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A nadie llaméis padre en la

tierra (¿y a los curas?)


apologia21.com • November 07, 2021

“A Nadie en la tierra llaméis “padre”, porque no tenéis sino


uno, el Padre celestial.” (Mateo 23:9)

Esta cita la usan siempre muchos protestantes para señalar


que los católicos, una vez más, no somos fieles a la doctrina de
Jesús, pues a nuestros presbíteros y obispos a menudo les
llamamos “padre”, en contra de lo que aquí ordena Jesús.
Vamos a intentar aclarar en este artículo por qué ese
argumento es del todo incorrecto. Es más, defender ese
argumento implicaría afirmar que la Biblia se contradice a sí
misma, en cuyo caso no podría ser la Palabra de Dios.

El problema principal de la disputa surge, como siempre,


cuando intentamos descifrar el significado de un texto fuera de
su contexto y fuera de la Tradición apostólica. Esa
incomprensible idea de que la Biblia se explica a sí misma ( sola
scriptura) hace que un protestante pueda leer este versículo y
sacar sus propias conclusiones, y admitamos que de esa
manera la conclusión más obvia es la de decir que Jesús dijo
exactamente lo que quería decir ¿cómo iba a ser de otra forma?
Pero con semejante forma de funcionar, aunque
aparentemente sea muy lógica, podemos acabar sacando
inverosímiles doctrinas de todo tipo de la Biblia. Nosotros
tenemos la Tradición que nos dice que los cristianos nunca
creyeron que usar la palabra “padre” fuese ningún tipo de
tabú, y además tenemos la manera católica de interpretar los
textos bíblicos, que es siempre dentro de su contexto mayor y
dentro de todo el mensaje bíblico en general. De esta manera,
vamos a usar la contextualización para dilucidar el correcto
significado de estas palabras, pues ante un texto siempre
caben muchas interpretaciones, pero solo una puede ser
correcta.

NIVEL 1: NINGÚN HOMBRE ES PADRE

El primer nivel de interpretación sería el más simple y literal.


Jesús dice que “a nadie llaméis vuestro padre en la tierra”. O
sea, esa palabra no se puede usar para referirse a ningún ser
humano, solo para referirse a Dios. Eso significa que tampoco
podemos llamar “padre” al progenitor que nos engendró, pues
Dios se ha asignado esa palabra para él en exclusiva.
Probablemente ningún cristiano, que sepamos, defienda esa
idea y la propia Biblia usa en innumerables ocasiones la
palabra “padre” para referirse al progenitor, así que no hay
más que discutir.

Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: «¡Padre!».


El respondió: «Sí, hijo mío». «Tenemos el fuego y la leña,
continuó Isaac, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?».
(Génesis 22:7)
NIVEL 2: SOLO SI ES PROGENITOR

El segundo nivel de interpretación es que se puede usar


“padre” en una relación padre-hijo, pero no se puede usar en
un sentido espiritual, pues nuestro único Padre espiritual,
como dice Jesús, es Dios. Para hacer esta interpretación ya hay
que hacer un esfuerzo de abandonar el significado literal del
texto, pues Jesús dice ahí claramente “a nadie en el mundo
llamen padre (pues solo tienen uno, el Padre del cielo)”. Así
que aquí ya nos tenemos que salir del versículo y buscar algo
más.

Los protestantes dicen que cuando los católicos llaman a un


sacerdote “padre”, están desobedeciendo este mandato de
Jesús, porque los sacerdotes son “padres espirituales”, y solo
hay un Padre espiritual que es Dios. Lo cierto es que ya hay
muchas iglesias evangélicas de aparición reciente que están
usando la palabra “padre” cuando se dirigen a sus pastores,
pero se supone que esta práctica es igual de mala que cuando
lo hace un católico. Así pues, recurramos a la Biblia para
demostrar que este uso espiritual de la palabra “padre” sí es

admitido tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.


