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Historia Del Humor Pepe Pelayo
Historia Del Humor Pepe Pelayo
ISBN: 9798551589884
1 “Breve diccionario del humor”, Pepe Pelayo, 2019.
ocasionales. Es una relación, como muchas otras,
que corre al filo de una navaja de divorcio y que se
complica ya que no están casados; es decir, una
relación conflictiva, pero donde, a veces, también
hay instantes de gran pasión y, como se sabe, nada
mejor que esos momentos de reconciliación,
reinventando la vida a través de una sonrisa.
La comicidad, o el humor, como todo el mundo
sabe (o debería saber) es un espejismo del tiempo,
desvaneciéndose con él en su paso, viviendo en la
ocasión, en el conocimiento de lo que genera ese
momento creativo. El humor es una mirada
filosófica que nos obliga a detenernos, ver/mirar y
cuestionar con una sonrisa mientras que lo
cómico/risa es el relámpago que bloquea momentá-
neamente la mente en placer cómplice, alejando
miedos/realidades. Es el instante en que nada se
piensa, no se ve nada y todo se transforma.
Ninguno es mejor que el otro, pero el primero
necesita que el segundo sea más triunfante e
incisivo para revitalizar la visión de las cosas.
«Necesitamos la risa porque antes y después, es
inevitable que se resuelva»
Umberto Eco
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Si la tragedia es inmortal, envolviéndonos en
este lúgubre valle de lágrimas, lo cómico/humorís-
tico es un rayo de sol que acaricia momentánea-
mente nuestro ser, que nos da aliento, pero por el
que tenemos que luchar contra nubes y tormentas
de pesimismo. Lo que registra la historia, no son
estos breves picos de placer personal, sino la masa
oscura de los acontecimientos trágicos, aunque a
veces en realidad no son más que comedias
trágicas, cuya segunda parte está oscurecida por la
ignorancia de los historiadores, inconscientes del
espíritu real de cada coyuntura pasada. Si muchas
tragedias persisten en nuestra memoria, bibliotecas,
archivos, pocas son las obras humorísticas que
triunfan en el tiempo con toda su frescura.
Humor, todo el mundo cree saber qué es, pero
pocas veces sabe definirlo. Como idea, es tan
abstracta que el propio término suscita dudas sobre
su significado y solo recientemente se ha impuesto.
Palabra con una especificidad poco clara, ha llevado
a teóricos (como Pepe y como yo), a navegar entre
las distintas definiciones concretas, en la intersec-
ción de fronteras con lo cómico, lo grotesco, la
ironía, la sátira, la risa (aclarar más allá de todo
9
esto)... separándose de estos, y abarcándolos al
mismo tiempo.
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refiere a la existencia de 88 teorías. Se olvidó de la
mía y la de Pepe, eso es al menos 90 ya.
Por lo tanto, no es fácil hacer la historia del
humor (que Pepe logra anotar en breves palabras
para cada reseña), o de sus conceptos variables en
cada temporada (que Pepe logra desarrollar en
breves textos). La efímera cognición del momento
cómico, configurada, moldeada por las variaciones
culturales y tradiciones sociales, o por la incidencia
de la luz irreverente en el pensamiento de cada
uno, de cada tiempo, son elementos antagónicos a
la concepción historiográfica del humor. Hay
también cuestiones geográficas, religiosas, educati-
vas y también del lenguaje, vehículo comunicacio-
nal donde se puede tropezar con la imposibilidad
de traducir, mediante juegos fonéticos, juegos de
palabras, frases idiomáticas o complicidades de
cada época.
El humor y la comicidad no son solo entreteni-
mientos, son esencialmente un despertar de la vida
y pueden ser más prosaicos o más profundos.
Incluso podríamos decir que el humor tiene un
carácter quijotesco, luchando por una dama que
existe, pero que muchos no quieren ver, luchando
11
contra verdades monstruosas que otros quieren
convencernos de que no son más que molinos de
viento.
Por supuesto que Pepe y yo no estamos del todo
de acuerdo con los conceptos de cómico y de
humor, lo que es normal entre parejas pero no
entre amigos. Pero, esto es habitual entre los
teóricos, que luchan por su espacio filosófico, ya
que es en la discordia que se puede ganar
económicamente en el ámbito editorial (como si
fuera posible vivir de los libros con teorías del
humor). A él le gusta la armonía en esa relación. Yo
soy más racista, al separar el ADN de ambos, casi
como si uno fuera neandertal y el otro más humor
sapiens2. Sin embargo, solo para contradecirme, los
científicos argumentan que aunque son homos
diferentes, tienen mucho en común, variando solo
en algunos de los enlaces de ADN relacionados con
la resistencia al frío y más una o otra diferencia.
Todo el mundo sabe que las personas delgadas son
menos cómicas. ¿Pero son más humorísticas?
2 “humorsapiens.com”. Sitio web especializado en la teoría del
humor. Creado por Pepe Pelayo y su hijo Alex Pelayo, 2012.
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La grasa en el cuerpo es diferente a la grasa en el
cerebro. Los obesos cerebrales son menos creativos,
es decir, menos cómicos y humorísticos, más
militarizados o políticos. Por eso, yo trato de ser
gimnasta y no abusar de las carnes grasas (mi
mujer solo pesa 70 kg). Pero, más adelante, todo
esto lo explicarán muy bien los que saben, porque
yo solo sigo sabiendo que no sé nada.
Llevo cuarenta años hablando del humorismo, es
decir, repitiéndome durante todos estos años, sin
conseguir decir nada nuevo. Mi mujer que revisa
mis textos, que me acompaña en las conferencias,
me pide sea innovador. Me hace señas desde
público para decir que ya me estoy repitiendo. Ella
me regaña: “No hables de nuevo de Reír de… o Reír
con…, porque toda la gente ya lo sabe. Ni tampoco
digas más que la gente debería sonreír ante el
espejo como primer gesto del día, y decirse que se
quieren, ni digas más que deberían reírse de sí
mismos, para poder reírle a la vida difícil que
pudieran tener ese día”. Creo que ella, de tanto
escucharme ya sabe más que yo, y tal vez podría
decir cosas nuevas, pero es demasiado pesimista
para eso.
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Sí, la base de mis conceptos está en la definición
de que lo que diferencia entre sí al humor
filosófico, al humor banal, a la comicidad, a la
sátira, a lo grotesco... es la cantidad porcentual
entre reír CON los otros, hasta el más bajo de reír
DE los demás, un grado que ya no considero
cómico, y en ocasiones ni siquiera humorístico, sino
de mala educación, rudeza, acoso social. Puede que
no lo crean, pero en este campo de entretenimiento
y exploración de sentimientos optimistas hay
mucho Hamor y Umor.3 En medio de todo esto, está
la parte que más le gusta a Pelayo; es decir,
diferenciar las llamadas obras cómicas entre las
superiores e inferiores. En otras palabras, no hay
géneros, ni artes inferiores, sino diferentes grados
de calidad creativa de los creadores. En todo hay
buenos artistas y malos artistas, buenas obras y
malas obras. Estoy totalmente de acuerdo con el.
Realmente no sé qué pasó por la mente de
Pelayo para invitarme a escribir este prefacio. Hasta
ahora no he podido escribir nada, quizás lo mejor
para usted es seguir adelante y empezar a leer el
3 “Hamor y Umor”. Pepe Pelayo, 2019.
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libro. Traté de no estar de acuerdo, de crear algo de
suspenso, pero fue infructuoso. Es que Pepe Pelayo
es un ser enciclopédico, con un trasfondo cultural y
humorístico extraordinario, como se muestra en
este libro, que bien podría ser bautizado como
Breve Enciclopedia de la Historia del Humor, porque
aquí hay un poquito de todo el conocimiento que
existe sobre este género cómico-filosófico.
Pepe es una mente que transforma el pensamien-
to multiforme de la humanidad. Disculpe la
analogía, o si quiere decir la metáfora, ¿o es una
metahumorfosis? 4 Bueno, decía que es un animal
rumiante que no se traga ninguna teoría al
principio, guardándolas todas y masticándolas poco
a poco hasta convertirlas en una torta fundamental
de las incongruencias que son nuestras teorías y
conceptualidades del humor y la comedia. Me
disculpo con su esposa Mireya por esta imagen de
animal rumiante de Pepe, pero él, a partir de esa
mezcla que ha ido masticando a lo largo de los
años, logra regurgitar más claramente cada
concepto, cada significado enfrentándonos con
4 “Metahumorfosis. Vivencias y reflexiones de un humorista”.
