Está en la página 1de 7

LA INVESTIGACIÓN ETNOBOTÁNICA SOBRE

PLANTAS MEDICINALES: UNA REVISIÓN DE SUS


OBJETIVOS Y ENFOQUES ACTUALES
ALEXIS BERMÚDEZ, MARÍA A. OLIVEIRA-MIRANDA
y DILIA VELÁZQUEZ

as plantas constituyen un modelo para la elaboración de drogas sin- tas tropicales es considerable (Soejarto y
recurso valioso en los téticas y tales principios se pueden utili- Farnsworth, 1989; Balick y Mendelsohn,
sistemas de salud de los zar como marcadores taxonómicos en la 1992; Mendelsohn y Balick, 1995;
países en desarrollo. Aunque no existen búsqueda de nuevos medicamentos Sheldon et al., 1997). En algunos países
datos precisos para evaluar la extensión (Akerele, 1993). se han desarrollado programas de pros-
del uso global de plantas medicinales, la Con base en estos he- pección para investigar la actividad
Organización Mundial de la Salud (OMS) chos, la OMS ha promovido el estudio de farmacológica de los componentes de
ha estimado que más del 80% de la po- las plantas como fuente de medicamen- plantas tropicales, tales como el Conve-
blación mundial utiliza, rutinariamente, la tos, dentro del programa “Salud para to- nio Merck-INBio en Costa Rica
medicina tradicional para satisfacer sus dos en el año 2000” (Akerele, 1985). Du- (Roberts, 1992), el programa de búsque-
necesidades de atención primaria de salud rante la conferencia de Alma-Ata, cele- da de compuestos activos contra el Cán-
y que gran parte de los tratamientos tra- brada en 1978, se acordó impulsar la do- cer y el SIDA del Instituto Nacional del
dicionales implica el uso de extractos de cumentación y evaluación científica de Cáncer en EEUU (Daly, 1992) y el pro-
plantas o sus principios activos (Akerele, las plantas utilizadas en la medicina tra- yecto de prospección bioquímica del
1993; Sheldon et al., 1997; Shrestha y dicional, abriendo las puertas al diálogo bosque tropical de Yutajé, en Venezuela
Dhillion, 2003; Katewa et al., 2004). De entre la medicina tradicional y la moder- (Michelangeli, 1999), entre otros.
acuerdo a la OMS (1979) una planta me- na, sobre la base de que las prácticas pe- Los métodos de prospec-
dicinal es definida como cualquier espe- ligrosas se eliminarían y sólo se promo- ción al azar siguen teniendo preferencia
cie vegetal que contiene sustancias que vería lo que fuese seguro y eficaz (Albor- en la búsqueda de compuestos activos por
pueden ser empleadas para propósitos te- noz, 1993; Akerele, 1993). parte de la industria farmacéutica, pero
rapéuticos o cuyos principios activos pue- A más de veinte años en los últimos años se ha prestado espe-
den servir de precursores para la síntesis de la declaración de Alma-Ata, existen cial atención a la utilización de la infor-
de nuevos fármacos. otras razones que justifican la investiga- mación etnobotánica para la selección de
Estas plantas también ción sobre plantas medicinales. En pri- plantas en la búsqueda de compuestos
tienen importantes aplicaciones en la me- mer lugar, aunque menos del 10% de las con actividad biológica (Cox y Balick,
dicina moderna. Entre otras, son fuente especies de angiospermas existentes en 1994; Voeks, 1996; Khafagi y Dewedar,
directa de agentes terapéuticos, se em- el mundo han sido evaluadas para deter- 2000). En tal sentido, algunas investiga-
plean como materia prima para la fabri- minar su composición química y sus ciones han evidenciado la efectividad de
cación de medicamentos semisintéticos propiedades farmacológicas (Stix, 1993; este enfoque para tal fin (Farnsworth et
más complejos, la estructura química de Cox y Balick, 1994), el valor potencial al., 1985; Alarcón et al., 1998; Khafagi y
sus principios activos puede servir de de los medicamentos derivados de plan- Dewedar, 2000).

PALABRAS CLAVE / Conservación / Etnobotánica / Investigación Interdisciplinaria / Plantas Medicinales /


Recibido: 21/01/2002. Modificado: 03/05/2005. Aceptado: 31/05/2005.

Alexis Bermúdez. Licenciado en Educación, mención Biología, Universidad de los Andes


(ULA), Venezuela. Magister en Ciencias Biológicas, Universidad Simón Bolívar (USB), Venezuela. Candidato a Doctor en
Ciencias Biológicas, USB, Venezuela. Profesor, ULA, Venezuela. Dirección: Departamento de Biología y Química. Núcleo
Universitario Rafael Rangel. Universidad de los Andes. Trujillo. Venezuela. e-mail: adjbermudez@cantv.net
María A. Oliveira-Miranda. Bióloga, USB. Candidata a Doctor en Ciencias Biológicas, USB,
Venezuela. e-mail: molivei@usb.ve
Dilia Velázquez. Bióloga y Doctora en Ciencias, mención Botánica, Universidad Central de
Venezuela. Profesora, USB, Venezuela. e-mail: dvelaz@usb.ve