Dentro de los cientos o miles de citas posibles vamos a poner
solo esta de San Pablo:

Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para que la
promesa sea firme a toda simiente, no solamente al que es de
la Ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es p
adre de todos nosotros. (Romanos 4:16)

Aquí vemos que San Pablo se dirige a los cristianos de Roma y


les recuerda que ahora todos los cristianos son un solo pueblo
independientemente de si cumplen la Ley de Moisés (o sea,
judíos circuncidados) o no la cumplen pero comparten la
misma fe (los gentiles sin circuncidar). En ambos casos, tienen
como padre a Abraham, sean judíos o sean gentiles. Así que en
esta cita vemos claramente que San Pablo usa la palabra
“padre” refiriéndose a Abraham como padre espiritual, y ni
siquiera cabe decir que Abraham es padre de los judíos porque
es su ancestro progenitor, porque aquí se nos dice que
Abraham también es padre (espiritual) de los gentiles romanos
que han abrazado la nueva fe. Y para que nadie piense que
esta es una cita aislada que tal vez tenga otra explicación,
mencionaré referencias a varias otras en donde “padre” se usa
en ese mismo sentido espiritual y simbólico: Hechos 7:2 / 1
Corintios 4:15 / Santiago 2:21 / Lucas 16:24 / Romanos 4:12 /
Romanos 9:10 / Hechos 22:1 / Hechos 7:1-2 / etc.

como dice la Escritura: “Te he constituido padre de muchas


naciones”. Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en
quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la
existencia a las cosas que no existen. (Romanos 4:17)

Tal como dice San Pablo dirigiéndose a judíos y gentiles: “Abra


ham es nuestro padre a los ojos de… Dios”, o sea, un padre
espiritual. Igual que lo hizo San Pablo lo hacemos nosotros, a
menudo llamamos “padre” a los sacerdotes e incluso al mismo
papa. Ni siquiera es una prescripción de la Iglesia, la gente
que quiere llama “padre” a los sacerdotes porque es
costumbre, porque así ha sido durante los siglos, y quien no
tiene esa costumbre les llama de otra forma y no pada nada, y
desde luego, como hemos visto, no es antibíblico.
A = B PERO SOLO CUANDO ME INTERESA

El error de interpretar esas palabras de Jesús en sus niveles de


literalidad 1 o 2 proviene como hemos dicho de algo muy
frecuente en las demostraciones protestantes: el analizar un
versículo aisladamente. Si en vez de quedarnos con esa cita
aislada tomamos también la frase anterior y la siguiente, ya
vemos que las cosas cambian totalmente. Ahora todos, católicos
y protestantes, estamos ante la misma tesitura, o lo estamos
haciendo todos bien o lo estamos haciendo todos mal:

En cuanto a ustedes, no se hagan llamar “maestro“, porque no


tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A
Nadie en el mundo llamen “padre“, porque no tienen sino uno,
el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco “doctores“,
porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. (Mateo 23:8-10)

Así que exactamente lo mismo dice Jesús de la palabra “padre”


que de la palabra “maestro” y de “doctor”. Sin embargo los
protestantes critican el que nosotros usemos “padre” con los
sacerdotes, porque eso solo lo hacemos nosotros, mientras que
ellos se sienten libres para poder usar las palabras “maestro” y
“doctor” para quienes quieran, incluidos a sus líderes
espirituales, pues son muchas las iglesias evangélicas que
llaman a su líder o a su fundador “maestro”, y no usan la
palabra “doctor” solo para referirse a los médicos, sino
también a aquellos que saben mucho. Ninguna universidad
protestante ha dejado de usar el título de “doctor honoris
causa” por considerarlo una ofensa contra Dios, a pesar de la
frase de Jesús “porque solo tienen un Doctor, que es el
Mesías”. Pero si alguien piensa que tal vez todos lo estemos
haciendo mal, basta con dar algunos ejemplos bíblicos en los
que también las
palabras “maestro” y “doctor”, igual que vimos ya con “padre”,
son usadas para seres humanos:

En la Iglesia hay algunos que han sido establecidos por Dios,


en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar como
profetas; en tercer lugar, como doctores. (1 Corintios 12:28)

Ahí se usa “doctores” en el sentido de personas expertas en


asuntos espirituales, que si recordamos es justo el uso que
Jesús prohíbe: “No se dejen llamar tampoco ‘doctores’, porque
sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. ” Tal vez para evitar esa
aparente contradicción es que los protestantes que elaboraron
la biblia de Reina-Valera en vez de traducir “doctores” lo
traducen como “los encargados de enseñar”. Así que como
siempre en estos casos tenemos que acudir a las palabras
originales de la Biblia tal como se escribieron en griego.

