Está en la página 1de 36

Ética e instrumentalismo normativo contable

Antônio Lopes de Sá

Traducción del portugués al español por Jesús Alberto Suárez Pineda. Título original:
Ética e instrumentalismo normativo contábil.

Resumen. Ha sido muy cuestionable para la ética la información proveniente de las


llamadas normas “internacionales” de contabilidad, las cuales fueron incompetentes para
denunciar con anterioridad los errores que llevaron a la gran crisis financiera mundial, y
evitar que muchos otros escándalos graves ocurridos en el mercado de capitales estuviesen
fundados en falacias.

Coartar al profesional la libertad de expresar su propia opinión, subordinándolo a la


falsedad es otro punto cuestionable desde el punto de vista de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos.

Palabras clave. Normas Internacionales de Contabilidad; Crisis financiera;


Información contable; Mercado de valores; ética de la información.

CONTENIDO
1. Posmodernidad y ética en los mercados
2. Confianza y crédito para el dominio del mercado
3. Información como instrumento de poder
4. Sistema legalista de difusión de la información contable
5. Sistema instrumentalista normativo de información financiera y bursátil
6. Síntesis de los puntos relevantes de la introducción del Sistema de Información Bursátil
en el Brasil
7. Legalismo, instrumentalismo, doctrina contable del valor y sistema de la incertidumbre
8. Atribución de valor y aleatoriedad
9. Consideraciones sobre el “valor razonable”

1
10. Legalidad, esencia y forma frente a la información contable.
11. Conclusiones sobre ética e información frente al mercado
Bibliografía

1. Posmodernidad y ética en los mercados

Hechos que actualmente están sucediendo y golpean la economía de las naciones –


comprometiendo patrimonialmente a las mayorías– tienen su origen en un conjunto de
fuerzas perversas, encubiertas por “ingeniería especulativa” bajo apariencia de sinceridad y
honestidad.

Por tanto los campos del conocimiento que estudian la riqueza al servicio del hombre
necesitan considerar aspectos particulares que interactúan para evitar la aparición de los
males ya mencionados. Esto requiere un mayor grado de responsabilidad en lo tocante a
eliminar la brecha que todavía existe entre lo que se considera como “práctico” y lo que la
contabilidad ofrece como doctrina sobre la “realidad objetiva” del patrimonio.

El retorno de la ciencia al campo de la filosofía, un hecho que solo a partir de finales del
siglo XX llegó a ser considerado en serio, cierra ahora un ciclo que se divide por la audacia
del positivismo desde los albores de la revolución científica.

En el campo contable, algunos trabajos son ejemplo de ensayos filosóficos. En la segunda


mitad del siglo XIX, cabe destacar, entre otros, los de Giovanni Rossi (1882), Carlo
Ghidiglia (1894) y Giuseppe Cerboni (1894). En el siglo siguiente se sumaron a las
precedentes las contribuciones de Giovanni Massa (1905-1908), Alberto Ceccherelli
(1915), Fabio Besta (1932), y específicamente Vincenzo Masi (1939) y sobre todo (1961).
En contabilidad, por lo demás, se han encontrado esfuerzos y reflexiones epistemológicas
que versan sobre el “conocimiento del conocimiento” en las obras clásicas de estos
maestros, siendo en consecuencia testimonios ab antiquo. A lo largo del siglo XX solo
apenas se dio en el siglo XX el desarrollo deseable, pero ya a comienzos del XXI

2
estudiosos de la corriente neo-patrimonialista presentaron varias disertaciones y libros que
mucho enriquecieron este campo.

Por desgracia, en la posmodernidad el conflicto entre la utilidad del conocimiento para


fines dignos y su aplicación con propósitos perversamente especulativos (instrumentalismo
normativo informativo), a través de la utilización del poder político, comprometió de una
manera perjudicial el análisis del comportamiento humano, es decir, el fundamento ético,
esto lo subraya muy bien el gran pensador J. F. Lyotard (2008) acerca de cómo se
invirtieron los órdenes de valores en relación con el tratamiento dado a la cultura.

La soberanía en los mercados pasó por imponerse, a través de un proceso de dominación


perversa, en muchos casos con indignidad, según denunciaron los investigadores Hans
Peter Martin y Harald Schumann; por su parte se implantó una estrategia llamada
"globalización", inventando incluso crisis económicas mundiales que favorecían grupos
financieros; los autores antes mencionados, investigadores dignos de crédito, doce años
antes de estallar la catástrofe financiera mundial, afirmaron con precisión:

El segmento de acciones y renta variable, defendido por economistas que ven el


mercado como tribunal financiero mundial, expresa juicios injustos, no respeta
ninguna ley y produce caos económico en lugar de justicia (Schumann y Martin,
1996, p. 103).

La facilidad con que los medios de comunicación pueden impresionar a la gente e influir en
la opinión pública, dejada al arbitrio de encuestas remuneradas, en favor de especuladores
interesados por los grandes golpes económicos, produjo mucho daño y aún siguen
produciéndolo, ocasionando lesiones éticas.

Perjudiciales "ingenierías financieras" engañan a muchas personas que están dispuestas a


dar crédito a todo lo que perciben a través de los sentidos por radio, televisión, revistas y
periódicos, lo que lleva al proceso de mistificación mediante informaciones
malintencionadas y engañosas. Se valen de todo esto para lucrarse a costa de métodos poco

3
dignos, utilizando dichos medios de comunicación como instrumentos para ganar la
confianza de los demás, con implementación de prácticas deshonestas.

De acuerdo con las neurociencias y los estudios de filosofía del comportamiento humano, la
mayor parte de nuestras acciones se realiza por imitación, desde la infancia; por tanto,
cuando algo cautiva la atención de cierto número de personas es natural que la influencia
tienda a aumentar en progresión geométrica, por lo que la información subliminal,
preparada por expertos, tiene efectos de impacto, llegando a motivar lo que antes se
consideraba imposible, haciendo inclusive cambiar el destino de las naciones; puede
incluso formar una conciencia social en determinadas circunstancias, como lo hizo el
fanático Partido Obrero Alemán fanáticos, ocurrió también con el pueblo chino que
aplaudió al fratricida Mao Tse Tung, y fue el caso de las maniobras de Ngo Dinh, en contra
los derechos humanos, por los crímenes horrendos que estos siniestros dirigentes
perpetraron.

Desde la segunda mitad del siglo XX, un fuerte esquema de poder dominó la difusión de
informaciones contables y económicas que tuvo gran impacto en la educación, en el
movimiento asociativo de clases, en la acción de poderosas empresas de profesionales,
provocando la formación y uso de la cultura al servicio de sagaces "juegos especulativos
financieros". Resultado de dicho esquema, prodigiosamente acelerado por la expansión de
medios de comunicación, fue la sucesión de crisis en el mercado, que culminó con la
estrepitosa eclosión financiera de 2008, cuyos daños aún perduran y la dimensión no está
todavía completamente calculada.

Un escenario tal que merece especial interés y compromiso de las ciencias de la


administración, la contabilidad, el derecho, la economía, la ética y la sociología, ya que
trasciende a lo patrimonial, lesionando la felicidad de los pueblos.

2. Confianza y crédito para el dominio del mercado

4
La conquista del poder por vías de adquisición de confianza pública es un hecho innegable;
imponer confianza es el medio más directo para llegar al poder; influye mucho, por tanto, la
imagen proyectada como dispositivo de captura de esta confianza, sobre todo cuando se
depende de ella para convivir en un mercado.

Cuando el crédito es la confianza, las instituciones de su tipo, grandes empresas, buscan


inspirarla prioritariamente como fundamento en la relación con los clientes y el público en
general. Los límites, sin embargo, en que se producen tales eventos no siempre son fieles a
los preceptos éticos, considerando como actos viciosos: la mentira, la simulación, la
amenaza e incluso las agresiones físicas.

El poder de las principales instituciones que garantiza la supervivencia lucrativa, o


propósito de poder, aún bajo control estatal, no siempre se ha ejercido con equidad y
observancia a la verdad, la cual es condición inmutable en la formación de la conciencia
ética.

La significativa crisis financiera de 2008, en la que se han comprometido cientos o miles de


millones de euros y dólares, con réplicas en todo el mundo, fue debida al mal uso del poder,
a la fragilidad del sistema de control estatal sobre los procedimientos financieros y al
incumplimiento de los objetivos sociales de bienestar de los pueblos. Todo esto perjudicó el
crecimiento de las naciones, causó el desempleo, empobreció a las mayorías y solo
benefició a la minoría privilegiada. Tal acontecimiento prescinde de explicaciones en razón
de los efectos caóticos resultantes, como ya ampliamente se dio a conocer a través de los
medios de comunicación. Tan brutal fue el golpe económico generado por la "ingeniería
financiera" que hasta se redujo la capacidad de compra de los juguetes que los niños
esperaban recibir como regalos de Navidad, según previsiones, en octubre de 2009, del
prestigioso diario francés Le Monde.

