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El ajo cuya denominación científica es (Allium sativum L.) es una planta vivaz,
bianual y resistente al frío, cuyas raíces son blancas, fasciculadas, muy
numerosas y con escasas ramificaciones.
El enraizamiento, sin embargo, es superficial con un 100% por encima de los 40
cm y un 80% por encima de los 30 cm del terreno del cultivo (García, 1990). Es
un miembro de la familia de las Amarilidáceas (Amaryllidaceae), y está
emparentado con la cebolla y el poro o puerro.
La planta consiste de un bulbo múltiple que crece bajo tierra, compuesto de
pequeños bulbillos llamados "dientes". Estos dientes vienen juntos en un racimo
bulboso y cubiertos de manera natural con una membrana delgada. Este racimo
de dientes compone el bulbo comercial o "cabeza" de ajo. Las condiciones
necesarias para formar bulbos en la mayoría de las Amarilidáceas son
similares.
Los dientes del ajo son bajos en calorías, poseen cantidades apreciables de
Vitamina C Y Potasio, y cantidades moderadas de Calcio y Fósforo. Prácticamente
no existen auténticas variedades en el mercado, sino más bien ecotipos,
utilizándose principalmente dos de ellos, ajos blancos y ajos morados, que se
disputan la supremacía del cultivo. El ecotipo blanco es el más apreciado en el
mercado nacional y el morado es el clásico usado en la exportación. También se
suele considerar al ajo blanco como el cultivo en regadío y al morado como el de
temporal. El ajo blanco es tardío y muy productivo, su bulbo está formado por 14 o
15 dientes fuertemente insertados sobre la corona. El ajo morado recibe este
nombre porque la membrana que recubre la cabeza y los dientes tienen un tono
morado (Rafols, 1988).
México, ha sido uno de los principales países productores de ajo en el mundo,
colocándose entre los diez primeros lugares por su volumen de producción.
En la República Mexicana, los estados productores más importantes en orden
descendente son: Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, Puebla, Sonora,
Querétaro, San Luis Potosí.
En su conjunto, estas entidades producen cerca del 94% del total nacional.
El consumo de ajo fresco per. cápita anual, es de aproximadamente 400 gramos;
sin embargo, se considera que alrededor de un 10% de la producción nacional se
destina para uso industrial (aceite, polvo, medicamentos, entre otros), un 63% se
consume en fresco y el restante 27% es exportado. El rendimiento promedio
fluctúa entre 8.5 a 9 ton/ha para ajos blancos y 6 ton/ha de ajos morados. Su
importancia económica está basada en el alto valor de la producción que se
obtiene y su importancia social se fundamenta en la mano de obra que genera, ya
que se utilizan aproximadamente 140 jornales por ciclo por hectárea en ajo blanco
y 120 en ajo morado, lo cual genera empleo en el medio rural.
Origen
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Mientras que Hipócrates sostenía que era prohibido para los de vista débil,
Mitridates, el mítico rey del Ponto, lo incluía entre los componentes vegetales y
minerales de su poción antivenenosa. Teofrasto que vivió en Grecia en el siglo IV
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El mismo uso se hace en Irán para curar las inflamaciones de las glándulas
salivares o linfáticas. Los macedonios acostumbraban combatir las enfermedades
de resfriado bebiendo tres o cuatro veces al día tazas de caldo hirviendo donde
habían añadido tres o cuatro gramos de jugo de ajo. La misma cura era utilizada