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Cara Anterior: Se extiende desde el borde inferior del mentón óseo hasta una línea
horizontal que une las dos suturas fronto-cigomáticas. De superior a inferior en
relación a la línea mediana observamos la sutura frontonasal, la sutura internasal,
la apertura piriforme que corresponde al orificio anterior de las cavidades nasales,
la espina nasal anterior, la sutura intermaxilar, los incisivos centrales superiores e
inferiores y la protuberancia mentoniana Fig 1. Por lateral a estas estructuras la
cara anterior presenta los siguientes accidentes óseos: La cara anterolateral de los
huesos nasales, la cara lateral del proceso frontal del maxilar, el reborde orbitario
inferior, la sutura cigomáticomaxilar, el agujero infraorbitario, la fosa canina, la
fosita para el depresor del septo nasal, la cara anterior del proceso alveolar
incluyendo la eminencia canina, los incisivos laterales y caninos superiores e
inferiores, la cara anterolateral del cuerpo de la mandíbula, el agujero mentoniano
y la parte más anterior de la línea oblicua Fig 2.
Cara Superior: La cara superior articula el macizo facial a la base del cráneo y nos
presenta a parte de la pared lateral y medial de la órbita así como la totalidad del
piso orbitario. En sentido anteroposterior se extiende desde la sutura frontonasal a
la parte más posterior de la articulación esfeno-vomeriana.
Cara Inferior: La cara inferior está representada por el marco óseo que brinda el
borde basilar mandibular. En un plano superior observamos la bóveda palatina, los
procesos pterigoideos y el borde posterior del vómer.
Caras Laterales: La cara lateral está constituida de superior a inferior y de
posterior a anterior por la cara lateral del hueso cigomático con sus procesos
cigomático y frontal y la fosa canina del maxilar. En esta cara observamos además
la cara externa de la rama mandibular con la incisura mandibular que la pone en
comunicación con la fosa infratemporal, la incisura se encuentra limitada por
anterior por el proceso coronoídeo y el proceso condilar mandibular por posterior.
Finalmente observamos los procesos alveolares superior e inferior con los molares
y premolares alojados en ellos.
1.- ÓRBITA.-
La pared lateral está conformada por seis huesos: Maxilar, lagrimal, etmoides,
concha nasal inferior, palatino y esfenoides Fig. 15. El maxilar con su cara medial
o base, es el centro alrededor del cual se articulan los otros huesos que forman
esta pared de la cavidad nasal. De esta manera de anterior a posterior
encontramos: la cara medial del proceso frontal del maxilar cuyo borde posterior
se articula con el borde anterior del hueso lagrimal conformando de esta manera la
pared medial del canal nasolagrimal el cual se abrirá en el extremo más anterior
del meato inferior. Así mismo el borde posterior del lagrimal articula con el borde
anterolateral del laberinto etmoidal (de esta manera el laberinto etmoidal se
presenta como parte de la pared medial de la órbita y lateral de la cavidad nasal).
Cabe hacer notar la presencia de las conchas superior y media que se
desprenden de la cara lateral del laberinto etmoidal, así como del proceso
unciformes del etmoides ubicado lateralmente a las concha nasal media y que
desciende en sentido posterolateral en busca de articularse con el maxilar,
cerrando parcialmente el gran ostium del seno maxilar. Posterior al etmoides
ubicamos la lámina perpendicular del palatino, la cual también contribuye a cerrar
parcialmente la abertura del seno maxilar Fig. 16. Esta lámina en su extremos
superior presenta la incisura esfenopalatina limitada por anterior por el proceso
orbitario y por el proceso esfenoidal del palatino por posterior. La incisura se
transforma en agujero por la posición por superior del cuerpo del esfenoides, el
agujero esfenopalatino pone en comunicación la cavidad nasal con la fosa
pterigopalatina y a través de él transcurre el paquete vasculonervioso
esfenopalatino. Siguiendo hacia posterior por ésta pared lateral, encontramos
articulándose con el borde posterior de la lámina perpendicular del palatino al
borde anterior de la lámina medial del proceso pterigoideo del esfenoides Fig. 17.
