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Sean Carroll El Gran Cuadro
Sean Carroll El Gran Cuadro
EL GRAN CUADRO
Traducción de
ANTONIO IRIARTE
C>
PASADO c5i. PRESENTE
BARCELONA
A mis maestros:
la señora Eóerhardt, Edwin Kelly, Edward
Guinan, ]acle Doody, Colleen Slzeehan, Peter
Knapp, George Field, Sidney Coleman, Nicle
Wamer, Eddie Farhie, Alan Guth, y tantos
otros.
Graciaspor desafiarme.
PRÓL O G O
COSMOS
I
LA NATURALEZA F U N D A M ENTAL
D E LA REALIDAD
NAT URALISMO P O É T I C O
Si hay una cosa que nunca quedó clara del todo e n Star Trelc fue cómo
se supone que funcionan los teletransportadores. ¿Lo desarman a uno
átomo a átomo, transmiten esos átomos a otro lugar y luego los vuel
ven a juntar? ¿O solo mandan un plano, la información contenida en la
disposición atómica de uno, y luego lo reconstruyen a partir de la ma
teria existente en el entorno al que está siendo transportado? General
mente, la tripulación de la nave se expresa como si fueran los propios
átomos de uno los que viajan a través del espacio, pero ¿cómo explicar
en tal caso ((El enemigo interion>? Por si no lo recuerdan, se trata del
episodio en el que un fallo del transportador hace que dos copias del ca
pitán Kirk sean enviadas a bordo del Enterprise. Resulta difícil enten
der cómo se pueden hacer dos copias de una persona a partir de una
sola colección de átomos personales.
Afortunadamente para los espectadores de la serie, las dos copias
de Kirk no eran exactamente idénticas. Una copia era el Kirk normal
(bueno) y la otra era malvada. Aun mejor, la copia malvada pronto se
las arregló para que le arañara la cara la edecán Rand, con lo que no
resultaba difícil distinguirlas.
Pero, ¿y si hubiesen sido idénticas? Nos enfrentaríamos en tal caso
a un rompecabezas sobre la naturaleza de la identidad personal, popu
larizado por el filósofo Derek Parfit. Imagínense un teletransportador
que pudiera desarmar a un individuo y reconstruir múltiples copias
exactas del mismo a partir de átomos diferentes. ¿Cuál de ellas sería la
((verdadera,, de haber alguna? Si solo hubiese una copia, a la mayoría
no nos costaría aceptarla en lugar de la persona original. (Usar átomos
diferentes no importa en realidad; en los cuerpos humanos de verdad,
nuestros átomos se pierden y reemplazan continuamente.) ¿O qué
ocurriría si una copia estuviese formada por átomos nuevos mientras
que la persona original permanecía intacta, pero muriese de forma trá-
EL GRAN CUADRO
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1 1Propósit os Matrimonio
1
Dos clases distintas de ontología, rica y escasa. Los recuadros son conceptos funda
mentales, mientras que los circulos son conceptos derivados o emergentes: maneras
de hablar acerca del mundo.
NATURALISMO POÉTICO
EL M U N D O S E M UEVE P O R S Í M I S M O
El experimento que sí nos consta que llevó a cabo Galileo fue uno
más fácil de organizar y controlar: hizo rodar bolas de masas distintas
por planos inclinados. Pudo demostrar que las bolas se aceleraban de
manera uniforme, en una cantidad que dependía del ángulo de inclina
ción del plano, pero no de las masas de las bolas. Sugirió entonces que
se podría extrapolar este resultado a planos inclinados de forma abso
lutamente perpendicular al suelo, que sería exactamente lo mismo que
dejar caer objetos verticalmente, sin plano de por medio. Concluyó
que, por consiguiente, todas las masas caerían de manera uniforme
bajo la fuerza de la gravedad, de no ser por la influencia de la resisten
cia del aire.
De mayor importancia que este resultado concreto es el mensaje
subyacente que transmite: podemos averiguar cosas sobre el movi-
EL MUNDO SE MUEVE POR SÍ MISMO 35
hace que un objeto sea lo que es; causa eficiente, la causa que produce el
objeto (lo más parecido a nuestra noción informal de <<causa,); y causa
final, el propósito para el que existe un objeto. Comprender por qué las
cosas cambian, se mueven y se comportan de la forma en que lo hacen
se reduce a situarlas en el contexto de estas causas.
Para Aristóteles, la naturaleza de un objeto determina cómo se
mueve. De los cuatro elementos clásicos, la tierra y el agua tienden a
caer a alturas inferiores, mientras que el aire y el fuego tienden a ascen
der. Un objeto puede estar en su estado natural de reposo o movimien
to, en el que tenderá a permanecer hasta que un <<movimiento violento,
lo obligue a cambiar, tras lo cual retornará.
Considérese una taza de café en reposo encima de una mesa. Está
en su estado natural, en este caso en reposo. (A menos que le retiremos
la mesa de débajo, en cuyo caso naturalmente caería, pero no hagamos
tal cosa.) Imaginemos ahora que ejercemos un movimiento violento,
empujando la taza a través de la mesa. Si la empujamos, se mueve;
cuando dejamos de hacerlo, regresa a su estado natural de reposo. Para
que se siguiera moviendo, tendríamos que seguir empujándola. Como
dice Aristóteles: <<Todo lo que está en movimiento tiene que ser movi
do por algo,.
Manifiestamente, así es cómo se comportan las tazas de café en el
mundo real. La diferencia entre Aristóteles y Galileo no consistía en
que uno dijera cosas ciertas y el otro falsedades; es que las cosas en que
decidió centrarse Galileo resultaron ser una base útil para una com
prensión más rigurosa y completa de los fenómenos que se situaban
más allá del conjunto original de ejemplos, en tanto que los de Aristó
teles, no.
En el siglo VI, Juan Filópono, un filósofo y teólogo que vivía en
Egipto, inició el viaje desde Aristóteles hasta nuestra actual compren
sión del movimiento. Propuso que pensáramos en una potencia moto
ra o <<Ímpetu, transmitida al cuerpo por la acción inicial de empujar, y
que mantenía el cuerpo en movimiento hasta que se hubiese disipado
todo el ímpetu. Era un pequeño paso adelante, pero uno que abrió nue
vas perspectivas al pensamiento sobre la naturaleza del movimiento.
Más que hablar de causas, el enfoque se desplazó a las cantidades y
propiedades de la propia materia.
Otra contribución crucial fue obra del pensador persa Ibn Sina (a
veces designado por su nombre romanizado de Avicena), una de las
figuras principales de la Edad de Oro del Islam, alrededor del año
EL MUNDO SE MUEVE POR SÍ MISMO 37
Este sistema tan sumamente bien planeado del sol, los planetas y los co
metas, no podría proceder más que del sabio designio y dominio de un
ser inteligente y poderoso.
taremos de huir sin lograrlo. El universo real no tiene nada que ver con
eso. Es más parecido a un niño molesto al que le gusta acercarse a la
gente y decir: ''¡Sé lo que te va a pasar ahora!». Luego, cuando se le
pregunta qué va a ocurrir, el niño responde: "No te lo puedo decir». Y
cuando ya ha sucedido, dice: "¿Lo ves? ¡Sabía que iba a pasar eso!».
Bueno, pues así es el universo.
La naturaleza momentánea o laplacista de la evolución física no
tiene demasiada relevancia en las decisiones a las que nos enfrentamos
en nuestras vidas cotidianas. Para el naturalismo poético, la situación
está clara. Hay una manera de hablar del universo que lo describe
como partículas elementales o estados cuánticos, en la que Laplace
conserva toda su influencia, y lo que sucede a continuación depende
solo del estado del sistema en ese mismo momento. También hay otra
manera de hablar de él, en la que nos apartamos un poco e introduci
mos categorías como "personas» y '
� decisiones». A diferencia de nues
tra mejor teoría con planetas o péndulos, nuestras mejores teorías so
bre el comportamiento humano no son deterministas. No conocemos
ninguna forma de predecir lo que hará una persona basándonos en lo
que podemos observar directamente de su estado actual. Pensar que el
comportamiento humano está determinado depende de lo que sabe
mos.
5
Buscar las razones por las que ocurren las cosas no es, en modo alguno,
un afán irracional. En muchos contextos familiares, las cosas no "ocu
rren sin más�>. Si está sentado en su cuarto de estar y una pelota de
béisbol repentinamente destroza la ventana, tiene sentido mirar al ex
terior, esperando ver a unos críos jugando. Las ballenas gigantes no
vienen al mundo espontáneamente a varios kilómetros de altura.
Nuestras intuiciones familiares respecto a causa y efecto se han desa
rrollado a lo largo del tiempo evolutivo porque ofrecen guías útiles
para comprender cómo funciona realmente el mundo.
RAZONES POR LAS CUALES )1
Cada vez que nos enfrentamos a preguntas sobre una creencia, podemos
recurrir a la técnica llamada ahducción, o «inferencia a la mejor explica
ción». La abducción es un tipo de razonamiento que puede contrastarse
con la deducción y la nducción.
i En el caso de la deducción, empezamos
EL GRAN CUADRO
mos querer explicar. Hay cosas que ocurren, es decir, estados del univer
so (o de partes de este) en momentos específicos del tiempo. Y luego
hay rasgos del universo, como las propias leyes físicas. Los tipos de ra
zones que bastarían para explicar una clase de hechos tienen carácter
diferente de las que explican el otro.
Cuando se trata de las ((cosas que ocurren,, por ((razón" entende
mos esencialmente lo mismo que cuando nos referimos a la ((causa" de
un acontecimiento. Y sí, somos libres de decir que los acontecimientos
los explican o causan las ((leyes de la física y la configuración previa del
universo,, Eso es cierto incluso en la mecánica cuántica, que a veces es
presentada de forma errónea como ejemplo de cosas que ocurren sin
razón (como la desintegración de un núcleo atómico). Si eso es lo que
busca uno en una razón, la verdad es que las leyes de la física sí la pro
porcionan. No como principio metafísico, sino como patrón observa
do en nuestro universo.
N o obstante, no es eso en realidad lo que la gente tiene en mente
cuando buscan razones. Si alguien pregunta ((¿Por qué ocurrió ese ti
roteo trágico?, o ((¿Por qué está subiendo tan deprisa la temperatura
media de la atmósfera de la tierra?,, responder ((Debido a las leyes de
la física y la configuración previa del universo" no va a resultar satis
factorio. Lo que buscamos en realidad es algún aspecto identificable de
la configuración del universo sin el cual el acontecimiento en cuestión
no habría tenido lugar.
Las propias leyes, como ya hemos comentado, no hacen referencia
alguna a ((razones>> o ((causas,. Son simplemente patrones que conec
tan lo que sucede en lugares y momentos diferentes. Sin embargo, el
concepto de ((razón por la cual, algo es cierto resulta muy útil en nues
tras vidas diarias. Cualquier naturalista poético sensato lo consideraría
una parte útil de una manera precisa de hablar de una parte determina
da del universo. De hecho, hemos hablado así en el primer párrafo de
este capítulo.
Lo que podríamos querer preguntar es: ((¿Cuál es la razón por la
que tiene sentido hablar de 'razones por las cuales'?,. Y hay una buena
respuesta, a saber: debido a laflecha del tiempo.
El universo observable a nuestro alrededor no es solo una colec
ción arbitraria de cosas que obedecen a las leyes de la física: son cosas
que empiezan con un tipo de ordenamiento muy particular, y obede
cen a las leyes de la física a partir de ese momento. Al decir que ((em
piezan», nos referimos a las condiciones existentes cerca del Big Bang,
RAZONES POR LAS CUALES 55
Un lugar evidente donde resulta tentador buscar razones por las cuales
es la cuestión de por qué varios rasgos del universo adoptan la forma
EL GRAN CUADRO
que tienen. ¿Por qué era baja la entropía cerca del Big Bang? ¿Por qué
hay tres dimensiones espaciales? ¿Por qué es el protón casi dos mil
veces más pesado que el electrón? ¿Por qué existe el universo en abso
luto?
Estas son preguntas muy diferentes de "¿Por qué hay un acordeón
en mi bañera?"· Ya no estamos preguntando por sucesos, así que «De
bido a las leyes de la física y a la configuración previa del universo>> no
es una buena respuesta. Ahora estamos intentando averiguar por qué
la estructura fundamental de la realidad es de una manera, en lugar de
otra distinta.
El secreto en este caso consiste en aceptar que esas preguntas
pueden tener respuestas, o no. Tenemos todo el derecho del mundo a
hacerlas, pero no tenemos absolutamente ningún derecho a exigir
una respuesta que nos satisfaga. Tenemos que permanecer abiertos a
la posibilidad de que se trate de hechos brutos, y que así sencillamen
te es como son las cosas.
Estas clases de preguntas de <<¿Por qué?, no existen en un vacío.
Cobran sentido en un determinado contexto. Si preguntamos "¿Por
qué hay un acordeón en mi bañera?, y alguien responde <ePorque el
espacio tiene tres dimensiones,, no nos va a hacer felices. . . Aunque
sea probablemente cierto que el acordeón no habría estado ahí si el es
pacio fuese solo bidimensional. Hacemos la pregunta en el contexto de
un mundo donde existen unas cosas llamadas acordeones, que tienden
a aparecer en unos sitios, y no en otros, y donde hay algo llamado ba
ñera, donde aparecen regularmente determinadas cosas, mientras
que otras no. Parte de ese contexto podría ser que tengo un compa
ñero de piso que invitó a unos amigos anoche, bebieron demasiado,
y una que había llevado un acordeón no paraba de tocarlo, por lo que
finalmente se tomó la decisión de escondérselo. Solo en esta clase de
contexto podemos esperar hallar respuesta a esas preguntas de "¿Por
qué?,.
Pero, por cuanto sabemos, el universo y las leyes físicas no están
incrustados en ningún contexto mayor. Pudieran estarlo: deberíamos
permanecer con la mente abierta ante la posibilidad de algo ajeno a
nuestro universo físico, ya se trate de una realidad no física o de algo
más mundano, como un conjunto de universos que forman un multi
verso. En ese contexto, podríamos empezar a hacer preguntas sobre
qué clases de universos son «naturales" o sencillos de crear y, posible
mente, descubrir una explicación para las características específicas
RAZONES POR LAS CUALES 57
N UESTRO U N I VERSO
Una cosmología moderna: una simulación del universo a muy gran escala, represen
tando miles de millones de galaxias, cada una con muchos miles de millones de estre
llas, muchas con sistemas solares como el nuestro. (Por cortesía del Proyecto de Si
mulación del Milenio).
Cuando hablamos del «modelo del Big Bang�>, tenemos que tener cui
dado de distinguirlo del propio «Big Bang�>. El primero es una teoría
NUESTRO UNIVERSO
Uno a uno, esos planetas y estrellas muertas irán cayendo en los aguje
ros negros, que se unirán a su vez para formar otro agujero negro su
permasivo. En última instancia, como nos enseñó Stephen Hawking,
incluso esos agujeros negros se evaporarán. Al cabo de aproximada
mente 1 gúgol ( 10 100) de años, todos los agujeros negros de nuestro
universo observable se habrán evaporado en una fina bruma de par
tículas, que se diluirá más y más a medida que el espacio continúa ex
pandiéndose. El resultado final de todo esto, nuestro escenario más
probable para el futuro de nuestro universo, no es más que espacio frío
y vacío que literalmente durará para siempre.
baja entropía. Es uno de esos rasgos de nuestro mundo que puede que
tenga alguna explicación más profunda que aún no hemos encontrado,
o puede que solo sea un hecho cierto que tenemos que aprender a acep
tar.
Lo que sí sabemos es que esta baja entropía inicial es responsable
de la «termodinámica» flecha del tiempo, la que dice que la entropía
era más baja hacia el pasado y más alta hacia el futuro. Asombrosa
mente, parece que esta propiedad de la entropía es responsable de todas
las diferencias que conocemos entre pasado y futuro. La memoria, el
envejecimiento, las causas y los efectos: todo puede atribuirse a la se
gunda ley de la termodinámica y, en particular, al hecho de que la en
tropía solía ser baja en el pasado.
8
RECUERDOS Y CAUSAS
___ .,..._
.___ ---\\ 1'J
Estado actual
del universo
historia real del universo. Es ese apalancamiento el que nos hace creer
(a menudo de forma correcta) que nuestros recuerdos son guías fiables
de lo que sucedió realmente.
Creo que la ley de la causalidad, como muchas cosas que los filósofos
aceptan, es una reliquia de una época pasada que ha sobrevivido, como la
monarquía, solo porque se supone equivocadamente que no causa nin
gún perjuicio.
Todo esto suena bastante inocente, pero ¿qué está ocurriendo aquí en
realidad? En cierto sentido, desde luego, el estado actual de la copa se
le puede atribuir al ((estado previo del universo entero más las leyes de
la fisica>). Cualquier cosa que ocurre puede explicarse de esa manera.
Pero también disponemos de acceso a una forma más útil de caracteri
zar la situación, que depende crucialmente del contexto en el que esta
mos hablando. En este caso, depende del hecho de que sabemos algo
acerca de las copas de vino y sus entornos, y específicamente acerca de
esta situación particular. Si se las abandona a su suerte, las copas de vino
que se hallan pacíficamente encima de una mesa tienden a continuar
así. Si nuestra copa de vino hubiese estado flotando con gravedad cero
en la Estación Espacial Internacional, nuestro análisis habría sido bas
tante distinto.
La comprensión del contexto se vuelve importante, porque nues
tra invocación de la causalidad se basa en la comparación entre lo que
ocurrió de hecho y lo que podría haber ocurrido en un mundo hipotéti
co diferente. Los Hlósofos llaman a esto ratonamiento modal: pensar no
solo en lo que sucede, sino en lo que podría suceder en mundos posi
bles.
David Lewis, uno de los Hlósofos más influyentes del siglo xx de
los que los no Hlósofos jamás han oído hablar fue un maestro del razo
namiento modal. Lewis sugirió que podríamos entender las afirmacio
nes del estilo de ((A causa B)) pensando en diferentes mundos posibles;
en particular, mundos que serían esencialmente idénticos, excepto por
el hecho de que ocurriera el acontecimiento A. Entonces, si observa
mos que B ocurre en todos los mundos donde ha ocurrido A, y B no
ocurre cuando A no ocurre, resulta seguro afirmar que HA causa B)>. Si
la copa de vino cae y se rompe cuando Sally mueve bruscamente el
RECUERDOS Y CAUSAS 79
COMPRENDER
9
APRENDER QUÉ ES EL M U N D O
raro. Si repasamos los números, una mano de cinco cartas al azar lleva
rá "nada, aproximadamente un 50% de las veces; una pareja, cerca del
42% de las veces, y un color menos del o,2% de las veces, eso por no
mencionar las restantes posibilidades. Estas probabilidades iniciales
son conocidas como probabilidades apriori. Son las credibilidades que
tendrá usted en mente de entrada, antes de aprender nada nuevo.
Pero entonces pasa algo: su amigo se descarta de una determinada
cantidad de naipes que sustituye por otros tantos. Eso es información
nueva, que puede emplear para actualizar sus credibilidades. Ponga
mos que eligió cambiar una sola carta. ¿Qué nos dice eso acerca de su
mano?
Es improbable que tenga una pareja: de ser ese el caso, probable
mente habría pedido robar tres cartas, maximizando la probabilidad de
mejorar su mano teniendo tres o cuatro cartas iguales. Del mismo
modo, si tuviera tres cartas iguales de entrada, probablemente habría
robado dos. Pero robar una sola carta encaja muy bien con la idea de
que tiene dobles parejas o cuatro cartas de la misma clase, en cuyo caso
querría quedarse las cuatro relevantes. Es asimismo bastante coheren
te con el hecho de tener, o bien cuatro cartas del mismo palo (esperan
do completar un color), o cuatro seguidas (esperando formar escale
ra). De forma bastante razonable, a estos comportamientos probables
se los conoce por verosimilitud del problema. Al combinar las probabi
lidades a prion· con las verosimilitudes, llegamos a credibilidades ac
tualizadas para lo que era su mano inicial. (Averiguar cuál es su mano
probable una vez concluido el descarte exige un poco más de trabajo,
pero nada que un buen jugador de póker no pueda asumir.) Esas pro
babilidades puestas al día son conocidas, naturalmente, como probabi
lidades aposteriori.
El Teorema de Bayes puede verse como una versión cuantitativa
del método de inferencia que anteriormente llamamos "abducción,.
(La abducción pone el acento en hallar la "mejor explicación,, en lugar
de limitarse a encajar los datos, pero las ideas son bastante similares
desde un punto de vista metodológico.) Es la base de toda la ciencia y
de otras formas de razonamiento empírico. Sugiere un esquema uni
versal para pensar en nuestros grados de creencia: empezar por algu
nas credibilidades a priori, y luego actualizarlas cuando llegue infor
mación nueva, basándonos en la probabilidad de que esa información
sea compatible con cada posibilidad original.
APRENDER QUÉ ES EL MUNDO
Una vez que se admite que todos empezamos con un rico conjunto de
probabilidades apriori, el paso crucial consiste en actualizarlas cuando
nos llega información nueva. Para hacerlo, necesitamos describir el
Teorema de Bayes en términos más precisos.