Pepe Pelayo, 2020.
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nuestra ignorancia, con nuestros pensamientos
lógicos e ilógicos de realidad experiencial.
Es un humorista, pero sobre todo es un
escritor/guionista que, en lugar de fabular,
mitificar, deconstruye la realidad absurda en
sonrisas, dándonos, no certezas, ya que el humor es
esencialmente un distribuidor de dudas, un
implacable enemigo de los dogmas, pero ideas para
pensar mejor los temas, a través de miradas
absurdas, surrealistas, desconcertantes o simple-
mente cómicas, pero divertidas y asertivas.
En lugar de haber hecho la historia cronológica
tradicional, Pepe optó por ir directo al grano. Quien
quiera saber sobre el artículo, va directo a él, sin
tener que leer una docena de páginas hasta
encontrar lo que quería saber. Soy más clásico, me
gusta contemplar lo que digo, así que aprovecho el
espacio que me da Pepe, y también voy a escribir
una breve historia del humor, creando así
confusión, obligando a los lectores a leer el resto
del libro, para saber de qué escribí confusamente.
Pepe Pelayo lamenta no poder mostrar ejemplos
de bromas de los hititas, fenicios, asirios, caldeos y
peor aún, ni de los amorreos, ni de los taínos o
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toltecas y patagones. En realidad, es un defecto
grave de este estudio, tan profundo en su brevedad
de páginas. Al parecer, es un libro donde faltan
algunos hitos e hititas. Pero intentaremos ayudar.
No estoy en posesión de este conocimiento, aunque
puedo entretener al lector, con algunos faits divers.
Se puede decir que todo empezó en el paraíso.
La tradición dice que los chistes son 12 y todos
vienen en la Biblia, todo lo demás son simples
variaciones y es en esta imaginería de innovar lo
antiguo donde surge la originalidad del humorista.
Entonces, cuando La Divina Gracia5 expulsó a Adán
y Eva del paraíso humorístico, dijo: no se pelayen
por tener humor, solo sean honestos, sin hipocre-
sías (Hipócrates aún no había nacido) para que la
sonrisa salga a la superficie de sus almas. Y es en
esta búsqueda de la seña del humor 6 donde el
hombre recorre el camino de la vida.
5 “La divina gracia. Humor convenientemente impío”. Pepe
Pelayo, 2020.
6 “La Seña del humor de Matanzas”. Compañía de humor
escénico cubana, cofundada y dirigida por Pepe Pelayo de
1984 a 1991.
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Una cosa es cierta, encontramos las huellas del
humor popular, anónimo o individualizado, desde
el pasado más lejano hasta la sociedad actual. No
fue Herodoto de Halicarnaso, el llamado "padre de
la historia", el que trató de evitar que las grandes
hazañas llevadas a cabo por griegos y bárbaros
cayeran en el olvido, quien escribiera por primera
vez sobre el cómico en la antigüedad. La musa Clio
lo inspiró en esta hazaña de cronista, olvidándose
de grabar también para futuros recuerdos, los
grandes momentos humorísticos del pasado, los
momentos de alegría, de buen compañerismo en lo
cómico con que vivía la gente de aquellos tiempos.
En realidad, no sé quién fue el padre de la historia
del humor. Tengo dudas de si fueron los señores
Ortega & Gasset7, o el profesor Pericot,8 porque, a
pesar de sus aportes, llegaron tarde a perfilar a este
joven. Algunos culpan a Aristóteles (que tenía la
7 “Los señores Ortega & Gasset. Crisis de identidad” y “Los
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espalda ancha y decía la risa es: la feliz diferencia
entre el hombre y el animal), otros a Aristófanes,
Proclo... es decir, nos veríamos griegos para descu-
brir sus orígenes, pero quizás esto ni siquiera sea
un tema importante tema para aquí.
Un proverbio judío dice: Cuando el hombre
piensa, Dios se ríe. Ya sabemos que Dios se rió
antes que el hombre, pero no sabemos cuándo llegó
la primera risa satírica de la humanidad. Estoy
seguro de que fue un acto ridículo de un mal jefe.
En el registro histórico, tenemos testimonios de que
su nacimiento es contemporáneo al nacimiento de
las primeras civilizaciones, ya sean sumerias o
caldeas, egipcias o griegas. No podemos dejar de
mencionar los jeroglíficos satíricos que nos
muestran un pensamiento irreverente en la
civilización del Antiguo Egipto. En el ámbito
gráfico, también tenemos la cerámica griega,
etrusca... Como decía, acabado de nacer el político,
apareció luego la primera crítica como contrapunto.
En realidad, no puede haber político sin un
contrapolítico, porque el primero necesita al
segundo para gobernar con los pies en la tierra.
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El poder es algo que parece venir de arriba, lo
que da la impresión de ejercicio divino, por lo que
se tendía a confundir gobernantes con divinidades.
Sin embargo, ser dios es tener poderes que los
humanos en realidad no tienen, y gobernar el
Olimpo no es lo mismo que gobernar la tierra con
todos sus problemas. Por todo esto, por divino que
quiera ser el gobernante, tiene pies de barro y, ese
es el papel del contrapolítico, arrojar baldes de
agua fría para despertarlo, provocar escalofríos,
recordar que todos tenemos un talón de Aquiles...
Las «Comedias», las «Falofórias», las fiestas
«Dionisíacas», las «Saturas», los «Carnavales»...
serán la expresión pública de este contrapoder,
serán el bálsamo social creado para equilibrar las
«fuerzas malévolas de la sociedad». Sin embargo,
siempre habrá una expresión privada de esa
irreverencia, el grillo que habla de todo con el
Pinocho político, la conciencia junto con la
inconsciencia del poder. No sabemos cuál es su
nombre en el Antiguo Egipto, pero ya estaba allí en
la corte. El rey Salomón tenía a su Marcoulf para
cuidar su salud mental a través de la risa. El gran
conquistador Tarmelão no prescindió de la compa-
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ñía de Khoja (también conocido como Nasr-Es-Din o
Si-Djoha). Los griegos nos transformaron en mimos,
personajes de la dramaturgia… El Truão, Bufão,
Bobo será el nombre que perdurará en la civiliza-
ción de Europa Occidental.
El Bobo o el contrapolítico es el Sr. Sátira, el
irreverente que le sirve de conciencia al Sr. Político
a través de la risa, esa expresión de comunicación
que es exclusiva del ser humano. La risa es la
estructura inmunológica más poderosa del cuerpo
humano, un antibiótico de amplio espectro que rara
vez se ha explorado adecuadamente. En pocas
palabras, la risa es el ejercicio aeróbico más
potente, que ejercita decenas de músculos faciales,
pectorales, que desarrolla el ejercicio cardiovascu-
lar, que activa la oxigenación pulmonar y cerebral,
que desencadena una serie de endorfinas y otras
sustancias químicas que desarrollan el sistema
inmunológico, luchando contra el estrés, la depre-
sión, el pesimismo. La risa es un arma poderosa,
por eso los señores del poder siempre le han
temido.
Sin embargo, Mani también está presente aquí. Si
hay una risa sana, hay también el mal uso del
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humor, convirtiéndolo en una burla grotesca. Para
separar las aguas, es común dividir la risa
proveniente de la parte baja del abdomen (escatoló-
gica, tosca, vengativa), de la que proviene de la
parte superior del abdomen (con corazón,
inteligencia, sentido filosófico), uno más burlesco,
lo otro más humorístico. El límite entre ellos, es
diáfano, razón por lo que la comicidad a veces se
desliza para la mala educación, definiéndose esta
última como “irreverencia”.
La comicidad siempre ha tenido ambos lados de
la medalla, pero los investigadores tienden a decir
que lo más bajo dominó hasta el Renacimiento,
cuando el colectivo fue superado por el individuo.
