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Safford F Poli Tica Ideologi A y Sociedad
Safford F Poli Tica Ideologi A y Sociedad
Herencia colonial
Otras diferencias
A. Diferencia institucional
Todos compartían la lengua e instituciones españolas y habían sido gobernados bajo el mismo sistema colonial,
sin embargo, al comenzar la era republicana, el sistema político y sus instituciones, no fueron los mismos para
todos. (En México, la Iglesia era un elemento importante de la economía nacional, mientras que en el Río de la
Plata y Venezuela, tenía raíces menos profundas).
B. Distintos efectos de las Guerras de independencia
En México y en Perú, el cuerpo de oficiales criollos, instruidos y socializados en la carrera militar por los
españoles, continuó básicamente intacto después de la independencia y valiéndose de su condición de grupo
con intereses más o menos coherente, jugaron un papel importante en la vida política.
En Nueva Granada y en Chile, los líderes militares de la independencia quedaron rápidamente subordinados a
los intereses de una elite política civil y después de 1830, rara vez actuaron como grupo corporativo. En
Argentina, los militares de carrera quedaron derrotados en los conflictos con las milicias locales.
Una vez separados de España, los países hispanoamericanos no pudieron restablecer completamente la
autoridad que había mantenido la Corona hasta 1808.
B. Ejército
La profesión militar decayó debido a:
o La debilidad de los gobiernos de mantener fuerzas numerosas
o Que los civiles se opusieron a la creación de extensos ejércitos permanentes
C. Escuelas de instrucción
Las élites temían que la ignorancia de la gente, así como su falta de experiencia en el autogobierno,
imposibilitara la creación de gobiernos republicanos. Urgía implantar escuelas en todos los municipios y además,
la educación básica era necesaria para modelar las conductas en un sistema social individualista.
D. Sistema de castas (desde el período colonial)
Tendieron a aumentar la incorporación de castas previamente discriminadas y algunos funcionarios borbónicos
abandonaron la política de mantener las comunidades indígenas aisladas e impulsaron la integración de los
indios a la sociedad. Ya en el final del período borbónico, muchas comunidades indígenas se desintegraron.
El proceso de liberalización
La militarización y ruralización, en esta tesis, aunque es correcta, no debe ser considerada como
absoluta sino como un cambio de grado respecto al orden colonial.
Entre 1810-1830 la militarización de la vida política no se pudo evitar, pero luego la gente empezó a irritarse por
el dominio militar y por las dimensiones excesivas de los ejércitos, por ello, en la mitad de este período los
civiles se esfuerzan por reducir el número de oficiales en activo.
Sería un error considerar que los caudillos monopolizaban el poder o que las élites urbanas no contaban
para nada con ellos, como también dar a entender que los grandes propietarios dominaban
completamente la política de entonces, de una forma coordinada como expresión de una clase.
La mayoría de los conflictos se produjeron por decidir quién controlaría el Estado y sus recursos
Ideas modernizadoras
Algunos aspectos tenían raíces en las reformas borbónicas:
Programa de racionalización
Recursos económicos eclesiásticos al servicio del Estado
Reducir privilegios jurídicos y exenciones de impuestos al clero
Republicanos del siglo XIX:
Implantación del individualismo liberal inglés y francés
Establecer igualdad jurídica
Supremacía del Estado secular
Implicaba la garantizar la libertad de pensamiento
Exigían liquidar las organizaciones corporativas dominantes de la sociedad colonial
La ceración de una sociedad liberal individualista significaba, en términos económicos, el establecimiento del
mercado libre. Para esto, era necesario abolir los privilegios monopolizadores (públicos o privados) y tenían que
desaparecer las tierras de las comunidades indias para reinsertarlas, y a sus antiguos dueños, al sistema bajo las
leyes del libre mercado; también, quitar la propiedad de “manos muertas” de la Iglesia.
Entre 1830-45 predominó una relativa estabilidad política, sin embargo, después del ’45 el
consenso de la élite se empezó a fracturar: apareció una nueva generación de políticos que se
enfrentó a los que habían ocupado el poder desde los años veinte.
¿Qué diferencias había entre las generaciones del ’20 y del ’45?
El poder presidencial parecía ser monopolio de los héroes militares de la independencia, con una élite civil que
colaboraba en la organización política y en la administración, sin embargo habían sufrido un desgaste que
impulsaron revueltas liberales a mitad de siglo. La presión de una nueva generación de la clase alta caracterizó
la lucha de clases en varios lugares, no sólo por su edad sino por su origen: mayoritariamente por hombres
ambiciosos de provincia que se pudieron promover socialmente gracias a la educación secundaria. Éstos tenían
motivos para oponerse al monopolio de poder y para querer destruir lo que quedaba de las instituciones
coloniales que tendían a bloquear la movilidad social.
También había empezado a figurar el grupo social de los artesanos urbanos, que se aliaron temporalmente con
los políticos jóvenes de la clase alta. A éstos los había favorecido la expansión del comercio exterior, mientras
que aquéllos veían amenazada su existencia con la llegada masiva de productos de consumo.
¿Cuáles eran los aspectos programáticos e ideológicos en que diferían con la generación anterior?