Volvamos a nuestra amistosa partida de póker. Sabemos qué cartas
tenemos, pero no conocemos las de nuestro adversario. Eso nos coloca
en una situación en la que hay varias «proposiciones" (aseveraciones
de que algo es cierto) diferentes, y disponemos de una relación exhaus
tiva de todas las proposiciones posibles. En este caso, las proposiciones
corresponden a las distintas combinaciones de cartas con las que nues
tro oponente podría encontrarse en su mano inicial (nada; una pareja;
algo mejor que una pareja). En otros casos, podrían ser las posibles in
terpretaciones de una afirmación extravagante que hace un amigo (es
cierta; es sincero, pero está equivocado; está mintiendo), o un conjun
to de ontologías rivales (naturalismo; sobrenaturalismo; algo más exó
tico).
A cada proposición que consideramos, le asignamos una probabi
lidad previa. Para ayudamos a visualizar las cosas, podemos represen
tar nuestras probabilidades repartiendo granos de arena en una colec
ción de tarros. Cada tarro representa una proposición diferente, y el
número de granos de arena en cada tarro es proporcional a la probabi
lidad asignada a esa proposición. La probabilidad de la proposición X
es justo la fracción de los granos del tarro etiquetado X respecto de los
granos en todos los tarros:
Granos en el tarro X
Probabilidad de X = ------
SI No
( Probabilidad � la proposkión X ) (
a
verosimilitud � la observación D ) (
X
Probabilidad apriori )
dada la ob�rvadón D dada la proposición X � la proposición X
¿ESTÁ B I E N DUDAR DE T O D O ?
Ludwig Wittgenstein, uno de los filósofos más grandes del siglo xx, ini
ció sus estudios de doctorado en Cambridge con Bertrand Russell, un
pensador enormemente influyente por derecho propio. A Russell le gus
taba contar la historia de cómo el joven Wittgenstein negaba que una
cosa empírica -una aseveración sobre el mundo real, antes que una de
claración demostrable lógicamente-- fuese realmente cognoscible. En
sus habitaciones relativamente pequeñas en Cambridge, Russell desafió
a Wittgenstein a reconocer que no había un rinoceronte en el cuarto.
Wittgenstein se negó. "Creo que mi ingeniero alemán es un necio" escri
bió Russell en una carta, aunque más tarde cambiaría de opinión. (Witt
genstein era austríaco, no alemán, y desde luego no era ningún necio.)
Entre filósofos, hay un viejo juego de sociedad que consiste en ver
quién es el mejor a la hora de poner en duda verdades aparentemente
obvias acerca del mundo. El escepticismo, en el sentido de dudar de
cualquier cosa, era una escuela de pensamiento popular en la antigua
Grecia. Los campeones eran los pirronistas, los seguidores de Pirrón
de Elis, quienes insistían en que ni siquiera podemos estar seguros
acerca del hecho de que nunca podemos estar seguros de nada.
Un participante más reciente en el juego fue el pensador francés
del siglo XVII René Descartes. No solo era filósofo, sino también mate
mático y científico; estableció las bases de la geometría analítica y rea
lizó contribuciones a trabajos tempranos de mecánica y óptica. Si algu
na vez han dibujado ejes de abscisas y ordenadas en un pedazo de
papel, entonces su vida se ha visto afectada por René Descartes. Fue él
quien inventó ese truquito, que ahora llamamos "coordenadas carte
sianas''· En su filosofía, Descartes se vio muy influido por la práctica
de las matemáticas. Le encantaba, en particular, el hecho de que en las
matemáticas es posible demostrar afirmaciones más allá de toda duda;
por lo menos, una vez que se han aceptado los postulados relevantes.
lOO EL GRAN CUADRO
Uno de mis profesores en la universidad me dijo una vez que nadie podía
obtener un doctorado en filosofia sin escribir una refutación de Descar
tes. No me quedó claro qué parte de Descartes se suponía que había que
refutar: ¿su inicial escepticismo y capacidad para dudar de todo, o su es
tablecimiento de las bases de la creencia segura, a través de su convenci
miento de que tanto Dios como él existían en realidad?
Las opiniones acerca de la existencia de Dios, y en particular, so
bre las supuestas pruebas aportadas por Descartes, varían considera
blemente. Pero antes incluso de llegar a esa parte de la discusión, la
mayoría de la gente reacciona de forma visceral contra la "duda carte
siana,. Nos parece ridículo e irritante imaginar que no podemos estar
seguros de nada en absoluto, ni siquiera de la existencia de la silla en la
que estamos sentados.
En esa parte de su método, sin embargo, Descartes estaba comple
tamente en lo cierto. Podemos estar bastante convencidos de que el
mundo que nos rodea es real, pero no podemos estar ahsolutam:ente se
guros, más allá de toda duda concebible. Podemos proponer incluso
una serie de supuestos en los que podríamos estar engañados, más allá
de las sugerencias de Descartes de que podríamos estar soñando, o ser
engañados por un demonio maligno. Podríamos ser un cerebro metido
en un frasco, y recibir falsos impulsos a través de cables conectados
directamente a nuestras neuronas, en lugar de desde el mundo real ahí
fuera. Podríamos estar viviendo en una simulación de ordenador,
como en Matrix, y la auténtica realidad exterior podría ser muy dife
rente de lo que suponemos. Por último, como han señalado sus críti
cos, a Descartes no solo debería preocuparle estar soñando: también
iESTÁ BIEN DUDAR DE TODO? IOJ
cristianos y judíos, que las usan para explicar las pruebas cosmológicas
de una luz que dejó galaxias distantes hace miles de millones de años.
Es fácil ver cómo la hipótesis del ónfalo conduce a otro escenario
escéptico, que de forma humorística ha sido designado "Teoría del
jueves pasado,,: la idea de que el universo entero fue creado intacto
justo el jueves pasado, completo con todos los registros y artefactos
que parecen apuntar a la existencia de un extenso pasado. Bertrand
Russell señaló en cierta ocasión que no hay forma de estar completa
mente seguros de que el mundo no surgió repentinamente hace cinco
minutos. Usted podría pensar que eso no puede ser cierto, puesto que
tiene recuerdos nítidos del miércoles pasado. Pero un recuerdo --exac
tamente igual que una foto, o un diario- existe ahora. Tomamos re
cuerdos y registros por guías (relativamente) fiables del pasado, ya
que eso parece habemos dado resultado hasta ahora. Sin embargo,
desde un punto de vista lógico, es posible que todos esos supuestos re
cuerdos, al igual que nuestras impresiones de que son fiables, fueran
creados al mismo tiempo que todo lo demás.
LA REALIDAD EMERGE
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Dos formas de pensar en el aire: como colección de moléculas discretas, o como flui
do liso.
Evoludón
en el y
IY
/
tiempo
.......
t---..
¡.- .......
�/
X
1
X
)lo
Emergencia
Emergencia de una teoría a partir de otra. Los cuadrados en cada imagen representan
diferentes estados posibles en los que podría hallarse el sistema entero, según se des
cribe en cada teoría. La evolución temporal y la emergencia deben ser compatibles:
los microestados que llevan al mismo estado emergente deben evolucionar a mi
croestados que asimismo llevan al mismo estado emergente. Varios microestados
llevan a cada estado emergente.
La razón por la que resulta tan útil la emergencia es que estas teo
rías diferentes no se crean en pie de igualdad. Dentro de su dominio de
aplicabilidad, la teoría emergente del fluido es muchísimo más eficien
te computacionalmente que la teoría molecular microscópica. Resulta
más sencillo anotar unas cuantas variables de fluidos que los estados de
todas esas moléculas. Por regla general -aunque no siempre--, la
teoría que tiene un dominio de aplicabilidad más extenso será asimis
mo la más incómoda computacionalmente. Tiende a producirse un
compromiso entre la exhaustividad y la factibilidad de una teoría.
Nuestra capacidad para desarrollar dos teorías diferentes acerca del
aire de una habitación, una como fluido y la otra como colección de mo
léculas constituye un ejemplo especialmente vívido y concreto de emer
gencia y, de manera más general, de la idea del naturalismo poético de
contar múltiples historias sobre la misma realidad subyacente. Como
podrán imaginar, existen determinados matices dignos de explorarse.
asumir que hay una elevada densidad de moléculas en todos los puntos
del espacio, y luego {{alisan> la distribución para obtener fórmtlllas ex
plícitas para las propiedades de los fluidos, como presión y temperatu
ra, en términos de lo que las moléculas están haciendo. A esto es a lo
que nos referimos mediante el proceso de {{grano grueso" antes men
cionado.
Sin mencionarlo, sin embargo, nos hemos aprovechado de una ca
racterística muy especial de la teoría cinética, una que no se extiende
fácilmente a otras situaciones que podrían interesamos. En el fondo,
las moléculas del aire son objetos simples que chocan mecánicamente
entre sí cuando pasan por el mismo punto del espacio. Lo único que
estamos haciendo en realidad para derivar la descripción de fluidos es
calcular las propiedades medias de todas las moléculas. El número me
dio de moléculas nos proporciona la densidad; la energía media nos da
la temperatura; el momento medio del desplazamiento en varias direc
ciones nos facilita la presión, etcétera.
No podemos dar por sentadas estas características. La mecánica
cuántica comprende en particular el fenómeno del entrelar_amiento. No
resulta posible especificar el estado de un sistema relacionando el de
todos sus subsistemas individuales; tenemos que considerar el sistema
en su conjunto, porque diferentes partes del mismo pueden estar entre
lazadas. Ahondando un poco más: cuando se combina la mecánica
cuántica con la gravedad, la creencia más extendida (aunque no se sabe
a ciencia cierta, puesto que no sabemos prácticamente nada sobre la
gravedad cuántica), es que el espacio mismo es emergente antes que
fundamental. Por consiguiente, ni siquiera tiene sentido hablar de {tun
punto en el espacio" como concepto fundamental.
No hace falta que nos elevemos hasta los ámbitos esotéricos de la
gravedad cuántica para hallar situaciones en las que un proceso directo
de alisamiento no basta para llevamos de una teoría microscópica a
una emergente. Quizás deseamos disponer de una teoría del cerebro
humano que emerge del comportamiento de muchas neuronas. O de
una teoría de una neurona aislada que emerge de las interacciones
de las moléculas que la forman. El problema es que tanto las neuronas
como las complicadas moléculas orgánicas de cada una de ellas son
bastante complejas por derecho propio; su comportamiento depende
de manera sutil de las aportaciones específicas que reciben de sus en
tomos. Calcular una media de todas ellas en alguna región no va a cap
tar todos esos matices. Eso no quiere decir que no pueda existir una
LA REALIDAD EMERGE
Se aplica calor
hirviendo
derritiéndose
Tiempo
Cómo cambia el agua de fase desde sólido a gas pasando por líquido, conforme se le
aplica calor y sube la temperatura. Los puntos de fusión y ebullición muestran mese
tas: aquí se está reordenando la estructura interna de las moléculas, aunque la tempe
ratura permanece constante.
otras son lentas; algunas cambian la sustancia por completo, otras re
presentan una evolución más gradual. La figura anterior ilustra un
rasgo interesante de las transiciones de fase: no todos los cambios son
visibles en la superficie. A medida que vamos añadiendo calor al agua,
pasa de hielo a líquido y a vapor, y la temperatura aumenta al mismo
tiempo. En el punto de transición exacto, hay un periodo en el que la
temperatura permanece constante mientras la estructura molecular del
agua se reordena. Al cambiar de fase, pueden surgir propiedades
físicas enteramente nuevas, como la solidez, la transparencia o la con
ductividad eléctrica. O la vida, o la conciencia.
Cuando hablamos de sistemas moleculares simples, resulta a menu
do posible determinar con precisión qué clase de vocabulario teórico
es apropiado, así como dónde se produce la transición de un estado
a otro. Las líneas de demarcación se tornan más confusas en cuanto
empezamos a discutir interacciones biológicas o humanas, pero si
guen siendo de aplicación las mismas ideas básicas. Todos hemos
presenciado transiciones d e fase en el ambiente de un cuarto lleno
d e gente cuando alguien dice lo apropiado (o lo inapropiado), o
cuando una persona nueva se introduce en l a dinámica. He aquí
una lista parcial de transiciones de fase importantes en la historia
del cosmos:
LA REALIDAD EMERGE 119
•
La formación de protones y neutrones a partir de quarks y
gluones en el universo temprano.
•
La combinación de electrones con núcleos atómicos para for
mar átomos, varios cientos de miles de años después del Big
Bang.
• La formación de las primeras estrellas, llenando el universo de
nueva luz.
• El origen de la vida: una compleja reacción química autosufi
ciente.
• La multicelularidad, cuando diferentes organismos vivos se
fusionaron para convertirse en uno.
• La conciencia: el conocimiento de sí mismo y la capacidad de
formar representaciones mentales del universo.
• El origen del lenguaje y la capacidad de construir y compartir
pensamientos abstractos.
• La invención de las máquinas y la tecnología.
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glas ligeramente distinto que se les aplica cuando se juntan para formar
una persona. Esto es lo que se llama emergenciafuerte, que examinare
mos en el próximo capítulo. No hay pruebas directas de que esto sea
cierto en el caso de los seres humanos, pero podría ser de ayuda para
evitar las ramificaciones de tener descrito en principio todo el compor
tamiento humano por las reglas conocidas de la flsica de partículas, si
son esa clase de ramificaciones las que les resultan desagradables.
Estos dominios de aplicabilidad no jerárquicos no son la situación
que aparece con más frecuencia en las discusiones de la emergencia. Es
mucho más corriente encontrar situaciones como la del extremo iz
quierdo del diagrama anterior, donde una teoría resulta adecuada en
un subconjunto del dominio de otra teoría, tal vez en una cadena ani
dada de teorías múltiples. De hecho, esto es lo más parecido a la no
ción de «jerarquía de las ciencias" introducida por el filósofo francés
Auguste Comte en el siglo XIX. Desde ese punto de vista, empezamos
por la flsica a su nivel más microscópico y exhaustivo; de ahí emerge la
química, y luego la biología, la psicología y, finalmente, la sociología.
Es esta visión jerárquica la que Lleva a la gente a hablar de «nive
les" cuando discuten la emergencia. Los niveles inferiores son descrip
ciones más microscópicas, de grano fino, mientras que los superiores
son más macroscópicos y de grano grueso. Eso puede resultar conve
niente cuando ocurre, pero lo que importa no es la existencia de una
jerarquía, sino la de diferentes maneras de hablar que describen el mis
mo mundo subyacente, y que son compatibles entre sí cuando se sola
pan sus respectivos dominios de aplicabilidad.
IJ
¿ Q U É EXISTE, Y Q U É E S I L U S I Ó N ?
acuerdo con nuestra mejor teoría fisica. Si hay situaciones en las que el
átomo se comporta de otro modo, como cuando forma parte de la pun
ta de mi dedo, entonces es que nuestra teoría está mal y tenemos que
esforzamos por hacerlo mejor.
Lo cual resulta perfectamente posible, por supuesto. (Muchas co
sas son posibles.) En los capítulos 22 a 24 ahondaremos más en cómo
funcionan nuestras mejores teorías fisicas, incluyendo la estructura
notablemente lograda e implacable de la teoría cuántica de campos. En
la teoría cuántica de campos no hay forma de que nuevas fuerzas o in
fluencias desempeñen un papel relevante en lo que los átomos hacen
en mi cuerpo. O, para ser más precisos, todas las formas posibles de
que eso ocurriese han sido descartadas mediante la experimentación.
Pero siempre resulta imaginable que la propia teoría cuántica de cam
pos sea sencillamente incorrecta. No hay pruebas de que lo sea, no
obstante, y sí muy poderosas razones experimentales y teóricas para
pensar que es correcta, dentro de un dominio de aplicabilidad muy am
plio. Así que nos está permitido considerar alteraciones de este para
digma básico de la fisica. Ahora, deberíamos ser conscientes de lo radi
calmente que estamos cambiando nuestras mejores teorías acerca del
mundo, solo para poder tomar en cuenta un fenómeno (el comporta
miento humano) que es manifiestamente de extrema complejidad y di
ficil de comprender.
Las ilusiones son solo errores, conceptos que no juegan ningún papel
útil en las descripciones a ningún nivel de granulado grueso. Cuando
uno va arrastrándose por las arenas del desierto, sin agua y con la men
te un tanto confusa, y cree ver a lo lejos un lozano oasis con palmeras y
una charca, eso es una ilusión (probablemente), en el sentido de que en
realidad no está ahí. Pero si le sonríe la suerte y realmente está ahí, y
coge agua en el cuenco de las manos, ese líquido es real, incluso si te
nemos una manera más completa de hablar que lo describe en términos
de moléculas hechas de oxígeno e hidrógeno.
La conciencia no es una ilusión, aunque creamos que ((solo, es una
forma emergente de hablar de cómo nuestros átomos obedecen cada
uno por su cuenta las leyes de la física. Si los huracanes son reales -y
tiene sentido pensar que lo son-
· -, aunque solo son átomos en movi
miento, no hay razón para que tratemos a la conciencia de forma dife
rente. Decir que la conciencia es real no significa decir que sea algo
que está por encima del mundo físico; es emergente y es también real,
exactamente igual que casi todas las demás cosas que nos hemos en
contrado a lo largo de nuestras vidas.
Describir nuestro naturalismo como upoético" resulta útil, porque
por ahí fuera hay otras clases de naturalismo. Existen versiones auste-
Real Ilusiones
Factual/ Construido 1
Objetivo Subjetivo
Cómo distingue el naturalismo poético lo «fundamental» frente a lo «emergente 1
efectivo.., lo «real» frente a las «ilusiones», y lo «objetivo" frente a lo «subjetivo».
éQUÉ EXISTE, Y QUÉ ES ILUSIÓN? IJI
ras del naturalismo que tratan de eliminar cuanto hay a l a vista, e in
sisten en que la única manera «real, de hablar del mundo es la más
profunda, la más fundamental. En el otro extremo del espectro se en
cuentran unas versiones ampliadas de naturalismo, que sostienen que
hay más cosas en el mundo a nivel fundamental que la mera realidad
fisica. Esta categoría es un cajón de sastre en la que habría que incluir a
los que creen que las propiedades mentales son reales y distintas de las
fisicas, como a los que piensan que los principios morales son tan obje
tivos y fundamentales como el mundo fisico.
El naturalismo poético se sitúa a caballo: hay solo un mundo fisico
unificado, pero muchas formas útiles de hablar acerca de él, cada una
de las cuales capta un elemento de la realidad. El naturalismo poético
es, por lo menos, coherente con sus propias normas: intenta ofrecer la
forma más útil de hablar del mundo que tenemos.
Ciencia
. - "•e Oe .. ' • . -
Conocimiento como una serie de creencias que descansan sobre una base segura.
Vamos a tomar esa metáfora más en serio de lo que tal vez merez
ca. A la escala del ser humano, el suelo bajo nuestros pies es incuestio
nablemente sólido y fiable. Si nos alejamos un poco con nuestro zoom
1 34 EL GRAN CUADRO
mental, sin embargo, veremos que ese suelo es sencillamente una parte
del planeta en el que vivimos. Y ese planeta, la tierra, no tiene basa
mento alguno: se mueve libremente a través del espacio, orbitando al
rededor del sol. Los fragmentos individuales de materia que constitu
yen la tierra no están incrustados en una estructura inmóvil; los
mantiene unidos su fuerza gravitacional mutua. Todos los planetas del
sistema solar se formaron gradualmente mediante la unión de frag
mentos de roca y polvo; cada nuevo conjunto veía incrementarse su
influencia y atraía los pedazos de materia que quedaran a su alcance.
Sin pretenderlo, hemos descubierto una metáfora mucho más exacta
de cómo funcionan en realidad los sistemas de creencia. Los planetas
no se levantan sobre cimientos; se mantienen unidos según un patrón
que se retroalimenta. Otro tanto ocurre con las creencias: no se fundan
(por mucho que lo intentemos) en principios de origen intachable que
no pueden ser cuestionados. Más bien, sistemas enteros de creencias
Así es como se supone que funciona, en todo caso. Pero la mera ''co
herencia>> puede parecer bien poco en que basar una teoría de la verdad.
Abandonar la busca de unos cimientos seguros a favor de un planeta de
creencias es como pasar de tierra firme a un bote en un mar picado, o
montar en las tazas giratorias en un parque de atracciones. Puede ma
rearse uno mucho. Estamos dando vueltas por el espacio, y no tenemos
dónde agarramos.
Lo que impide que nuestras creencias sean completamente ar
bitrarias es que una de las creencias en un planeta típico es algo
parecido a "las afirmaciones ciertas corresponden a elementos rea
les del mundo real». Si nos creemos eso, disponemos de datos fia
bles, y somos lo suficientemente honestos con nosotros mismos,
podemos aspirar a construir sistemas de creencias que no solo sean
coherentes, sino que también estén de acuerdo con los de otras per
sonas y con la realidad externa. Por lo menos, podemos fijarnos
esto como objetivo.
En otras palabras, hay una diferencia crucial entre planetas de
creencias estables, aquellos donde todas las piezas diferentes se atraen
entre sí de manera consistente y coherente, y planetas habitables, don
de podríamos vivir en la práctica. Un planeta de creencias habitable
incluye necesariamente algunas creencias compartidas sobre pruebas y
racionalidad, así como la información real que hemos recopilado por el
mundo. Podemos esperar que las personas que trabajan de buena fe,
después de esforzarse por entender la realidad lo mejor posible, acaben
construyendo planetas de creencias que resulten de algún modo com
patibles entre sí.
que algo sea cierto? Eso tendría que computar en contra de la cosa al
asignar probabilidades, no a favor. ¿Unas pruebas nuevas, creíbles,
parecen incompatibles con su visión del mundo? Deberíamos darles
consideración adicional, no dejarlas de lado.