Es, en este punto que los humores ya no son
encarados como los cuatro fluidos que equilibran la
salud, sino que se ven como un concepto de
comicidad. Se desarrolla el dominio del alto-vientre,
el humor humanista.
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El humor es una comedia vista como una risa
democrática, filosófica e inteligente. El verdadero
humor debe ser un ECO de la sociedad (elegante,
conveniente y oportuno). Debe el humorista reírse
CON la víctima, no DE la víctima. Sin embargo, la
víctima también debe tener la inteligencia para
aceptar las críticas, saber reír CON el humorista y,
fundamentalmente, consigo mismo.
Dentro del Humor, hay varias formas de utilizar
la irreverencia cómica, es decir, la mirada anecdóti-
ca, irónica o satírica. En la sátira, la crítica es
directa, la irreverencia es más aguda. Una crítica
que no se deja someter a la censura de los
políticamente correctos. Por ello, la sátira es el
género que se identifica con la verdadera crítica
político—humorística.
Como todo el mundo sabe, la comicidad sufrió al
final de la Edad Clásica y durante la Edad Media la
persecución del pensamiento cristiano, aterrorizado
éste por el triunfo de la irreverencia, en lugar de
consagrar el sufrimiento, el dolor de Cristo. Los
hombres no deben vivir el triunfo de la risa, sino
vivir el miedo al infierno, el miedo al pecado. La
risa era mucho más peligrosa que las palabras, por
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eso todas las órdenes monásticas le condenarán y
la considerarán el peor enemigo del voto de
silencio. Una palabra se puede susurrar y nadie la
oye, mientras que la risa no solo denuncia al
pecador, también se difunde. Pero la ironía de la
vida hace que la propia Iglesia la recupere como
arma de púlpito en la guerra entre reformadores y
contrarreforma.
Con el Renacimiento se rompe la risa popular, la
risa grupal para imponer la risa individualizada,
pero subjetiva. Esta subjetividad es el fin de la risa
como complicidad social contra el poder, es el
triunfo del control de la risa por la ética, la moral,
la política. La comedia deja de basarse en el bajo
vientre, para imponerse como una estructura
especial de pensamiento, mucho más intelectual,
más inteligente, donde el Humor triunfará sobre la
broma, sobre la brejeirice. Renacen viejas estructu-
ras de ironía, sátira y seducción cómica. Lo grotesco
da paso al pensamiento sutil. Maquiavelo será un
genio de la ironía, pero de todas las ironías que más
se celebrarán a lo largo de los siglos será la de Don
Quijote, serán las obras de Cervantes.
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Hay testimonios de crítica política desde el
Antiguo Egipto, pero la sátira política, como la
vemos hoy, nació en Europa, en la Alemania del
siglo XVI. Nació con la primera guerra satírica, la
lucha entre el Vaticano y la Reforma luterana. El
desarrollo del grabado, que no está desvinculado de
la revolución tipográfica, fue un fuerte aliado para
la explotación de esta arma de opinión y panfleto,
propicia a una época dominada por el analfabetis-
mo de masas. Fue un siglo de transición entre los
grotescos tablones de noticias, por el imaginario de
la crítica ideológica.
Con el siglo XVII, los italianos Anníbal y Augus-
tin Carrache desarrollaron el juego de las exagera-
ciones (caricare) faciales, creando el arte de la
caricatura personal. La combinación de sátira socio-
política y caricatura tuvo lugar con el fin del absolu-
tismo, con el desarrollo del individuo político.
La Revolución Francesa fue la segunda guerra de
la sátira política, en la que tanto los franceses como
los ingleses explotaron exhaustos este arma de
panfleto. El liberalismo dio una nueva alma al
animal político, que, como contrapoder, dio vida a
una nueva profesión, la del caricaturista político, a
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la sátira política. Vida que fue impulsada desde el
principio por la censura, la persecución, los
intentos de controlar el poder, no por lo dicho, sino
por lo que la sociedad podía adivinar: Lo que me
acusan no está en el dibujo, sino en su conciencia
(Philipon en la barra del tribunal que intentó
incriminarlo). Fue ese momento esencial del redes-
cubrimiento del hombre en el que Descartes
descubrió: «Río, luego existo»
La Europa de la época contemporánea ha creci-
do, madurado con el desarrollo de la prensa, con la
sátira gráfica y, desde entonces, toda su historia ha
quedado plasmada en las páginas de los periódicos,
hecha por los nuevos escritores humorísticos.
Durante el siglo XIX se produjo un sano enfrenta-
miento entre los políticos y el periodismo satírico,
una época en la que estos últimos estaban a la
vanguardia, no solo del comentario político, sino
también de alguna revolución tecnológica y,
fundamentalmente, en la ruptura de pensamientos
estéticos. En el cambio de siglo, el lado plástico casi
superpuso al político, liderando el modernismo
hasta la implantación del abstraccionismo en una
filosofía de mayor crítica social que política. Con la
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abstracción del humor gráfico perdió su papel de
vanguardia, pero lo mantuvo en su lucha ideológica
política.
Durante el siglo XX la sátira tuvo momentos
conmovedores, como momentos de ruptura, some-
tida por dictaduras o pasividad social. Peleó dos
guerras llamadas mundiales, así como otras guerras
más regionales, locales, individuales... Sobre todo,
dejó su testimonio, su crónica histórica. Viajar a
través de la revisión de dibujos satíricos, libros
publicados y cine/televisión (nuevos espacios ima-
ginarios del humor), a lo largo de los años, es vivir
la risa del día a día de una sociedad, una comuni-
dad, con sus inquietudes, sus miedos, sus victorias,
es decir, la Historia en su concepción más realista y
profunda de la realidad humana y vivencial.
Con el siglo XX la sátira se desvaneció en ironía,
cuando los caricaturistas dejaron de ser editores de
sus propios periódicos. Cuando cobraron sueldos
en la prensa convencional, tuvieron que someterse
a las directivas de cada línea editorial, de cada
poder que posee los medios. El políticamente
correcto, la forma más discreta de censura política
economicista, se imponía como pensamiento domi-
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nante. Cada vez más, la sátira política se ve
obligada a convertirse en una ilustración irreveren-
te. Al mismo tiempo, hubo más espacio para el
teatro humorístico, no solo en las grandes obras
teatrales sino también en los pequeños escenarios
del stand up comedy, nuevos espacios creativos de
irreverencia, de comicidad.
El humor, como crónica satírica o sonriente,
nunca fue un acto de ruptura política. Nunca un
humorista derrocó a un gobernante, pero muchos
fueron arrestados, torturados y asesinados por
orden de los políticos. La sátira no destruye, solo
despoja, alerta, se queja, perturba las malas con-
ciencias.
28
seguir creyendo que podemos reírnos del poder (y
de nosotros), que podemos desenmascarar corrup-
ciones, injusticias, dramas de lo cotidiano,
tragedias pequeñas y grandes con una sonrisa...
Una mentira que solo nos hace más optimistas.
Hay gente que reconoce el valor de esta figura,
de estos locos que cuidan de la salud mental, no
solo del poder, sino de los sujetos. Hay otros que
nunca se dieron cuenta de lo que es vivir con la
conciencia tranquila, prefiriendo explorar la trage-
dia económica, para gobernarse mejor. Por eso, te-
men la risa, temen verse en el espejo del ridículo de
sus acciones. El humor es el triunfo de la democra-
cia y los que no saben reír, sentimos lástima por
ellos.
Viajar por las páginas de este libro de reseñas,
de apuntes históricos es experimentar, en la breve-
dad de las palabras, toda esta historia, toda esta ri-
que de definiciones y conceptos.
Bienaventurados los que ríen9 diríamos nosotros.
Es por eso deberíamos decir: Pepe, gracias por
9 “Bienaventurados los que ríen”. Pepe Pelayo y el humorista
cubano Aramís Quintero, 2007.
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enseñar,10 y por predicar la risa a los vivos hasta la
risa post mortem,11 porque todos los momentos son
buenos para reír y seguir adelante (sobre todo
leyendo este libro). Pelayemos todo por una sonrisa
de buena salud y la esperanza de un futuro
brillante e iluminado.
10 “Gracias por enseñar. Prácticas para educar con humor”.
Pepe Pelayo, 2011.
