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INTRODUCCIÓN

Las empresas diariamente se ven desafiadas por el reto de la


continuidad en el fluctuante mundo de los negocios y principalmente por
cubrir las exigencias de los clientes o consumidores. Por ello, es
indispensable que se establezcan las bases para hacerle frente, a través de
la definición de objetivos, metas y estrategias que conlleven a la estructura
precisa de una misión y visión oportunas.

De este modo, se vuelve indiscutible que una entidad que no posea


directrices estratégicas es como si fuera un barco que navega en altamar sin
una ruta o rumbo determinado, aumentando el nivel de incertidumbre acerca
de su capacidad para mantenerse a flote y no desaparecer en la travesía.

Por ello, es importante que la administración instituya una cultura con


bases sólidas y estratégicas, coherencia de las actividades, recursos bien
administrados, y un control y monitoreo como parte de su accionar.

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Reseña histórica

El vocablo de “auditoría” deriva etimológicamente del latín “audire”, oir, asimilado al español
luego de su difusión en inglés.

La función de auditar es muy antigua en la historia de la humanidad.

El primer origen de esta profesión está en la civilización sumeria, pueblo muy antiguo de
Babilonia, que vivió 2600 años antes de Cristo. Los escribas preparaban listas sintéticas de
las transacciones, que posteriormente eran controladas con las listas originales. Dichas
evidencias fueron descubiertas por los arqueólogos reflejándose en puntos, tildes, círculos.
Se puede llegar a deducir que es el comienzo del control interno, ya que hay separación de
funciones o tareas y confrontaciones sistemáticas.

Prácticas similares surgen de los registros egipcios, persas y hebreos.

A los griegos y romanos les preocupaba la auditoría de finanzas públicas o de los fondos
del erario. Los griegos preferían que los auditores fueran personas esclavas, ya que las
conclusiones de estos, bajo pena de tortura, eran más fidedignas que las que expresaban
los hombres bajo juramento.

A comienzo del siglo trece, en la ciudad de Pisa (Italia) se contaba con un revisor oficial. En
Gran Bretaña, el Tesorero (que llevaba su propio libro) era controlado por el Secretario de la
Cancillería y un representante del Rey.

Existe una referencia concreta sobre el vocablo auditor en el año 1285, cuando el Rey
Eduardo I ordena que los auditores acusaran a los defraudadores, conduciéndolos a la
prisión más próxima.

En el año 1310 se creó el Congreso Londinense, que era una asociación profesional que
realizaba auditorías.

Cristóbal Colón en 1492 fue acompañado en su viaje hacia el nuevo mundo por un auditor
representante de la reina Isabel.

En Italia, en la ciudad de Venecia, se creó en el año 1851 el “Collegio del Raxonati”,


institución de revisores oficiales.

En Francia, en el año 1640, existía el Tribunal de Cuentas de París, que examinaba las
cuentas oficiales.

En la segunda mitad del siglo XVIII se produce la Revolución Industrial y se inicia un


proceso de cambio en el funcionamiento interno de las empresas, las organizaciones, la
información contable y el control de gestión.

Origen de la auditoría externa

Surge frente a la imperiosa necesidad de una certificación independiente y objetiva de las


cuentas de una persona o empresa cuando se necesitaban para seguir operando fondos
provenientes de terceros.

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Con la invención de la locomotora y el desarrollo de los ferrocarriles en Inglaterra se
difundió la certificación contable.

Hasta 1929 la verificación era voluntaria, realizándose la revisión obligatoria con las leyes
mercantiles (1929 y 1948).

En Alemania, a partir de 1931, se estableció la obligatoriedad del examen contable de las


sociedades anónimas y en comandita por acciones.

En Estados Unidos de Norteamérica, como consecuencia de la crisis del año 1929, se


exigió que las empresas que cotizaran sus acciones en la Bolsa de Valores realizaran la
certificación de sus balances.

Origen de la auditoría interna

Luego de la depresión, el proceso de la auditoría que realizaban los auditores revisores


cada vez era más extenso, por lo que debieron recurrir a la realización de auditorías
intermedias.