Puede que los imperfectos seres humanos no consigamos construir
una utopía de racionalidad, pero es algo a lo que podemos aspirar. Ro
bert Aumann, un matemático americano de origen israelí, que com
partió el premio Nobel de Economía en 2005, fue capaz de demostrar
un maravilloso teorema matemático: dos personas que actúan racio
nalmente empiezan con las mismas probabilidades previas bayesianas
para sus creencias y tienen acceso a la misma información, incluyendo
saber lo que sabe el otro, no pueden estar en desacuerdo acerca de las
probabilidades actualizadas para esas creencias. Podría pensarse que
las personas pueden empezar con probabilidades previas comunes, y
luego estar en desacuerdo acerca de las posibilidades de hacer observa
ciones, pero el teorema de Aumann demuestra que esto no puede ocu
rrir si ambas comparten «conocimiento común». Es decir, cuando todo
el mundo sabe lo que todos los demás saben (y todos saben que todos
lo saben).
El "teorema del acuerdo» de Aumann parece demasiado bueno
para ser cierto, en parte porque no concuerda demasiado bien con el
comportamiento humano real. En el mundo real, las personas no son
completamente racionales, no disponen de conocimiento en común, se
malinterpretan unas a otras y ciertamente no empiezan con las mismas
probabilidades iniciales. Pero nos da la esperanza de poder llegar a al
gún acuerdo común, incluso sobre asuntos muy conflictivos, si nos es
forzamos lo suficiente. Incluso probabilidades iniciales tremendamen
te diferentes terminarán sumergidas en el proceso de actualización, si
recopilamos pruebas suficientes. Si tratamos de ser lo más honestos
posible para con los demás y para con nosotros mismos, podremos as
pirar a llevar a nuestros planetas de creencias hasta una alineación más
cercana.
ACEPTAR LA I N CERTI D UMBRE
suya. (No habrán hecho que el mundo sea un mejor lugar, pero esa
es su decisión ) .
priori con la que empezamos para esa idea, multiplicada por la probabi
lidad de obtener esa nueva información si nuestra idea era correcta. A
primera vista, parece fácil alcanzar la certidumbre perfecta: si la vero
similitud de un resultado dado es exactamente cero según una idea, y
observamos que se produce ese resultado, nuestra probabilidad para
esa idea se convierte en cero.
Pero si nos mostramos escrupulosos, nunca deberíamos pensar
que la probabilidad de observar un resultado determinado es exacta
mente cero. Cabría pensar algo parecido a: ''En la relatividad especial,
las partículas nunca viajan más deprisa que la luz, por lo que tengo una
probabilidad cero de observar alguna vez una partícula más rápida que
la luz, si la relatividad especial es correcta». El problema estriba en
que nuestras observaciones podrían ser siempre incorrectas. A lo me
jor piensan haber detectado a una partícula que viajaba a velocidad su
perior a la luz, cuando lo que ha ocurrido en cambio es que sus apara
tos eran defectuosos. Esto resulta posible siempre, por mucho cuidado
que se ponga. Deberíamos imaginar siempre que existe alguna proba
bilidad distinta de cero para absolutamente cualquier observación, en
el marco de absolutamente cualquier teoría.
La consecuencia es que nuestras probabilidades nunca llegan del
todo a cero; tampoco precisamente a 1oo%, puesto que siempre hay
posibilidades rivales. Y es buena cosa que las probabilidades no alcan
cen nunca esos puntos de certidumbre absoluta; si lo hiciesen, ninguna
evidencia nueva podría hacemos cambiar de idea nunca. Y esa no es
forma de ir por la vida.
Fue más que eso. El concierto tuvo lugar a la luz de las velas: apa
gada la luz eléctrica, la amplia nave estaba iluminada por el tenue par
padeo de cientos de pequeñas llamas. Los músicos interpretaron selec
ciones de Bach y Haydn, y las notas sonoras retumbaron en el espacio
tenebroso. Arrebujados en nuestros abrigos, vecinos y turistas nos su
mergimos por igual en la inmediatez del momento y en el amplio es
pectro de la historia: musical, arquitectónica, sagrada. Los techos abo
vedados evocaban el firmamento nocturno y la cadencia de la música
se acompasaba al ritmo humano de las respiraciones y los latidos de los
corazones. Para los espectadores habituales de la serie de conciertos
quizás no fuese más que otra placentera velada fuera; para mí resultó
una experiencia trascendente.
"Trascendente», del latín transcendere, ntrepar, superan,, es un tér
mino que vinculamos a experiencias que parecen ir más allá de nuestra
prosaica situación fisica. U na amplia variedad de circunstancias pue-
EL GRAN CUADRO
único real el que les preocupa en el fondo. Hay mundos posibles donde
el espacio es plano y los axiomas de Euclides son ciertos, y otros en los
que el espacio es curvo y esos axiomas son falsos; sin embargo, en to
dos los mundos posibles, los axiomas euclidianos implican que los án
gulos internos de un triángulo suman 180 grados.
El método de la ciencia para ir limitando nuestro mundo a partir de
un número infinito de posibilidades está bastante claro: consiste en
examinarlo. Efectuar observaciones y experimentos, recopilar datos y
usarlos para incrementar nuestras probabilidades en las teorías expli
cativas útiles.
ver cuál de las dos resulta más coherente con otras cosas que creemos
acerca del mundo.
Una forma de que las experiencias espirituales internas contaran
como pruebas auténticas en contra del naturalismo sería si fuera posi
ble demostrar que esos estados mentales (sensaciones de estar en con
tacto con algo superior, de encontrarse fuera del propio cuerpo, de di
solver las fronteras del ser, comunicarse con espíritus incorpóreos,
participar en una especie de alegría cósmica) no surgen o no pueden
surgir por causas materiales ordinarias. Como muchas preguntas so
bre la conciencia y la percepción, esta queda bastante abierta, aunque
hay una cantidad creciente de investigaciones que establecen conexio
nes directas entre experiencias aparentemente espirituales y procesos
bioquímicos del cerebro.
El novelista Aldous H uxley describe en su ensayo Laspuertas de la
percepci6n sus experiencias con una droga psicoactiva, la mescalina,
que incluyen «visión sacramental». Drogas similares, como el peyote y
la ayahuasca, se han usado desde antiguo para provocar estados espiri
tuales, especialmente entre los nativos americanos, y se han observado
efectos relacionados asociados con el LSD y la psilocibina (champiño
nes mágicos). Huxley pensaba que la mescalina intensificaba su con
ciencia, eliminando filtros que impedían a su mente alcanzar una ma
yor percepción. Volvería de forma recurrente a las drogas psicodélicas
a lo largo de su vida, incluido el final mismo, cuando le pidió a su espo
sa Laura que le inyectara LSD para ayudarlo a soportar el dolor extre
mo que le producía el cáncer de laringe. Posteriormente, Laura co
mentó que sus médicos nunca habían visto a un paciente con esa clase
de cáncer, caracterizado normalmente por convulsiones violentas, pa
sar sus últimos momentos con tan pocos dolores y agitación.
La neurociencia reciente indica que Huxley bien pudiera haber
acertado en lo de los efectos filtrantes de la mescalina. Tendemos a
pensar que las drogas psicodélicas favorecen las visiones y las sensa
ciones, pero los trabajos de Robin Carhart-Harris y David Nutt se
basaron en la imagen por resonancia magnética funcional (FMRI por
sus siglas en inglés) para sostener que esas drogas contribuyen en
realidad a suprimir la actividad neuronal en partes del cerebro que
actúan como ftltros. Resulta que hay unas partes de nuestro cerebro
que están constantemente activas con imágenes y sensaciones, que
otras partes se ocupan entonces de suprimir para mantener la cohe
rencia de nuestro yo consciente. El mecanismo concreto no está da-
¿QUÉ PODEMOS SABER DEL MUNDO SIN MIRAR? 1 )7
¿QUIÉN SOY?
ABDUCIR A DIOS
Todo el mundo sabe que Friedrich Nietzsche proclamó que Dios ha
bía muerto. Es una de las pocas frases de la historia de la filosofia que
se puede encontrar a la venta en camisetas y pegatinas para el paracho
ques. O, si les van más las réplicas cortantes, se puede encontrar asi
mismo «NIETZSCHE HA MUERTO - DIOS,.
Pero son muchos los que asumen que Nietzsche festejaba la su
puesta desaparición de Dios, lo que no es del todo exacto. Aunque no
la negaba, ciertamente lo que le preocupaba eran las consecuencias. La
célebre ocurrencia aparece en una breve parábola titulada «El loco,,,
cuyo protagonista atraviesa a la carrera un mercado lleno de incrédu
los dando voces.
El loco saltó en medio de ellos y los taladró con la mirada. «¿Que a dón
de se ha ido Dios? -gritó--. Yo os lo diré. Lo hemos matado: ¡vosotros
y yo! ( . . . )
¿Es que no notamos el soplo del espacio vacío? ¿No hace acaso más
frío? ¿No cae de forma continua la noche, y más noche? ¿No tenemos
que encender los faroles por la mañana? ¿Aún no oímos el ruido de los
sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de
la putrefacción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto!
¡Y nosotros lo hemos matado!,.
ESENCIA
C U Á N T O SABEMOS
con ellas, sino porque desde luego las habríamos encontrado si tuvie
sen las características adecuadas para proporcionarnos los poderes ne
cesarios. Sabemos lo suficiente para formular conclusiones de muy
largo alcance sobre los límites de lo que podemos hacer.
Nunca podemos saber nada del mundo empírico con certeza absoluta.
Tenemos que permanecer siempre abiertos a modificar nuestras teo
rías ante cualquier información nueva.
Pero podemos, en el espíritu del Wittgenstein tardío, mostrar la
suficiente confianza en algunas afirmaciones como para tratar el asun
to como si estuviese efectivamente zanjado. Es posible que mañana, a
mediodía, se invierta la fuerza de la gravedad y salgamos todos despe
didos de la tierra al espacio. Es posible: de hecho, no podemos probar
que no vaya a suceder. Y si unos sorprendentes datos nuevos o una
inesperada intuición teórica nos forzaran a tomarnos esa posibilidad en
serio, eso es exactamente lo que deberíamos hacer. Pero hasta enton
ces, no nos preocupamos del asunto.
mos es una manera de hablar acerca del mundo, una historia específica
que contamos con un determinado dominio de aplicabilidad. La mecá
nica de Newton funciona bastante bien para las pelotas de béisbol y los
cohetes espaciales; se viene abajo con los átomos, y tenemos que apelar
a la mecánica cuántica. Sin embargo, seguimos usando la mecánica
newtoniana donde funciona. Se la enseñamos a nuestros estudiantes,
y la empleamos para enviar cohetes a la luna. Es «correcta,, siempre y
cuando entendamos el dominio en que es aplicable. Y ningún descu
brimiento futuro nos hará pensar de repente que es incorrecta en ese
terreno.
Ahora mismo disponemos de cierta teoría sobre partículas y fuer
zas, la teoría del núcleo, que parece indiscutiblemente exacta dentro de
un dominio de aplicabilidad muy amplio. Incluye todo lo que está
pasando dentro de ustedes, de mí, y todo lo que pueden ver a su alre
dedor en este mismo minuto. Y seguirá siendo exacta. Dentro de un
millar o de un millón de años, con independencia de los asombrosos
descubrimientos que haya podido efectuar la ciencia, nuestros descen
dientes no tendrán que decir: �<ja, ja, pues si que eran tontos esos cien
tíficos del siglo XXI, creyendo en 'neutrones' y 'electromagnetismo',,.
Con suerte, para entonces habremos desarrollado conceptos mejores y
más profundos, pero los conceptos que ahora manejamos seguirán
siendo legítimos en los dominios apropiados.
Y esos conceptos -los principios de la teoría del núcleo, y la es
tructura de la teoría cuántica de campos sobre la que se basa- bastan
para decimos que no existen los poderes psíquicos.
Mucha gente sigue creyendo en los fenómenos psíquicos, pero en
general no se les presta la menor atención en círculos de pensamiento
respetables. La misma historia básica es válida para otras tendencias
ocasionales que tenemos de apelar a aspectos extrafisicos de lo que sig
nifica ser humano. La posición de Venus en el cielo el día en que nació
uno no afecta a sus futuras perspectivas románticas. La conciencia
emerge del comportamiento colectivo de partículas y fuerzas, en lugar
de ser una característica intrínseca del mundo. Y no hay un alma inma
terial que pueda sobrevivir al cuerpo. Cuando morimos, es el final
para nosotros.
Somos parte del mundo. Comprender cómo funciona este, y qué
restricciones impone eso sobre quiénes somos, constituye una parte
importante del comprender cómo encajamos en la imagen completa.
20
E L REINO C U Á N TICO
lar a cómo un planeta del sistema solar orbita alrededor del sol. Este es
el llamado «modelo Rutherford, del átomo.
Es asimismo incorrecto, y he aquí por qué. Los electrones tienen
carga eléctrica, lo que significa que interactúan con campos eléctricos
y magnéticos. Si agitamos un electrón, emite ondas electromagnéticas:
ese es el origen de la mayor parte de la luz que vemos en nuestra vida
. cotidiana, tanto si viene del sol como de una bombilla incandescente.
Algunos electrones se calentaron, empezaron a agitarse y perdieron
energía emitiendo luz. En nuestro átomo de hidrógeno, ese electrón en
órbita porta una carga determinada de energía, en función de lo cerca
que esté del protón; cuanto más cerca esté, menos energía tiene. De
forma que un electrón que está muy lejos del protón, pero sigue vincu
lado a él, tiene relativamente mucha energía. Y se «agita'' por el mero
hecho de hallarse en órbita alrededor del protón. Por consiguiente, es
peramos que el electrón desprenda luz y en el proceso pierda energía, y
se acerque más y más al protón. (Esperamos lo mismo de los planetas
que se desplazan alrededor del sol, que pierden energía por la radia
ción gravitacional; pero la gravedad es una fuerza tan débil que el efec
to neto es despreciable.)
¿Cuándo se detendrá este proceso? En un mundo newtoniano, la
respuesta es sencilla: cuando el electrón se encuentre justo encima del
protón. Cada electrón en órbita alrededor de cada núcleo de cada áto
mo debería desplazarse rápidamente en espiral hacia el centro, de for
ma que cada átomo del universo debería colapsarse hasta el tamaño de
un núcleo en menos de una mil millonésima de segundo. No debería
haber moléculas, ni química, ni mesas, ni personas, ni planetas.
Eso sería desastroso. Además, no es lo que ocurre en el mundo
real.
Podemos hacernos una idea de lo que sí ocurre considerando casos
en los que el electrón del átomo de hidrógeno pierde de hecho energía,
emitiendo una onda electromagnética. Al recoger la luz emitida, se ad
vierte algo raro de inmediato: solo se ven determinadas longitudes de
onda discretas. La mecánica newtoniana predice que deberíamos ob
servar todo tipo de ondas, de todas las longitudes de onda imaginables.
En lugar de eso, lo que observamos son solo ciertas longitudes de onda
permitidas, emitidas en cada transición.
Eso significa que el electrón del átomo sencillamente no puede es
tar en una órbita cualquiera. Debe haber exclusivamente unas órbitas
especiales en las que puede hallarse, con cantidades fijas de energía. La
EL GRAN CUADRO
Resulta bastante f
ácil aceptar que las fuerzas de la naturaleza surgen de
campos que llenan el espacio. Nuestro viejo amigo Pierre-Simon La
place fue el primero que mostró que la teoría de la gravedad de New
ton podía concebirse como la descripción de un "campo gravitacional
potencia), empujado y arrastrado sucesivamente por los objetos que se
mueven a través del universo. El electromagnetismo, la teoría formu
lada en el siglo XIX por el físico escocés James Clerk Maxwell y sus
contemporáneos, proporciona una descripción unificada de los cam
pos eléctrico y magnético.
¿Pero qué hay de las partículas? Partículas y campos parecen cosas
diametralmente opuestas: las partículas viven en un punto dado, mien
tras que los campos viven en todas partes. ¿No nos irán a decir que una
partícula como el electrón sale de algún "campo de electrones" que lle
na el espacio?
Pues sí, eso es exactamente lo que les vamos a decir. Y la conexión
la proporciona la mecánica cuántica.
La característica fundamental de la mecánica cuántica es que lo
que vemos cuando miramos algo, es diferente de cómo describimos la
cosa cuando no la estamos observando. Cuando medimos la energía de
un electrón en órbita alrededor de un núcleo, obtenemos una respuesta
precisa, y esa respuesta es una de un número específico de resultados
permitidos. Pero cuando no lo estamos observando, el estado del elec
trón generalmente es una superposición de todos esos resultados posi
bles.
Los campos son exactamente lo mismo. De acuerdo con la teoría
cuántica de campos, existen ciertos campos básicos que conforman el
mundo, y la función de onda del universo es una superposición de to
dos los valores posibles que pueden asumir esos campos. Si observa
mos campos cuánticos -muy cuidadosamente, con instrumentos su
ficientemente precisos-, lo que vemos son partículas individuales.
LA TEORÍA DEL NÚCLEO
r
-----�----
1
Campo de Hlggs
(en el fondo)
LA MATERIA D E LA Q U E ESTAMOS H E C H O S
AFIRMACIÓN: Las leyes fisicas que subyacen a la vida cotidiana son todas
conocidas.
r. Mecánica cuántica.
2. Relatividad especial.
3· Regiones del espacio suficientemente separadas se comportan
con independencia unas de otras.
X X
1
1
! y
1
1
electrón electrón
tiempo
electrón X
En este análisis hay una laguna aparente. Hay una partícula que cree
mos que existe, aunque nunca la hemos detectado directamente: el gra
vitón. Es ligera y lo bastante estable para generarla, pero la gravedad
es una fuerza tan débil que los gravitones que pudiéramos crear en un
acelerador de partículas se perderían entre la enorme cantidad de par
tículas producidas. Y, sin embargo, la gravedad sí afecta a nuestras vi
das diarias.
La razón básica por la que nos importa la gravedad es que se trata de
una fuerza de largo alcance que se acumula: cuantas más cosas tengamos
causando gravedad, tanto mayor será su fuerza. (Esto no es necesaria
mente cierto en el caso del electromagnetismo, por ejemplo, puesto que
las cargas positivas y negativas pueden anularse: la gravedad siempre
suma.) Así que mientras que no tenemos ninguna esperanza de gene
rar o detectar un gravitón individual haciendo chocar dos partículas, el
efecto gravitatorio combinado de toda la tierra crea una considerable
cantidad de fuerza gravitacional.
Es posible que alguna otra fuerza se aproveche de esta laguna: se
ría débil si observamos solo unas cuantas partículas, pero ¿podría acu
mularse si tuviéramos un montón de materia trabajando junta? Por
supuesto, y los fisicos llevan ya muchos años buscando una "quinta
fuerza, parecida. Aún no han encontrado ninguna.
La búsqueda de nuevas fuerzas se ve considerablemente incentiva
da por el hecho de que los objetos corrientes están compuestos única
mente por tres clases de partículas: protones, neutrones y electrones.
Otra característica de la teoría cuántica de campos es que no se pueden
conectar y desconectar las fuerzas de las partículas individuales: los
campos asociados siempre están ahí. Se pueden crear fuerzas ma
croscópicas ordenando cargas positivas y negativas de la forma
apropiada, como en un electroimán, pero partícula a partícula, los
campos siempre están presentes. Así pues, solo tenemos que buscar
fuerzas entre esas tres clases de partículas. Eso es precisamente lo que
han hecho los fisicos: construir experimentos de impecable precisión
que aproximan objetos de composiciones diferentes y luego los sepa-
210 E L GRAN CUADRO
1.000.000
100.000
::0
� 10.000 Descartado
j 1.000
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C'l
100
10
0,1
0,01 Permitido
0.001
0,0001
que las de longitud de onda larga. Lo que nos importa son las vibracio
nes de baja energía y longitud de onda larga; esas son las que son fáci
les de generar y observar en nuestras vidas cotidianas (a menos que sus
vidas cotidianas los expongan a ustedes a aceleradores de partículas o
rayos cósmicos de alta energía).
Así pues, afirma Wilson, la teoría cuántica de campos viene equi
pada de forma automática con una forma muy natural de crear teorías
efectivas: seguir únicamente el rastro de las vibraciones de baja ener
gía y longitud de onda larga en los campos. Las vibraciones de longi
tud de onda corta y alta energía siguen estando ahí, pero por lo que a la
teoría efectiva se refiere, lo único que hacen es afectar al comporta
miento de las vibraciones de longitud de onda larga. Las teorías de
campo efectivas captan el comportamiento del mundo a baja energía, y
de acuerdo con los estándares de la fisica de partículas, todo cuanto
vemos en nuestras vidas cotidianas ocurre a energías bajas.
Sabemos, por ejemplo, que protones y neutrones están formados
por quarks arriba y quarks abajo, mantenidos unidos por gluones. Mo
viéndose a altas energías en el interior de los protones y neutrones, los
quarks y los gluones son vibraciones de campo de longitud de onda
corta. No necesitamos saber nada al respecto para hablar de los proto
nes y neutrones y de cómo interactúan entre sí. Hay una teoría de cam
po efectiva acerca de protones y neutrones que funciona perfectamen
te bien, siempre que no abramos nuestro foco tanto que podamos
distinguir los quarks y gluones individuales.
Este sencillo ejemplo pone en relieve aspectos importantes de
cómo funcionan las teorías efectivas. Obsérvese, por un lado, que las
entidades reales de las que estamos hablando -la ontología de la teo
ría- en la teoría efectiva pueden ser completamente diferentes de las
de una teoría microscópica más completa. La teoría microscópica tiene
quarks; la teoría efectiva, protones y neutrones. Es un ejemplo de
emergencia: el vocabulario que empleamos para hablar de fluidos es
completamente distinto del de las moléculas, aunque puedan referirse
ambos al mismo sistema físico.
