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CONTABILIDAD Y

AUDITORIA

MODALIDAD: ABIERTA Y A DISTANCIA

NOMBRE DE LA TITULACIÓN: CONTABILIDAD Y


AUDITORÍA
CURSO: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

INVESTIGACION: EL PECADO SOCIAL ES UN HECHO


REAL, SUS RAÍCES, SUS ESTRUCTURAS Y LA
RESPONSABILIDAD DEL CRISTIANO
NOMBRE: ZONNIA PAULINA ORTIZ CORDOVS

FECHA: 16/07/2020

DOCENTE: WALTER EDUARDO RAMIREZ CUEVA

PERIODO ACADÉMICO: 6 semestre

AÑO: 2020
INTRODUCCION
El presente aborda el tema del pecado social, desde una visión bíblica y teológica. La premisa
fundamental de este trabajo es asumir que en nuestras sociedades latinoamericanas existe
presencia de estructuras de injusticia ya sean sociales, políticas, económicas, educacionales, de salud
o de culturales, las cuales y desde la clave cristiana se definen como estructuras de pecado y más
específicamente de pecado social. Dichas estructuras de pecado surgen a raíz de la presencia de
sistemas opresores los cuales tienen como principales víctimas a los pobres.

Uno de los mayores signos opresores es la desigualdad excesiva que hace que la brecha entre ricos y
pobres aumente de manera exponencial. En relación a esta dialéctica de la exclusión originada por
las desigualdades sociales, el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (EG)
sostiene que:

“hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso
se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven
excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizonte, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo
como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”

El pecado es la deshumanización del hombre, el abuso de la libertad dada por Dios la cual, y desde
una comprensión socio política, se puede comprender como la violencia infringida del hombre sobre
sus semejantes, especialmente sobre los más pobres. Al que se le ocasiona el mal se le violenta su
dignidad de ser persona, condición fundada en ser imagen de Dios.

DEFINICIÓN DE PECADO SOCIAL


Lo que el pecado social denuncia es la violación a los derechos fundamentales que el hombre ejerce
sobre su prójimo y sobre las masas populares. Claramente las alienaciones económicas, políticas,
religiosas o ideológicas no son queridas por Dios, el cual busca solo la salvación del género humano.
Por la revelación de Dios en Jesucristo, comprendemos que el anuncio de tiempos nuevos que
vienen desde el Reino comporta la liberación del hombre de todas las formas de pecado estructural,
a partir de la conversión del mismo todo social. Lo que se propone desde el Evangelio y el magisterio
de la Iglesia es crear la conciencia de que hay situaciones que denigran al hombre, imagen de Dios,
con lo cual se provoca en consecuencia un daño contra el mismo Dios.

LA RAÍZ DEL PECADO ESTÁ EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE


Es en el corazón del hombre donde anida lo mejor y lo peor de los humanos. Es allí donde se da la
conciencia, la libertad, la intencionalidad y, en consecuencia, también la responsabilidad. Sólo la
persona humana es sujeto de actos morales, es decir, de actos que pueden ser calificados de buenos
o de malos, de actos que ofenden a Dios y producen desintegración y ruptura de las relaciones
humanas, o de actos que van de acuerdo con el querer de Dios y con la construcción de su Reino.