3. Información como instrumento de poder

5
Para obtener buen concepto ante terceros, las empresas hacen uso de diversos instrumentos,
tales como edificios suntuosos, publicidad pagada en los medios de comunicación,
profesionales de mercadeo, agentes pagados para convencer políticos y dirigentes, en busca
de favores; los estados financieros también forman parte de la imagen que se va a
proyectar.

Mostrar balances de activos pujantes, con alardes de alta rentabilidad, minimizando u


ocultando obligaciones y riesgos, son algunos de los mecanismos utilizados para hacerse
acreedor de un buen concepto, a través de informaciones falaces. El espejismo de empresas
lucrativas y prósperas es una estrategia utilizada para ganar poder, razón por la cual los
empresarios se interesan por obtener un amparo legal para las alternativas de ajustes
patrimoniales y la práctica del subjetivismo que hace que los estados financieros "etéreos".

La simple evidencia de los beneficios futuros despierta el interés del aplicador financiero
por determinada empresa. La singular expectativa de mayor rendimiento de las inversiones
financieras estimula el mercado mobiliario de valores. La preocupación de especuladores
sin escrúpulos, por lo demás, es informar acerca de sus futuras ganancias, incluso si esto
implica el uso de argumentos hipotéticos y embaucadores, práctica que se constató en crisis
financieras. Aún tales maquinaciones fueron denunciadas a través de investigaciones
realizadas por los parlamentos, como fue el caso de los Estados Unidos (siendo ponente el
Senador Lee Metcalf), a finales de la década de 1970. Con argumentos técnicos y analíticos
criticaron los fatales acontecimientos investigadores de respeto como los profesores
Abraham Briloff, Stefan Zeff y otros distinguidos autores. En el mismo sentido actualmente
dirigen sus críticas contra el mencionado "instrumentalismo normativo contable", entre
muchos otros, los maestros Valério Nepomuceno en su Teoria da Contabilidad (2008), el
emérito doctor Rogério Fernandes Ferreira, exponente máximo de la contabilidad en
Portugal y varios académicos de renombre. Incluso el renombrado profesor Paul Krugman,
Premio Nobel de Economía, acusó de "fábula de los contadores" las maniobras contables,
las que encontraron apoyo en las normas, y todavía lo siguen teniendo (véase su artículo
"Los balances no están bien", distribuido por The New York Times News Service,
consultado en Internet el 20 de octubre de 2009).

6
El uso de "información", por tanto, como estrategia de apariencia de prosperidad es un
mecanismo que ha demostrado tener resultados, puesto que, en general, la disposición de
la gente es creer lo que se publica. Esto tiene tal poder, especialmente cuando se utiliza de
manera fraudulenta, cuando se presentan crisis y cuando se provocan pérdidas
significativas, no solo en las instituciones financieras, sino también en los grandes grupos
empresariales, las instituciones sin ánimo de lucro y las personas. En este proceso se
destaca principalmente la cuestión de la información contable de las empresas que cotizan
en bolsa, que casi siempre son responsables de la mayor parte del PIB de una nación.

Con aprensión, pues, hay que señalar ese hecho (ya lo hice por más de 30 años en mi
trabajo pionero sobre normas técnicas de Contabilidad publicado en Río de Janeiro por la
APEC), pero ahora más que nunca, porque en varios países se ha establecido la
obligatoriedad del uso de "instrumentalismo normativo contable" a que se refiere como
"internacional" (en Brasil la ley 11.638/07 representa una amenaza). Tales normas son las
mismas que se han convertido en absolutamente incompetentes para denunciar la formación
de la gran crisis financiera de 2008, es bastante justificable la preocupación por esta
situación.

Esta disposición legal, por analogía, puede ser comparada con la que adoptó el gobierno de
los Estados Unidos ante la especulación financiera (actualmente aplicada por el poder
judicial en ese país); aprueba el tema y objeta la veracidad de las denuncias de Schumann y
Martin cuando afirman que:

El sometimiento a las directivas del sector financiero se convierte en un asalto a la


democracia" (ibíd., p. 100).

4. Sistema legalista de difusión de la información contable

El registro de la información contable de las empresas apunta in genere principalmente a


evidenciar situaciones patrimoniales y lucrativas, examinando estados financieros que se

7
hacen públicos para que puedan ser libremente conocidos. El claro interés por tal
información de financiadores e inversionistas se hace relevante. La transparencia de la
información contable, por tanto, es un deber ético del empresario y de los profesionales
encargados de prepararla y presentarla (los contadores).

Considerada la necesidad de representar una realidad legítima ante terceros, protegiendo


derechos, previniendo la ocultación y el fraude, tradicionalmente un "sistema legalista" era
lo que se ha convertido en prevaleciente sobre cualquier otro. Es decir, desde tiempos
remotos, a través de actos de obligado cumplimiento se hacen exigencias en el sentido de
formalizar el registro de las transacciones comerciales. En la era científica de la
contabilidad, cuando empezó, la escuela "personalista" dio importancia a esta metodología.

La preocupación sobre la "validez de los actos públicos" relacionada con los "informes
patrimoniales" se remonta incluso a cerca de 6000 años, según lo atestiguan las tablillas de
arcilla producidas en Súmer, aún antes de la invención de la escritura, conforme lo muestra
ampliamente Besserat en fotos de piezas arqueológicas exhibidas en su importante trabajo
procedentes de museos de fama mundial (Besserat, 1992). Las leyes de Eshnunna (1825-
1787 a. C), anteriores al Código de Hammurabi (1700 a. C.) ya reglamentaban relaciones
patrimoniales y exigían cumplimiento de determinados compromisos contraídos
oficialmente en los templos para que tuviesen fuerza probatoria. Dicho criterio fue
prevaleciendo, manteniendo con el tiempo el mismo objetivo, inclusive en civilizaciones de
alto desarrollo cultural, como la romana, según se infiere de los escritos de Marco Tulio
Cicerón (especialmente las Verrinas, en las que acusa al general Verres de no oficializar la
contabilidad ante el gobierno de Sicilia), Plinio el Joven (en Cartas a Trajano) y otros.

Los controles realizados bajo la tutela de la "legalidad", por tanto, están documentados en
el curso de la historia. Esto también se constata, ostensiblemente, en la primera obra
impresa que difunde el sistema de la partida doble en 1494, cuando el autor Luca Pacioli,
recomendó claramente que ante Notario se hiciesen de los registros de los libros de
contabilidad (capítulo III del Tratado de las Cuentas y las Escrituras), resaltando la
importancia de la gravedad de la formalización para que tuviese efecto frente a terceros.

8
Tradicionalmente, por tanto, es el sistema denominado "legalista" de cara a la información
contable, la que en Brasil en 1850 tomó la forma de una definición más precisa, con la
aprobación del Código de Comercio, aunque todavía en ciernes. En la época de la Colonia
ya había registros simples, sin mayores regulaciones legales, algunos formalizados según
las Ordenanzas Reales, de acuerdo con lo que existe desde el siglo XVI, mostrando siempre
aspectos de la legitimidad.

Todo hace creer que el sistema legalista tenderá siempre a ocupar su propio lugar en
materia contable e incluso tener alcance mundial, como el profesor Mahbouli (2007, p. 11)
defendió recientemente ante la Academia de Ciencias Económicas y Financieras de España,
comenzando con observaciones sobre el mercado común europeo. La manera habitual de
proceder está en demostrar que los espacios nacionales casi no dan cabida a una
internacionalización en términos absolutos, al igual que las instituciones financieras no
estimulan fácilmente la presión a los gobiernos en lo tocante a los regímenes monetarios
que regulan, tratando de imponer sus modelos instrumentistas a escala internacional, tanto
para aprovechar influencias políticas como el poder del dinero. Entre estos paradigmas está
el de la "volatilidad" de los balances, de acuerdo con lo denunció el ya citado Krugman.

Continúa siendo un obstáculo a la tesis de una unificación mundial la realidad del momento
manifestada en profundas lesiones a la ética. Entre tales daños se cuentan: guerras,
demagogia, enriquecimiento ilícito, mentiras, dictaduras, corrupción, fanatismo religioso,
radicalismo político, desenfrenada influencia de las instituciones financieras, poder del
dinero, endiosamiento de los dirigentes, y otras cuestiones afines relacionadas con el
comportamiento ante los mercados. A esto se agrega la diversidad herencias culturales y la
de los diferentes poderes militares y económicos de las naciones.