11 “Risas pos mortem”. Pepe Pelayo, 2003.
12 Osvaldo Macedo de Sousa (Porto, 1954), es Licenciado en
Historia, especialista en humor gráfico, investigador, curador
de exposiciones, productor cultural, director y ha publicado
innumerables libros.
30
Introducción
31
Por falta de tiempo nunca me decidí a concretar
ese ambicioso proyecto. Pero como llevo años y
años acopiando información, vi ahora cercana la
posibilidad de hacer una resumida, breve, sucinta,
historia del humor y es lo que va usted a leer en
este libro.
¿A quien va dirigido?
A los que desean ser creadores de humor; a los que
ya lo son; a los que les interesa estudiar el humor;
a los que les apasiona la historia y específicamente
la historia del arte; a los aspirantes a críticos,
comentaristas y “opinólogos” en general y a los que
ya lo son; a los que desean mejorar su condición de
espectadores, televidentes, lectores, oyentes y
consumidores de humor.
Y por último, si ninguno de los que cumplen con
los requisitos anteriores lo desea leer, entonces lo
harán mis familiares, amigos y colegas que me
conocen (cruzo los dedos para que lo hagan). Ellos
saben el esfuerzo que me costó investigar y
recopilar tanta información y elaborarla.
¿Cómo está estructurado el libro?
Después de estas palabras introductorias se
encontrará usted con una fundamentación teórica
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respaldando las decisiones que tomé para
seleccionar cada recurso, cada figura relevante en el
campo de la creación humorística que componen
esta Historia. (Para facilitar esta explicación,
llamaremos “hitos” a todos esos recursos, géneros,
teorías, modalidades, etcétera).
Podrá leer ahí nuestra respuesta a preguntas
como: ¿qué es el humor?, ¿qué es lo cómico?, ¿qué
es el humorismo?, etcétera. Respuestas extraídas de
nuestra Conjetura Humor Sapiens, porque es la
única manera de entender todo lo que leerá y sus
por qué.
Después aparecen los hitos en orden cronológico.
¿Desea saber sobre el primer payaso, o el naci-
miento del sketch, cuándo surgieron las caricaturas
políticas? O quién creó tal o más cual teoría del
humor y en cuál fecha fue? Pues no me puede negar
que es mucho mejor ir directamente a buscar esa
información al tenerla así ordenada, que pensar la
posible época en que surgió o lo que le interese
para tratar de encontrarla.
En esa parte del libro —la principal, sin duda
alguna—, encontrará la descripción, la definición,
las características de cada hito histórico, bajo el
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nombre de “Reseña” y los datos de fecha, zona
geográfica, donde nació y/o se desarrolló, influen-
cias, etcétera, lo encontrará señalado como ”Data”.
Lo hice de esa forma para también facilitarle —
simplificarle— la consulta al lector.
Una aclaración: ¿por qué incluir las Teorías del
Humor en esta historia? Porque me pareció
fundamental por su aporte al entendimiento del
humorismo y para comprender mejor los conceptos
de humor, cómico y humorismo que proponemos
en nuestra Conjetura Humor Sapiens.
Desde los inicios de la filosofía occidental y hasta
el presente siglo, los filósofos y pensadores en
general, han tratado de explicarse la naturaleza del
humor.
Son varios los que han intentado definir, explicar
y ordenar esta materia. Decimos varios, porque no
son muchos. Lamentablemente, por alguna extraña
razón, las mentes brillantes que han proliferado a
lo largo de la Historia de la Humanidad, han esquí-
vado un poco esa responsabilidad, o lo han hecho
de forma muy parcial.
Afirman ciertos autores que se debe a lo difícil de
llegar a buen puerto en el estudio y comprensión
34
del humor, aunque otros aseguran que se debe a la
subestimación del asunto, ya que “estudiar algo tan
ligero, simplón, ordinario y frívolo como es el
humor”, les quitaba tiempo para dedicárselo a
temas más importantes y trascendentales, y además
les restaba prestigio. “¡Que otros de menor alcurnia
intelectual se encarguen de eso!”, es probable que
dijeran.
Los filósofos definieron el humor y toda la teoría
a su alrededor de él, casi siempre desde el punto de
vista utilitario, de comportamiento, o de manera
emocional o cognitiva del ser humano… pero indis-
tintamente.
Los estetas lo definieron desde la calidad de las
obras artísticas o específicamente sobre la intencio-
nalidad de los contenidos de esas obras.
Los psicólogos casi nunca lo estudiaron y los
primeros que lo hicieron crearon rebuscadas teorías
para explicar “el humor como estado de ánimo”
más que todo. De ahí que si uno reúne todos esos
significados de humor, se encuentra ante una
confusión importante.
Pero lo peor de este asunto, para nosotros, radica
en la herencia que nos dejaron esos pocos pensado-
35
res a la largo de la Historia, con sus contradictorias
definiciones. Nos referimos a su influencia en los
estudiosos posteriores. Nos impresiona que concep-
tos tan obvios para este siglo XXI no se tomen en
cuenta mucho más, sólo para no llevarle la
contraria a un planteamiento trascendental (para su
época, no para la nuestra) de esos Maestros.
Son muy pocos los que se atreven a decir que los
aportes de esos señores son relevantes, sin ninguna
duda, pero solucionan parcialmente los problemas.
Mire usted este dato: el erudito e investigador
británico J. Y. T. Greig (1891—1963), enumeró
ochenta y ocho teorías sobre el humor, aunque
admitió que muchas de ellas diferían entre sí solo
mínimamente. Y sólo cinco han ejercido una mayor
influencia: la psicoanalítica, la de superioridad—
menosprecio, la de excitación, de incongruencia y la
de inversión. Las voy a citar brevemente en el libro,
pero desde ya dejo claro que para nosotros no son
todas teorías del humor, muchas son teorías de la
risa. Y si las aceptamos como teorías del humor,
sólo explican parcialmente el asunto.
Permítanos también compartir aquí algo que nos
dimos cuenta durante nuestra inmersión en estos
36
estudios y que ya hemos tocado tangencialmente:
otra de las mayores confusiones tiene su origen en
tratar de definir el humor basándose en las
diferentes risas, haciéndolo casi siempre como si
fueran una sola. Es decir, existen muchos tipos de
risas, pero una sola es producto de la comicidad.
Sin embargo, buen número de pensadores estudia-
ron y explicaron el humor a partir de risas produci-
das por otras causas. Eso los hizo equivocarse (y se
equivocan aún bastante los actuales, según nuestro
criterio).
Por supuesto, sin esas Teorías no hubiéramos
llegado a lo que pensamos y creemos hoy. Así que
gracias, Maestros.
Y cambiando de tema, aprovecho para informarle
que todo hito se muestra con su respectiva
ilustración encabezando el texto, según la modali-
dad artística o conceptual. Todo es obra de mi hijo
y cómplice Alex.
El lenguaje utilizado en el libro fue el más sencillo
posible, evitando mucho los tecnicismos y las
palabras rebuscadas innecesarias. Lo hice así por
dos razones: una, porque no es un libro “comer-
cial”; por lo tanto, si pudiera llegarle a más lectores,
37
a un público algo más masivo sería ideal, ¿no es
cierto? Pero si eso sucede, corro el riesgo de que
ese público al leerlo, y al toparse con términos
desconocidos y quizás hasta pedantes, abandone la
lectura enseguida. Y dos, porque no soy de “normas
clásicas” y formalismos. Me gradué de ingeniero y
después me formé autodidactamente en la creación
y la investigación humorística. Vengo del teatro, la
gráfica, los medios audiovisuales, la literatura (sin
ser literato, artista visual o teatrista puro). Un
teórico salido de “la calle”, de la praxis, no de los
círculos académicos. Y no lo señalo como algo
despectivo o discriminatorio ni para mí ni para un
académico, por supuesto. Ambas alternativas las
considero válidas e importantes.
Otro aspecto a considerar: desde el comienzo de
los tiempos, los humoristas fueron perseguidos por
el poder político establecido y en general practica-
ban el humorismo apadrinados por mecenas, sin
dudas adinerados o poderosos. Paralelamente,
existía la inagotable fuente del humor popular oral,
la verdadera cantera de la cultura de los pueblos.