La extensión de los trabajos obligó a implementar un sistema de control interno que


inspirara confianza a los auditores para que estos pudieran apoyarse en él, limitándose al
estudio selectivo de las partidas.

Desde entonces los objetivos de la función son dos: la auditoría del balance, para obtener
un resultado más seguro, y una auditoría permanente sobre la gestión de la empresa.

En un principio el objetivo era la contabilidad ya que esta, al ser realizada en forma manual,
reflejaba muchos errores. Cuando aparecieron medios mecánicos de registración, el auditor
interno comenzó a trabajar en otro tipo de comprobaciones, especialmente controles de
caja, haberes y existencias.

La auditoría interna, como profesión específica, definida e independiente, no emergió hasta


el año 1941, cuando se crea The Institute of Internal Auditors, en los Estados Unidos de
Norteamérica. Este instituto ha regulado la profesión de auditor interno como veremos más
adelante.

Posteriormente, el auditor interno salió de los registros contables e ingresó en la faz actual.

Últimos desarrollos

La reseña anterior nos muestra que la auditoría interna, en una primera etapa, era
identificada básicamente como una función de cumplimiento dentro de las compañías.

El auditor externo tenía como objetivo verificar la exactitud de la información financiera de


una empresa ante diversos usuarios externos, como ser inversores, bancos, acreedores o el
Estado, mientras que el auditor interno estaba centrado en los intereses de los propietarios
y directores de las organizaciones.

Por ello, verificaba no solo el cumplimiento de la normativa externa sino también la interna,
así como también protegía los activos de las compañías ante diferentes riesgos, sobre todo
el fraude.

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El mundo en el que opera la auditoría interna está en un permanente cambio. Las empresas
pasaron de verse enfrentadas a una demanda de productos y servicios, superior a los
ofrecidos por las mismas, a una oferta que superaba la demanda. Los procesos informáticos
llegaron a las compañías, así como la competencia global. Asimismo, cada vez más tienen
mayor importancia los activos intangibles y la gestión del conocimiento.

Por ello, no alcanza con proteger los activos clásicos de una empresa, hay que proteger la
cartera de sus clientes, las bases de datos, los conocimientos y la experiencia de su
personal, la calidad de los productos y servicios. Hay que ser competitivo y la auditoría
interna debe celar por ello.

En la actualidad, la mayoría de las entidades reconocen que la función de auditoría interna,


dado su campo de acción en todas las áreas y niveles de la organización, cuenta con un
posicionamiento estratégico para ayudar a las mismas a enfrentarse a nuevos retos, riesgos
y muy especialmente a estar alerta ante los eventuales fraudes.

El riesgo de fraude existe en todos los negocios y organizaciones. Se destaca la


característica de que los fraudes son cada vez más tecnificados y difíciles de identificar. No
solo se tecnifican las prácticas, sino el nivel técnico de los defraudadores. Existen redes de
fraude amplias y muchas veces se externalizan las operaciones con el riesgo adicional que
ello implica.

Asimismo, la mejora continua se aplica a todos los procesos de una organización,


incluyendo al de auditoría y control interno. Por ello, la auditoría interna tiene la
responsabilidad de velar por la mejora continua en todas las áreas, procesos, productos y
servicios de una compañía, entre otros aspectos para que sea competitiva en el mercado.
Es una actividad estratégica y clave en cuanto a prevención.

Uno de los mayores desafíos es añadir cada vez más valor agregado a su función. No solo
debe participar activamente en la evaluación del control interno y la detección del fraude.

Cabe destacar que la falta de control interno es citada como la debilidad más importante
que contribuye al fraude. El mayor número de casos se produce en el área de contabilidad,
ya sea manipulando pagos o facturaciones falsas, entre otros. Los mayores importes se ven
en la alta dirección como ser corrupción, facturas falsas, reembolsos de gastos entre otros.