El sistema legalista del ámbito internacional a duras penas ha dado muestras de un relativo
progreso. De manera encubierta, sin embargo, las estructuras de las instituciones que dicen
ser mundiales continúan, casi todas, bajo la fuerte presión del poderío anglo-sajón,
inclusive y especialmente las contables, la realidad de una unificación espontánea parece

9
que todavía falta un largo camino por recorrer, a menos que continúe forzando su marcha.
Las diferencias de regulación, los estados de desarrollo socioeconómico, razones históricas,
en fin, muchos factores contribuyen para que la unificación o "convergencia contable" no
tenga éxito. La forma abrupta de implantación de las normas contables dará lugar a
incuestionables problemas de naturaleza jurídica y sin duda también ética.

5. Sistema instrumentalista normativo de información financiera y bursátil

El crecimiento de las sociedades comerciales fortaleció el capitalismo que a partir de la


época mercantilista dio origen a la formalización y mayor influencia de la presencia de
títulos cambiarios.

La popularización de las negociaciones de participación de capital social, en las cuales las


partes ni siquiera estaban presentes, sino más bien representadas por agentes, dio origen a
las Bolsas de Valores.

Pese a que las operaciones que involucran pequeñas sumas del capital ya se practicaban en
las calles de la antigua Roma, hace cerca de 2000 años, fue en el siglo XV, en tiempos del
Renacimiento, que el movimiento del mercado de valores comenzó a ubicarse en lugares
adecuados, estableciéndose por primera vez en 1497, en la ciudad de Brujas, en Bélgica.

Sumas considerables de dinero comenzaron circular en dichos establecimientos, esperando


su oportunidad al tenor de informaciones privilegiadas y de la difusión de información
engañosa, grandes ganancias y pérdidas, enriqueciendo unos cuantos especuladores y
defraudando a muchos perdedores. El impacto colectivo de las estafas financieras han sido
noticia desde el siglo XVII.

No en todos los países, sin embargo, las bolsas de valores produjeron agitación social,
siendo vistas por las masas con una cierta desconfianza. Basta una comparación, en Brasil,
entre el valor del ahorro popular y la aplicación de acciones que aún hoy se confirma este
hecho.

10
En teoría la recaudación de recursos bursátiles para el crecimiento económico es algo
relevante y saludable, lo que permite la creación de riqueza que puede ser canalizada para
grandes empresas, prueba de ello es lo que ha ocurrido principalmente en los Estados
Unidos de América, donde el movimiento comenzó en el siglo XVIII. Esta tesis, sin
embargo, ni siquiera merece ser generalizada. Así que por ejemplo, una relación de valores
entre el movimiento de las bolsas de valores de Brasil y el Producto Interno Bruto es algo
que despierta mucha reflexión, lo que permite inferir que el desarrollo industrial y
comercial no guarda proporcionalidad con los movimientos del mercado de valores.

El mercado de capitales en sentido amplio dio un beneficio significativo a unos cuantos


especuladores, sino también perjuicios a muchas personas ya que, de vez en cuando ha sido
golpeado por irregularidades relacionadas con quiebras y maniobras deshonestas, con
extenso uso de información engañosa, a menudo mediante el uso indebido de la
información contable.

Son referencias negativas en la década de 1970, según la prensa informó, fraudes


significativos en los balances, involucrando entre otras a United Brands, Gulf Oil
Company, Northrop Corporation, American Airlines, American Ship Building, Ashland
Oil, Braniff Airways, Goodyear Tire and Ruber, MS 3, Lockheed, U. S. Steel Corporation,
etc

Recientemente, una nueva ola de escándalos ocurrió con Enron, Qwest, Merck, Cisco,
Parmalat, WorldCom, Global Crossing, Xerox, y otras decenas de empresas.

El macrodesastre financiera que estalló en 2008 es una aflicción significativa que arrojó
naciones a situaciones calamitosas y tuvo un impacto directo sobre el crecimiento
económico, sin embargo, desde la década de 1920, problemas similares ya habían ocurrido
(hubo varias crisis).

11
El desastre de 1929, atribuido en gran parte a los estados financieros, estimuló necesidades
de regulación. Era evidente que las irregularidades en los informes financieros mal
elaborados o falsos.

Por tanto, en 1932, en los Estados Unidos, George O. May (vinculado a la compañía
multinacional grande) recomendó a New York Stock Exchange la auditoría basada en cinco
principios de contabilidad.

El hecho fue relevante afectar un país de poder económico, aunque en realidad los
esfuerzos para estandarizar la contabilidad ya estaban en marcha en Europa desde finales
del siglo XIX.

Fue la búsqueda de mayor rigor en la evidencia de información sobre las empresas que
cotizaban en la Bolsa de Valores lo que estimuló un sistema de "instrumentalismo
normativo". Aquello que para los estadounidenses era visto como "nuevo" en realidad era
un procedimiento antiguo. La contabilidad no fue creada por los anglosajones, ni se
construyó a partir de un pequeño grupo de interventores de normas.

Los procedimientos de normalización contable atinentes a los movimientos del mercado de


capitales son más que tricentenarios, al igual que los controles del Estado. Así por ejemplo
en Francia, debido al colapso del sistema financiero, se emitieron las famosas "Ordenanzas"
de Colbert, en la época de Luis XIV (rey desde 1643 hasta 1715), que ponen especial
cuidado en la transparencia de los balances.

Mejorar la información para fines de transacciones del mercado de capitales fue pues una
preocupación que ya había sido durante mucho tiempo manifiesta, y aunque el progreso fue
lento, evolucionó con el tiempo.

¿Era para fortalecer la calidad del conocimiento contable lo que también inspiró a
investigadores prominentes como A. Beauchery en 1865 (autor de la obra Revolution dans
la Comptabilité ou Comptabilité de l'avenir [Revolución de la Contabilidad o la

12
Contabilidad del futuro]) a predicar una “unificación general” a través de planes de
Cuentas, hecho que ha contribuido mucho a una conciencia que informa que a principios
del siglo XX hubo varias estandarizaciones (Francia, Alemania, Rusia, Italia).
Una corriente de pensamiento dio mayor importancia, en el escenario económico, al control
del Estado (algunas inspiradas en las grandes dictaduras del sistema nazista, fascista y
socialista), mientras que otra fue inspirada por el fortalecimiento del mundo financiero y la
usura, sobre todo en el “juego de las bolsas de valores”.

Los hechos relacionados con la especulación en materia de inversiones, en la búsqueda de


modelos que influyeran en las prácticas contables, de vuelta al mercado de capitales,
conocidos como el “Sistema de Información Bursátil” tomó el liderazgo de los años sesenta
del siglo pasado, bajo la égida de un la autocracia de información. Esto es lo que hoy guía
principalmente la metodología de las denominadas “Normas Internacionales de
Contabilidad”, con la intervención de las instituciones financieras (que expresamente
aplican en Fondos de Inversión y que intervinieron en los llamados “Acuerdos de Basilea”
realizados en el siglo XX).

En realidad, no se trata de una “nueva Contabilidad” ni de la anhelada “Revolución” de


Beauchéry, sino más bien de un criterio de “conveniencia de mercado” y hoy está siendo
adoptando para la información contable. Regula dicho sistema, de acuerdo a lo enunciado y
ya referido, un pequeño grupo de personas: los contadores (bajo la tutela de grandes
empresas de auditoría y algunas asociaciones profesionales), empresarios, especuladores, e
incluso no contadores, como dicen los usuarios.

Esta visión es, sin embargo, “instrumentista de normas”, porque está es la comprensión de
la prevalencia de un sencillo instrumento de información de tipo contable y no la propia
ciencia contable.

Así como un bisturí es una herramienta simple para un médico y no la misma medicina que
profesa, así la información contable no va más allá de algo instrumental, pero su mal uso
puede ser económicamente fatal.

13
Los grupos que dominan la normalización de la información contable a veces han sido
acusados y criticados duramente, ya sea en los parlamentos (como sucedió en Estados
Unidos y en Brasil, en este último por intermedio del senador Gabriel Hermes en la década
de 1970, momento en que se produjeron los grandes fraudes arriba mencionados) o ya en la
prensa (mereció incluso virulentos ataques en 1972 de The New Yorker Magazín, hoy día
metáforas despectivas como la del Premio Nobel Krugman). Las críticas no han cesado y
persisten, especialmente después de la gran crisis de 2008; las acusaciones siguen siendo
ácidas, pública y técnicamente, siendo realizadas por muchos intelectuales de la
contabilidad y en ciencias afines por autores de renombre, entre otros: Moonitz, Briloff,
Bernstein, Van Hule, Hendricksen, Breda, Fernandes Ferreira, Carqueja, Koliver, Koller,
Goedhart, Wessels, Nepomuceno, Faria Nicodemos, Pinheiro Pinto, de Castries, Kessler
Katz (por mencionar solo unos pocos entre un centenar de investigadores destacados).

