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DOS MUNDOS, UN SOLO CORAZÓN: JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

“Despidan en mí un tiempo del Perú. He sido feliz en mis llantos y lanzazos,


porque fueron por el Perú; he sido feliz con mis insuficiencias porque sentía el
Perú en quechua y en castellano. Y el Perú ¿qué?: Todas las naturalezas del
mundo en su territorio, casi todas las clases de hombres”
último diario, José María Arguedas

¿ Sabías que en 1911 en la ciudad de Andahuaylas una zona andina


muy pobre del Perú nació un niño cuya infancia estuvo marcada por el
abandono y el infortunio? Sí, este personaje fue JOSÉ MARÍA ARGUEDAS un
escritor, etnólogo y novelista peruano, renovador de la literatura de inspiración
indigenista y uno de los más destacados narradores peruanos del siglo XX.
Muchas veces ignoramos que la vida está llena de misterios e incertidumbres
como las que pasó nuestro insigne personaje sin pensar que esto lo llevaría
finalmente al suicidio debido a las terribles ausencias de afecto que lo
atormentaban y que jamás pudo superar.
Cuando José María tenía dos años y medio de edad, perdió a su madre.
Su padre contrajo matrimonio, por segunda vez, con una rica hacendada de
nombre Grimanesa Arangoitia Iturbi. El nuevo hogar lleno de servidumbre
indígena se convirtió para el niño en un verdadero infierno por el desdén e
inconsciencia que su madrastra hacia contra los indios y el aborrecimiento que
le tenía algo que lo conllevaba a castigarlo frecuentemente y amenazarlo con
enviarlo a vivir entre los indios, como efectivamente lo hizo poco después, solo
cuando su padre venia él podía estar en su cuarto y sentado a la mesa como
uno de los blancos.
Ese “castigo” resultó paradójicamente beneficioso para Arguedas ya que
encontró, pese a su miseria material, el cariño sincero de los indios que antes
no había conocido; en la cocina Doña Cayetana, como una madre, le brindó la
ternura que le faltaba. Los sirvientes indígenas acogieron al niño blanco como
uno de los suyos, que a su vez experimentó en carne propia los sufrimientos e
inquietudes que se vivían por el solo hecho de ser indio. Ese recuerdo lo
atormentó por el resto de su vida, y le permitió escribir muchas obras en base a

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sus vivencias y experiencias; tal es el caso de las obras “Yawar fiesta” y
“Warma Kuyay” leídas en mi clase de comunicación.
Cuando quiso encontrar en su hermanastro, Pablo Pacheco, una buena
relación familiar, muy por el contrario encontró a un hombre abusivo, cruel y
lujurioso; que en muchas de sus obras lo identifica como un “gamonal”. José
maría recordó alguna vez la forma y las palabras con que le trató “Tú no vales
ni lo que comes” acto seguido lo maltrataba física y psicológicamente fue
tanta la desfachatez que cometió que le hizo presenciar varias escenas
sexuales por lo que tenía muchas amantes e incluso en una ocasión le obligó a
presenciar la violación de una de sus tías este hombre cruel y lujurioso no tiene
perdón de Dios. 
Después de tanto sufrimiento a mediados de julio de 1921 José María se
escapó de la tortura que padecía con su madrastra junto con su hermano
Arístides, que retornó de Lima; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad
de su tío Manuel Perea Arellano donde convivio dos años con los campesinos
indios a quienes ayudaban en las faenas agrícolas este hecho me hace
recordar a los trabajadores de la chacra de nuestras serranías liberteñas que
pasan horas de horas soleándose exponiéndose a muchas enfermedades con
el fin de ganarse unos cuantos centavos para el pan del día a día y sin
embargo todavía hoy son mal pagados y a veces no tienen el apoyo técnico por
parte del estado y que necesitan para que puedan producir más ¿Acaso esas
gotas de sudor en sus frentes no vale la pena?
Su alejamiento del ambiente serrano que había moldeado hasta
entonces su infancia, se vio alejado por sus estudios secundarios, lugar donde
también sufrió en carne propia el desprecio de los costeños hacia los
indígenas. Ahí tuvo su primer amor, una adolescente presumida, a quien le
dedicó unos acrósticos, pero ella lo rechazó diciéndole que no quería tener
amores con serranos. Después de lo ocurrido como venganza, y para
demostrarles que ser “serrano” no te hace menos, llegó a ser el primero de la
clase en todos sus cursos, derrumbando así la creencia de la incapacidad
intelectual del hombre andino.
El sufrimiento de José María Arguedas puede considerarse como una
lucha entre un cuerpo mestizo y un corazón indígena. Esta condición la trata
fielmente en sus obras, la cuestión crónica de nuestro país es el que está