μηδὲ κληθῆτε καθηγηταί, ὅτι καθηγητὴς ὑμῶν ἐστιν εἷς ὁ


Χριστός. (Mateo 23:9)

καθηγηταί (kathegetai, de donde viene “catequista”) significa


“instructor, maestro, guía, orientador o doctor (en el sentido de
‘erudito’)”. Y veamos ahora qué palabra usa San Pablo en su
cita de 1Corintios 12:28.

Καὶ οὓς μὲν ἔθετο ὁ Θεὸς ἐν τῇ ἐκκλησίᾳ πρῶτον ἀποστόλους,


δεύτερον προφήτας, τρίτον διδασκάλους.
Usa διδασκάλους (didaskalous), que significa “docente,
maestro”. Así que aquí parece que esa aparente contradicción
entre lo que dice Jesús y lo que dice Pablo en realidad es solo
un problema de traducción, como tan a menudo ocurre. Pues
entonces miremos ahora el verso primero, el que hacía
referencia a la prohibición de usar la palabra “maestro”, a ver
qué dice el griego original:

ὑμεῖς δὲ μὴ κληθῆτε Ῥαββεί εἷς γάρ ἐστιν ὑμῶν ὁ


διδάσκαλος, πάντες δὲ ὑμεῖς ἀδελφοί ἐστε.

Literalmente aquí dice: “Más aún, no os hagáis llamar rabbí


(Ῥαββεί = maestro espiritual en hebreo), verdaderamente uno
es vuestro maestro y además todos sois hermanos”

Así que se prohíbe el uso de la palabra “maestro”, tanto sea en


su versión hebrea (rabbí) como en su versión griega
(didaskalos). Y ya no hace falta seguir analizando más, porque
acabamos de encontrar esa aparente segunda contradicción
que estábamos buscando. Jesús prohíbe expresamente usar la
palabra “didaskalous” para referirse a los hombres, y a
continuación vemos cómo San Pablo utiliza esa misma palabra
(con el final diferente porque en griego las palabras se
declinan) para referirse a hombres y en el sentido de “maestro
espiritual”.

DOCTORES TIENE LA IGLESIA

Vemos por un lado que intentar defender o negar una doctrina


basándose en traducciones a los idiomas modernos a menudo
resulta confuso o peligroso, y ese es un motivo más para
desechar la idea protestante de que cualquier persona que
invoque al Espíritu Santo está capacitada para entender el
correcto sentido de las escrituras. La antigua expresión
católica de “doctores tiene la Iglesia”, para indicar que eso yo
no lo entiendo pero hay y ha habido grandes eruditos que lo
han estudiado a fondo y me fio de su criterio, deja de ser una
excusa para no pensar y se convierte en una muestra de
sabiduría.

ASÍ HABLABA JESÚS

También hemos visto que cuando Jesús prohíbe el uso de las


palabras “maestro”, “padre” y “doctor”, no quiere decir lo que
dice literalmente. Y esto no es de extrañar, Jesús, como buen
predicador judío, es muy dado a usar la exageración y los
totalismos cuando habla con el pueblo para crear un efecto
más impactante, pero no se le puede interpretar literalmente.
Por ejemplo recordemos famosas citas que suenan muy
radicales como:

Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al


que te quite la túnica, ofrécele también la capa. A todo el que
te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo
reclames. (Lucas 6:29-30)