A. Iglesia
El poder y los privilegios se plantearon como una cuestión crucial: en algunos casos estallaron guerras; en otros,
se convirtieron en temas fundamentales de agenda política.
B. Socialismo
En algunos lugares, este liberalismo fue acompañado de la retórica del socialismo asociativo francés, aunque
esta tentativa no sobrevivió mucho tiempo después de los ’50.
C. Democracia
Debido a la influencia del socialismo francés y a la revolución del ’48, se insistió mucho más sobre el ideal de la
democracia social que en las generaciones anteriores.
D. Fervor renovado
Hubo una especie de fervor revolucionario que no había caracterizado al primer período reformador.
¿Y el conservadurismo?
De la misma manera se desarrolló un mayor fervor a mediados de los ’40. En la década anterior, las fuerzas
políticas conservadoras de Hispanoamérica habían actuado sin una doctrina marcada, quizá, porque al contar
con el apoyo del orden establecido y al no haber una oposición política importante, no necesitaron de una
doctrina.
En los años posteriores al ‘40, se criticó la tendencia liberal de basar el pensamiento y la acción política en
principios abstractos, ya que para ellos, éste debería construirse sobre “el resultado del saber y de la experiencia”
de siglos. La soberanía tenía que emanar de los principios eternos y no sobre la voluntad popular. Defendían la
propiedad y el derecho natural, así como rechazaron la revolución socialista con miras a las posibles
movilizaciones sociales de la base. Muchos llamados moderados se habían inclinado al conservadurismo ante
aquéllos sucesos y se identificaron con la Iglesia, por ser el más sólido fundamento para a defender el orden
social y como un elemento cohesivo de la sociedad o medio de movilización política.
Aparte de la cuestión eclesiástica, las élites políticas se dividieron en facciones con una identidad
más o menos clara.
¿Qué cuestiones culturales y de identidad estaban asociadas a éstos? ¿Qué efectos produjo?
La élite hispanoamericana de ninguna manera se identificaba con indios, negros o mulatos sino que se
asociaban más a la burguesía europea, pensando que la mayoría de su población era atrasada e ignorante y
depositando poca confianza en sus propios países. Este fenómeno provocó la creencia de que la inmigración
europea contribuiría no sólo con sus conocimientos y capitales, sino que “europeizarían la sociedad”. Incluso
algunos miembros emigraron a Europa u obtuvieron nacionalidades extranjeras para proteger sus propiedades.
Por otro lado, las nuevas naciones perdían confianza en sí mismas al tener que soportar la presión de las
potencias extranjeras (bloqueos inglés y francés, agresión estadounidense en Centroamérica) y las élites se
sentían tentadas a comprometer la independencia nacional a cambio de obtener ayuda de alguna de ellas. La
falta de confianza a veces era tal, que se cuestionó incluso dejar de ser países independientes ya que, por
ejemplo, el dominio estadounidense podría traer estabilidad y seguridad a la propiedad privada.
La explicación cultural
Algunos autores, atribuyeron la inestabilidad hispanoamericana al individualismo anárquico, intolerante y
exclusivista que invadía a la cultura española y que tradicionalmente por el peso de la monarquía, conducía a
dictaduras presidenciales o provocaba la rebelión. Otro autor hace foco sobre los idealismos extremos entre
hispanoamericanos y españoles, que buscaban combinar el orden y la libertad individual de formas tan
perfectas que la política de la región se hundió en el despotismo, y luego hacia el otro extremo: la anarquía.
Morse asevera que si bien existía una tendencia a partir del autoritarismo-anarquismo, también el conflicto de
tradiciones españolas e ideales liberal-constitucionales reforzó ese eje. La clave explicativa estaba en el Estado
patrimonial, que se corporizaba en España en el poder patrimonial del rey, que no sólo era la fuente de todo
patronazgo sino también árbitro definitivo de las disputas. Sin la presencia del rey, el sistema se deshizo.
Los líderes políticos trataron constantemente de reconstruir la autoridad, pero los caudillos fueron
incapaces de institucionalizar su poder en una legitimidad que fuera aceptada por la mayoría.
La intromisión de las ideas constitucionales occidentales durante la independencia estorbó la
reconstrucción de la autoridad patrimonial
Debido a que el constitucionalismo liberal estaba mal adaptado a la tradicional cultura política española,
los intentos por instalarlo fracasaron.
La estabilidad se podría lograr con una síntesis entre los principios constitucionales y los modelos
políticos tradicionalmente heredados
Conclusiones
Contrastando con la inestabilidad política del 1810-70, las décadas entre 1870-1910 fueron años de
consolidación y centralización política generalmente bajo gobiernos de tipo secular y modernizador, pero más o
menos autoritarios y no democráticos.
Desde el punto de vista de la historia intelectual y cultural, el porfiriato y los otros regímenes liberales
autoritarios, son notorios por haberse desvestido de toda la ideología liberal y haber adoptado un estilo político
más práctico y autoritario. Sin embargo, la mayoría de las interpretaciones suelen poner de relieve las bases
económicas del nuevo orden. También les permitió mantener un ejército nacional con el que reprimir a los
opositores que no podían ser comprados. Para los sectores superiores de la sociedad, la nueva era se
caracterizaría por la posibilidad de hacer dinero más que por la conflictividad política. Fue una era de “orden y
progreso”.