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BIOARQUITECTURA

factor que busa crear lugares ya sea para habitar, trabajar


o realizar el día a día que sean agradables con el mundo que habitamos
La optimización de los recursos
naturales es una de las bases
de la arquitectura sostenible.
Pues bien; en este sentido,
conviene hablar también de la
arquitectura bioclimática.
Consiste en diseñar
edificaciones teniendo en
cuenta las condiciones
climáticas de su ubicación, y
aprovechando los recursos
disponibles (sol, vegetación,
lluvia, vientos). Todo ello, para
disminuir el impacto
medioambiental, e intentando
reducir el consumo de energía.

Adaptación al medio
Pero no solo eso. Los proyectos que siguen criterios bioclimáticos se integran en
el lugar en el que están ubicados, adaptándose física y climáticamente a su
entorno. Los materiales utilizados, los colores y las soluciones constructivas se
valoran desde una perspectiva de ahorro energético, pero también de adaptación
al medio. Y todo ello sin olvidarse del nivel estético.

La arquitectura bioclimática no es simplemente un tipo de arquitectura. Es una


filosofía. Es un proceso continuo y cíclico, que comienza en la idea inicial del
proyecto, pasando por su concreción física durante la obra y termina cuando se
acaba su vida útil, para volver a empezar.

Por ello, no existe un prototipo de vivienda bioclimática. Ésta depende de factores


que son muy variantes, como las condiciones geográficas, las soluciones
constructivas, los materiales…

Principios básicos
No obstante, las casas bioclimáticas son el resultado de la aplicación de estos
criterios. En este sentido, a la hora de diseñar una edificación bioclimática, hay
una serie de aspectos que son aplicables a todos los casos:

Una ventilación correcta es fundamental para mejorar la conservación de las


temperaturas en invierno y en verano. Una ventilación estratégica combinando sus
tres tipos, la natural, convectiva y convectiva en desván, es clave para climatizar la

vivienda. Y, a su vez, para conservar las temperaturas agradables dentro de casa,


evitando o minimizando las pérdidas.
La utilización de materiales naturales en estas edificaciones es una forma más de
aprovechar los recursos. Y, por supuesto, de reducir la huella ambiental. Ejemplo
de ello pueden ser el bambú, la madera, la tierra, la pizarra natural o la piedra
natural, entre otros.

Un buen aislamiento contribuirá a lograr la máxima eficiencia en el mantenimiento


de la temperatura. Esto es, usar la masa térmica de manera estratégica ayudará a
evitar los cambios bruscos de temperatura.

La orientación de la construcción es clave para optimizar las horas de luz. Así, se


trata, por lo tanto, de aprovechar el sol al máximo en invierno, si bien los
beneficios dependerán del tipo de clima. Para este fin, tanto la fachada como el
mayor número posible de ventanas se orientarán al sur (sur-suroeste y sur-
sureste), teniendo en cuenta que la orientación oeste es la más desaconsejada.

Es conveniente, en la medida de lo posible, reciclar y reutilizar los


residuos generados.

El uso de energías
renovables, pues
aprovechan los
recursos naturales
para suministrar
energía. La energía
solar (tanto
la térmica como
la fotovoltaica)
permite climatizar la
casa de forma
directa o a través de paneles o cubiertas solares. No obstante, conviene buscar la
combinación idónea en función de cada caso. Las opciones son muchas:
la energía eólica, la geotermia, la aerotermia…

La adaptación al entorno, también en su forma física, es otro de los aspectos a


tener en cuenta. Se trata de que su forma resulte conveniente para maximizar esa
eficiencia energética y autosuficiencia a la que hay que tender. Lo habitual es que
tengan una forma compacta y regular para conservar mejor la energía.

EFICIENCIA ENERGÉTICA

La arquitectura bioclimática, por lo tanto, es diseñar casas en función de las


orientaciones, los materiales o las aperturas de ventanas, entre otros elementos.
¿El objetivo? Conseguir la máxima eficiencia energética.
Es una forma más de la arquitectura sostenible. Una arquitectura que convive con
el entorno, tanto física como climatológicamente, y se adapta a él. Va más allá del
diseño del edificio, siendo la ubicación un aspecto clave. Y es que no sólo
aprovecha los recursos naturales, sino que su diseño depende de ellos para
alcanzar el confort térmico.
MATERIALES UTILIZADOS EN LA
BIOARQUITECTUTA
En la antigüedad, en las primeras formas de Bioarquitectura, se utilizaban
materiales naturales tales como el agua, la paja, la arcilla, la madera, las piedras,
las cañas, las ramas y sus follajes… Incluso el hielo, en zonas gélidas.
De este modo, se construía una casa que se integraba perfectamente en el
paisaje, sin necesidad de gastos de energía inútiles. Nuestros antepasados ya
sabían que todo lo necesario para la vida estaba ahí fuera, a diferencia de la
mayoría de las construcciones del presente, que derrochan energías renovables y
no renovables y perjudican el planeta.
La realidad es que la naturaleza nos otorga todo lo necesario para nuestra
supervivencia, y muchos arquitectos del mundo están volviendo a nuestros
orígenes en este sentido. Se ha hecho tanto hincapié en crear un medio tan
artificial que nuestros recursos naturales han mermado de manera considerable y
alarmante. Muchos ecosistemas son prácticamente imposibles de remontar, ya
que el gasto energético de los humanos es superior a la capacidad de
regeneración de los recursos naturales.
LA BIOARQUITECTURA HOY EN DIA
¿Cómo integramos naturaleza y arquitectura los auténticos profesionales de
la construcción? Actualmente, con la influencia de la Bioarquitectura, se
está incrementando la edificación inteligente, que utiliza materiales naturales no
contaminantes y que se basa en usar la energía y los recursos de manera
sostenible y eficiente. El objetivo de este tipo de arquitectura es ayudar a la
naturaleza a que regenere aquello que estamos devastando.
Un ejemplo son los jardines verticales. Son una aportación muy novedosa al
sector de la Bioconstrucción, puesto que con estos revestimientos vegetales
naturales se consigue:
Una mayor purificación del aire que respiramos los seres vivos.
Un acondicionamiento climatológico óptimo allí dónde se instalen, ya que
salvaguardan del frío y del calor la casa o el edificio.
Una adaptación visual al medio (Biofilia), ya que al eliminar la dureza de
elementos y materiales como el cemento se consigue una sensación de más paz y
confort.
Una extraordinaria manera de contribuir a la mejora del medio ambiente y a la
creación de un mundo más natural y más sano, fomentando la conservación y la
preservación de especies y utilizando los recursos de una manera más eficiente y
sostenible, ya que la perdurabilidad de estos jardines en el tiempo es muy elevada
y su consumo de agua es mínimo.
Alcanzar un modelo de arquitectura sostenible como la bioarquitectura es muy
sencillo. Los jardines verticales, los muros verdes, las cubiertas vegetales, las
fachadas inteligentes verdes, son un ejemplo claro de cómo podemos poner de
nuestra parte, como profesionales, pero también como personas, en la lucha por
un
medio ambiente con más salud y vida. Con pequeñas acciones, como utilizar
materiales no contaminantes, podemos contribuir a parar el calentamiento global. 1

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VERDTICAL MAGAZINE 17 de diciembre 2018 https://verdticalmagazine.com/bioarquitectura/

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