A pesar de todos los ataques y las crisis, continúa el movimiento regulador, lo que permite
la aparición de enormes entidades privadas e intrincado y un complejo proceso de
apariencia democrática, pero prácticamente hermético, según ha informado la prensa.

El sistema que se volvió información bursátil, terminó cubierto con el manto de "legalista",
haciendo de este un soporte protector para alcanzar fuerza de obligatorio cumplimiento,
valiéndose de argumentos de defensa muy cuestionables como “la convergencia de la
información”, “la armonización contable”, “normas no estadounidense”, “Fondo de
Inversiones”, etc.

Sobre esta situación, David M. Katz (2008), en comentario reciente, expresó su opinión
acerca de todo lo sucedido en las relaciones entre el gobierno y algunas instituciones
contables para consolidar un negocio rentable que otorgaba concesiones de privilegio a
grupos.

Sin embargo, a pesar de toda la sofisticación y el continuo cambio en el ámbito de


producción de normas, como lo afirman autores de crédito, entre otros Koller, Goedhart y

14
Wessels (2005, p. 5), el comportamiento del mercado de valores en la mayor bolsa del
mundo desde 1980 hasta el presente (los cuales se referían a la situación en el momento de
publicación de su obra) ha confundido y frustrado a innumerables inversores. Estos hechos
sostienen los autores se materializaron a través de burbujas financieras, fraudes contables,
quiebras y otras sorpresas desagradables.

Estos profesores advirtieron del riesgo del bajo rendimiento de las Bolsas de Valores de los
Estados Unidos en sus períodos de alta y baja, en 200 años, dio a los inversionistas solo
modesta tasa de 6,5% (tasa de inflación expurgada).

Estos distinguidos autores también opinaron sobre las graves crisis de 1929, 1980, 1987,
1990 (ibíd., p. 6), en relación con la gravedad de las pérdidas que afectaron a millones de
personas, sobre todo debido a fraudes contables en los estados financieros. Usted puede
imaginarse lo que dijeron los censores de cuentas acerca de los grandes descalabros
financieros de 2008.

Considerando que el enfoque de estos expertos famosos se basó en datos concretos


ampliamente probados su libro Valuation [Valoración] (2005) en verdad son muy
preocupantes las afirmaciones, especialmente porque se referían al mercado de capitales
más poderosos del mundo.

Bien se podría concluir acerca del valor relativo del "Sistema de Información Bursátil" lo
afirmado sobre los fraudes de la década de 1970, objeto de las acusaciones del profesor
Abraham Briloff (1976) de la Universidad de Nueva York y de la Comisión Parlamentaria
de Investigación del Senado de los Estados Unidos (U. S. Senate, 1977), así como los males
que se han producido en la actualidad, criticados con dureza. Ese es el gran riesgo que la
imposición de normas contables trae consigo (en Brasil la ley 11.638/07).

Los problemas, sin embargo, no se produjeron solo en la nación norteamericana. También


en Europa siguen a la deriva las falacias en los negocios, incluso bajo el sistema de las
llamadas IRFS (normas que se proclaman internacionales), como por ejemplo, denunció

15
recientemente una noticia que circula por Internet (www.cfo.com, consultado el 14 de
marzo 2008, artículo de Sarah Jonson, 2008), donde está implicado un banco importante en
caso de fraude financiero no determinado de más de medio millón de euros.

Es decir, todo lo que se ha implantado para augurar “mayor claridad”, “fidelidad”,


“estandarización contable”, es rastro de muchos problemas, evidenciándose falta de
fidelidad en la información contable y cometiéndose faltas graves a la ética.

Lo peor de todo esto es que tales IRFS (normas básicas) de forma explícita en sus
conceptos se colocan encima de la ley, la que curiosamente determina que se cumpla lo que
no se compromete a cumplir con la ley. Id est luce clarius [esto es claro y sin misterio].
Una simple lectura de la introducción a los textos antes mencionados de IRFS lo
demostrará.

6. Síntesis de los puntos relevantes de la introducción del Sistema de Información


Bursátil en el Brasil

A partir de la década de 1960 comenzó en Brasil una intensa movilización para reducir la
influencia de la cultura científica europea, implantada por tradición, y dignificada por
académicos prominentes como Carlos de Carvalho, João Luiz dos Santos, Francisco
D´Áuria, Horácio Berlinck, Frederico Herrmann Júnior, Hilário Franco, Alberto Almada
Rodrigues, Armando Aloe, Domingos D´Amore, Henrique Desjardins, Cibilis da Rocha
Vianna, Erymá Carneiro, Juvenal Carneiro, y muchos otros. No se trataba de un ocaso de
los europeos. Los trabajos del VI Congreso la Unión Europea de Contadores, Economistas
y Financistas, celebrado en Copenhague en 1969 bien lo comprueban, sino más bien de una
invasión liderada por las grandes firmas transnacionales de auditoría (en la época de las
ocho grandes) en el sentido de asumir una posición de mayor control sobre el lucrativo
mercado de servicios contables, según el informe que publicó el Senado de los Estados
Unidos en el documento señalado (U. S. Senate, 1977), y que estaba por ocurrir en ese país.

16
El objetivo de establecer la hegemonía de los modelos de instituciones anglosajonas en las
doctrinas científicas de Europa continental y las de Brasil fue imponiéndose poco a poco,
como afirma Nepomuceno (2008), como resultado de una confabulación entre las grandes
empresas, asociaciones profesionales y las principales firmas de auditoría.

Aunque se ha afirmado en la prensa que se está implantando una estandarización


internacional, en realidad no se corresponde con lo que se desprende de un simple análisis
de la historia del ente regulador IASB (antes IASC y ahora con pretensiones de cambiar de
nombre una vez más), entidad privada con sede en Inglaterra, emisora de los IFRS
(International Financial Reporting Standards [NIIF, Normas (estándares) Internacionales
de Información Financiera]), bajo el control de la firma transnacional de auditoría, según
informó la prensa.

En la década de 1970 el punto culminante de dicha influencia se materializó en el Brasil


con la copia del modelo contable de una institución estadounidense relacionada con los
estados financieros, incluido en la legislación de sociedades anónimas por acciones (Ley
6404/76). Incluso el calificativo “contable” fue sustituido por “financiero”, refiriéndose
solo a uno de los componentes del registro, según el uso que tiene en el idioma inglés.

No se copió, sin embargo, el modelo integral de “contabilidad norteamericana” como puede


apreciarse, contrario a lo que sí fue divulgado, porque destacados autores estadounidenses
como William Paton, Roy B. Kester, afectos a las doctrinas científicas, estaban en una
posición distinta de la adoptada por esas entidades de clase. Hay una diferencia esencial
entre las normas contables y la ciencia contable. Las normas son los procedimientos de
escritura y evidencia del registro (instrumentos) y la ciencia contable es el estudio de los
fenómenos patrimoniales de la actividad humana en la búsqueda de lograr sus propósitos
(conocimiento de la realidad objetiva patrimonial). La norma tiene como objetivo referirse
a lo acontecido y la ciencia explica el "porqué" de los acontecimientos. Por el solo hecho
de memorizarse todas las normas, un contador no adquiere la capacidad de dar una
opinión sobre la situación patrimonial de una empresa o de determinar cuáles son los

17
caminos que ella debe seguir para el control de la riqueza, pues esto solo compete al
conocimiento científico.

La meta final del sistema normativo es el dominio de la información, de acuerdo con


criterios de una entidad en particular, lo que implica, no obstante el debilitamiento de la
“sistema legalista de información”, y de la “doctrina científica”, con miras a sustituirlo todo
por el enfoque pragmático de "Sistema de Información Bursátil". Este acontecimiento en el
Brasil se nutrió de muchas de las decisiones emanadas por instituciones del gobierno y por
instituciones de clase, y así se queda audazmente, como declara un funcionario del Banco
Central de Brasil, con el “valor en línea” del 25 de septiembre de 2009, sugiriendo la
conveniencia de la “moderación”, es decir, “mayor prudencia”.

En este siglo XXI, sin embargo, se completó en Brasil el curso establecido adrede a través
de resoluciones emanadas por la Comisión de Valores Mobiliarios y por la Ley 11.638/07,
la cual fue promulgada al culminar el año de 2007.