Estas dos variantes, la culta y la popular, se mani-
38
fiestan en todas las civilizaciones a lo largo de
todos los tiempos.
Esa historia del humor culto y popular es la que
conforma este libro.
Por supuesto, nunca será completa. Ejemplo,
casi no quedan registros acerca de los chistes y
bromas de los hititas, fenicios, los asirios, los
caldeos, los amorreos, los taínos, los toltecas y los
patagónicos, por sólo mencionar algunos.
También están las injusticias. Pueden existir
humoristas, o ciertas obras surgidas en tal país y en
tal época, que no se hayan recogido tampoco en
este libro. O porque no hay ninguna información
sobre el asunto, o es demasiado difícil obtenerla
por alguna razón.
Pero también es posible que falte aquí algún hito
porque se me haya escapado en la investigación.
Entonces la culpa sería totalmente mía y por ello
pido disculpas. Quizás debí darme más tiempo y
profundizar con mayor rigurosidad. Sin embargo,
por miedo precisamente a la falta de tiempo, decidí
publicar este historia del humor con el material que
disponía hasta este momento. No deseaba que mi
39
familia la publicara después de mi partida. Ese
placer no quería perdérmelo.
Esa es la razón de la palabra “breve” encabezando
el título, además de por la resumida información
que doy en cada hito, para evitar convertir el libro
en una extensa enciclopedia. Ya ese importante
trabajo lo realizará otro, ojalá tomando como base
éste. Es mi sueño.
Conclusión, una historia breve, sí, pero con mu-
cha información que espero deje satisfecho a más
de un estudioso e interesado en el humor.
Como sea, un libro hecho con mucho cariño, pla-
cer y orgullo.
Muchas gracias.
El autor
40
Fundamentación
41
¿Se ha dado cuenta de que estoy usando mucho
el plural? Le explico el por qué. Al decir “nosotros”,
me refiero a mi hijo Alex Pelayo y a mí. Él es
ilustrador, dibujante, diseñador, humorista gráfico,
cofundador del sitio HumorSapiens.com y también
alguien dedicado al estudio de la teoría del humor.
Ambos investigamos juntos y ambos llegamos a lo
que denominamos Teoría Humor Sapiens, sobre lo
cómico, lo humorístico y el chiste.
Repito, todo lo aquí expuesto es el fruto de
nuestros estudios.
Por supuesto, son conceptos que están en
constante evolución, dependiendo de los descubri-
mientos científicos, los aportes nuevos de filósofos,
psicólogos, estetas, etcétera. Y como es un campo
tan subjetivo y especulativo, puede usted no estar
de acuerdo con nada o sólo de forma parcial o
quizás cree que estemos en lo correcto. Nadie tiene
la verdad absoluta en sus manos.
Siempre el humor ha sido muy resbaladizo para
encapsularlo en breves definiciones.
Pero aún así, estando en desacuerdo incluso, es
aconsejable que lea hasta el final, para destruirnos
con más argumentos, ¿de acuerdo?
42
Comencemos entonces. Pero, ¡atención!, va a
usted a pasar a la parte más densa del libro. Ojalá
la disfrute como lo hicimos nosotros al conjeturar
sobre este universo.
Lo cómico
43
convencidos completamente de esta afirmación,
por ello está pendiente un estudio más profundo
de parte nuestra. Y la psicología social también ha
aportado con algo bastante consistente: el humano
es un ser social, y el juego es social también, por lo
tanto la risa y el humor se enmarcan en lo social de
igual manera. Por ellos Rod A. Martin señala en su
definición que el humor aparece: dentro de un
contexto social.
Pero sigamos. El señor Michael Apter, psicólogo e
investigador inglés, en su teoría de la Inversión
introdujo los conceptos de “télico” y ”paratélico”.
¿Qué significan? Veamos. El estado télico es un
estado donde nos preocupamos por alcanzar
objetivos importantes. Así vivimos normalmente. El
estado paratélico es un estado lúdico y los
objetivos son de importancia secundaria.
El estado télico se orienta al futuro y el paratélico
al presente. Uno vive regularmente en estado télico;
es decir, uno se propone algo serio, alcanzar una
meta en la vida, algo importante, con responsabili-
dad. Por ejemplo, estudiar y graduarse, formar una
familia, tener un buen trabajo, o hacer algo en la
44
vida por los necesitados, o lo que sea. Vivir en un
estado télico es eso precisamente.
Pero de repente vivimos momentos breves o
relativamente breves en otra realidad, como “vivir”
un chiste que le cuentan o lee, una tragedia en el
teatro, leer un libro, contemplar un amanecer,
jugar ajedrez o a los naipes, escuchar una anécdota
que nos hacen, etcétera. Eso son momentos
paratélicos. El señor Apter dice que nos movemos
entre esos dos estados mentales, invirtiéndolos en
diferentes instantes a lo largo del día.
Pues Rod A. Martin tomó de Apter su propuesta
y dice que para que haya humor, el individuo debe
estar en un estado paratélico o cambiar súbitamen-
te si está en un estado télico.
Esto del estado lúdico era para explicar la mitad
del significado de la frase incongruencia lúdica”
que aparece en su definición. Ahora abordaremos
el concepto “incongruencia”.
Para entenderlo, primero debemos saber lo
siguiente: en nuestro cerebro tenemos guardado
algo que los psicólogos llaman “esquemas”, los
cuales son conceptos que van asociados a palabras
o giros. Ejemplo, si escuchamos la palabra “cama”,
45
enseguida nos viene a la mente un colchón sobre
un bastidor que se usa para dormir, o pensamos en
descansar, hacer el amor, o es algo que se viste con
sábanas y tiene almohadas con sus fundas,
etcétera. Todos esa información viene con el
esquema “cama”, ¿no es cierto? Pues si escucha-
mos, leemos o nos imaginamos una cama con
motor fuera de borda navegando en un río, se
produce una incongruencia entre la información
que nos llega y nuestro esquema. Algo que no se
explica, no tiene lógica y se convierte en un enigma.
Ya entendemos entonces la frase de Martin:
“incongruencia lúdica”.
Pero analicémoslo mejor con un chiste infantil:
46
chistoso, o una broma, o no serio por lo menos, y
cambiamos de inmediato a un estado lúdico (o
paratélico), porque de lo contrario rechazamos ese
momento. Claro, si ya estábamos en el estado
lúdico de antes, mejor que mejor. Entonces
comienza a trabajar la corteza cerebral que procesa
las palabras y ve que lo escuchado no tiene sentido,
es una incongruencia. Analicemos el chiste. “¿Qué
le dijo un pato a otro pato”? Primero, tenemos el
esquema en nuestra cabeza de que los patos no
hablan. De inmediato, en una zona de nuestro
cerebro, las neuronas comienzan a trabajar con
intensidad hasta que llegan a la conclusión de que
eso en el mundo infantil, en el de los cuentos, en el
de los chistes, en el de los juegos, en el de la
fantasía en general, todo puede suceder y como
estamos en estado paratélico—lúdico, lo aceptamos
inmediatamente. Y pasamos a la otra parte del
chiste: “estamos empatados”. De nuevo una
incongruencia, porque en el esquema que teníamos
en nuestro cerebro, estar empatados es el resultado
de una especie de competencia, ¿no? y no nos llegó
la información de que esos patos estén enfrentados
de alguna forma. No se entiende. Entonces las
47
neuronas vuelven a buscar, procesar, y llegan a
solucionar el enigma entendiendo que la palabra
“empatados” conlleva la palabra “pata” y como
ambos dialogantes son patos, es lógicamente
lúdico que se digan que están “em—pata—dos”.
Resuelto el acertijo. Se entendió el chiste (recuerde
que es un chiste infantil, por si no le causa risa).
Pero no nos detengamos. Como premio al hecho
de descifrar el problema, el cerebro da la orden de
“cerebrar”, perdón, de “celebrar”. Cuando eso
sucede se eleva el nivel de dopamina, un neuro-
transmisor encargado de producir una sensación
de bienestar en el organismo. Se produce entonces
esa respuesta emocional que menciona Rod A.