AUG 2005, VOL. 30 Nº 8 0378-1844/05/08/453-07 $ 3. 00/0 453


Sin embargo, en muchos En las dos últimas déca- creciente pérdida del conocimiento tradi-
países en desarrollo ha ocurrido una pér- das se ha hecho un esfuerzo importante cional de sociedades nativas y la degra-
dida importante del conocimiento tradi- para cambiar esta percepción. En ese sen- dación de hábitats naturales (Prance,
cional sobre el uso de plantas medicina- tido, la utilización de técnicas cuantitati- 1991; Cunningham, 1996; Caniago y
les y de otras plantas útiles, transmitido vas ha permitido valorar con mayor pre- Siebert, 1998). Durante este período, al-
de padres a hijos (Caniago y Siebert, cisión la importancia relativa de las plan- gunas revisiones sobre la naturaleza y
1998; Benz et al., 2000; Katewa et al., tas en contextos culturales concretos alcances de la etnobotánica han contri-
2004). Aunado a ello, la disponibilidad (Phillips y Gentry, 1993a; Phillips, 1996; buido a unificar su campo teórico y a
de tales plantas se ha visto reducida por Bruni et al., 1997; Bennett y Prance, resaltar el papel de este campo en la
la degradación de los bosques y su con- 2000) y los patrones de variación del co- conservación de la biodiversidad y en el
versión a bosques secundarios y campos nocimiento tradicional dentro de las co- desarrollo de comunidades locales
agrícolas (Voeks, 1996; Caniago y munidades locales (Zent, 2001; Begosi et (Davis, 1991; Prance, 1991; Alexiades,
Siebert, 1998; Joshi y Joshi, 2000). En al., 2002); los estudios en diferentes gru- 1996a; Martín, 2001). Asimismo, se han
consecuencia, la cadena de transmisión pos étnicos latinoamericanos han docu- hecho esfuerzos por refinar la metodolo-
de dicho conocimiento se encuentra en mentado experiencias de manejo que po- gía utilizada, lo que ha contribuido a
riesgo (Raja et al., 1997; Tabuti et al., drían constituir la base para diseñar estra- mejorar la imagen de la etnobotánica en-
2003). tegias de conservación y manejo sosteni- tre investigadores de otros campos
Por otra parte, no existe ble de ecosistemas tropicales (Prance et (Phillips, 1996). Entre las innovaciones
suficiente información sobre la abundan- al., 1987; Boom, 1990; Frei et al., 2000). más resaltantes se pueden citar:
cia y distribución de las plantas medici- Igualmente, algunas técnicas ecológicas
nales en el trópico y, menos aún, sobre han resultado útiles para evaluar el im- - La utilización de técnicas que permiten
los efectos de su extracción en las pobla- pacto ecológico de la extracción de plan- analizar cuantitativamente los datos reco-
ciones naturales (Caniago y Siebert, tas útiles en comunidades naturales (Hall lectados, incluyendo la prueba estadística
1998; Frei et al., 2000). Es necesario, en- y Bawa, 1993). Asimismo, se ha comen- de hipótesis. Prance et al. (1987) agrupa
tonces, hacer esfuerzos para evitar la pér- zado a prestar atención al problema de la estos métodos dentro de lo que denomina
dida definitiva del conocimiento tradicio- propiedad intelectual del conocimiento “etnobotánica cuantitativa”, que resulta
nal sobre plantas medicinales, no solo tradicional y al desarrollo de estrategias útil para comparar la utilización de las
para preservar esta herencia cultural, sino para retribuir a las comunidades locales plantas de ecosistemas tropicales por di-
también para registrar la información so- por su participación en las investigacio- ferentes grupos étnicos. La aplicación de
bre ciertas especies útiles, que podrían nes etnobotánicas (Cunningham, 1996). esta metodología ha permitido valorar
ser relevantes para el desarrollo de nue- A pesar de todas estas con mayor precisión la importancia relati-
vas fuentes de medicamentos y de otros innovaciones, Zent (1999) plantea que la va de ciertas plantas dentro de un mismo
beneficios para la humanidad, contribu- filosofía de la etnobotánica no ha cam- contexto cultural y el conocimiento relati-
yendo, al mismo tiempo, a proteger la biado mucho, pues en la mayoría de las vo de los informantes sobre tales especies
biodiversidad (Akerele, 1993; Katewa et investigaciones sobre plantas medicinales (Phillips y Gentry, 1993a, b; Bruni et al.,
al., 2004). se sigue enfatizando la documentación 1997; Höft et al., 1999; Bennett y
La investigación sobre el científica de las plantas y sus usos para Prance, 2000; Gómez-Veloz, 2002).
uso de plantas medicinales forma parte de beneficio casi exclusivo de grandes trans- - El desarrollo de estudios diacrónicos
la etnobotánica, que ha sido definida como nacionales, con poco interés en la diná- que permiten evaluar la dinámica de los
el estudio de las interrelaciones entre los mica de los sistemas de conocimiento lo- sistemas de conocimiento local (Zent,
grupos humanos y las plantas (Ford, 1978; cal y en la compensación a las comuni- 1999; Giessler et al., 2002) o la utiliza-
Martin, 2001; Gómez-Veloz, 2002). Por su dades nativas. Se requiere entonces de ción de estrategias metodológicas, en es-
naturaleza interdisciplinaria abarca muchas más trabajo interdisciplinario, de una ma- tudios sincrónicos, que permiten determi-
áreas, incluyendo: botánica, química, me- yor preocupación por los aspectos éticos nar el patrón de variación del conoci-
dicina, farmacología, toxicología, nutri- de la comercialización de medicamentos miento tradicional dentro de una comuni-
ción, agronomía, ecología, sociología, an- desarrollados a partir del conocimiento dad, así como su relación con factores
tropología, lingüística, historia y arqueolo- tradicional de ciertos grupos humanos sociales que pueden ser indicadores rele-
gía, entre otras; lo cual permite un amplio (Prance, 1991) y por el retorno de los re- vantes del cambio cultural (Zent, 2001;
rango de enfoques y aplicaciones sultados obtenidos, en ensayos biológicos Begosi et al., 2002).
(Alexiades, 1996a; Martin, 2001). No obs- de plantas tropicales, a los países y gru-
tante, aunque existen excepciones notables, pos humanos que han colaborado en la - El diseño de métodos para cuantificar el
muchos investigadores incursionan en este colección de las plantas evaluadas valor económico de las especies no ma-
campo de estudio desde el ámbito de sus (Ritcher y Carlson, 1998). derables en bosques tropicales, como par-
propias disciplinas. A pesar del interés co- Con base en estas consi- te de un esfuerzo por resaltar los benefi-
mún, ha existido poco intercambio de teo- deraciones, en la presente revisión se cios económicos de conservar los bosques
rías y métodos entre disciplinas (Prance, analizan los objetivos y enfoques actuales y de documentar el conocimiento etnobo-
1991; Alexiades 1996b). Tal situación ha de la investigación etnobotánica, así tánico (Balick y Mendelsohn, 1992;
favorecido una alta proporción de estudios como las fases que debería cumplir cual- Godoy et al., 1993).
etnobotánicos descriptivos, limitados a quier proyecto interdisciplinario de inves- - La utilización de técnicas ecológicas
compilar listas de plantas útiles (Gómez- tigación sobre plantas medicinales. para estimar el impacto de la extracción
Veloz, 2002). Esto ha contribuido a una de ciertas plantas útiles de sus poblacio-
percepción negativa de la etnobotánica, la Enfoques Actuales y Objetivos nes naturales (Hall y Bawa, 1993).
cual ha sido vista como una pseudociencia
que carece de un contexto teórico unifica- La investigación etnobo- - La documentación de experiencias de
do y de técnicas de análisis rigurosas tánica ha adquirido especial relevancia manejo, en ciertos grupos indígenas, para
(Ford, 1978; Phillips y Gentry, 1993a). en las dos últimas décadas debido a la diseñar estrategias de conservación y ma-

