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El 

ensayo argumentativo es un texto escrito que tiene como finalidad


persuadir o convencer a sus lectores sobre una serie de ideas expuestas.

Los ensayos pueden abordar temáticas de cualquier disciplina sobre la que


el autor busca inclinar la postura del lector en consonancia con la propia.
Por ejemplo…

Desigualdad genérica en el mercado de trabajo a partir del


siglo XX.
Para comprender el proceso de invisibilización, que ha vivido (y que sigue
viviendo), la mujer a lo largo de las últimas décadas, hemos de realizar un
análisis socio-crítico sobre proceso laboral acontecido en España desde
inicios del siglo XX, e intentar dilucidar los aspectos relativos a la
invisibilización, y diferencia en torno a cuestiones de género, a partir de la
interpretación de la fenomenología del Trabajo y ejemplos acontecidos en
España.

El análisis genérico intenta entender lo masculino y lo femenino en diferentes


contextos o condiciones sociales, así como en situaciones contextuales.
Entendiendo que las mujeres y hombres no son colectivos o grupos. Todos
los individuos son sujetos de análisis bajo esta perspectiva, debido a que
comprende el proceso histórico desde una perspectiva de género, que a partir
de la cual, podemos proceder a entender el resto de aspectos fundamentales
para la convivencia en sociedad (economía, política, estructura social…).
Marcela Lagarde, partiendo de su obra Género y feminismo, analiza
esta perspectiva, desde el análisis que supone estudiar a las mujeres y a los
hombres como sujetos históricos, construidos socialmente (Lagarde, 2001).
Estudiando las relaciones de producción y de reproducción social como
espacios de construcción de género.

Lo relevante en este trabajo, será el análisis de las relaciones sociales


intergenéricas (entre diferentes sexos) e intragenéricas (entre el mismo sexo),
dentro de un mismo ámbito, y realizando una misma función (Lagarde,
2001). Dicha revisión, estudia las relaciones en torno a esas construcciones
socioculturales de lo masculino y lo femenino; Maquieira y Martín Casares,
estudian las diferencias de la socialización del género, por medio
de marcados componentes del género, que dan como resultado una forma de
comportamiento hegemónica, tanto por parte de los hombres, como de las
mujeres, viéndose así limitados y adoctrinados en lo que a su forma de ser
natural respecta.
Al inicio del siglo XX, comienzan a vislumbrarse los primeros esquejes de la
división salarial y laboral en función de los estereotipos en la sociedad
moderna. En el momento de la mecanización, se da paso a la abolición del
trabajo manual (donde la “delicadeza” de las mujeres era un bien preciado),
las habilidades femeninas, por lo que establecidas las máquinas, se volvía a
recurrir al sesgo machista, y eran los hombres quienes volvían a realizar estas
labores, aunque estas fueran en empresas de textil o confección, el simple
hecho de ser quienes llevaban las máquinas (o es su defecto, los que dirigían
a aquellas que llevaban las máquinas) asumiendo un estatus y rol de prestigio
ante las mujeres en la misma situación (Soto, 1997).

En 1890, una de cada 19 mujeres trabajaba como criada, durante la guerra, se


triplicaron estas cifras, sumando a esto que la situación bélica, obligaba a
estas mujeres a trabajar en la construcción y elaboración de materiales de
guerra, sean cual fuere el objetivo de los mismos, mientras que los hombres
se iban al frente, destacando ese rol de protectores (Bucklew, 2013).

A partir de 1960 la mujer comenzaba a ejercer tareas de Administración,


donde no tenían autoridad ni poder alguno.  Unido a la política reproductiva
para favorecer el modelo de reproducción del franquismo, donde las mujeres
eran adoctrinadas y doblegadas al ámbito privado, al hogar. Existe entonces
una sistematización de la procreación, reproducción y, por ende, una
imposibilidad de producción, al ser quienes tienen atribuidas tradicional e
injustamente los roles de cuidadoras y reproductoras de los sucesores, han
tenido menor capacidad para ser sujetos de producción en la sociedad, al
margen de las tareas machistamente atribuidas.

1. ¿Cuántos párrafos tiene el texto?


El texto cuenta con 6 párrafos.

2. Diga cuantas oraciones tiene cada párrafo.


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Párrafo #4 tiene 2 oraciones.
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Párrafo #6 tiene 3 oraciones.
3. Palabras desconocidas.

Invisibilización es una definición ampliamente utilizada en las ciencias


sociales para designar una serie de mecanismos culturales que lleva a omitir
la presencia de determinado grupo social.
Sinónimo: hacer invisible Antónimo: visibilizar.

Colectivos Conjunto de personas que tienen problemas e intereses comunes.


Sinónimo: sociedad Antónimo: individualidad
Vislumbrarse Percibir una cosa por medio de pequeños indicios o señales,
sin verla claramente.
Sinónimo: entrever Antónimo: ignorar

Abolición Suspensión o anulación de una ley o una costumbre mediante una


disposición legal.
Sinónimo: cancelación Antónimo: promulgar

Dilucidar Explicar, aclarar o resolver un asunto o una materia.