A algunos tal vez les suene muy hermoso, pero para entender
mejor lo que Jesús dice vamos a trasladar esas palabras a
nuestra vida actual, y voy a citar unas palabras de un cristiano
de a pie:

*Si nos aplicamos todos el “al que te quite la túnica, déjale


también el manto” eso equivale a institucionalizar el robo a los
cristianos. A mí me robaron el otro día la cartera en el metro
de Madrid. ¿Debería haberle dado también el móvil?*

En efecto, si lo tomamos literalmente parece que Jesús nos


prohíbe defendernos si nos atacan y nos pide que vayamos
entregando todas nuestras posesiones a los ladrones, en lugar
de dárselas a los pobres. Todo el mundo sabría que a los
cristianos se les puede golpear y robar impunemente porque
ellos tienen que dejarse. Indudablemente hay ahí un profundo
mensaje pacifista, de no violencia, pero para transmitirlo Jesús
lo expresa de una forma tan radical que quienes lo interpretan
literalmente sienten que jamás podrán cumplir fielmente con
las enseñanzas de Jesús por ser excesivamente exigentes.

La Iglesia desde siempre ha legitimado la autodefensa, y


también el defender a otras personas que están siendo
atacadas. Y eso es porque el espíritu de la doctrina, tal como lo
enseñaron los apóstoles (la Tradición) no interpretó esas
palabras literalmente. En el discurso en el que Jesús dice esas
palabras, nos está hablando de amar al prójimo y también al
enemigo. Se anima a los cristianos a ser mucho más pacifistas y
comprensivos con el enemigo de lo que era habitual entre los
paganos (o los judíos de entonces). Si a un cristiano le golpean
en la cara y no contraataca podría hacerlo por amor al
prójimo, por no devolver violencia con violencia, pero no
porque si se defiende está rompiendo un mandamiento de
Jesús. Y sinceramente, no devolver el golpe ya es suficiente
mérito, no es necesario que literalmente ofrezca la otra mejilla
para que le golpeen allí también. Jesús fue un admirable
ejemplo de pacifismo llevado hasta sus últimas consecuencias,
pero en dos ocasiones que la gente tomó piedras para
apedrearle, no se dejó lapidar sino que se escabulló para
evitar el ataque (Juan 8:5, Juan 10:30-39). De igual modo
tenemos otro tipo de citas aún más radicales como pueda ser
esta:

Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y


arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y
si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y
arrójala lejos de ti; es preferible que se pierda uno solo de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
(Mateo 5:29-30)

Si hiciéramos caso literal a estas palabras de Jesús, todos


andaríamos sin ojos y sin manos, por no mencionar el dolor tan
terrible que supondría arrancarnos nosotros mismos los ojos y
cortarnos las manos. Sin embargo, el mensaje que Jesús
pretende transmitir ahí está claro, hay que tener muchísimo
cuidado con lo que miramos y con lo que hacemos, pues eso
nos puede llevar a la perdición. No hace falta cortarse nada,
basta con autocontrolarse.

EL VERDADERO SIGNIFICADO DE ESAS PALABRAS

Entonces, ¿cómo saber cuándo Jesús habla literalmente, o está


exagerando, o habla en sentido figurado? Pues para eso
necesitamos acudir a la Tradición apostólica (cómo enseñaron
los apóstoles esas doctrinas de la Biblia), o como mínimo mirar
el contexto bíblico, pues a veces basta con eso, y en este caso
basta, pero para ello tenemos que tomar un fragmento aún
mayor de ese discurso de Jesús:

Entonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: «Los


escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan
y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus
obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las
ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no
quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para
que los vean: agradan las filacterias y alargas los flecos de sus
mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los
banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser
saludamos en las plazas y oírse llamar “mi maestro” por la
gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar “maestro“,
porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son
hermanos. A Nadie en el mundo llamen “padre“, porque no
tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco
“doctores“, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los
otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se
humilla será ensalzado». (Mateo 23:1-12)

Vemos que todo este discurso es una crítica contra los fariseos
y los que se comporten como los fariseos. El problema de los
fariseos es que se sienten más importantes que los demás y se
creen merecedores de todo tipo de consideraciones: llevan
vestidos más vistosos, ocupan los primeros puestos y los
primeros asientos y les gusta que la gente les llame “mi
maestro”. Ante este envanecimiento Jesús propone humildad, y
previene a sus discípulos para que no busquen esa misma
forma de glorificación y adulación humana. Ellos son como los
demás, no por saber más se convierten en más importantes, así
que no deben permitir que la gente les adule y les mire como
si fueran seres superiores.