Dos rasgos muestran lo maravillosamente sencillas y potentes que
son las teorías de campo efectivas. En primer lugar, por cada teoría
efectiva podría haber muchas teorías microscópicas originándola. Eso
viene a ser realizabilidad múltiple en el contexto de la física cuántica.
Por consiguiente, no necesitamos conocer todos los detalles microscó
picos para hacer afirmaciones fiables sobre comportamiento macros-
2 16 EL GRAN CUADRO
cópico. En segundo lugar, dada una teoría efectiva cualquiera, las cla
ses de dinámica que puede desarrollar son, en general, extremadamen
te limitadas. Sencillamente, no hay tantas formas diferentes de com
portarse un campo cuántico a energías bajas. Una vez enterados de qué
partículas hay en una teoría, lo único que tenemos que hacer es medir
unos cuantos parámetros, como sus masas y fuerzas de interacción, y la
teoría queda especificada por completo. Es como los planetas en órbita
alrededor del sol: no supone ni un ápice de diferencia que Júpiter sea
un gigante de gas caliente y Marte un planeta rocoso frío; los dos se
mueven siguiendo órbitas tales que sus centros de masa obedecen a las
leyes de Newton.
Por eso estamos tan seguros de que la teoría del núcleo es básica
mente correcta en su dominio de aplicabilidad. Aunque hubiera algo
completamente diferente a nivel microscópico -no una teoría de
campo en absoluto, tal vez ni siquiera espacio o tiempo tal como los
entendemos--, la teoría efectiva emergente seguiría siendo una teoría
de campo ordinaria. La sustancia fundamental de la realidad podría ser
algo enteramente distinto de cualquier cosa que hayan podido imagi
nar nunca los fisicos; en nuestro mundo cotidiano, la fisica seguirá fun
cionando según las reglas de la teoría cuántica de campos.
Macrofenómenos
Astrofísica
de nivel superior
y cosmología
de la vida cotidiana
r------.
t Y.,. \ �------�
t
Teoría del núcleo Materia oscura,
(partículas y fuerzas agujeros negros,
conocidas) cnueva física»
Realidad subyacente
Diferentes formas de hablar del mundo, y cómo se relacionan entre sí. Las flechas
continuas indican cómo depende una teoría de otra; por ejemplo, la astrofisica de
pende de la teoría del núcleo y también de la materia oscura y la energía oscura. Las
flechas discontinuas reflejan dependencias que podrían haber existido, pero no es así;
la vida cotidiana no depende de la materia oscura, y depende de la realidad subyacen
te solo a través de la teoría del núcleo.
Aun aceptando que la ciencia nunca prueba nada y que siempre resul
tan posibles las sorpresas, sigue habiendo pequeños resquicios en
nuestros razonamientos de que las leyes flsicas subyacentes a la vida
cotidiana son todas conocidas. Resultaría una deshonestidad intelec
tual no identificarlos, así que vamos a ello.
La laguna más clara se daría si la teoría cuántica de campos resulta
ra completamente falsa en el dominio que incluye la vida cotidiana.
Por ejemplo, si hubiera efectos flsicos que se extendieran de una par
tícula hasta otra, pero no a través de algo como el campo cuántico. Esto
parece muy improbable, en términos generales; una vez que se han
aceptado los principios básicos de la relatividad y la mecánica cuántica,
se ve uno más o menos obligado a aceptar la teoría cuántica de campos.
que hacer no es: u¿Qué causó el universo?, o u¿Qué hace que siga fun
cionando el universo?». Lo único que queremos saber es: cc¿La exis
tencia del universo es compatible con unas leyes naturales de aplica
ción ininterrumpida, o tenemos que buscar más allá de esas leyes para
justificarla?».
Esta cuestión se complica por el hecho de que no sabemos cuáles
son en realidad las leyes últimas de la naturaleza. Considérese un asun
to inextricablemente ligado al de por qué existe el universo: ¿siempre
ha existido, o surgió en un momento determinado, presumiblemente
en el Big Bang?
Nadie lo sabe. Si fuésemos Pierre-Simon Laplace, que creía en la fi
sica clásica de Newton y se mofaba de la idea de que Dios interviniera en
el funcionamiento de la naturaleza, la respuesta resultaría f
ácil: el univer
so existe para siempre. El espacio y el tiempo están fijados y son absolu
tos, y no importa en realidad qué les ocurra a las cosas que se agitan
dentro del espacio. El tiempo se extiende desde el pasado infinito hasta el
infinito futuro. Por supuesto, siempre se pueden contemplar otras teo
rías, pero en la fisica de Newton el universo no tiene principio.
Entonces, en 1 9 1 5 llegarOñE:instein y su teoría de la relatividad
general. El espacio y el tiempo están subsumidos en un espacio-tiempo
tetradimensional, y el espacio-tiempo no es absoluto: es dinámico, se
estira y se retuerce en respuesta a la materia y la energía. No mucho
después, descubrimos que el universo se expande, lo que llevó a la pre
dicción de la singularidad del Big Bang en el pasado. En la relatividad
general clásica, el Big Bang es el primer momento de la historia del
universo. Es el principio del tiempo.
Luego, en la década de 1920 tropezamos con la mecánica cuántica.
El "estado del universo" en la mecánica cuántica no es meramente una
configuración particular de espacio-tiempo y materia. El estado cuán
tico es una superposición de muchas posibilidades clásicas diferentes.
Esto cambia las reglas del juego por completo. En la relatividad gene
ral clásica, el Big Bang es el principio del espacio-tiempo; en la relati
vidad general cuántica -sea lo que sea, puesto que nadie dispone aún
de una formulación completa de semejante teoría-, no sabemos si el
universo tiene principio o no.
Existen dos posibilidades: una en la que el universo es eterno, otra
en la que tuvo un principio. Eso se debe a que la ecuación de Schrodin
ger de la mecánica cuántica resulta tener dos clases muy diferentes de
soluciones, correspondientes a dos tipos distintos de universo.
226 EL GRAN CUADRO
tiene una idea como, por ejemplo, «Ya lo tengo: Cogito, ergo sum».
¿Cómo se supone que ese pensamiento va a llevar al cuerpo a alzar una
pluma y a poner esas palabras por escrito? ¿Cómo es concebible si
quiera que una cosa sin extensión ni situación pueda influir en un obje
to flsico ordinario?
La respuesta inicial de Descartes resultó al tiempo exageradamen
te lisonjera y un tanto condescendiente. Quería mantenerse en el favor
de la princesa, pero al principio no se tomó demasiado en serio su pre
gunta, limitándose a ofrecer la sugerencia indiferente de que la «men
te" era algo así como una upesadez,, aunque no del todo. Su argumen
to era el siguiente (parafraseado de forma aproximada):
de alguna forma que aún no hemos detectado, pero esto implica que la
fisica moderna está profundamente equivocada de un modo que ha
burlado hasta ahora todos los experimentos controlados que se han
realizado. ¿Cómo deberíamos modificar la ecuación de la teoría del
núcleo (recogida en el Apéndice) para permitir que el alma influya en
las partículas de nuestro cuerpo? Es un considerable obstáculo que sal
var.
Por el momento, las preguntas de Elisabeth permanecen sin res
puesta. El filósofo británico del sigl xx Gilbert Ryle criticó lo que dio
en llamar "el dogma del Espíritu en la Máquina,. Tal como lo vio Ryle,
pensar en la mente como una especie de cosa separada del cuerpo cons
tituye un gran error, no solo respecto a cómo funciona la mente, sino
a lo que es fundamentalmente. Ciertamente, no disponemos de una
comprensión exhaustiva de cómo la materia en movimiento da lugar
a pensamientos y sentimientos, pero a partir de lo que sí entendemos,
esta parece tarea mucho más sencilla que comprender cómo podría la
mente ser una categoría de existencia completamente distinta.
Otra estrategia para el aspirante a dualista es renunciar al "dualis
mo sustancial" cartesiano directo, en el que la mente y la materia son
dos sustancias diferentes, y buscar algo más sutil. El dualismo de pro
piedades es la idea de que solo existe una clase de sustancia -la mate
ria-, pero dispone tanto de propiedades fisicas como mentales. Pode
mos imaginarnos cómo habría reaccionado a semejante idea la princesa
Elisabeth: "¿Y cómo afectan las propiedades mentales a las ñsicas?,.
Abordaremos esta cuestión en mayor profundidad, pero no resulta di
ficil ver que el paso al dualismo de propiedades supone meramente dar
un paso atrás, en vez de resolver de hecho la cuestión.
LA M UERTE ES EL FINAL
la "sustancia del alma'' interactúe con los campos de que estamos he
chos: con los electrones o fotones, o con algo. ¿Esas interacciones, sa
tisfacen la conservación de energía, el momento y la carga eléctrica?
¿La materia interactúa a su vez con el alma, o se viola el principio de
acción y reacción? ¿Existe "sustancia del alma virtual, además de "sus
tancia del alma real,, y afectan las fluctuaciones cuánticas de la sustancia
del alma a las propiedades medihles de las partículas ordinarias? ¿O
es que la sustancia del alma no interactúa directamente con las par
tículas y afecta meramente a las probabilidades cuánticas asociadas
con los resultados de las mediciones? ¿Es el alma una especie de "va
riable oculta" que desempeña un papel importante en la ontología
cuántica?
Si uno pretende ser un dualista y creer en un alma inmaterial que
tiene un papel, sea el que sea, en quiénes somos como seres humanos,
estas preguntas no son opcionales. No vamos a manipular el juego exi
giendo una teoría matemática completa del alma en sí; simplemente
preguntamos cómo se supone que va a afectar el alma a la teoría mate
mática de los campos cuánticos de la que ya disponemos.
que podamos ejercer sobre ella tendrá que venir a través de una de las
cuatro fuerzas. No será a través de una de las fuerzas nucleares, puesto
que estas solo se extienden a distancias microscópicamente peque
ñas. Y tampoco será a través de la gravedad, porque esta es demasia
do débil. (Si no conociésemos la teoría del núcleo, podríamos creer
que podríamos pensar simplemente en incrementar la fuerza de la
gravedad, o manipularla de cualquier otra forma. En el mundo real,
eso no funciona. Una colección de partículas, como nuestro cerebro,
crea un campo gravitatorio muy predecible, determinado por su
energía total. No vivimos en una película de ciencia ficción.)
Nos queda el electromagnetismo. A diferencia de la gravedad, la
fuerza electromagnética potencial de nuestro cuerpo es, de hecho, lo
bastante fuerte para doblar cucharillas. En realidad, eso es precisamen
te lo que ocurre cuando usamos las manos. Toda la química se debe
esencialmente a las fuerzas electromagnéticas que actúan sobre elec
trones e iones (átomos cargados al tener más o menos electrones que
protones). Por simplificar considerablemente un complejo proceso
biológico, la contracción muscular ocurre cuando los iones de calcio
inducen a una clase de proteína (la miosina) a tirar de otra clase de pro
teína (actina) usando energía almacenada en las moléculas de adenosi
na trifosfato (ATP). Se trata de una interacción entre una colección
relativamente modesta de electrones, iones y campos electromagnéti
cos, pero basta para proporcionar el empuje necesario para doblar una
cucharilla a voluntad.
Podríamos imaginar que el cerebro pudiera de alguna forma tener
la capacidad de enfocar la energía electromagnética para crear fuerzas
sobre objetos distantes sin tocarlos en realidad. Mientras que el cere
bro está lleno a rebosar de partículas cargadas, en la mayoría de los
casos el campo eléctrico asociado con estas se anula, porque hay igual
número de protones de carga positiva que de electrones de carga nega
tiva. Es posible que esas partículas pudieran moverse y reordenarse de
la forma apropiada para crear un campo eléctrico o magnético capaz
de doblar una cuchara. (Las partículas cargadas en reposo están ro
deadas por campos eléctricos, mientras que las partículas cargadas en
movimiento generan adicionalmente campos magnéticos.) Al fin y al
cabo, algo parecido es lo que sucede con los transmisores y receptores
de radio: se emiten señales cuando unas partículas cargadas en movi
miento crean ondas electromagnéticas que, a su vez, hacen que las car
gas empiecen a moverse dentro de los receptores.
EL GRAN CUADRO
Hay personas que han presentado evidencia directa de una vida des
pués de la muerte, en forma de experiencias cercanas a la muerte o in
cluso casos de reencarnación. A menudo, se afirma que pacientes
próximos a la muerte vieron cosas que no podían haber visto, o que
niños pequeños recuerdan sucesos de vidas pasadas que no podían co
nocer. Tras un examen más detallado, la gran mayoría de estos testi
monios resultan ser menos espectaculares de lo que parecía original
mente. Un caso célebre es el de Alex Malarkey (es su verdadero
nombre, palabra), quien escribió el libro Elniño que volvió del cielo con
su padre, Kevin. Después de convertirse en un éxito de ventas y dar
lugar a una película para televisión, Alex reconoció que su historia de
visitar el cielo y encontrarse con Jesús durante una experiencia cercana
a la muerte era un completo embuste.
Ningún caso supuesto de experiencias de vida después de la muer
te ha sido sometido nunca a protocolos científicos cuidadosos. Se ha
intentado: se han llevado a cabo diversos estudios tratando de encon
trar pruebas de experiencias extracorpóreas en pacientes que han te
nido encuentros cercanos con la muerte. Los investigadores se han
presentado en las habitaciones de hospital y, sin que lo supiesen los
pacientes ni el personal médico, han ocultado alguna clase de estímulo
visual en un sitio donde, para poder verlo, el paciente tendría que estar
flotando, liberado de su cuerpo. Hasta la fecha, no se ha dado ningún
caso en que el estímulo visual haya sido percibido claramente.
Al valorar la veracidad de estas afirmaciones, tenemos que sope
sarlas contra el conocimiento científico que hemos adquirido en condi
ciones mucho más controladas. Es posible que las leyes conocidas de la
fisica estén tremendamente equivocadas, de tal forma que la concien
cia humana pueda persistir después de la muerte del cuerpo fisico. Sin
embargo, es también posible que personas sometidas a condiciones ex
tremas, cercanas a morir, probablemente sufran alucinaciones, y que
los informes sobre vidas anteriores sean exageraciones o falsificacio
nes. Cada uno debemos elegir nuestras probabilidades a priori y actua
lizarlas de la mejor forma posible.
COMPLEJIDAD
EL U N I VERSO E N U NA TAZA DE CAFÉ
cuando lo limpio. Nada de esto viola las leyes de la fisica, puesto que la
entropía total sigue aumentando: los frigoríficos expelen calor por de
trás, y los seres humanos gruñimos, sudamos e irradiamos mientras
limpiamos una habitación,.
Si bien responde a la letra de la preocupación, esta respuesta esqui
va su espíritu. La emergencia de estructuras complejas en un lugar
como la superficie terrestre es totalmente compatible con la segunda
ley, y resulta estúpido sugerir lo contrario. La tierra es un sistema ex
tremadamente abierto, que irradia el universo y aumenta su entropía
total todo el tiempo. El problema consiste en que, mientras eso explica
por quépueden aparecer aquí en la tierra los sistemas organizados, no
explica por qué efectivamente lo hacen. Un frigorífico reduce la entropía
de su contenido, pero solo haciéndolo más frío, no volviéndolo más
intrincado o más complejo. Y sí, las habitaciones pueden limpiarse,
pero en nuestra experiencia parece que eso requiere exactamente lo
que Paley mencionaba: una inteligencia exterior que haga el trabajo .
Las habitaciones no se limpian solas de forma espontánea, aunque les
permitamos interactuar con el entorno.
Seguimos necesitando entender cómo y por qué las leyes de la físi
ca produjeron criaturas complejas, adaptativas, inteligentes, sensibles,
evolutivas y comprensivas como ustedes y yo.
Complejidad
Tiemoo
La evolución de entropía y complejidad a lo largo del tiempo en un sistema cerrado.
� �..... . ..
Mientras nos vamos abriendo camino desde los campos cuánticos y las
partículas hasta los seres humanos, los temas que trataremos se irán
volviendo más y más difíciles, y nuestras afirmaciones, por consi
guiente, serán menos definitivas. La física es la más simple de todas las
ciencias, y la física fundamental -el estudio de las piezas básicas de la
realidad al nivel más profundo- la más simple de todas las físicas. No
«simple" en el sentido en que lo son unos problemas de deberes, sino
en el sentido en que el truco de Galileo de ignorar la fricción y la resis
tencia del aire hace más f
áciles nuestras vidas. Podemos estudiar el
comportamiento de un electrón sin preocupamos -ni saber siquiera
gran cosa- de neutrinos o bosones de Higgs; por lo menos con una
aproximación bastante buena.
Los ricos y multifacéticos aspectos de las capas emergentes de
nuestro mundo no se muestran, ni mucho menos, tan complacientes
con el científico curioso. Una vez que empezamos a ocupamos de quí
mica, biología o el pensamiento y el comportamiento humanos, todas
las piezas tienen importancia, y todas al mismo tiempo. Por consi
guiente, hemos avanzado menos en la obtención de una comprensión
completa de estos temas de lo que lo hemos hecho, por ejemplo, en la
teoría del núcleo. La razón por la que las clases de física parecen tan
difíciles no es que la física lo sea; es porque comprendemos tanto de
ella que hay mucho que aprender, y eso es porque, básicamente, es
bastante sencilla.
Nuestro objetivo es ofrecer un esbozo plausible de que el mundo
puede entenderse en última instancia sobre la base del naturalismo.
No sabemos cómo empezó la vida, ni cómo funciona la conciencia,
pero podemos argumentar que hay poco o ningún motivo para bus-
EL UNIVERSO EN UNA TAZA DE CAFÉ
car las explicaciones correctas más allá del mundo natural. Siempre
podemos errar en esta creencia pero, por otra parte, siempre pode
mos estar equivocados acerca de cualquier creencia.
Pedir que nuestra comprensión de la vida humana sea compatible
con lo que sabemos de la flsica subyacente establece algunas restriccio
nes interesantes a lo que es la vida y cómo funciona. Conocer las par
tículas y fuerzas de que estamos hechos nos permite concluir con mu
chísima seguridad que las vidas humanas son de alcance finito; nuestras
mejores teorías cosmológicas, aunque mucho menos seguras que la
teoría del núcleo, sugieren que la "vida,, como concepto más amplio,
es asimismo finita. Parece probable que el universo alcance un estado
de equilibrio térmico. Llegados a ese punto, será imposible que sobre
viva ningún ser vivo; la vida depende del incremento de la entropía, y
en equilibrio no queda ninguna entropía que generar.
¿Esos remolinos en la nata al mezclarse con el café? Esos s.omos
nosotros. Eflmeros patrones de complejidad, arrastrados por una ola
de entropía creciente desde un principio simple a un final asimismo
simple. Deberíamos disfrutar del viaje.
LA L U Z Y L A VIDA
podemos ampliar de nuevo nuestro campo visual para ver cómo evo
lucionan e interactúan las criaturas vivientes.
Una de las muchas definiciones de vida que se han sugerido fue pro
puesta nada menos que por Erwin Schrodinger, el que ayudó a formu
lar los principios fundamentales de la mecánica cuántica. En su libro
¿Qué es la vida?, Schrodinger examinó la pregunta desde la perspecti
va del físico. El problema fundamental, según lo veía él, era uno de
equilibrio. Por un lado, las cosas vivas están cambiando y moviéndose
constantemente. Ya se trate de un guepardo persiguiendo a una gacela,
o de la savia fluyendo pausadamente por las ramas de una secuoya,
siempre está ocurriendo algo en el interior de un organismo vivo. Por
otra parte, las cosas vivas también mantienen su estructura: a través de
sus cambios, conservan una integridad básica. ¿Qué tipo de proceso
fisico -se preguntaba-podría conseguir estar a caballo entre la esta
sis y el cambio?
Esta pregunta indujo a Schrodinger a postular una definición de la
vida que se antoja muy diferente a la de la NASA:
Energía Energía
libre libre
, - .. . . : . :� .
· .. · : · . . . . : ·. : :
:: .. /:"::··,'./::,i .· :: ·>:":·- ',:· :· ·
- .. · ·. . .
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o •
:·· : :• •
TRANSFERIR ENERGÍA
Merece l a pena ver cómo toda esta grandiosa teorización física se desa
rrolla en la práctica biológica.
La batería básica de la vida en la tierra es una molécula llamada
trifosfato de adenosina (adenosín trifosfato) o ATP. Usamos ((bate
ría" en un sentido amplio, como algo que almacena energía libre para
su posterior empleo. Piensen en el A TP como un resorte comprimi
do, listo para saltar al ser liberado y consumir su energía haciendo
algo útil (con suerte). Y sí que es útil: la energía libre almacenada
en elATP se utiliza para la contracción muscular, el transporte de
moléculas y células a través del organismo, la síntesis de AD N, ARN
y proteínas, enviar señales a través de las células nerviosas, y otras
funciones bioquímicas vitales. El A TP desempeña un papel crucial
para permitir que un organismo se mueva y se sustente a sí mismo,
lo que Schrodinger destacó como la característica definitoria de la
vida.
O
11
O
11
O
11
HO -P-O-P-O-P-0 �
7
NX: 1
NH2
1
N
1 1 1
OH OH OH �o� N�
H OH OH
Estructura química del trifosfato de adenosina (adenosín trifosfato), ATP. Incluye
átomos de hidrógeno (H), oxígeno (O), fósforo (P), nitrógeno (N) y carbono. Si
guiendo la tradición química, los átomos de carbono no se indican de forma explícita,
pero están situados en cada vértice o curva sin etiquetar del diagrama.