Comenzando el siglo XXI, en el marco de un buen gobierno corporativo, sistema a través


del cual las corporaciones empresariales son dirigidas y controladas, la auditoría interna
debe aportar buenas prácticas para las organizaciones, fiabilidad y confianza en los
sistemas de control interno, salvaguardar activos y el ahorro de costos, impulsar el
cumplimiento de la estrategia, siendo una conexión entre los diferentes elementos del
gobierno corporativo, supervisar leyes y normativas y ser un facilitador de la gestión de
riesgos.

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Evolución de la auditoría en una línea de tiempo

Antiguamente los feudales se hacían acompañar de hombres de confianza cuando trataban


operaciones comerciales de importancia, es de ahí que surge la contabilidad pública, sin
embargo, estos acompañantes tenían conocimientos de escritura, entonces su función
consistía en escuchar lo tratado y ponerlo por escrito, al tener que oír se les nombró
“auditores”. El primer control que se realiza es el que obedece a la monetaria, financiera,
entonces surge la auditoría en el momento en que la propiedad de los recursos financieros
y la responsabilidad de asignarlos depende de varias personas; con propósito de detectar
desfalcos y determinar si las personas en posiciones de confianza estaban actuando e
informando de manera responsable nace entonces la auditoría financiera. En el XVI, el
feudalismo se debilita y los burgos pasan a dominar la economía, principia el desarrollo del
comercio y la industrialización. En el siglo XVIII principalmente en Inglaterra, Alemania y
Francia, se producen convulsiones económicas y financieras que se sucedieron a raíz de la
revolución industrial éstas sucedieron hasta alrededor del siglo XIX, a partir de estos
problemas surge la necesidad de personas especialistas en problemas económicos,
financieros y contables (Pérez, 2010).

Legalmente se reconoce por primera vez a la auditora por la Ley Británica de Sociedades
Anónimas de 1862 determinando la necesidad de un sistema metódico y normalizado que
permita mantener una adecuada información, prevención de fraude y aceptación de
efectuar una revisión independiente de las cuentas de las organizaciones (Gene, 1962, p.
697). Mientras se efectuó el desarrollo del capitalismo (1862 - 1905), la auditoría se fue
haciendo indispensable sobre todo en los países ingleses; en aquellas épocas las auditorías
se enfocaban en asegurar que la información financiera estaba correcta y que existían
todos los activos registrados en forma y cantidad adecuada. Fue Carlos Marx quién destacó
la importancia del registro y control financiero cuando manifestó que el control era un
elemento indispensable en el sistema económico capitalista (Marx, 1893, p. 191).

Otros autores resaltan que luego de la revolución industrial creció notablemente el alcance y
la complejidad de los negocios (Cook y Winkle, 2006), debido al incremento del tamaño de
las organizaciones, es entonces que se produce el fenómeno de empleo, al contratar un
mayor número de personas y sus sistemas contables, las tareas de custodia de activos y su
registro fueron separadas y se establecieron los controles internos para protegerlos y
detectar los desfalcos. Con el incremento de la actividad mercantil y la complejidad de los
sistemas contables, se modifica el enfoque de la auditoría, es decir pasa de la búsqueda de
desfalcos a la certificación de la exactitud de estados financieros, para emitir una opinión
sobre la presentación correcta de todos los estados financieros acorde a las necesidades
de los dueños de las organizaciones, entonces se modifica el objetivo de la auditoría ya que
por la exigencia sobre la información contable facilitada a los accionistas y a los acreedores,
debe responder realmente a la situación patrimonial y económica financiera, por la
preponderancia y dominio de la gran propiedad privada monopolista (Colectivo de autores,
2007).

Por otro lado, con la legislación federal sobre valores de 1933 y 1934, en pleno capitalismo
monopolista de estado, surge la teoría keynesiana del desarrollo, con el objetivo de evitar
futuras crisis como considerando el período de 1930 a 1933. En base a la contabilidad y
auditoría Keynes realiza sus teorías, estas rigieron el capitalismo durante decenas de años.
Años después se crea la Security and Exchange (SEC), esta incrementa los requisitos de
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presentación de informes y exige que los estados financieros fueran dictaminados por
auditores independientes (Cook y Winkle, 2006). El objeto y propósitos de la auditoría se
han ido modificando a lo largo del tiempo, partiendo de la detección de desfalcos y la
certificación de la exactitud de estados financieros, pasando por la revisión de sistemas, la
obtención y evaluación de evidencias, hasta la actualidad que se expresa una opinión de
carácter profesional sobre la adecuada presentación de los estados financieros
considerados en su conjunto, a esta actividad se denomina auditoría financiera.