454 AUG 2005, VOL. 30 Nº 8


nejo sostenible de ecosistemas tropicales como las alternativas viables de conser- de los recursos y los ecosistemas natura-
(Prance et al., 1987; Boom, 1990). vación. Para superar esta situación, pro- les, que tomen en cuenta los conoci-
pone utilizar los elementos paradigmáti- mientos y tecnologías tradicionales, en
- La atención especial al reconocimiento de
cos de la Ecología Histórica para pro- las comunidades locales.
los derechos de propiedad intelectual de los
mover una renovación de la etnobotáni-
pueblos nativos sobre el conocimiento tra- - Desarrollar mecanismos para el recono-
ca. Bajo esta perspectiva, los conoci-
dicional, así como al desarrollo de estrate- cimiento público de los derechos intelec-
mientos y prácticas tradicionales sobre
gias para retribuir a las comunidades por su tuales sobre el conocimiento tradicional
el uso de plantas se conciben como fe-
participación en las investigaciones etnobo- en el contexto estudiado.
nómenos dinámicos, y se pone énfasis
tánicas (King et al., 1996; Cunningham,
en la necesidad de cambiar la filosofía - Desarrollar estrategias para compensar a
1996; Martin, 2001; Zent, 2003).
utilitaria o práctica de la etnobotánica, la población de las comunidades por su
- El énfasis en el trabajo interdisciplina- sustituyendo la documentación científica participación en las investigaciones.
rio (Prance, 1991; Alexiades, 1996b; de plantas y sus usos a beneficio exclu-
Martin, 2001). sivo de la sociedad occidental, por una Fases de un Proyecto Interdisciplinario
investigación crítica de tópicos directa-
El carácter interdiscipli- mente relevantes a los problemas, aspira- Aplicando las conside-
nario de la etnobotánica contemporánea es ciones y desarrollo de las sociedades lo- raciones anteriores al campo de la in-
particularmente evidente en investigaciones cales. vestigación sobre plantas medicinales,
en etnofarmacología-bioprospección (An- Al respecto, Martin un proyecto etnobotánico interdiscipli-
dersen y Andersen, 1997; Alarcón et al., (2001) plantea que se deben desarrollar nario, dentro de una comunidad o re-
1998; Frei et al., 1998; Kamtchouing et investigaciones etnobotánicas que vayan gión determinada, constaría de las si-
al., 1998; Peungvicha et al., 1998; De Los más allá de la documentación de los guientes cuatro fases:
Ríos et al., 1999; Slish et al., 1999; usos tradicionales de las plantas. El au-
Khafagi y Dewedar, 2000), agroecosiste- tor señala que los integrantes de una co- a- Documentación del conocimiento
mas-desarrollo sostenible (Prance et al., munidad se encuentran mejor dispuestos tradicional
1987; Baleé y Gély, 1989; Salick, 1989; a colaborar con las investigaciones cuan-
Phillips et al., 1994) y biogeografía-con- do los resultados de éstas coinciden con La documentación del
servación de la biodiversidad (Caniago y sus propios intereses. En ese orden de conocimiento tradicional sobre las plantas
Siebert, 1998; Frei et al., 2000). Sin em- ideas, los objetivos que debería cumplir medicinales utilizadas en el contexto cul-
bargo, algunos autores sostienen que, a pe- un estudio etnobotánico sobre plantas tural seleccionado constituye la primera
sar de los cambios en técnicas y aplicacio- medicinales serían: fase de cualquier proyecto y está dirigida
nes, una revisión detallada de las tenden- a registrar los usos tradicionales de las
- Registrar los datos etnobotánicos sobre
cias generales de la nueva etnobotánica re- plantas medicinales dentro de un contexto
plantas medicinales relacionadas con la
vela que tanto las finalidades utilitarias cultural determinado. Previamente, los in-
comunidad seleccionada para realizar el
como las bases epistemológicas-teóricas vestigadores deben obtener los permisos
trabajo, en particular nombre(s) co-
realmente han cambiado poco. de las autoridades oficiales para realizar
mún(es) de las plantas, características
Zent (1999), por ejem- la investigación y colecta de muestras de
del ambiente donde se encuentran, época
plo, plantea que en muchas investigacio- plantas. Asimismo, deben negociar con la
de cosecha, técnicas de cosecha, si la
nes etnobotánicas recientes pueden en- comunidad a estudiar su autorización
planta se emplea en estado fresco o
contrarse ciertas estructuras conceptuales para desarrollar el proyecto y los meca-
seco, parte(s) utilizada(s), forma de pre-
que permiten delimitar un diseño de es- nismos para compensar la participación
paración de los remedios caseros, forma
tudio clásico, caracterizado por los si- de los informantes locales (Alexiades,
y frecuencia de administración, efectos
guientes rasgos: el sujeto/objeto de in- 1996c).
adversos y precauciones de uso.
vestigación es tratado en términos ma- Siguiendo los principios
yormente sincrónicos (no históricos), in- - Establecer cuantitativamente la impor- establecidos en el Convenio sobre la Di-
ductivos (sin hipótesis deductivas), holís- tancia cultural o nivel de uso de diferen- versidad Biológica suscrito en 1992 por
ticos en vez de analíticos, genéricos (no tes especies en la localidad seleccionada. la Conferencia de las Naciones Unidas de
reconocen la variación local del conoci- - Determinar el patrón de variación del Río de Janeiro, los países latinoamerica-
miento tradicional) y locales (conciben conocimiento tradicional en la población nos han comenzado a adoptar nuevos es-
los sistemas locales de conocimiento de interés y su relación con factores so- quemas legales de protección, incluyendo
como sistemas cerrados). Según este au- ciales que lo afectan. la declaración de soberanía sobre su pa-
tor, las investigaciones regidas por tal trimonio genético, la regulación del acce-
marco teórico son incapaces de com- - Analizar las estrategias etnoecológicas so a los recursos genéticos y conocimien-
prender aspectos críticos de la situación empleadas por la población para el apro- tos asociados, la protección de los cono-
dinámica que caracteriza a la mayoría de vechamiento de plantas medicinales. cimientos tradicionales y el reconoci-
los sistemas de conocimiento etnobotáni- - Determinar la abundancia, distribución miento de los derechos de propiedad inte-
co contemporáneos, entre los cuales es- y diversidad de las plantas medicinales lectual (Zent, 2003). En el caso particular
tán los patrones de adquisición y pérdida usadas por la comunidad de trabajo en de Venezuela, tanto en la Constitución
del conocimiento etnobotánico; la distri- los ambientes naturales y cultivados, ob- Nacional de 1999 como en la Ley de Di-
bución de este conocimiento en una co- jetos de explotación. versidad Biológica (Gaceta, 2000), se re-
munidad; el intercambio de material e afirma la soberanía del país sobre los re-
información etnobotánica entre comuni- - Evaluar el impacto de la extracción de cursos biológicos y genéticos y se ratifica
dades, etnias o regiones; el valor adap- plantas medicinales sobre la estructura y la responsabilidad del Estado en la con-
tativo de ciertas prácticas tradicionales; diversidad de ecosistemas naturales. servación y protección de la diversidad
las causas de la extinción o sobreviven- - Diseñar proyectos de aprovechamiento biológica y cultural. Por su parte, los paí-
cia de conocimientos y conductas; así sostenible o estrategias de conservación ses latinoamericanos que ratificaron el