Por paradójico que parezca, la ley fue utilizada como un vehículo para debilitar el mismo
sistema por ella inspirado, rompiendo la unidad de la información contable.

7. Legalismo, instrumentalismo, doctrina contable del valor y sistema de la


incertidumbre

La ley 11.638/07 que modificó las sociedades por acciones en Brasil acogió el "Sistema de
Información Bursátil", aunque sin renunciar totalmente al "Sistema Legalista" (creando un
sistema híbrido) acarreó un grave problema en lo que atañe al significado del concepto de
“valor” en los estados financieros.

La combinación de criterios de evaluación que se estableció determina la “prevalencia”


(para satisfacer los fines legales) o “no prevalencia” (para satisfacer criterios bursátiles).
Esto propició la doble valoración en los informes de las mismas cosas (ambigüedad que se
refleja en la modificación del artículo 177, § 2 de la Ley 6404/76, y el artículo 1º de la Ley

18
11638/07). Se violó el principio lógico de “no contradicción” (una cosa no puede ser y
dejar de ser al mismo tiempo, de acuerdo con el precepto de que desde la lógica de
Aristóteles estaba ligada a la teoría de la “verdad”). Esto, en contabilidad, afectó
radicalmente la “unidad” de los informes con la introducción de un modelo “instrumentista
normativo”.
La nueva legislación abandonó la exclusividad del “Sistema Legalista de Información”
hasta entonces vigente, para introducir un “híbrido”, consecuencia del apoyo al modelo
instrumentista, el cual propone como un factor significativo lo que denomina “valor
razonable” para la cuantificación de hechos patrimoniales. Esto quiere decir que la
capacidad presuntiva de realización financiera (así está regulado por las llamadas normas
internacionales, e incluso adoptado, aunque no siempre respetado por las mismas) pasó a
superar la propia competencia legal.

Sin embargo, en relación con la crítica al mencionado “valor razonable” es extenso lo que
se ha publicado. Financial Time, no hace mucho, divulgó un material cáustico, atribuyendo
a este parámetro de evaluación la condición de “utópico”, adjudicando a los autores de
las normas el calificativo de “ignorantes de las doctrinas” de los clásicos que advierten
sobre los riesgos del uso de tal arbitrio.

El ente regulador IASB se vio a gatas ante las duras críticas en su contra. En los Estados
Unidos el asunto se convirtió en objeto de negociación, bajo la presión de las instituciones
financieras (a la fecha de promulgación de este artículo, las IRFS no se habían adoptado
oficialmente en ese país, e incluso se pensaba en abandonar el proyecto de “convergencia”,
según Información publicada por CFO en Internet).

Ante el creciente número de dudas a propósito de las normas, y del incremento en el nivel
de preocupación, la revista brasileña Valor Econômico del 6 de marzo de 2008, difundió
una noticia muy preocupante al afirmar que “una nueva ley contable promete dejar los
balances de las empresas no financieras más volátiles, con efectos sobre los resultados y
por ende el reparto de dividendos y el pago de bonos”.

19
El calificativo “más volátil” permite entender lo que cabría esperar en cuanto a la
aplicación de la “liberalidad” en la determinación de las utilidades netas prescritas por la
referida Ley 11.638/07, siendo esto motivo de preocupación por parte de quien espera
“fidelidad y realidad de los informes” y no el uso de criterios personales.
Queda “indefinido” el concepto expresado en la revista mencionada, aunque ofrece la
oportunidad de asumir el calificativo como algo atribuible a una ventana abierta a lo
“subjetivo”, es decir, lo menos rígidamente limitada a los parámetros legales de naturaleza
tributaria (modificación del artículo 177, § 7, y del artículo 1º de la Ley 11.638/07), sino
más bien como lo que Krugman, Premio Nobel de Economía, tildó de “fantasioso” o propio
de las “fábulas”.

Como los “ajustes” de modo expreso identificados en el estatuto legal, al tenor de “normas
que se hacen llamar internacionales” permiten hacer inferencias acerca de la “volatilidad”
mencionada, a saber, la adopción de criterios establecidos por la voluntad de quienes los
producen, y como después de la aplicación de las IRFS hubo una significativa caída de los
ingresos fiscales en octubre de 2009, la Receita Federal (Secretaría Federal de Ingresos y
Aduana de Brasil) llevó a cabo un programa especial de fiscalización para investigar las
verdaderas causas. Sin este agente afirmar que las investigaciones se debían a tal motivo no
es difícil, sin embargo, no es fácil admitir por deducción que esa era la causa, a menos que
se acepte la tesis de una expresiva coincidencia.

Puesto que lo “subjetivo” se opone a lo “objetivo”, refiriéndose éste a lo científico y aquél a


lo “empírico”, se puede deducir que la apología de la prevalencia de lo “particular” sobre lo
“general”, en el criterio normativo de las IRFS, o incluso el abandono de esta realidad, es la
posición defendida por la ciencia. Los diversos problemas de los conceptos básicos
contenidos en los textos del IASB, y las contradicciones que perjudican los fundamentos
lógicos, son hechos muy importantes para una caracterización de la forma en que el IASB
no tomó en serio la doctrina científica, preocupado solo del “instrumentalismo normativo”.

20
8. Atribución de valor y aleatoriedad

El concepto de "valor" en la contabilidad, en sí mismo, en esencia, se basa en una


atribución de “cualidad”, es decir, se deriva de la relación “necesidad/utilidad.

Los bienes patrimoniales, por naturaleza, existen para satisfacer las “necesidades” de los
actividades humanas y estas son las que les prestan las “cualidades”, cuyo carácter, de cara
a la “utilidad”, permiten la asignación de “valor”.

Una cosa vale por la utilidad que representa y el patrimonio, en su esencia, como objeto de
estudio de la contabilidad, como realidad existente, solo se justifica como un medio o
material útil, habida cuenta de la orientación de un propósito definido.

Esto es en teoría la “piedra de toque” en una filosofía de “valor”, como tradicionalmente se


dio en los pensadores estoicos hace 2000 años.

La medición del valor, sin embargo, es la que ofrece el aspecto “cuantitativo” del
patrimonio.

Intrínsecamente lo que se torna aleatorio, por tanto, no es la asignación de la cualidad, sino


más bien la cuantificación o la medición de este. No es la medida la que asigna valor: éste
es lo que hace que aquélla tenga lugar. La cualidad es el antecedente donde la cantidad es
consistente.

La determinación cuantitativa subordinada a la moneda (aunque no es esta la única forma


medir) por una parte permite la homogeneización del conjunto patrimonial, por la otra se
subordina a los efectos del tiempo y el espacio, y esto es lo que produce variaciones, pues
se trata de una “medida que también es medible”.

21
Por eso, el maestro de maestros, uno de los más famosos científicos de la contabilidad del
siglo XX, Gino Zappa, tras indicar que “la noción de valor, ya sea de dinero o de cualquier
producto, implica el concepto de la relatividad” (Zappa, 1946, p. 208).

Así pues, el insigne tratadista enseña con razón que la moneda no es medida absoluta de
valor, sino simplemente su imagen en un momento dado (ibíd., p. 207).

Es decir, lo accesorio sigue a lo principal: como la moneda es inestable, el valor que


expresa está contaminada por esa misma relatividad y dejar de ser absoluto.

Decenas de autores modernos, entre otros Baxter, alumno de la London School of


Economics, comenzó sus mejores obras, partiendo de la tesis sobre la “inestabilidad de la
moneda” (Accounting Values and Inflation [Valores contable e inflación], 1975, p. 1 y ss.),
defendiendo la necesidad de ajustes constantes.

Pacífica se convirtió la conciencia doctrinaria acerca de la debilidad del instrumento


principal de la medición utilizado en la contabilidad.

Importante, sin embargo, como un apoyo sustancial de la doctrina, fue el reconocimiento de


la expresiva relación entre la “función de las cosas” (utilidad) y su medida (valor),
advertida a finales del siglo XIX por el ilustre exponente y precursor de la Economía
hacendal Giovanni Rossi (1982).

No hay duda, pues, que los bienes se miden, en esencia, científicamente, por influencia
“endógena”, por el valor de “utilidad” y “exógena” por el que pasivamente imprime
mutaciones en la riqueza.

La teoría de la utilidad magníficamente bien elaborada por Giovanni Rossi (1882) es


también la que acoge la moderna doctrina del neopatrimonialismo contable, pero
condicionada a otras relaciones, o sea, con la pertinente relatividad. Esta doctrina también
se aplica en el análisis de información para la orientación administrativa. Lo útil no es por

22
sí solo, sino en relación a lo que se agrega a la riqueza como realidad. Si algo es utilizado
en razón del uso de bienes de terceros no deja de satisfacer una necesidad, pero no implica
la integración e incluso total dominio del elemento patrimonial. Valor de utilidad no
siempre es valor de sustancia patrimonial.

