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VI CICLO - SECUNDARIA

PLAN LECTOR REGIONAL “ANCASH LEE”


“Fortaleciendo la integración familiar y las emociones para lograr mejores aprendizajes”
TEXTICÓN N° 12
EL ALMA ME LLAMABA

En el corazón de los andes conchucanos, enclavado al pie de los portentosos cerros que
hacen de eternos centinelas, se halla un terruño muy querido y añorado principalmente por sus
hijos que por destinos de la vida tienen que alejarse y migrar a otros lares de la patria y algunos
al extranjero. Este pueblo lleno de tradiciones, costumbres y relatos ancestrales que a lo largo de
la historia ha reflejado la cosmovisión del hombre andino, tiene entre sus atractivos y lugares
ancestrales su hermosa iglesia colonial y el cementerio más antiguo del lugar que se encuentra a
la salida de la ciudad.

Entre los pequeños negocios en tiempos muy antiguos existían las famosas chicherías
donde se expendía el famoso “pulipunchu” o chicha de jora con alcohol, una riquísima bebida,
pero con efectos etílicos inmediatos, tal es así, los consumidores que principalmente eran de los
lugares aledaños que por algún motivo visitaban el pueblo y tentados por la bebida visitaban las
chicherías y luego acababan durmiendo en las veredas y calles cercanas a las chicherías.

En cierta ocasión Juan despertó en la vereda, no sabía qué hora era, solo se dio cuenta que
era de noche. Recogió su sombrero y alforja, se levantó como sonámbulo e instintivamente
caminó poco a poco para irse de regreso. Al pasar por el cementerio, frente a la puerta principal,
de repente alzó la mirada y pudo distinguir junto a la puerta del cementerio una cosa blanca que
se movía, con los pelos parados y temblando de miedo, Juan interpretó lo sucedido como a una
alma blanca que a través de sus movimientos le decía decía: “¡Ven, ven, ven!” El hombrecito se
llenó de espanto, pegó la media vuelta, dando gritos de desesperación y empezó a correr
asustado.

Don Calderón que tenía sus terrenos cerca al cementerio y que aprovechando la noche de
luna echaba agua de la acequia a sus sembríos, estaba de regreso, y al escuchar los gritos
desesperados del hombrecito también él gritó: “¿Qué pasa?, ¿qué tienes?, ¿qué sucede?”

El hombrecito temblando y tartamudeando le contó más que con palabras con señas lo que
había visto. Don Calderón como era un hombre muy valiente y de “armas tomar” le dijo: “Ah,
sonso qué habrás visto, a ver vamos a ver”. Y al llegar a la puerta del cementerio encontraron a
un burro blanco que con la luna se veía aún más blanco. El asno se estaba sobando la espalda de
arriba abajo, lo que el hombrecito había entendido que le decía: ven ven ven.

ACTIVIDADES

1. Reúne a tu familia y hagan una lectura grupal y luego pide a todos que comenten y respondan:
¿Conocen el “pulipunchu”, alguna vez han probado esta bebida?
2. ¿ Por qué Juan no pudo distinguir bien lo que había en la puerta del cementerio? ¿Por qué le
dio esta interpretación?
3. ¿Conocen relatos parecidos donde se hablen de almas? ¡A contarlos en familia!

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