AUG 2005, VOL. 30 Nº 8 455


Convenio de Diversidad Biológica de lección de herbario de las plantas medici- rentes contextos geográficos y culturales
1992 y la Resolución sobre acceso a re- nales utilizadas en el contexto estudiado. (Höft et al., 1999; Zaldivar et al., 2002).
cursos genéticos (Decisión 391, 1996), Las bases teóricas y me-
requieren por parte de toda persona o b- Determinaciones cuantitativas todológicas del consenso cultural, en las
institución que pretenda tener acceso a cuales se fundamentan las técnicas cuanti-
los recursos genéticos, la firma de un La segunda fase com- tativas, han sido ampliamente discutidas
Contrato de Acceso ante la Autoridad Na- prende la determinación cuantitativa de la (ver Romney et al., 1986; Etkin, 1986;
cional Competente, que en Venezuela es importancia relativa, distribución y abun- Boster y D'Andrade, 1989; Johns et al.,
el Ministerio del Ambiente y los Recur- dancia de las plantas medicinales usadas, 1990). Asimismo, se han diseñado progra-
sos Naturales (Molina, 2004). Adicional- las estrategias etnoecológicas para el mas estadísticos enfocados en el consenso
mente, antes de la suscripción de este aprovechamiento de tales recursos loca- de los informantes, entre los que se en-
Contrato, es necesario que la parte intere- les, así como del patrón de variación del cuentra Anthropac (Borgatti, 1996), cuya
sada obtenga el consentimiento funda- conocimiento tradicional en la población limitación principal está en la cantidad de
mentado previo por parte de las comuni- seleccionada para el estudio. Esta fase se variables que puede procesar.
dades locales e indígenas, entendiéndose caracteriza por la aplicación de técnicas Con relación a los as-
éste como la toma de decisiones con co- cuantitativas para el análisis de los datos pectos ecológicos de las plantas medici-
nocimiento debido y fundamentado, obte- etnobotánicos registrados en la primera nales, se pueden utilizar algunas técnicas
nido de manera voluntaria, consciente, fase. Su propósito fundamental es deter- de ecología vegetal para la descripción y
responsable y libre, por parte de los pue- minar cuán significativo es el uso de una análisis de la vegetación, en aquellos si-
blos o comunidades indígenas y/o locales especie o de una comunidad vegetal para tios donde las plantas utilizadas son ex-
(Quintero, 2003). un grupo humano, así como la identifica- traídas de comunidades naturales. Para
Una vez obtenidos los ción de posibles relaciones entre los usos ello, se puede usar la técnica de muestreo
permisos el trabajo debe iniciarse, nece- tradicionales y variables ecológicas o so- por parcelas (Goldsmith y Harrison,
sariamente, con el estudio etnográfico del cioeconómicas. Esto permite el desarrollo 1984), optimizando el número de parcelas
grupo humano seleccionado. Una vez que de un enfoque centrado en las plantas en el campo. Las mismas se deben ubicar
se alcanza un clima de confianza y co- más que en objetivos antropológicos en aquellas comunidades vegetales reco-
operación entre el investigador y los (Phillips, 1996). Estas técnicas comenza- nocidas por los informantes durante la
miembros de la comunidad, se procede a ron a utilizarse, en el campo de la etno- primera fase de la investigación, como las
seleccionar los informantes que participa- botánica, en la década de los 80 y entre unidades de manejo empleadas para reco-
rán en la recolección de especímenes bo- sus ventajas está el análisis estadístico de lectar las plantas medicinales. Dentro de
tánicos y en el registro de sus usos tradi- los datos de campo, con lo que se mejora cada parcela, se estima la riqueza de es-
cionales. La metodología para la selec- el proceso de formulación y prueba de pecies medicinales y especies acompa-
ción de los informantes dependerá de los hipótesis, permitiendo así superar el enfo- ñantes, su abundancia relativa, los índices
objetivos de la investigación. En algunos que descriptivo de la etnobotánica tradi- de valor de importancia y la estructura de
estudios se trabaja con informantes cla- cional (Gómez-Veloz, 2002). la vegetación (Matteucci y Colma, 1982;
ves, seleccionados intencionalmente por Las primeras técnicas de Peters, 1996). En el caso que las plantas
el investigador (Germosen-Robineau, análisis propuestas se basan en el consen- utilizadas sean cultivadas, se evalúan es-
1995; Gedif y Hahn, 2003; Tabuti et al., so de los informantes, donde la importan- tas variables en los sitios de cultivo, tales
2003), mientras que en otros casos los in- cia relativa de cada uso tradicional, espe- como huertas familiares, utilizando para
formantes son seleccionados al azar, me- cie o familia de plantas es calculada di- ello parcelas similares (Caniago y
diante muestreo aleatorio entre los miem- rectamente a partir del grado de acuerdo Siebert, 1998; Lamont et al., 1999).
bros de la población (Gómez-Veloz, o consenso entre las respuestas de los in- Las especies útiles, in-
2002). En cualquiera de los casos, es ne- formantes, mediante el uso de índices et- cluyendo las medicinales, son reconocidas
cesario contar con la disposición de los nobotánicos (Phillips y Gentry, 1993a, b; con ayuda de informantes claves en cada
informantes y se debe negociar previa- Phillips et al., 1994; Phillips, 1996). Aun- parcela, cuantificando la proporción de
mente la modalidad y el tipo de compen- que estos índices constituyen una técnica plantas con usos medicinales en relación
sación que éstos recibirán por su partici- que evalúa solo uno de los atributos rela- con otros usos registrados. Con esta in-
pación en la investigación (Alexiades, cionados con el conocimiento tradicional formación se puede estimar cuantitativa-
1996c). y estadísticamente son de tipo paramétri- mente cuáles unidades de manejo son
Entre las técnicas em- co, sujetos a aquellos factores que afec- preferidas por la población para la obten-
pleadas para registrar el conocimiento lo- tan las medidas de tendencia central, pue- ción de plantas medicinales (Voeks, 1996;
cal están aquellas derivadas de la antro- den servir de referencia en la selección Caniago y Siebert, 1998; Frei et al.,
pología, como son la observación partici- de especies para evaluaciones químicas y 2000).
pante y las entrevistas a determinados farmacológicas posteriores (Totter y Adicionalmente, utilizan-
miembros de la comunidad, dependiendo Logan, 1986; Bruni et al., 1997, Hidalgo- do la técnica de parcelas temporales se
del tipo de datos que se quieren recolec- Báez et al., 1999; Bermúdez y Velázquez, puede estimar los efectos de la cosecha
tar (Martin, 2001). Al respecto, Alexiades 2002). Debido a las limitaciones metodo- de plantas medicinales silvestres en la di-
(1996d) presenta una guía con recomen- lógicas de este tipo de índices, trabajos námica de sus poblaciones naturales (Hall
daciones útiles para registrar la informa- recientes proponen incorporar el uso de y Bawa, 1993). Estas parcelas se ubican
ción etnobotánica sobre plantas medicina- técnicas de análisis multivariado y no al inicio de la investigación en cada co-
les. También se utilizan técnicas botáni- paramétricas, para analizar los datos etno- munidad, en aquellas unidades de manejo
cas de colección, herborización e identifi- botánicos más complejos, tales como el preferidas por la población para extraer
cación de especímenes (Tillett, 1995; patrón de variación del conocimiento tra- plantas medicinales. Es importante prestar
Alexiades, 1996e; Martín, 2001). Los dicional dentro de una población (Zent, atención a la evaluación de los impactos
productos finales de esta fase son, por lo 2001) o la similaridad entre las especies a corto plazo sobre la densidad, tasa de
general, una lista etnoflorística y la co- y usos tradicionales registrados en dife- crecimiento y capacidad reproductiva de