Indiscutiblemente fue el avance capitalista y desarrollo industrial, que produjo grandes


avances financieros, Inglaterra se convirtió en el país que necesitaba tener mayor control y
se convierte entonces en el precursor y máximo exponente de las técnicas de auditoría en
aquel entonces, logrados gracias a los consejos londinenses, estos consejos eran los
organismos precursores de las actuales asociaciones profesionales de auditores.

Pero es en el año 1957 que surge el interés por parte de las administraciones de las
organizaciones por conocer el desempeño de sus entidades, ya que esto no era viable a
través de los informes o auditorías financieras. (Armas, 2008). De este modo, surgió la
auditoría administrativa con la finalidad de evaluar la calidad de la administración, o sea, la
planificación, la organización, la dirección y el control de las entidades. Por otro lado, la
denominada globalización ha evolucionado desde los años 70 hasta la actualidad y es
considerada como la tercera etapa del desarrollo del capitalismo. Esta sintetiza procesos
sociales como la crisis del régimen social de postguerra, la ocurrencia de la revolución
científico-técnica con su desarrollo de las tecnologías de la información, comunicación y
nuevos materiales, así como de las biotecnologías y bioingenierías y la emergencia de un
nuevo paradigma productivo basado en la flexibilización de los procesos de valoración y la
precarización de las condiciones de trabajo (Pérez, 2009).: “La auditoría es el examen de
las demostraciones y registros administrativos, en donde el auditor observa la exactitud,
integridad y autenticidad de tales demostraciones, registros y documentos” (Santillana
González, 2004, pág. 37). La auditoría brinda seguridad sobre la forma y el estado de la
organización acorde al periodo auditado, además permite verificar la información auditada y
tomar acciones correctivas si se pudieran o implantar acciones preventivas.

En 1900 emerge de manera formal la gestión gracias a Frederick Winslow Taylor, quien
plantea el método científico para analizar el trabajo y elevar la eficiencia en los procesos de
producción en su libro The Principles of Scientific Management; gracias a Henry L. Gantt
(1901) y Harrington Emersonx (1910) quienes apoyan la teoría, esta se ve consolidada. El
primer autor, por definir un sistema de tarea y bonificación y por sus gráficas de control,
propuestos en su libro Industrial Leadership. El segundo autor, por su ingeniería de
eficiencia fundamentada en principios, difundida a través de sus artículos Efficiency as a
Basis for Operation and Wages, publicados en la reconocida revista The Engineering
Magazine, entre 1900 y 1919. En 1933, gracias al estudio de las funciones de control, la
auditoría adquiere gran importancia dado a notar en el análisis teórico de Lyndall Urwick en
dónde resalta la importancia de los controles para estimular la productividad de las
organizaciones.

Años más tarde los autroes Harold Koontz y Ciryl O’Donnellxx (1955) proponen la
autoauditoría, una técnica de control del desempeño total, enfocado a determinar dónde se
encuentra la organización acorde a la evaluación para identificar el camino a seguir en
términos organizacionales. Por otro lado, en 1961, T. G. Rose, presenta una nueva
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propuesta para el empleo de la auditoría administrativa en las organizaciones. José Antonio
Fernández Arena (1966), desarrolla un marco comparativo entre diferentes enfoques de la
auditoría administrativa y presenta.

Entre varios conceptos de auditoría, el de los autores Arens y Loebbecke realizado en el


año 1980 es la más generalizada, manifiestan que la auditoría un proceso de
acumular y evaluar evidencia, realizado por una persona independiente y competente
acerca de la información cuantificable de una entidad económica específica, con el
propósito de determinar e informar sobre el grado de correspondencia existente entre
la información cuantificable y los criterios establecidos.