Sinónimo: Explicar Antónimo: liar

4. Sinónimos de 10 palabras del párrafo 1 y 2.

Párrafo 1
1. Comprender = entender
2. Proceso = desarrollo
3. Década = decenio
4. Acontecer = suceder
5. Inicios = comienzos
6. Intentar = pretender
7. Dilucidar = explicar
8. Aspectos = apariencia
9. Diferencia = distinto
10.Interpretación = sentido
Párrafo 1
1. Intento = propósito
2. Contexto = marco
3. Situación = postura
4. Colectivo = sociedad
5. Mujeres = hembras
6. Hombre = varones
7. Perspectiva = criterio
8. Convivencia = afinidad
9. Supone = presume
10.Relaciones = vinculo

5. Transcribir los párrafos utilizando los sinónimos


Para entender el desarrollo de invisibilización, que ha vivido (y que sigue
viviendo), la mujer a lo largo de las últimas decenio, hemos de realizar un
análisis socio-crítico sobre proceso laboral sucedido en España desde
comienzos del siglo XX, y pretender explicar la apariencia relativa a la
invisibilización, y distintas en torno a cuestiones de género, a partir del
sentido de la fenomenología del Trabajo y ejemplos acontecidos en España.

El análisis genérico propone entender lo masculino y lo femenino en


diferentes marcos o condiciones sociales, así como en las posturas
contextuales. Entendiendo que las hembras y varones no son una sociedad o
grupos. Todos los individuos son sujetos de análisis bajo este criterio, debido
a que comprende el proceso histórico desde una perspectiva de género, que a
partir de la cual, podemos proceder a entender el resto de aspectos
fundamentales para la afinidad en sociedad (economía, política, estructura
social…). Marcela Lagarde, partiendo de su obra Género y feminismo,
analiza esta perspectiva, desde el análisis que presume estudiar a las mujeres
y a los hombres como sujetos históricos, construidos socialmente (Lagarde,
2001). Estudiando los vínculos de producción y de reproducción social como
espacios de construcción de género.
6. Paráfrasis explicativa.

En palabras parecidas el texto anterior nos quiere dar a entender que en pleno
siglo XXI es imposible concebir una sociedad democrática sin mujeres. Si la
mayor parte de la población no está representada no podemos hablar de
democracia.

La igualdad de género es un tema de derechos humanos y no lo es solo de


mujeres trabajando por mujeres, es un tema de hombres y mujeres que creen
en la democracia, en los derechos humanos y en el enorme potencial que
tiene la participación de todas y todos para el desarrollo sostenible de
nuestras sociedades.

Particularmente, en Centroamérica, donde más de la mitad de la población


somos mujeres, alcanzando el 52%, la desigualdad de género está puesta en
la mesa de discusión para generar mejores condiciones en la participación
política, en la independencia financiera, en el derecho que tenemos las
mujeres de vivir una vida libre de violencia, la cual se duplicó a raíz del
confinamiento por la pandemia. Hay avances que debemos de valorarlos,
pero también estar conscientes que hace falta hacer muchísimo más para
garantizar la igualdad en el acceso a las oportunidades, el disfrute de los
derechos y la libertad y sobre todo tener una vida libre de violencia.

En el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) vemos a las mujeres


como generadoras de transformación y desarrollo. Por esa razón definimos
una Política Regional de Igualdad y Equidad de Género, que reconoce en
cada mujer de Centroamérica y República Dominicana un ser indispensable y
fundamental para construir una realidad más equitativa e igualitaria; y desde
el SICA acompañamos y promovemos todas las acciones de los países
miembros para garantizar esa transformación tan necesaria en la región.

La economía de la región descansa en las MIPYMES y la gran mayoría de


éstas son conducidas por mujeres, además el 80% de la fuerza laboral del
sector de servicios está compuesto por mujeres. Podría seguir incluyendo
datos que enfatizan el valor estratégico de la participación de este sector en
todos los campos para nuestro desarrollo.

Poco a poco, tuvimos la valentía de romper esquemas patriarcales de


desigualdad, injusticia y subordinación. Sabemos que aún hoy, muchas
mujeres, especialmente en la región, enfrentan diariamente situaciones de
marginalidad, discriminación y vulnerabilidad tanto en espacios públicos
como privados.

Necesitamos, por ello, más y mejores condiciones de equidad, en las esferas


política, social, económica, cultural, ambiental e institucional, en los niveles
regionales, nacionales e internacionales.

Gracias a las mujeres que creyeron en un mundo mejor y lideraron las luchas
que hoy nos tienen en mejores condiciones, muchas podemos con nuestro
trabajo diario, desempeñar roles destacados en investigación, medicina
nuclear, arte, política y economía y otras muchas áreas; podemos y debemos
seguir pidiendo condiciones de igualdad y justicia de género.

La igualdad entre hombres y mujeres es un tema de derechos humanos y de


democracia. Por eso la apoyamos, estableciendo una visión integradora e
inclusiva que nos permita madurar como sociedades y como pueblos
democráticos.

La humanidad no tiene género, no tiene edad, ni etnia, ni origen. El desarrollo


tampoco. La apertura de espacios de acción constituye para las mujeres de la
región una necesidad y un reto permanente.

La realidad de las mujeres aún tiene mucho por mejorar y eso nos motiva a
trabajar por una Centroamérica inclusiva, con una visión de desarrollo en el
marco del Sistema de la Integración Centroamericana, en el que la igualdad
de género es uno de los ejes esenciales y transversales de nuestro trabajo en la
región.

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