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V. M. Peñafiel
V MP
Caos y cosmos
El pequeño libro de las
preguntas incontestables
por
V. Miguel Peñafiel N., Ph.D.
AUTOR DE “Introducción al tratamiento de datos
experimentales”, “Para vivir más o menos...”
y “Mecánica sin aplicaciones prácticas”
LA PAZ
(Publicado en la neobarbarie)
V MP
Copyright © 2020 V. Miguel Peñafiel N.
Publicación de la Carrera de Física, FCPN (UMSA)
www.fiumsa.edu.bo
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Contenido · iii
0 ¿Por qué? · 1
1 Metafísica · 5
2 Conocimiento · 21
3 Voluntad · 47
4 Sentimiento · 57
5 Comportamiento · 74
6 Sociedad · 86
7 Agur... · 96
0
¿Por qué?
económicas.”
Sin duda, muchas desventuras, equivocaciones e
incertidumbres son originadas por malas concepcio-
nes, malos razonamientos o injustificados prejuicios
ideológicos; esto es, a filosofar defectuoso.
Tampoco, contrariamente a la práctica científica,
en la tradición filosófica la construcción de teorías
únicas es compulsiva. Más bien, una gran variedad
de “sistemas filosóficos” parecen coexistir en una es-
pecie de ambiente ecológico conceptual, sostenido
principalmente por el significativo peso de su histo-
ria.
Así, todos sabemos que es imposible hablar de filo-
sofía sin mencionar a los pensadores griegos -quienes
inventaron esta palabra, para empezar-. Ellos (Anaxi-
mandro, Heráclito) introdujeron también la palabra
“caos”, un espacio, grieta o abismo vacío primordial
transformándose continuamente hasta formar toda
la realidad, el “cosmos”. El vacío tenía propiedades
físicas y el proceso su propio “ímpetu”. ¡Cuanta in-
tuición! -se diría-, la descripción más moderna parte
de una región muy pequeña con una gran energía
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Metafísica
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1.1. Probabilidad
Es muy conocida la idea de Epicuro acerca del
“clinamen atómico”. Átomos desviándose imprede-
cíblemente de su curso esperado para permitir a los
humanos el libre albedrío en medio de un universo
absolutamente determinístico. Fuera de esa interesan-
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1.2. Dios
Dios ha sido, por siglos, un socorrido y cómodo
implemento metafísico. La necesidad de un creador
proviene, curiosamente, del más conspicuo rasgo de
la naturaleza humana: su habilidad de construir e
inventar. Se trata de una clara extrapolación mental
que ahora ya está muy superada. Con todo rigor, si se
insistiese en que la respuesta de que dios creó al uni-
verso es válida, entonces la pregunta de quién creó a
dios sería igualmente válida dando lugar, inevitable-
mente, a una regresión infinita de dioses creando a
dioses.
Si un dios hubiera creado el mundo, éste, que no
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1.3. Ser
No nos apercibimos de la realidad objetiva median-
te el intelecto sino mediante la voluntad. Este des-
cubrimiento filosófico lo debemos a Schopenhauer.
Sabemos que el mundo existe porque (o cuando) se
opone a nuestras voliciones. Y nos obliga a adoptar
acciones consecuentes.
Por eso, “la realidad” es algo que el intelecto ayuda
a comprender, en un proceso que dura la vida entera.
El resultado colectivo es la ciencia, que presupone
la existencia y cognocibilidad del universo y es la
actividad humana destinada a penetrar en los detalles
que constituyen la esencia del ser. Naturalmente,
la ciencia no es independiente de la filosofía; ésta
empezó con la observación del mundo “a escala
humana”, actualmente es posible observar el mundo
con más detalle y a escalas extendidas y, muy a pesar
de algunos filósofos, el espacio metafísico clásico se
redujo considerablemente. Más bien, ahora es posible
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Conocimiento 2
2.1. Epistemología
¿Es la epistemología independiente del sustrato
objetivo? No. La escasa información acerca del fun-
cionamiento del cerebro llevó a Descartes a una erró-
nea interpretación de la subjetividad y a su idea de
la “dualidad mente - cuerpo”; por supuesto, fue in-
capaz de explicar el mecanismo preciso de la inter-
acción (¿cómo es que un “ente” espiritual actuaría
sobre la materia?). Los progresos en el estudio del ce-
rebro humano y sus operaciones, más bien, permiten
identificar a la conciencia con el estado de funciona-
miento del cerebro, un sistema electroquímico donde
los datos entregados por los sentidos y la memoria
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2.2. Lógica
La verdad es un valor que se atribuye al juicio
cuando el contenido de éste coincide con su referen-
te. Esto es, la coincidencia entre una afirmación y
los hechos a los que la afirmación se refiere. Cuando
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2.3. Lenguaje
El rasgo externo más conspicuo en los humanos es
el lenguaje. Somos animales que hablan. El crear, re-
conocer y usar signos (sonoros y escritos, entre otros)
en forma compleja y versátil ha permitido que forme-
mos sociedades estables y exitosas, biológicamente
hablando.