EL PECADO SOCIAL
En el pasado la Iglesia fue muy sensible a la dimensión ‘personal’ del pecado. Sin embargo, más allá
del pecado personal existe también un pecado social. Este pecado es fruto de la concentración y
acumulación de muchos pecados personales y va más allá de lo individual. Origina situaciones de
mal que afectan a personas, a grupos y a naciones enteras. Esté pecado está fuera de la conciencia
de los individuos. Es la concretización de los egoísmos personales en leyes y situaciones perversas.
Es un pecado que llega a instalarse en las estructuras de la sociedad constituyendo así verdaderas
estructuras de pecado, mecanismos que originan una distribución injusta y desequilibrada de
los recursos, legislaciones racistas discriminatorias, países en estado de guerra, de hambre, de
insalubridad, de atosigamiento moroso por las deudas.
LAS ESTRUCTURAS DE PECADO
Aclararemos que las estructuras de pecado no pueden pecar porque no son sujetos morales: no
tienen libertad, ni conciencia. Las estructuras son instituciones y modos estables de proceder que
los hombres crean y sostienen en la vida económica, social o política y esto tanto a nivel individual
como nacional e internacional. Estas instituciones y estos modos de proceder marcan mucho a la
persona para el bien o para el mal. El entorno social es configurador de la persona. Cuando este
entorno es pecaminoso arrastra a los individuos al mal y a diversas formas de. Juan Pablo II,
hablando de las ‘estructuras de pecado’, utiliza una expresión muy fuerte: “Son la suma de factores
negativos que actúan contrariamente a una verdadera exigencia del bien común universal..., se
fundan en el pecado personal, están unidas siempre a actos concretos de las personas que las
introducen y hacen difícil su eliminación. Estas mismas estructuras se refuerzan, se difunden, y son
fuente de otros pecados, condicionando así la conducta de los hombres.

RESPONSABILIDAD DEL CRISTIANO ANTE EL PECADO SOCIAL


Sin embargo, por más arraigadas que estén estas estructuras de pecado, es posible su erradicación y
transformación. Las estructuras no son un producto ‘determinado’ por la historia, son fruto de la
libertad humana. Es posible modificarlas si nos lo proponemos y nos decidimos a abandonar
nuestra situación de complicidad, de miedo, de pereza y pasividad. En la encíclica Sollicitudo Rei
Socialis, Juan Pablo II termina su mensaje haciendo un vibrante llamado a comprometerse con
la causa del desarrollo, que comprende la eliminación de las estructuras de pecado: “La
Iglesia tiene confianza en el hombre, aun conociendo la maldad de que es capaz... Hay en
la persona humana una bondad fundamental porque es imagen del Creador..., por lo tanto, no se
justifica ni la desesperación, ni el pesimismo, ni la pasividad. Todos estamos llamados, más aún,
obligados, a afrontar este tremendo desafío. Cada uno está llamado a ocupar su propio lugar en
esta campaña pacífica que hay que realizar con medios pacíficos para conseguir el desarrollo en la
paz.

CONCLUSIÓN
El pecado es una categoría religioso moral que connota necesariamente una relación a Dios y a la
libertad. Esa es la razón de que únicamente las personas y los actos personales los únicos
susceptibles de valoración moral puedan ser pecadoras y recibir el nombre de pecados. Esa es la
razón también de que solo desde una antropología abierta a la trascendencia pueda accederse a ese
sentido y valoración del pecado. La expresión «pecado social» situada en ese contexto posee un
sentido determinado y sirve para describir los efectos de los pecados. Inherente a todo pecado
personal se da siempre una dimensión social y comunitaria que se ve remarcada en aquellos
pecados que van directamente contra los demás o en cuya realización participan más activamente y
de forma conjunta los grupos, la sociedad, etc. En este sentido, porque los efectos de esos pecados
son reales puede hablarse de una existencia propia de los pecados sociales. Es, sin embargo, una
existencia derivada, ya que la pecaminosidad de las situaciones, las leyes jurídicas, sistemas etc. es
debida siempre y en última instancia a la libertad de las personas particulares. Por tanto, tan solo de
una manera analógica pueden denominarse «pecado».

BIBLIOGRAFIA:

https://core.ac.uk/download/pdf/83563941.pdf

https://www.google.com.ec/url?
sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjnl5G999LqAhVUG80K
HeMQC7wQFjAFegQIBxAB&url=http%3A%2F%2Frevistas.ustatunja.edu.co%2Findex.php
%2Fqdisputatae%2Farticle%2Fdownload%2F834%2F807&usg=AOvVaw0dJNGAYmkfLJG5EjQ70Iyc
http://iglesiasecuador.com/Iglesias_Ecuador/Incidencia_Social_files/02%20pecadosocial.pdf

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