Martin en su definición. (No sabemos si es debido a
la traducción, pero a nosotros nos satisface más
decir que se produce “un placer” Entonces termina
todo cuando esa hormona segregada envía señales
a la corteza prefrontal, y lo anterior se expresa con
la risa o la sonrisa.
Ya está toda la definición explicada. ¿La enten-
dió? ¿La comparte? A nosotros nos gusta mucho,
pero no completamente. Lo sentimos.
48
Bueno, para empezar, a todo el proceso anterior
no le llamamos proceso humorístico. Para nosotros
es el proceso cómico.
Reflexionemos algo más para que vea usted cómo
llegamos ahí.
La palabra “cómico” se utiliza para definir otros
conceptos relacionados, pero diferentes. Por
ejemplo, para la estética lo cómico es una
categoría. Se les llama categorías estéticas a la
impresión afectiva y las sensaciones que una obra
de arte nos hace experimentar, debido a como
actúa en el subconsciente del ser humano respecto
a su juicio estético. La categoría principal de la
estética es lo bello y a partir de ella existen otras,
siendo las mas relevantes lo sublime, la fealdad, lo
trágico, lo grotesco y, como decíamos, lo cómico.
Lo cómico es un producto del psiquismo humano
que responde a la capacidad de percibir con
sentido lúdico los aspectos defectuosos, deformes
o insólitos de la realidad física y de los
comportamientos sociales del hombre, que por
esas razones, son interpretadas como ridículas o
hilarantes, dicen por ahí “los que saben”.
49
Ahora bien, sabemos que se le ha llamado humor
a otros conceptos distintos:
* Al proceso interno que vivimos ante una
incongruencia (lo acabamos de analizar).
* Al estado de ánimo (estoy de mal humor o de
buen humor, etcétera).
* A la cualidad del contenido de una obra artística
(humor es lo que crea un gran intelectual y cómico
es lo que hace un payaso de circo, según una teoría
muy común entre algunos humoristas que no les
agrada comparar su obra con una simple caída o un
tortazo).
Como se ha bautizado a todo lo anterior con el
término humor, decíamos, vimos que era imprescin-
dible darle un orden a esa confusión que genera
definirlo al ser tantas cosas a la vez. Por lo tanto
decidimos, como parte de esta Conjetura Humor
Sapiens, llamarle “proceso cómico” a lo que Rod A.
Martin denominó “proceso humorístico”.
Entonces tenemos que —para nosotros, no lo
olvide—, el proceso cómico se produce dentro de un
contexto social, provocado por la percepción de una
incongruencia lúdica, que provoca placer al
segregarse ciertas hormonas en el cerebro y que
50
acusa una exteriorización conocida como risa o
sonrisa.
Así, todo “proceso cómico” se produce de forma
interna, en el cerebro de cada individuo.
¿Cómo? La incongruencia nos llega por nuestros
sentidos; es decir, algo que vemos en la vida
cotidiana; o que leemos, o que observamos en el
cine, la televisión, etcétera; o que escuchamos en la
vida cotidiana, o en la radio, disco, Internet u otro
medio; o nos imaginamos, o creamos con toda
intención en nuestra mente.
Ejemplos, vemos en el cielo una nube de forma
caprichosa y le encontramos parecido a una
persona conocida. Incongruencia porque es imposi-
ble que la nube, intencionalmente, dibuje la silueta
de una persona, pero como estamos en estado
lúdico, nuestras neuronas resuelven “el acertijo”
concluyendo que es algo chistoso, sentimos placer
y nos reímos o sonreímos.
Así, después de experimentar lo anterior,
pongamos por caso, se nos ocurre imaginarnos un
dibujo, una caricatura, donde se vea una nube con
la cara parecida a un reconocido personaje público,
que mira severamente a alguien que está haciendo
51
o diciendo algo en contra de lo que piensa esa
persona dibujada en la nube. Nos imaginamos eso,
repetimos, y nos produce placer cómico. Es decir,
creamos un chiste en nuestra imaginación, porque
“inventamos”, recreamos, la incongruencia.
Insistimos, es un proceso individual; es decir, eso
le sucedió internamente a una persona solamente.
Sabemos que lo aquí expuesto puede chocarle a
muchas personas, porque lo “cómico” constituye el
eterno campo de batalla de cuantos desean
“idealizar” el concepto de humor; los que intentan
establecer la mayor distancia entre “lo cómico” y
“lo humorístico”. Se escandalizan al colocar al
mismo nivel a un payaso y a un creador de alto
vuelo que además de hacer reír, hace pensar. Pero
no sólo humoristas, también piensan así estudiosos
de la teoría del humor, incluso hasta amigos, como
es el caso del sr. Osvaldo Macedo de Sousa, al cual
invité a que escribiera el prólogo de este libro y que
tan amablemente aceptó, por suerte para mí, ya que
es una personalidad de increíble sapiencia y
prestigio internacional, y que yo admiro, respeto y
aprecio mucho. Pues él –con todo su derecho-,
defiende la tesis de que el humor es una cosa y lo
52
cómico otra. Tiene un concepto del humor tan puro
y romántico que me da envidia. Por ello le duele
que se pueda mezclar con lo cómico. ¿Y les cuento
algo? Le damos la razón, pero llegamos a esa
conclusión por otra vía. Lo explicaremos más
adelante.
Ahora vayamos de lo cómico a lo humorístico.
El humor
53
etcétera, recibe el mensaje que trae una incongruen-
cia y vivirá el proceso cómico… o no.
Si sus neuronas resuelven el acertijo dado por la
incongruencia, si su cerebro ordena segregar las
hormonas y si siente el placer que le producirá risa
o sonrisa, entonces podemos afirmar que ese
receptor experimentó un proceso cómico y el
mensaje que le envió con toda intención la fuente o
emisor, cumplió su cometido. Estamos en presencia
entonces de una comunicación lúdica social, sin
dudas.
A ese juego social de comunicación de lo cómico
es a lo que denominamos “humor”.
Ojo, si la fuente envía un mensaje sin intención
de hacer reír o sonreír, y el receptor lo percibe
como incongruencia y termina riendo producto de
un proceso cómico que vivió, no habría humor,
porque la fuente no estaría jugando y por ende no
cumpliría el rol de jugador. Funcionaría como aquel
ejemplo de la nube. Es decir, el receptor recibió una
incongruencia a través de sus sentidos y vivió el
proceso cómico. Fue un acto individual.
Retomamos el ejemplo del caricaturista. Esa
persona experimento el proceso cómico, porque
54
creyó ver la silueta de un personaje conocido en la
forma de una nube. Pero como es un creador, quiso
hacer una obra (mensaje) donde vaya la
incongruencia, convirtiéndose así él en fuente y
envía ese mensaje (esa obra) para que otros vivan
sus procesos cómicos. Si logra que se rían, se
convierte en humorista porque “se hizo el humor”.
Y ya se verá si su obra tiene calidad artística, o no,
si su obra sólo llevaba la intención de hacer reír
solamente, o llevaba la intención de hacer reír, pero
también provocar pensamientos y sentimientos
agregados.
Resumiendo: ¿qué es el humor para nosotros?:
La expresión de lo cómico, para decirlo en muy
pocas palabras. Por ello en todo acto humorístico
existe lo cómico en su interior y la intención de
hacer reír o sonreír. Es imposible entonces que algo
humorístico no sea cómico.
Por lo tanto, todos los creadores que comunican
un mensaje que contiene comicidad son humoris-
tas. Es nuestra humilde opinión. Y es la única forma
que se nos ocurre para entender y ordenar todo el
caos teórico que existe al respecto.
55
Claro, hay una diferencia innegable —es de
Perogrullo—, entre un simple “buscarrisa” y un
creador esforzado en canalizar su humor con gran
elaboración artística y con intenciones de ir más
allá de la risa con su mensaje. Pero es una cuestión
de calidad en los niveles de complejidad, de
elaboración, de intenciones.
Una diferencia muy distinta a la de la calidad
artística. Un payaso malo se diferenciará de uno
bueno por la calidad artística de su obra. Un excelso
escritor de humor se diferenciará de otro que
escribe burdamente.