Por supuesto, la primera aproximación al lengua-
je se puede asociar a la llamada definición ostensiva;
esto es, el aprendizaje de palabras sin el uso de otras
palabras. Se practica con los niños cuando inician
su entrenamiento básico, mostrando el objeto y pro-
nunciando el respectivo nombre. El aprendizaje del
lenguaje es, así, simultáneo con los primeros pen-
samientos y memorias. Una vez que la estructura
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éstas.
Los signos en la memoria, por ejemplo las palabras,
conforman algo así como “bases de datos” (contenido
cognitivo) más o menos complejas. Una palabra “ha-
ce sentido” cuando puede ser reconocida y referida
a algún elemento del contenido memorístico. Desde
luego, esta operación nada tiene que ver con la asig-
nación posterior de verdad o falsedad. La complejidad
en el manejo del lenguaje está asociado, también, a
la gradación continua desde una estructura primi-
tiva animal (signos no o pre lingüísticos) hasta el
más elaborado funcionamiento del cerebro humano
(tratamiento lexicográfico).
¿Pensamos usando sólo palabras? Naturalmente
que no. El pensamiento se alimenta de palabras, pe-
ro puede procesar otros estímulos -imágenes, por
ejemplo-. Pero no es independiente del lenguaje; re-
curre a éste paralelamente o cuando es necesario;
inclusive, hay pensamientos e ideas que no podrían
existir sin el lenguaje. Precisamente las exposicio-
nes filosóficas muestran de manera más clara tal in-
teracción. Internamente se forman los conceptos (el
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2.4. Ciencia
Es importante notar que las funciones que se eje-
cutan para adquirir conocimiento científico son, bá-
sicamente, refinaciones de los que todos practicamos
a lo largo de la vida cotidiana. Aprendemos primero
ostensivamente, observando y tocando los objetos,
luego mediante definiciones y descripciones verba-
les; podemos comparar, verificar, prever y pronosti-
car. Podemos refinar las creencias hasta admitirlas
como verdades e inclusive, sin mayor entrenamiento,
estimar subjetivamente la probabilidad (grados de
credibilidad) de ocurrencia de ciertos eventos. Es la
necesidad de justificar las creencias (aumentar su cre-
dibilidad) la que condujo a perfeccionar los métodos
de observación y razonamiento y sistematizar los co-
nocimientos en el cuerpo que ahora llamamos ciencia
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2.5. Fuentes
El problema de los epistemólogos sobre el cono-
cimiento a priori (independientemente de la expe-
riencia) y el que sólo puede adquirirse a posteriori
(a través de la experiencia) parece ser una cuestión
de lenguaje. No existe prueba alguna de que haya
conocimiento innato; más bien, abundante evidencia
(observacional y experimental) apunta en la direc-
ción opuesta, de que todo el contenido cognitivo es
-directa o indirectamente- a posteriori. Del conoci-
miento perceptual se deriva otros mediante razona-
miento, recuperación de memoria o por testimonios
externos, esto es, mediante el empleo de las capaci-
dades propias del cerebro (que también se pueden
mejorar mediante la experiencia y el entrenamiento).
Por ejemplo, éste es capaz de abstraer, clasificar y ge-
neralizar (que son funciones, no conocimientos); por
eso puede formar, desde conjuntos de particulares,
conceptos generales que se suelen llamar también
“universales” (la blancura, el número, la forma, la
justicia) y puede, mediante inferencias, aumentar su
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2.6. Datos
Estrictamente hablando, la ciencia y la filosofía
no son disciplinas separadas, aunque se las conside-
ra así porque el conocimiento humano es vasto y
social, demasiado para un solo individuo. Vagamen-
te, se pretende que la metafísica tendría un carácter
no empírico en su investigación acerca del “cosmos”
(y del “caos”). Pero parece más un asunto de tradi-
ción. Los griegos filosofaron sobre lo que tenían a
la mano, no contaban con microscopios ni telesco-
pios, su mundo - y, consecuentemente, su ideología-
estaba confinado a lo que podían observar. La meta-
física actual puede continuar la inquisición con los
resultados, la orientación o las implicaciones de la
ciencia. Pero, el problema fundamental de la ontolo-
gía, la esencia del ser, puede considerarse resuelto en
términos clásicos; el ser es muy material y la fuente
del conocimiento. El positivismo científico, al final,
dará cuenta de las otras inquietudes metafísicas si
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Voluntad
3.1. Existencia
Resulta evidente, ahora, que no es posible el análi-
sis ontológico ni epistemológico sin el análisis para-
lelo sobre algunos aspectos de la naturaleza humana.