456 AUG 2005, VOL. 30 Nº 8


las especies estudiadas. Para tal fin, las portante, entre otras razones, por el tiempo en técnicas de cultivo de plantas medicina-
variables ecológicas descritas anterior- aportado por la población (Cunningham, les (Martínez et al., 2000).
mente deben estimarse al final del perío- 1996). Atendiendo a las regulaciones vi- El reconocimiento de los
do de trabajo gentes en Latinoamérica sobre el acceso a derechos de propiedad intelectual sobre el
los recursos genéticos y conocimientos conocimiento tradicional es un proceso
c- Evaluación fitoquímica, farmacológica asociados (Convenio sobre la Diversidad muy complejo y va más allá de los proyec-
y toxicológica Biológica de 1992 y Decisión 391 de tos de compensación y retribución comuni-
1996), los contratos de acceso, estableci- taria mencionados. En cualquier caso, al
En la tercera fase se dos con las Autoridades Nacionales Com- momento de solicitar el consentimiento
procede a la evaluación fitoquímica, petentes de cada país, deben contemplar fundamentado previo de las comunidades,
farmacológica y toxicológica de las espe- los mecanismos y modalidades de com- es importante que los investigadores esta-
cies medicinales culturalmente importan- pensación a las comunidades, así como blezcan acuerdos sobre los mecanismos
tes en el contexto estudiado. A partir de para el reconocimiento de los derechos de mediante los cuales serán reconocidos tales
la información registrada en las dos pri- propiedad intelectual sobre el conocimien- derechos. Alexiades (1996c) plantea que los
meras fases de la investigación, se selec- to tradicional. Desafortunadamente, en informantes locales podrían ser coautores
cionan aquellas especies de plantas medi- muchos países, incluyendo Venezuela, tales de las publicaciones resultantes o, al me-
cinales con mayor importancia cultural mecanismos no están claros (Quintero, nos, deberían recibir el agradecimiento pú-
para el grupo humano estudiado y luego 2003). blico por parte de los responsables de la in-
se evalúan experimentalmente para cono- Los reportes en la litera- vestigación. Al respecto puede citarse una
cer su composición química, estimar el tura relacionados con estos aspectos, son iniciativa desarrollada en Venezuela, en pro-
potencial citotóxico de sus extractos y escasos. Martín (2001), plantea que esta yectos etnobotánicos realizados en la Costa
determinar si su actividad farmacológica situación responde a que tradicionalmente de Oro, estado Aragua, con financiamiento
se corresponde con los usos atribuidos los investigadores han dirigido sus esfuer- del Ministerio del Ambiente y los Recursos
por los informantes (Frei et al., 1998). La zos hacia el descubrimiento de productos Naturales. En este caso se prepararon dos
utilidad de este enfoque para la selección naturales de valor económico, a menudo publicaciones populares sobre plantas medi-
de especies potenciales para el desarrollo para el beneficio de países desarrollados, y cinales, donde el investigador aparece como
de nuevos medicamentos ha sido susten- a la comprensión teórica de cómo los gru- editor y los informantes locales como los
tada por autores como Farnsworth et al. pos humanos perciben y manejan el am- autores (Serra, 1995, 2000).
(1985), Alarcón et al. (1998) y Khafagi y biente. No obstante, desde finales de los Finalmente, como en al-
Dewedar (2000). 60, muchos etnobotánicos han tratado de gunos países la fuente natural de muchas
De las diferentes fases modificar estos objetivos y han dirigido su plantas medicinales ha sido agotada, bien
de la investigación, ésta es la más costo- atención a la aplicación de los resultados por la destrucción del hábitat o por la re-
sa, pues requiere de laboratorios bien de sus investigaciones en la solución de colección intensiva y sin control, el desa-
equipados (Martin, 2001) a nivel de per- problemas de conservación y desarrollo rrollo de proyectos de conservación ha re-
sonal, equipos y suministros. En ese sen- comunitario (Toledo, 1982). Esto se tradu- cibido especial atención en los últimos
tido, antes de realizar cualquier prueba, ce en ofrecer a las comunidades locales años, con lo cual se enfatiza el valor de
es recomendable analizar la información los resultados y conclusiones de las inves- los bosques u otras áreas naturales como
disponible en la literatura para cada espe- tigaciones, fortalecer los sistemas tradicio- fuentes de especies para el cuidado de la
cie de interés. Las bases de datos electró- nales de producción agrícola, promover el salud (Sheldon et al., 1997). Entre las pro-
nicas sobre productos naturales, como uso racional de las plantas en el cuidado puestas y proyectos consideradas para lo-
NAPRALERT (2005), pueden resultar úti- de la salud y fomentar el conocimiento grar la conservación de los ecosistemas
les para decidir cuáles ensayos son nece- ecológico tradicional. Aunque la escala y fuente y de las plantas útiles presentes en
sarios y evitar la pérdida de tiempo y re- objetivos de cada proyecto varían, todos ellos se encuentran la creación de reservas
cursos. deben tener en común el ser impulsados forestales para la extracción controlada de
por el entusiasmo de los investigadores y plantas medicinales, como la desarrollada
d- Desarrollo de mecanismos para la gente de las comunidades, quienes tra- en Belize, que también ha servido de aula
compensación a la comunidad bajando juntos pueden mejorar las condi- abierta para los aprendices de prácticas
ciones locales (Martin, 2001) médicas tradicionales en un programa ini-
Es necesario desarrollar Existe cierto consenso ciado por los curanderos locales (Balick et
mecanismos para compensar a la comuni- acerca de la necesidad de aplicar los resul- al., 1994); la creación de jardines botáni-
dad por su participación en la investiga- tados obtenidos en investigaciones etnobo- cos regionales (Estrada, 1998; Martín,
ción, reconocer los derechos de propiedad tánicas sobre plantas medicinales a pro- 2001); y el uso de huertas familiares como
intelectual del conocimiento tradicional so- yectos de desarrollo comunitario, que con- estrategia para disminuir la presión sobre
bre plantas medicinales y la conservación templen el rescate del conocimiento tradi- los ecosistemas naturales.
de los ecosistemas fuente y las especies cional, así como el uso seguro y racional
útiles. Debido a las implicaciones éticas de las plantas en la atención primaria de Conclusión
de los estudios etnobotánicos, los investi- salud (Sheldon et al., 1997; Martín, 2001).
gadores que incursionan en este campo Entre tales proyectos pueden citarse pro- La investigación etnobo-
deben prepararse para discutir y negociar gramas educativos para jóvenes (Balick et tánica sobre plantas medicinales ha adqui-
la forma en que sus investigaciones pue- al., 1994; Martín, 2001), creación de rido relevancia por la pérdida acelerada
den beneficiar a los pobladores locales, herbarios locales (Martín, 2001), publica- del conocimiento tradicional y la reduc-
bien sea a nivel individual o comunitario ciones populares sobre plantas medicinales ción de la disponibilidad de muchas espe-
(Alexiades, 1996c). Es importante que los (House et al., 1989; Delens, 1992), aplica- cies útiles, consecuencia de la degradación
beneficios abarquen otros aspectos además ción supervisada de programas de medici- de los bosques tropicales y otros hábitats
de la compensación económica directa, na tradicional en comunidades rurales naturales. Resulta urgente rescatar ese co-
aunque ésta pueda ser un componente im- (Sheldon et al., 1997) y el entrenamiento nocimiento para documentar la informa-