EL GRAN CUADRO
ATP + agua
trabajo
( )
� útil
energía
..
libre
--..... energía
desordenada
ADP + fosfato
¿De dónde sale la energía libre para crear todo ese ATP a partir del
ADP de energía más baja? En última instancia, viene del sol. El proceso
de fotosíntesis tiene lugar cuando una molécula de clorofila en una plan
ta o algún microorganismo absorbe un fotón de luz visible, cuya energía
libera un electrón. El electrón energético es transportado a través de una
membrana por una serie de moléculas llamadas cadena de transporte de
electrones. A consecuencia de ello, hay más electrones que protones a
un lado de la membrana, lo que establece un gradiente eléctrico, con
una carga negativa a un lado y una positiva al otro.
Esta es la forma básica en que la vida transfiere energía: a un lado
de una membrana, los protones se repelen entre sí, y algunos escapan
a través de una enzima llamada ATP sintasa. El protón que intenta es
capar da cuerda a la sintasa, proporcionándole la energía que usa para
sintetizar ATP a partir de AD P, en un proceso llamado quimiosmosis.
Inevitablemente, parte de la energía se vuelve desordenada y es libera
da en forma de fotones de baja energía y agitación térmica (calor) de
los átomos circundantes.
ATP
� + agua
membrana
�
@) exceso de ®
protones
Cómo almacena la fotosíntesis la energía lilire del sol en el ATP. Un fotón alcanza
un fotosistema incrustado en una membrana biológica, causando la expulsión de un
electrón (e·). Este proceso deja un exceso de protones (p+) al otro lado de la mem
brana. La repulsión electroestática aleja a los protones hasta que uno escapa a través
de una enzima ATP sintasa. La ATP sintasa usa la energía del protón para convertir
ADP en ATP, que puede entonces transportar energía a otros lugares.
estimar con cierta seguridad hasta dónde llegará. Las células, en cam
bio, funcionan a escala nanométrica, de mil millonésimas de metro. En
ese mundo, las condiciones dominantes son los movimientos y el ruido
aleatorios: lo que el biofísico Peter Hoffmann ha llamado "tormenta
moleculan>. Tan solo en la agitación térmica ordinaria, las moléculas
de nuestros cuerpos se entrechocan billones de veces cada segundo, en
una vorágine que deja pequeñas a las tormentas de verdad. Aumenta
do a la escala humana, vivir en el equivalente de la tormenta molecular
de una célula sería como intentar lanzar una pelota cuando la estuvie
sen bombardeando constantemente otras pelotas, cargada cada una
con cientos de millones de veces la energía que puede impartir el brazo
humano.
No parece un entorno muy hospitalario para ningún encuentro de
portivo microscópico, ni para las delicadas operaciones que forman
parte del ecosistema celular. ¿Cómo se las arreglan las células para de
sarrollar alguna clase de actividad organizada en semejantes condi
ciones?
Hay una gran cantidad de energía en esa vorágine, pero es toda
energía desordenada; no es directamente aprovechable en tareas
como flexionar un músculo o enviar nutrientes a través del cuerpo.
Las moléculas del ambiente están en un estado de cuasi equilibrio,
rebotando unas sobre otras de forma aleatoria. Pero la célula puede
aprovechar la energía libre de baja entropía almacenada en el ATP,
no solo para realizar trabajo directamente, sino para enfocar la ener
gía desordenada en el medio circundante.
Consideremos una rueda de trinquete, un engranaje cuyos dientes
están inclinados en una dirección. Digamos que está sujeto a un balan
ceo aleatorio para adelante y para atrás,fuertas brownianas, así llama
das en honor del botánico Robert Brown. Fue él quien, a principios del
siglo XIX, observó que las pequeñas partículas de polvo suspendidas en
el agua tendían a moverse en círculo de forma impredecible, un fenó
meno que hoy atribuimos a que están bombardeadas de forma cons
tante por átomos y moléculas individuales. Una rueda de trinquete
browniana, por sí sola, no tiende a moverse en una dirección u otra: se
mueve hacia delante y hacia atrás de forma impredecible.
Pero imaginemos ahora que los dientes de nuestro engranaje no
están fijos, sino que son controlables desde fuera. Cuando la rueda se
mueve en la dirección que nos interesa, hacemos que la inclinación de
los dientes sea más baja y el movimiento más fácil; cuando se mueve en
280 EL GRAN CUADRO
En el siglo xvn, el químico flamenco Jan Baptist van Helmont fue uno
de los primeros científicos en comprender que existían otros gases dis
tintos del aire, y hasta fue el responsable de acuñar el término "gas,.
Pero por lo que se le recordará siempre mejor es por sus recetas para
crear seres vivos. Según van Helmont, la forma de crear ratones a par
tir de materiales no vivos es colocar una camisa sucia en un recipiente
abierto junto con unos cuantos granos de trigo. Después de aproxima
damente veintiún días -escribió--, el trigo se habrá convertido en
ratones. Si por alguna razón se quisieran hacer escorpiones en vez
de ratones, recomendó taladrar un agujero en un ladrillo, llenar el ori
ficio de albahaca, taparlo con otro ladrillo y dejarlos a la luz del sol.
¡Ojalá fuese tan f
ácil! Me gusta pensar que, si hubiera aplicado una
lógica bayesiana adecuada, van Helmont habría sido capaz de formu
lar hipótesis alternativas plausibles para explicar la aparición de rato
nes en el recipiente con la camisa sucia. En cuanto hemos dejado atrás
el vitalismo y comprendemos que "vida" es una etiqueta que le atribui
mos a ciertos tipos de procesos, en lugar de una sustancia que se en
cuentra en la materia y de pronto se pone a agitarla, empezamos a
apreciar lo enormemente complejo e interconectado que es ese proce
so. Una cosa es ver cómo los organismos vivos pueden controlar la
energía libre para sustentarse y moverse; otra bien distinta es com
prender cómo empezó la vida. A la hora de redactar estas líneas, tene
mos más preguntas que respuestas.
Durante un tiempo, pareció que alcanzar a comprender el origen
de la vida, o abiogénesis, no resultaría tan difícil. Charles Darwin no
dijo gran cosa acerca del problema en su Origen de las especies, pero sí
especuló brevemente que una ccpequeña charca caliente" podía haber
albergado la formación de proteínas, que luego podrían haber "experi
mentado cambios aún más complejos,. Darwin no sabía gran cosa de
EL GRAN CUADRO
Schelling pidió que imagináramos una cuadrícula con dos clases dis
tintas de símbolos, X y O, así como unos cuantos espacios vacíos. Su
pongamos que las X y las O se soportan relativamente entre sí, pero se
ponen un poco nerviosas si se sienten rodeadas por símbolos del tipo
contrario. Si un símbolo está descontento -si una X tiene demasiadas
O como vecinas, por ejemplo-, se levantará y se irá a un espacio va
cío seleccionado al azar. Eso ocurre una y otra vez, hasta que todo el
mundo está contento.
XXX X
X XX X
XXX
XXX
XXX
:o�
X XX
XX
XXX
xxxxxx XXX
Cabeza
hidrófila
Cola de
hidrocarbono
Micela
hidrofóbico
Bicapa
Por lo que se refiere al origen de la vida, hay un problema con los fos
folípidos, y es que las bicapas que construyen hacen su trabajo dema
siado bien. Son bastante impenetrables: solo el agua y algunas otras
288 EL GRAN CUADRO
Entorno
exterior
Manta de
Markov __.
E L O R I G E N Y P R O P ÓSITO D E LA VIDA
Proteína
ADN ARN
O puede que los dos escenarios sean correctos, o puede que ninguno lo
sea.
N o hay razón para pensar que no seremos capaces de averiguar
cómo empezó la vida. Ningún científico serio de los que trabajan so
bre el origen de la vida, ni siquiera los que son religiosos, señala un
proceso determinado y dice: ''He aquí el paso donde tenemos que
invocar la presencia de una fuerza vital no física, o algún elemento de
intervención sobrenatural''· Existe una sólida convicción de que lle
gar a comprender la abiogénesis es cuestión de resolver acertijos en
el marco de las leyes de la naturaleza conocidas, no de buscar ayuda
exterior a ellas.
Esta convicción nace del increíble historial establecido por la cien
cia a lo largo del tiempo. Aunque hay muchas preguntas acerca del
origen de la vida a las que la ciencia aún no ha dado respuesta, existen
muchas otras a las que sí, cualquiera de las cuales pudo haber constitui
do un problema que la ciencia no hubiera sido capaz de afrontar por sí
sola. (Recuérdese la confiada declaración de Immanuel Kant de que
nunca habría un Newton para un tallo de hierba.) ¿Cómo evolucionan
las especies a partir de especies anteriores? ¿Cómo se sintetizan las
moléculas orgánicas? ¿Cómo se ensamblan las membranas celula
res? ¿Cómo pueden superar las redes de reacciones complejas las ba
rreras de energía libre? ¿Cómo desarrollan las moléculas de ARN la
capacidad de actuar como catalizadores de reacciones bioquímicas?
Todas estas son preguntas a las que hemos dado respuesta. Nuestra pro
babilidad bayesiana de que esta sucesión de éxitos va a continuar debe
ría ser, en verdad, muy elevada.
Esta perspectiva tropieza con resistencias en ciertos sectores, y no
solo entre los fundamentalistas religiosos. La idea de que la vida po
dría surgir sin más de la no vida absoluta no resulta evidente. No ve
mos que ocurra ante nuestros ojos, con independencia de lo que pudo
EL ORIGEN Y PROPÓSITO DE LA VIDA 3°3
EL ARRANQUE DE LA EVOLU C I Ó N
En 1988, Richard Lenski tuvo una idea brillante: iba a convertir la bio
logía evolutiva en una ciencia experimental.
La evolución es la idea que forma el puente que lleva de la abiogé
nesis al gran desftle de la vida en la tierra hoy. No cabe duda de que es
una ciencia: los biólogos evolutivos formulan hipótesis, definen la ve
rosimilitud de diferentes resultados con hipótesis enfrentadas y recopi
lan datos para actualizar nuestras probabilidades en esas hipótesis.
Pero los químicos y los fisicos tienen una ventaja sobre los biólogos
evolutivos o, ya puestos, sobre los astrónomos: pueden repetir los ex
perimentos en sus laboratorios. Resultaría muy dificil montar un expe
rimento de laboratorio para estudiar la evolución darwiniana en ac
ción, de la misma forma que sería dificil crear un universo nuevo.
Pero no es imposible. (Al menos para la evolución: aún no sabe
mos crear nuevos universos.) Y eso exactamente es lo que Lenski se
dispuso a hacer.
Su instalación básica era (y es, porque el experimento sigue en
marcha) simple. Empezó con doce matraces que contenían un medio
de cultivo: una mixtura específica de productos químicos, más un poco de
glucosa para proporcionar energía. Luego introdujo en cada uno una
población de bacterias E. coli idénticas. En un día, cada matraz pasa de
unos pocos millones a unos cuantos cientos de millones de células. Se
extrae un 1 % de las bacterias supervivientes y se las traslada a nuevos
matraces con el mismo medio de cultivo que antes. Las bacterias res
tantes son eliminadas en su mayoría, aunque cada tanto se congela una
muestra para su examen futuro, creando así un "registro fósil, experi
mental. (A diferencia de los seres humanos, las bacterias vivas pueden
f
ácilmente congelarse y revivirse más tarde empleando la tecnología
actual.) El crecimiento total de la población asciende a aproximada
mente seis generaciones y media al día; el factor limitante es la nutrí-
J06 EL GRAN CUADRO
B U S CA N D O EN EL PAISAJE
Aptitud
algún ottro punto del paisaje; no muy lejos, pero tampoco exactamente
en el mismo lugar. Los que acaban en un punto más bajo de una ladera
tienen menos probabilidades de reproducirse que los que se encuen
tran más arriba. Según van pasando las generaciones, la población en
tera se desplaza gradualmente a terreno más elevado.
Dibujamos gráficos bidimensionales pero, de hecho, el número de
genes puede ser en verdad muy grande, por lo que una población pue
de tardar un tiempo extremadamente largo en ascender en el paisaje.
Hay especies que nunca consiguen llegar a la cima de una colina, y
mucho menos a la de la montaña más alta del entorno, aunque puede
que algunos rasgos individuales sí lo logren. Algunos tramos del pai
saje son relativamente llanos: ahí es donde genomas diferentes no pre
sentan niveles de aptitud demasiado diferentes, y el rasgo predomi
nante de la evolución puede ser la deriva genética. Una representación
más realista incorporaría un paisaje cambiante en el tiempo, ya que
tanto las características fisicas como las biológicas del entorno se alte
ran continuamente. Cuando eso ocurre, encontrar la cima de una coli
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A la izquierda, el mundo de Robby el robot: una cuadrícula formada por cuadrados,
algunos vacíos y otros llenos de latas. El campo visual de Robby está recuadrado. A
la derecha, una siruación en la que Robby se encuentra en un cuadrado con una lata,
y múltiples latas alrededor.
en una casilla que contiene una lata, y las casillas contiguas al este y al
oeste contienen latas asimismo. La estrategia de base, como es natural,
le indica al robot que recoja la lata. Pero piénsese en lo que sucederá a
continuación: Robby se dirigirá al este o al oeste, perdiendo por con
siguiente la pista de la lata en la otra casilla. El algoritmo genético, si
bien construido usando solo variaciones y selección aleatorias, "se
percató, de esto, y desarrolló una estrategia mejor. Cuando Robby
está en mitad de una secuencia de tres latas, no recoge la que hay en su
casilla; se dirige al este o al oeste hasta llegar al borde del agrupamien
to de latas, y solo entonces recoge una lata. Acto seguido, como es na
tural, vuelve hacia el agrupamiento, recogiendo latas de camino. Este
y otros astutos retoques de ingeniería resultan enormemente más efec
tivos que la estrategia de base "obvia" diseñada.
La evolución no siempre es mejor que el diseño. Un diseñador om
nisciente podría encontrar la mejor estrategia siempre. La cuestión es
que la selección natural (o la evolución dirigida en este caso) es real
mente una buena estrategia de búsqueda. N o da necesariamente con la
mejor solución, pero encuentra de forma regular soluciones impresio
nantemente inteligentes.
Un paisaje de aptitud con un pico aislado que le resultaóa dificil de hallar a la selec
ción natural.
túan, con la propiedad de que cada una de esas partes es necesaria para
el funcionamiento del sistema. La idea es que ciertos sistemas están
hechos de partes tan estrechamente interconectadas que no pueden
surgir de forma gradual; tienen que haber aparecido de golpe, ya for
mados. No es algo que se pueda esperar de la evolución.
El problema es que la propiedad de la complejidad irreducible no
es fácilmente medible. Para ilustrar el concepto, Behe menciona una
ratonera ordinaria, con un mecanismo de muelle, un resorte, etcéte
ra. Según su razonamiento, si se quita cualquiera de las partes la ra
tonera se vuelve inútil; tiene que haber sido diseñada, y no ensamblada
de forma incremental mediante pequeños cambios individualmente
beneficiosos
a una base, un "martillon más largo, un alambre disparador, una grapa para sujetar el
alambre disparador, un resorte más corto, un resorte aún más corto, un cierre separa
do para sujetar el alambre de trampa, separando el martillo del muelle y, por último,
un cierre más elaborado para disparar la trampa.
P R O P Ó SITO EMERGENTE
dente decir: "El mono quiere esos plátanos que hay en el árboh,. El
hecho de que podamos decir eso es una pieza de información útil muy
por encima de todas esas posiciones y velocidades.
Flotando por ahí en el espacio de las ideas, no hay una idea platóni
ca de la unecesidad, que se pueda asociar apropiadamente a una clase
de seres y no a otras. Lo que hay más bien, son situaciones en las que es
útil describir cosas diciendo que alguien necesita algo, y otras situacio
nes en las que ya no lo es tanto. Estas situaciones pueden emerger en la
evolución natural no dirigida de la materia en el universo. Esas necesi
dades son tan reales como lo puedan ser las cosas.
En el caso particular de Robby, ni es necesario ni particularmente
útil caracterizar su comportamiento en términos de necesidades, pro
pósitos o deseos. Es igual de simple decir simplemente en qué consiste
de hecho su estrategia de recogida de latas. Pero la diferencia entre una
persona y él, por lo que al estatus ontológico de las 'mecesidades" se
refiere, es meramente una cuestión de grado. Podríamos imaginar un
robot con una programación enormemente más complicada que la del
pequeño Robby. Podríamos no saber demasiado acerca de esa progra
mación específica, pero quizás sí observar cómo actúa el robot. Puede
que la mejor forma de comprender el comportamiento del robot sea
decir: "Ese robot realmente quiere recoger esas latas,.
Bajo el naturalismo, no existe tanta diferencia entre un ser humano
y un robot. Todos somos solo complicadas colecciones de materia mo
viéndonos según patrones, obedeciendo a leyes fisicas impersonales en
un entorno con una flecha del tiempo. Las necesidades, propósitos y
deseos son la clase de cosas que se desarrollan de forma natural a lo
largo del camino.
Uno se siente tentado de decir que depende del origen del manus
crito. Si se trata realmente de un engaño, y las palabras que contiene
son alguna clase de disparate semialeatorio, entonces quizás no con
tenga mucha información. Pero si se trata meramente de un inteligente
código que se podrá descifrar algún día, podría contener un buen mon
tón de información. . . Aun cuando esa «información'' sea puramente
una obra de imaginación.
¿Y si el manuscrito de Voynich es un código que nunca se podrá
descifrar? ¿Y si se hubiera redactado originalmente con un fin muy
preciso, pero su sentido se ha ocultado tan bien que nadie será nunca
capaz de revelarlo? ¿Sigue conteniendo información en ese caso? ¿Y si
colocáramos el manuscrito en una cápsula, la lanzáramos al espacio y
luego la tierra fuera destruida por el impacto cataclísmico de un aste
roide y el libro flotara en el vacío por toda la eternidad; contendría in
formación entonces?
Tendemos a usar la palabra �<información" de múltiples maneras, a
veces incompatibles. En el capítulo 4 hemos hablado de la conserva
ción de la información en las leyes fundamentales de la fisica. En ese
caso, lo que podríamos llamar «información microscópica" se refiere a
una especificación completa del estado exacto de un sistema fisico, y ni
se crea ni se destruye. Pero a menudo pensamos en un concepto ma
croscópico de la información de un nivel superior, que sí puede ir y
venir en la práctica; si se quema un libro, la información que contiene
se pierde para nosotros, aunque no para el universo.
Por ejemplo, la entropía máxima que puede contener una región del
espacio es mayor cuando la energía del vacío es más baja. Quizás existe
un principio físico que prefiere que el espacio tenga una entropía máxi
ma elevada en lugar de una reducida. De ser ese el caso, eso favorece
ría cantidades muy pequeñas de energía del vacío, que es exactamente
lo que observamos. No deberíamos emocionarnos demasiado cuando
las cantidades físicas parecen anormalmente grandes o pequeñas, hasta
que entendamos el mecanismo que fija sus valores, si es que existe al
guno. Podrían deberse a procesos físicos ordinarios, y no tener nada
que ver con la existencia de la vida.
En segundo lugar, no sabemos gran cosa sobre si la vida sería posi
ble si las cifras de nuestro universo fueran muy diferentes. Considé
renlo del siguiente modo: si no supiéramos nada acerca del universo
aparte de las cifras básicas de la teoría del núcleo y la cosmología, ¿pre
deciríamos la aparición de la vida? Parece altamente improbable. No
resulta fácil pasar de la teoría del núcleo a algo tan básico como la tabla
periódica de los elementos, y aún menos llegar a la química orgánica y,
en último término, a la vida. A veces, la pregunta es relativamente sen
cilla: si la energía del vacío fuera enormemente mayor, no estaríamos
aquí. Pero cuando se trata de la mayoría de las cifras características de
la física y la astronomía, es muy difícil saber qué ocurriría si adoptaran
valores distintos. Hay poca duda de que el universo tendría un aspecto
bastante diferente, pero no sabemos si sería hospitalario a la biología.
De hecho, un reciente análisis del astrónomo Fred Adams ha mostrado
que la masa del neutrón podría ser sustancialmente diferente de su va
lor real, y las estrellas seguirían brillando, usando mecanismos alterna
tivos a los que emplea nuestro universo.
La vida es un sistema complejo de reacciones químicas entrelaza
das, impulsadas por la retroalimentación y la energía libre. Aquí, en la
tierra, ha cobrado una forma particular utilizando la maravillosa flexi
bilidad de la química basada en el carbono. ¿Quién puede afirmar qué
otras formas podrían adoptar sistemas complejos análogos? Fred Hoyle,
el astrónomo criticón que gustaba de sembrar dudas acerca del Big
Bang y el origen de la vida, escribió una novela de ciencia ficción titu
lada La nuhe negra, en la que la tierra se ve amenazada por una inmensa
nube de gas interestelar viva y con inteligencia. Robert Forward, otro
científico con gusto por la ciencia ficción, escribió Huevo del dragón,
sobre unas formas de vida microscópicas que viven en la superficie de
una estrella de neutrones. Tal vez dentro de un billón de años, mucho
(SOMOS LO QUE IMPORTA?
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/
¿;____ ____,// // 7
Diferentes formas en que dimensiones adicionales del espacio podrían compactarse y
quedar ocultas a nuestra vista. Cada posibilidad lleva a medir valores diferentes ca
racterísticos de las leyes fisicas en esa región del espacio.