Son dos planos distintos, ¿se entiende? Por si
acaso, intentaré explicarlo de otro modo:
Dos caricaturistas dibujan un chiste sobre alguien
que pisa en la calle la típica cáscara de plátano y
cae. Puede haber una diferencia en que uno dibuja
muy bien, y el otro no es muy limpio en su línea
que digamos. Ese es un plano donde se distinguen
las calidades artísticas de ambas obras.
Pero hay otro plano. En el primer caricaturista el
chiste de la caída está bien trabajado, para que haya
que observarlo bien y con eso logra que el
espectador se sienta más inteligente al descubrir las
56
varias lecturas; pero además, va con el mensaje
bien integrado al dibujo de lo perjudicial que es
echar basura a la calle (por poner un ejemplo de
contenido). Y el otro dibujante coloca el chiste de la
caída de forma relevante, porque solo le interesa
hacer reír y no ir más allá. Ese es el otro plano. ¿Se
entiende mejor? Espero que sí. Ambos artistas
crean humor, son humoristas. Ambos humoristas
crean un producto con mucha o con poca
comicidad.
Lo otro son puras intenciones de ciertos
creadores —como ya señalamos—, de discriminar
para que no los califiquen de cómicos, porque
desde siempre, durante toda la Historia de la
Humanidad, se ha subvalorado y menospreciado al
humor, pero más aún la palabra cómico.
O también es el caso de grandes mentes como la
de nuestro amigo Osvaldo Macedo, que siente —y
está convencido—, de que es tan importante y pro-
fundo el humor, que se debe diferenciar de lo
cómico.
Y estoy de acuerdo, como ya dije. Pero coincido,
solo si se ve así (y aquí me largo con un ejemplo
ilustrador que me satisface bastante): imaginémo-
57
nos un equipo electrónico con tres botones. Uno
aumenta o disminuye la emoción, el otro la
inteligencia y el otro la comicidad. Y se lo aplica-
mos al sr. “X”. Entonces le hacemos un chiste fácil,
digamos la típica caída que experimenta “Y”
caminando por la calle. Si tenemos poco abiertos
los botones de emoción e inteligencia, “X” se reirá a
carcajadas de la caída de “Y”. Pero si abrimos más
el botón de las emociones, “X” se dará cuenta de
que “Y” puede estar dolido, sufriendo por la caída y
deja de reír a sentir lástima, pena. Si abrimos un
poco el botón de la inteligencia y cerramos algo el
de la emoción al decirle que “Y” era un científico
que estaba pensando en ese momento cómo vencer
al cambio climático y al estar distraído cayó al no
ver el hoyo que se produjo por llover como nunca
hace un tiempo. Entonces “X” reirá, pero se quedará
pensando en cómo son de distraídos los científicos,
pero es lógico —se dirá—, por la profundidad de
sus pensamientos, etcétera, y pensará sobre la
importancia de hacer algo contra la amenaza del
cambio climático. Pero ahora, sin abrir más el botón
de la comicidad, aumentamos el de la inteligencia y
el de la emoción, pero que ninguno supere al otro.
58
Entonces le podemos dar la información a “X” de
que ese hoyo en la calle no se ha tapado a causa de
la corrupción del alcalde, que se roba el dinero y no
invierte en los necesarios arreglos. Ahí “X” sonreirá,
pero pensará y sentirá más aún, ¿no es cierto? Tiene
más sustancia para meditar.
Pues hay creadores de humor que abren mucho el
botón de la comicidad y poco los de la emoción y la
inteligencia, haciendo chistes sin mucha elabora-
ción artística, simplistas. Y hay otros que abren
poco el de la comicidad y abren mucho el de la
inteligencia y el de las emociones y son los
humoristas que nos hacen pensar y sentir mucho,
como vimos en el ejemplo.
Pero todos usan los “tres botones”. Porque no
puede haber humor sin lo cómico. El equipo no
funcionaría. Y cuando vemos un chiste que apenas
nos hace reír, pero nos vuela la imaginación, nos
desafía la inteligencia y nos hace sentir con
intensidad, estamos en presencia del humor que a
nuestra gran amigo Osvaldo le encanta y defiende.
Me pasa lo mismo.
59
Todos los humoristas de todas las modalidades lo
que hacen es calibrar sus botones según sus gustos,
sus formaciones, sus talentos, sus intereses.
Creo importante citar ahora a dos teóricos, que
respaldan nuestra posición de cierta forma:
El humorismo es el sentimiento de lo sublime en lo
cómico y por lo cómico.
Eso lo afirmó el filósofo y psicólogo alemán Theo-
dor Lipps (1851—1914), en su ensayo Komik und
Humor.
El humorismo es lo cómico dignificado por la
defensa de una actitud suprasocial.
Expresado por el escritor y humorista español
Evaristo Acevedo (1915—1997).
El humorismo
60
lenguaje actoral, el arte visual, el danzario, etcétera
para cumplir con su objetivo de hacer reír.
Hasta ahí todo bien. Es algo frecuente en la vida.
Esa persona es un humorista. Bueno o mediocre,
dependiendo de su talento, su vis cómica, su
creatividad e imaginación.
Pero existe un paso superior. Porque ese juego de
comunicación social puede ir más allá y, con la
misma intención de hacer reír, llegar a convertir esa
actividad en profesional; es decir, alguien puede
crear o recrear un hecho cómico que haya experi-
mentado en su cerebro y comunicárselo a uno o a
millones de receptores, a través del lenguaje de una
manifestación artística con un mínimo de calidad,
con profesionalismo (no necesariamente significa
que sea remunerado). Pues eso es lo que llamamos
“humorismo”. Hacer humor artísticamente.
Y es donde mayor elaboración del humor encon-
tramos, obvio, tanto en forma como en contenido.
No estamos convencidos de que el humor sea un
arte en sí mismo. Sólo podemos asegurar que vive
dentro de una modalidad artística. Es un parásito.
Un esencial y exquisito parásito, eso sí.
61
¿Por qué sucede esto? Porque el humor es un
juego (como vimos) y el arte es también un juego.
Las manifestaciones artísticas que producen placer
estético, no son más que juegos evolucionados —
como el humor—, que suceden en los seres huma-
nos (y no dudamos que en animales también), con
el juego físico, como dar el salto cualitativo al juego
con un desarrollo del proceso cognitivo, con el
lenguaje, la asociación de ideas, el pensamiento
abstracto, etcétera. Por tal motivos disfrutamos el
juego físico y el intelectual.
Lo que ha creado el Hombre en el campo del
humorismo es lo que conforma esta historia breve
que va a leer usted a continuación.
62
Agudeza
63
Albur
64
Alivio
65
Alta comedia
66
Anti—humor
67
Apotegmas
68
Apropósito
69
Archimimo
70
Arlequin
71
Aro aro
72
Astracanada
73
Attellanes
74
Automatismo
75
Avanspettacolo
76
Baile de máscaras
77
Bambochada
78
Bisociación
79
Bojiganga
80
Bomba
81
Broma
82
Bufón
83
Bululú
84
Burla
85
Burlesque
86
Calavera
87
Cambaleo
88
Canción novedad
89
Cansonetta
90
Cantaleta
91
Cantiga de escarnio y maldecir
92
Cargada
93
Caricatura humorística
94
Caricatura personal
95
Caricatura política
96
Carnaval de Cádiz
97
Castigo
98
Chanson
99
Chanzoneta
100
Charlotada
101
Chascarro
102
Chirigota o Murga
103
Chiste
104
Chiste infantil
105
Clown moderno
106
Comedia a la italiana
107
Comedia alocada
108
Comedia animada
109
Comedia ballet
110
Comedia burlesca
111
Comedia cinematográfica
112
Comedia costumbrista
113
Comedia de bandoleros
114
Comedia de capa y espada
115
Comedia de carácter
116
Comedia de enredo
117
Comedia de figurón
118
Comedia de folla
119
Comedia de la restauración
120
Comedia de magia
121
Comedia de privanza
122
Comedia de salón
123
Comedia de santos
124
Comedia de situaciones
125
Comedia del Arte
126
Comedia en vivo
127
Comedia física
128
Comedia griega
129
Comedia humanística
130
Comedia Media
Reseña: Ponía en ridículo a personas que el pueblo
reconocía por sus hechos y dichos, pero sin nom-
brarlas directamente. Con el tiempo se van incorpo-
rando más elementos que llamaríamos de comedia
burguesa: temas eróticos, intrigas, reconocimiento,
personajes tipo como el rufián, la prostituta, el
enamorado, el fanfarrón, el esclavo, el cocinero,
etc.