AUG 2005, VOL. 30 Nº 8 457


ción sobre especies útiles para el desarro- Alarcón A, Román R, Pérez S, Aguilar A, ornithological classification. Am. Anthropol.
llo de nuevos medicamentos y al mismo Contreras C, Flores J (1998) Study of the 91: 132-142.
anti-hyperglycemic effect of plants used as Bruni A, Ballero M, Poli F (1997) Quantitative
tiempo evaluar el grado de amenaza de las antidiabetics. J. Ethnopharmacol. 61: 101- ethnopharmacological study of the
especies útiles para diseñar estrategias 110. Campidano Valley and Urzulei district,
para su conservación, contribuyendo a la Albornoz A (1993) Medicina Tradicional Her- Sardinia, Italy. J. Ethnopharmacol. 57: 97-
protección de la biodiversidad. baria (Guía de Fitoterapia). Instituto Farma- 124.
El enfoque interdiscipli- coterápico Latino. Caracas, Venezuela. 564 Caniago S, Siebert S (1998) Medicinal plants
nario resulta clave en la consolidación de pp. ecology, knowledge and conservation in
la etnobotánica como ciencia, capaz de ge- Alexiades M (1996a) Selected Guidelines for Kalimantan, Indonesia. Econ. Bot. 52: 229-
Ethnobothanical Research: a Field Manual. 250.
nerar propuestas de conservación del co- New York Botanical Garden, Nueva York, Cox P, Balick M (1994) The ethnobotanical
nocimiento tradicional y manejo de plantas EEUU. 306 pp. approach to drug discovery. Scientific Ameri-
útiles, la proposición de estrategias de Alexiades M (1996b) Introduction. En Alexiades can 271: 82-87.
conservación (de las especies y de sus M (Ed.) Selected Guidelines for Cunningham A (1996) Professional ethics and
ecosistemas fuente), la valoración econó- Ethnobotanical Research: a Field Manual. ethnobotanical research. En Alexiades M
mica del recurso y la retribución a las co- New York Botanical Garden. Nueva York, (Ed.) Selected Guidelines for Ethnobotanical
EEUU. pp. xi–xx. Research: a Field Manual. New York
munidades de beneficios asociados con los
Alexiades M (1996c) Protocol for Conducting Botanical Garden. Nueva York, EEUU. pp.
conocimientos aportados. No obstante, en Ethnobotanical Research in the Tropics. En 19-51.
el área relacionada con las plantas medici- Alexiades M (Ed.) Selected Guidelines for Daly D (1992) The National Cancer Institute’s
nales, aún queda mucho por hacer. Ethnobotanical Research: a Field Manual. plant collection program: update and
Por otra parte, es necesa- New York Botanical Garden. Nueva York, implications for tropical forest. En Plotkin M,
EEUU. pp. 5-18. Famolare L (Eds.) Sustainable harvest and
rio que los proyectos de investigación en
esta área abandonen el enfoque tradicional Alexiades M (1996d) Collecting Ethnobotanical marketing of rain forest products. Island
Data: An Introduction to Basic Concepts and Press. Washington DC, EEUU. pp. 224-230.
e incluyan aspectos como a) la documenta- Techniques. En Alexiades M (Ed.) Selected Davis W (1991) Toward a new synthesis in
ción del conocimiento tradicional, así como Guidelines for Ethnobotanical Research: a ethnobotany. En Ríos M, Perdensen H (Eds.)
su variación en el contexto estudiado; b) la Field Manual. New York Botanical Garden. Las Plantas y el Hombre. Memorias del Pri-
determinación de las características ecológi- Nueva York, EEUU. pp. 53-94. mer Simposio Ecuatoriano de Etnobotánica y
cas de las especies útiles, considerando los Alexiades M (1996e) Standard techniques for the Botánica Económica. ABYA-YALA. Quito,
collecting and preparing of herbarium Ecuador. pp. 339-357.
sistemas de procedencia y las estrategias specimens. En Alexiades M (Ed.) Selected
etnoecológicas de su uso; c) la evaluación Decisión 391 (1996) Régimen Común sobre Acce-
Guidelines for Ethnobotanical Research: a so a los Recursos Genéticos. Gaceta Oficial
fotoquímica, farmacológica y toxicológica Field Manual. New York Botanical Garden. del Acuerdo de Cartagena. Año XII, Nº 213.
de las especies medicinales identificadas; y Nueva York, EEUU. pp. 99-126. 16 pp.
d) el desarrollo de mecanismos para com- Andersen A, Andersen H (1997) Plants from Delens M (1992) Problemas de la Piel. Botica
pensar a las comunidades, pasando por el Reunion Island with alleged antihypertensive Popular 3. CESAP. Caracas, Venezuela. 44
and diuretic effects – an experimental and pp.
reconocimiento de los derechos de propie- ethnobotanical evaluation. J. Ethnopharmacol.
dad intelectual de las comunidades y la 58: 189-206. De Los Ríos C, Hidalgo-Báez D, Contreras Q,
Crescente O (1999) Phytochemical evaluation
proposición de estrategias de conservación Balée W, Gély A (1989) Managed forest and antibacterial activity of Espeletia schultzii
de las plantas y sus ecosistemas de origen. succession in Amazonia: Ka’apor case, Adv. (Asteraceae) inflorescences. Cienci, 7: 72-77.
Aún cuando la incorporación de todos estos Econ. Bot. 7: 129-158.
Estrada E (Ed.) (1998) Taller de Investigación en
aspectos puede parecer ambiciosa para un Balick M, Mendelsohn R (1992) Assessing the Etnobotánica. Universidad Nacional Experi-
proyecto particular, es importante que los economic value of traditional medicines from mental del Táchira y Universidad Autónoma
tropical rain forest. Cons. Biol. 6: 128-130. de Chapingo. San Cristobal, Venezuela. 214
mismos sean diseñados de forma que la ar-
Balick M, Arvigo R, Romero L (1994) The pp.
ticulación de los investigadores que atien- development of an ethnobiomedical forest re- Etkin N (1986) Multidisciplinary perspectives in
dan cada una de estas fases sea posible y serve in Belize: its role in the preservation of the interpretation of plants uses in indigenous
eficiente. Solo así la etnobotánica podrá biological and cultural diversity. Cons. Biol. medicine and diet. En Etkin N (Ed.) Plants in
transformarse realmente en un factor de de- 8: 316-317. indigenous medicine and diet: Biobehavioral
sarrollo sostenible para las comunidades de- Begosi A, Hanazaki N, Tamashiro J (2002) Medi- approaches, Redgrave. Nueva York, EEUU.
positarias del conocimiento tradicional, en cinal plants in the Atlantic Forest (Brazil): pp. 2-29.
knowledge, use, and conservation. Human Farnsworth N, Akerele O, Bingel A, Soejarto D,
particular en los países en desarrollo de la Ecol. 30: 281-299. Guo Z (1985) Medicinal plants in therapy.
región tropical. Bennett B, Prance G (2000) Introduced plants in Bull. WHO 63: 965-981.
the indigenous pharmacopoeia of northern Ford, R (1978) Introduction. En Ford R (Ed.) The
AGRADECIMIENTOS South America. Econ. Bot. 54: 90-102. nature and the status of ethnobotany.
Benz BF, Cevallos J, Santana F, Rosales J, Graff Anthropological Papers Nº 67. Universtity of
Al Consejo de Desarro- M (2000) Losing knowledge about plant use Michigan. Ann Arbor, MI, EEUU. pp. 29-32.
llo Científico Humanístico y Tecnológico in the Sierra at the Manantlan Biosphere Re- Frei B, Baltisberger M, Sticher O, Heinrich M
serve, Mexico. Econ. Bot. 54: 183-191. (1998) Medical ethnobotany of the Zapotecs of
de la Universidad de Los Andes, Vene-
zuela, por el financiamiento (NURR-C- Bermúdez A, Velázquez D (2002) Etnobotánica the Isthmus-Sierra (Oaxaca, México): documen-
médica de una comunidad campesina del es- tation and assessment of the indigenous uses. J.
281-00-01-B) y a Rebecca Miller por su tado Trujillo: un estudio preliminar usando Ethnopharmacol. 62: 149-165.
ayuda en la traducción del resumen. técnicas cuantitativas. Revista de la Facultad Frei B, Sticher O; Heinrich M (2000) Zapotec and
de Farmacia 44: 2-6. Mixe use of tropical habitats for securing me-
REFERENCIAS Boom B (1990) Useful plants of the Panare dicinal plants in México, Econ. Bot. 54: 73-81.
Indians of the Venezuelan Guayana. Adv. Gaceta (2000) Ley de Diversidad Biológica. Gace-
Akerele O (1985) The WHO traditional medicine Econ. Bot. 8: 57-76. ta Oficial Nº 5468E (Extraordinaria). Repú-
program: policy and implementation. Int. Borgatti S (1996) Anthropac 4.0: Reference Ma- blica Bolivariana de Venezuela. Caracas, Ve-
Trad. Med. Newslett. 1: 1-3. nual and Methods Guide. Analytic nezuela. 41 pp.
Akerele O (1993) Las plantas medicinales: un te- Technologies. Natick, MA, EEUU. 166 pp. Gedif T, Hahn H (2003) The use of medicinal
soro que no debemos desperdiciar. Foro Mun- Boster J, D'Andrade R (1989) Natural and human plants in self-care in rural central Ethiopia. J.
dial de la Salud, 14: 390-395. sources of cross-cultural agreement in Ethnopharmacol. 87: 155-161.