Como ya fue dicho, la existencia del mundo no es ra-
cionalmente demostrable y debe ser aceptada como
un postulado, cuya validez debe ser continuamente
verificada, y proviene de la experiencia directa: la
presencia de lo externo, que limita y rige nuestras
“interacciones”, las dos maneras en que el sujeto se
relaciona con el objeto: la sensación y la volición. In-
dependientemente del mecanismo físico sobre los
sentidos, el transcurso de impulsos en los nervios, su
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3.2. Libertad
libertad es, simplemente, la ausencia de sujeción o
restricción. En física se tiene el interesante concepto
de “grados de libertad”, entendiendo que la dinámica
de los cuerpos puede ser gradualmente controlada.
Ahora, ¿es libre nuestra voluntad? o, como usualmen-
te se expresa, ¿tenemos “libre albedrío”? El sentido
común sugiere que sí; por lo menos en principio, te-
nemos la capacidad de elegir -sin presiones- el curso
de nuestras acciones. No obstante, de los animales
decimos que son libres en su estado natural, donde
actúan sin más presiones que su instinto, pero me-
nos libres en estado de domesticación y menos aún
en confinamiento. Análogamente, en los humanos
se reconoce fácilmente que los niños tienen menos
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3.3. Praxis
Independientemente de los mecanismos físico quí-
micos de los pulsos nerviosos “aferentes” y “eferentes”
(bastante bien estudiados), está la conexión mente
materia que Descartes no pudo explicar. Con mejor
información científica, sabemos que la conciencia
o “mente” no puede ser sino un centro de procesa-
miento donde los impulsos nerviosos son convertidos
en sensaciones de imágenes, sonidos, olores, sabores
y texturas; son comparadas, evaluadas y, eventual-
mente, desencadenan una serie de eventos desde el
interior del cerebro hasta los músculos del cuerpo
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Sentimiento
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4.4. Estética
Como parte de la estrategia de supervivencia, las
sensaciones están acompañadas de emociones, esto
es, de estados anímicos cuyo correlato químico es un
juego, ya muy estudiado, de neurotransmisores en el
cerebro. El verbo “sentir” alude tanto a experimen-
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4.5. Emociones
Entonces, el arte resulta sólo un efecto colateral
de un fenómeno más general. Muchas especies están
adaptadas a la vida en sociedad; desde insectos como
las abejas u hormigas hasta mamíferos como los lobos,
mandriles o chimpancés y, desde luego, el hombre. El
cerebro en los individuos de tales especies tiene más
funciones que los solitarios, pero el propósito es el
mismo: la adaptación para la preservación individual
y, finalmente, la preservación de la especie. Por eso
las sensaciones no proporcionan datos crudos (como
en los aparatos de medición) sino datos calificados; así
es como una mosca “sabe” si la figura que se aproxima
es una oportunidad o una amenaza.
Las formas complicadas en que ese conjunto de
fenómenos se superponen, combinan y entreveran
en el cerebro humano conformará no únicamente el
ensamble del conocimiento individual sino, simul-
táneamente, el modo específico en que se expresa
y que los sicólogos llaman “personalidad”. Parte de
ella es instintiva, compartida con otras especies (y
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Comportamiento 5
5.1. Moralidad
Sociedades como las de las hormigas o abejas no
necesitan de la moralidad. Cada individuo ocupa un
lugar específico y su comportamiento seguirá en con-
secuencia. Los pocos casos de desviaciones -por fallas
genéticas, tal vez- son eliminados y “limpiados” de
la comunidad. Los mamíferos que viven en grupos
establecidos, ya muestran más “grados de libertad”;
los patrones de comportamiento son inculcados a las
crías por sus progenitores y otros adultos. Como esos
grupos son territoriales, usualmente se organizan en
jerarquías sostenidas por la fuerza y las desviaciones
merecen violentos correctivos, incluyendo, a veces,
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5.2. Ética
La ética es la teoría de la moralidad. Comprende
una serie de preguntas difíciles de contestar, como
¿qué debemos hacer?, ¿qué son el bien y el mal?, ¿qué
son lo correcto y lo erróneo?, ¿hay una moralidad
objetiva?, ¿cómo tratar a los “otros”?, ¿por qué debo
ser moral?