3 44 EL GRAN CUADRO
lectivo de sus partes físicas. Hay un espíritu, un alma, o una fuerza vi
tal, que constituye la parte más importante de lo que es realmente la
vida. Los aspectos físicos pueden ser importantes, pero no constituyen
el meollo de lo que entendemos por "vida,.
Y si eso es cierto, no queda claro por qué debería importamos nada
el ajuste fino de los rasgos físicos del universo. El mundo físico podría
comportarse como le viniera en gana; Dios podría seguir creando
(wida,,, y asociarla con diferentes colecciones de materia de cualquier
forma que se le pudiera ocurrir. La exigencia de que nuestra situación
física sea compatible con complejas redes de reacciones químicas
que se perpetúan a sí mismas y se nutren de energía libre de la for
ma que habitualmente asociamos con los organismos vivos solo es rele
vante si elnaturalismo es cierto. Si acaso, el hecho de que nuestro universo
permita estas configuraciones fisicas debería considerarse que incremen
ta la probabilidad previa del naturalismo a expensas del teísmo.
Es verdad que cualquier teísta digno de ese nombre podría dar con
una serie de razones por las que Dios querría asociar almas inmateria
les con complejas reacciones químicas autosostenibles, al menos du
rante un tiempo. Del mismo modo, si viviéramos en un universo don
de la vida no estuviese asociada con la materia de esta manera, no nos
resultaría difícil hallar justificaciones para eso. Ese es el problema de
las teorías que no están bien definidas.
La idea de que el ajuste fino supone una prueba a favor del teísmo se
enfrenta a otra dificultad considerable. A saber, que de las leyes de la
naturaleza y la configuración del universo dependen más cosas que el
mero hecho de que la vida exista o no. Si uno pretende afirmar que
el teísmo explica determinadas características de nuestro universo por
que predecimos que Dios querría que existiera la vida, entonces ten
dremos que preguntar qué otros rasgos del universo podríamos prede
cir bajo el teísmo. Es en este punto donde el teísmo no sale demasiado
bien parado.
Predecir qué aspecto debería tener el universo bajo el teísmo resul
ta difícil por dos razones. Hay muchos conceptos diferentes de Dios, y
todos ellos se muestran un tanto vagos acerca de las intenciones con
cretas de Dios respectO a las constantes de la naturaleza. Es más, el he
cho de que sepamos un montón acerca de la apariencia actual del uni-
(SOMOS LO QUE IMPORTA? 347
•
GRADO DE AJUSTE FINO. Si la razón de que determinadas carac
terísticas del universo parezcan sintonizadas es porque la vida
necesita existir, esperaríamos que estuviesen ajustadas lo sufi
ciente para permitir la vida, pero no hay motivo para que lo
estén mucho más que eso. De hecho, la energía del vacío tiene
precisamente esa propiedad: es inferior a lo que podría ser,
pero lo bastante grande para resultar observable. Sin embargo,
otros valores -la entropía del universo temprano, por ejem
plo-- parecen estar mucho más sintonizados de lo necesario
para que exista la vida. La vida requiere una flecha del tiempo,
así que tiene que existir alguna clase de estado temprano de
baja entropía. Pero en nuestro universo, la entropía es mucho
más baja de lo que hace falta simplemente para permitir la
vida. Por consideraciones puramente antrópicas, no existe ra
zón alguna para que Dios la haya hecho tan pequeña. Pensa
mos por consiguiente que existe alguna razón dinámica, basa
da en la física, por la que la entropía empezó con el valor tan
ajustado con que lo hizo. Y en cuanto admitimos esa posibili
dad, otros supuestos ajustes finos pueden tener similares expli
caciones físicas.
• DESORDEN DE LA FÍSICA OBSERVADA. Si las leyes de la física
fueron escogidas para que la vida pudiera existir, cabría espe
rar que todas y cada una de las diversas características de esas
leyes desempeñaran un papel importante en el desarrollo de la
vida. Pero lo que vemos, por el contrario, es un buen lío. To
dos los seres vivos están hechos de la generación más ligera de
fermiones: el electrón y los quarks arriba y abajo, con apari
ciones ocasionales de neutrinos de electrón. Pero hay dos fa
milias de partículas más pesadas que no intervienen en absolu
to en la vida. ¿Para qué creó Dios los quarks cima y fondo, por
348 EL GRAN CUADRO
ejemplo, y por qué tienen las masas que tienen? Bajo el natura
lismo, esperaríamos diversidad de partículas, algunas impor
tantes para la vida y otras no. Eso es exactamente lo que obser
vamos en la práctica.
•
CENTRALIDAD DE LA VIDA. Si la aparición en última instancia
de la vida era algo que le importaba a Dios cuando estaba dise
ñando el universo, resulta difícil comprender por qué la vida
parece tan poco importante en el producto final. Vivimos en
una galaxia con más de cien mil millones de estrellas, en un
universo con más de cien mil millones de galaxias. Todo este
esplendor resulta completamente superfluo, por lo que a la
vida se refiere. Absolutamente nada de la biología en la tierra
resultaría marcadamente diferente si viviésemos en un univer
so formado solo por nuestro sistema solar y, tal vez, unos
cuantos millares de planetas alrededor. Solo por mostramos
generosos, podríamos añadir el resto de nuestra galaxia. Pero
los miles de millones de galaxias que apenas conseguimos de
tectar con nuestros telescopios más potentes no desempeñan
ningún papel en nuestra existencia. Por lo que se refiere a la
física y a la biología, el universo podría haber consistido f
ácil
mente en un número relativamente reducido de partículas que
se unieron para formar unas cuantas estrellas, y con eso basta
ría para proporcionar un entorno confortable para la vida hu
mana. El teísmo predice que la mayoría de las restantes estre
llas y galaxias no deberían existir en absoluto.
positiva sobre para qué podría querer Dios que el universo tenga el
aspecto que tiene y, en particular, por qué parece tan salvajemente ex
travagante, con todas esas estrellas y galaxias y qué sé yo cuántas cosas
más. Normalmente, esa clase de teorías terminan postulando alguna
razón ffsica por la que a Dios le ha resultado más simple o más fácil
hacer muchas galaxias en lugar de una sola. A lo mejor es que a Dios le
gustan la inflación cósmica y el multiverso.
Aquí surgen unos cuantos problemas. En primer lugar, no es ver
dad: no hay nada en las leyes de la ffsica que impida un universo más
compacto y centrado que el que observamos a nuestro alrededor. En
segundo lugar, habría que inventar la razón por la que Dios prefiere
hacer universos fáciles en lugar de esforzarse un poquito. Y en tercer
lugar, pueden ver a dónde nos conduce esto: al explicar por qué Dios
querría crear un universo como el que vemos, acabamos eliminando
de él su influencia especial, y recurriendo a mecanismos puramente ff
sicos. Si tan fácil es hacer un universo como el que vemos, ¿para qué
echar mano de Dios para nada?
Nuestras teorías, inevitablemente, se ven influidas por lo que ya
sabemos del mundo. Para tener una visión más justa de lo que predeci
ría naturalmente el teísmo, podemos simplemente considerar lo queya
predijo antes de que efectuáramos observaciones astronómicas moder
nas. La respuesta es: nada que se parezca a lo que observamos de he
cho. Las cosmologías precientíficas tendían a parecerse a la visión
hebrea ilustrada en el capítulo 6, con la tierra y la humanidad ocupan
do un lugar especial en el cosmos. Nadie resultó capaz de utilizar la
idea de Dios para predecir un espacio vasto con cientos de miles de
millones de estrellas y galaxias desperdigadas de manera casi uniforme
por todo el universo observable. Quizás el que más se aproximó fue
Giordano Bruno quien, entre sus muchas otras herejías, habló de un
cosmos infinito. Lo quemaron en la hoguera.
QUINTA PARTE
PENSAR
37
Hace casi 400 millones de años, un valiente pececito salió a tierra firme
y decidió quedarse en lugar de regresar al mar. Sus descendientes evo
lucionaron hasta dar lugar a la especie Tiktaalik roseae, cuyos fósiles
fueron descubiertos por primera vez en 2004 en al Ártico canadiense.
Si lo que andaban buscando era un eslabón decisivo entre dos estadios
evolutivos fundamentales, eso mismo es lo que es el Tiktaalik. Estas
adorables criaturas representan una forma de transición entre la vida
acuática y la terrestre.
Uno no puede por menos que preguntarse: ¿en qué estarían pen
sando esos primeros animales terrestres?
Profundidad Futntt
-
20 fT/Step
Mapa de los campos magnéticos en el exterior del cerebro del autor, generado a par
tir de la escucha de pitidos. (Por cortesía del laboratorio de David Poeppel, Univer
sidad de Nueva York).
un papel en cómo las neuronas se comunican entre sí, pero las señales
portadoras de información en el cerebro las transmiten las neuronas.
La neurona típica viene equipada con dos tipos de apéndices: un gran
número de dendritas, que reciben señales del exterior, y un axón (nor
malmente, solo uno), por el que se envían las señales. El cuerpo de una
neurona mide menos de una décima parte de milímetro de ancho, pero
los axones pueden medir desde un milímetro hasta todo un metro de
largo. Cuando una neurona quiere enviar una señal, udispara>> bom
beando una señal electroquímica a lo largo de su axón. Esa señal la re
ciben otras neuronas en unos puntos de conexión conocidos como si
i La mayoría de las sinapsis consisten en una dendrita conectada
napss.
a un axón, pero el cerebro es un sitio desordenado, por lo que son posi
bles otros tipos de conexiones.
Así pues, las neuronas se comunican entre sí lanzando moléculas
cargadas eléctricamente desde el axón de una a la dendrita de otra.
Como cualquier físico podrá explicarles, las partículas cargadas en
movimiento generan campos magnéticos. Cuando surge un pensa
miento en mi cerebro, eso corresponde a partículas cargadas saltando
entre mis neuronas, creando un débil campo magnético que se extien
de un poco por fuera de mi cerebro. Al detectar esos campos magnéti-
EL CEREBRO LOCUAZ
cos, una máquina MEG puede determinar con exactitud cuándo "dis
paran" mis neuronas.
Poeppel y sus colegas están utilizando esta técnica para estudiar la
percepción, la cognición y los mecanismos del lenguaje en el cerebro.
Tumbado en el MEG, me dediqué a escuchar varios pitidos sin sentido
y el técnico midió cuánto tiempo pasaba hasta que percibía consciente
mente la señal auditiva como un sonido: decenas de milisegundos, en
una cascada de respuestas corticales interrelacionadas.
Lo que más me impresionó fue algo mucho más prosaico: esos sen
sores pegados a mi cráneo podían sentirme pensar. Lo que llamamos
((pensamiento" corresponde directa e inconfundiblemente al movi
miento de ciertas partículas cargadas dentro de mi cabeza. Es un hecho
asombroso, y que obliga a ser humildes, acerca de cómo funciona el
universo. ¿Qué habrían pensado Descartes y la princesa Elisabeth?
Hoy en día son muy pocas las personas que se atreverían a negar
que pensar está relacionado de alguna forma con lo que pasa en el cere
bro. La división se produce entre los que creen que "pensarn solo es
una forma de hablar sobre los procesos físicos que tienen lugar en el
cerebro, como los que detectó mi MEG, y los que creen que es necesa
rio añadir algunos ingredientes adicionales más allá de los meramente
físicos. Vale la pena pensar un poco por nuestra cuenta acerca del fun
cionamiento real del cerebro, para ayudar a entender por qué resulta
tan convincente la imagen física.
Uno de los rasgos más cruciales del cerebro es que no es un simple re
voltijo de neuronas indiferenciadas conectadas. El conectoma es una
red, pero es una redjerárquica: hay grupos de neuronas interconecta
das, y luego esos grupos se interconectan a su vez, y así en todo el cere
bro. El balbuceo de la conciencia, con diferentes módulos mentales
aportando información y uniéndose para formar nuestro ser conscien
te, se refleja en el funcionamiento del cerebro. Las distintas partes tie
nen cada una su propia tarea, pero solo cuando se juntan nos hallamos
ante una persona consciente.
Existen varias pruebas de esto, algunas de las cuales proceden de
estudios acerca de lo que sucede cuando perdemos el conocimiento, al
dormir o bajo anestesia. Por ejemplo, en un estudio se le administró
una pequeña estimulación magnética a regiones locales del cerebro de
los pacientes. A continuación se midieron los efectos de la señal mien
tras se propagaban a través del cerebro. Cuando los pacientes estaban
conscientes, la señal inducía reacciones por todo el cerebro; en los su
jetos inconscientes las reacciones se vieron confinadas a una región li
mitada, cercana al estímulo inicial. Resultados como estos tienen un
interés mucho mayor que el puramente académico: los médicos llevan
mucho tiempo tratando de dar con una forma de determinar si un pa
ciente bajo anestesia o víctima de daños cerebrales está realmente in
consciente, o es meramente incapaz de moverse y comunicar con el
mundo exterior.
Decir que el conectoma es una red jerárquica equivale a decir que
se halla en algún punto entre la conexión máxima (cada neurona se
comunica con todas las demás) y la mínima (cada neurona se comunica
solo con sus vecinas inmediatas). Por cuanto sabemos, el conectoma es
lo que los matemáticos llaman una red de mundo pequeño. El nombre
proviene del célebre experimento de los seis grados de separación del
psicólogo Stanley Milgram. Este constató que personas escogidas de
forma aleatoria en Omaha, Nebraska, estaban vinculadas a una perso
na específica residente en Boston, Massachusetts, a través de una me
dia de seis relaciones directas. En la teoría de redes, decimos que una
red tiene la propiedad del mundo pequeño cuando la mayoría de sus
nodos no están directamente conectados entre sí, pero se puede acce
der a cada uno de ellos desde cualquier otro a través de un pequeño
número de pasos.
Eso es lo que hallamos en el conectoma. Las neuronas tienden a
estar conectadas a neuronas próximas, pero también existen conexio-
EL CEREBRO LOCUAZ 37 1
en una de jazz suave. Por otra parte, dañar el cerebro puede cambiar
quién es una persona a un nivel fundamental.
Consideremos el llamado síndrome de Capgras, o ilusión de So
sias. Los pacientes que padecen este síndrome tienen dañada la parte
del cerebro que conecta otras dos partes: el lóbulo temporal, asociado
con el reconocimiento de otras personas, y el sistema límbico, encar
gado de los sentimientos y las emociones. La persona que desarrolle el
síndrome de Capgras será capaz de identificar a la gente que conoce,
pero ya no sentirá la conexión emocional, del tipo que sea, que solía
experimentar con ellos. (Es la otra cara de la prosopagnosia, que impli
ca la pérdida de la capacidad de reconocer rostros.)
Y a se imaginarán lo que esto puede hacerle a una persona. U na
paciente, la "Sra. o,, empezó a sufrir de la ilusión de Capgras a los se
tenta y cuatro años. Cada vez que veía a su marido, reconocía a esa
persona, así como todas las asociaciones mentales que indicaban "este
es mi marido,, pero ya no sentía ningún afecto ni amor por él, única
mente indiferencia. Pero sabía que debería tener esos sentimientos ha
cia él, de modo que su cerebro desarrolló una astuta reconciliación de
la inconsistencia: ese hombre no era realmente su marido, sino un im
postor que se le parecía.
El de la Sra. D. no es un caso único. Hay muchos otros ejemplos de
personas que sufren algún tipo de daño cerebral y ven alterados radi
calmente en consecuencia sus estados emocionales o su personalidad.
Eso no demuestra más allá de toda duda posible que la mente no es
nada más que una forma de hablar de lo que ocurre en el cerebro físico.
Ahora bien, debería contribuir a reducir nuestra probabilidad para el
anticuado dualismo cartesiano hasta un valor realmente pequeño.
Eso nos deja o bien con el fisicalismo --el mundo, incluidas las
personas, es puramente físico-, o con alguna forma novedosa de dua
lismo no cartesiano. Para aclarar esta última cuestión, necesitamos
pensar algo más en lo que significa ser una persona consciente y que
experimenta.
39
¿QUÉ PIENSA?
magnetismo. Percibo, siento: hay algo parecido a ser yo, algo singu
larmente personal y experiencia!, una rica vida interior de la que es
imposible que dé cuenta el movimiento de la materia irracional, no im
porta cuántos átomos se congreguen juntos. A esto se lo conoce por
el problema mente-cuerpo: ¿cómo podemos aspirar a justificar la reali
dad mental usando solo conceptos ftsicos?
Como ocurre con el origen de la vida y el del universo, no pode
mos afirmar disponer de una comprensión completa de la naturaleza
de la conciencia. El estudio de cómo pensamos y sentimos, por no
mencionar cómo pensar en quiénes somos, se halla en su infancia en
términos relativos. Según lo ha expresado la neurocientífica y filóso
fa Patricia Churchland: ((Somos previos a Newton, y previos a Ke
pler. Todavía estamos descubriendo que hay lunas alrededor de jú
piten,.
Pero nada de lo que sí sabemos acerca de la conciencia debería lle
vamos a dudar del concepto ordinario y naturalista del mundo que tan
excepcionalmente fructífero ha resultado en otros contextos. A partir
de ahora, nada relacionado con el problema mente-cuerpo debería
persuadimos de que las leyes de la ftsica requieren ser actualizadas,
enmendadas o ampliadas.
Puede que Mary conozca todos los hechos físicos acerca del color,
pero aún hay algo que no sabe: «cómo es" experimentar el color rojo.
Por lo tanto, hay más clases de cosas en el mundo aparte de las meramen
te físicas. El argumento no consiste solo en decir que aún no sabemos
cómo explicar la nueva experiencia de Mary en términos físicos; la con
clusión es que resulta imposible que exista tal explicación.
Como la Habitación China, el dilema de Mary se basa en un mon
taje de experimento mental que parece relativamente inocente, pero
resulta enormemente improbable en la práctica. «Todos los hechos fí
sicos acerca del color" supone una cantidad tremenda de hechos. He
aquí un hecho físico sobre el color: cuando me corté el dedo la semana
pasada cortando cebollas, mi sangre era roja. ¿Sabe Mary que me corté
el dedo cortando cebollas hace una semana? ¿Conoce la posición, mo
mento y frecuencia de cada fotón de luz visible de todo el universo? ¿Y
qué hay del pasado y del futuro del universo? Igual que «un ser omnis
ciente, omnipotente y omnibenevolente,, la frase ''todos los hechos
físicos acerca del colon> evoca cierta vaga impresión en nuestras men
tes, pero dista mucho de estar claro que esta expresión corresponda a
algún concepto bien defmido.
consciente no puede ser puramente fisica, pero que eso no basta para
considerarlo un argumento convincente a favor de esa conclusión.
Queda la interesante tarea de mostrar cómo nos ha inducido a error
nuestra intuición . . . Como tan a menudo hace, como la ciencia nos si
gue recordando.
41
Z O M B I S E HISTORIAS
tiene varios estados mentales posibles. Si los átomos forman una roca,
esos estados pueden ser primitivos e inobservables, esencialmente
irrelevantes. Pero si forman una persona, surgen a la vida una rica di
versidad de estados mentales. Para entender la conciencia desde este
punto de vista, tenemos que tomarnos en serio esas propiedades men
tales.
Si esas propiedades mentales afectaran el comportamiento de las
partículas de la misma manera que propiedades físicas como la masa y
la carga eléctrica, entonces serían simplemente otra clase de propieda
des físicas. Uno es libre de postular nuevas propiedades que afecten el
comportamiento de electrones y fotones, pero con eso no se añaden
simplemente nuevas ideas a la teoría del núcleo: se está diciendo que
esta es incorrecta. Si las propiedades mentales afectan la evolución de
los campos cuánticos, siempre habrá formas de medir experimental
mente ese efecto, por lo menos en principio. Eso, sin mencionar todas
las dificultades teóricas respecto a la conservación de la energía, etc.,
que implicaría semejante modificación. Resulta razonable asignar una
probabilidad muy baja a una revisión tan completa de la muy exitosa
estructura de la física conocida.
De forma alternativa, podríamos imaginar que las propiedades
mentales solo se apuntan para hacer bulto, por lo que a los sistemas fí
sicos se refiere. La teoría del núcleo puede ser una descripción comple
ta del comportamiento físico de los campos cuánticos de que estamos
constituidos, pero no una descripción completa de nosotros mismos.
Esa descripción requeriría especificar asimismo nuestras propiedades
mentales.
Los zombis serían agrupaciones de partículas dispuestas exacta
mente en el mismo orden que normalmente conforma una persona, ri
giéndose por las mismas leyes físicas y, por ende, comportándose
exactamente de la misma manera, pero carecerían de las propiedades
mentales responsables de la experiencia interna. Por lo que se puede
apreciar al hablar con ellos, todos nuestros amigos y seres queridos son
secretamente zombis. Y no pueden estar seguros de que yo mismo no
lo sea también. Tal vez lo sospechan.
Hay una parte del universo que elijo llamar HYO", una colección de áto
mos que interactúan y evolucionan de determinadas maneras. Me atribu
yo a «mÍ mjsmo» diversas propiedades, algunas directamente físicas, y
ZOMBIS E HISTORIAS
Si la conciencia fuera algo que está más allá de las propiedades físicas
de la materia, surgiría un enigma: ¿a qué se dedicó durante los miles de
millones de años que pasaron hasta que apareció la vida?
A los naturalistas poéticos esta pregunta no les causa la menor in
quietudl. La aparición de la conciencia es una fase de transición, como
el agua que hierve. El hecho de que el agua suficientemente caliente
tiene forma gaseosa no significa que siempre haya habido algo gaseoso
en el agua, ni siquiera cuando tenía forma de líquido; el sistema sim
plemente adquirió nuevas propiedades cuando cambió su situación.