Como el proceso pterigoideo, desde su nacimiento, se dirige oblicuamente hacia
anteroinferior a articularse con el maxilar en su extremidad inferior, será la lámina
perpendicular del palatino quien cierre el espacio comprendido entre el proceso
pterigoideo y el maxilar, de esta manera el palatino será pared lateral de la
cavidad nasal y pared medial de la fosa pterigopalatina. La cara medial de la
lámina medial del proceso pterigoideo termina en esta pared hacia posterior,
constituyendo las coanas ya descritas. La concha nasal inferior es un hueso de la
cara independiente, (recordemos que las conchas nasales superior y media son
parte del etmoides), el cual articula por su extremidad anterior con la cresta
conchal del maxilar, luego a través de su proceso lagrimal articula con el hueso
lagrimal circunscribiendo con éste la abertura inferior del canal nasolagrimal,
posterior se ubica el proceso maxilar de la concha, el cual articula con el maxilar
en el contorno inferior del hiato maxilar colaborando entonces a su
estrechamiento, continuando por el borde superior de la concha hacia posterior
ubicamos el proceso etmoidal, el cual articula con el proceso unciformes del
etmoides, estrechando aún más el orificio del seno maxilar, el cual quedará
finalmente a nivel del meato medio de la cavidad nasal Fig. 18. La presencia de
las conchas en esta pared de la cavidad nasal, las cuales descienden hacia
medial, determinan un espacio entre cada una de ellas y la pared propiamente tal,
estos espacios son los llamados meatos nasales superior, medio e inferior. Es en
estos meatos donde se abrirán a la cavidad nasal los senos paranasales y el
conducto nasolagrimal Fig. 18. A saber en el meato superior drenan las celdillas
etmoidales posteriores (parte del laberinto etmoidal), en el meato medio se abren
el seno frontal, el seno maxilar y las celdillas etmoidales anteriores; importante en
el meato medio es la eminencia que hace en ella la bulla etmoidal (celdilla
etmoidal anterior más dilatada) y anterior a ella el proceso unciformes, entre
ambas se determina la conformación del hiato semilunar en donde se abrirán las
cavidades anteriormente mencionadas Fig. 19. Finalmente en el meato inferior se
abre el canal nasolagrimal.
Su base está constituida por la cara inferior del ala mayor del esfenoides, en ella
encontramos el agujero anterior del canal redondo, por el cual ingresa a esta fosa
el nervio maxilar, segunda división del nervio trigémino; anterior a él y
relacionándola con la órbita encontramos la fisura orbitaria inferior, por intermedio
de la cual el paquete vasculonervioso infraorbitario ingresa a la órbita Fig. 26.
Su pared anterior está dada por la tuberosidad del maxilar y por ende relacionada
con el seno maxilar. Atravesando el seno maxilar se puede acceder
quirúrgicamente desde anterior a la fosa pterigopalatina situada profundamente en
la cara.
La pared posterior la constituye el proceso pterigoideo del esfenoides, que
oblicuamente desciende a articularse con la tuberosidad del maxilar. En la parte
superior de esta pared se ubica el orificio anterior del canal pterigoideo que
comunica esta región con el exocráneo en la inmediación del agujero rasgado,
este canal permite el paso del paquete vasculonervioso del canal pterigoideo.
La pared medial está conformada por la cara lateral de la lámina perpendicular del
palatino, en su parte superior se presenta el agujero esfenopalatino que la pone en
comunicación con la cavidad nasal, transcurriendo por él el paquete
vasculonervioso esfenopalatino. Posterior al agujero esfenopalatino se ubica el
canal palatovaginal, el cual comunica la fosa con el sector de las coanas en la
cavidad nasal.
La pared lateral no existe y está representada por una amplia comunicación con la
región infratemporal: la fisura pterigomaxilar, constituida por el proceso pterigoideo
y la tuberosidad del maxilar. Por esta fisura transita hacia la fosa pterigopalatina la
arteria maxilar, que entregará en ella sus últimas ramas colaterales, venas que en
las inmediaciones ayudarán a conformar el plexo venoso pterigoideo y finalmente
los nervios alveolares posterosuperiores que, desprendiéndose del nervio maxilar
buscan los agujeros del mismo nombre ubicados en la tuberosidad del maxilar
pero en la región infratemporal.
La pared superior está constituida por la cara inferior del ala mayor del esfenoides,
desde el nacimiento de los procesos pterigoideos hasta la cresta infratemporal. En
este segmento encontramos al agujero oval y al espinoso Fig. 28, comunicando
esta región con la fosa craneal media, permitiendo el paso del nervio mandibular y
de la arteria meníngea media respectivamente. Por lateral a este segmento óseo
la región infratemporal se encuentra comunicada ampliamente con la región
temporal a través del hiato cigomático-temporal, por él transcurren el músculo
temporal en busca del proceso coronoídeo de la mandíbula, los nervios
temporales profundos, los vasos temporales profundos anterior y posterior y la
prolongación temporal del cuerpo adiposo de la mejilla.
La pared superior de la cavidad oral está dada por la bóveda palatina, la cual se
conforma por la cara inferior de los procesos palatinos de los maxilares y la lámina
horizontal de los huesos palatinos. La articulación de estos huesos determina la
formación de una sutura cruciforme en esta pared. Observamos en la bóveda
palatina: En la parte más anterior de la sutura descrita encontramos el agujero
incisivo, que comunica la cavidad oral con las cavidades nasales y da paso al
paquete vasculonervioso nasopalatino. Lateral y posterior y a ambos lados,
identificamos el agujero palatino mayor que es continuado por el canal del mismo
nombre, y que a su vez comunicará a la cavidad oral con la fosa pterigopalatina
permitiendo el paso de los vasos y nervios palatinos mayores, posteromedial al
agujero palatino mayor se observan los agujeros palatinos menores, para los
vasos y nervios homónimos Fig. 31.