Sin embargo, es hasta 1994 con el aporte de Jack Fleitman que se consideran los
conceptos fundamentales de evaluación, fases y metodología para su ejecución, además
clarifica el diseño y empleo cuestionarios de control interno y cédulas analíticas. (Franklin,
2007, pág. 5). Francisco Arturo Montaño Sánchez en el año 2004 en su trabajo idea la
instrumentación de la auditoría administrativa como elemento clave de las fases de
planeación y control de una organización, complementada por auditorías de estados
financieros, legales, ecológicas, de calidad y mercadológicas, entre otras; el autor Juan
Ramón Santillana González, en el mismo año en su obra Auditoría interna integral,
interrelaciona la auditoría administrativa, operacional y de estados financieros para lograr
una visión integral del comportamiento de una organización; mientras que el autor Walker
Paiva Quinteros (2004), en su obra Auditoría, enfoques metodológicos y prácticos, integra
guías prácticas para el manejo de auditorías en sus versiones operacional, de sistemas de
administración y control, especial, ambiental, de calidad, de control interno, informática, de
personal, marketing, de estados financieros e integral (Franklin, 2007, pág. 10).

Esta realidad trajo consecuencias para la auditoría debido a la globalización que la


administración de las organizaciones sea realizada por los directivos gerenciales que en
contadas ocasiones eran los propietarios de dichas organizaciones, a partir de aquí se
considera imperante conocer con un carácter independiente el desempeño de las
administraciones bajo la influencia de las complejas relaciones y el entorno en que se
movían las entidades del sector privado, importante etapa en la auditoría ya que a partir de
ello se reconoce la utilidad de la auditoría de gestión (Armas, 2008), es así como se
evidencia que la auditoría constantemente está en evolución considerándola como ciencia,
considerando la auditoría desde la perspectiva social permite mejorar constantemente tanto
en el sector privado como en el público a través de la presentación de recomendaciones
que tienden al mejoramiento en la economía, eficiencia, eficacia de forma constructivas en
las organizaciones; las citadas son las 3 “E” de auditoría de gestión con las que surge la
auditoría de gestión con sus características que adquieren un trascendental impacto
socioeconómico para la mejora constante de las organizaciones.

En el análisis de los diferentes enfoques del término de auditoría se percibe una constante
alusión implícita a la información, ya que los documentos que muestran los hechos y
procesos auditados no son más que la información que los refleja. Eso permite aseverar que
toda auditoría es un proceso de información en el que se observa el proceso
comunicacional, puesto tiene entrada, realización y salida (resultados), estos últimos se
basan en la información que puede variar acorde a lo auditado establecido previamente en
la planificación.

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La auditoría de gestión en las organizaciones de Ecuador

La auditoría de gestión en el Ecuador, trata de examinar el proceso administrativo, las


actividades de apoyo, financieras, operativas, evalúa el control interno y la gestión, esto
solo le logra con el trabajo de equipos multidisciplinarios, en el Ecuador las organizaciones
ejecutan auditorías de gestión generalmente para medir la ejecución de programas y
proyectos, con el fin de determinar si dicho desempeño o ejecución, se está realizando, o se
ha realizado, acorde a los principios y criterios delas “E” de auditoría de gestión, es decir de
la economía, la efectividad y la eficiencia. Este tipo de auditoría examina y evalúa los
resultados originalmente esperados y medidos de acuerdo con los indicadores, estos
pueden ser de diferente tipo los planteados por las organizaciones que se los conoce como
institucionales y lo planteados o de medida estándar para las personas y la ejecución de su
trabajo que se los conoce como indicadores de desempeño (Asamblea Nacional
Constituyente, 2002, s/p).
La auditoría de gestión es importante por varias razones entre ellas, porque es aplicable a
todas las operaciones que se realizan en la organización, gracias al examen exhaustivo que
realiza este tipo de auditoria permite comprobar la veracidad, exactitud y autenticidad de las
operaciones desarrolladas por la organización, es de gran utilidad para los administradores
porque posibilita el incremento de la eficacia, la efectividad y la economía en el uso de
recursos, intentando mejorar las operaciones y actividades que cumple la organización
especialmente en las áreas críticas, a través de las recomendaciones y acciones
correctivas; la auditoría de gestión examina en forma independiente la información contable
con el fin de determinar su razonabilidad o eficiencia administrativa y/o legal, evalúa las
operaciones, y controla las actividades en todos los niveles que realiza la organización
logrando generar nuevas ideas, procedimientos, métodos y técnicas para el control de
operaciones y actividades venideras fruto de las experiencias obtenidas. (Ramón, 2015).