En los estados financieros, tradicionalmente adoptados, la prevalencia fue desde hace


mucho tiempo la del sistema de “legalidad” o del “costo histórico”. Sin embargo,
considerada la inestabilidad de la moneda antes mencionada y de los factores exógenos, la
misma ley terminó por hacer concesiones (admitiendo correcciones y revalorizaciones). No
todo aumento en el valor de un componente patrimonial significa aumento de utilidad. La
valoración es una forma donde el poder funcional de un elemento del patrimonio es la
esencia. Inflar expresiones monetarias no implica por sí misma aumentar la capacidad de
sustancia de la riqueza.

De cualquier manera, sin embargo, ninguna traducción de valor escapó ni escapa de la


inestabilidad del instrumento preferencial de medida, el cual nada tiene de absoluto y
también está sujeto a medición.

Es inequívoca la “relatividad del valor monetario” evidenciado, en cuanto que es afectado


por la debilidad de la moneda (por sí misma mudable). Por tanto, influyen en la valoración
de un componente del activo o del pasivo la integración en la sustancia patrimonial, la
función, las circunstancias de tiempo y espacio, los efectos cualitativos, y las circunstancias
de los entornos de la riqueza, hechos que influyen en la elección del método que se
adoptará en la medición.

Es imprescindible reducir al máximo la incertidumbre que la medición pueda traer. Sin


embargo, cuantos más criterios se empleen para valorar desde las ópticas de los “intereses
subjetivos” tanto más incierto se tornará el estado financiero. Lo que se ha denominado
como “volátil” es puerta abierta a los ajustes, los que pueden ser conducidos por
maquinaciones fraudulentas.

23
Cuando se toma la multiplicidad de aspectos por evaluar, a gusto de las entidades
interesadas en las atribuciones, bajo la égida del instrumentalismo, como la elección de
IRFS, se somete lo evidenciado al riesgo de inseguridad.

Lo correcto es tratar de mitigar las diferencias a través de recursos de medición, inspirados


en la teoría contable del valor.

Adoptar dos o más criterios de evaluación para fenómenos de la misma naturaleza


funcional patrimonial, en un mismo momento, no es solución técnica ni científica, sino una
oportunidad para el problema de la interpretación (y eso es lo que las IRFS hacen con
respecto, por ejemplo, al uso del inmovilizado operacional).

La práctica de presentar la medición de los fenómenos patrimoniales de acuerdo con la


alternativa escogida por las partes, según aconsejan las IRFS, pone en peligro la expresión
de la realidad económica.

El hecho de que una misma cosa puede tener múltiples atribuciones de valor, conforme al
criterio adoptado ahora, rompe con la “unidad” necesaria para la fidelidad de información y
evita que se tenga referencias confiables.

No se niega la realidad acerca de los factores que influyen en los criterios de asignación
de valor, lo que se rechaza es la imprecisión en expresarlos.

Innegable es la multiplicidad de factores que crean valor, pero esto no implica aceptar
como obligatorio la diversidad, sin los esfuerzos por encontrar un punto de equilibrio.

No se niega la realidad de las valoraciones sobre bases “exógenas” y “endógenas”, sino que
se afirma la imperiosa necesidad de que éstas sean consideradas armónicamente, de manera
que puedan ofrecer una imagen fiel.

24
El criterio de las alternativas es el de la apología de la imprecisión. La lógica no admite la
contradicción cuando lo requerido es la determinación de realidad objetiva.

Los hechos que influyen en la creación de valor son muchos, pero todos ellos identificables,
mensurables y coherentes en el marco de la realidad.

Estos aspectos diversos, que constituyen elementos del valor, incluso de distintas fuentes,
no deberían, sin embargo, ser motivo u ocasión de incertidumbres, por lo que deben
considerarse en la relatividad que los involucra. Esto significa que incluso ante una
multiplicidad de sistemas de valoración, es necesario que se expliquen las razones de la
misma, sin permitir que se pierda el aspecto de la realidad.

Se hace necesario tener en cuenta que las influencias "exógenas" están relacionadas con: 1)
precios vigentes en los mercados libres, 2) conveniencia comercial entre las partes, 3)
arbitrariedad en las decisiones de los poderes (legislativo, ejecutivo o judicial), 4) objetivos
sociales y ambientales, etc. y "endógenas", las destinadas a servir a los intereses de la
gestión empresarial (de organismos volitivos, directivos y ejecutivos) y los de investigación
científica, ambas con sus propias características que deberán respetarse en cuanto a la
determinación del valor.

9. Consideraciones sobre el “valor razonable”

Hace casi un siglo el emérito doctrinario italiano Fabio Besta (1929, pp. 62, 83, 219 y ss.,
259 y ss.), en el tomo I de su obra inmortal La Ragioneria [Contabilidad], enseñó que las
valoraciones de mayor seguridad y menos sujetas a dudas son las reflejadas por el “valor
monetario nominal” de los elementos patrimoniales.

Distinguió, sin embargo, de forma clara, en las páginas citadas, la diferencia entre “valor de
la cuenta” y “valor de cambio de la moneda”, hechos que él creía daban lugar a
distorsiones, originando acontecimientos que influyen en la imagen de la medición.

25
Consideró el valor patrimonial como un complejo formado de elementos, pero defendió la
unicidad de expresión. Esto equivalía a afirmar que si se presentaban valores diferentes
para una cosa, aun cuando se diera la justificación en cada caso, se deja de presentar lo real
o nominal.

Un todo se compone de partes, pero solo se define por lo que expresa como conjunto de
ellas. Esto equivale a aceptar que las partes se pueden identificar y explicar por sí mismas,
aunque nunca cualificar lo global por sí solas.

Un automóvil se compone de motor, ruedas, ejes, válvulas, relleno, latas, etc. Pero a pesar
de que todas estas cosas tengan significados y valores propios, son incompetentes para ser
definidas como si fuese un automóvil, y como si aisladamente fuera posible darles el precio
final. Pese a su interdependencia no dejan las partes de tener un valor individual, pero
pueden subordinarse a lo que se mide en relación con un valor total.

Así como los viejos conceptos reaparecen cíclicamente con el manto de “novedades”, así
las teorías de Fabio Besta, con una nueva etiqueta, parecen haber resurgido relativamente
en las llamadas normas internacionales, con la denominación de “valor razonable”, aunque
con un marcado deterioro y lesiones a la lógica de hechos. Las IRFS eligieron el poder de
“realización en el mercado” como un factor determinante, lo que realmente solo es válido,
si la empresa tuviera que “liquidar algo”, sin ni siquiera haber respetado estrictamente la
propia elección.

Así, por ejemplo, una empresa por lo general no tiene su inmovilizado para la venta, pero sí
para ser utilizado, así que en vez de “valorizar” el patrimonio por una consideración de
“valor de realización”, la empresa tiene una gran responsabilidad en cuanto al “valor de
reposición” o de compra de nuevos equipos para mantener la “fuerza productiva” y la
“competitividad”. El valor no depende solo de la función que desempeña el componente
patrimonial, sino de cómo se integra y compromete el complejo de la riqueza en el
funcionamiento. La vida útil de un patrimonio no es un tiempo absoluto, sino más bien está
en función de la continuidad de las empresas.

26
Todavía es importante considerar que, en teoría, el problema de la mencionada “reintegro
de la pérdida del capital por el uso” anula la mayor cuantía de realización de un bien del
inmovilizado. Una cosa es el aspecto financiero y otra el reditual e incluso otra el de la
estabilidad funcional. La prevalencia de la información para fines de especulación exógena
sobre lo científico de naturaleza endógena de la ocurrencia de hecho patrimoniales afecta
en gran medida la calidad de las IRFS.
.
Lo que estas normas internacionales acogen y proclaman, teniendo como fundamento la
“prevalencia de la esencia sobre la forma” acaba, en el caso del “valor de mercado”
adoptando de alguna manera la “prevalencia de la forma sobre la sustancia”, es decir, lo
que es válido en lo formal exógeno puede no ser lo que esencialmente se ha reconocido en
efecto endógeno, ante la formación y la dinámica de la riqueza (la que es objeto de estudio
y consideración de la ciencia de contable).

Esto porque lo externo es como se dijo “volátil”, dependiendo de cómo subjetivamente las
cosas se hacen evidentes en un momento dado (esto puede ser manipulado), aunque en
realidad no se mantendrá en todo momento.