Data: Después del siglo V y hasta el año 330 aproxi-
madamente, se desarrolla esta comedia llamada ya
por los alejandrinos “Media”, para diferenciarla de
la Antigua.
131
Comedia mitológica
132
Comedia musical
133
Comedia negra
134
Comedia Nueva
135
Comedia palatina
136
Comedia pastoril
137
Comedia radial
138
Comedia silente
139
Comedia sofisticada
140
Comedia televisiva
141
Cómico de la legua
142
Compañía
143
Compensación
144
Contaminatio
145
Copla
146
Cordacio
147
Cultura
148
Cuplé
149
Dadaísmo
150
Danza cómica
151
Deotboegi
152
Desdramatización
153
Dibujo animado humorístico
154
Dicelias
155
Drama satírico
156
Entremés
157
Epigrama
158
Epilio
159
Epodo
160
Escarnio
161
Esperpento
162
Estribote
163
Eutrapelia
164
Expectativa defraudada
165
Extravaganza
166
Fábula
167
Fábula burlesca
168
Fábula milesia
169
Fábula paliata
170
Fábula togata
171
Facecia
172
Faltas ortográfica satírica
´
Reseña: Modificación intencionada de la ortografía
de una palabra o nombre con fines retóricos y hu-
morísticos dentro de la literatura.
Data: Tuvieron su origen en la poesía satírica. El
escritor español Francisco de Quevedo (1580—
1645), está considerado como el máximo exponente
de las faltas ortográficas satíricas en lengua
castellana.
173
Farándula
174
Farsa
175
Farsa atelana
176
Farsa flíaca
177
Farsa megariana
178
Fastnachtsspiel
179
Feghoots
180
Figuras literarias
181
Frottola
182
Gag
183
Gangarilla
184
Garnacha
185
Género chico
186
Género ínfimo
187
Gloria súbita
188
Goliardos
189
Greguerías
190
Grotesco
Reseña: Es un género mixto, en el cual los
distintos elementos mantienen un equilibrio
inestable entre lo risible y lo trágico. Se caracteriza
por la presencia de elementos extravagantes,
bufonescos y caricaturescos. Es una exageración de
las figuras de la comedia del arte, una identidad
con la caricatura de las artes plásticas, permitiendo
al teatro una forma peculiar de describir las
costumbres de los hombres.
Data: Varios pintores del Renacimiento (siglos XV y
XVI), realizaron estudios de cabezas "grotescas",
deformadas como caricaturas. “Cuerpo grotesco”
es un concepto del crítico ruso Mijail Bajtín (1895-
1975) para la obra de Rabelais. El italiano Luigi
Pirandello (1867-1936), utilizó el término para su
estilo teatral.
191
Harlequinade
192
Historieta cómica
193
Historieta cómica pantomímica
194
Humor absurdo
195
Humor amarillo
196
Humor azul
197
Humor beige
198
Humor blanco
199
Humor. Concepto moderno
200
Humor costumbrista
201
Humor en el Arte Moderno
202
Humor escatológico
203
Humor de nacionalidades
204
Humor Gris
205
Humor hacker
206
Humor. Origen del término
207
Humor literario. Concepto moderno
208
Humor marrón
209
Humor Naranja
210
Humor negro
211
Humor rojo
Reseña: Humor con groserías pero bien dosificadas,
sin vulgaridades. Si bien es un humor problemático
para muchos, es el más cotidiano. Siendo a su vez
inteligente y politemático, más sabe que no debe
tocar el sentimiento individual o mutuo de los
países. Es el llamado “humor picante”, pero con me-
jor gusto. También se le ha llamado humor rojo al
que circulaba con clandestinidad por la Unión
Soviética y países satélites. Chistes a cuenta del sur-
realista y desastroso funcionamiento del régimen.
Data: Se comienza a denominar así a ese humor en
el siglo XX. Figuras destacadas son el cubano Álva-
rez Guedes (1927—2013), La Nena Jiménez (1929—
2011), el chileno Lucho Navarro (1933—1994), entre
otros.
212
Humor rosa
213
Humor seco
214
Humor terapéutico
215
Humor verde
216
Humor ZAZ
217
Ignorancia
218
Imitador
219
Incongruencia
220
Instituciones
221
Ironía
222
Irrisión
223
Jácara
224
Jerigonza
225
Jitanjáfora
226
Juego
227
Juegos de palabras
228
Juglar
229
Juguete cómico
230
Kyôgen
231
Kyōka
232
Lazzi
233
Letrilla
234
Libelo
235
Libro de chistes
236
Limerick
237
Literatura humorística. Su origen
238
Macarrónico
239
Magodes
240
Maqama
241
Meme
242
Metahumor
Reseña: Es el humor a propósito del humor. El
prefijo meta se refiere en este caso a cómo una
broma está referida a sí misma
Data: Ver la misma información de “Metaparodia”,
añadiendo que desde siempre muchos comediantes
han incorporado a sus rutinas reformulando chites
clásicos, burlándose de sus mismos chistes o hacer
otro chiste o acción después del chiste que no le
funcionó, reírse de los chistes malos, etcétera.
243
Metaparodia
244
Mímesis
245
Mimo
246
Minstrel
247
Minueto
248
Mojiganga
249
Mota
250
Movimiento Pánico
251
Museos del humor
252
Music hall
253
Música divertida
Reseña: Movimiento musical argentino influen-
ciado por el twist de los años '60, el rock teatral y
el ska, y el uso de letras humorísticas e irreveren-
tes, con críticas y burlas a la sociedad, la política y
los militares, además de letras hablando de
temas tabú hasta ese momento como sexo, cirugías
plásticas o transexualidad. Exponentes: Viuda e
Hijas de Roque Enroll, Los Twist, Punch, Las Bay
Biscuit, Suéter, el quinteto humorístico de Horacio
Fontova y sus sobrinos, y Los Abuelos de la Nada,
entre otros.
Data: Tuvo gran éxito a inicios de los '80 en Argen-
tina, gobernando la dictadura militar y se buscaban
válvulas de escape para poder expresar el descon-
tento. Tuvo influencia en Latinoamérica.
254
Namsadang nori
255
Neo—burlesque
256
Nonsense
257
Novela picaresca
258
Nuevo humor cubano
259
Ñaque
260
Ópera bufa
261
Ópera cómica
262
Opereta
263
Pantomima
264
Parodia
265
Paso
266
Pasquín
267
Payada
268
Payaso
269
Perché
270
Pipirijaina
271
Piquería
272
Placer
273
Poema épico burlesco
274
Poesía burlesca
275
Posthumor
276
Publicaciones periódicas humorísticas
277
Quodlibet
278
Regresión
279
Regueifa
280
Relaciones
281
Reóforo
282
Repentismo cubano
283
Retahíla
284
Revista
285
Revista cómico—lirica
286
Ridículo
287
Rima infantil
288
Risala
289
Rock cómico
290
Rock demente
291
Sainete
292
Sarugaku
293
Satanismo
294
Sátira
295
Sátira menipea
296
Sayagués
297
Scat
298
Scherzo
299
Sicinio
300
Singspiel
301
Sirventés
302
Sketch
303
Spoudaiogéloion
304
Stornello
305
Teatro bufo
306
Teatro del absurdo
307
Tenson
308
Tira cómica
309
Tonadilla
310
Trabalenguas
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Tragicomedia
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Triunfo
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Tropo
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Trovo
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Vejamen
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Ventriloquía
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Versolarismo
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Versos fesceninos
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Villanela
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Vodevil
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Yonkoma
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Zarzuela
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Datos del autor
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América y Europa y participando en exposiciones
individuales en Chile, Estados Unidos y Portugal,
más otras colectivas en numerosos países. Miembro
de la Sociedad Internacional de Estudios del Humor
y de La Red de Investigaciones y Estudios del
Humor en Chile (RIEH). Fundador y editor del sitio
web: www.humorsapiens.com
Más información en www.pepepelayo.com
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Otros libros del autor
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