En el Ecuador debido al control exhaustivo exigido por las leyes y normativas de los entes
de control gubernamentales, está clasificación de auditoría es la más aplicable y aceptada
en las organizaciones, pues como resultado de su ejecución han existido mejoras no solo
en los procesos que se realizan, sino también en la mejorada administración gracias a las
adecuadas y oportunas decisiones tomadas.

El alcance de la auditoría de gestión puede ser tan específico como se necesite en un


sector de la economía, todas las operaciones de las organizaciones inclusive las financieras
o puede limitarse a cualquier operación, programa o actividad específica; tanto la
administración como el personal que lleva a cabo la auditoría debe estar de acuerdo en
cuanto al alcance planteado en la planificación, pues si se conoce que ésta auditoría incluye
una evaluación detallada de cada aspecto operativo de la organización, la misma debe
tener presente aspectos fundamentales como el cumplimiento de los objetivos
institucionales y su concordancia con la planificación de la evaluación, nivel jerárquico de la
organización y la participación individual de los integrantes de la institución que son quienes
aportan para obtener resultados apegados a la realidad de la organización. De la misma
forma sería oportuno considerar la ejecución de una auditoría de gestión en la organización
por la amplitud del objetivo, la evolución del cumplimiento de la legislación, política y
procedimientos establecidos por los órganos y organismos estatales.

La auditoría de gestión alcanza a validar todas las operaciones y procedimientos de la


organización y su oportunidad de mejora enfocándose en la eficiencia, eficacia, economía,
calidad de la información, y cumplimiento de leyes, procedimientos y políticas.
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1. Evolución del entorno y de las empresas

Nos encontramos en un mundo donde la velocidad de la evolución del conocimiento es


cada vez mayor. Así mismo el acceso a la información y al uso de nuevas tecnologías
también es cada vez más intenso. Lo mismo podemos decir del desarrollo del transporte y
las comunicaciones que hacen posible fácilmente el suministro de bienes y servicios en
cualquier parte del mundo. Todo esto forma parte del entorno donde desarrollan sus
actividades las empresas. Es por ello por lo que todos estos cambios constantemente están
generando nuevos riesgos y nuevas oportunidades a las entidades. La interrelación que
estas tengan con ese medio y su velocidad de reacción es lo que condiciona su éxito o su
fracaso.

Este entorno hace que las empresas, para poder tener posibilidades de sobrevivir y ser
exitosas, tengan que estar incorporando constantemente nuevas tecnologías. Pero el
incorporarlas no se limita solamente a su adquisición, implica un proceso mucho más
complejo. Para tener éxito en este proceso la necesidad de mirar hacia el futuro ha
adquirido una primordial importancia. Por un lado la óptica interna donde no solo están los
aspectos financieros y de capacitación del personal sino también otros, como reducir el
riesgo de adquirir tecnologías que podrían ya estar siendo sustituidas y asegurarse el
soporte durante la vida útil de las herramientas o los productos. Por otro lado, está el
análisis de lo que puedan estar haciendo los competidores, qué tecnología están
adquiriendo o pensando adquirir. La velocidad del cambio se está tornando tan grande que
el momento de la compra en relación con la competencia puede afectar el relacionamiento
con los clientes, su captación y retención. Diferir la adquisición un año o no hacerlo implica
considerar variables como, por ejemplo, que si se hace en el momento actual se da un paso
delante de la competencia, pero si esta lo hace dentro de un año seguramente accederá a
nuevos avances no contemplados en la inversión que la empresa hizo en este momento.
El uso de la tecnología se da a todo nivel dentro de las empresas, no solo en sus procesos
de producción sino también en su administración, en la relación con clientes y proveedores
y cómo acceden a nuestros productos y servicios, lo cual es un elemento de fundamental
importancia al considerar su comercialización.

