humano al ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible, considerado


actualmente como parte de los derechos económicos, sociales y culturales,
complementa y refuerza los derechos civiles y políticos, correspondiendo a los Estados,
individuos y otras entidades públicas y privadas, su efectiva protección y promoción.

Los derechos humanos en general y el derecho ambiental poseen la característica


común de ser universalmente reconocidos y fundados sobre fuentes jurídicos
internacionales. De ello resulta que las decisiones y las actividades que afectan el
ambiente pueden violar no solo a los derechos estrictamente ambientales, sino también
otros derechos humanos íntimamente vinculados. De igual modo, ciertas afectaciones a
los derechos humanos pueden venir acompañadas de destrucciones ambientales.

Los efectos económicos, sociales y culturales de los perjuicios al ambiente sobre los
derechos humanos afectan especialmente a las personas y a las comunidades
vulnerables.

Los efectos económicos, sociales y culturales de los perjuicios al ambiente sobre los
derechos humanos afectan especialmente a las personas y a las comunidades
vulnerables. Los pueblos indígenas y comunidades locales son los más fuertemente
afectados en razón de sus relaciones de dependencia estrecha con la naturaleza, de
igual forma, las poblaciones migrantes, las mujeres y niños, las personas con
discapacidad y demás personas en situaciones de vulnerabilidad, incluyendo las
generaciones futuras.

Las múltiples degradaciones del ambiente resultado de contaminaciones de todo


origen, del cambio climático y de pérdida de biodiversidad, imponen una mayor
resiliencia de la humanidad. Esta resiliencia se funda en particular sobre el derecho
internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario que son
indisociables de los derechos ambientales.

El derecho humano a un medio ambiente sano y equilibrado engloba una serie


derechos y obligaciones procedimentales que le son consustanciales e inherentes, tales
como el acceso a la información ambiental, participación pública en la toma de
decisiones ambientales, acceso a la justicia ambiental y a la educación ambiental; así
como las obligaciones sustantivas de prevención, precaución, evaluación de impacto
ambiental, responsabilidad y restauración de daños ambientales.
A la vez, existen una serie de derechos humanos, autónomos e independientes, que
orbitan al derecho a un ambiente sano y equilibrado, y que se encuentran íntimamente
vinculados a éste. A esta agrupación o categoría de derechos se les denomina derechos
humanos ambientales, encontrándose conformados tanto por el propio derecho al
ambiente, como por el derecho a la salud, derecho a la paz, derecho al agua potable y
al saneamiento, derecho a la alimentación, derechos de los pueblos indígenas y
comunidades locales, derechos de las personas en casos de catástrofes, derechos de los
desplazados ambientales y los derechos de los defensores de los derechos humanos,
entre otros.

Las múltiples degradaciones del ambiente resultado de contaminaciones de todo


origen, del cambio climático y de pérdida de biodiversidad, imponen una mayor
resiliencia de la humanidad.

Partiendo del hecho de que el derecho al ambiente sano y equilibrado no es absoluto,


ilimitado ni irrestricto, surge el enfoque de los derechos humanos ambientales, por
medio del cual, el operador jurídico, debe encontrar todas aquellas zonas de
confluencia que permitan integrar y aplicar de forma justa, razonable y equilibrada, el
derecho al ambiente con el resto de derechos humanos ambientales.

La integración del derecho humano al ambiente sano y equilibrado al elenco de los


derechos humanos ambientales maximiza y potencia su esfera de acción y protección, y
a la vez permite evitar todo tipo de violaciones previsibles e injustificadas a otros
derechos humanos con lo que debe coexistir en armonía. A todas luces, el futuro del
derecho al ambiente es en conjunto con los derechos humanos ambientales.

1 Profesor del Posgrado en Derecho del Sistema de Estudios de Posgrado de la


Universidad de Costa Rica y de su Facultad de Derecho. Miembro de la Comisión de
Derecho Ambiental de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(UICN) y corresponsal nacional del Centre International de Droit Comparé de l
´Environnement (CIDCE). Correo: mariopenachacon@gmail.com

2 Opinión del Centro Internacional de Derecho Ambiental Comparado (CIDCE) sobre la


Solicitud de Opinión Consultiva presentada por Colombia ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos el 14 de marzo de 2017.

3 Véase la exposición de motivos del Proyecto de Pacto Internacional de relativo al


derecho de los seres humanos al ambiente del Centro Internacional de derecho
comparado del ambiente (CIDCE).

4 Proyecto de Pacto Internacional de relativo al derecho de los seres humanos al


ambiente del Centro Internacional de derecho comparado del ambiente (CIDCE).
Véase el Preámbulo del Acuerdo de Paris de la Convención Marco de Naciones Unidas
sobre Cambio Climático (2015).

6 Proyecto de Pacto Internacional del CIDCE, op cit

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