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dividido en dos culturas: la andina de origen quechua y la urbana de raíces
europeas. El conflicto mayor era que no entendía como estas dos culturas
habían subsitido sin esa relación armónica en un país como el Perú, de todas
las sangres, de todas las cuturas de todos los pueblos. Creo que si hay una
fortaleza en nuestro país es que la diversidad cultural y las decenas de lenguas
y culturas nos hacen un país mucho más atractivo, con mayor riqueza cultural,
tan diverso como misterioso; tan pronto podemos bailar la marinera de nuestro
querido Trujillo como podemos bailar con mucha alegría e identidad un
huaylas o unos carnavales cajamarquinos; esa es la mejor nuestra diversidad
que debemos amar y disfrutar sin mesquindades.
Ante los ojos de nuestra sociedad el indio todavía es visto como un ser
inferior que no puede llegar a ser nada más que un peón o un pobre
campesino; nuestro país es multicultural, pero a pesar de ello la gente es muy
prejuiciosa donde no aprecia lo nuestro por el contrario se avergüenza de su
patria. Durante muchos años José María, contrario a lo que hoy realizan
muchas personas, recibió el cariño y refugio de los indios e incluso trabajó con
ellos aun siendo un blanco esto refleja este gran amor por nuestra raza
autóctona. Arguedas consideró el quechua como su lengua natal, pero es
lamentable que a pesar de los años transcurridos este idioma ancestral de los
incas siga siendo ignorado y despreciado por los peruanos, a veces creo que
privilegian mucho más el inglés que nuestra lengua autóctona de los incas. Es
más, yo diría que el quechua debería enseñarse en las escuelas públicas del
país con carácter de obligatorio.
José María Arguedas expone en gran parte de su obra la problemática
del indio; por ejemplo en el cuento “El sueño de pongo” retrata los
padecimientos de un sirviente de una casa hacienda; el pobre muchacho
tratado peor que un perro, es humillado por su condición y obligado a hacer
cualquier barbaridad estos son claros maltratos que aun en la actualidad se
manifiestan de diferente forma ; preferentemente a nuestros hermanos y a
veces compañeros de clases que vienen de algunas provincias de la sierra, por
ejemplo Pataz, Santiago de Chuco y que son objeto de burla y calificativos
como “serrano” “mote” “mashica” etc. Lamentablemente esta palabra se
asocia con la pobreza, el atraso y la ignorancia que por mucho tiempo los
pueblos de la sierra han estado olvidados y con pocas posiblidades de

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desarrollo económico y social. Decir “serrano” para insultar refleja el racismo
que todavía existe en nuestra sociedad y que todos debemos combatirla.
“Warma kuyay” es otra obra de nuestro novelista indigenista; en ella
trata un tópico sobre el abuso a una muchachita llamada Justina que es
violada por el patrón, sin poder recurrir a ninguna autoridad en busca de
ayuda porque se sabía que no harían caso a una cholita, pero como mi madre
dice: “Del mundo nos podemos esconder pero no ante los ojos de Dios, él es
grande” por lo menos en la actualidad hay muchas maneras de denunciar pero
a pesar de ello el miedo de las víctimas aun continúa y no se atreven a
denunciar. Este hecho es uno de los peores traumas existentes en los niños y
adolescentes, como por ejemplo el caso de una menor de 13 años que fue
atada de pies y manos así mismo tapada la boca con una camiseta y ultrajada
varias veces por su propio padre, este hecho sucedió frente a su hermana de 4
años; según mi opinión estos son casos lamentables que el Perú aun no
encuentra la solución ni castigo oportuno.
Otra creación literaria de Arguedas fue su obra es "El Sexto" un lugar
donde encontró una inmensa soledad y halló lo peor de la sociedad, pero a la
vez la esperanza de quienes luchaban por cambiarla, sufriendo no solo la
privación de la libertad sino torturas y sufrimientos. La obra del sexto es más
una novela testimonial porque narra con una exactitud como es la vida dentro
de una cárcel peruana los atropellos que se realiza dentro de la cárcel la
corrupción, el homosexualismo y la desigualdad. Finalmente, Arguedas, se
despidió de esta vida el 28 de noviembre (1969) se encerró en el baño la
universidad Agraria la Molina y se disparó un tiro en la sien, a causa del cual
murió el 2 de diciembre después de pasar cinco días de penosa agonía.
¿Qué herencia cultural podemos rescatar de Arguedas? Bueno en mi
entender, es lamentable que habiendo pasado mucho tiempo de la nefasta
situación del campesino del siglo XX, el Perú siga con el mismo problema de
olvido y nuestros hermanos agricultores. Por ejemplo el reciente caso reciente
de “TIA MARIA” los productores agrícolas están muy preocupados por el
impacto que puede traer el desarrollo de la actividad minera cerca al Valle del
Tambo y que afectaría a más de 30 mil personas por el procesamiento de óxido
de cobre en los yacimientos cercanos en la provincia de Islay en Arequipa. Se
teme que su hermoso paisaje hermoso agrícola de este valle se vea

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perjudicado por las sustancias tóxicas hacia sus ríos ¿De qué nos sirve que
los indios tengan trabajo? Si después del tiempo están expuestos a un gran
peligro, como bien se dice “Una gota de agua vale más que un saco
de oro para un hombre sediento”.
En conclusión, José María Arguedas consideró al Perú como una fuente
inagotable para la creación , demostró con su obra que nuestra América, y el
Perú en particular, tiene una cultura viva, que late en el alma popular y que
ningún poder de la tierra, por descomunal que sea, puede arrancar y negar
miles de años de historia propia, como la historia de nuestros antepasados
incas que heredaron a nuestros hermanos “serranos” toda su cultura, todo su
conocimiento, todas sus vivencias de la que hoy disfrutamos.
¡Viva Arguedas! ¡Viva el Perú.!

BIBLIOGRAFÍA

 J.M. Arguedas (1982) “Yawar Fiesta”. Lima, Perú. Edit. Horizonte.


 Ardito, Wilfredo, ¿Porqué “serrano” es un insulto en el Perú?, Artículo
recuperado en http://red.pucp.edu.pe/ridei/noticias/por-que-serrano-es-
un-insulto-en-el-peru/
 Vega Cantor, Renán “El legado cultural de José María Arguedas”
Ensayo recuperado de http://www.rebelion.org/docs/159761.pdf?
fbclid=IwAR1-Vaxu5s4l89fEGIdovuWpYIAwi4-Wgq_3jD9P6KYmHE9-
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