No solo está lo que la empresa decida hacer, también el acceso a la información y la


tecnología hace que los clientes, proveedores y autoridades sean más exigentes y
condicionen nuestras inversiones. Los derechos del consumidor han evolucionado con
mayores exigencias que protegen sus intereses y les hace ser conscientes de sus
derechos. Los clientes, al tener mayor acceso a la información, también tienen mayor
acceso a la existencia de otros productos, servicios y empresas que compiten con la
entidad. El cumplimiento de estándares y certificaciones es también cada vez mayor. Los
proveedores también presionan cambiando tecnología, lo cual en muchos casos nos obliga
a seguirlos. El cliente también exige nuevas modalidades de relacionamiento como ser vía
internet y a través de dispositivos móviles.

El nuevo entorno también genera una mayor competencia. Las facilidades de transporte y
comunicaciones facilitan la existencia de productos y servicios similares a los que ofrece la
empresa o incluso mejores. A su vez las nuevas tecnologías permiten mayor rapidez en los
procesos industriales para producir nuevos productos. Las facilidades para diseñar, simular
y testear, y el uso de la robotización permiten poner en el mercado nuevos productos con
mayor rapidez, reduciendo sensiblemente el tiempo que transcurre desde el surgimiento de
la idea hasta su efectiva puesta en el mercado.

Otro elemento a tener en cuenta es el avance de la conciencia respecto de las


repercusiones del accionar que la empresa ejerce en el medio ambiente. Ello no solo se
refleja a través de normas a cumplir sino también a través de reacciones de los clientes
según proceda la empresa con estos temas.
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En definitiva, todo este entorno implica un menor margen de tiempo para que las empresas
puedan reaccionar y corregir procesos, productos y servicios, para mejorar o cambiar los
canales de relacionamiento con los clientes entre otros aspectos. La capacidad para
cambiar y adaptarse se vuelve entonces primordial.

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CONCEPTOS

A efectos de aclarar los conceptos y la aplicación tanto de la auditoría de gestión como


la auditoría administrativa se puede citar los siguientes:

Franklin (2007, p.11) señala que “una auditoría administrativa es la revisión


analítica total o parcial de una organización con el propósito de precisar su nivel de
desempeño y perfilar oportunidades de mejora para innovar valor y lograr una ventaja
competitiva sustentable”.

Por otra parte, una auditoría de gestión “es la revisión sistemática de las
actividades de una organización o de un segmento de ella en relación con objetivos
específicos. Tal revisión tiene tres propósitos esenciales: estimar el funcionamiento,
identificar oportunidades de perfeccionamiento y desarrollar recomendaciones de
mejoras o fomentar acciones”. (De Armas García, 2008, p. 7)

AUDITORÍA

Cuando se menciona la palabra auditoría rápidamente surge una palabra clave:


control; y es que la auditoría es el proceso exhaustivo de revisión o control para la
comprobación de un hecho, situación o condición general e incluso específica. Si se
piensa en el aspecto financiero, servirá para comprobar la razonabilidad de los saldos
que muestran los estados financieros; si se habla del área informática, para la
indagación de que los sistemas de información empleados permitan salvaguardar el
activo y mantener la integridad de los datos, entre otros ejemplos.

La auditoría siendo el examen empleado para la verificación del cumplimiento


de algo establecido, debe ser llevada a cabo desde el campo interno de la entidad.
Como profesional se debe estar presto a ser parte de la solución y mucho más si es
dentro del campo administrativo, contable y financiero. De este modo Martínez (2017)
menciona que “es clave que el auditor aproveche su posición dentro de la organización
para sugerir la implementación de buenas prácticas de Control Interno en sus clientes
u organización”, aludiendo a la importancia de auditar o evaluar dichos controles para
poder presentar propuestas de solución.

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