Los fracasos de muchas cotizaciones en la bolsa de valores son realmente expresivos para
justificar la realidad referida. El mercado está manipulado a través de los medios de
comunicación, o de información engañosa, produciendo una inestabilidad que es
incompatible con el equilibrio que debemos mantener para interpretar correctamente la vida
de la empresa. Distorsionar la información ha sido una constante, desde hace mucho, en el
mercado de valores y las negociaciones financieras. Así pues, abrir las puertas a lo
subjetivo, al incierto “valor de mercado” es dar rienda suelta a la falsedad.

Así, por ejemplo, de continuar la norma llamada “internacional” será posible inflar un
balance con las cotizaciones de valores que puedan ser causados por la misma empresa
interesada (con el uso de medios de comunicación), en comparación con lo que han
invertido en la bolsa de valores, aunque el hecho no representa el valor real de sus acciones.

27
El precio de una aparente realización puede no ser el definitivo e incluso el confiable de
forma irrefutable. Como los valores de mercado están sujetos a factores no siempre
concretos (desde la década de 1970, sobre esto insistí en mi libro “Mercado de Valores y
Valores del Mercado”, editorial APEC), siendo inestables, si son representados como
“patrimonio”, lo que conlleva a la creación de un sistema de “incertidumbre”.

Esta realidad es bien interpretada por muchos autores modernos como James E. Morris
(2004), Abraham Briloff (1976) y otros.

El precio a la fecha del balance, calculado para un bien, a valor de liquidación, no puede ser
mayor que el del día siguiente ni será probablemente el valor de reposición de la fuerza
productiva, lo que requerirá desembolso de capital.

Así que el riesgo hoy existente se infiltra en la misma legislación, la cual se configuró en
una cultura de obediencia a la información contable. El sistema legislativo de algunos
países se hizo sumiso al sistema de las normas producidas por una entidad privada, que,
según la noticia divulgada, está bajo la influencia de firmas transnacionales de servicios
contables de auditoría, con orientación anglosajona.

Al consagrarse legalmente, por ejemplo, un sistema normativo que sustenta de forma falaz
que el arrendamiento mercantil es parte integrante del inmovilizado del activo del
arrendatario, se aparta de todo sentido común; también se evade sistemáticamente la
realidad al admitir como parámetro el valor de realización de activos. Si el arrendamiento
financiero no se puede realizar y si el valor razonable se toma como el de realización por
cuanto está normalizado, ¿cómo aceptar tal atentado contra la lógica?

¿Cómo defender, por añadidura, un criterio que consagra registros seguros de ganancias no
obtenidas, y otras conductas cuestionables que comprometen la claridad y la realidad?

Todo esto va en detrimento del desempeño ético de los profesionales, a la par que da lugar
a riesgos contra terceros.

28
10. Legalidad, esencia y forma frente a la información contable

Entre la legalidad y el tratamiento contable adoptado por el gobierno existen preocupantes


conflictos.

Como hoy, en Brasil, la ley establece que no se debe cumplir con la ley en sí misma (por
paradójico que pueda parecer), porque obliga a seguir lo que se pone por encima de la ley,
lo que hace que el desempeño profesional sea inquietante.

Eso porque si una ley regula algo, pero lo normalizado no lo adopta, prevalece la
desobediencia porque la misma ley determina que se cumpla la denominada norma
internacional.

Si, en cambio, las empresas y los profesionales no cumplen con la ley pertinente ante cada
caso concreto, se puede pedir cuentas por parte de terceros. Al aplicar, sin embargo, lo que
una ley específica prescribe, determinará a desobedecer otra ley, es decir, la que establece
el criterio que debe seguirse para el mercado internacional. En cualquiera de los dos casos
se infringe la norma, por cumplir y por no cumplir la ley.

Caso relevante para considerar en esta encrucijada, de manera especial, sigue siendo un
aspecto de la cuestión antes mencionada acerca de la prevalencia “de la esencia sobre la
forma en los hechos”.

El principio racional sobre la "esencia" es milenaria; se remonta a Sócrates (469-399 a. C),


maestro de Platón (428-347 a. C), quien transmitió su saber a Aristóteles (384 a. C - 322 a.
C), creador de la primera teoría al respecto; fortalecido esta línea de pensamiento, el
neoplatonismo de Plotino (205-270) que la elevó al mundo suprasensible. El paso del
tiempo no cambió radicalmente el núcleo de la cuestión, sino que simplemente puntualizó
algunos aspectos.

29
Así, en sentido lógico, la “esencia” de la realidad se entiende como la “calidad del objeto”,
es decir, la materia de la cual se procura determinar o atribuir lo que ella es, vale decir, y en
opinión de Leibniz, aquello que cualifica la especie. En el caso contable strictu sensu la
riqueza patrimonial como materia esencial es vista bajo el aspecto de “sustancia” capaz
de dar utilidad a la empresa.

Visiones modernas de la intelectualidad sobre el tema, como es el caso de Albert Einstein,


quien se inclinó por la misma concepción de lo que en contabilidad ya se había aceptado
desde principios del siglo XIX, a saber, que lo esencial es “el porqué de la cosa en sí”.

Durante más de un siglo siempre se entendió científicamente el problema del patrimonio


como una “esencia necesaria”, que tanto destacó Francesco Villa en 1840, y la primera
mitad del siglo XX, al igual que Vicenzo Masi en su doctrina científica patrimonial. Esto
implica extender este concepto a lo que “puede ser” y lo que “puede no ser” atribuido, tal
como fue fijado en la visión de Einstein.

El neopatrimonialismo en contabilidad, sin embargo, adoptó el holismo y tomó distancia de


esas concepciones; prefirió comprometerse con el carácter de la esencia que Tomás de
Aquino (1225-1274) adoptó, es decir, la de aprehensión total como visión necesaria, la que
involucra también la forma en sí, como algo adherente, que se extiende, pero distinguiendo
el concepto de la “existencia”, acogiendo del “esencialismo metodológico” aspectos
sustanciales “funcionales” y “sistemáticos”.

Las denominados normas internacionales de contabilidad (como es el caso de las IRFS),


sin embargo, adoptaron el principio de la prevalencia de la esencia sobre la forma, ya
consagrado desde hace tiempo, pero en la urdimbre textual de los reguladores, ellos
dejaron de lado la universalidad, fueron prolijos en las alternativas, abandonaron criterios
científicos y filosóficos, se aferraron a un “instrumentalismo informativo subjetivo”, y de
este modo desconocieron inclusive los procedimientos legales, huyendo de la realidad y de
la ciencia contable.

30
Debido al posicionamiento de cuestiones empíricas, surgieron principalmente las relativas a
los derechos individuales de terceros.

Dado el hecho aludido, se cuestiona cómo quedará el acreedor en lo atinente a los ajustes
sobre el poder patrimonial de la empresa. No es sólo cuestión de considerar, sino también
algo en que pensar, acerca de la crisis que aún se vive; queda por representar el efecto de la
información al tenor de lo normalizado. Por citar sólo algunos ejemplos, basta mencionar
los casos Madoff y Bañuelos (comentado en el periódico Estado de São Paulo de
17/08/2009), ambos implicados en billones de euros, en que, según informó el noticiero, los
auditores alegaron haber seguido las normas.

Todavía no podemos calcular cuál fue el daño –y qué estaba aún por venir– causado al
inversor minoritario que tenía interés directo en el resultado presentado por la empresa,
en relación con las pérdidas o ganancias resultantes manipuladas por ajustes resultantes
de la aplicación de los estándares conocidos como internacionales.

La comprensión de esa “esencia”, en tanto que “subjetiva” y de naturaleza empírica, puede


motivar maquillajes en la información contable, y más aún cuando se tiene como apoyo las
abundantes alternativas que ofrecen las referidas normas, lo ocurrido no podía ser peor.
Este hecho tiene incluso como agravante la condición ética.

El científico, sin embargo, aferrándose a lo “objetivo”, consagra la “esencia”, en cambio,


como condición fundamental para el análisis de los fenómenos de la riqueza, sobre todo
como la enfoca y acepta el neopatrimonialismo en Contabilidad. Las denominadas normas
internacionales, sin embargo se preocupan poco por los conceptos científicos, por lo que
puede inferirse de la lectura de los no siempre bien redactados textos de las mismas.

Esa normalización no sigue lato sensu los preceptos lógicos aristotélicos, ni los de Aquino,
ni mucho menos los de Einstein, ni tampoco sigue stricto sensu las doctrinas científicas de
autores clásicos como Villa, Bestia, Zappa, Masi y otros exponentes intelectuales de la

31
contabilidad. Asimismo, está muy distante de la moderna doctrina neopatrimonialista
contable.