Ahora, si piensan ustedes que las propiedades mentales son un
ingrediente adicional, más allá del substrato físico subyacente, en
tonces la pregunta de qué estuvieron haciendo durante la mayor par
te de la historia del universo sí es peliaguda. La respuesta más directa
es que esas propiedades mentales siempre estuvieron ahí, antes in
cluso de que hubiera cerebros u organismos siquiera. Hasta los áto
mos y partículas individuales que andaban entrechocando unos con
otros en el universo temprano, o lo están haciendo en la actualidad
en el centro del sol o en el frío desolado del espacio intergaláctico,
están dotados de propiedades mentales propias. En este sentido, se
rían un poquito conscientes.
La sugerencia de que la conciencia se extiende por todo el univer
so, y es parte de cada pedazo de materia, recibe el nombre de panpsi
quismo. Es una vieja idea, cuyos orígenes se remontan probablemente a
época tan temprana como la de Tales y Platón en la antigua Grecia, así
como a ciertas tradiciones budistas. En su moderna encarnación, la
han estudiado seriamente ftlósofos como David Chalmers y neuro
científicos como Giulio Tononi y ChristofKoch. He aquí a Chalmers,
cogiendo admirablemente el toro por los cuernos y aceptando las con
secuencias de lo que implicaría este punto de vista:
EL GRAN CUADRO
pero sigue siendo --en todas sus formulaciones propuestas- una teo
ría física corriente, regida por leyes impersonales expresadas bajo for
ma de ecuaciones. En particular, incluso en las interpretaciones en las
que las funciones de onda se colapsan realmente cuando los sistemas
son observados, la persona que observa carece de cualquier influencia
sobre el resultado final de la medición. Este solo obedece una regla, la
de Boro para las probabilidades cuánticas, que dice que la probabi
lidad de cada resultado la da el valor de la función de onda al cuadrado.
Nada misterioso, nada personal, nada intrínsecamente humano. Solo
física.
La idea de que formamos parte del mundo natural puede acarrear una
sensación de honda pérdida si las razones y causas de nuestras acciones
no son las que creíamos que eran. Tal como se plantea el problema, no
somos seres humanos, dotados de intenciones y metas; somos sacos de
partículas que se entrechocan mecánicamente mientras el tiempo sigue
adelante. No es el amor lo que nos mantendrá unidos, son solo las le
yes de la física. El filósofo Jerry Fodor formuló así una versión de esta
preocupación:
Este problema parece más complicado de lo que es, debido a una ten
dencia comprensible, en un mundo descrito por múltiples historias di
ferentes, aunque mutuamente compatibles, a entremezclar los concep
tos de unas historias con los de otras; a cruzar las líneas que separan las
distintas formas de hablar.
En vez de reconocer que hay una forma de hablar del mundo en
términos de campos cuánticos e interacciones con la teoría del núcleo,
y otra en términos de agentes humanos con deseos y estados mentales,
caemos en la trampa de usar múltiples vocabularios al mismo tiempo.
Cuando se nos dice que cada estado mental corresponde a varios esta
dos fisicos del cerebro, uno siente ganas de quejarse: «¿De verdad
piensas que la razón de que me esté rascando obedece solo a algunas
señales sinápticas, y no a que me pica?». Esa queja está fuera de lugar.
U no puede describir lo que está ocurriendo en términos de señales
electroquímicas en su sistema nervioso central, o en términos de sus
estados mentales y las acciones que lo obligan a llevar a cabo. Pero hay
que tener cuidado de no equivocarse, y empezar una frase en un idio
ma y tratar de terminarla en otro distinto.
Uno de los argumentos más corrientes en contra del dualismo car
tesiano (o propiedades mentales que influyen en las fisicas) es el cierre
causal del mundo físico. Las leyes fisicas tal como las conocemos -la
teoría del núcleo, en el terreno que nos interesa- son completas y
autoconsistentes. Si se me facilita el estado cuántico de un sistema, hay
ecuaciones inequívocas que me dirán lo que va a hacer a continuación.
(Hemos anotado una ecuación de estas en el Apéndice.) No hay nin
guna ambigüedad, no hay factores de elusión secretos, ni oportunidad
para interpretaciones diferentes de lo que está sucediendo. Si se me
proporciona el estado cuántico completo y exacto correspondiente a
«una persona que siente un picon,, y yo dispongo de las capacidades de
cálculo del Demonio de Laplace, podría predecir con extraordinaria
precisión que el estado cuántico evolucionará hasta otro estado dife
rente, correspondiente a «una persona que se rasca». No se precisa, ni
se permite, más información.
la fisica atómica. Esas reglas son inequívocas: si me dicen con qué otras
moléculas está interactuando cualquier molécula de agua individual,
las reglas me dirán con exactitud lo que ocurrirá a continuación. Las
moléculas relevantes pueden formar parte de una estructura cristalina
mayor, pero ese conocimiento es de importancia nula a la hora de estu
diar el comportamiento de la molécula de agua bajo consideración. El
entamo en que está incrustada la molécula es relevante, pero no hay
reparos en describir dicho entorno en términos de su propia estructura
molecular. La molécula individual no tiene ni idea de si es parte de un
copo de nieve, y nada podría importarle menos.
En principio, algo como la causalidad descendente es posible, aun
cuando no exista evidencia de ello en el universo real. Podríamos ima
ginar un posible mundo en el que los electrones y los átomos siguieran
las reglas de la teoría del núcleo en situaciones con un número muy
reducido de partículas, pero empezaran a obedecer reglas diferentes
cuando aumentaran las cantidades (como en un ser humano). Incluso
entonces, la forma correcta de pensar en la situación no sería ula es
tructura mayor está influyendo en las partículas pequeñas,; es ((las re
glas que pensábamos que gobernaban a las partículas estaban equivo
cadas,. En otras palabras, podríamos descubrir que el dominio de
aplicabilidad de la teoría del núcleo era más pequeño de lo que había
mos pensado. No hay pruebas de que sea cierto nada en esa línea, y
además violaría todo lo que sabemos sobre las teorías efectivas del
campo cuántico; pero son posibles muchas cosas.
La forma que tenemos de hablar de los seres humanos y sus inte
racciones va a terminar siendo menos nítida y precisa que nuestras teo
rías acerca de las partículas elementales. Podría resultar inocuo, y pue
de que fuera incluso útil, tomar prestados términos de una historia
porque resultan útiles en otra: ulas enfermedades las causan gérmenes
microscópicos, es un ejemplo obvio. Establecer relaciones entre voca
bularios diferentes, como cuando Boltzmann sugirió que la entropía de
un gas estaba relacionada con la cantidad de ordenamientos indistin
guibles de las moléculas de que estaba compuesto, puede resultar ex
tremadamente valioso y añadir importantes perspectivas. Pero si una
teoría vale algo, tiene que ser capaz de hablar sensatamente por sí mis
ma de los fenómenos que pretende describir, sin apoyarse en causas
ejercidas sobre o desde teorías con diferentes enfoques.
Los estados mentales son formas de hablar sobre estados fisicos
particulares. Decir que un estado mental causa un efecto fisico es exac-
420 EL GRAN CUADRO
tamente igual de legítimo que decir que cualquier situación física ma
croscópica es la causa de algún acontecimiento físico macroscópico.
No hay nada incorrecto en atribuir su rascado a la existencia de su pru
rito; simplemente, se puede contar legítimamente más de una historia
acerca de lo que está ocurriendo.
44
LIBERTAD DE ELECCIÓN
Una vez que hemos visto que los estados mentales pueden ejercer efec
tos físicos, resulta imposible no preguntarse: ((¿Quién está a cargo de
esos estados mentales?,. ¿Estoy yo, mi ser emergente, haciendo elec
ciones en realidad? ¿O soy una mera marioneta, de cuyos hilos tiran
mientras mis átomos se entrechocan de acuerdo con las leyes de la físi
ca? ¿A fm de cuentas, dispongo de libre albedrío?
Hay un sentido en el que tenemos libre albedrío. Y también hay un
sentido en el que no. Qué sentido es el ��correcto" es un problema que
les invito a resolver por sí mismos (si les parece que tienen la capacidad
de tomar decisiones).
El argumento habitual en contra del libre albedrío es sencillo: esta
mos hechos de átomos, y esos átomos siguen los patrones a los que nos
referimos como leyes de la física. Esas leyes sirven para describir de
forma completa la evolución de un sistema sin ninguna influencia aje
na a la descripción atómica. Si la información se conserva a través del
tiempo, el futuro entero del universo ya está escrito, aunque aún no lo
conozcamos. La mecánica cuántica predice nuestro futuro en términos
de probabilidades más que de certezas, pero esas mismas probabilida
des están fijadas absolutamente por el estado actual del universo. Una
versión cuántica del Demonio de Laplace podría decir con confianza
cuál sería la probabilidad de cada historia futura, y ninguna cantidad
de libre albedrío sería capaz de cambiar eso. No hay sitio para la elec
ción humana, así que no existe el libre albedrío. Solo somos objetos
materiales que obedecen las leyes de la naturaleza.
No resulta difícil ver en qué viola nuestras reglas ese argumento.
Por supuesto que no existe ninguna noción de libre voluntad cuando
elegimos describir a los seres humanos como agrupaciones de átomos
o una función de onda cuántica. Pero eso no dice nada sobre si el con
cepto desempeña no obstante un papel útil cuando decidimos describir
422 EL GRAN CUADRO
a los seres humanos como personas. De hecho, está bastante claro que
sí juega un papel útil. Hasta los más recalcitrantes enemigos del libre
albedrío hablan constantemente de las elecciones que ellos y otras per
sonas toman en el transcurso de sus actividades diarias, aunque luego
intenten quitarle importancia añadiendo: <�Excepto, por supuesto, que
el concepto de elección no existe en realidad,.
El concepto de elección sí existe, y resultaría en verdad dificil des
cribir a los seres humanos sin él. Imagine usted que es un estudiante de
instituto que quiere cursar estudios superiores, y ha sido aceptado por
varias universidades. Estudia sus páginas web, visita sus campus, ha
bla con estudiantes y profesores en cada sitio. En conclusión, dice que
sí solo a una universidad, no a las demás. ¿Cuál es la mejor manera de
describir lo que acaba de suceder, el vocabulario más útil para hablar
de nuestro mundo a escala humana? Inevitablemente, implicará algu
nas declaraciones en la línea de <�ha hecho una elección,, y las razones
para la misma. Si hubiese sido usted un robot simplista o un generador
de números aleatorios, podría haber existido una forma mejor de ha
blar. Ahora bien, resulta artificial y contraproducente negarnos el vo
cabulario de la elección cuando hablamos de seres humanos, indepen
dientemente de lo bien que entendamos las leyes de la fisica. En la
literatura filosófica, esta actitud es conocida como compatihilismo y
alude a la compatibilidad entre una descripción científica determinista
(o, al menos, impersonal) subyacente y un vocabulario macroscópico
de elección y volición. El compatibilismo, cuyos orígenes se remontan
a john Locke en el siglo xvu, es la forma más popular de pensar en el
libre albedrío entre los filósofos profesionales.
Desde esta perspectiva, el error cometido por los escépticos del li
bre albedrío es alternar descuidadamente vocabularios incompatibles.
Sale usted de la ducha por la mañana, se dirige a su armario y se pre
gunta si debería ponerse la camisa negra o la azul. Esa es una decisión
que tendrá que tomar. No puede decir: <�Haré lo que los átomos de mi
cuerpo iban a hacer de manera determinista de todas formas,. Los áto
mos van a hacer lo que fueran a hacer, pero usted no sabe qué es, y re
sulta irrelevante a efectos de la pregunta sobre qué decisión debería
tomar. Una vez planteada la pregunta en términos de usted y su elec
ción, no puede además empezar a hablar de sus átomos y las leyes ffsi
cas. Cualquiera de los dos vocabularios es perfectamente legítimo,
pero mezclarlos conduce al disparate.
LIBERTAD DE ELECCIÓN
Hemos llegado al punto en el que los que dudan del libre albedrío ob
jetarán que la postura que hemos defendido aquí no es, en realidad, el
libre albedrío en absoluto. Lo único que hemos hecho es redefinir la
noción para que signifique algo completamente distinto, presumible
mente porque somos demasiado pusilánimes para afrontar la desolada
realidad de un cosmos impersonal.
No tengo ningún problema con la desolada realidad de un cosmos
impersonal. Ahora bien, es importante explorar las formas más preci
sas y útiles de hablar acerca del mundo, a todos los niveles relevantes.
Hay que reconocer que algunas formulaciones del "libre albedrío''
van mucho más allá de lo que estaría dispuesto a tolerar un partidario
del naturalismo poético. Existe lo que se llama libertad libertaria. Esta
no tiene nada que ver con la idea política de libre mercado del liberta
rismo norteamericano. Más bien, es la actitud consistente en que la ac
tividad humana introduce un elemento de indeterminación en el uni
verso. A las personas no las gobiernan las impersonales leyes de la
física: tienen la capacidad inequívoca de forjar su propio futuro. Es una
negación de la posible existencia de algo como el Demonio de Laplace,
que podía conocer el futuro antes de que sucediera.
No hay motivo para aceptar la libertad libertaria como parte del
mundo real. No existen pruebas directas de su existencia, y viola cuan
to sabemos acerca de las leyes naturales. Para que pudiera existir la li
bertad libertaria, a los seres humanos tendría que resultarles posible
superar las leyes de la física solo mediante el pensamiento.
El naturalista poético dice que tenemos dos formas muy diferentes
de describir el mundo: una historia al nivel de la física y una historia al
nivel humano, que apelan a conjuntos conceptuales separados y, sin
LIBERTAD DE ELECCIÓN
PREOCUPARSE
45
Carl Sagan, quien descubrió a tantísima gente las maravillas del cos
mos, falleció en 1996. En un acto celebrado en 2003, le preguntaron
acerca de él a su viuda, Ann Druyan. Su respuesta merece ser citada en
extenso:
Cuando murió mi esposo, como era tan famoso y conocido por no ser
creyente, muchas personas solían acercarse a mí -todavía ocurre-- y
preguntarme si Carl había cambiado al final y se había convertido a algu
na fe en una vida futura. También suelen preguntarme con frecuencia si
creo que lo volveré a ver.
Carl hizo frente a la muerte con valor indesmayable y nunca buscó
refugio en ilusiones. Lo trágico es que los dos sabíamos que nunca nos
volveríamos a ver. No espero llegar a reunirme con Carl nunca. Pero lo
grande es que, mientras estuvimos juntos, durante casi veinte años, vivi
mos con una intensa apreciación de lo breve y valiosa que es la vida.
Nunca trivializamos el significado de la muerte fingiendo que fuera algo
distinto de una separación definitiva.
Cada momento que vivimos juntos resultó milagroso; no milagroso
en el sentido de inexplicable o sobrenatural. Éramos conscientes de ha
ber sido agraciados por la suerte . . . Que la pura suerte hubiese sido tan
generosa y tan buena . . . Que hubiésemos podido encontrarnos, como
Carl escribió tan bellamente en Cosmos, ya saben, en la vastedad del es
pacio y en la inmensidad del tiempo . . . Que pudiésemos estar veinte
años juntos. Eso es algo que me sostiene y tiene mucho más sentido . . .
La forma en que me trató, y la forma en que yo lo traté, la forma en
que cuidamos el uno del otro y de nuestra familia, mientras él vivió. Eso es
mucho más importante que la idea de volver a verlo algún día. No creo que
vuelva a ver a Carl nunca. Pero lo vi. Nos vimos el uno al otro. Nos encon
tramos en el cosmos, y eso fue maravilloso.
43 2 EL GRAN CUADRO
David Hume, el pensador escocés del siglo xvm al que nos hemos en
contrado anteriormente como precursor del naturalismo poético, es
ampliamente considerado una figura señera de la Ilustración. Cuando
tenía solo veintitrés años, empezó a trabajar en el libro que se converti
ría en el extraordinariamente influyente Tratado de la naturaleta huma
na. Al menos, así lo juzgaría la historia; en su día, la ambición de Hume
de escribir un éxito de ventas se vio un tanto frustrada, y lamentó que
el libro 'mació muerto en la imprenta''·
Deberíamos reconocerle a Hume el mérito de tratar de ser un es
critor ameno, aunque el público lector no estuviese necesariamente de
acuerdo. En un pasaje célebre, comenta sardónicamente lo que le pare
ce una curiosa tendencia entre sus colegas filósofos: una predilección
por proclamar de repente lo que debena ser cierto, cuando previamen
te solo habían estado describiendo lo que es cierto.
z. X es verdad.
2. Si X es verdad, entonces Y es verdad.
3. Por consiguiente, Yes verdad.
Y, sin embargo, ocurre todo el tiempo. Una y otra vez, antes y después
de la aparición del célebre pasaje de Hume, mucha gente ha proclama
do con tono triunfal haber descifrado finalmente el código, y demos
trado cómo derivar ''deber ser" de ''ser,. Personas inteligentes, enten
didas, con cosas interesantes que decir. Pero, de alguna forma, todas se
han extraviado.
El físico Richard Feynman gustaba de contar una historia acerca
de su encuentro con un pintor al que le preguntó por su arte. El pin
tor se jactaba de saber mezclar pintura roja y blanca y obtener el co
lor amarillo. Feynman sabía lo suficiente sobre el funcionamiento de
los colores para mostrarse escéptico, así que el pintor cogió un poco
LO QUE ES Y LO QUE DEBERÍA SER 44 3
pondrían una grave violación de algún otro precepto moral. Searle di
ría que esos ejemplos no cuentan, debido a la cláusula upermaneciendo
todo lo demás igual». Así pues, ¿qué significa exactamente esa cláusu
la? Searle nos lo explica:
Así pues, uno debería hacer lo que esté obligado a hacer . . . a me
nos que exista algún motivo para no hacerlo. Esto no parece un funda
mento demasiado útil para un razonamiento moral.
Los supuestos que planteamos para conseguir construir un razona
miento moral, no deberíamos ocultarlos ni restarles importancia.
Nuestros intentos para ser mejores personas se defienden mejor sacan
do esos supuestos a la luz para ser examinados y evaluados tan cuida
dosamente como podamos.
REGLAS Y C O N SE C U E N CIAS
decir sobre metaética, a saber: nuestros sistemas éticos son cosas cons
truidas por seres humanos, no algo descubierto ahí en el mundo, y de
berían ser valorados en con�ecuencia. Para ayudar en esa clase de eva
luación, podemos contemplar algunas de las elecciones a que nos
enfrentamos cuando se trata de ética.
Dos ideas sirven de útil punto de partida: el consecuencialismo y la
deontología. A riesgo de simplificar excesivamente miles de años de
discusión y contemplación: los consecuencialistas creen que las impli
caciones morales de un acto las determinan las consecuencias que aca
rrea dicho acto, mientras que los deontólogos piensan que los actos
son moralmente buenos o malos en y por sí mismos, no por los efectos
que puedan producir. �<El mayor bien para el mayor número», la famo
sa máxima del utilitarismo, es una forma clásica de pensamiento conse
cuencialista. �<Trata a los demás como quisieras ser tratado», la Regla
de Oro, es un ejemplo de deontología en acción. La deontología va
toda de reglas. (El término "deontología» proviene del griego deon,
<<obligación», mientras que �<Ontología» procede del griego on, 11ser». A
pesar del parecido de los términos, las dos ideas no están relacionadas.)
Bill y Ted eran deontólogos. Si hubiesen sido consecuencialistas,
su lema habría sido algo parecido a <<Haz que el mundo sea un lugar
más excelente>>.
El problema es que tanto el consecuencialismo como la deontolo
gía parecen perfectamente razonables a primera vista. <<El mayor bien
para el mayor número» parece una idea espléndida, igual que <<Trata a
los demás como quisieras ser tratado». La clave del problema del tran
vía es que estos dos enfoques pueden entrar en conflicto. La idea de
que sería razonable sacrificar a una persona para salvar a cinco es con
secuencialista en el fondo, mientras que nuestra reticencia a tirar de la
palanca en la práctica nace de impulsos profundamente deontológicos.
Desviar el tranvía y matar a una persona inocente simplemente parece
estar mal, aunque sirva para salvar vidas. Los sentimientos morales es
tándar de la mayoría de la gente incluyen al tiempo impulsos conse
cuencialistas y deontológicos.
La actividad de estas inclinaciones éticas enfrentadas puede ras
trearse hasta partes diferentes de nuestros locuaces cerebros. Nues
tras mentes tienen un Sistema 1 que está basado en la heurística, los
instintos y las reacciones viscerales, así como un Sistema 2, que es el
responsable de la cognición y de los pensamientos de nivel superior.
Hablando de forma aproximada, el Sistema 1 tiende a ser responsa-
REGLAS Y CONSECUENCIAS 45 3
La idea de que las directrices morales son cosas inventadas por los se
res humanos basándose en sus juicios y creencias subjetivas, en vez de
estar basadas en algo exterior, es conocida como constructivismo moral.
(Cuando digo <<seres humanos» en este contexto, sustitúyanlo si quie
ren por "criaturas conscientes». No estoy tratando de discriminar a los
animales, alienígenas ni hipotéticas inteligencias artificiales.) El cons
tructivismo es ligeramente diferente del "relativismo,. Un relativista
moral piensa que la moralidad se basa en las prácticas de unas culturas
o individuos determinados y, por lo tanto, no puede ser juzgada desde
fuera. El relativismo es ridiculizado a veces por tratarse de una postura
excesivamente quietista: no permite la legítima crítica de un sistema
por otro.
