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A la siguiente noche, Alí volvió a estar con la concubina, y Fátima los vio,
espiándolos tras una rendija. No pudo contener la tristeza y comenzó a llorar,
instante en el que Alí empezó también a sentirse muy triste y a notar que le
caían lágrimas. Alí dejó a la concubina y se volcó en Fátima el resto de su vida.
Esta leyenda hace que muchas mujeres utilicen la mano de Fátima como
símbolo para tener más paciencia ante estos comportamientos de sus maridos.
Cuando la mano de Fátima se usa con los dedos apuntando hacia arriba,
básicamente la mano actúa con una protección contra cualquier mal cómo
males derivados y originados por otras personas como la envidia, los celos, la
ira o el propio mal personificado.
Contra la envidia
Los celos
El mal de ojo
La mala suerte
Las enfermedades
Los desastres naturales
Las catástrofes
Los accidentes
Las estafas y los ladrones
La ira
Los ataques
Las peleas y discusiones