458 AUG 2005, VOL. 30 Nº 8


Germosén-Robineau L (1995) Hacia una canas. Convenio Andrés Bello. Bogotá, Co- host country collaborators. J. Ethnophar-
Farmacopea Vegetal Caribeña. TRAMIL 7, lombia. 524 pp. macol. 62: 85-88.
Enda-Caribe, UAG, Universidad de Antio- Matteucci S, Colma A (1982) Metodología para Roberts L (1992) Chemical prospecting: hope for
quia. Santo Domingo, República Dominica- el Estudio de la Vegetación. Programa Regio- vanishing ecosystems? Science 256: 1142-1143.
na. 696 pp. nal de Desarrollo Científico y Tecnológico. Romney K, Weller S, Batchelder W (1986) Culture
Giessler P, Harris S, Prince R, Olsen A, OEA. Washington DC, EEUU. 169 pp. as consensus: A theory of culture and informant
Odhiambo R, Oketch-Rabat H, Madiega P, Mendelsohn R, Balick M (1995) The value of accuracy. Am. Anthropol. 88: 313-338.
Andersen A, Molgaard P (2002) Medicinal undiscovered pharmaceutical in tropical Salick J (1989) Ecological basis of Amuesha
plants used by Luo mothers and children in forests, Econ. Bot. 49: 223-228. agriculture, Peruvian Upper Amazon. Adv.
Bondo district, Kenya. J. Ethnopharmacol. Econ. Bot. 7: 189-212.
83: 39-54. Michelangeli F (1999) Prospección Bioquímica
del Bosque Tropical de Yutajé, Estado Ama- Serra A (Ed.) (1995) Cuyagua: plantas Medicina-
Godoy R, Lubowsky R, Markandya A (1993) A zonas, Memorias del Instituto de Biología Ex- les. Parque Nacional Henry Pittier. Ministerio
method for the economic valuation of non- perimental. I Simposio Venezolano de Etnobo- del Ambiente y de los Recursos Naturales.
timber tropical forest products. Econ. Bot. 47: tánica 2: 15-18. Maracay, Venezuela. 30 pp.
220-233. Serra A (Ed.) (2000) Árboles Medicinales del Ca-
NAPRALERT (2005) A natural products
Goldsmith F, Harrison C (1984) Description and database maintained at the Program for ribe Venezolano en Cuyagua y Cata. Parque
analysis of vegetation. En Chapman S (Ed.) Collaborative Research in Pharmaceutical Nacional Henry Pittier. Ministerio del Am-
Methods in Plant Ecology. Blackwell. Lon- Sciences. University of Illinois. Chicago, biente y de los Recursos Naturales. Maracay,
dres, RU. pp. 85-155. IL, EEUU. www.cas.org/ONLINE/DBSS/ Venezuela. 31 pp.
Gómez-Veloz A (2002) Plant use knowledge of napralertss.html Sheldon J, Balick M, Laird S (1997) Medicinal
the Winikina Warao: The case for Molina C (2004) El acceso a los recursos genéti- plants: ¿can utilization and conservation
questionnaires in ethnobotany. Econ. Bot. 56: cos en Venezuela: Marco legal y experiencias. coexist? New York Botanical Garden. Nueva
231-242. En Aguilera M, Oliveira-Miranda MA (Eds.) York, EEUU. 104 pp.
Hall P, Bawa K (1993) Methods to assess the Taller de Genética de la Conservación. USB/ Shrestha P, Dhillion S (2003) Medicinal plant
impact of extraction of non-timber tropical BioLAC-UNU/CeCalCULA/Fonacit/IDEA. diversity and use in the highlands of Dolakha
products on plant populations. Econ. Bot. 47: Caracas, Venezuela (versión en CD). district, Nepal. J. Ethnopharmacol. 86: 81-96.
234-247. OMS (1979) The selection of essential drugs. Slish D, Ueda H, Arvigo, R, Balick M (1999)
Hidalgo-Báez D, Ricardi M, Gaviria J, Estrada J WHO Technical Report Series 641: 1-44 Ethnobotany in the search for vasoactive herbal
(1999) Aportes a la etnofarmacología de los Peters C (1996) Beyond nomenclature and use: a medicines. J. Ethnopharmacol. 66: 159-165.
páramos venezolanos. Ciencia 7: 23-32. review of ecological methods for ethno- Soejarto D, Farnsworth N (1989) Tropical rain
Höft M, Bark S, Lykke A (1999) Quantitative botanists. En Alexiades M (Ed.) Selected forest: potential source of new drugs? Persp.
Ethnobotany, Applications of Multivariate and Guidelines for Ethnobotanical Research: a Biol. Med. 32: 244-256.
Statistical Analysis in Ethnobotany. Working Field Manual. New York Botanical Garden. Stix G (1993) Back to roots: drugs companies
Paper Nº6. Kew Botanical Garden. Londres, Nueva York, EEUU. pp. 241-276. forage for new treatments (plant-derived
RU. 46 pp. Peungvicha P, Thirawarapan S, Temsiririkkul R, pharmaceuticals), Scientific American 268: 142-
House P, Lagos-White S, Torres C (1989) Manual Watanabe H, Kumar P, Kadota S (1998) 144.
popular de 50 plantas medicinales de Hondu- Hypoglycemic effect of the water extract of Tabuti JR, Lye KA, Dhillion S (2003) Traditional
ras. Universidad Nacional Autónoma de Hon- Piper sarmentosum in rats. J. herbal drugs of Bulamogi, Uganda. Plants,
duras. Tegucigalpa, Honduras. 48 pp. Ethnopharmacol. 60: 27-32. use and administration. J. Ethnopharmacol.