Un constructivista moral, por contraste, reconoce que la morali
dad se origina en los individuos y en las sociedades, pero acepta que
esos individuos y sociedades darán al conjunto de creencias resultantes
el tratamiento de "bien" y juzgarán a los demás en consecuencia. Los
constructivistas morales no tienen reparos en decirles a otras personas
que lo que están haciendo está mal. Es más, el hecho de que la moral
sea una construcción no significa que sea arbitraria. Los sistemas éti-
REGLAS Y CONSECUENCIAS 457
cos los han inventado los seres humanos, pero todos podemos mante
ner productivas conversaciones sobre cómo mejorarlos, de la misma
manera que hacemos con todas las clases de cosas que creamos los se
res humanos.
La filósofa Sharon Street distingue entre el constructivismo kan
tiano, según Immanuel Kant, y el constructivismo humeano, según
David Hume. Se trata de dos pensadores enormemente influyentes,
que tendían a abordar los problemas desde perspectivas muy diferen
tes, en parte tal vez por sus distintas personalidades. Kant, cuyo estric
to horario personal era tal que los ciudadanos de Konigsberg solían
poner en hora sus relojes en función de sus paseos diarios, formaba
parte de una larga tradición filosófica en la que se trata de hacer que
todo sea preciso, riguroso y cierto. No toleraba la falta de claridad en
su filosofia ética. Kant era el deontólogo por excelencia, y fundó sus
opiniones sobre la moralidad en el imperatiYo categórico: obra de tal
forma que tus actos puedan convertirse en una ley universal. En algún
momento, Kant pareció sugerir que estaría mal mentirle a un asesino que
estuviera en tu puerta, para proteger a su víctima potencial, porque men
tir no debería ser una ley universal. Los estudiosos discuten sobre si
Kant realmente pensaba que siempre estaba mal mentir, pero uno des
de luego se queda con la impresión de una estricta rectitud deontológi
ca en su pensamiento.
Entretanto, Hume se sentía mucho más a gusto en un mundo de
escepticismo, empirismo e incertidumbre. Rechazaba los principios
morales absolutos y en lugar de un imperativo objetivo, proclamaba
con orgullo que ((La razón es, y solo debería ser, la esclava de las pasio
nes,. Es decir, que la razón puede ayudamos a conseguir lo que quere
mos, pero lo que en realidad deseamos lo definen nuestras pasiones.
Hume dudaba de la tendencia filosófica natural a hacer que las cosas
parezcan un poquito más ordenadas y exactas de cómo son en realidad.
Un constructivista kantiano acepta que la moralidad la construyen
los seres humanos, pero cree que cada persona racional construiría el
mismo marco moral, con solo molestarse en pensar al respecto con su
ficiente claridad. Un constructivista humeano da un paso más: la mo
ralidad es construida, y diferentes personas muy bien podrían cons
truir marcos morales diferentes para sí mismas.
Hume tenía razón. No disponemos de ninguna orientación objeti
va para distinguir el bien del mal: ni de Dios, ni de la naturaleza, ni de
la pura fuerza de la razón misma. Vivos en el mundo, individuales y
EL GRAN CUADRO
ser considerado un «erron>; puede que sea parte de una forma compleja
y polifacética, aunque internamente coherente, de realizar nuestras in
clinaciones morales básicas.
O también: alguien podría ser una persona perfectamente moral
que basa su comportamiento en un conjunto reducido de valores abso
lutos, ya se trate de una versión particular del utilitarismo, o de adhe
sión al imperativo categórico, porque siente que es lo que mejor casa
con sus convicciones íntimas. Y eso está bien. Los sistemas morales
que construimos sirven a nuestros propósitos.
Dios le ordenó a Abraham hacer algo horrible. Fue un gran desa
fio a su humanidad, pero dada su visión del mundo, la forma de proce
der correcta estaba clara: si estás seguro de que Dios te ha dicho algo,
eso es lo que has de hacer. El naturalismo poético se niega a ofrecernos
el consuelo de una certeza moral objetiva. No hay respuesta <<correcta"
al problema del tranvía. Cómo debería actuar uno depende de quién
sea.
E S C U CHAR AL M U N D O
Imagine usted que intenta alcanzar la quietud absoluta. Cierre los ojos,
frene sus ritmos corporales, deje que se le quede la mente en blanco.
Aunque a algunas personas se les da mejor que a otras, nadie puede
estar nunca realmente inmóvil. Siempre tendrá que respirar; su cora
zón seguirá bombeando; miles de millones de moléculas ATP están
siendo sintetizadas en su interior, y luego usadas para alimentar proce
sos invisibles dentro de su cuerpo. No existe la quietud perfecta a este
lado de la tumba. (Y tampoco después, aunque se nos podrá permitir
cierta licencia poética.)
Compare esto con un ordenador. Construya una máquina con in
menso poder de procesamiento, conéctela y contemple lo que hace por
sí sola: nada en absoluto. Simplemente estará ahí. Podemos progra
marla, fijarle alguna tarea y pedirle que haga algo. Pero si no lo hace
mos, la máquina no desarrollará voluntad solo porque tiene la capaci
dad de hacer cálculos. Si no le hace caso, no se impacientará; si le causa
daños, no se defenderá; si la humilla, no se ofenderá.
La vida la caracterizan el movimiento y el cambio, y esos rasgos se
manifiestan en los seres humanos como formas del deseo. Desde nues
tros orígenes evolutivos, hay cosas que queremos, desde disfrutar de
una buena comida, a ayudar a otras personas, a crear una obra de arte
conmovedora. Esos deseos nos conforman, y nos hacen preocupamos
de nosotros mismos y de otros. Pero no nos esclavizan: somos reflexi
vos y conscientes, con la capacidad de darle forma a lo que nos impor
ta. Podemos, si así lo decidimos, enfocar nuestro cuidado en hacer del
mundo un sitio mejor.
470 EL GRAN CUADRO
COMPENSA ESCUCHAR
-
más igualitarios. Este comportamiento persistió mientras duró el es
tudio, a lo largo de más de una década.
La lección no es que deberíamos aprender de los babuinos (aunque
si ellos pueden mejorar su estilo de vida, a lo mejor aún hay esperanza
para nosotros). Es que no somos criaturas simples, unificadas, fijas.
Tenemos inclinaciones y deseos, nacidas en parte de nuestras disposi
ciones innatas, pero también tenemos la oportunidad de cambiar, en
tanto que individuos y como sociedad.
He aquí una historia acerca de la naturaleza del mundo que podría uno
imaginarse contando. El universo es un milagro. Fue creado por Dios
en un acto de amor único. La grandeza del cosmos, que abarca miles de
millones de años e incontables estrellas culminó con la aparición de se
res humanos aquí en la tierra: criaturas conscientes, uniones de cuerpo
y alma, capaces de apreciar y responder al amor de Dios. Nuestras vi
das mortales forman parte de un mayor lapso de existencia, en la que
seguiremos participando después de nuestras muertes.
Es una historia atractiva. Es fácil de entender por qué alguien se la
creería y se esforzaría por conciliada con lo que nos ha enseñado
la ciencia acerca de la naturaleza de la realidad.
He aquí una historia diferente. El universo no es un milagro. Sen
cillamente es, sin dirección ni sostén, manifestando los patrones de la
naturaleza con escrupulosa regularidad. A lo largo de miles de millo
nes de años, ha evolucionado de forma natural, a partir de un estado de
baja entropía hacia una creciente complejidad, y al final tocará a su fin
en un equilibrio sin rasgos distintivos. El milagro somos nosotros, los
seres humanos. No es un milagro de los que vulneran las leyes de la fi
sica. Lo es en el sentido de que resulta maravilloso y asombroso que
hayan podido surgir criaturas tan complejas, conscientes, creativas y
atentas en perfecto acuerdo con esas mismas leyes. Nuestras vidas son
finitas, impredecibles y enormemente valiosas. Nuestra emergencia ha
traído sentido e importancia al mundo.
Esta historia también es rematadamente buena. A su modo, resulta
bastante exigente: puede no darnos todo lo que queremos, pero encaja
bien con lo que la ciencia nos ha enseñado sobre la naturaleza. Nos
lega la responsabilidad y la oportunidad de convertir la vida en lo que
nos gustaría que fuese.
LA E C U A C I Ó N S U BYACENTE
A T O D O S N O SOTROS
FERMIONES
1 . Electrón, muón, tauón (carga eléctrica- 1 ) .
2. Neutrino electrónico, neutrino muónico, neutrino tauónico
(neutrales).
3 · Quark arriba, quark encanto, quark cima (carga + 2l 3).
4· Quark abajo, quark extraño, quark fondo (carga - 1 1 3).
BOSONES
1 . Gravitón (gravedad; curvatura del espacio-tiempo).
2. Fotón (electromagnetismo).
3 · Ocho gluones (fuerza nuclear fuerte).
4 · Bosones Wy Z (fuerza nuclear débil).
5. Bosón de Higgs.
interactúan con fotones.) Los fotones mismos son neutrales, así que no
interactúan directamente entre sí.
La �<carga" gravitacional es solo la energía de la partícula, que es
igual a la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado
cuando la partícula está en reposo. Todas las partículas tienen carga
gravitacional; Einstein nos enseñó que la gravedad es universal. To
dos los fermiones que conocemos tienen una carga nuclear débil, por
lo que interactúan con bosones W y Z. La mitad de los fermiones que
conocemos interactúan con los gluones portadores de la fuerza fuerte,
y a esos fermiones los llamamos quarks; la otra mitad no, y los llama
mos leptones. Hay quarks del tipo arriba, con carga (eléctrica) igual a
+ 213, y quarks del tipo abajo, con carga igual a - 1 1 3· La fuerza fuerte
es tan fuerte que quarks y gluones se ven confinados dentro de partícu
las como protones y neutrones, por lo que nunca los observamos di
rectamente. Los leptones cargados son el electrón y sus primos más
pesados, el muón y el tauón, y hay tres neutrinos asociados con ellos,
nombrados imaginativamente neutrino electrónico, neutrino muónico
y neutrino tauónico.
Luego está el campo de Higgs y su partícula asociada, el bosón de
Higgs. Propuesto en la década de 1960, el bosón de Higgs fue final
mente descubierto en el Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra
en 201 2. Aunque es un bosón, normalmente no hablamos de una "fuer
za, asociada al campo de Higgs; podríamos, pero el Higgs es tan enor
me, que la fuerza correspondiente es extremadamente débil y de corto
alcance. Lo que hace tan especial al bosón de Higgs es que su campo
tiene un valor distinto de cero incluso en el espacio vacío. Todas las
partículas de las que estamos hechos están nadando constantemente en
un bafio de Higgs, y eso afecta a sus propiedades. Lo más importante
es que otorga masa a los quarks y a los leptones cargados, así como a
los bosones W y Z. El descubrimiento del bosón de Higgs aportó los
toques finales a la teoría del núcleo.
Me<:ánica cuántica
1<)DgJIDAI[D�JID<P] {i J
Espacio-tiempo Gravedad
o------1 ,___
_ _____, 1-------<
V(<P)] }
=
- � F: F ¡
11 a w +i1ii-y1L D/L�i (.fi;iV;j<P�� c.)
+ + h. - ID/L<PI2 -
Otras fuenas Materia Higgs
La esencia de la teoria del núcleo -las leyes de la física que subyacen a la vida cotidia
na-expresada en una sola ecuación. Esta ecuación es la amplitud cuántica para expe
rimentar una transición de una configuración de campo específica a otra, expresada
como una suma sobre todos los caminos que posiblemente pueden conectarlas.
vo. Esta pieza da cuenta del hecho de que el volumen del espacio-tiem
po (sobre el que estamos integrando) se ve afectado por cómo está cur
vado el mismo.
Todos los términos entre corchetes [ ] son las diferentes contribu
ciones a la acción de nuestros diversos campos: tanto sus propiedades
intrínsecas como su forma de interactuar entre ellos. Caen bajo las ca
tegorías de «gravedad,, ((otras fuerzas,, ((materia'' y ((Higgs,.
El término ((gravedad, es bastante simple: refleja la prístina ele
gancia de la teoría de la relatividad general de Einstein. La cantidad R
recibe el nombre de curvatura escalar y representa cuánta curvatura es
paciotemporal de cierta clase está presente en cualquier momento
dado. Se multiplica por una constante, m1 12, donde m es la masa de
p p
Planck. Solo es una manera graciosa de expresar la constante gravita-
dona) de Newton, G, que caracteriza la fuerza de la gravedad: m1p =
1 /8JtG. Estoy utilizando <<unidades naturales,, en las que tanto la ve-
locidad de la luz y la constante de Planck de la mecánica cuántica se
igualan a la unidad. La curvatura escalar R puede calcularse a partir del
campo gravitatorio, y la acción para la relatividad general es simple
mente proporcional a la integral de R sobre una región de espacio
tiempo. Minimizar esa integral nos da la ecuación de campo de Eins
tein para la gravedad.
A continuación, tenemos el término llamado ((Otras fuerzas,, que
incluye dos apariciones de una cantidad Fy unos cuantos superíndices
y subíndices. Fes el llamado tensor de lafueqa del campo y en nuestra
notación incluye contribuciones del electromagnetismo y de las fuer
zas nucleares fuerte y débil. En esencia, el tensor de fuerza del campo
nos dice cuánto está retorciéndose y vibrando el campo a través del
espacio-tiempo, de forma similar a cómo la curvatura escalar nos indi
ca cuánto se retuerce y vibra la geometría del propio espacio-tiempo.
Para el electromagnetismo, el tensor de fuerza del campo incorpora
tanto el campo eléctrico como el magnético.
Aquí, y en otros puntos de la ecuación, los superíndices y subíndi
ces etiquetan diferentes cantidades parciales, como de qué campo esta
mos hablando (fotones, gluones, bosones Wo Z), pero también de qué
parte del campo, como ((la parte del campo eléctrico alineada con el eje
de abscisas,. Cuando vean dos cantidades (como las dos F de este tér
mino) con los mismos índices, es un código que significa ((sumar todas
las posibilidades,. Se trata de una notación muy compacta, que nos
permite disimular gran complejidad en apenas unos pocos símbolos;
490 EL GRAN CUADRO
por eso es por lo que este único término abarca las contribuciones de
todos los diferentes campos de fuerzas.
Pues ahí la tienen: la teoría del núcleo, en pocas palabras. Una ecua
ción que nos indica la amplitud cuántica para que el conjunto entero de
campos pase de una configuración inicial (parte de una superposición
dentro de una función de onda) a una final.
Sabemos que la teoría del núcleo -y por consiguiente esta ecua
ción-
· - no puede ser la historia definitiva. En el universo hay materia
oscura, que no encaja cómodamente en ninguno de los campos conocí-
EL GRAN CUADRO
dos. Los neutrinos tienen masa, lo que sí puede tener cabida en la ecua
ción que acabamos de exponer, pero aún no hemos verificado experi
mentalmente que los términos que anotamos son de hecho responsables
de la masa de los neutrinos. Es más, prácticamente todos los físicos
creen que quedan más partículas y campos por descubrir, con mayores
masas y energías. Pero tienen que ser unos que, o bien interactúan
muy débilmente con nosotros (como la materia oscura), o bien de
caen muy deprisa.
La teoría del núcleo ni siquiera proporciona una teoóa completa
de los campos que sabemos que existen. Ese es el problema, por ejem
plo, con la gravedad cuántica. La ecuación que hemos escrito está bien
si el campo gravitatorio es muy débil, pero no funciona cuando la gra
vedad se toma fuerte, como en las cercanías del Big Bang, o en el inte
rior de un agujero negro.
No pasa nada. En realidad, las limitaciones de la teoría están incor
poradas en su formalismo. Hay una parte de la notación de nuestra ecua
ción que aún no hemos mencionado: en el primer signo de integración,
que indica que vamos a sumar todas las diferentes configuraciones de
campos a través del tiempo, hay un subíndice que reza le < ..:1. Aquí, le es
el número de onda de un modo particular de un campo, y L1 es designa
do el corte ultravioleta. Recuerden el punto de vista defendido por Ken
Wilson, que comentamos en el capítulo 24: podemos pensar en todos los
campos como una combinación de modos, cada uno de ellos una vibra
ción con una longitud de onda específica. El número de onda es una for
ma de etiquetar esos modos; valores superiores a le corresponden a lon
gitudes de onda más cortas y, por tanto, a mayores energías. Así, esta
notación limita las configuraciones de campo que incluimos en la inte
gral de caminos a aquellas que <mo vibran demasiado enérgicamente,.
Eso significa situaciones de baja energía y campo débil, pero aún sufi
ciente para incluir todo el ajetreo de las partículas y campos que descri
ben el mundo que vemos a diario a nuestro alrededor.
La teoría del núcleo, en otras palabras, es una teoría de campo
efectiva. Tiene un régimen de aplicabilidad muy específico y bien defi
nido -partículas que interactúan con energías muy por debajo del
corte ultravioleta ..:1- y no afirmamos que sea fiable más allá de eso.
Puede describir la atracción gravitacional del sol sobre la tierra, pero
no lo que estaba ocurriendo en el momento del Big Bang.
LA ECUACIÓN SUBYACENTE A TODOS NOSOTROS 49 3
Historia del momento: Freely, J . (2010). Aladdin 's Lamp: How Greek Science
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J O . TRANSFERIR ENERGÍA
3 I . ORGANIZACIÓN ESPONTÁNEA
3 3 · EL ARRANQUE DE LA EVOLUCIÓN
3 4 · BUSCANDO EN EL PAISAJE
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Boscovich, Roger, 43 Demonio de Laplace, véa.re Pierre
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Brama, 20, 103 Dennett, Daniel, 3 56, 384
Breazeal, Cynthia, 38 5 Descanes, René, 37, 99-101, 100,
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Bruno, Giordano, 6o, 102, 349 Meditaciones acerca de la filosofía
Buridan, Jean, 37 primera, 1 oo, 23 5
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Carhart-Harris, Robín, 1 56 Dobzhansky, Theodosius, 254
Centro Nacional Católico de Bioéti
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Eagleman, David, 3 58
Chalmers, David, 391, 397, 399,
Einstein, Albert, 10, 61, 93, 129,
40), 408
198,22)
Chialvo, Dante, 371
relatividad especial, 204
Churchland, Patricia, 390
teoría general de la relatividad,
Ciudad Perdida, 294, 295
30, 42, 142-144, 22),483
CLOCK, 253
Emerson, Keith, 478
Cochrane, Kent, 361
Collins, Francis, 333 Emerson, Lake y Palmer, 478
Comte, Auguste, 1 2 1 , 1 2 3 Tarlcus, 478
Copérnko, Nicolás, 19, 102 Epicuro, 462, 463
Correcaminos, el, 17,434 Escuelas Dominicales Socialistas,
Coyote, el, 17, 18, 20, 434 467
Craig, William Lane, 227 Espíritu Santo, 1 50
Crick, Francis, 196, 297, 299 Estación Espacial Internacional, 78
Everett (o de los Muchos Mundos),
teoría de, 47
Dalton, John, 10
Dante,joe
Gremlins, 386 Faraday, Michael, 44
Darwin, Charles, t8, 10, 1 p, 254, Federico V, 233
18 J) 307, 308, Jl2 Festinger, Leon, 138
ÍNDICE ALFABÉTICO
33'
Tales d e Mileto, 20, 405
Tavris, Caro!, 1 39
Taylor, Shelley, 475
TEP, 360 Waal, Frans de, 4 5 5
Terminator, 385 Wang Chong, 1 9
Tertuliano, 462 Warren, Rick, 43 4
Teseo, 26 Una vida conpropósito, 4 34
paradoja de la nave de, 26, 27, Watson, James, 296, 297
30, 383 Weinberg, Steven, 205
Thomson, Judith Jarvis, 4 5 3 Wells, H. G.
Tilctaalilc roseae, 3 5 3 , J5J lA gue"a de los mundos, 267
Tononi, Giulio, 405 Wemess, Brent, 259
Tres Parcas, 47 West, Geoffrey, 432, 433
Trinidad, la, 4 ' West, Richard, 357
Tulving, Ende!, 360, 361 Wheatley, Thalia, 46o
Turing, AJan, 376, 377, 378, 38o, Wilczek, Frank, 199
J 82,J85, 4 ' 3 teorfa del núcleo, '99
re� d� 376, 37� 378, 379, 381,
Wilson, Kenneth, 214, 2 1 5, 492
J85
WiJson, Roben, 62
Winter, Alex, 447
U rey, Harold, 282 Wittgenstein, Ludwig, 99, 1o6, 108,
129, 179
Wladyslaw IV de Polonia, 23 5
Van Gogh, Vincent, 1 1 1 Woese, Carl, 299
lA noche estrellada, z 1 o, 1 1 1
Van Helmont, Jan Baptist, 28 1 ,
JOJ Zhou Enlai, 1 8 1
ÍNDICE
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
PRIMERA PARTE:
COSMOS
SEGUNDA PARTE:
COMPRENDER
TERCERA PARTE:
ESENCIA
CUARTA PARTE:
COMPLEJIDAD
Q.UINTA PARTE:
PENSAR
SEXTA PARTE:
PREOCUPARSE
ESta primera edición de Elgran cuadro ha sido compuesta en tipos Foumier y han realizado la
corrección de pruebas Gonzalo Pontón y Ferran Pontón. Se ha impreso sobre papel marfil de
So g y encuadernado en tapa dura por Reinbook. El6 de manode 1017 fue puesta a la venta a
través de la distribuidora UDL.