Es importante considerar, lógicamente, que demolido el concepto de “esencia”, asfixiado


por el empirismo, muere el antecedente, luego muere el consecuente que le da sentido al
principio de “prevalencia” sobre la forma y todo queda desorganizado ante lo racional.

El grave error de la regulación internacional, sin embargo, no estuvo en la adopción del


principio de la prevalencia de la esencia sobre la forma, sino más bien, en cómo tergiversó
la cuestión, haciendo caso omiso de los principios lógicos que sustentan la realidad
objetiva, única capaz de presentar la verdad y garantizar la calidad de la información
contable.

11. Conclusiones sobre ética e información frente al mercado

La libertad individual que Tomás de Aquino proclamó en su época contra un sistema


destruido, estremeció las bases de la ética medieval, dando oportunidad para que haya
progreso en el respeto que se debe atribuir a los seres humanos. Se fundó en el precepto de
que invitus agere nemo cogatur „guiado apenas por el pensamiento ajeno‟, o mejor: „nadie
está obligado a actuar contra su voluntad‟, la cual deber ser digna de respeto.

Las teorías procedentes del hedonismo, el perfeccionismo, las contribuciones significativas


de Bacon, Hobbes, Locke, Spinoza, Bruno, Leibniz, Voltaire, entre siglos XVI y XVIII,
sobre los conceptos de los derechos humanos, han ayudado expresivamente para que algo
se aporte en el sentido de una conciencia más avanzada sobre el tema.

Resultó, pues, que a principios de siglo XX, Vidari (1922, pp. 255-256), de la Universidad
de Turín, al aceptar el triple sentido de la libertad en sus dimensiones filosóficas,
psicológicas y sociales, terminó por rendirse a la unidad, aduciendo que las tres
significaciones formaban en realidad un conjunto indisoluble.

32
Fructífera durante siglos fue entonces la evolución de las ideas desde que la Asamblea de
las Naciones Unidas estableciera en 1948, la forma básica de la “Declaración Universal de
los Derechos Humanos”, preceptuando en el artículo 1º que “Todos los seres humanos
nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. En el artículo 3: “Todo individuo
tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

Y en el artículo 9, ampliando el derecho de ser humano dice: “Todo individuo tiene derecho
a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa
de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas,
sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Especial consideración, sin embargo, merece el artículo 29 cuando establece que:

1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede
desarrollar libre y plenamente su personalidad.

2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará


solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el
reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las
justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad
democrática.

3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los
propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Queda claro que la libertad de una persona tiene un límite y que el mayor peso recae en el
interés comunitario en lo que es pertinente.

Se garantiza la libertad de opinión, de información, pero con los límites impuestos por los
deberes sociales, en cuanto estuviere al alcance de cada uno y lo que la ley establezca.

33
Así pues, toda información contable, en cuanto a su alcance general, en relación con los
bienes materiales y los resultados de las empresas, que vaya en contravención de las
comunidades (comunidades de accionistas, inversores, acreedores y terceros en general) es
eminentemente antiética, y excluyente de lo que la ley pueda calificar como
responsabilidad pertinente.

Hay una clara violación ética ante el mercado en el hecho de aplicar una norma cuando
por conciencia, conocimiento y constatación ello implica información ajena a la realidad
objetiva patrimonial.

La falta de cumplimiento de este “deber ético” frente al mercado, por parte de algunos
auditores y contadores, produjo en la última década informes contables falsos, tales como
activos “malos”, resultados “futuros” que no se recibirán. No se requieren muchas
neuronas para comprender que si los estados financieros se rigen por normas que no
impiden la falsedad, son ellas responsables de la ocurrencia de la gran crisis financiera de
2008 y otros calotes internacionales. Todo esto fue atribuido a la “fábula de los
mostradores” por Krugman , Premio Nobel de Economía en 2008, en un artículo
publicado en The New York Times en octubre de 2009.

No fue la ciencia contable la que tuvo la culpa de la catástrofe que sacrificó expresamente
la economía mundial, sino más bien normas incompetentes que no impidieron la falsedad,
aunque para los medios de comunicación, so pretexto guardar las apariencias, habían sido
implantadas con el propósito de proteger la "transparencia" (la que por cierto no
protegieron, como lo atestiguan los efectos de la crisis de manera elocuente y sombría).

El desfalco a miles de personas y empresas, a distintas países, de varios billones de euros y


dólares tuvo, pues, profundas implicaciones éticas personales ante los mercados y la
sociedad. El desastre económico resultante del gran calote financiero de los especuladores
ha sido ampliamente divulgado por los principales periódicos del mundo, bastando para
ello una simple lectura de los mismos en las ediciones de 2008 y 2009.

34
El campo de la información conservó lo que podría ser desempeñado por el conocimiento
científico y ético, quedando comprobada la tesis de uno de los más grandes pensadores del
siglo XX, Jean François Lyotard (2008, p. 5) de que las contiendas futuras serán siempre
para hacer prevaler el poder del imperio informativo, en el que la contabilidad está inserta.

Bibliografía

BAXTER, W.T. - Accounting Values and inflation, edição McGraw Hill, Bristol, 1975
BESSERAT, Denise Schmandt – Before writting, edição Universidade do Texas, Austin,
1992
BERNARD, Sonia Bonnet - La normalisation comptable dans dix pays, em Revue
Française de Comptabilité, número especial do 15o. Congresso Mundial, no. 293, Paris,
Outubro de 1997
BIONDI, Mário - Teoria de la Contabilidad, ediciones Macchi, Buenos Aires, 1999
BESTA, Fábio - La Ragioneria, vols. I, II, III, edição Vallardi, Milão, 1929
BRILLOF, Abraham J. - More debts than credits, edição Harper & Row, Nova York, 1976
CASELLA, Carlos Luis Garcia – Necesidad de datos contables no financieros para tomar
decisiones financieras, em Contabilidad y Auditoria, edição da Universidade de Buenos
Aires, n. 7, Buenos Aires, junho de 1998
FERREIRA, Rogério Fernandes – O apuramento do lucro de exercício, em JTCE n. 398,
Lisboa, Novembro de 1998
FERREIRA, Leonor Fernandes – Modelos de avaliação de empresas e utilidade da
informação contabilística – dissertação de doutorado em Gestão de Empresas,
Universidade Lusíada, Lisboa, 2004
JOHNSON, Sarah – BDO International Back on Hook in $521 M, negligence case? em
http://www.cfo.com/archives/todayinfinance/?f=bc de 14 de março de 2008
KATZ, David - Hot Times for Accounting Officials, CFO,
(http://www.cfo.com/article.cfm/10836735/c_10834874?f=home_todayinfinance),
Março de 2008
KOLLER, Tim, GOEDHART, Marc e WESSELS, David – Valuation – Measuring and
managing the value of companies – edição Wiley, New Jersey, 2005

35
LYOTARD, Jean-François – A condição pós-moderna, 10ª edição José Olympio, Rio de
Janeiro, 2008
MAHBOULI, D. Abderraouf – L´union européenne et la mondialisation du droit, edição da
real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, Barcelona, Novembro de 2007
MORRIS, Dick – El juego de poder, Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 2005
MORRIS, James E. – Accounting for M & A, Equit, and credit analysts, edição Mc Graw
Hill, New York, 2004
NEPOMUCENO, Valério – Teoria da Contabilidade, edição Juruá, Curitiba, 2008
ROSSI, Giovanni - L‟ente economico-amministrativo, vols I e II, edição Stabilimento
Tipo-Litografico degli Artigianelli, Regio dell‟Emilia, 1882
SANTOS, Luis Lima – Contabilidade Internacional, edição Vida Econômica, Lisboa, 2006
SCARANO, Eduardo R. - La Contabilidad y la aparición de la Tecnologia. Una
involución? , in Boletim IPAT número 12, Belo Horizonte, fevereiro de 1997
SCHUMANNN, Harald e MARTIN, Hans-Peter, A armadilha da globalização, editora
Globo, 4ª edição, São Paulo, 1996
U.S. SENATE - The Accounting Establishment, U.S. Government Printing Office
,Washington, 1977 (Relatório da Comissão Particular de Inquérito sobre Conluio em
Contabilidade, número de estoque da publicação 052.071.00514-5 , com 1.760 páginas)
VIDARI, Giovanni – Elementi di Etica, 4°. edição Ulrico Hoepli, Milão, 1922
ZAPPA, Gino – Il rédito di impresa, 2a. edição Giuffré, Milão, 1946
ZIMMER, Patrícia Jaqueline – Contabilidade Criativa: fraude e manipulação contábil,
edição FACCAT, Taquara, 2005

36

También podría gustarte