Johns T, Kokwaro J, Kimanami E (1990) Herbal Phillips O (1996) Some quantitative methods for 88: 19-44.
remedies of the Luo of Siaya district, Kenya: analyzing ethnobotanical knowledge. En Tillett S (1995) Guía Introductoria de Etnobotáni-
establishing quantitative criteria for Alexiades M (Ed.) Selected Guidelines for ca. Facultad de Farmacia. Universidad Central
consensus. Econ. Bot. 44: 369-381. Ethnobotanical Research: a Field Manual. de Venezuela. Caracas, Venezuela. 23 pp.
Joshi A, Joshi K (2000) Indigenous knowledge New York Botanical Garden. Nueva York, Toledo V (1982) La etnobotánica hoy: Reversión
and uses of medicinal plants by local EEUU. pp.171-198. del conocimiento, lucha indígena y proyecto
communities of the Kali Gandanki Watershed Phillips O, Gentry A (1993a) The useful plants of nacional, Biótica 7: 141-150.
Area, Nepal. J. Ethnopharmacol. 73: 175- Tambopata, Perú: I. Statistical hypotheses test Totter R, Logan M (1986) Informant consensus: A
183. with a new quantitative technique. Econ. Bot. new approach for identifying potentially
Kamtchouing P, Soken S, Moundipa P, Watcho P, 47: 15-32. effective medicinal plants. En Etkin N (Ed.)
Jatsa H, Lontsi D (1998) Protective role of Phillips O, Gentry A (1993b) The useful plants of Plants in indigenous medicine and diet:
Anacardium occidentale extract against Tambopata, Perú: II. Additional hypotheses Biobehavioral approaches. Redgrave. Nueva
streptozotocin-induced diabetes in rats. J. testing in quantitative ethnobotany. Econ. Bot. York, EEUU. pp. 91-112.
Ethnopharmacol. 62: 95-99. 47: 33-43. Voeks R (1996) Tropical forest healers and habitat
Katewa S, Chaudhary B, Jain A (2004) Folk Phillips O, Gentry A, Reynel C, Wilkin P, Galvez- preference. Econ. Bot. 5: 381-400.
herbal medicines from tribal area of Rajastan, Durán C (1994) Quantitative ethnobotany and Zaldivar M, Rocha O, Castro E, Barrantes R
India. J. Ethnopharmacol. 92: 41-46. Amazonian conservation. Cons. Biol. 8: 225- (2002) Species diversity of edible plants
248. grown in homegardens of chibchan
Khafagi I, Dewedar A (2000) The efficiency of
amerindians from Costa Rica. Human Ecol.
random versus ethnodirected research in the Prance G (1991) What is the ethnobotany today?
30: 301-316.
evaluation of Sinaí medicinal plants for J. Ethnopharmacol. 32: 209-216.
bioactive compounds. J. Ethnopharmacol. 71: Zent S (1999) Los elementos paradigmáticos de la
Prance G, Baleé W, Boom B, Carneiro L (1987) ecología histórica: pautas para la renovación
365-376. Quantitative ethnobotany and the case for de la etnobotánica. Memorias del Instituto de
King S, Carlson T, Moran K (1996) Biological conservation in Amazonia. Cons. Biol. 1: Biología Experimental. I Simposio Venezolano
diversity, indigenous knowledge, drug 296-310. de Etnobotánica 2: 37-40.
discovery and intellectual property rights: Quintero JS (2003) El acceso a los recursos gené-
creating reciprocity and maintaining Zent S (2001) Acculturation and ethnobotanical
ticos y la investigación de plantas medicina- knowledge loss among the Piaroa of Venezue-
relationships. J. Ethnopharmacol. 51: 45-47. les. Memorias del I Seminario Internacional: la: demonstration of a quantitative method for
Lamont S, Hardy W, Greenberg A (1999) Species Presente y futuro de la investigación de plan- the empirical study of TEK change. En Maffi
composition, diversity and use of tas medicinales en Venezuela. IDEA. Caracas, L (Ed.) On biocultural diversity: linking
homegardens among three Amazonian Venezuela (versión en CD). language, knowledge, and the environment.
villages. Econ. Bot. 53: 312-326. Raja D, Blanche C, Vallés J (1997) Contribution Smithsonian Institute. Nueva York, EEUU.
Martin G (2001) Etnobotánica: Manual de méto- to the knowledge of the pharmaceutical pp. 190-211.
dos. Nordan-Comunidad. Montevideo, Uru- ethnobotany of the La Segarra region Zent S (2003) Propiedad intelectual y retribución
guay. 240 pp. (Catalonia, Iberian Peninsula). J. a las comunidades. Memorias del I Seminario
Martínez J, Yesif-Vernal H, Cáceres A (Eds.) Ethnopharmacol. 57: 149-160. Internacional: Presente y futuro de la investi-
(2000) Fundamentos de Agrotecnología de Ritcher R, Carlson T (1998) Reporting biological gación de plantas medicinales en Venezuela.
Cultivos de Plantas Medicinales Iberoameri- assay results on tropical medicinal plants to IDEA. Caracas, Venezuela (versión en CD).

AUG 2005, VOL. 30 Nº 8 459

También podría gustarte