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La historia económica

Por: Milton Zambrano Pérez

La historia es la ciencia de la sociedad en el tiempo, escribió alguna vez el gran


historiador francés Marc Bloch. Con esta visión expresaba una postura
epistemológica que se convertiría en uno de los más importantes postulados del
grupo de Annales: la de estudiar todos los aspectos de la sociedad humana para
producir conocimiento histórico a partir del supuesto de la historia total.

Esa idea básica de los fundadores de Annales quedó sólo como un norte para
guiar el proceso investigativo, pues en la práctica la necesidad de profundizar en
los diversos objetos de estudio ha llevado a fraccionar la historia en varias
especialidades, consolidadas con el paso del tiempo.

El anhelo de una historia total se vio reducido a un horizonte interpretativo por el


peso de la urgencia de profundización, lo cual estimuló la división de la historia en
ramas o subdisciplinas que funcionaron casi como compartimientos estancos. Esta
condición del desarrollo de la historiografía operó hacia adentro y hacia afuera del
grupo de Annales, y sirvió de fundamento a las críticas que se le hicieron a los
postulados expuestos por los fundadores (Marc Bloch y Lucien Fevbre) y por
Fernand Braudel, relacionados con la construcción de una historia total (o de una
ciencia unitaria) de la sociedad en el tiempo (a nivel internacional, sobre todo los
cuestionamientos de Peter Burke; en Colombia, los de Germán Colmenares).

La historiografía contemporánea es dominada hoy por una notable especialización


que ha permitido ahondar como nunca en múltiples objetos de estudio, y
desarrollar ramas especiales que parecen avanzar sin tener en cuenta a las
demás, perfeccionando métodos, técnicas y teorías de uso específico. Este
proceso inevitable (y necesario) trajo consigo subdisciplinas como la historia oral,
la historia de las mentalidades y la historia política, entre otras.

La historia económica hace parte de ese proceso de especialización que se deriva


de la necesidad de conocer más profundamente los contextos sociales, y que ha
tenido en cuenta metodologías, técnicas y teorías específicas para construir los
nuevos conocimientos sobre “la sociedad en el tiempo”.

El objeto de estudio de la historia económica es el conjunto de procesos


económicos adelantados por la humanidad para garantizar su existencia y la
reproducción de las condiciones que permiten el sostenimiento y desarrollo de la
sociedad. Esos procesos han sido categorizados por los economistas bajo
conceptos como producción, distribución, consumo (verbigracia), los cuales se
refieren a aspectos esenciales de la vida humana en todos los tiempos.
La historia económica se encarga de estudiar de modo sistemático las unidades
productivas de los diversos tiempos, los medios de producción utilizados en ellas,
el tipo de productos que elaboran y las relaciones de producción que se
establecen entre los individuos, grupos o clases para producir. Es decir, los modos
de producción y las formas económicas que predeterminan los procesos
productivos de las sociedades que ya no están hacen parte del objeto de estudio
de esta subdisciplina.

Las haciendas y plantaciones coloniales americanas, el artesanado, la producción


agropecuaria y minera, las industrias capitalistas decimonónicas, entre otros
problemas, hacen parte de los asuntos que se pueden abordar utilizando los
recursos de la historia económica. La explicación o conocimiento de la producción
en todas sus variantes en cualquier país a lo largo del tiempo es la base a partir de
la cual se ha desarrollado la historia económica.

Pero esta también se ocupa de los problemas relacionados con la distribución, el


cambio o el consumo. O sea, con el modo como se distribuyen los factores
productivos, entre los cuales están la tierra, el capital, el trabajo, las fuentes de
energía, de materias primas y las tecnologías. Las maneras como se reparte el
producto social (o renta nacional) teniendo en cuenta la propiedad y el modo como
los individuos o clases participan en su elaboración, es otra problemática de la
historia económica.

La manera como circulan los bienes, los servicios y el dinero; los mercados
locales, regionales, nacionales o mundiales también representan otro objeto de
estudio especial de esta rama. El comercio en sus diversas manifestaciones, las
empresas creadas para conducirlo y la infraestructura que le sirve de canal
(medios de transporte, vías de comunicación, etcétera) han ocupado un lugar
preferencial en los estudios de los historiadores económicos.

Es decir, lo que los expertos llaman economía (la producción, el intercambio o


circulación, el consumo, etcétera) es la fuente principal de la cual bebe la historia
económica. Esta fuente también es la de la ciencia económica, por lo cual la
historia y la economía se emparentan. La diferencia entre una y otra está en que la
primera la estudia en la perspectiva del tiempo, en tanto que la segunda la trata
como un objeto de la actualidad o del presente.

La historia económica es distinta a la ciencia económica, aunque ambas estudien


problemas similares. Las diferencias tienen que ver con la perspectiva, con el uso
de las fuentes y con la ubicación temporal de los asuntos estudiados. Las fuentes
que alimentan a la historia económica siempre provienen del pasado, en ciertos
casos muy lejano. Esas fuentes históricas exigen un tratamiento especial que sólo
el historiador es capaz de aportar, pues el economista no es formado para lidiar
con ellas.

El historiador económico debe poseer todas las habilidades y destrezas técnicas,


teóricas y metodológicas que caracterizan a cualquier historiador, formación de la
cual carecen los economistas. Estas capacidades determinan su manejo de la
perspectiva temporal y la forma como aborda los problemas económicos ocurridos
en las sociedades del pasado. El economista se preocupa más por los problemas
del presente (y su probable proyección hacia el futuro) que por entender el
desarrollo de la economía en sentido histórico.

La historia económica es una rama de la historiografía, y sus practicantes suelen


ser definidos como historiadores, no como economistas. Sin embargo, para
construir historia económica es necesario que el investigador esté bien empapado
de los conceptos, categorías, modelos o teorías que han elaborado los
economistas de todos los tiempos. En este punto concreto se produce el
entronque entre la historia económica y la ciencia de la economía.

La historia económica es una variante de la ciencia histórica que recibe una


influencia decisiva de la economía. Mucho del utillaje teórico creado por los
economistas sirve de fundamento en la formación del historiador económico y se
utiliza para interpretar o comprender la evolución económica de las sociedades en
el tiempo. Lo mismo puede decirse de las técnicas y métodos que los economistas
emplean para elaborar sus discursos, los cuales se usan libremente por los
historiadores de acuerdo con las circunstancias históricas.

Como lo destaca Witold Kula (Problemas y métodos de la historia económica), el


historiador económico cuenta con la ventaja de haber sido formado dentro de las
tradiciones de la historiografía y, simultáneamente, de la ciencia económica,
configurándose en él una simbiosis que no se encuentra en cualquier otra variante
de la ciencia histórica.

La historia económica es fundamental en el desarrollo historiográfico porque


permite penetrar un universo esencial en la conformación y desarrollo de las
sociedades, como es el de la economía. Entender las calidades y la composición
de los procesos económicos permite comprender un aspecto central de la vida
humana a lo largo del tiempo, sin el cual ninguna organización social ha podido
existir.

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