Y esta es una muy importante enseñanza. Jesús no está


diciendo literalmente que no se llame a nadie maestro o padre
o doctor, pero sí dice que seamos humildes y no nos pongamos
nunca por encima de los demás, aunque sepan menos, aunque
estén siendo guiados por nosotros. Esa sí es la verdadera
enseñanza, y no la de usar o no ciertas palabras. Por eso no
importa si a un sacerdote católico o a un pastor protestante o a
un maestro evangélico se le llama padre o doctor o su
eminencia, lo que importa es el espíritu de vanidad o humildad
de ese guía espiritual. El papa, un obispo, o uno de esos
exitosos líderes evangélicos que tienen miles o millones de
seguidores, estarán predicando y guiando a su pueblo, pero no
estarán haciendo la voluntad del Señor si realmente se
consideran por encima de ellos. El buen pastor es el que da la
vida por sus ovejas, no simplemente el dueño del rebaño.

EL TESTIMONIO DE SAN ESTEBAN

Y para terminar, acabaremos con otra cita bíblica muy clara al


respecto. En el capítulo 7 del libro de Hechos se nos narra el
discurso que hizo Esteban ante los sacerdotes y fariseos antes
de ser lapidado, y las palabras con las que comienza su
discurso son estas:

El Sumo Sacerdote preguntó a Esteban: «¿Es verdad lo que


estos dicen?». Él respondió: «Hermanos y padres, escuchen…»

CONCLUSIÓN

Esta es solo una de las muchas citas que los protestantes usan
para demostrar la falsedad de las doctrinas y costumbres
católicas, pero nos sirve bien de ejemplo de cómo una de sus
pruebas bíblicas aparentemente muy sólida, se nos derrite
entre las manos cuando la analizamos en profundidad.
También nos ha servido de ejemplo para ver que la doctrina de
la Sola Scriptura, o sea, que la Biblia se explica a sí misma y
solo con ella basta, resulta claramente insuficiente. Una
persona sin grandes conocimientos no debería atreverse a
interpretar la Biblia por su cuenta, tal como fomenta el
protestantismo. Leerla, conocerla, estudiarla, sí; pero
interpretarla no, porque para ello se necesitan grandes
conocimientos de toda la Biblia, de los idiomas originales y de
la cultura de la época. Pero aún así, si hacemos
interpretaciones humanas sin tener en cuenta la Tradición
Apostólica, nada nos impide llegar al error.

Esa es la razón por la que el protestantismo no ha cesado de


dividirse continuamente en multitud de iglesias con doctrinas
diferentes. Esa es también la razón por la cual la Iglesia
cristiana original (hoy Católica y Ortodoxa) ha sido capaz de
mantener una unidad doctrinal a pesar de sus mil años de
historia de una casi total separación a todos los niveles. Negar
la Tradición apostólica automáticamente abre las puertas para
que la Biblia, que no puede explicarse a sí misma, sea
explicada por ellos de mil formas diferentes y entendida de mil
formas distintas.

La próxima vez que un protestante llame a tu puerta para


demostrarte esto y aquello con citas bíblicas, aunque suene
convincente, puedes mirarle con escepticismo y pensar en
aquel adagio tan sabio de “doctores tiene la Iglesia”. Si quieres
investigar y aprender más, no hagas caso de las
demostraciones simples y efectistas que muchos traen Biblia en
mano, acude a centros de formación bíblica donde puedan
explicarte las cosas a fondo. O sigue nuestra página web, algo
ayudará 01F
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