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BIOETICA

TRABAJO INDIVIDUAL ACUMULATIVO


II PARCIAL

Fecha de entrega 3 de noviembre 2020


3:00 p.m.

El caso: “El padre de Bert Van Hoenderdael”

La Decisión de la eutanasia: “Un viernes por la tarde fui a visitarle y me dijo que lo tenia
decidido, que no valía la pena vivir mas en aquella situación”. Bert Van Hoenderdael,
psicoterapeuta, recuerda muy bien ese mes de octubre de 1992 cuando su padre, con 72 años, le
comunicó que había decidido recurrir a la eutanasia.

Este anuncio no fue para el hijo algo nuevo, pues desde mucho antes, de padecer el
cáncer linfático que lo dejó postrado en la cama, su padre era miembro de la Asociación voluntaria
para la eutanasia (con aproximadamente 70.000 miembros en Holanda).

“Mi padre siempre fue un hombre muy autoritario al que le espantaba la idea de la
dependencia de alguien. Cuanto tomó la decisión, empezaba a tener dolores fuertes, no podía
comer ni tragar, sufría incontinencia y no existía ni una sola posibilidad de recuperación.

La eutanasia: un acto social, legal y profesional: “Los últimos días trascurrieron con la
calma que confiere lo irremediablemente aceptado. Hablamos mucho sobre cómo arreglar todo y
cómo y cuándo iba a ocurrir”.

El padre de Bert Van Hoenderdeal decidió morir un miércoles al anochecer, la misma hora
que otros enfermos escogen, porque consideran que el mundo está más en calma.

Entre el sábado y el domingo fueron requeridos amigos y familiares para la despedida


definitiva y luego vino el médico de cabecera, que conocía y apoyaba la decisión, con otro colega
para dar su opinión. Apenas le temblaba la voz al recordar el momento en el que su padre recibió
la inyección mortal que le provocó, pocos minutos después, un paro cardíaco.

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