La pena de muerte, la pena capital o la pena capital incluye
causar la muerte de una persona condenada por el estado, como castigo por un delito previsto por la ley. Debe distinguirse de las ejecuciones extrajudiciales, ya que se llevan a cabo sin el debido proceso legal. Los delitos a los que se aplica comúnmente esta pena se denominan “delitos capitales”. Hay un debate, legal y filosófico, sobre la pena de muerte.
La historia de la pena de muerte en México es larga y está
profundamente arraigada. Es conocido por las culturas precolombinas. En la ley azteca, estas formas de aplicar penas irreparables eran crueles y dolorosas; entre otros: decapitación, decapitación, lapidación, batuta y horca.
Ya en el México independiente, en 1835, se redactó el primer
Código Penal del país, que preveía la pena de muerte. El acusado fue colgado públicamente de la horca y puesto "al brazo o al garrote".
Las reformas al Código Penal de 1869 abolieron esta
medida. Sin embargo, fue restaurado dos años después. La sentencia fue derogada a nivel federal en 1929, según un análisis realizado por el Centro de Investigaciones Sociales y Opinión Pública de la Cámara de Diputados.
En la Legislatura LX, que operó de 2006 a 2009, se
presentaron tres iniciativas sobre este tema, y una iniciativa adicional en la siguiente Legislatura (de 2009 a 2012). Todos fueron rechazados.
En junio de 2018, durante la LXIII legislatura, el Partido
Verde "relanzó" su propuesta de 2009 y propuso la pena de muerte para castigar a quienes cometan homicidios intencionales de personas como secuestro, violación, trata de personas y crimen organizado.
El mismo mes, Jesús Gilberto Rodríguez Garza, diputado del
Distrito 8 de Nuevo León, indicó que presentaría como iniciativa propuesta por el ex candidato presidencial y nuevo gobernador de León, Jaime Rodríguez Calderón 'El Bronco’, a “estrechar la mano” del ladrón En esta propuesta también se contemplaba la pena de muerte para narcotraficantes, asesinos, secuestradores y violadores.
Debido a que México firmó la Convención de Derechos
Humanos de los Estados Unidos, conocida como el “Tratado de San José”.
Firmado por el país en 1969 (pero ratificado por el Senado
hasta 1980), el tratado establece restricciones a la pena de muerte en los estados signatarios.
En el artículo cuarto que trata del derecho a la vida, se afirma
que "no se reinstaurará la pena de muerte en los países que la han abolido".
Por lo tanto, si los poderes legislativos aprobaran la
cancelación de esta medida, colocaría al país en violación de los tratados internacionales de derechos humanos que México ha suscrito.