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El modelo de ciudad sostenible del futuro

La localidad segoviana de Bernuy de Porreros va a ser muy pronto la ciudad sostenible del futuro. Las 243 viviendas que se
van a construir en la zona conocida como La Encina serán autosuficientes al disponer de su propia energía solar y gastar un
40 por ciento menos de agua potable que las viviendas habituales. Siguiendo los principios de la arquitectura bioclimática, la
urbanización contará con pisos, adosados y casas individuales diseñados específicamente para respetar el medio ambiente.
Estas son tan sólo algunas de las múltiples ventajas que ofrecen una vivienda bioclimática, también conocida como casa solar
pasiva debido al buen empleo que hace del sol. Se trata de evitar el malgasto de los recursos naturales que ofrece el entorno
(energía, agua) mediante el estudio detallado de la orografía del terreno, la ubicación de la casa y las condiciones
climatológicas que soportará la casa. Teniendo en cuenta algunos de estos sencillos aspectos se pueden lograr cosas tan
importantes como conseguir calor en invierno y frescor en verano de forma natural, reutilizar el agua y no generar
contaminación.

La base de todo ello es el diseño. Es cierto que la urbanización


de la ciudad bioclimática no es sencilla porque el diseño de las
casas debe hacerse en función de las horas solares y su
exposición a las corrientes de aire para lograr minimizar el
consumo energético y de agua. Pero la utilización de elementos
de construcción adecuados puede hacer de una construcción
una vivienda ecológica. Un ejemplo: según el lugar dónde se
construya la vivienda, la orientación, las ventanas e incluso si
tenemos plantas en lugares determinados, podemos conseguir
un mayor aprovechamiento del sol, del agua y del aire.

Dependiendo de la forma de la construcción, la superficie de


contacto con el exterior varía, influyendo esto sobre las
pérdidas o ganancias caloríficas.   
 
Para obtener un buen aislamiento la superficie debe ser lo más pequeña posible, de altura elevada y sin pasillos en el interior,
lo que permitirá acumular energía solar sin necesidad de mecanismos adicionales.

Con esta filosofía nace el proyecto privado de la ciudad bioclimática de Bernuy de Porreros. En un período de cuatro años, las
empresas promotoras (Isofoton, AIM y Acylm) prevén tener lista la urbanización en una parcela cedida por el Ayuntamiento de
la localidad. La inversión ronda los 36 millones de euros y cuenta con el respaldo de la Consejería de Medio Ambiente y del
ente regional de la Energía. Los pisos tendrán de 90 a 140 metros cuadrados, mientras que los adosados y las casas
dispondrán de 150 metros cuadrados de casa y de 150 y 300 de terreno, respectivamente. El proyecto se dividirá en varias
fases. La que se ha dado a conocer es la primera, que contará con la colocación de muros torbem, que acumulan energía
solar durante el día y la redistribuyen por la noche; paneles térmicos, para el agua caliente en verano; y células fotovoltaicas,
que suministran la energía eléctrica para las viviendas en una cantidad entre 2 y 5 kilowatios, cantidad suficiente para una
vivienda familiar.

En cuanto al consumo de agua, la principal apuesta de los constructores es el


aprovechamiento de las denominadas aguas grises. El sistema se basa en
recoger y depurar el agua utilizada en la ducha y para fregar y reutilizarla para las
cisternas de baño. “No tiene sentido utilizar agua potable para estas tareas como
se hace ahora”, comentan Ismael de la Barba y Miguel Ángel García, arquitectos
responsables de la construcción de la ciudad sostenible en Bernuy. Pero el
aprovechamiento racional del agua no queda ahí. También se traslada al uso del
agua de lluvia. Se construirá una red para la recogida de este agua desde las
cubiertas y otras superficies con el objetivo de canalizarla hacia aljibes o
cisternas y usarla para regar las zonas verdes de la urbanización. Estos sistemas
permiten ahorrar entre un 40 y un 50 por ciento de agua.
La calefacción es un tema fundamental en cualquier vivienda. De ello son conscientes las empresas promotoras de la ciudad
bioclimática y las necesidades de este tipo se cubrirán con gas natural. Pero las casas tan sólo dispondrán de una caldera
para toda la urbanización, con lo que se evitará en gran medida la contaminación de dióxido de carbono (CO2).
El principio de sostenibilidad tendrá su máxima expresión en el
desarrollo urbano con la primacía del peatón sobre el coche,
que será de obligatorio estacionamiento en el entorno de la
urbanización.

Estas son algunas de las diferencias entre una vivienda


sostenible y otra que no lo es. Las comodidades son
prácticamente las mismas, sólo hay que colocar cada cosa en
un lugar estratégico y ya está. Muchas personas piensan que
una vivienda construida según principios bioclimáticos es fea,
cara y mal diseñada. Pero nada más lejos de la realidad. Puede
ser igual de bonita y confortable que una casa tradicional y a
sus habitantes desde luego los hará sentir satisfechos de su
residencia día tras día al pensar que habitar en este Planeta no
significa despojarlo de sus elementos naturales.  

Otro prejuicio respecto a la casa bioclimática es su alto precio. Construir una casa solar pasiva cuesta entre un 5 y 10 por
ciento sobre el coste habitual, debido a la mayor calidad térmica y sanitaria de los materiales y a un mayor aislamiento de la
vivienda. En realidad no supone una gran diferencia respecto al precio de una vivienda convencional. Además, hay que tener
en cuenta que permitirá ahorrar un 80 por ciento en calefacción y refrigeración e iluminación, haciendo la vivienda más sana y
agradable además de respetuosa con la naturaleza. En este sentido, Ismael de la Barba y Miguel Ángel García afirman que “el
precio de los pisos, casas y adosados de Bernuy de Porreros será de mercado, nunca con el objetivo de la especulación”.

FUENTE: http://www.ambientum.com

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