En filosofía, la ética “estudia, sistematiza y explica
los conceptos del comportamiento correcto e inco-
rrecto”. Como la estética, involucra asuntos de valo-
res. Entonces, ¿hay una manera de saber con seguri-
dad lo que es correcto? No, ya desde Aristóteles se vio
que el hábito y la aculturación son más determinantes
en la esfera de los valores (cuyo tratamiento se cono-
ce como axiología). Nadie puede mostrar los valores
del mismo modo que es posible con los fenómenos
naturales o los objetos matemáticos; la diferencia en-
tre hechos y valores es completamente esencial. Así,
los valores de “verdad” y “falsedad” no son aplica-
bles a otros valores. Los valores no son cosas, no hay
algo identificable como “moralidad verdadera”. Sin
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5.3. Convenios
La sociedad se involucra convencionalmente en
muchos asuntos; el lenguaje, los símbolos patrios o el
calendario. La moralidad también es un convenciona-
lismo más o menos impersonal, en el sentido en que
a veces es posible identificar las fuentes principales
y otras no. La moral preponderante “media” es una
mezcla de resultados de pleitos por intereses, luchas
por el poder, acción de grupos de presión, imposi-
ciones o influencias externas o, al final, consensos
implícitos o explícitos.
La evolución social implica la evolución de la mo-
ralidad mediante coerción, manipulación o acuerdo
entre partes y, claro, mediante una adaptación lenta
o rápida a necesidades instintivas o racionales. En
la práctica, toda reforma social implica una serie de
reformas morales. Los discursos éticos giran prin-
cipalmente alrededor de conceptos como libertad,
bienestar, solidaridad, igualdad y justicia. Entonces,
¿por qué todavía no hay un acuerdo moral universal?
Porque los principios éticos son sólo consecuencias
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5.4. Educación
A diferencia de la transmisión de conocimientos (a
lo que podría llamarse “instrucción”), la transmisión
de valores -estéticos y éticos- se da fundamentalmen-
te por el ejemplo y son adquiridos por imitación. Des-
de luego, pueden ser descritos en forma de mandatos,
pero el lenguaje solo no será eficaz; el “haz lo que
digo, no lo que hago”, se sabe, es la peor educación.
La información acumulada sobre los valores que
la gente ostenta puede ser descrita en forma verbal
y pasa a convertirse en “conocimiento sobre la gen-
te”, no un patrón axiológico. Los preceptos morales
pueden ser comprendidos, pero la práctica efectiva
presupone su necesaria aceptación. Desde luego, se
los puede imponer, pero eso mismo, en ciertas cir-
cunstancias, es éticamente condenable; el principio
de “objeción de conciencia”, por ejemplo, apunta a
esa última dirección. La tendencia histórica es incluir
los derechos y obligaciones de los agentes morales
en los códigos éticos de la sociedad.
Una obligación es una imposición cuyo cumpli-
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Sociedad
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6.3. El poder
Ahora, claro, en el fondo, ese sistema de institucio-
nes interconectadas para organizar y regular nues-
tras vidas, tiene que ver con el poder. Es la manera
en que la sociedad organiza sus relaciones. Lo hace
a través de la institución y funciones del “estado”.
Alguien es el jefe y alguien es el mandado, esclavo
o empleado. El diseño garantiza la intersección con
otros elementos sociales. Para cada función indivi-
dual habrá un sistema de derechos y obligaciones.
¿Quieres dinero? debes tener la habilidad de trabajar,
de comprar y vender, de almacenar valores, de recibir
remuneraciones por servicios prestados, etc. El moti-
vo de la complejidad interconectada es la de regular
el comportamiento de la gente en grupos complejos,
en relaciones de poder. Hay, además, un papel cons-
titutivo del lenguaje. Para los hechos institucionales,
tiene que haber alguna clase de simbolismo, palabras
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7 Agur...
7.1. Idealismos
El inventar hipótesis es, a veces, un excelente arti-
ficio para resolver problemas. Unas veces son eviden-
tes y otras es posible probarlas; el criterio general es
que la validez de una hipótesis se confirme con los
desarrollos posteriores. Otro propósito para usarlas
ha sido, especialmente en filosofía, el de introducir
doctrinas subjetivas, paradojas o temas controversia-
les. Desde luego su empleo requiere cuidado y buen
juicio. Por ejemplo, uno podría argüir que los caba-
llos tienen alas, pero que sólo pueden verlas quienes
creen en ellas. Por supuesto, es imposible probar su
falsedad una vez que se acepta el enunciado. Por eso,
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7.2. ¿Entonces?
Sobran los indicios de que el hombre siempre supo
su destino. Pero inventó muchas formas de autoen-
gaño. Más de veinte siglos de filosofía llevan -al fin-
a encarar ese destino sin adornos. ¿Existe el mundo
y podemos conocerlo? Suponemos que sí. Lo conoce-
mos mediante la ciencia, no con absoluta certeza pero
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